Por Manuela Valencia
Fotografía: Marisol Meza

Las deportistas paralímpicas Mariana Gallo y Ana Bernasconi fueron obligadas a bajar del avión que las llevaba a Río de Janeiro, el 18 de julio pasado, bajo el argumento de que no podían viajar sin un familiar que las acompañe. A pesar de que los pasajeros del mismo vuelo se ofrecieron a asistirlas como acompañantes, la negativa de la empresa fue tajante y las dos mujeres tuvieron que esperar hasta el día siguiente para concretar su vuelo. A partir de ese caso, la ONG Acceso Ya trabaja en un proyecto de ley que regule el transporte aéreo de personas con discapacidad motriz.

Tanto Mariana, que es remera,  como Ana, nadadora,  habían comprado el pasaje en abril y habían llenado un formulario donde informaban su dificultad y solicitaban asistencia para subir a la aeronave.  El embarque transcurrió de manera normal en el aeropuerto de Ezeiza: “A la puerta te llevan en una silla que es muy angostita, que es la que pasa por el pasillo del avión, te suben con eso y vos te sentás en el asiento”, explicó Mariana. Sin embargo, una vez en sus lugares, el personal de la compañía les comunicó que debían descender del vehículo.

La principal razón a la que recurrían los empleados de Aerolíneas Argentinas era que las mujeres se encontraban solas, sin compañía de un familiar que pudiera asistirlas. “Muchos de los pasajeros que estaban cerca nuestro dijeron: ‘Nos hacemos cargo nosotros’”.  No obstante, la decisión parecía ya estar tomada por la jefa de cabina, quien se acercó e insistió en que las muchachas se bajaran del avión. “Fue una conversación muy áspera, muy tensa”, recordó Mariana y agregó: “”No hubo lugar para la conversación y como consecuencia, tuvimos que bajarnos del avión”.

Mariana Gallo en silla de ruedas mirando a cámara.

Mariana Gallo, remera paralímpica que fue bajada de un avión de Aerolíneas Argentinas por no poder viajar con un familiar a cargo.

El vuelo fue reprogramado para el día siguiente en Aeroparque pero no sin menos inconvenientes.”Necesitan un acompañante”,  insistieron desde la empresa, a lo que las dos amigas respondieron: “Nos vamos de vacaciones, no tenemos a nadie que nos acompañe ni queremos ir con nadie”. Después de varias idas y vueltas, la compañía puso a disposición de las chicas un médico que constatase su adaptabilidad para viajar a través de una hoja de información médica. Esta última, conocida como MEDIF,  es exigida a aquellas personas consideradas por la empresa como “casos médicos”, es decir, aquellos pasajeros que al momento de realizar el vuelo padecen o han padecido algunas enfermedades agudas, que han sufrido internaciones o han atravesado cirugías recientes, maniobras invasivas, que presentan descompensaciones o reagudizaciones de afecciones crónicas, según informa el sitio web de la compañía.

La abogada Mariela Tesler, miembro de Acceso Ya, ONG a la que recurrieron las damnificadas, explicó: “Si las personas con discapacidad son autónomas, entonces califican como “casos no médicos”, y tienen derecho a viajar por sí mismas sin necesidad de hacerlo con un acompañante”.

Ambas pasajeras ya iniciaron medidas legales contra la compañía a fin de defender sus derechos. La denuncia se realizó ante el INADI, el Organismo Regulador del Sistema Nacional de Aeropuertos (ORSNA) y la Administración Nacional de Aviación Civil (ANAC). También tramitan un reclamo judicial. Tesler planteó: “La decisión de la empresa de hacerlas descender del avión y no haberles permitido viajar por la sola condición de tener una discapacidad motriz, resulta a todas luces arbitraria y constituye un trato discriminatorio en los términos del art. 1º de la Ley 23.592 de Penalización de Actos Discriminatorios”.

Lo que puede resultar curioso es que tanto Ana como Mariana ya habían viajado por Aerolíneas Argentinas en otras oportunidades y nunca se les había exigido hacerlo en compañía. “Hice un vuelo a EEUU, que son varias horas, y la jefa de cabina me preguntó si podía movilizarme por mi cuenta y que en todo caso había una silla angosta para que lo pudiera hacer”, afirmó Mariana. El viaje de estas deportistas paralímpicas no finalizó sin menos contradicciones: “A la vuelta viajamos bien pero nos cambiaron de compañía sin avisarnos”, detalló.

Actualmente, el equipo de legales de Acceso Ya, junto al Área de Discapacidad de la Defensoría del Pueblo de la Ciudad de Buenos Aires, trabaja en un proyecto de ley que regule el transporte aéreo de personas con discapacidad motriz. En una primera instancia será evaluado ante la Comisión de Discapacidad de la Cámara de Diputados: “La idea es presentarlo entre el mes de noviembre y diciembre, después de las elecciones”,  aseguró Tesler.  Entre otras cosas, la iniciativa  se encargará de definir ciertos conceptos que hoy se presentan ambiguos,  basándose en los tratados internacionales de derecho, y  tendrá como propósito aclarar “cuáles son los casos en los que es necesario viajar con un acompañante y cuáles no”, se explayó la abogada.

Si bien el caso de Mariana Gallo y Ana Bernasconi fue un disparador de esta iniciativa, no es el único  de negación al acceso de transporte aéreo en la Argentina. Acceso Ya nació en 2001 a raíz de que la aerolínea Southern Winds había impedido que pasajeros usuarios de silla de ruedas tomaran un vuelo por considerarlos incapacitados para viajar sin acompañante. Como no existe una ley que regule el transporte aéreo de personas con discapacidad, “las empresas se rigen discrecionalmente por normas internas como son los Manuales Comerciales de Pasajeros viajando con asistencia especial y protocolos internos de actuación para estos casos”, explicó Tesler. Por eso, además de exigir el correcto funcionamiento de estas regulaciones, Acceso Ya se encarga de la “defensa del derecho a la accesibilidad, investigando y denunciando barreras arquitectónicas, promoviendo la total integración de las personas con discapacidad motriz o movilidad reducida”. La presentación del proyecto de ley sobre el tema será un paso más en ese sentido.

Actualizado 5/9/2017