Sep 16, 2015 | inicio
Diego Prenollio dibuja y pinta desde chico. También es escenógrafo y diseñador de vestuario. Conoció el filete porteño cuando todavía estaba en el secundario, en el taller de un letrista cerca de su casa en Monte Grande. “Aprendí la técnica hace 20 años –recuerda-. Después practicaba con un libro pero no me esforzaba mucho. Eran fileteados muy rudimentarios que vendía en las ferias de San Telmo, Costanera Sur y Florida”. El acercamiento a la Asociación de Fileteadores acrecentó su compromiso, su dedicación y el deseo por vincular sus profesiones. “Trato de organizar el tiempo entre un laburo y otro. Y si estoy haciendo un vestuario en el que veo que puedo, le mando filete”.
La Asociación de Fileteadores tiene por objetivo difundir y revalorizar el fileteado porteño. Cuenta con 135 socios, pero no todos son fileteadores, también hay estudiantes y simplemente amantes de esta técnica pictórica. La mayoría son de la Ciudad de Buenos Aires, del Conurbano y también del resto de las principales ciudades de Argentina. Porteño por origen, el fileteado se ha ido extendiendo hacia todo el país. “La Asociación es nacional, no es de la ciudad”, subraya Prenollio. Del mismo modo, cada vez son más las mujeres que se acercan al fileteado, un rubro que antiguamente era, según sus palabras, “recontra machista”. En cuanto a las edades de los socios, el rango es amplio, desde maestros históricos como Héctor Bonino (80) hasta los más jóvenes como Facundo Quiroga (15) y Dany Rodríguez (22). “Dany parece que tuviera 120 años –bromea Prenollio– porque tiene toda la experiencia encima, es un gran maestro y es un pibe”.
Diego Prenollio, escenógrafo y diseñador de vestuario.
El Encuentro Anual de Fileteadores y la Asamblea de Fileteadores se realizan cerca del 14 de septiembre, cuando se celebra el Día del Fileteador Porteño. La concurrencia aumenta cada año y los asistentes se acercan desde todo el país. “Tratamos de hacerlo lo más federal posible. Incluso vinieron de Bolivia, Uruguay y España”, detalla Prenollio. Charlas, debates, exposiciones y seminarios se distribuyen a lo largo de un mes. Además, la Asociación le entrega una estatuilla a un fileteador destacado: “La figura es un fileteador – guerrero. Tiene un pincel en la mano a modo de lanza, está apoyado sobre un ornato, una hoja de canto que viene a ser su escudo y está parado sobre una lata de pintura. Es como un Óscar del filete”. Este año, el Encuentro se desarrollará en el Museo de la Ciudad, Defensa 217, entre el 18 de septiembre y el 18 de octubre.
Una creación popular
El filete porteño nació en la Ciudad de Buenos Aires a fines del siglo XIX como un arte decorativo de vehículos; primero de carros y luego de camiones y colectivos. Se caracteriza por incluir imágenes de ídolos populares como Carlos Gardel o Diego Maradona y figuras religiosas entre las que se destacan la Virgen de Luján y el Gauchito Gil. Otro rasgo que lo distingue es el de celebrar la prosperidad, tanto en sus dibujos u ornatos como en las frases que incorpora: “El filete es alegre. Tiene flores, pájaros, cabezas de caballos, cintas, dragones, moños. Es muy recargado, colorido y tiene mucho contraste. La alegría también se ve en las frases que nunca hablan de lo malo ni de lo triste; son frases cortas que dicen alguna verdad”, explica el fileteador.
San Pugliese. Obra de Diego Prenollio. Gentileza del autor
Muchos términos vienen del italiano (‘filete’ viene de ‘finito’) porque los primeros en practicar el oficio fueron inmigrantes de dicha nacionalidad. Aunque no se conoce el nombre del primer fileteador ni la fecha exacta de cuándo el filete comenzó, sí hay una historia que relata el momento inicial. La anécdota cuenta que, en un taller de carrocerías de la Avenida Paseo Colón, dos chicos de origen italiano pintaron unos “chanfles” rojos sobre unos carros que por aquellos años eran todos de color gris. Se dice que al dueño de la fábrica le gustó y la idea fue rápidamente imitada en otros talleres. Más allá de considerar este relato como “un mito”, a Prenollio le interesa subrayar el carácter popular de la creación del filete: “Fue naciendo de a poco entre la gente que lo pintaba, el dueño de la carrocería y el cliente que pedía cosas para hacer. Tal vez la primera Virgen de Luján pintada en un carrito fue un pedido del dueño del carro y no del fileteador. Eso no está documentado, hay poco registro de las imágenes más antiguas”.
