Malvenido Manguel

Malvenido Manguel

El discurso de inauguración de la 42º Feria del Libro de Buenos Aires, a cargo de Alberto Manguel, se vio interrumpido por la aparición de medio centenar de usuarios de la Biblioteca Nacional que desplegaron carteles con consignas en contra de la designación del escritor como director de la institución y en repudio de los despidos y el desmantelamiento de la institución. El funcionario, que asumirá su cargo en julio de este año debido a sus compromisos en el exterior, decía que “Pedro de Mendoza además de una cruz y una espada trajo a Argentina un Virgilio, un Erasmo y varios libros más”, cuando los asistentes al acto en el Salón Borges del predio giraron sus cabezas para atender a los hombres y mujeres de pie que alzaban sus brazos sosteniendo pancartas en silencio.

Minutos antes de que el escritor subiera a hacer su presentación, salió de atrás del escenario un refuerzo de seguridad del evento que se repartió por el salón y miraban de reojo los mensajes de celular de algunos asistentes. A simple vista no era posible distinguir a los manifestantes del resto de los presentes, todos habían hecho fila desde las cinco de la tarde para escuchar las palabras de los oradores a cargo de la inauguración: Martiño Noriega, alcalde de Santiago de Compostela -ciudad invitada de la Feria del Libro-, Pablo Avelluto –ministro de Cultura de la Nación- y Diego Santilli, vicejefe de gobierno porteño.

Las pancartas se mantuvieron alzadas unos minutos. Un sector de la audiencia aplaudía, y el otro gritaba a los manifestantes que se fueran. Una señora se levantó y exclamó: “¡El kirchnerismo ya se terminó!”. En ningún momento Manguel detuvo su discurso. Es posible que gente de la organización hubiera sido advertida de que pasaría algo inesperado, pero a nadie se le pidió que se retirase, probablemente debido a  la tranquilidad con la que transcurrieron los hechos. Los manifestantes habían consensuado que la intervención sería pacífica, sin gritos, ni canciones, ni ruidos.

Paola, una de las organizadoras de la acción -quien prefirió no dar su apellido porque considera que no es importante- explicó a ANCCOM que no se trata de un escrache: “Es una intervención en un panorama de silencio y normalidad para presentar una voz disonante que protesta”, aclaró y agregó: “La Biblioteca no es un depósito de libros, es un lugar donde hay trabajadores de la cultura, que a su vez forman parte de un tejido vivo que tiene relación con el resto de la sociedad”. Los 240 empleados estatales que fueron despedidos de la Biblioteca Nacional, sin explicaciones, durante la nueva gestión no fueron parte de la convocatoria, sino que se trató de gente de la cultura: “Somos docentes de la universidad, directores de teatro, coreógrafos, músicos, profesores de matemáticas: usuarios de la Biblioteca Nacional”.

Si bien medio centenar de los despedidos fue reincorporado,  la gran mayoría sigue a la espera de los resultados de las negociaciones. Uno de los carteles desplegados contenía la pregunta: “¿Quién mató a Esteban Latorre?”. Federico, otro de los integrantes del colectivo que llevó adelante la protesta, contó a ANCCOM que la persona que llevaba ese nombre sufrió un paro cardíaco poco después de haber sido despedido de la institución: “Le llegó un telegrama de despido y tenía tres bypass. Luego recibió un telegrama de reincorporación pero entre ambos comunicados tuvo un cóctel de emociones”. Paola continuó: “Nos parece que no es gratuito, que decisiones como esta afectan a la vida de las personas, afectan a los cuerpos y que hay que intervenir en eso”.

Luego de retirarse del salón Jorge Luis Borges, los manifestantes recorrieron la Feria del Libro en su primer día de actividades, acompañados de miembros de las fuerzas de seguridad. A su paso entregaron volantes a los visitantes que explicaban el motivo de la intervención. Algunos les sacaron fotos, otros aplaudieron. Una señora con bastón les dijo con entusiasmo: “¡Muy bien, chicos!”. Un hombre joven, en cambio, soltó en voz alta que durante la gestión anterior “la Biblioteca funcionaba como una unidad básica”.

