“La violencia de género virtual también es real”

“La violencia de género virtual también es real”

Milagros Schroder, coordinadora de educación de la ONG Faro Digital, reflexiona sobre el rol adulto de acompañar a las y los jóvenes en la prevención de la violencia de género digital y el uso reflexivo de las redes sociales.

En el entorno digital han resonado recientemente fuertes casos de violencia de género. Hace unas semanas, se conoció que un grupo de jóvenes bonaerenses de 15 años, de San Martín, difundieron y vendieron imágenes íntimas de sus compañeras de colegio sin consentimiento, manipuladas con inteligencia artificial. También, en septiembre conocimos el caso de Ema, una adolescente que se suicidó después de que un compañero difundiera un video íntimo sin su autorización. Pero, ¿qué hay detrás de estas prácticas? ¿Cómo puede un adulto conversar con los jóvenes sobre la difusión de imágenes íntimas? ¿Estamos naturalizando nuevas formas de violencia como sociedad?

Faro Digital, una ONG que investiga y fomenta el uso crítico de las plataformas digitales, acaba de ser declarada de interés social y educativo por la Legislatura de CABA. A partir de charlas, capacitaciones, contenidos educativos y campañas, la organización promueve la construcción de una ciudadanía digital y cuidados desde la educación, comunicación e investigación. Milagros, responsable del equipo de talleristas y de los contenidos educativos, trabaja en la organización desde hace seis años. “Faro para mí es un espacio de militancia, para hacer una sociedad mejor”, cuenta Milagros Schroder, coordinadora de educación de la ONG.

¿Observan un aumento de casos de difusión de imágenes sin consentimiento con la utilización de inteligencias artificiales en los últimos años?

Desde Faro Digital hablamos bastante de la difusión de imágenes íntimas sin consentimiento y de la violencia de género, que no son temas nuevos. Existen muchísimos casos desde hace años. Lo que se está renovando es la técnica, como el uso de la inteligencia generativa para producir fotos. No cambia la violencia: sigue siendo difusión de imágenes sin consentimiento. Y si las imágenes que se viralizan y difunden son de menores de edad, también es material de explotación sexual infantil. Lo que hacemos es sumarle preguntas a esto. ¿Para qué estamos usando la tecnología? ¿De qué modo se usan las inteligencias artificiales generativas? ¿Se utilizan para justificar la difusión de imágenes sin consentimiento? Porque ya de por sí la difusión de imágenes es una manipulación. Todo lo que es sin consentimiento, es violencia. No importa cómo, dónde, cuándo o en qué formato se adquieran las imágenes.

¿Puede haber razones económicas para hacerlo?

En estos casos también se da la monetización de la violencia, porque se venden las imágenes generadas. Esto tampoco es nuevo, pero internet amplifica la posibilidad de monetizar esa violencia. Y ahí también aparece otra pregunta que podemos sumar como sociedad: ¿qué prácticas no estamos observando o no nos estamos cuestionando? La excusa o la justificación aparente en los casos de generación de imágenes con inteligencia artificial es: «pero no es el cuerpo de ella” o “no es la cara de ella, es su cuerpo”. Entonces, ¿no es más real porque hay una manipulación? Lo que importa es la identificación con un nombre y apellido. Todo lo que está asociado a mi nombre y apellido, soy yo, es mi identidad, mi persona. Entonces va más allá de si el contenido es real o no. Aparte, fue manipulado con una intención. Entonces, ya todo eso es violencia y se asocia a una identidad real. Quizás, la justificación de que la inteligencia generativa crea imágenes “que no son” el cuerpo o la cara de una persona busca mostrar la acción como menos grave.

Hay un montón de cosas que se deconstruyeron como, por ejemplo, ya aprendimos que no nos violan por tener la pollerita corta. Sin embargo, cada vez que se difunde una foto, la mirada está puesta en si teníamos una pollerita corta o no. Hay una revictimización constante. Entonces, lo que deconstruimos en otros entornos no se traspasó directamente al entorno digital, sino que se replica. Entonces, tenemos que volver a discutir todas las prácticas. También es clave poder ponerle nombre y apellido a la violencia que sucede en las plataformas. La Ley Olimpia habilita al territorio digital como un espacio más donde sucede la violencia de género. Entonces, también tenemos que darle realidad a la virtualidad. Lo virtual es real. La violencia de género es real.

