May 20, 2019 | DDHH, Novedades
A criterio de la policía. Así quedará el uso de las “armas electrónica de uso no letal”, conocidas como Taser, ante “conductas amenazantes” que no se especifican. El ministerio de Seguridad, a través de la resolución 395, habilitó esa utilización por parte de las fuerzas policiales y de seguridad y la normativa fue publicada en el Boletín Oficial el pasado martes 7 de mayo, cinco meses después de que se anunciara la compra de unas 300 unidades de ese armamento.
La medida, que lleva la firma de la ministra Patricia Bullrich, permite el uso de las Taser para “abordar situaciones operacionales en las que resulte necesaria la utilización de la fuerza sin el empleo de armas de fuego”. En la resolución se da cuenta de otros países que tienen reglamentado el uso de estas armas; sin embargo, omitieron los numerosos pronunciamientos en los que el Comité contra la Tortura de las Naciones Unidas, luego de analizar distintos casos, recomienda “abandonar el uso de armas eléctricas Taser” ya que “causa un severo dolor que constituye una forma de tortura y, en algunos casos, puede incluso causar la muerte”, según explica un informe de 2008.
Seguir afirmando que se trata de armas de uso no letal es no querer ver las evidencias que se presentan. En el 2013, Israel Hernández murió al ser alcanzado por la descarga de una Taser cuando fue sorprendido pintando un graffiti en Miami. El joven, de nacionalidad colombiana, se encontraba totalmente desarmado. Dos años antes de este caso, en el Estado de California, Allen Kephart murió luego de que tres policías le dispararan con sus pistolas paralizantes por el simple hecho de no haberse detenido ante una presunta infracción de tránsito. Según Amnistía Internacional, al menos 500 personas murieron, sólo en Estados Unidos, a causa de una descarga provocada por un arma Taser entre 2001 y 2012. durante su detención o cuando ya estaban en prisión.
El Observatorio de Derechos Humanos de la Ciudad de Buenos Aires (ODH) ha denunciado al Estado argentino por las armas Taser ante la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH). “La CIDH actualmente se encuentra estudiando la admisibilidad del caso. Luego de culminar el análisis preliminar, y una vez que reciba la contestación por parte del Estado argentino, cerrará el informe admitiendo o no el caso, para posteriormente analizar el fondo de la cuestión”, expresa Wilma Martínez abogada de ODH.
“Se debe tener en cuenta que actualmente las fuerzas de seguridad ya se encuentran dotadas con armas no letales, y pueden cumplir sin problemas sus funciones. No podemos naturalizar como sociedad, que ante situaciones que pueden ser resueltas con otras armas no letales, como una cachiporra, se den descargas eléctricas en una persona”, sostiene Martínez y agrega: “Desde el ODH nos interesa dejar en claro que hay una falsa creencia que las armas Taser vienen a reemplazar a las armas de fuego, y no es así, sino que operativamente vienen a reemplazar a las cachiporras. Por lo que además de su uso discrecional por parte de quien la porta en la vía pública, también nos angustia pensar su uso en los ámbitos privados, como comisarías, ya que son verdaderas armas de torturas que no dejan marcas”.
El Centro de Estudios Legales y Sociales (CELS) alertó en un comunicado que “la reglamentación publicada en el Boletín Oficial es inconstitucional ya que no respeta los principios de proporcionalidad y razonabilidad que limitan el uso de la fuerza estatal”. Asimismo, se advierte el grado de imprecisión de la normativa la cual en el Artículo 2 Inciso C autoriza el uso de las armas Taser para “impedir la comisión de un delito de acción pública”. “O sea siempre, porque ese es el trabajo de la policía”, explica el CELS y continúa: “Así, con la incorporación de las llamadas armas menos letales se intenta esconder el uso de violencia estatal y las afectaciones serias para la vida y la integridad que estas producen. El gobierno nacional promueve y no controla el uso de armas de fuego; en el mismo sentido, este reglamento implica una nueva habilitación para el uso de la fuerza sin límites ni control”.
