Por Pablo Esquivel
Fotografía: ANCCOM

Adriana Marcus y Alicia Ruszkowski declararon en la causa en la que se investiga la responsabilidad del militar Adolfo Donda Tigel, tío biológico de Victoria Donda, en la sustracción y la apropiación de la hoy Subsecretaria de Análisis y Seguimiento Político Estratégico de la provincia de Buenos Aires.

Otra jornada de debate en la sala SUM de los tribunales federales de Comodoro Py, con dos declaraciones de potencia, que ponen en jaque al represor Adolfo Donda Tigel, en el juicio donde es acusado de facilitar y entregar a su sobrina Victoria. Los jueces del Tribunal Oral Federal (TOF) Nº6 de la Ciudad de Buenos Aires ——integrado por Ricardo Basílico, como presidente, María Gabriela López Iñiguez y Daniel Horacio Obligado— escucharon con atención a la doctora Adriana Marcus y a la licenciada en Antropología Alicia Ruszkowski. El acusado observó las alocuciones desde la Unidad 31 de Ezeiza, ya que fue condenado dos veces a reclusión perpetua también por delitos de lesa humanidad en la ESMA.

En México pisó el “Palito”

La doctora Marcus —hija y nieta de inmigrantes alemanes judíos perseguidos por el nazismo— fue secuestrada el 26 de agosto de 1978 en su casa y llevada a la ESMA donde estuvo hasta el 24 de abril de 1979. Pudo volver a alojarse en el hogar de sus padres y tuvo que realizar tareas de prensa, como ella definió de “trabajo esclavo”, hasta su salida del país en 1980.

Aseveró que la siguieron controlando, llamando, e incluso buscando personalmente en el aeropuerto cuando, unos meses después, volvió al país ya que debía rendir una materia de quinto año de Medicina. Quien la siguió hasta abril de 1982 fue Ricardo Miguel Cavallo, exmilitar y represor argentino, que fue cabeza del Grupo de tareas 3.3.2. y declarado culpable de crímenes de lesa humanidad. Marcus se recluyó en el interior de la provincia de Neuquén junto a su pareja a mediados de ese año donde trabajó como médica rural. 

En mayo de 1979, mientras estaba secuestrada y hacía trabajo de prensa y la llevaron a México junto con otras compañeras recluidas, en un hotel de lujo, Donda Tigel habló de más. En su paso por el D.F, en el parque de la universidad de la Capital, “Palito”, como lo apodan al represor, le contó a Marcus que tenía un hermano y una cuñada “subversivos” como ella. “Me dijo que no los podía salvar”, afirmó. Ante la pregunta de la jueza López Iñiguez, Marcus destacó que supo muchos años después acerca de la historia de Hilda, la madre biológica de la niña Victoria, dentro de la ESMA.

“También me dijo que tenían una hija y que él la criaba porque era el tío. Muchos años después me enteré que había otra niña que había nacido en la ESMA y que había sido entregada a otro personal del campo de concentración”, recalcó. También mencionó que, a diferencia de otros militares torturadores, Donda Tigel era más reservado y que hablaban poco, a excepción de aquella vez durante el viaje, que fue una ocasión sorpresiva para Marcus, ya que no había relación de diálogo fluido con el acusado. En otro pasaje afirmó que al exmarino “se lo veía permanentemente por la ESMA”.

Cuando Caín “exterminó” a Abel 

Alicia Ruszkowski fue detenida por la dictadura militar en la casa de sus padres en Mar del Plata, estuvo secuestrada desde el 18 de diciembre de 1979 hasta el 3 de marzo de 1980 en la ESMA. “Me tiraron en un auto y estuve casi todo el tiempo engrillada y con esposas”, señaló apesadumbrada. Con plena certeza, responsabilizó a Donda Tigel de su secuestro y señaló haberlo visto “muchas veces”, presentándose en muchos interrogatorios durante las torturas que sufrió. Estuvo en todo el proceso de libertad “vigilada” llamando por teléfono a la casa de sus padres, donde se alojaba Alicia, bajo el pseudónimo “Gerónimo”.  

En cuanto a la participación de Donda Tigel en las torturas, secuestros y desapariciones de su hermano José María Laureano Donda, detenido en mayo de 1977, y María Hilda Pérez, secuestrada dos meses antes, en marzo de 1977, la declarante fue categórica con los dichos del marino. Recordó que apareció en unos de los interrogatorios durante enero de 1980 y le dijo, para amedrentarla y presionarla: “No se puede ser piadoso ni condescendiente con el enemigo. No lo fuimos con mi hermano, que fue “Monto”, ni con mi cuñada que ha sido traída, secuestrada y trasladada. Como con vos si no hablas y contás todo lo que sabes. Vamos a ser impiadosos. Son ustedes o nosotros”. 

Ruszkowski planteó que con esa sentencia de Donda Tigel se había cumplido la profecía bíblica: “Era Caín contra Abel”, remarcó atónita, destacando que ese había sido el único conocimiento que tuvo del paso de la mamá de Victoria, porque no habían coincidido allí. 

“Era teniente navío y del Grupo de Tareas deInteligencia, tenía un activísimo rol permanente. La cara de él no me la olvido más. Su nivel de perversión era muy fuerte, No puedo creer que pueda seguir durmiendo. Hablaba de guerra, me la repitió dos veces, pero estábamos todos secuestrados en un sitio como la ESMA. Eso no es una guerra. ¿Dónde están los códigos de guerra?”, reflexionó.

Luego de su testimonio fue el turno del militar imputado, que pidió ampliar su declaración indagatoria para desconocer las acusaciones sobre él, e intentó mostrar, como en otras ocasiones, “predisposición” para saber qué fue del paradero de su hermano y de su cuñada. En todo momento de su intervención, se lo pudo ver con mayor vehemencia que en sus anteriores testimonios, buscando relativizar y poner en discusión lo expuestos durante las alocuciones de las dos mujeres.  

El Tribunal fijó un cuarto intermedio hasta el lunes 13 de marzo a las 10. En esa audiencia está pautada la declaración de Victoria Donda Pérez, en lo que será uno de los momentos de mayor expectativa del juicio.