¿Cómo percibís que los chicos reciben las charlas sobre difusión no consentida de imágenes íntimas?

Muchas veces, en los talleres, cuando hablamos con los chicos y las chicas sobre la difusión de imágenes íntimas sin consentimiento como una violencia de género, primero, quienes fueron víctimas, se sienten más abrazadas. Porque eso que sufrieron ahora tiene nombre. También, pasa que hay otros chicos o chicas que dicen «Ah, pero yo no quiero ser violento, no difundía la imagen desde ahí», entonces, cuando se dan cuenta lo estructural, se abren reflexiones. Si bien hay un responsable que la inicia, todos participamos en la difusión. Muchas veces también esas fotos se comparten desde la indignación o el enojo, no siempre se comparten desde el morbo, o la libido. Pero en cualquier caso se está reproduciendo la práctica, porque se sigue difundiendo. Entonces, la reflexión ubica a las chicas y los chicos en otro lugar. Agregamos preguntas en una práctica que habían naturalizado.

No solo tenemos que enseñar a posibles víctimas a defenderse, sino a no reproducir la violencia. Una vez hicimos una investigación sobre grooming y la percepción de las adolescencias. Y una de las preguntas que hacíamos era: ¿qué podemos hacer para prevenir el grooming? Y una chica nos dice: «Y, no sean pederastas». Un poco es eso, las violencias van a dejar de suceder cuando no seamos violentos y violentas. Mientras tanto, como estos problemas no son digitales, son sociales, culturales e históricos, lo que tenemos es un nudo gigante. Mientras la problemática exista, yo tengo que enseñar estrategias de defensa o de minimizar riesgos. Pero por supuesto, “no seas acosador o acosadora” es clave también. ¿Qué vínculos estamos fomentando socialmente en las familias y las escuelas? ¿Cómo nos tratamos? No es casualidad que se reproduzcan esas violencias.

Internet es un territorio, donde funcionan lógicas de poder, y donde hay un correlato a todas las problemáticas históricas y culturales de nuestra sociedad. La difusión de imágenes no es un problema digital, es un problema social. Porque nos vinculamos entre personas mediante pantallas.

Milagros Schroder

Frente al sentido común de que las y los jóvenes saben más de tecnología, ¿cómo puede un/a adulto/a para abordar con ellas y ellos la violencia de género digital?

Lo que los chicos y las chicas entienden más es la parte técnica instrumental. Saben qué click hacer o tienen menos miedo de hacer ese click. Pero los y las chicas no conocen todo lo que tiene que ver con conceptualizar lo que está sucediendo en internet. Y bienvenido sea. Ahí viene el rol adulto para cuidar, y conceptualizar que Internet es un territorio, donde funcionan lógicas de poder, y donde hay un correlato a todas las problemáticas históricas y culturales de nuestra sociedad. La difusión de imágenes no es un problema digital, es un problema social. Porque nos vinculamos entre personas mediante pantallas.

Entonces, el rol adulto se tiene que diferenciar en ponerle preguntas a todo. ¿Cómo sabemos qué preguntas hacer sobre las prácticas de las de los chicos, de las chicas? Y bueno, en principio, hay que intentar conocer las prácticas. Nuestro gran lema es: «¿Cómo te fue en internet hoy?», así como les preguntamos cómo les fue en la escuela. Pero que la pregunta sea concreta, por ejemplo, “¿cómo te fue hoy, con Minecraft, con Roblox, Tik Tok?” “¿Viste a tal influencer?” Cuando vos conocés realmente lo que hacen en línea, entonces la pregunta es mucho y el diálogo son mucho más fluidos. Por supuesto, habrá algunas cosas que quieran compartir o no compartir. Ahí hay una autonomía que también respetamos, no hay que contarle todo a las y los adultos. Pero sí que cuando algo le incomode, te pueda levantar la mano.

También, si los adultos tomamos la tecnología como premio/castigo y cada vez que pasa algo, la respuesta inmediata es sacarle el celular, desconectar el WIFI, limitarlos, bloquearlos, prohibirles, no van a querer compartir nada. Cuando internet deja de ser un premio/castigo, se habilita otro diálogo.

