Por Florencia Paolella
Fotografía: Marisol Meza

El arte y la política están completamente imbricadas. Para Diego Rodríguez y Germán Ivancic, organizadores del ciclo Teatro Panfletario, desde la última dictadura militar los sectores del poder comenzaron una campaña sistemática de devaluación de la política entendiéndola como la degradación de la civilización humana. El teatro, dicen, no fue ajeno a esa degradación y por tal motivo en la actualidad se utiliza la palabra “panfletario” como adjetivo descalificativo para referirse a una obra con marcada posición política. “La idea es, desde este lugar de la ciudad, generar una contraofensiva incluso hacia nuestros propios colegas, comenzar a provocar en nosotros mismos una reflexión sobre cuáles son los adjetivos calificativos que utilizamos en relación al arte y la política, y ponerlos en juego aquí”, aseguró Rodríguez y agregó: “Uno de los efectos más ricos que tuvo la primera convocatoria es que varios de los que se acercaron, incluso algunos de los que participaron, no tenían ni idea de lo que quería decir ‘panfletario’. Entonces, que nosotros les hayamos propuesto enterarse de esa idea, es la misión de este ciclo: generar una instancia donde empecemos a nombrar aquellas cosas”.

Por su parte, Ivancic aportó una mirada sobre la coyuntura y su expresión en el modo de producir artístico: “Actualmente aparecen discursos como ‘vamos por un país normal’, ‘seamos normales’, etc. Se presenta la idea de norma que de por sí es compleja. Más aún si no se analiza cómo se juega la política en eso. Porque todo eso es político, todo el tiempo hay relaciones de poder que se van ejerciendo en distintos lugares que van dando forma a esa norma. Lo que se construye entonces como normalidad, desde los espacios de poder, es dejar gente afuera, se normaliza, se recorta. En el arte pasa lo mismo, ¿de qué manera estás produciendo? También hay una normalidad, en términos de las expectativas, de vivir del arte, entre otras cosas, todo ello va construyendo normalidades que quedan sin discutirse”, comentó.

Este año, Barbados Artes Escénicas -otro de los colectivos que integran la propuesta en Machado teatro- decidió profundizar su ciclo de teatro en las problemáticas de género y el rol de la mujer en la sociedad. “En realidad, la temática nos abordó a nosotros. Desbordó el mundo, afortunadamente, y nosotros entendimos que había que acompañar esto de alguna manera. La nuestra es dándoles lugar para que hagan”, declaró el fundador de Machado, Diego Rodríguez. “Cuando surgieron las marchas por el ‘Ni una menos’, también aparecieron discursos como ‘nadie menos’, esos discursos invisibilizan la problemática en sí. En la generalidad, se borra la especificidad. Fueron las mujeres las que le hicieron el primer paro a (el presidente Mauricio) Macri. Existe una potencia que, desde este lugar, nos parece interesante seguir construyendo”, remató Germán Ivancic.

Para la convocatoria se presentaron más de veinte proyectos, de los cuales seis fueron seleccionados. Los criterios aplicados para la elección de las propuestas radicaron en la claridad de la consigna panfletaria que se exigía en la presentación, como así también en el soporte procedimental para la creación de la obra y, finalmente, procuraron garantizar temáticas diversas relacionadas con las problemáticas de género. Por otra parte, la propuesta de Machado incluyó la elaboración de las obras en residencia, es decir, se le brindó a cada equipo artístico 30 horas de ensayo sin cargo junto a todo lo que se requiriese en términos de gestión y acompañamiento. Sin embargo, “este acompañamiento no implica que nosotros ocupemos el rol de curadores estéticos de la obra. En ese punto, decidimos no intervenir y brindar total autonomía, cada grupo construye independientemente su proyecto”, afirmó Ivancic. Finalmente, el cronograma de trabajo incluye tres encuentros junto a todos los equipos para poder debatir e intercambiar el estado y la elaboración de cada obra con el fin de realizar un proceso de producción colectivo que supere el trabajo aislado.