¿Qué se mantiene de aquellos primeros filetes?
Hay gente que pinta de un modo tradicional, principalmente carros para los desfiles. Algo que distingue al filete es que la mayoría de las veces es simétrico. En el filete tradicional, los espejos en los laterales de los carros tienen un ornato, la hojita que usamos siempre, que se une a una banda y se encierra en sí mismo. Para lograrlo, el dibujo se hace primero en un papel manteca, éste se pincha con un punzón y se espolvorea con una muñeca –un trapito– para que el talco pase por los agujeritos del papel y quede dibujado. Con este recurso, podés dibujar rápidamente todos los paneles de un carro. En un cuadro, que es algo bastante nuevo, no necesariamente lo tenés que hacer así.
Prenollio menciona que es posible comparar al filete porteño con otras técnicas pictóricas, como las decoraciones de vehículos en países como India y Pakistán o los carros antiguos ingleses. Y señala que “lo más parecido son los carros gitanos, por el tipo de voluta, pero la decoración se trabaja de otro modo. La técnica como se usa acá es propia del filete porteño”.
Diversidad frente a la globalización
En su definición de patrimonio cultural inmaterial, UNESCO incluye los saberes y técnicas relativos a la artesanía tradicional e indica que, pese a su fragilidad, ayuda a mantener la diversidad cultural frente a la creciente globalización: “La comprensión del patrimonio cultural inmaterial de diferentes comunidades contribuye al diálogo entre culturas y promueve el respeto hacia otros modos de vida”.
La postulación del fileteado porteño ante UNESCO fue impulsada por la Dirección General de Patrimonio e Instituto Histórico, a cargo de Liliana Barela y dependiente de la Subsecretaría de Patrimonio Cultural del Ministerio de Cultura del Gobierno de Ciudad Autónoma de Buenos Aires. Un equipo de investigadoras, liderado por la antropóloga Liliana Mazettelle, convocó a los miembros de la Asociación de Fileteadores para reunir la información necesaria. “También armaron un mapa online para que uno pueda ver de manera virtual qué obras hay en la calle a lo largo de todo el país”, cuenta Prenollio. El material recolectado puede consultarse en la web.
¿Qué expectativas tiene la Asociación de Fileteadores respecto al proyecto?
La gente de Patrimonio presentó tres proyectos: filete porteño, bares notables y milongas porteñas. Los otros dos fueron rechazados por UNESCO pero el nuestro sigue en pie, es la única postulación por Argentina. Esto se empezó a trabajar hace casi dos años y se define en octubre. Creemos que si durante este tiempo el proyecto sigue es porque tiene buena perspectiva y hay un gran interés.
Imagen identitaria
“El filete porteño y el tango se asocian automáticamente porque el nacimiento de los dos fue paralelo y la decadencia también”, así explica Prenollio la inevitable vinculación entre estas expresiones artísticas. “Ambos se originan en la zona del Bajo junto a la orilla. Ni el tango ni el filete son de Barrio Norte. Recoleta no es un barrio fileteado; San Telmo y La Boca sí”.
Cuando se prohibió la tracción a sangre en Buenos Aires, los fileteadores que pintaban en las fábricas de carros quedaron desempleados y empezaron a pintar camiones y colectivos. Pero en la década del ’70 –mientras las orquestas grandes de tango empezaban a desaparecer– el filete fue prohibido en los colectivos con la excusa de que tanta decoración entorpecía la identificación de la línea y no dejaba leer el recorrido [Ordenanza 1606/75 de la Secretaría de Transporte, derogada en 2006]. “Cosas medio ridículas”, opina Prenollio y comenta que un proyecto de la Asociación es conseguir un subsidio para fomentar el fileteado en los colectivos y el empleo formal de fileteadores. “Eso ayudaría mucho a poner al filete un poco más en la calle y en el espacio que le pertenecía, que es el vehículo”, aclara.
Como fileteador y amante del tango, Prenollio se muestra optimista: “Veo un resurgimiento. Hay un montón de orquestas, cantores y compositores nuevos, y también hay fileteadores nuevos. Aunque ambas expresiones remiten a tiempos pasados, el tango está encontrando un espacio para hablar de lo que sucede hoy. Y con el fileteado estamos en un camino parecido, pero tiene que crecer la difusión. Para empezar a hablar de un filete actual es necesario que se mezcle con otras cosas, con otras técnicas”.