Tenemos que dejar atrás un poco esta idea de las “nuevas tecnologías”, porque ya no son nuevas, existen hace 30 años. Entonces, hay una idea de salir de nuestra zona de confort. ¿Qué es lo que nos da miedo? ¿Lo instrumental? No pasa nada. Existen un montón de tutoriales, podemos preguntarle a otras personas que nos ayuden. Animémonos a hablar de las prácticas digitales, que dejen de ser individuales para ser prácticas compartidas, colectivas, sociales. Hablar más de lo que nos pasa. Tenemos que hablar de lo que ellos y ellas hacen y de lo que nosotros hacemos en internet, para también encontrarnos en la vulnerabilidad común. Por ejemplo, el hecho de agarrar el celular para ver la hora y quedarse media hora viendo mensajitos y videos y pasar de plataforma en plataforma. Nos pasa a todos, hay una vulnerabilidad común. Cuando encontrás que a alguien le pasa lo mismo que a vos, ahí empieza un diálogo donde hay un espejo donde reconocernos. A partir de ahí, está bueno armar un puente intergeneracional, como le decimos acá en Faro.

¿Qué puede hacer un familiar para acompañar a las infancias y adolescencias en el uso de internet?

Cada familia es un mundo. No hay una receta que funcione para todo el mundo. Lo que necesitamos es valorizar y valorar a las infancias y adolescencias como sujetos de derecho. Son sujetos activos. Necesitamos acompañarlos y cuidarlos activamente. La Convención del los Derechos del Niño habla de su derecho a vivir en un mundo libre de violencias.

Los adultos tenemos cierta distancia con lo digital, como si los chicos y las chicas supieran más de eso. “Esto es de su época, no es mi época”. Esta es nuestra época también. Es nuestra generación la que está creando esta tecnología, entonces también somos responsables de cuidar sus prácticas y usos. Tenemos que garantizarles sus derechos de desarrollo, de vida, de juego, de ocio. Y tienen el derecho a compartirlo en familia. Pero para eso necesitamos una educación digital integral que acompañe no sólo en la construcción de una ciudadanía digital, sino sobre todo acompañar una cuidadanía digital, donde todos los actores sociales nos hagamos cargo del cuidado. Habrá algunas familias donde el diálogo cueste más, pero por eso me parece que la responsabilidad es social, porque el ejemplo del  diálogo tiene que aparecer en otros entornos sociales. Desde el Estado, las plataformas, las organizaciones civiles, la familia, la escuela.

Entonces, ¿qué tiene que hacer cada familia para acompañar a los chicos y chicas? Lo mismo que vienen haciendo: cuidarlos. Es saberlos sujetos de derecho, acompañarlos, que la tecnología no sea un premio-castigo; es hablar sobre cómo le fue en internet, es no tener miedo a internet, a la adolescencia o la infancia. Porque son etapas que hemos pasado ya, son naturales y son necesarias para el desarrollo de cualquier persona. Entonces, el rol es acompañarlos desde la incomodidad. Por supuesto, ser adulto es incómodo. Ser adulto, cuidando adolescentes e infantes, es incómodo, pero es el rol que tenemos. Desde ahí, hacer «tribu» también entre adultos para acompañarnos.

Pensando en el caso de Ema, la adolescente que se suicidó un día después de que su compañero de colegio difundiera un video íntimo suyo sin su consentimiento, ¿qué preguntas podemos hacernos para reflexionar sobre esta problemática?

En general, cada vez que vamos a talleres con adolescentes, en el 90% alguien habla del suicidio. Y como organización tuvimos que capacitarnos para responder. Entonces, ahí también hacemos preguntas. ¿Por qué se llega eso? ¿Qué vínculos tuvo esa persona con la vida? El suicidio no es unifactorial, no pasa lo mismo en todos los casos. Y el suicidio en casos de difusión de imágenes sin consentimiento tampoco es nada nuevo. Las minimizaciones o justificaciones que aparecen  como «no es el cuerpo real» es ver sólo una foto chiquita de la problemática, es no ver la película entera.

Esa minimización no tiene en cuenta que hay vidas en juego, algunas llegan al suicidio u otras que mantienen una vida muy afectada social, psiquiátrica o profesionalmente. Y también hay una revictimización, porque le echan la culpa a la víctima de algo que no hizo. Y lo que tienen estas prácticas es que son anónimas. El anonimato genera una doble violencia, porque hay alguien que te está agrediendo y encima no sabes quién es. Entonces, hay un fantasma que puede aparecer en cualquier momento, hay un estado de alerta constante.