“¿Quién dirige la Biblioteca Nacional?”, se leía en otro de los carteles que recorrieron la Feria. Federico precisó: “La crítica no es al Manguel escritor, sino al Manguel director que vino a poner su prestigio en el contexto de este plan de modernización y a normalizar una situación que dejó a 240 personas a la intemperie” y denunció el plan cultural que tienen con la Biblioteca que es “ponerla al servicio  de los monopolios”.

“Se hace énfasis en la idea de que la institución triplicó sus empleados, pero se  omite que también multiplicó sus áreas”, explicó Paola quien advirtió que la idea generalizada de “ñoquis” oculta las políticas de Estado que generaron ampliación de derechos y acceso masivo a la cultura, y perjudica a los trabajadores del área en general.

Una vez fuera del predio de La Rural, Paola, Federico y el resto de sus compañeros festejaron. “Todas las cámaras que estaban apuntando a Manguel de repente nos enfocaban a nosotros”, repetían.

Los trabajadores de la cultura lograron visibilizar su denuncia y generar repercusión en los medios. Si bien Manguel no interrumpió su discurso de inauguración, tampoco pudo obviar la presencia de los usuarios de la Biblioteca Nacional que desplegaron su reclamo en un silencio atronador.

Actualizada 22/04/2016

“Quiero que la gente vuelva a ser feliz en Argentina”

“Quiero que la gente vuelva a ser feliz en Argentina”

“Si la citan a Ella, nos citan a todos” fue la consigna que se convirtió en mandato popular. Así fue que, cuando la ex presidenta Cristina Fernández de Kirchner se presentó en los tribunales de Comodoro Py citada a declarar por la causa de dólar futuro, cientos de miles de personas de todo el país la acompañaron. Las caravanas habían salido de todas las provincias, se habían organizado por localidades y fueron llegando a la Ciudad de Buenos Aires durante la noche del martes y la madrugada del miércoles. Las primeras horas trajeron lluvia para aquellos grupos que decidieron acampar, realizar una vigilia, armar ollas populares y acompañarse en medio del frío, la ansiedad y la incertidumbre.

La ciudad no amaneció mejor: las gotas, finas pero constantes, caían sobre los militantes que se concentraban en los locales partidarios para esperar a compañeros, vecinos y vecinas. Mientras se hacían apuestas sobre cuánto tiempo más duraría ese clima, circulaban múltiples equipos de mate y alguna que otra galletita para paliar el ayuno involuntario. “Si seguimos esperando, vamos a llegar después que Cristina”, se escuchó. Se vaciaron los mates, se dejó lo innecesario, se cerró la puerta y a las 8:30 se llenó el colectivo.

Los cuerpos mal descansados aún tenían voz para entonar tantas canciones militantes como la memoria pudiera recordar. Algunos brazos marcaban el ritmo en el bombo, otros en el techo y las ventanas, mientras otras tantas manos aplaudían. Los autos pasaban con banderas, levantaban los dedos de la victoria, tocaban bocina y se perdían. El tránsito se fue poniendo pesado hasta que el micro estacionó frente a la terminal de Retiro. A partir de ahí, comenzaba la procesión.

Los grupos trataban de juntarse, de no perderse, de avanzar agarrados de la mochila o el hombro de quienes iban al frente. A los pocos metros de andar, mantenerse unidos se convirtió en una tarea casi imposible. Como en un círculo vicioso, la organización fallaba y entonces el desorientado se asomaba un poco entre la multitud, vislumbraba alguna campera fucsia o algún paraguas de colores que lo referenciara, lograba acercarse, se volvía a reunir con su agrupación y a los pocos minutos se repetía la historia. Igualmente, con colores, banderas, remeras, o no, nadie se preocupaba por estar perdido entre vendedores de pilotos de lluvia.

