Por Carolina Aranda
Fotografía: Magalí Druscovich

«Bimbo me está robando los clientes», dijo uno de los 400 distribuidores de Fargo que quedó sin trabajo debido a que el Grupo Bimbo, su dueño desde 2011, decidió aplicar sus propias políticas de distribución en Argentina. Es decir, utilizar sus distribuidores en lugar de los que históricamente llevaban los productos Fargo a las góndolas. El personal histórico, con más de 40 años de trabajo, reclama una indemnización, ya que la clientela que construyeron pasaría a ser de Bimbo. El conflicto comenzó cuando Fargo les envió una carta documento desvinculándolos de la empresa.

La distribución de la empresa Fargo funcionaba, hasta el momento, a través de Pymes independientes. Cada distribuidor poseía su propio camión, mantenía una relación comercial con la empresa panificadora y asumía el costo de la compra de los productos. Luego, los vendía a sus propios clientes, como por ejemplo almacenes o supermercados. Forjaba una relación de confianza con el cliente. El primer cambio que dispuso el Grupo Bimbo en la distribución fue disponer la zonificación de la clientela, lo que significa que a cada distribuidor se le otorgaría una zona elegida por la empresa, en vez de atender a la cartera propia de clientes. «Cuando en Mendoza se dispuso la zonificación, los distribuidores acordaron porque era el primer lugar en el que se hacía y no se sabía el riesgo. Hoy hay un montón de compañeros que quebraron», dijo Darío Fantone, distribuidor de Fargo desde hace 21 años, referente de Rosario. A partir de la zonificación -explicó- se les otorgan lugares de baja densidad poblacional y la clientela forjada durante años pasa a ser tomada por distribuidores propios del Grupo Bimbo. En el caso de los distribuidores independientes, las promociones y los precios cuidados los asumen ellos mismos. Ahora, aseguran, estos costos quedarían en manos de la empresa por lo que se daría una situación de competencia desleal y les sería imposible competir en precios.

 

La abogada Alicia Vargas, defensora de los distribuidores, explicó que lo que buscan es que se haga cumplir la regulación del contrato de distribución que se especifica en el artículo 1511 del Código Civil: «La ley prevé dos tipos de indemnizaciones. Si el contrato de distribución se termina por cualquiera de las partes incluso de común acuerdo, establece una indemnización por clientela, que es el equivalente a un año de la rentabilidad del distribuidor. Por otro lado, también hay otra indemnización si la empresa rompe el contrato de manera imprevista, porque como son contratos de larga duración el distribuidor tiene su inversión a disposición de ese trabajo, en compra de unidades de transporte, productos y demás, por lo cual se le tiene que avisar con anticipación la ruptura del contrato para que tenga la posibilidad de readecuar su negocio. Cuando eso no se da, corresponde abonar la indemnización por preaviso, que está prevista en un mes de rentabilidad por cada año de antigüedad.  Hay distribuidores que tienen entre 45 y 50 años de antigüedad. Lo que les quieren dar a los trabajadores es sólo un 20 por ciento de lo que les corresponde».

Además, el histórico contrato de distribución dice que de ser pertinente puede considerarse la regulación de los contratos de agencia, concesión o franquicia, los cuales establecen las condiciones de labor de un mediador entre el productor y el consumidor. El intermediario es quien acerca el producto a partir de conocer la modalidad y requerimientos de la mercadería en una región específica. No obstante, el distribuidor cuenta con una particularidad: asume la compra del producto, por lo que su clientela pasa a ser un fondo de comercio.

Guillermo Varela, distribuidor referente de Pilar, dijo que el Grupo Bimbo en el exterior no está acostumbrado a pagar indemnizaciones, y quiere aplicar lo mismo en Argentina. Además, el trabajador expresó: «Nos culpan a nosotros de que las ventas de la empresa bajaron, pero la empresa Bimbo sube los precios. Bajaron la calidad de los productos de Fargo desde que la compraron, nosotros hicimos el reclamo en su momento y nos prometían que iban a cambiarlo en unos meses. Esto sumado a la suba del dólar, y la situación económica actual, hace que nosotros quedemos fuera del mercado». Recientemente, a Varela le prohibieron el ingreso a la empresa, y no le dieron productos para vender.

El reclamo está unificado a partir de una junta federal de la que participan trabajadores de Córdoba, Mendoza, Rosario, distintas zonas de Buenos Aires, entre otros; y se expresó de diversas maneras para hacerse visible. «En la Secretaría de Comercio nos dicen que están trabajando en el tema, pero ya hace tres meses que dicen lo mismo», señaló Fantone. El 24 de noviembre, en la inauguración de una planta de Bimbo en Malvinas Argentinas, provincia de Córdoba, los distribuidores se manifestaron para mostrar su situación y también la de trabajadores de planta que están siendo despedidos, como los 108 trabajadores de la panificadora de Pilar que echaron en septiembre. La policía los detuvo 300 metros antes de llegar. Horacio Arregui, distribuidor de la zona de San Martin, con 36 años cumplidos de trabajo, dijo: «Somos gente grande y con años de experiencia. Ese día, compañeros nuestros tuvieron que ser hospitalizados». Además reflexionó: «Muchos de nuestros compañeros están en juicio, otros despedidos, otros ya quebraron. Con nuestra labor movilizamos la economía, generamos más puestos de trabajo. En la situación  actual, más de 400 familias de distribuidores llegan a fin de año en la incertidumbre».

 

Actualizado 14/12/2016