Es muy complejo lo que sucede. Por eso, trabajamos tanto en la prevención. Si trabajamos en la reparación, es tarde. Por supuesto, es importante que las acciones reparatorias sean más eficientes, pero actualmente llegan tarde, son torpes, lentas, incompletas. Necesitamos prevenir. Que no suceda más, no que resolvamos después.

¿Cómo reciben desde Faro Digital el reconocimiento de la Legislatura porteña?

Faro Digital nació en 2015 como un trabajo de mucha gente, de muchos años, en distintos territorios. Esta declaración de la Legislatura de CABA es un abrazo a toda esa gente, a todas horas repartidas en los distintos territorios, y el ánimo a seguir recorriendo el territorio. Vemos una falta de un vínculo desde la investigación académica hacia el territorio, hacia lo que está pasando realmente, y desde Faro intentamos hacer ese puente. También pone en la agenda pública la importancia de la educación digital integral, no somos la única organización dedicada a eso. Nos entusiasma mucho que reconozcan nuestro trabajo desde afuera.

El Gobierno continúa atacando a la salud mental

El Gobierno continúa atacando a la salud mental

El Centro 1 Hugo Rosarios, en Núñez, será cerrado según anunció el Ejecutivo nacional para lotear el terreno. El centro depende del gobierno porteño, pero el espacio es de Nación. Los trabajadores vienen convocaron a una asamblea para este miércoles a las 10.

Los trabajadores del Centro de Salud Mental N° 1 Dr. Hugo Rosarios están en estado de alerta y movilización porque el gobierno nacional quiere subastar el terreno donde funciona. Exigen una respuesta inmediata al Jefe de Gobierno porteño, Jorge Macri, que asegure la continuidad de los servicios. El 24 de octubre entró en vigencia el Decreto 950/2024 donde se ratificó, entre otros, el Decreto 952/2016 que autorizaba la enajenación del terreno ubicado en Manuela Pedraza 1558. Bajo la presidencia de Mauricio Macri el personal logró frenar el avance de los negociados privados sobre el predio, aunque en una especie de deja vu, el presente los obliga a volver a luchar por la salud pública, gratuita y de calidad. 

El Centro N° 1 funciona desde 1968 en el barrio de Núñez, aunque alberga gran parte de la demanda de atención de salud mental de toda la zona norte del Área Metropolitana de Buenos Aires. Más de mil pacientes por semana son atendidos de forma interdisciplinaria: allí trabajan psicólogos, psiquiatras, trabajadores sociales, nutricionistas, entre otros profesionales. También funcionan dos hospitales de día: uno para adultos, y “La Cigarra” destinada a niños con autismo y psicosis. “Los hospitales de día tienen la compleja estrategia de evitar la internación y fomentar la inclusión social de los pacientes”, sostuvo Marcela Giménez, terapista ocupacional y delegada de la Asociación de Trabajadores del Estado (ATE).

Ni quienes reciben atención en el Dr. Hugo Rosarios ni los empleados del hospital fueron avisados sobre la situación en la que se encuentran. “Si llegan a cerrar ahí ¿qué hacemos nosotros los pacientes? Con todo lo que vivimos, se la siguen agarrando con los que menos tenemos”, expresó con incertidumbre y angustia Ana Hlousek, paciente del Centro hace 13 años. No conformes con destruir la trama urbana e identitaria de la ciudad, ocho años después, intereses de unos pocos vuelven a insistir contra los puestos de trabajo y la integridad de los pacientes del Centro de Salud Mental N°1. 

El vocero presidencial Manuel Adorni, en un intento de justificar la subasta de inmuebles de la Agencia de Administración de Bienes del Estado (AABE) argumentó que están en desuso o mal uso y generan gasto. Sin embargo, Hlousek agregó que “el Centro funciona bárbaro, ahí me salvan la vida, es un lugar maravilloso”. La paciente, además, es pensionada, por lo que comentó que si no le entregaran la medicación que necesita para su estabilidad, no podría pagarla. En el centro también proveen fármacos de manera gratuita a quienes los requieren, otorgando más de 500 recetas por mes. 

