Por Federico Esteban
Fotografía: Ana Laura Martín Rodríguez

Un grito global por el aborto legal, seguro y gratuito recorrió Plaza de Mayo y alrededores, el pasado viernes por la tarde. Miles .de mujeres, organizadas o espontáneamente, se congregaron frente a la Casa Rosada hacia las 15 para formar una movilización masiva que después de las 17.30 marchó al Congreso de la Nación con el fin de exigir la legalización del aborto. Sin embargo, el reclamo iba más allá, también eran consignas la promoción de la educación sexual en los diferentes ámbitos públicos y la entrega de anticonceptivos gratuitos  para no abortar.

El reloj marcó las tres cuando las primeras mujeres llegaron a la plaza. El color verde de los pañuelos y banderas de la Campaña Nacional por el Derecho al Aborto Legal, Seguro y Gratuito, la alianza federal impulsada por movimientos de mujeres, fue el símbolo de la lucha. Desde temprano, podían adquirirse los trapos verdes, inscriptos con la leyenda “educación sexual para decidir, anticonceptivos para no abortar y aborto legal para no morir”. Su compra, a voluntad, no solo significaba colaborar en la economía de la organización, sino, más bien, adherir a un pensamiento y reforzar el lazo de solidaridad.

Pactada la marcha hacia Congreso a las 17, tiempo antes, hubo lugar para que las referentes del movimiento de la Campaña Nacional, que reúne a más de 300 organizaciones vinculadas a organismos de derechos humanos, ámbitos académicos y científicos, sindicatos y diversos grupos sociales y culturales, explicaran los motivos del reclamo.  Hacia el centro de la plaza, un conjunto de mujeres se encontraba sentado en círculo, esperando el comienzo de un taller dictado por Luciana. En diálogo con ANCCOM, la tallerista expresó los objetivos del mini curso: “Lo que tratamos de ver y observar  es qué estrategias alternativas tenemos frente al discurso hegemónico de los medios masivos de comunicación”.  Allí, se vieron las experiencias de Belén, Estrella y Romina, quienes no tuvieron la posibilidad de acceder a un aborto legal, como casos de estigmatización de mujeres. “Para entender esta problemática, hay que comprender que lo que se está criminalizando es la posibilidad que tenemos las mujeres de decidir sobre nuestro propio cuerpo”, dijo Luciana, y agregó: “Lo que se está invalidando es la posibilidad de que nosotras podamos decidir qué queremos y no queremos hacer con nuestro cuerpo”.  

Mientras de fondo, las mujeres participantes del taller debatían sobre los casos, Luciana, acompañada de Eugenia, otra de las referentes de la movilización, explicó los motivos de la concentración: “Es un proceso que implica varios planos de intervención, desde las políticas públicas que el Estado tendría que desarrollar para asegurar la educación sexual, hasta garantizar que todas las personas tengan acceso a anticonceptivos”. Tal como indica la consigna, la educación sexual es fundamental para decidir cuándo ser mamá, mientras que los anticonceptivos constituyen una parte indispensable en este camino por lograr la independencia y libertad de la mujer para desarrollar su proyecto de vida. “Además, y ésta es la consigna más fuerte, se necesita de una acción política que realmente legalice el aborto en todas las instituciones públicas. Es decir, que haya posibilidad de acceso para todas las personas que quieran realizarselo, porque no es su deseo traer un hijo o hija al mundo y que tenga la posibilidad de llevar a cabo esa decisión como mujeres”, señaló Luciana. Eugenia, por su parte, sintetizó: “Uno de nuestros fundamentos feministas es que la maternidad no es un destino, sino una elección”.

En la espera hacia las cinco, mujeres y hombres decidieron tirarse al pasto de la Plaza de Mayo y compartir unos mates. Los minutos transcurrían y cada vez más agrupaciones alimentaban el punto de encuentro con su llegada. En diagonal hacia el Obelisco, en una de las esquinas de la histórica plaza, se congregó el Foro de Mujeres de Salta. Anabella Osinaga, una de sus miembros, hizo referencia a la situación que atraviesan las chicas en aquella provincia: “Es terrible lo que pasa en el norte. La desaparición de mujeres es peor que lo que pasa acá, pero no tiene tanta difusión. Toman como cultural al maltrato y como oficio, el esconderlo”.  Cuando no faltaba nada para las cinco, el Obelisco fue abrazado sin intención por las mujeres. Algunos hombres también participaron de la concentración, conscientes de la iniciativa, mientras que los más comprometidos exhibieron el característico pañuelo verde.  Fabricio Hernández fue uno de ellos. “Estoy acá para acompañar la lucha de las mujeres por el aborto legal. Es un tema que al principio no me llamaba la atención, pero después, al empezar la facultad y tomar volantes, me fui interiorizando”, contó.  Fabricio terminó la secundaria el año pasado, por lo que su recuerdo sobre cómo se trata el tema en las escuelas es reciente, además resulta interesante su mirada como hombre que apoya un reclamo inherente a la mujer: “La educación sexual es un tabú para las escuelas. Lo que te decían el año pasado es que la educación sexual la vemos para más adelante pero llegaba diciembre y no veías nada”. Y luego, enfatizó en que “la generación actual de adultos no quiere tocar el tema”.