La periodista Cynthia García fue la encargada de dirigir el acto, de nombrar a los referentes, de explicar cuáles eran los movimientos de Fernández dentro del edificio imponente. Parecía ser que el kirchnerismo no había abandonado la conducción del Estado: los cánticos, los brazos agitándose, los encuentros inesperados, los Redondos sonando, las sonrisas. La novedad era el nuevo hit kirchnerista: “Bonadío, la concha de tu madre, Cristina es del pueblo y no la toca nadie”.

“Llegó Cristina Fernández de Kirchner”, se escuchó minutos después de las 11 y estalló la ovación: “Cristina corazón, acá tenés los pibes para la liberación”. Gran parte de los presentes, que habían sabido manejar las ansias y distraerse durante la espera, se aceleró y comenzó a querer estar más cerca del escenario que recibía a su máxima referente política.

“Muchas gracias por este regalo que me dan de bienvenida y de amor”, fueron las primeras palabras para quienes habían pasado meses sin escuchar esa voz que los representaba. Muchos le gritaban su cariño, otros muchos sólo querían silencio para poder oírla. La vorágine de ruidos y complicaciones para escuchar lo que estaba diciendo duró apenas quince eternos minutos: “Quiero que estén todos muy tranquilos. Me pueden citar veinte veces más, me pueden meter presa, pero no me van a callar ni a hacer que deje de decir lo que pienso”.

La ex mandataria comenzó con un repaso histórico en el que remarcó las conquistas de las grandes mayorías populares durante los mandatos de Hipólito Yrigoyen y Juan Domingo Perón, y el retroceso que significó para éstas sus derrocamientos y el inicio de la última dictadura cívico-militar de 1976. Aclaró: “Los que cambian la historia son siempre los pueblos. Hay dirigentes que se hacen cargo de esos cambios. El movimiento nacional y popular encarnó en las figuras de Juan Domingo y Eva Perón, que construyeron historia y época, con los derechos adquiridos, con la transformación social, con la movilidad social ascendente”. Aprovechó el momento para realizar un paralelismo entre aquellos períodos históricos y la nueva etapa que comenzó en el país con la asunción de Mauricio Macri como presidente: “La década infame arrasó con derechos, garantías, libertades. Con entregas vergonzosas de nuestra soberanía nacional. Lo mismo pasó cuando derrocaron a Perón y ni hablar de la proscripción y los decretos prohibiendo decir ‘Perón’, ‘Peronismo’, ‘Eva Perón’. Yo estoy segura de que si pudieran prohibir la letra K del abecedario, lo harían”.

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Luego sostuvo: “Los procesos moralizadores que sacaron a Yrigoyen, a Perón y el que llegó el 24 de marzo, venían por los derechos y las conquistas que habían logrado millones de argentinos que habían mejorado su vida en esos proyectos políticos, que no son otra cosa que el movimiento nacional y popular que se encarna en las distintas épocas, bajo distintas formas. Por eso yo soy el obstáculo. Ayer escuché a una señora que decía que tenían que inhabilitarme de por vida para ocupar cargos públicos. La proscripción otra vez en Argentina. Qué poco originales”, se refería a las declaraciones de la diputada del GEN, Margarita Stolbizer.

Cada vez que los chiflidos y las voces se alzaban en repudio, ella levantaba una mano, calmaba a la multitud e indicaba: “No se enojen con su amigo ni con su pariente ni con su vecino por cómo votó. No todos tienen o la capacidad o la actitud o la militancia para poder defenderse de medios hegemónicos de comunicación que les picaron la cabeza durante años con mentiras e infamias. Les propongo conformar un gran frente ciudadano, en el cual no se le pregunte a nadie a quien votó ni de qué partido es, sino que se le pregunte cómo le está yendo. Mejor que antes o peor. El punto de unidad es reclamar por los derechos que les han arrebatado”.