“Es paradójico que en este momento donde se le da lugar a hablar de salud mental en el espacio público y mediático, haya una falta de políticas orientadas a achicar la brecha entre las personas que son atendidas, y quienes necesitan asistencia y nunca recibieron, casi el 70 por ciento”, explicó Giménez. El Centro N°1 Dr. Rosarios junto al Centro de Salud N° 3 Ameghino son los únicos dos centros de salud mental públicos de la Ciudad de Buenos Aires. 

Dentro del plan de lucha que definieron los trabajadores, convocan a toda la comunidad, pacientes y profesionales a acercarse a la asamblea abierta que se realizará el 6 de noviembre, este miércoles, desde las 10 de la mañana en Manuela Pedraza 1558. Buscan visibilizar el estado de alerta para que el gobierno de la Ciudad intervenga con Nación y lleguen a una resolución que proteja al Centro N° 1. “El equipo puede ser con los mejores profesionales, mucha vocación y amor, pero si no están las condiciones administrativas, presupuestarias y físicas no es posible y no condicen las palabras con los hechos” cerró Marcela Giménez. 

 

Derecho a la belleza

Derecho a la belleza

Esta semana se realiza en Buenos Aires la XII edición del Festival Internacional VaPoesía Argentina, con el propósito de llevar poemas a sectores vulnerables de la población.

La propuesta surgió en 2013 de la mano de Marta Miranda y Ricardo Rojas Ayrala, escritores y gestores culturales. “Este festival nació con la necesidad de aportar algo a nuestra comunidad. Con Ricardo somos codirectores del festival, y como no somos trabajadores de otra cosa que no sea de la palabra, decidimos que la literatura podía ser una herramienta de inclusión social. Por eso decidimos crear un festival que otorgara espacio a las comunidades que no tienen por hábito participar en eventos como festivales de literatura”, afirmó Miranda y completó: “Con la excusa de la poesía generamos un espacio para que, a través de la palabra, las personas se repiensen como sujetos de derecho. En ese espacio de las palabras, que todos compartimos, creamos un momento donde podemos volver a encontrarnos con nuestros sueños, a pensar lo que queremos, recordar lo que deseábamos, y por qué no, tratar de hacerlo posible.”

Desde su primera edición, el festival convocó a más de 170 escritores internacionales y nacionales, recorrió más de 26.000 kilómetros para abrir el diálogo poético en cárceles, escuelas, barriadas populares, comedores, sindicatos, poblaciones originarias y refugios de gente en situación de calle, entre otros ámbitos. “Los que hacemos VaPoesia –afirmó Rojas Ayrala-  creemos que los desafíos que enfrentan las comunidades en situación de vulnerabilidad es que no se las toma en cuenta como sujetos de derecho. Eso no solo implica el acceso a la vivienda, la alimentación, un trabajo digno, la salud y la educación, sino también el acceso a la cultura en general. Uno de los derechos que queda en el camino, porque pareciera no ser muy urgente, es el derecho a la belleza. Por eso, consideramos que hay que atender todas las otras situaciones estructurales sin perder de vista que se tiene derecho a la cultura en todas sus manifestaciones.”

VaPoesía propone una integración de autores regionales e internacionales para construir un espacio de inclusión que fomente el contacto con la literatura como herramienta para expandir la reflexión y la expresión. Valeria Sandi, poeta boliviana invitada, expresó: “La importancia de la poesía es que nos ayuda a reconocernos en el otro. Hay muchas cosas en común en nuestros territorios, desde las problemáticas hasta nuestros sueños. Escuchar es un acto de crecimiento. Espero que los participantes se lleven interés, ganas de leer y quizás de escribir. Muchos de ellos lo hacen, tienen empatía y ganas de desarrollar actividades desde su barrio o comunidad. Esos impulsos son vitales para continuar.”  Ella, junto a otros poetas, estará el martes a las 15:30 en la Escuela de Artes y Oficios Monseñor Romero, de la Villa La Cárcova, del Partido de San Martín, y el 7 desde las 19 en la Biblioteca El Resplandor, de Boedo.

Por su parte, Magnus Williams Olssen, escritor y traductor sueco invitado al festival, destacó las particularidades de la poesía en nuestro tiempo: “La idea de que la poesía es solo para intelectuales es un concepto que pertenece al pasado. Hoy la poesía es para todos, cualquiera puede publicar sus poemas en una red social. La poesía también es un modo de pensar, un modo de filosofía accesible para todo el mundo.” El autor estará este martes a las 10 en el Instituto de Menores en Conflicto con la ley José de San Martín

En esta edición el festival se desarrolla en dos etapas: desde el 28 de octubre al  primero de noviembre se realizó en la provincia de Mendoza, y del 4 al 8  en Buenos Aires. Su puesta en marcha peligró frente al contexto de crisis social y económica que atraviesa el país, agravado por el desfinanciamiento del gobierno a las políticas culturales.