En la normativa, tampoco se toma noción de los grupos más vulnerables ante los cuales bajo ningún punto de vista se puede utilizar un arma Taser: embarazadas, ancianos, personas con implantes de cualquier tipo, niños, personas epilépticas, personas con signos de intoxicación por ingesta de alcohol o drogas, como así también personas que hayan estado en contacto con gas lacrimógeno o gas pimienta.
“Es un retroceso en materia de derechos humanos habilitar el uso de las Taser porque desvirtúa la función de la policía y viene a exacerbar prácticas violatorias de los derechos humanos”, analiza Sonia Winer, profesora titular de la cátedra Cultura para la Paz y Derechos Humanos que encabeza Adolfo Pérez Esquivel, Premio Nobel de la Paz. Y agrega: “La medida implica una habilitación indirecta sobre tratos crueles y de tortura sobre la población, esto va en contra de las recomendaciones de los instrumentos universales de derechos humanos y también porque apuntala la estigmatización de segmentos poblacionales y su publicitación como no sujetos de derecho. Es un retroceso en cuanto al derecho al trato digno de las personas”, explica Winer, quien encabezó la Secretaría de Investigación de la Escuela de Defensa Nacional del Ministerio de Defensa de la República Argentina.
“En un contexto en el que el Gobierno criminaliza la protesta social, antes que armar a la policía, que ya tienen prácticas muy cuestionadas en materia de derechos humanos, y habilitar la utilización de las Taser para generar daño, lo que habría que hacer es formarlas en mecanismos de resolución y gestión alternativa de los conflictos con una perspectiva de derechos humanos, de cuidar la vida y no de agredirla. Eso habilitaría una sociedad menos violenta y podría bajar los niveles de conflictividad”, concluye Winer. Sin embargo, ahora todo quedará en manos del criterio de cada uniformado.
May 16, 2019 | DDHH, Novedades

Madres de Plaza de Mayo – Línea Fundadora emitió un comunicado rechazando la instalación de las ecobicis frente a la Iglesia San Patricio.
El domingo 4 de julio de 1976 la parroquia San Patricio del barrio Villa Urquiza no abrió como era costumbre. La misa no comenzó y los feligreses agolpados en la puerta empezaron a impacientarse. Uno de ellos fue a la casa sacerdotal y encontró cinco cuerpos acribillados por la espalda con decenas de disparos en la cabeza y el tórax. Los sacerdotes Alfredo Kelly, Alfredo Leaden, y Pedro Dufau y los seminaristas Emilio Barletti y Salvador Barbeito fueron asesinados esa madrugada por una patota a los servicios de la última dictadura cívico-militar. El colectivo Palotinos por la Memoria y la Coordinadora Barrios por la Memoria y la Justicia lideraron el año pasado, en el cuadragésimo segundo aniversario de la masacre, el emplazamiento de tres baldosas para recordar a las víctimas. “La colocación tuvo una repercusión muy grande porque se hizo con Abuelas de Plaza de Mayo, H.I.J.O.S. y Madres de Plaza de Mayo. Los organismos de derechos humanos estuvieron todos representados”, rememora Ramiro Varela, miembro de Palotinos por la Memoria y uno de los organizadores del homenaje. Desde hace dos semanas una estación de bicicletas colocada por el Gobierno porteño, sin consultar con la comunidad, espera a ser inaugurada en el mismo sector en donde están esos símbolos y otros que homenajean a las víctimas de ese quíntuple crimen.
“Es prácticamente imposible que esto lo desconocieran”, subraya Varela. Además de las baldosas, en este lugar histórico se encuentran cinco monolitos, un altar recordatorio y un cinerario donde descansan las cenizas de muchos miembros de la comunidad. “Hay una obstaculización deliberada de la visual de ese espacio de la memoria, como parte de una política sistemática. Esa refundación del espacio público que ellos (por el Gobierno de la ciudad) pretenden tiene que ver con censurar una producción simbólica obrada para reivindicar la memoria”, afirma.
La estación, con lugar para 20 bicicletas, que está sobre la calle Estomba, entre Echeverria y Sucre, todavía no ha entrado en funcionamiento y se desconoce cuándo está planificada su inauguración. “Fueron a un lugar donde se sabe qué pasó y se sabe las cosas que se hicieron para mantener viva la memoria, por lo cual no podemos interpretar esto como un error. Lo entendemos como algo deliberado, una provocación y un atropello”, amplia Varela.