«Cuando no se pudo pintar más carros, seguramente hubo gente que dijo: “Ah, no, pero el filete en el colectivo no es filete”. Del mismo modo que hoy el body painting para algunos no lo es.»
En 2009, el tango recibió la distinción de UNESCO a la que hoy aspira el filete porteño. “La imagen que identifica a los porteños es el filete, no hay otra cosa –asegura Prenollio–. Así como el tango es la música de Buenos Aires y de Argentina, la idea es que el filete se abra un poco y sea la imagen nacional”.
Clásico y moderno
¿Cómo se forma un fileteador?
La manera de enseñar siempre fue de un maestro a un aprendiz en el trabajo concreto. El fileteador tenía un asistente a quien le hacía lavar los pinceles, pintar de liso, rellenar. Le iba enseñando de a poco hasta que el tipo podía salir a trabajar solo. Los cursos en que el fileteador abre su taller y la gente va a aprender son relativamente nuevos. A nivel institucional o formal en las academias no se enseña. Estamos hinchando para que se incluya al menos como extracurricular pero cuesta mucho. Si el proyecto de UNESCO sale nos va a servir para impulsar muchas de estas cosas.
¿Cuáles son las salidas laborales para el fileteador?
Ahora, por ejemplo, mucha gente del tatuaje se interesa por el filete. La mayoría de los que dan clase tienen un alumno tatuador. Supongo que es porque se asemejan en ciertos dibujos como lo tribal, aunque la técnica es otra porque tenés que trabajar con tinta sobre el cuerpo. En mi caso, hago carteles y vidrieras o persianas de negocios. Y con un amigo pintamos murales en la calle o en escuelas, la idea del proyecto es mezclar filete y graffiti. Hay que traducirlo para que la imagen final se vea como un filete, aunque esté hecho con aerosoles o con brochas anchas. El pincel de filete, al ser angosto y largo, no podés usarlo en la pared, tampoco sobre la ropa ni en body art. El filete puede construirse a partir de vectores con un programa de diseño gráfico. También se está usando en las murgas en la decoración de trajes, bombos y estandartes. El filete porteño encontró muchos espacios donde modernizarse.
¿El filete modernizado es considerado del mismo modo que el tradicional?
Para muchos, el filete auténtico es sólo el tradicional. A mi criterio puede ser todo. Si la imagen que veo me hace pensar en un filete creo que es suficiente. Para mí está bueno que existan las dos cosas: gente que se mantenga en la tradición y en las bases y otros que quieran romper con eso y llevarlo a otro plano. Cuando no se pudo pintar más carros, seguramente hubo gente que dijo: “Ah, no, pero el filete en el colectivo no es filete”. Del mismo modo que hoy el body painting para algunos no lo es.
Un sentimiento alegre que se pinta
En opinión de Prenollio, el filete siempre fue menospreciado. Tal vez por tratarse de un oficio o por la costumbre del anonimato, “el fileteador nunca fue reconocido como un artista así como el filete no fue reconocido como un arte”.
“El fileteador nunca fue reconocido como un artista así como el filete no fue reconocido como un arte”.
Es arduo el camino que ha recorrido el filete porteño, de la mano de sus defensores, para conquistar el lugar que merece. En el 2006, fue declarado Patrimonio Cultural de la Ciudad de Buenos Aires (Ley 1941). Y en el 2007 se instauró la Exposición Permanente del Arte del Fileteado Porteño en el Museo de la Ciudad (Ley 2350). Sin embargo, el Museo del Filete –que en verdad es un bar– tuvo que esperar cinco años para ser inaugurado. Allí se exhibe una parte de la colección más grande de filete porteño, que fue donada por el artista catalán Nicolás Rubió en 1971 y que el Museo guardó durante 30 años. “Rubió fue la primera persona que se dio cuenta que el filete era algo más que un carrito pintado paseando por la calle”, destaca Prenollio. Junto a su mujer, la fallecida escultora Esther Barugel, fueron recolectando piezas desde 1950 y se embarcaron en una investigación que quedó plasmada en el libro Los maestros fileteadores de Buenos Aires. En septiembre de 1970, Rubió organizó la primera muestra de filete porteño, en la prestigiosa galería Wildenstein. Fue cubierta por los medios de aquella época y resultó un éxito. “A todos les parecía curioso ver un pedazo de carro colgado, cuando hacía unos años era del lechero que pasaba por sus casas y nadie le daba mucha importancia”, analiza Prenollio. Y continúa: “Es interesante que Rubió, el tipo que consiguió ver al filete porteño por primera vez, sea extranjero. Quizás era algo tan cotidiano que la gente de acá no le daba importancia”. Este aspecto puede pensarse hoy en relación al turismo, ya que muchos fileteadores sólo encuentran un interés real por su trabajo en los turistas que recorren las ferias de San Telmo y La Boca. “Nos debemos revalorizarlo desde acá”, enfatiza Prenollio. En su análisis, sostiene que actualmente sigue existiendo un menosprecio hacia el oficio, y menciona que en Internet se pueden encontrar comentarios como: “Pensé que el filete era un pescado” o “Eso es una mersada, una grasada”. Aunque entiende que pueda ser que sea una cuestión de gusto, se inclina a pensar que ese tipo de opiniones se deben a un desconocimiento de todo el trabajo que lleva. “Puede parecer sencillo pero lleva mucho tiempo lograr una obra bonita, vistosa, bien hecha y con calidad. Hay que estudiar y practicar mucho para lograr ser un fileteador más o menos bueno. Yo estoy en ese camino, tratando de mejorar, por suerte tengo amigos que son grandes maestros y muy generosos».