Al respecto, Miranda sostuvo: “Tuvimos que hacer un ajuste fuerte. Estaba la decisión de suspender el festival por este año o reacomodarnos. No nos dimos la opción de suspender porque la comunidad no se suspende. Invitamos menos autores, recortamos algunos días pero igualmente estamos. Este gobierno claramente no quiere financiar la cultura, no le interesa nada más que los capitales financieros, pero un país está hecho por su gente y nosotros trabajamos con ellos, y somos parte de eso.”

Aparte de Olssen y Sandi, este año el festival contará con la participación de los argentinos Sergio Morán,  Liliana Ponce Laura López, Alejandro y María Laura Decesare, Marcelo Carnero, Mabel Albesa y Jotaele Andrade, y de los colombianos Javier Naranjo y Orlanda Agudelo Mejía.

Otras actividades abiertas al público en Buenos Aires se harán  en el Teatro de la Asociación Bancaria, la Asociación Gremial Trabajadores del Subte, y el  Programa de Alfabetización, Educación Básica y Trabajo para Jóvenes y Adultos (PAEBYT) de la Ciudad de Buenos Aires y culminarán el viernes a las 19 y 30 en el Café-Bar La Poesía. La agenda completa se puede consultar en  las redes del Festival

Pañuelazo en defensa de la ESI

Pañuelazo en defensa de la ESI

Docentes de todo el país denuncian que el Gobierno de Milei quiere eliminar la ESI y alertan sobre el completo desfinanciamiento de los programas destinados a prevenir el embarazo adolescente y las enfermedades de transmisión sexual.

La Red de Docentes por el Aborto Legal realizó un pañuelazo frente al Palacio Pizzurno porteño, sede del exministerio de Educación de la Nación –degradado a secretaría por el gobierno de Milei–, en defensa de la Ley de Educación Sexual Integral (ESI).

La convocatoria, que tuvo lugar este viernes, fue en reclamo al desfinanciamiento oficial del presupuesto destinado a la ESI, incluido el recorte ejecutado en provisión de métodos anticonceptivos, tanto en escuelas como en centros de salud.

ANCCOM dialogó con la docente jubilada Alicia García Tuñón y con la maestra de primaria Renata Vismara, ambas integrantes de la Red de Docentes por el Aborto Legal y principales organizadoras del pañuelazo. El principal objetivo que impulsan es que se concientice desde la infancia y adolescencia sobre la educación sexual, según los tres pilares de educación sexual para decidir, anticonceptivos para no abortar y aborto legal para no morir, resguardados y amparados por la ESI, sancionada por el Congreso en 2006.

La ESI, a su vez, forma parte del Programa Nacional de Educación Sexual Integral –dentro del ámbito del Ministerio de Educación de la Nación– y constituye una herramienta esencial en el reconocimiento de la pluralidad de identidades y orientaciones, que permite que cada estudiante construya el conocimiento sobre su propio cuerpo y emociones, así como sus derechos.

La ley, asimismo, establece que todos los establecimientos educativos del país, tanto públicos como privados, deben ofrecer ESI en sus programas de enseñanza. “Desde la comunidad educativa reafirmamos la necesidad de una educación sexual integral que no se límite al biologicismo, ni a lo prohibido, ya que determinados contextos se intentan imponer narrativas restrictivas”, expresó García Tuñón.

“El Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires lo que promueve hoy no es la ESI, sino la educación emocional, dando una respuesta rápida, fuera de contexto de lo que realmente está pasando con las niñas y adolescentes –agregó García Tuñón–. La ESI no solo previene situaciones de abuso y violencia, sino que también educa en la empatía, la solidaridad y la capacidad de establecer vínculos saludables. Es en la escuela donde de deben cultivar estos valores fundamentales para la construcción de una sociedad más equitativa. También sabemos que sin presupuesto no hay política pública alguna”. La especialista alude a que en colegios y centros de salud de CABA y del interior del país, por los recortes del Gobierno nacional, ya no se entregan anticonceptivos de manera gratuita, aumentando así el riesgo de enfermedades de trasmisión sexual y embarazos no deseados.