Baldosas por la Memoria había instalado los recordatorios el año pasado en un acto multitudinario.
La colocación de esta estación naranja y con patrocinadores bancarios levantó la solidaridad de Madres de Plaza de Mayo. Línea Fundadora que emitió un comunicado el pasado lunes titulado “Larreta no respeta la memoria de los mártires palotinos” y en el que ‘repudian y acompañan el pedido de retiro urgente de las instalaciones (estación de bicicletas)”.
Además, desde la legislatura porteña también se han elevado voces por el hecho. La legisladora por Unidad Ciudadana, Paula Penacca, realizó un proyecto de declaración en el que ‘manifiesta su preocupación por la instalación de una estación de EcoBici en la Iglesia de San Patricio, ofendiendo un lugar de memoria y respeto para la comunidad religiosa”.
Por su parte, la legisladora Andrea Conde (Unidad Ciudadana) presentó un pedido de informes exigiendo explicaciones al Gobierno de la Ciudad. En dicho documento se le pide al Poder Ejecutivo que “indique si se consultó o si se dio aviso a las autoridades de la Parroquia San Patricio, a la Junta Comunal Nº 12 y a la Subsecretaría de Derechos Humanos de la colocación de la estación de bicicletas” y “qué criterio se utiliza para definir los lugares donde se colocan las estaciones”.

May 16, 2019 | Comunidad, Géneros, Novedades, slider

Las mujeres trans son las más afectadas por la violencia.
El Observatorio Nacional de Crímenes de Odio hacia Lesbianas, Gays, Bisexuales y Trans -creado por la Defensoría LGBT, la Federación Argentina LGBT (FALGBT) y la Defensoría del Pueblo de la Nación- publicó su informe anual 2018 sobre crímenes de odio hacia la disidencia sexual. El relevamiento muestra que las mujeres trans son las más afectadas, con 59 muertes. Sin embargo, el informe advierte que los datos recolectados muestran números muy por debajo de los reales dado que existe un subregistro al que no se accedió porque muchos casos no son denunciados o, en otros tantos, no se registra a la persona asesinada como trans porque no se respeta su identidad de género. Por otro lado, un registro que llevan adelante organizaciones sociales como Mujeres Trans Argentina junto a personalidades como la religiosa católica Mónica Astorga Cremona, de Neuquén, contabilizó 79 muertes de mujeres travestis y trans, también para el año pasado. Además, en lo que va de 2019, treinta son los fallecimientos: una muerte cada 96 horas. Las defunciones registradas fueron por causa de asesinatos, suicidios y travesticidios o transfemicidios sociales, siendo estos últimos los más numerosos.
“Nosotras comenzamos a seguir y a tener un registro de los transfemicidios y los travesticidios sociales. Estos son las muertes de nuestras compañeras que no terminan con un expediente o un rótulo dentro de la Justicia pero que sí dan cuenta de que vivieron en condiciones de extrema vulnerabilidad en donde el Estado no garantizó el acceso a los derechos”, explica a ANCCOM Pía Ceballos, militante trans, referente de la Multisectorial de Mujeres y parte del directorio del Observatorio de Violencia contra las Mujeres de Salta. En relación al tema, Alba Rueda, referente trans y presidenta de Mujeres Trans Argentina detalla: “El travesticidio/transfemicidio social es una cadena de violencias que se inscribe dentro de un sistema opresivo. Tiene como último eslabón la muerte de las personas trans.” La discriminación hacia las mujeres travestis y trans es iniciada desde temprana edad y es una constante a lo largo de sus vidas. La cadena comienza con la exclusión familiar, seguida del acoso escolar, el consecuente abandono de los estudios, la no inclusión laboral y el maltrato en las calles, hospitales y demás instituciones, generando un promedio de esperanza de vida de entre 35 y 40 años.