Una nueva novedad musical comenzó a surgir: “Hay que saltar, hay que saltar, el que no salta tiene cuenta en Panamá”. Había llegado el momento en que la ex presidenta se pronunciara abiertamente sobre quien lidera actualmente el Poder Ejecutivo: “Los que querían llevarnos al mundo, nos han llevado. Hoy estamos en todos los diarios y noticieros internacionales, menos en los de Argentina. ¿Se imaginan si yo hubiera sido presidenta con un antecedente de haber sido absuelta por contrabando agravado? Durante mi gobierno se la pasaron buscando la ruta del dinero K y buscándola se cruzaron con la ruta del dinero M. ¿Se imaginan si hubieran descubierto sociedades y cuentas offshore a nombre mío? Esto demuestra que los argumentos tienen un solo objetivo: ir por los derechos adquiridos, por el bienestar que los argentinos se ganaron durante estos doce años y medio de gobierno en el cual generamos millones de puestos de trabajo”. Se refirió entonces a los miles de despidos, tanto del sector público como del privado, y destacó que la cantidad es mucho mayor en este segundo ámbito: “Hay empleados que cambian sus perfiles en Facebook o en Twitter porque tienen miedo. No quiero que los argentinos tengan miedo. Nunca lo tuvieron durante mi gestión. Podían insultarme, podían agraviarme, porque son los juegos de la democracia. Necesitamos que ningún empleado público tenga miedo a ser echado por lo que piensa, por lo que dice o por dónde milita. Qué es eso de que no se puede militar. Qué es eso de que los partidos políticos son estigmatizados”.

 

Finalmente, llegó el momento más esperado. La necesidad de justificar el silencio desde el 9 de diciembre de 2015 -cuando dio su último discurso al frente del gobierno nacional y fue despedida en la Plaza de Mayo por una multitud- y de orientar sobre el futuro: “Como ex presidenta, he guardado un respetuoso y democrático silencio por respeto a la voluntad popular. Pero la voluntad popular no la tiene que respetar sólo la oposición, sino el gobierno que ganó diciendo que no iba a devaluar, que no iba a haber tarifazos, que no iba a haber ajuste. Les propongo que seamos capaces de conformar un gran frente ciudadano. Convoquen a los frentes sindicales también, a esos que nos hacían huelga porque no querían pagar impuesto a las ganancias, y hoy están echando a la gente como perros y no dicen nada. Quiero que la gente vuelva a ser feliz en Argentina. Quiero que vuelva a tener libertad. No quiero que una dirigente social como Milagro Sala esté encarcelada sin que se sepa a ciencia cierta de qué se la acusa, de qué se la juzga, porque atenta contra los más elementales derechos y garantías de una democracia. En cuanto a mí, no se preocupen. Ustedes saben que voluntaria y explícitamente renuncié a tener fueros. No los necesito. Tengo los fueros que me dio el pueblo en doce años y en dos elecciones consecutivas”.

Cristina se despidió, cariñosa, sonriente, luego de una hora cargada de emociones acumuladas durante meses. A lo largo de los minutos finales de su discurso, se empezó a sentir el calor golpeando de lleno en los cuerpos húmedos de los 200 mil ciudadanos. Cuando sonaron los primeros acordes ricoteros de “Juguetes perdidos”, mientras la militancia se reconocía, se abrazaba y se buscaba, como en cada cierre de discurso, comenzó a asomar el sol.

Actualización 14/04/2016

Un techo digno con voz propia

Un techo digno con voz propia

En el barrio de Almagro, corazón de Buenos Aires, a metros de las vías del tren Sarmiento, comenzó a funcionar Radio Gascón. Esta propuesta comunitaria, cultural e informativa nace en un espacio reconocido por su lucha por la vivienda digna.

En 1983 Miriam Catacata estaba embarazada y la echaron del hotel donde vivía. Su marido conocía al sereno que cuidaba un edificio cercano, en Gascón 123 –por entonces sólo un esqueleto–, y el hombre les permitió alojarse ahí. Con el tiempo llegaron más familias de Jujuy y de Salta, hasta las 48 que lo habitan hoy, y conformaron la Cooperativa de Vivienda Nuevo Horizonte. Así comenzó la historia de este espacio que lleva más de 30 años luchando por un hogar digno y que desde el pasado 9 de abril amplificaron su voz.