La Red de Docentes fue creada hace diez años y hoy nuclea a más de 500 organizaciones a nivel federal. Nació como una idea de maestras y profesoras que eran activistas de la Campaña Nacional por el Derecho al Aborto Legal, Seguro y Gratuito, que plantearon la necesidad de sacar el tema del aborto de la clandestinidad y llevarlo a lo más alto de la enseñanza, habilitando a niñas y adolescentes a reflexionar y decidir sobre su propio cuerpo.

Entre las participantes del pañuelazo estuvo Daniela Gómez (18), vecina de los alrededores del palacio Pizzurno. “Me acerqué con tres amigas porque vimos la convocatoria que hizo la organización en las redes y además porque me gustan las causas justas. A futuro voy a estudiar abogacía y no me gustaría que ninguna chica de mi edad, ni mucho menos niñas, queden embarazadas por falta de información o por un abuso, y en tal caso que ellas pudieran decidir sobre su propio cuerpo, seguir o no su embarazo, pienso que todas tenemos que apoyar estas causas”.

Durante el pañuelazo se invitó a todos los concurrentes, alumnos y docentes de distintos centros educativos, a pensar la emocionalidad desde una mirada integral, no solamente desde la mera emoción, ya que la tan publicitada “educación emocional” se limita a gestionar, controlar y dominar la emoción. Eso es precisamente lo que desde la Redes de Docentes intentan no trasmitir, por el contrario, se trata de reflexionar, comprender y dialogar con el sentir de aquellos que están vulnerables a determinadas situaciones.

Al respecto, Vismara, maestra de primaria de una escuela de la zona de Flores, denunció que el Ministerio de Capital Humano encargó a una ONG programas de ESI en donde lo que la ONG decía era que la principal medida de cuidado es la abstinencia sexual, “medida que consideramos errónea –explicó– porque no se trata de prohibir al cuerpo necesidades biológicas ni adoptar medidas ideologicistas, laicas, ni mucho menos reprimirlas, sino más bien informar, prevenir y acompañar las emociones desde el poder de decisión del propio cuerpo”.

“Como ya sabemos hay cero pesos de presupuesto para la ESI en 2025, de este modo se deja librados a su suerte a niñas y adolescentes de todo el país. La docencia en todos sus niveles está fuertemente comprometida con esta causa de reforzar nuevas miradas a los programas de las ESI”, remarcó.

Vismara denunció asimismo el total desfinanciamiento del Plan Nacional de Prevención del Embarazo no Intencional en la Adolescencia (Plan ENIA), vigente durante el gobierno de Alberto Fernández, que en CABA tuvo como resultado la disminución de un 50 por ciento de embarazos adolescentes, y un 40 por ciento a nivel federal.

Para continuar reclamando y llamando la atención sobre el riesgo que corren niñas, adolescentes y adolescentes, la Red de Docentes está planificando otras actividades, como acompañar la marcha que se llevará a cabo el 25 de noviembre en el Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra las Mujeres y el 30 de diciembre en el cuarto aniversario de la sanción de la Ley 27.610 de Acceso a la interrupción voluntaria del embarazo.

La Marcha del Orgullo en tiempos violentos

La Marcha del Orgullo en tiempos violentos

Una multitud tomó el centro porteño para realizar la 33° Marcha del Orgullo, la primera bajo el gobierno de Javier Milei. Carrozas, columnas de las organizaciones LGBTIQ y miles de participantes espontáneos recorrieron desde Plaza de Mayo hasta el Congreso reclamando contra los discursos de odio, la quita de medicamentos para pacientes VIH y el ajuste contra las políticas de ampliación de derechos.

Este sábado 2 de noviembre se realizó la marcha anual del Orgullo, desde Plaza de Mayo al Congreso, en la que desfilaron carrozas y una multitud que interrumpió las calles del centro mientras desfilaba con cánticos de reclamos y denuncias al gobierno nacional.

En Plaza de Mayo, una multitud de colores hacía oír desde temprano sus reclamos al ritmo de la música mientras respondían a la pregunta ‘’¿Qué es para vos la libertad?’’. La marcha número 33 del Orgullo, primera durante el gobierno de Javier Milei, y que no contó con el apoyo del Estado como lo venía haciendo tradicionalmente, se realizó en el período más peligroso para la comunidad LGBTIQ, según confirmaron sus referentes a ANCCOM, como consecuencia de los discursos de odio que circulan desde la asunción del actual gobierno. 