Por otro lado, los asesinatos perpetrados hacia mujeres travestis y trans presentan la especificidad de ser efectuados con especial violencia. Al respecto, el Informe destaca que se realizan con saña, odio y de manera más brutal. A su vez, estas muertes no son aisladas: se encuentran dirigidas también hacia otras personas. En este sentido, Rueda explica: “El perpetrador no sólo violenta un cuerpo trans. Estos crímenes implican un mensaje social a toda la comunidad trans.”

“El perpetrador no sólo violenta un cuerpo trans. Estos crímenes implican un mensaje social a toda la comunidad trans”, señala Rueda.
El ataque a Mirna Antonella Di Marzo, ocurrido el 21 de octubre de 2018, que terminó en su muerte tras tres meses en coma, es un caso, entre otros, que reúne los elementos que caracterizan al transfemicidio o al travesticidio. La hermana de la víctima, Janet Di Marzo, cuenta que Mirna tuvo que abandonar sus estudios luego de haber cursado medio año en el secundario. “Se cansó de la discriminación. Además, las autoridades no hacían nada”, relata a esta agencia. También recibió maltrato en hospitales. Al respecto, Janet mencionó que su hermana tuvo complicaciones luego de operarse y que en los hospitales no la querían atender. El acoso se hizo extensivo a diferentes espacios públicos por lo que cuando salía mayormente iba acompañada de algún familiar. Con respecto a la vida laboral de su hermana, Janet aclara: “No tuvo nunca un trabajo. Llegó a la prostitución, a lo que llegan todas. El año pasado empezó de nuevo el estudio porque se había cansado. Tenía promedio 10. Se enojó conmigo porque yo dejé de estudiar.” El presunto asesino, José Gustavo Gareca, se encuentra detenido con prisión preventiva, y está imputado de haber atacado a golpes a Mirna a la salida de un boliche, provocándole las lesiones que terminaron en la muerte de ella.
Para el tratamiento de estos casos, el juicio por el travesticidio de Amancay Diana Sacayán cobra una importancia sin precedentes. Con una sentencia única en Argentina, su asesinato, cometido en 2015, fue calificado como travesticidio, siendo reconocido, de esta manera, como un crimen de odio hacia su identidad de género. Al respecto, la abogada feminista y militante lesbiana Luciana Sánchez explicó la importancia del uso de los términos: “Diana había trabajado sobre la necesidad de considerar los travesticidios y transfemicidios como crímenes con una etiología particular, con algunos puntos en común con los femicidios pero también con sus diferencias. En particular, su epidemiología es diferente: la incidencia del travesticidio en la población trans supera ampliamente la incidencia del femicidio en la población de mujeres cis y trans. Por eso es importante el travesticidio como un fenómeno a ser estudiado de manera particular y no como un femicidio más.”
Sin embargo, los obstáculos legales y administrativos siguen efectuándose de manera constante contra los derechos de las personas travestis y trans. “Hablar de crímenes de odio por discriminación hacia el género en la Justicia es todavía un tema pendiente, sobre todo ante la falta de formación técnica de actores con incidencia en estos procesos. Es evidente que los agentes estatales no tienen incorporado el enfoque de derechos humanos con perspectiva en diversidad de género”, señala José Lazarte, abogado de la familia Di Marzo.

Al respecto, María Rachid, secretaria general de la Federación Argentina de Lesbianas, Gays, Bisexuales y Trans, comenta: “El proyecto para una nueva Ley Antidiscriminatoria Nacional fue presentado ya hace más de diez años y representado muchas veces por parte de la Federación Argentina LGBT y otras organizaciones de la sociedad civil. De hecho tuvo varios dictámenes favorables. El último fue de la Comisión de Derechos Humanos y la Comisión de Legislación General que tuvo un dictamen de mayoría importante, casi unánime. Sin embargo, nunca llegó al recinto y creo que tiene que ver con la poca prioridad que el oficialismo le da actualmente a leyes como esta.”