¿Cómo definirías al filete porteño?
Ricardo Gómez, un maestro que ya falleció, retoma los dichos de Discépolo sobre el tango y dice: “Si el tango es un sentimiento triste que se baila, el filete es sentimiento alegre que se pinta”. Y hay otra frase de Carlos Carboni, también fallecido, quien fue uno de los maestros más reconocidos por todos. Cuando se acercó a ver la famosa primera muestra en los ‘70, dijo: “Me asombra que la gente se asombre de lo que antes no se asombraba”.
Actualización 15/09/2015
Sep 9, 2015 | destacadas
El portazo de una puerta en miniatura, las palmadas de un abrazo o los pasos apurados del caminar de Doña Mariquita. No importa quién sea el personaje en acción, el fabricante de sonidos está sobre un costado del escenario y se llama Sebastián Pozzi, el actor y dramaturgo que realiza los efectos en sala en todas las obras del ciclo. “Hoy irradiaremos en vivo M’hijo el dotor, de Florencio Sánchez, en versión radial de Silvana Manfredi”, anuncia en los micrófonos de pie Thelma Biral, directora de la obra, mientras los actores –libreto en mano– aguardan sentados, luego de haber recorrido el pequeño pasillo de la sala al calor de los aplausos. Radioteatro en el Cervantes se presenta cada jueves a las 19 en el Teatro Nacional Cervantes (TNC), con dirección general de Víctor Agú y elencos protagonizados por Nora Cárpena. Lo especial del radioteatro es, según Pozzi, “el poder de la imaginación. Este ciclo ayuda a rescatar un género que cuando lo ves, te enamorás”.
La propuesta recrea obras clásicas del teatro argentino y homenajea a un género que, por distintas circunstancias, ha sido relegado. Sobre el escenario de la Sala Trinidad Guevara, Cárpena celebra al radioteatro con una frase de Agú y da comienzo al espectáculo: “El que escucha con su imaginación se convierte en co-autor, co-escenógrafo, co-protagonista”. La mención de los artistas por orden de aparición, el sonido pastoso de las canciones y la entonación de relatos y diálogos transforman la atmósfera y recuerdan a la época de oro del radioteatro, que en las décadas de 1940 y 1950 se impuso como género dramático de masas en la radiofonía argentina. Desde abajo del escenario, Biral indica con su mano el ritmo de los actores y las entradas y salidas de la música durante toda la función.
Los actores de la obra » M’ hijo el Dotor» de Florencio Sánche con dirección de Thelma Biral.
Actores: Nora Cárpena, Luciana Ulrich, Thelma Demarchi, Claudia Cárpena, Salo Pasik, Héctor Calori, Alvaro Ruiz, Aldo Pastur y Sebastián Pozzi.
“El radioteatro conserva algo que es artesanal y genuino, es parte de la magia”, señala Pozzi. Los actores siguen el libreto y se acercan a los micrófonos cuando es el turno de su participación. Mientras tanto, Pozzi efectúa los sonidos que la obra requiere, ya sea con su propio cuerpo o manipulando elementos como una pequeña puerta o una silla para indicar el momento en que un personaje se sienta. “Nora Cárpena muy graciosamente me dice ‘el hombre orquesta’. Estoy con una pata haciendo un efecto, con una mano saludando, metiendo algún bocadillo. Para lo que haga falta, ahí estoy. Necesitás mucha concentración y estar atento a todo lo que va pasando para crearle la fantasía al espectador que puede cerrar los ojos e imaginarse cómo es ese Don Olegario, si es alto, si es bajo, si tiene bigote o sombrero”.
