Por Carlos Yamil Cáceres
Fotografía: Camila Alonso Suarez, Magalí Druscovich, Melisa Molina, Melody Abregú, Nicolás Parodi

Al unísono, cientos de miles de mujeres marcharon, cantaron, gritaron (una vez más) por sus derechos, por mayor igualdad laboral y económica,  para que el patriarcado las deje de matar, para que las dejen decidir sobre su cuerpo.

Las calles del centro porteño temblaron en este histórico primer paro internacional en el Día de la Mujer Trabajadora, bajo el lema “Ni Una Menos, porque libres y vivas nos queremos”, una masiva  y diversa movilización, también con la participación de varones, se manifestó desde Congreso hacia Plaza de Mayo.

Correlato de lo que sucedía en más de 50 países, el #8M #NosotrasParamos expresó el hartazgo hacia la creciente violencia machista y la profunda desigualdad persistente en el ámbito doméstico, laboral, sindical y político.

Entre los reclamos incluidos en el documento leído al final, se exigió la libertad de la dirigente social Milagro Sala, detenida ilegalmente hace ya más de un año en Jujuy y cuya situación ya ha sido denunciada por organismos internacionales como la Comisión Interamericana de Derechos Humanos y la ONU.

“Paramos y movilizamos contra todas las violencias hacia las mujeres, paramos contra la violencia económica, los femicidios y las políticas de ajuste del gobierno macrista”, subrayó el pronunciamiento.

El #8M #NosotrasParamos expresó el hartazgo hacia la creciente violencia machista y la profunda desigualdad.

El paro internacional de mujeres no pudo escapar a la coyuntura iniciada el pasado lunes con la movilización de docentes, continuada el martes por la marcha de la Confederación General del Trabajo (CGT) y a su llamado a un paro general “sin fecha” que generó un profundo malestar en los miles de manifestantes que se habían movilizado con esa expectativa. De hecho, uno de los estribillos que más resonaba entre las mujeres que marchaban era: “Poné los huevos para el paro nacional”.

Pasado el mediodía, las columnas fueron inundando la avenida Rivadavia, nutridas  por organizaciones como Pan y Rosas del Frente de Izquierda (FIT), de La Cámpora y Nuevo Encuentro, de gremios docentes como SUTEBA  y SADOP, de SITRAJU de las judiciales, como así también agrupaciones universitarias, como SUR y FUA, y de movimientos de lesbianas, gay, transexuales y bisexuales (LGTB) y pueblos originarios, entre otros.

No obstante, también hubo una fuerte presencia de mujeres independientes que, solas o acompañadas, se sumaron al paro y movilización feminista con consignas inscriptas en carteles hechos en sus casas, o transcriptos en su cara, cuello, piernas, brazos.

“El lugar de la mujer es la revolución”, “Ni tuya ni puta”, “Vivas nos queremos”, “Ni la Iglesia, ni el Estado, yo decido”, “Patriarcado, vamos por vos!”, ”Mi cuerpo, mi territorio”, “El 8/3 paramos”, “Basta de violencia!” “Ni una sola mujer por aborto clandestino”, fueron solo algunas de las consignas que se enunciaron a lo largo de toda la tarde.

Miles de mujeres marcharon, cantaron, gritaron por sus derechos, por mayor igualdad laboral y económica, para que el patriarcado las deje de matar.

“La verdad que decidimos venir porque estamos cansadas, yo salgo por dos horas solamente en la calle, piropos, guarradas directamente, no me imagino todas esas mujeres que están todo el día en la calle trabajando, es respeto más que nada, creo que todos merecemos respeto, todo el mundo”, sostuvo Verónica, de 19 años, quien se manifestaba por primera vez, acompañada por sus amigas Milena y Aldana, de la misma edad.

En un informe realizado en el 2016, por el movimiento de Mujeres de la Matria Latinoamericana, las mujeres comienzan a sufrir acoso callejero desde los 9 años.

“Le enseño a mi hija a que nadie le pegue, que tiene derechos, a pelear por su derechos”, señaló Eugenia García, una mujer de 40 años que asistió a la marcha desde muy temprano con su hija.

“Mi  historia de vida me trajo hasta aquí”, afirmó. Su ex marido la golpeaba. “Pude terminar de estudiar y desperté”, reflexionó.

“Yo veo como cómo  a muchas de sus vecinas del barrio le pasa lo mismo. Las cagan a palos y se acostumbran por miedo”, completó en diálogo con ANCCOM.

Durante el 2016,  se registraron 327 casos de femicidios con  un promedio alarmante  de una mujer cada 30 horas, según un informe realizado por la organización Casa del Encuentro.

Con un cartel y una foto, que pedía “Justicia por Verónica”, la ex suegra Andrea Galiardi, la joven de 17 años asesinada por su novio en junio del 2015, se sumó al reclamo. “Mi hijo estuvo tres años y medio de novio con Vero pero un buen día dijeron de darse un tiempo, a los poquitos meses se fue a bailar a un boliche de San Martín y allí conoció a quien hoy es su asesino”, describió.