‘’La libertad no es la represión’’, escribía su respuesta un chico, vestido de negro pero con mucho brillo.‘’No hay libertad con ajustes’’, se escuchaba continuamente en carrozas y se leía en carteles. A unos centímetros, las puertas de madera de un closet se llenaban de frases: “libertad sexual”, “al closet nunca más”, “apertura mental y más amor”, entre cientas de frases más; el color madera quedaba atrás con cada tinta con la que cada persona dejaba su huella tras hacer fila pra estampar su propio graffiti.

A pesar del día nublado y el pronóstico de lluvia, las banderas de las diversas sexualidades tomaron por asalto el centro de de la Ciudad de Buenos Aires. En la esquina de Diagonal Norte y Florida, una multitud  se reunía, junto con Madres y Abuelas de Plaza de Mayo y la agrupación H.I.J.O.S, para realizar un pañuelazo por la memoria, verdad y justicia. En una marea de pañuelos blancos levantados, se escuchaba: 

 -¡Compañeros desaparecidos!

 -¡Prresente!

 -Ahora

 -¡Y siempre!

‘’Con VIH vivo, con Milei muero’,’ decía uno de los carteles que encabezaba la marcha.

A un lado, personas de todas las edades se movían al ritmo de los bombos que parecían bailar, en defensa de la memoria, de Télam y de las políticas públicas que amplían derechos.

Las columnas empezaron a marchar a las cinco de la tarde. ‘’Con VIH vivo, con Milei muero’,’ decía uno de los carteles que encabezaba la marcha. Unos días previos, circulaba en los medios la denuncia de que el gobierno dejó de entregar medicamentos para embarazadas con VIH. 

Desde la asunción del nuevo presidente, el gobierno tomó muchas decisiones que afectan los derechos de la comunidad LGBTIQ. El cierre del INADI y el recorte de los fondos para las enfermedades de transmisión sexual son tan solo unas de ellas. 

‘’Mi amor no daña. Tu odio si’’, ‘’Para vos Milei, mucho sexo gay’’ y ‘’La peluca es para el drag’’ fueron algunos de los carteles que se encontraban en las calles en esta edición de la marcha. Sin embargo, hubo uno que se repite demasiado. El cartel de ‘’los discursos de odio también matan’’ fue uno de los más populares en esta ocasión. ‘’Desde la llegada de este sujeto son muchas las personas que desde atrás de un teclado o un dispositivo nos agreden y demuestran cada día más su odio. Eso contribuye a que en las calles haya personas que cada día este más violenta y agresiva’’ decia María Laura Oliver, de la Comunidad Homosexual Argentina (CHA) en dialogo con ANCCOM. Parte de las consignas de este año fue el pedido de justicia por la masacre de Barracas, en la que Pamela, Roxana y Andrea fueron asesinadas por ser lesbianas.

Si bien la jornada pasó entre bailes y música, ante una Libertad que Avanza en contra de los derechos del pueblo, el pedido por una Ley Integral para personas trans y una ley Antidiscriminatoria se hizo escuchar, a los gritos y al son de los tambores. Llegando a Plaza Congreso, el ambiente se volvió más intenso. Y pasadas las siete de la tarde ocurrió el ‘’abucheo’’: a Milei, al ajuste, a los discursos de odio y a los que votaron a favor de la ley bases. 

Desde arriba del escenario, alguien leyó ‘’El gobierno grita ‘Viva la libertad, carajo’ sólo para defender la libertad de mercado, la ley del más fuerte, la libertad para oprimir, discriminar, explotar, la libertad de sacarnos nuestros derechos’’; uno de los tantos discursos que tuvo lugar durante la jornada. A lo largo del día, la multitud orgullosa y que busca ser libre entre tantos ajustes, mostró que ‘’al orgullo no se lo invisibiliza, se lo defiende’’. 

La fiesta que empezó frente la Casa de Gobierno junto con la compañía de djs y artistas como Natalie Perez y Taichu, finalizó frente al Congreso con la música de Valeria Lynch. Y así, terminó la trigésimo tercera Marcha del Orgullo en Argentina.