En el caso de un beso, por ejemplo, lo más común es que lo haga el mismo actor sobre su propia mano para no generar distracciones. “Al tratarse de un repertorio de sainetes de principios del siglo XX, los efectos son muy limitados –explica Pozzi–. No hay efectos especiales como timbres o cosas grandilocuentes. Mi humilde trabajo es ir, acompañar al actor cuando va hacia adelante, ver cómo es el caminar de cada uno, si usa tacos, si va en chancletas, si los pasos son en la grava o en el pasto, cómo apoya algo, cómo toman mate”.
Pozzi, que empezó haciendo radioteatro como un juego en su ciudad natal, Curuzú Cuatiá en Corrientes, tuvo “la dicha y el placer” de heredar los efectos radiales de Ernesto Catalán, pionero en hacer sonidos especiales en sala. Desde 2012, Pozzi utiliza dichos elementos en “La radio en el teatro”, un programa que se emite los sábados a las 22 por Radio Provincia y donde el equipo, dirigido por Agú y encabezado por Cárpena, revive la obra de Alberto Migré.
“El radioteatro conserva algo que es artesanal y genuino, es parte de la magia”, señala Sebastián Pozzi.
A sala llena
“Estamos hasta las manos”, le dijo el acomodador al responsable del ingreso al Teatro Nacional Cervantes, al tiempo que la Sala Trinidad Guevara se llenaba. Como cada jueves, algunos asistentes eligieron sentarse en la escalera para no perderse el espectáculo, mientras que unas cuarenta personas quedaron afuera por capacidad agotada. “En cualquier momento van a tener que poner a la gente arriba del escenario porque están hasta las escaleras completas, todo lleno –bromeó Pozzi–. La sala se llena desde la primera función, evidentemente a la gente le gusta y lo pasan de boca en boca”.
Las funciones en el Cervantes recrean el hábito del radioescucha. El público de todas las edades reacciona, se ríe y comenta como si estuviera escuchando la radio. “Hay un feedback muy rápido que para nosotros es espectacular”, observa Pozzi.
Radioteatro en la Casa de la Provincia de Buenos Aires.
Aunque no considera apropiado hablar de un resurgimiento del género, Pozzi advierte un interés. “La gente se va animando y quiere entretenerse de otra manera. En cuatro años que llevamos haciendo el programa en Radio Provincia, vemos que hay repercusión. Incluso a principio de este año fuimos con una obra de radioteatro al Astor Piazzola de Mar del Plata, que tiene mil localidades y se llenó, no lo podíamos creer. La gente lo disfruta mucho y tiene que ser una fuente de trabajo para muchos compañeros”.
Hasta diciembre, el público puede elegir entre dos opciones en el Teatro Nacional Cervantes: “ver” los hilos de la magia sonora o cerrar los ojos y entregarse a la imaginación.
M’hijo el dotor dará su cuarta y última presentación el jueves 10 de septiembre con Nora Cárpena en el rol protagónico de Doña Mariquita y Luciana Ulrich en una destacada interpretación de los vaivenes emocionales de Jesusa. Salo Pasik, Héctor Calori, Claudia Cárpena, Aldo Pastur, Álvaro Ruiz, Thelma Demarchi y Sebastián Pozzi completan el prestigioso elenco.
El ciclo continúa con las adaptaciones radiales de Un guapo del 900, El debut de la piba, Los disfrazados y El casamiento de Laucha. Las localidades gratuitas se retiran en la boletería del teatro dos horas antes de cada función.
Ago 10, 2015 | inicio
Mauricio Macri se consagró candidato a presidente por la Alianza Cambiemos al superar en las PASO al radical Ernesto Sanz y a la representante de la Coalición Cívica, Elisa Carrió. Obtuvo alrededor del 25 por ciento de los votos, doce menos que Daniel Scioli el postulante del Frente para la Victoria. Pero si se suman los votos de todos los competidores que tuvo el Jefe de Gobierno porteño, la diferencia se reduce a ocho puntos.
Tal como habían prometido, los tres precandidatos de Cambiemos se mostraron juntos en el escenario, tras conocerse los primeros cómputos oficiales. Los militantes corearon los nombres de “Lilita” y “Ernesto”. Y las exigencias de Sanz y Carrió pesaron: Macri no bailó. La música típica del PRO -Gilda y Tan Biónica- musicalizó el búnker pero no la utilizaron para cerrar el acto, tal como lo hicieron en los últimos comicios.
