Por Fátima Águila
Fotografía: ARCHIVO Azul Andrade

Georgalos aplica un esquema escalonado de suspensiones que reduce el salario de los trabajadores, quienes temen que regresen los despidos que ya padecieron este año.

La fábrica de golosinas Georgalos aplica un esquema de suspensiones que afectará a los más de quinientos trabajadores de la planta de Victoria. De manera escalonada y de a tandas de ochenta operarios, la empresa empezó a notificar suspensiones por el lapso de quince días. La medida que comenzó a regir a fines de noviembre afecta fuertemente a los trabajadores que pasarán a cobrar el 80% del sueldo, no tendrán premio por productividad, ni se les pagarán las cargas sociales.

 

¿Dónde está la crisis?

Georgalos justifica las suspensiones: “en virtud de la delicada situación económica de público conocimiento provocada por la crisis económica y financiera que atraviesa el país, y siendo un caso de extrema fuerza mayor, se requiere del esfuerzo conjunto de la comunidad productiva para la continuidad de la empresa”, manifiestan en el acta donde dan a conocer el acuerdo. Por su parte, los trabajadores suspendidos señalan que la fábrica no está atravesando una crisis: “Están viendo de aumentar su producción en Río Segundo y otras partes de Córdoba; están buscando inversores por doscientos millones de dólares para expandir su negocio en Latinoamérica; son sponsor en el torneo de primera división de la AFA y también en programas de prime time como el de Guido Kazca; sumale a que hace unos meses uno de los directivos salió por todos lados a decir que lanzan su primera línea de helados”, comenta Miguel Maciel, uno de los trabajadores suspendidos, en diálogo con ANCCOM y agrega: ¿Dónde está la crisis? La única crisis que veo acá está en los bolsillos de los trabajadores”.

 

“Georgalos nos suspende bajo el artículo 223 bis de la Ley de Contrato de Trabajo (LCT) que dice que tienen que tener un argumento fuerte de crisis para darle curso a la medida. Para nosotros ese artículo está mal aplicado, porque no vemos una crisis evidente en la fábrica”, explica Maciel y agrega: “A lo sumo, lo que puede haber es una merma de la ganancia, algo que lejos está de ser una crisis. Ante esto, la empresa se pregunta ¿cómo podemos mantener la rentabilidad? y la solución que encuentran es reducir la masa salarial con este cronograma de suspensiones”.

 

Un acuerdo ilegal

El acta de suspensiones fue firmada sólo por la empresa y directivos del Sindicato de Trabajadores de la Industria de la Alimentación (STIA), quienes dejaron afuera del acuerdo a la Comisión Interna, que es la representación primaria de los trabajadores en la fábrica. “Sostenemos que el acuerdo es ilegal porque se firmó de espaldas a la Comisión Interna. No puede haber ningún acuerdo que modifique nuestra realidad sin su consentimiento” remarca Maximiliano Montero, uno de los trabajadores suspendidos, y destaca que además el acuerdo empezó a regir sin ser homologado ante el Ministerio de Trabajo.

 

“Denunciamos la ilegalidad de las suspensiones no solo por la mala implementación del artículo 223 bis y la no participación de la comisión interna, sino porque además suspendieron a compañeros que cuentan con fueros gremiales”, advierte Maciel sobre la gravedad de la situación y agrega: “Se hizo asamblea en la fábrica y se votó rechazar el acuerdo. Por eso la Comisión Interna está tratando de impugnar el acta”.

El antecedente de mitad de año

“En este último tiempo, los trabajadores industriales, y no sólo en Georgalos, estamos sufriendo un ataque brutal que se ve reflejado en el deterioro de nuestra calidad de vida”, explica Montero, quien fue uno de los cinco trabajadores despedidos ilegalmente en junio de este año después de acatar una huelga convocada por el sindicato. Tras meses de lucha, la justicia laboral dispuso en primera instancia la reincorporación de tres de ellos –quienes hoy se encuentran suspendidos–, mientras que los dos restantes continúan exigiendo la reinstalación efectiva a sus puestos de trabajo.

 

“Nosotros lo que queremos es trabajar. No queremos ningún tipo de resarcimiento, queremos la reincorporación definitiva”, comenta Maciel, quien también fue despedido ilegalmente en junio. “Nos echaron sin un mango y peleamos solos porque ahí ni estuvo la CGT ni el sindicato. Fue a partir de la pelea que dimos nosotros junto a nuestros compañeros y a otras organizaciones solidarias que pudimos lograr la incorporación” remarca Montero y agrega: “Ahora que contamos con esa experiencia legal, nos toca hacerle frente a las suspensiones ilegales”.

 

Una reforma laboral de hecho

“Lo que advertimos es que valentonada por el triunfo del gobierno en las últimas elecciones, la empresa está queriendo llevar adelante una reforma laboral de hecho”, indica Maciel y, en la misma línea, Montero agrega: “Esto no empezó ahora con las suspensiones, sino que durante todo el año vimos cómo la empresa avanzó en aumentar los volúmenes productivos, flexibilizar nuestras condiciones de trabajo, vulnerar un derecho constitucional como lo es el derecho a huelga y congelar nuestros salarios”.

 

Hoy, 6 de diciembre, en zona norte se organiza un encuentro de trabajadores sindicalizados, movimientos sociales y sindicatos combativos en el que van a participar los operarios suspendidos de Georgalos. “Ante la no actuación de los sindicatos y de la CGT a los trabajadores de a pie nos quedan dos opciones: o lloramos y aceptamos lo que quieren los empresarios –y eso va a ser perjudicial para nosotros y nuestra familia– o nos organizamos y empezamos a pelear,” concluye Montero.