Ya eran más de las cinco, en una tarde nublada y con pronósticos de lluvia, cuando la columna de la movilización tomó forma. Los principales referentes de la Campaña Nacional por el Derecho al Aborto Legal, Seguro y Gratuito encabezaron la marcha con diferentes cánticos, que concluían con un alarido agudo, llevando la palma de la mano hacia la boca de manera intermitente. Una de las organizaciones que marcharon por Avenida de Mayo, en sentido hacia Congreso, fue el Círculo de Amigas Feministas, que tiene una consigna propia: ‘La libertad de las mujeres es la libertad de todos’. Una de las integrantes del grupo, Jimena Sánchez, dijo a ANCCOM: “Creemos que el derecho al aborto libre, legal, seguro y gratuito es un pasaje, es decir, un derecho fundamental pero en un camino de elección más libre en todos los aspectos de la vida. La cuestión legal del aborto no es solo una libertad de una maternidad biológica, sino el ser libres de elegir nuestra sexualidad, las relaciones que queremos tener y la vida que queremos llevar”. Es que en la vida de las mujeres, hay una injerencia por parte del Estado, la Iglesia y hasta de las parejas, por eso Sánchez recalcó la importancia de la libre elección de las mujeres en todos los campos de la vida.

La marcha se dirigió por Avenida de Mayo y, a medida que avanzaba, nuevos integrantes se sumaban a la convocatoria. Las principales líneas de reclamo habían tomado forma de canciones, que agregaron una cuota de convicción a la manifestación: “Se va acabar esta gran hipocresía / Gritar al patriarcado / Educación sexual / Para decidir / Anticoncepción / Para no abortar / Aborto legal / Para no morir / Vamos todas compañeras / Todas juntas por un grito”.

En Argentina, denunciaban en la marcha, se producen 450.000 abortos clandestinos por año, de aquí el enfático pedido por legalizarlo, está en el debe de la clase política. En este sentido, la operación en centros clandestinos constituye realmente un momento delicado, pero sobre todo, una situación angustiante para las mujeres que acuden a ellos: maltrato, incomprensión, sufrimiento, y falta de contención, sumado al uso muchas veces inadecuado de los instrumentos quirúrgicos, lo cual pone en peligro la vida de las mujeres. El motivo de fondo que explica el elevado número de abortos en condiciones insalubres se debe al dinero que hay que desembolsar para llevar a cabo el tratamiento: Se estima que el precio ronda entre los 10.000 y 17.000 pesos. Por eso, un cartel exhibido en la marcha dice: “Las ricas abortan, los pobres mueren”. Sin embargo, lograr la sanción del proyecto de ley resulta un desafío, sobre todo por la oposición asumida por diferentes sectores conservadores, uno de ellos, la Iglesia. “La incidencia de las religiones es un obstáculo por el cual no se sancionan los proyectos”, indicó Luciana, al tiempo que pidió por la separación de la Iglesia con el Estado, ya que “la mirada religiosa ve a las mujeres con determinados mandatos y roles en la sociedad que tienen que ver con el ser madre, cuidadora y dedicada a la familia y al hogar”. Eugenia, su compañera, fue más allá y respondió a los cuestionamientos realizados al aborto, basados en el atentado contra la vida: Más allá de la vida o la muerte, un binarismo que nos pone en el lugar de estar atentando contra algo tan sagrado, para nosotras, la posibilidad de elegir sobre el destino de nuestra vida es fundamental”.

“No criminalices mi derecho a decidir”, rezaba un cartel escrito manualmente en una cartulina fucsia. Luciana, sostuvo: “El Estado favorece a un sector privilegiado de la sociedad y, en el caso de las mujeres, está construido en una lógica patriarcal. Entramarse en la lógica patriarcal significa no visibilizar o normativizar a las mujeres, y demandar una determinada forma de comportamiento para ellas, sean lesbianas, trans, travestis o cualquiera con identidad feminizada, que indica qué cosas debemos hacer y, sobre todo, qué cosas no podemos hacer”.

Cuando la marcha llegó a cincuenta metros del Congreso, se detuvo y el sector que la encabezaba flexionó sus piernas quedando en cuclillas. Luego, el alarido identitario se hizo escuchar y, acto después, mientras bengalas verdes y azules iban cesando en su funcionamiento, mujeres de todas las edades y personalidades, corrieron la cuadra que faltaba transitar hacia el punto de llegada. El trote intenso simbolizó una cachetada al Congreso para que despierte de su largo letargo en materia de salud y educación sexual. Ellas lo necesitan, las estadísticas también, y aún más, la sociedad en su conjunto.

Actualizada 01/10/2017