Las últimas palabras fueron de Mauricio Macri. Cuando empezó a hablar, se sumaron los candidatos de la provincia y su equipo completó el fondo del escenario. Macri, quien recuperó el saco y el cinturón que había dejado de lado en los discursos anteriores, interactuó con el público: “Los héroes del día fueron los fiscales, ¿hay fiscales acá?”. Luego le dio la espalda a los espectadores para agradecer a los candidatos mirándolos a los ojos. “Se siente, se siente, Mauricio presidente”, cantaron todos. “Unidos somos más”, fue la frase final -repetida por Macri y por los militantes- que recordó al spot “Juntos somos más” de la Alianza encabezada por Fernando De La Rúa en 1999.
Arriba del escenario predominó la vestimenta negra, blanca y azul; sólo desentonó la blusa con arabescos naranjas de Gabriela Michetti. El único que rompió la prohibición de cruzar los brazos fue Lucas Llach, compañero de fórmula de Sanz. Los papeles del festejo y los globos celestes y blancos cayeron al final ante la mirada curiosa de Carrió y los abrazos de Macri con el resto de los candidatos. Su mujer, Juliana Awada, y su hija, Antonia, aparecieron cuando el acto había terminado y el micrófono ya no estaba disponible para mencionarlas. Durante toda la jornada, las palabras ‘crecimiento’, ‘sueños’, ‘felicidad’, ‘confianza’, ‘cambio’, ‘alternativa’, ‘esperanza’ se repitieron incansablemente como un mantra. Y, claro, no faltó la mención a Mónica de Wilde y a Alicia de Mataderos porque el nombre pila es utilizado como bastión de cercanía.
Menos amarillo
Con el color blanco como protagonista y detalles en la paleta multicolor que caracterizó a su campaña, el búnker en Costa Salguero se tiñó de la identidad de Cambiemos. Nada del PRO. Nada de UCR. Nada de la Coalición Cívica. Hubo globos, sí, pero sólo celestes y blancos.
“Los que estuvieron trabajando con la imagen buscaron un consenso, un equilibro para que todos nos sintamos representados. Está el blanco de los radicales, el multicolor del Pro, los colores de la Coalición. Me parece una buena síntesis” declaró Sergio Bergman en exclusiva para ANCCOM.
Cuatro fueron las conferencias de prensa previas a los discursos principales. Duraron entre 10 y 15 minutos y se brindaron con diferencias de una hora en el espacio del búnker destinado a tal fin. Los voceros insistieron en no hablar de resultados sin números oficiales. “Es ilegal e irresponsable, todavía se está votando”, dijo Jorge Macri. Sobre las denuncias de irregularidades, pidieron una y otra vez a los fiscales continuar en las escuelas para cuidar los votos hasta el final del escrutinio.
Todos subrayaron, además, que el sistema de votación es obsoleto. “Si tuviéramos la boleta electrónica, a esta hora ya tendríamos el resultado definitivo”, dijo Horacio Rodríguez Larreta a las 20:30 acompañado por Mariana Zuvic (CC), candidata a Parlamentaria del Mercosur por el distrito nacional, y Agustín Campero, vocero de UCR, durante lo que fue la la primera conferencia en conjunto de las tres fuerzas que conforman Cambiemos. Jorge Macri coincidió: “Nosotros nos rebelamos contra el sistema. No puede ser que tengamos que hablar de los aspectos negativos en lugar del disfrute del voto de la ciudadanía. El sistema no funciona, no es transparente. No es un sistema fácil ni para votar ni para escrutar. Tenemos que trabajar en un sistema que le devuelva a cada ciudadano la posibilidad de disfrutar del voto”.
A lo largo de toda la jornada, la palabra clave fue ‘cambio’. “Hay una alternativa real de cambio” afirmó Rodríguez Larreta en conferencia de prensa y Marcos Peña, el jefe de la campaña de Mauricio Macri, ratificó: “Va a ocurrir un cambio en la Argentina. Éste es el primer paso en esa dirección”.
El escenario principal estuvo a oscuras hasta las 21, cuando encendieron las pantallas con el logo de Cambiemos y abrieron las puertas. Entre los primeros militantes en ingresar al predio se encontraba el famoso Mago Sin Dientes, presente con su galera en los actos del PRO desde hace cinco años.