En este sentido, el 10 de diciembre de 2018, la Federación presentó un proyecto de reforma al artículo 2° de la Ley Nacional de Actos Discriminatorios Penales (N° 23.592) para incluir como agravante de un delito cuando éste es cometido por odio a la orientación sexual, género, identidad de género o su expresión. A su vez, desde 2013 se presenta cada año el proyecto de Ley contra el Acoso Escolar y varias organizaciones exigen la reglamentación inmediata de la Ley de Cupo Laboral Travesti-Trans, entre otras iniciativas. Además, en muchas provincias existen aún códigos de faltas y contravenciones con figuras como “la moral y las buenas costumbres”, “el decoro” y “la decencia” que frecuentemente son utilizadas para violentar y discriminar a la comunidad travesti-trans. Por caso, desde el Observatorio de Violencia contra las Mujeres de Salta se busca presentar un proyecto de ley para derogar el artículo 114 del Código Contravencional de la provincia. Mientras tanto, referentes de la lucha por los derechos travesti-trans y familiares de las víctimas esperan que se haga justicia por los travesticidios y transfemicidios acaecidos hasta el momento, que se efectivicen políticas públicas y se modifiquen las leyes necesarias para la inclusión de la comunidad y la defensa de sus derechos.
May 16, 2019 | DDHH, Novedades

Los acusados apelaron a su edad y sus enfermedades, para tratar de conmover al Tribunal.
“Sólo me resta pedirle al Señor que preside esta asamblea desde lo alto, que ilumine con la luz de su verdad a sus señorías para que puedan aplicar la justicia verdadera con mayúscula”, exclamó Luís Del Valle Arce, imputado por 23 crímenes de lesa humanidad vinculados al centro de detención clandestino Campo de Mayo. El debate oral y público, celebrado en el Tribunal Oral en lo Criminal Federal Nº 1 de San Martín, abrió con la declaración del acusado, leída como una proclama. Caminó con su bastón hasta el estrado y rechazó responder preguntas. Su defensa se sostuvo en la imposibilidad de haber cometido los delitos porque tenía licencia y vacacionaba en Santiago del Estero: “Difícilmente podría haber estado en Campo de Mayo al mismo tiempo», declaró.
La megacausa se inició con el caso Mercedez Benz que agrupa diferentes secuestros a obreros de la fábrica entre 1976 y 1978. La querella está compuesta por Pablo Llonto, abogado y periodista especializado en juicios de lesa humanidad y el Centro de Estudios Legales y Sociales. También querellan Carolina Villella, abogada de Abuelas de Plaza de Mayo, las secretarías de Derechos Humanos de Nación y Provincia, involucrados también con las causas denominadas Colegio Militar, Ferroviarios y Área 400.
Las estrategias discursivas estuvieron a la orden del día, pero la apelación a la emotividad latía debajo de cada palabra. “Hoy, con noventa años y a más de cuarenta de los supuestos hechos, con enfermedades crónicas y propias de la edad, soy privado de la libertad sin juicio previo”, sostuvo Arce, con la voz quebrada y una mano aferrada a su bastón. Carlos Villanova, acusado de 70 casos de secuestro, tortura y homicidio, se comunicó con el tribunal por videoconferencia desde Córdoba donde está en prisión domiciliaria. “Tengo dos caminos: o me defiendo y demuestro que todo esto es falso, y en eso se me puede ir la vida; o me apego a ella y resguardo la poca salud que tengo”, comentó.

En la próxima audiencia comenzarán las declaraciones testimoniales.
Ramón Vito Cabrera, imputado por tres hechos ocurridos en 1976, aceptó responder preguntas solamente de la defensa y fue su abogado, Juan Carlos Tripaldi, el que guió su declaración. “Tenía encargada la seguridad exterior e interior y el control interno del personal de la fábrica militar de Tolueno, Campana”, dijo y aseguró que no tenía tiempo para salir del predio e ir al Mercedes Benz. “Patrullábamos para que no ocurrieran incidentes o actos delictivos”, respondió cuando Tripaldi le pidió que aclarara cuáles eran las tareas que hacía en Tolueno, y agregó: “Nunca se detuvo a nadie en los doce días que estuve y gracias a Dios, no tuvimos problemas con el enemigo subversivo”.