Los equipos seleccionados están integrados por Ana Laura López, directora de la obra “Todo útero es político”, Ana Borré, directora de la obra “No me chistés”, Manuela Piqué / Las Berthas en la obra “Reaccioná de una vez y fabricate una chumbita Loca, pistola recargable y a presión para acosadores ocultos”, Cora Fairstein y Marina Kamien en la obra “Tu sexo débil”, Leticia Morínigo Martínez en “¡A las calles! ¡Habitar la resistencia!” y Luciana Tomie Da Costa Ide, integrante del colectivo Passarinho de Brasil, con la obra “Mujeres contra el golpe”.

«Lo que se construye entonces como normalidad, desde los espacios de poder, es dejar gente afuera, se normaliza, se recorta. En el arte pasa lo mismo»

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“¡A las calles! ¡Habitar la resistencia!”

Leticia Morínigo Martínez baila desde los seis años, estudió Letras en la Universidad de Buenos Aires, da clases en la escuela media. Pero el grueso de su formación se lo dio su convicción y la decisión de arriesgarse, de animarse y nunca resignar sus pasiones. Nacida en el seno de una familia trabajadora, se crió en el barrio de Villa Crespo. Decidió participar del concurso para el ciclo “Mujeres panfletarias”, en primer lugar, porque brindaba la posibilidad de reafirmarse y reapropiarse sobre el adjetivo con carga peyorativa que acarrea el término “panfletario”. En segundo lugar, porque habilitaba la oportunidad de crear una obra que pudiese sostenerse sobre una problemática social.

La propuesta que elaboró junto a Sofía López Fleming fue una de las seleccionadas de este ciclo: “¡A las calle! ¡Habitar la resistencia!” que pone en el escenario una performance que integra música, baile y silencios, con los cuales pretenden problematizar la política represiva y el disciplinamiento de los cuerpos en nuestro país. Sustentada teóricamente en la idea de “comunidad invisible”, pone en juego la calle, el cuerpo y el encuentro y organización de los sujetos sociales. “Habitar es pensar en qué hacemos con este presente, ¿cómo hacemos para transformarlo? Habitar es estar, prestar atención, porque las cosas están ahí pasando. Queremos aprender a detectar nuestras fortalezas en el cuerpo para poder hacer frente a todos los controles. La pregunta es ¿qué hacemos con nuestros cuerpos violentados? Frente a ese interrogante nosotras entendemos que la transformación es colectiva”, aseguró.

“Todo útero es político”

Ana Laura López es licenciada en Ciencias de la Comunicación, oriunda de Temperley, reside en el barrio de Boedo. Conoció el teatro en 2004 y asegura que con él encontró respuestas en su vida. A la par de formarse como actriz, trabajó como asistente para varios directores y en 2012 decidió emprender su camino como directora de teatro. “Todo útero es político”, su obra seleccionada para este ciclo, representa su quinto montaje personal. Se considera como una “mujer de armas tomar” y todo lo que produce responde al para qué hacerlo. Por esta razón decidió presentarse a la convocatoria. Le interesó particularmente la posibilidad de investigar alguna temática desde el teatro vinculada a reivindicaciones políticas de y desde la mujer.

En esta pieza teatral –en la cual aparece en escena junto a Salvador Haidar-, se entrecruzan debates abordados por el feminismo. Entre ellos, el mandato de la maternidad, la incesante exigencia sobre los cuerpos a corresponderse en un grupo, una categoría, a tener que especificar qué soy, cuando la sociedad patriarcal y binaria no encuentra categorías dónde identificar a ciertos sujetos. “Cuando uno se anima a cuestionar algo tan fundamental como la maternidad, va encontrando como en el útero se anuda la dominación masculina sobre la mujer, el patriarcado y la reproducción del sistema capitalista. Ese útero es de todos menos de la mujer”, explicó.