María Eugenia Vidal fue la primera en hablar sobre el escenario despojado de Cambiemos. Mientras en la pantalla se leía la frase “La esperanza del cambio” y sonaba “Mis ojos”, de Axel, Vidal apareció con una mano sobre su corazón: “Enorme beso y abrazo a los fiscales que están ahí. Queremos pedirles que no vengan acá, que se queden ahí cuidando los votos”. El público presente la recibió al ritmo de “Olé olé olé Mariu” y la despidió saltando: “Hay que saltar, hay que saltar, porque este cambio no va a parar”.
Actualización 10/08/2015
Ago 4, 2015 | inicio
“Un compendio de cosas que forman parte mi adolescencia y que estaban acá, en el cajón de los recuerdos. Los sacamos hoy para volver a escuchar”. Zeta Bosio eligió cuarenta discos entre los 50 mil vinilos que están resguardados en la Audioteca Gustavo Cuchi Leguizamón de la Biblioteca Nacional para contar -en una entrevista pública que protagonizó el lunes pasado en el Auditorio Jorge Luis Borges- por qué marcaron su vida y su trayectoria, un viaje al pasado musicalizado por Sui Generis, Bread, Electric Light Orchestra, Sumo y, por supuesto, Soda Stereo.
A partir de una vinculación inédita entre la Biblioteca y radio Vorterix, una vez al mes una personalidad destacada del mundo de la música es invitada para que seleccione la música clave en su historia: se trata de Vinílico, un ciclo de entrevistas a cargo de Maxi Martina que comenzó el mes pasado con Fernando Ruiz Díaz, cantante y guitarrista de Catupecu Machu. En este segundo episodio, el ex bajista de Soda Stereo recordó los momentos compartidos en el living de la casa de Gustavo Cerati y reflexionó sobre los cambios en las formas de escuchar música: “Esto que estamos haciendo ahora era muy frecuente. Íbamos con una pilita transportable de seis, siete discos abajo del brazo o en una bolsa de nylon a la casa de alguno que tuviera un muy buen equipo para escucharlos bien. Se escuchaban de otra forma, nos juntábamos. En el living de Gustavo estaba el equipo, lo copábamos nosotros para escuchar música”.
La bandeja sobre el escenario de Vinílico actuó como una especie de fogón que concentró miradas cada vez que se puso a girar un disco. El primer tema que sonó fue “Amigo vuelve a casa pronto”, del álbum Vida de Sui Generis. “Cuando compré mi primer tocadiscos, el vendedor me hizo escuchar el aparato con un disco de Los Beatles y me cambió la vida –contó Bosio-. Hasta que no terminé con la colección, no paré. Cuando compré todos, tuve necesidad de ir un poco más allá y empezar a escuchar otra música. En la adolescencia, empecé a tocar la guitarra y Sui Generis fue una cosa muy fuerte, sus temas eran una salvación porque eran muy tocables”.
Al enterarse de la existencia del archivo de discos, Maxi Martina ideó Vinílico junto a Sebastián Meschengieser, guionista y productor de medios. Ambos coinciden en que el interés de Vorterix radica en sacar la radio a otros espacios y en apostar a nuevos contenidos. Destacan, también, el criterio de apertura de la dirección de la Biblioteca Nacional Mariano Moreno: una propuesta de estas características, además, acerca un público diferente a sus instalaciones.
“El vinilo es el formato más generoso y el que tiene mejor audio –explicó Martina a Anccom-. Logra que cuando estamos escuchando música lleguemos lo más cerca posible de un artista que ya no está. Es generoso también en el arte, porque lo mostrás desde el escenario y el que está en la última fila lo ve. Es obsceno el vinilo. Se puede hacer lo que se te cante. Spinetta quiso hacer Artaud, ese disco deforme, y lo hizo. Led Zeppelin quiso calar el disco para que se muevan las ventanitas y lo hicieron. Es un formato generoso en todo lo que involucra una obra de música. Te permite volar, te permite crear”. Meschengieser, por su parte, señaló que el hecho de que el ciclo sea presencial se vincula con el espíritu del soporte: “El vinilo tiene una historia de compartir la música, no de compartir virtual sino de compartir juntándose en serio. Nosotros podríamos filmar, subir a la web y listo. Pero la idea es que acá haya gente, que sea cálido, que estén escuchando, que se escuchen las reacciones de la gente frente a determinada canción”.