La victimización, las enfermedades y la edad se entretejían con el discurso de la “guerra interna” que justificaba cualquier acción. “Una de las formas de realizar una operación ofensiva es aniquilar las fuerzas enemigas y privarlas de los recursos necesarios”, explicó Cabrera con sus libros de estrategia militar en la mano y mirando siempre a su abogado. “Éste aspecto era el que yo cumplía: les prohibía que accedieran a las instalaciones de la fábrica, donde estaba el combustible y los explosivos, porque podrían dañar a la ciudad y al país”, cerró.
En el público estaban familiares de víctimas desaparecidas, miembros de organizaciones como Abuelas de Plaza de Mayo y un colegio secundario de la zona que fue a presenciar la audiencia bajo el programa “la escuela va a los juicios”. Durante la larga espera hasta que iniciara el debate, los chicos conversaron con diferentes personas ligadas a la causa, llenos de preguntas e ilusiones. Algunos querían ser abogados, otros se interesaban por lo social. Cuchicheaban sentados frente al tribunal y se explicaban mutuamente el funcionamiento del sistema judicial. “Las palabras de los testigos y sobrevivientes construyen un relato que muchas veces nos guió a encontrar nietos e hijos expropiados o reconstruir historias”, les explicó Gabriel Abinet, tío de la nieta restituida Elena Gallinari Abinet. Ante el voto de silencio de los militares, la memoria, la verdad y la justicia se alzan con mayúsculas.

May 16, 2019 | Culturas, Novedades

«Todos mis cuentos tienen algo de mí, cuestiones personales, alguna referencia a mi vida», revela la autora.
Los vínculos de Laura Cukierman están entrelazados con sus relatos, como le sucede a todo escritor. En su primer libro, Las chicas malas no transpiran, publicado por la editorial Hormigas Negras, sus recuerdos afloran y se conectan con su interés por la memoria para darle forma a las historias. Cukierman, periodista, productora y colaboradora en editoriales, empieza y termina su obra de ficción con disparadores que atravesaron su vida y construyeron un libro de cuentos, protagonizado por mujeres, que hablan de los vínculos.
¿Qué tienen de vos tus cuentos?
Todos mis cuentos tienen algo de mí, cuestiones personales, alguna referencia a mi vida. La mayoría tiene un anclaje en algo que ocurrió. En el primer cuento hay una pileta, nada de lo que pasó en la ficción me pasó a mí pero esa pileta sí existió: era la de la casa de mi abuelo paterno, a la que iba en vacaciones cuando era chica con mis primos, de los cuales yo era la menor, como la protagonista del cuento. Por algún motivo es una imagen que tengo muy presente. La pileta funcionó como disparador, yo sabía que esa pileta significaba algo. El último cuento está dedicado a mi mamá, claramente es mi mamá. Creo que fue una manera de hacer catarsis, de hablar del vínculo materno. Porque lo que pasa entre una madre y una hija mujer no es igual a lo que pasa con un varón: es una relación más conflictiva, más tirante. Es complejo ser madre y es complejo ser hija. Hay un texto también en el que una chica mira como sus padres se están separando. Mis papás no se divorciaron pero yo tuve un vínculo muy especial con mi papá y un poco de eso está en ese relato. Hay y no hay relación con la realidad.
Las protagonistas de sus cuentos son mujeres. Y aunque aclara que no sólo escribe sobre ellas, confiesa que “cuando tuve que elegir qué cuentos publicar me di cuenta que los que más me interesaban tenían todos a mujeres protagonistas.”
¿Alguna de las protagonistas se parece a vos?
Soy organizada, ansiosa, y todas son un poco de eso. Cada una es diferente y al mismo tiempo tienen algún rasgo mío, que puede ser hasta por completa oposición. Yo soy feminista, y todas las protagonistas de mis cuentos también, salvo una porque es mayor. Siempre hay alguna manera de mirar, un pensamiento, un diálogo, algo que dicen. Aunque no todo, yo no hubiera actuado como casi ninguna de las protagonistas del libro.

«Los personajes frágiles son más ricos que las personas que no son vulnerables», asegura Cukierman.
A Cukierman le gustan Silvina Ocampo, Lorrie Moore, Lucía Berlín: le gustan las cuentistas mujeres, como ella. Lee mucho. Lee ficción. El título de su libro corresponde al nombre de uno de los cuentos que lo conforman. La chica de la portada, aunque haya sido una casualidad, es parecida a su autora.