04_04_parointernacionaldemujeres_molina_dsc8008

“Paramos y movilizamos contra todas las violencias hacia las mujeres, paramos contra la violencia económica, los femicidios y las políticas de ajuste del gobierno macrista”.

”Salieron alrededor de tres meses y medio y él comenzó con los tratos de los benditos celos, y Verónica no quería eso para ella, entonces decidió ir a la casa, para hablar tranquila, para que cuando se vieran en la calle se saludaran y siguieran bien, pero él, lamentablemente, la estaba esperando con un cuchillo de guerra y la mató de siete puñaladas”, narró.

El asesino fue encarcelado desde el primer día, a la espera del juicio oral que se llevará a cabo este año.

La participación de las mujeres en la vida política fue otro de los reclamos. Alejandra López, secretaria general del SADOP, afirmó: “Actualmente son muchas las compañeras mujeres que militamos, que aportamos, que tenemos proyectos propios mancomunados dentro la organización sindical para pelear contra estas políticas neoliberales de ajuste”.

Pero apuntó que “sí nos debemos dar, puerta para dentro de cada organización sindical, la discusión para generar mayores lugares de participación de las mujeres. Hoy estamos en pleno proceso de cambio”.

La desigualdad en los espacios de trabajo sigue siendo profunda. Es el caso de los talleres gráficos que, según señaló a ANCCOM, Viviana Benítez, delegada gráfica, “es un gremio donde la mayor labor es masculina”. Y advirtió: “Somos muy pocas las mujeres que realizamos tarea, estamos siempre en la parte de mesa, la parte liviana”.

Apuntó, además, que en ese ámbito “el trabajo de mayor remuneración es el maquinista” y que, más allá de que la tecnología avanzó, no hay maquinista mujer. “Por más que hoy sea apretar un botón, lo aprieta un hombre, lo sigue haciendo un hombre. Peleamos por eso, porque somos compañeras, somos mujeres, hacemos las misma tarea que hacen ellos y tenemos el mismo derecho. Nosotras la queremos hacer”, subrayó.

Las calles del centro porteño temblaron en este histórico primer paro internacional en el Día de la Mujer Trabajadora, bajo el lema “Ni Una Menos, porque libres y vivas nos queremos”

Las calles del centro porteño temblaron en este histórico primer paro internacional en el Día de la Mujer Trabajadora, bajo el lema “Ni Una Menos, porque libres y vivas nos queremos”.

Los bombos peronistas, las percusiones, las murgas, marcaron el pulso de los reclamos en una tarde que amenazaba por momentos lluviosa y por otras cercanas al calor de las semanas anteriores.

“Pasito para acá, pasito para allá, si nos organizamos no nos van a parar”,  cantaban y bailaban al ritmo de la canción popular de Gladys, la “Bomba Tucumana”, las mujeres organizadas del Movimiento Evita.

Dos niñas de no más de cinco años, transitaban junto a sus madres con un cartel, dibujado y coloreado por ellas, con una inscripción escrita que denotaba el espíritu de la tarde. “Fuertuda”, decía.

No hubo espacio que no fuera intervenido artísticamente. Los esténcils con la consigna “Vivas nos queremos” en medio de la Avenida 9 de Julio, las paredes con carteles en donde las personas podían completar por qué hacían el paro,  los árboles, con carteles y notas denunciando, con nombre y apellido, a hombres acusados de violación, solamente por mencionar algunos de los cientos que se fueron sucediendo.

La noche había llegado y muchas de las organizaciones que marchaban no alcanzaban a pisar las cercanías de la histórica Plaza de Mayo, absolutamente repleta, sin centímetros de sobra para ni siquiera un alfiler.

En el escenario de cierre, la periodista Liliana Daunes le puso voz al documento que consensuado con las organizaciones sociales y políticas, acompañada por más de 30 mujeres de distintos espacios,  entre ellas la madre de Plaza de Mayo Nora Cortiñas, la actriz Cristina Banegas, Ana María, la mamá de Melina Romero –la adolescente asesinada en 2014-, Estela Díaz, secretaria de Género de la CTA de los Trabajadores, Vanesa Siley, secretaria general del Sindicato de Trabajadores Judiciales (SITRAJU-Caba) y una de las referentes de la Corriente Federal de Trabajadores, Araceli Ferreira, diputada del Movimiento Evita, Myriam Bregman del PTS, Vilma Ripoll, del MST. 

Entre otras cuestiones, se reclamó el cese de los despidos y de la flexibilización laboral, la reincorporación inmediata de todas las despedidas, el acceso a todas las categorías en igualdad de condiciones que los varones, la implementación y ampliación en todo el país de la Ley de Cupo Laboral para personas trans y la aprobación del proyecto de Interrupción Voluntaria del Embarazo.

Algunas pantallas se detuvieron al final del día en los incidentes frente a la Catedral de Buenos Aires, donde un pequeñísimo grupo, tras el cierre del acto, comenzó a arrojar objetos e inició una fogata. Sin embargo, la historia recordará a las más de 300.000 mujeres que unidas renovaron la lucha para parir  “una sociedad nueva”.


Actualizado 09/03/2017