El ciclo, además, funciona como una excusa para compartir y hacer público el patrimonio que está resguardado en la Audioteca. Como sucede con los libros, cada vez que una compañía discográfica editaba un vinilo, debía enviar por ley una copia al archivo de la Biblioteca Nacional. Vinílico resalta el valor de la música editada en Argentina y el trabajo realizado para cuidar el patrimonio. Estela Escalada es la responsable de la División Audioteca y Mediateca de la Biblioteca Nacional y quien realizó un trabajo de catalogación durante cinco años. Ese capital está disponible para la consulta pública. Hay 50 mil discos de vinilo, archivados desde 1940 hasta principios de 1990. Se trata, en palabras de Meschengieser, del “tesoro escondido de los amantes del vinilo”. Además hay otras colecciones: grabaciones sonoras analógicas y digitales (5 mil casetes de audio, 14 mil CDs), la colección de música impresa (270 mil partituras), y soportes audiovisuales (144 películas, 1700 VHS y 1500 DVDs).
El formato de Vinílico apela a destacar que a través de la música se puede conocer mejor a los artistas. Con ese objetivo, Martina indagó en las imágenes que le disparó al entrevistado cada tema compartido con el público. Zeta Bosio confesó haber tocado la guitarra en las misas del colegio: “Era una forma de tener un público cautivo, era seguro y a todo el mundo le gustaba. Hacíamos nuestras versiones. A veces se nos permitía meter versiones de La Bilbia de Vox Dei en la misa, entonces empezamos a buscar temas de ese tipo que pudieran ser un poco más revolucionarios y no cantar las típicas canciones. Pero el hitazo era el Padre Nuestro, esa la sabían todos”.
A partir de una vinculación inédita entre la Biblioteca y radio Vorterix, una vez al mes una personalidad destacada del mundo de la música es invitada para que seleccione la música clave en su historia.
A partir de los discos, el músico recorrió todas las etapas de su trayectoria. Un año entero a bordo de la Fragata Libertad, en la banda de música que tocaba cada vez que entraban a un puerto. También recordó su trabajo en una banda de casamientos y los idiomas que inventaban con Cerati: “Con Gustavo nos divertíamos mucho y jugábamos como chicos, jugábamos mucho con la música”. Enseguida mencionó la primera vez que fue al mítico Café Einstein y vio en vivo a Sumo: “El pelado estaba colgado del techo, boca abajo tocando la trompeta”. Llegó el momento de evocar el regreso de Soda Stéreo y los abrazos al final de los shows. La primera vez que fue a un boliche la recordó por “Turn to stone”, del disco Out of the Blue de Electric Light Orchestra (ELO): “Fue en San Clemente, A Go Go, un clásico de los años ’70. Y tomé mi primer trago, Séptimo Regimiento. Una combinación de cosas rarísimas. Discoteca, luces negras, era todo un cambio”.
La conversación también permitió descubrir influencias musicales impensadas: “El de Bread era un disco que se lo saqué a mi primo. Me llamó la atención este grupo, después lo escuché bastante y al final me pareció una porquería. Es una banda intrascendente pero que hizo un aporte, el cantante David Gates tenía algo especial. Marcó mucho una etapa de mi vida, los acordes de Bread me hicieron tocar de otra forma. El tema “Daughter” no me lo podía sacar de la cabeza, era de esos temas que se te pegan mal y ahora no me lo acuerdo para nada, pero tengo ganas de escucharlo de vuelta…”.
Con respecto al presente de Soda Stereo, Bosio señaló que es imposible hacer temas nuevos. Pero cree que el show que está preparando Cirque du Soleil, inspirado en la obra la banda, es una buena oportunidad para mantener vivo su concepto: “Si logramos un efecto parecido, estamos en el camino de preservar la sensación de lo que era Soda cuando tocaba en vivo, que es algo que no se puede encontrar en los discos”.
La Audioteca como espacio y Vinílico como vivencia resultan movilizadores para los músicos invitados. Mientras se escuchaban las canciones que él mismo había seleccionado, Zeta Bosio tocó el bajo imaginario y marcó incansablemente el ritmo con sus pies: “El vinilo te conecta mucho con el pasado. Es el formato en que se escuchaba música cuando yo era chiquito y cuando fui creciendo, en mi juventud y adolescencia. La música tiene el poder de revivir situaciones, creo que es más fuerte que una foto porque la foto se decolora. En tu cabeza, la música mantiene la fuerza que creés que tenía en ese momento”.
Todos los encuentros son grabados en audio y video y quedan a disposición de los netvidentes en la web de Vorterix. El próximo episodio de Vinílico se realizará los primeros días de septiembre con Ricardo Mollo. La entrada es libre y gratuita.
Actualización 05/08/2015