Alguna vez dijiste que te interesan los personajes frágiles, ¿por qué?
Los personajes frágiles son más ricos que las personas que no son vulnerables. ¿Qué tienen ellos para contar? Me gusta ver ese lado, las situaciones límite, de quiebre. En ese momento se ve el accionar del ser humano. Ahí se ve vida.
Siempre sintió un gran interés por los vínculos. Pero en esta creación, además, le atrajo la idea de reflexionar sobre la memoria: “La memoria es constitutiva de cada persona, es lo que nos contamos a nosotros mismos de nuestra historia. ¿Qué pasa cuando uno empieza a no acordarse de eso?”, se pregunta.
En una relación clara pero no obvia, a Cukierman le interesa la memoria y a su vez se acuerda con mucha frecuencia de su infancia: “La tengo muy presente, en lo cotidiano. Tuve una buena niñez: una familia de clase media, hija única, vivimos en Palermo y en Almagro”. Tal vez, como ella cree, el vínculo con una hija de tres años es lo que hace que se reactiven sus recuerdos.
Hablando de los vínculos, ¿le pedís a tu familia y a tus amigos que lean tus cuentos?
A mis amigos de vez en cuando. A mi pareja, sí. Pero como voy a un taller de literatura, ahí tengo unos primeros lectores.
¿Cómo es tu momento de escribir?
Trato de tener una rutina, escribir casi todos los días. O aislarme un poco mentalmente si sé que no voy a poder trabajar en la computadora ese día, caminar para ordenar el tema que tengo en la cabeza y bajarlo. Uno escribe mucho fuera de la máquina: cuando caminás, cuando nadás.

Cukierman ahora trabaja en la historia de una obstetra que hacía abortos en Auschwitz para salvar mujeres.
Para escribir Las chicas malas no transpiran Cukierman ganó un subsidio del Ministerio de Cultura: la editorial Hormigas Negras presentó los cuentos y salieron victoriosos de la convocatoria.
¿Estás escribiendo algo ahora?
-Sí, no sé qué va a ser pero intuyo que va a ser algo grande. Es sobre la vida de una obstetra que en Auschwitz hacía abortos para salvarle la vida a las mujeres. Es un personaje que existió: Gisella Perl, es su nombre. Y también tengo otros cuentos que ahí andan dando vuelta.
May 15, 2019 | Géneros, Novedades

Durante siglos, las mujeres fueron excluidas del mundo del arte. Es decir, existieron, pero no eran visibilizadas, estaban ausentes en los museos y en los libros de historia. De esa manera, para ellas el arte se convirtió en un espacio más por el que luchar.
Estrella de Diego, profesora de Arte Contemporáneo de la Universidad Complutense de Madrid, expuso sobre la cuestión en el marco de la Semana del Arte, realizada el mes pasado en la ciudad de Buenos Aires. Entre otros espacios ella participó del Programa de Charlas Art Basel Cities, una serie de diálogos con oradores del ámbito académico, artístico e institucional. Allí reflexionó sobre la situación de las mujeres en el arte contemporáneo y describió su mirada sobre lo que acontece en la ciudad: “Es fascinante encontrar en Buenos Aires el interés que el feminismo despierta. Para las personas de nuestra edad que hace muchos años le venimos dando vueltas al tema, es enormemente satisfactorio y muy extraño”, destacó.
De Diego puso la escena en el contexto mundial y aseguró que los museos están cambiando. Sin embargo, cree que se ha replanteado una carrera de “sacar a la luz mujeres” que es un “poco absurda”. Considera que está bien que los museos se replanteen, pero opina que no tiene que salir todo lo que ha estado abajo. “Los museos tienen que ser inclusivos y no binarios. Muchas veces con ese afán de sacar a todas las mujeres de los depósitos se vuelve a repetir el binarismo”.