“Tu sexo débil”

Marina Kamien hace teatro desde niña, estudió en el conservatorio de Arte Dramático, aunque se formó en muchos espacios y realizó numerosos cursos y talleres donde fue perfeccionadose. Es actriz, pero también hace música y trabaja coordinando actividades y espacios culturales. En esta obra es dirigida por Cora Fairstein, con quien se ha encontrado en escena, en obras anteriores. Decidieron participar del concurso porque es un momento interesante para poder hablar y reflexionar sobre mujeres, desde las mujeres.

Asegura que la suya es una propuesta teatral sencilla: la historia se recrea a través de la utilización de imágenes y música, y reflexiona sobre la idea de la mujer como sexo débil a través de la noción de fuerza. Pone en tensión la idea de debilidad desmitificándola y haciendo hincapié en que la mujer no es más débil por naturaleza sino que desde chica la sociedad la desarrolla en tareas y roles que no tienen que ver con la fuerza física. “Nos gustaría que el espectador se quede pensando en todos los malabares que puede realizar una mujer en relación a su vida, a su cuerpo, a sus hijos. Que pueda identificar todo lo que una mujer realiza cotidianamente y poner en tensión la idea de “debilidad” que han construido sobre nosotras”, expresó. 

“No me chistés”

Ana Borré desde niña comenzó a trabajar con el físico, inicialmente con danza, luego cursó en el IUNA (Instituto Universitario Nacional de Arte) –actualmente UNA- la carrera de Artes del Movimiento y actualmente dirige la obra “No me chistés”, seleccionada para este ciclo. Decidió participar del concurso abierto por Barbados en Machado Teatro, porque le interesó la innovación a la que invitaba la propuesta. Por otra parte, le pareció importante construir todo un ciclo de teatro panfletario con temáticas de género, porque considera que una obra que aborde dichas problemáticas realizada aisladamente no genera el mismo impacto, ni tiene la misma visibilidad, que enmarcada en todo un ciclo.

La obra, aborda casos de femicidio, busca generar un gran impacto visual, con texturas y colores, fotos e imágenes. Está integrada por cuatro solos, cada uno realizado con elementos distintos, sin texto, con una gran apuesta al movimiento. Sustentada teóricamente en el libro Teoría King Kong de Virginie Despentes, cuestiona la idea de que la mujer tiene reprimida la violencia. “Me da vértigo pensar qué puede leerse de todo lo que vamos a realizar. Me gustaría que sirva para reflexionar sobre cómo nos están matando”, concluyó.

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Los organizadores de este ciclo explicaron cuáles fueron los objetivos de haber creado “Mujeres panfletarias”: «El objetivo de fondo es cambiar el mundo. No obstante, como sabemos que el mundo no es fácil de cambiar, me conformo con encontrar en cada proyecto una instancia superadora de la propuesta inicial. En las asociaciones se pone en juego un valor que supera la mera propuesta originaria e individual. Queremos pensar en la idea de que el mundo es mejor cuando nos asociamos y ver de qué manera se lo puede materializar cada vez más”, aseveró Diego Rodríguez y concluyó Germán Ivancic: “Estas experiencias van generando poder, permiten transformar nuestro entorno, nuestras vidas, nuestras relaciones y miradas. Así como cada obra tiene una consigna y es panfletaria, el nombre del ciclo está convocando a algo y está dialogando con un sector, también con el teatro mismo y con la sociedad. Eso para nosotros es un valor. Nos permite hablar de lo que queremos hablar y profundizar la discusión”.

Germán Ivancic y Diego Rodríguez, creadores de Barbados Artes escénicas, organizan el ciclo de Teatro Panfletario, en el teatro Machado.

Germán Ivancic y Diego Rodríguez, creadores de Barbados Artes escénicas, organizan el ciclo de Teatro Panfletario, en el teatro Machado.

 

Estreno 24/03 a las 20:00. Machado 617, CABA

Funciones: Sábados 1 , 8, 22 y 29 de Abril a las 23 hrs.

Valor de las entradas anticipadas con descuento: $180

Para más información sobre este espacio: Machado teatro. Aquí se miente.

Sobre este ciclo, ver

 

Actualizado 02/03/17