“Somos un grupo del palo de la comunicación con ganas de hacer una radio”, cuenta el periodista Matías Levín, quien junto a Miguel Maciel, Julián Belistri y Ariel García encabezan el proyecto. Su misión no se limita a lo técnico. García explica que quieren estar en lugares como Gascón porque allí pueden “armar espacios de formación para pibes, empoderarlos en el terreno de la comunicación y achicar la distancia del micrófono con la gente”.

“La idea de la radio es que sea diversa, abierta, nacional y popular pero sin banderas partidarias”, explica Levín que además, como el resto del equipo, ha militado en distintas agrupaciones. “La construcción política y la comunicación van hermanadas”, subraya.

En la primera emisión los entrevistados son Norma Maizares, coordinadora del comedor La Casita de Belén que funciona en el edificio, y Plácido Burgos, referente de la cooperativa. “Estamos reclamando que se resuelva nuestra situación. La justicia ya dijo que se tiene que construir una vivienda social”, afirma Norma al aire, a propósito de las resoluciones judiciales ganadas al Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires.

Durante la gestión de Mauricio Macri como jefe de gobierno intentaron desalojarlos por decreto. El momento más crítico fue en 2009 cuando, con el apoyo de los vecinos, los habitantes del inmueble cortaron la avenida Rivadavia y lograron conservar sus viviendas. La protesta despertó la atención de algunos medios y la problemática, extendida en toda la Ciudad de Buenos Aires, cobró visibilidad. “Yo creo que la radio es una herramienta que nos va a ayudar muchísimo, no sólo a nosotros sino a todas las personas que están en nuestra situación”, dice Norma.

Desde que Miriam Catacata y su esposo lo ocuparon, los vecinos han ido construyendo y mejorando el edificio. “En 1990 hicimos los balcones entre todos. Estaba la base pero no estaban cerrados. Hicimos las barandas, primero de madera y después de hierro”, recuerda Norma, quien con otros vecinos cocinó todo tipo de comidas para vender en la inauguración de la radio. Lo recaudado les servirá para terminar de acondicionar el espacio donde se instalarán los equipos.

“Apuntamos a que el día a día de la radio esté consolidado por la misma gente de Gascón. Que tengamos pibes que operen, vecinos que tengan un programa. Esa es nuestra aspiración”, comenta García, quien en los 90 formó parte del mítico canal comunitario Utopía TV que transmitió en una decena de lugares escapando de los allanamientos de la policía.

El programa inaugural se realiza en el patio que da a las vías del Sarmiento. A pesar de la inminente lluvia que amenaza los equipos a la intemperie, son muchos los vecinos y amigos que se acercan. “Estuve escuchando un poco en el camino pero se me cortó”, se excusa una mujer que llega tarde, mientras al aire están dialogando el director de la Carrera de Comunicación de la UBA, Diego De Charras, Mariano Randazzo de Radio Sur y el ex legislador porteño Fernando Muñoz, actualmente a cargo de la Defensoría del Inquilino, sobre las políticas que afectan al sector comunitario.

A inicios de año, Levín y compañía pusieron en marcha el proyecto Caja Negra, un programa hecho con fragmentos de ciclos de TV y radio que padecen alguna censura, mezclan todo y producen un informe semanal de noticias replicado por seis emisoras del país.

Radio Gascón, un lugar de conquista y voz popular”, se despide rápidamente el locutor Miguel Maciel antes de que caigan las primeras gotas. “Dicen que la lluvia trae suerte”, dice otra invitada que se resguarda bajo un techo junto al dúo que un rato antes tocó una chacarera. “Tengo esperanza y fe en la radio. Hay tantos medios que nos están cerrando puertas… Esta es una puerta que se abre”, se ilusiona Norma.

Actualización 14/04/2016