Para ella, es imprescindible no volver a repetir el modelo de exclusión. Según su visión, la teoría de género ayuda a tener una perspectiva “dúctil y no taxativa” sobre las cosas, que es lo que siempre ha hecho esta sociedad patriarcal. Lo dejó muy claro: no hay que cambiar un poder por otro. Insistió en que los estudios de género enseñan a estar alerta porque el discurso dominante siempre está mintiendo. “Si tú estás alerta, lo único que no tienes que hacer es caer en el binarismo, porque si estás alerta para una cosa tienes obligación de estar alerta para todas”. Para De Diego, lo que las mujeres quieren es tener una historia, saber de dónde vienen: “El problema fundamental es que las artistas en la historia no sabían de dónde venían, nadie sabía que existía Artemisia Gentileschi, ni Clara Peeters”. Para ellas estamos acostumbrados a un canon y muchas veces las mujeres lo rompen, “se les exige lo canónico y es un error”. Además, lamentó el hecho de que en los museos no se dé la opción de la diversidad.
La profesora también reflexionó sobre la equidad, ya que según advirtió, los porcentajes son muy debatidos en España: “Las niñas hasta hace poco no tenían ejemplos a seguir, no se hablaba de mujeres artistas, mujeres políticas o presentadoras de televisión. Si no has visto a nadie no te lo planteas”. Algo que diferenció de la escena local ya que en Buenos Aires hay muchas mujeres al mando. “En España ninguno de los museos importantes tiene al mando una mujer”. Y agregó que en Brasil muchas mujeres son las que más venden, pero disimulan y ejemplificó: “Durante muchos siglos hemos vivido frente a una cultura del disimulo, hemos estado acostumbradas a mandar sin mandar.”
María Laura Rosa, Doctora en Arte Contemporáneo y alumna de De Diego en la Universidad Complutense de Madrid, en diálogo con ANCCOM sumó su mirada sobre el estado del arte en relación al género. “Estamos mucho mejor que las artistas de los 80, que cuando fueron a pedirle el Centro Cultural Recoleta a Osvaldo Giesso para hacer Mitominas, les dijo que nunca les habían dado el lugar a mujeres, es más, que nunca habían expuesto mujeres artistas ahí, y finalmente se los dio. Entre eso y hoy, 40 años después estamos mejor. Pero sigue habiendo mucho machismo dentro del sistema, básicamente es un sistema desigual”, describe la docente e investigadora adjunta de Conicet por el Instituto Interdisciplinario de Estudios de Género de la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad de Buenos Aires.
Rosa explicó que durante siglos estuvo ausente la figura de la mujer en la escena artística pero que la situación está cambiando: “Hace algunas décadas las mujeres que tenían conciencia eran las feministas y algunas pocas más. Con conciencia me refiero a darse cuenta del lugar opresivo que tienen en el sistema, el lugar que ocupás por tu género. Ahora tengo alumnas que le reclaman a los docentes por qué no están dando mujeres en periodismo, historia”.
María Laura Rosa es, además, docente en la Facultad de Filosofía y Letras de la UBA y sus investigaciones están relacionadas a cuestiones relativas al arte y la teoría feminista en Argentina y Latinoamérica. “En mi generación tranquilamente transitabas por toda la carrera sin preguntarte por qué no te habían dado una sola mujer. Yo fui consciente de eso cuando tuve a De Diego, porque era mi única profesora, de una carrera de 30 materias, que daba material sobre una mujer”, confesó.
Rosa también diagnostica la situación del arte con números y ejemplifica cómo se están pensando las exposiciones en los museos de la ciudad. Comentó que el porcentaje de mujeres en la colección estable del Museo de Arte Latinoamericano (MALBA) bajó en plena ola verde a 12,55%, y que por otro lado, el Museo de Arte Moderno de Buenos Aires (MAMBA) que se resistía al ingreso de mujeres, ahora tiene una gran inclusión en toda su curaduría. Con respecto al Museo Nacional de Bellas Artes, indicó que por un reclamo social están empezando a sacar de las bodegas a grandes artistas argentinas de fines del siglo XIX.
Concluyó diciendo que en el 2016 surgió una organización llamada Nosotras Proponemos que comenzó a vigilar la inequidad en el arte: “Es una cuestión de justicia, hay que nombrar mujeres en un jurado, porque en nuestra carrera el 80% son profesionales mujeres.”