Por Lucía Wainer
Fotografía: Milagros Gonzalez

Los altos índices inflacionarios trajeron consigo cambios en los hábitos de consumo. Quiénes son los que abandonaron los shoppings por el popular paseo de compras del barrio Flores.

Es sábado por la mañana, está fresco y a punto de largarse a llover pero casi no se puede caminar por la Avenida Avellaneda, en el barrio porteño de Flores. El mal tiempo no parece ser un impedimento para un paseo de compras del que cada vez participa más la clase media.

Remeras, polleras, pantalones, buzos, gorras, zapatillas, ojotas: todo lo necesario para aprovisionarse para la nueva temporada está en Avellaneda. Quienes mejor conocen la zona recomiendan adentrarse por las paralelas o las calles que cortan la avenida para conseguir mejores ofertas y variedad. Los precios son considerablemente inferiores a los de los shoppings o marcas reconocidas pero, según los vendedores de los locales, las ventas han bajado en gran medida después de la pandemia.

Hace diez años que Ulises y Micaela son los dueños de Házlo Fácil en la calle Helguera. “Si antes de la pandemia hacías 100 ventas por día, hoy haces 30. Nosotros vendemos todos los días al por mayor, pero nos tenemos que adaptar a la gente sino también nos perdemos muchas ventas. Entonces lo que hacemos es vender por menor con un precio un poco más elevado y hay gente que no lo quiere pagar. Antes por ahí vendíamos seis prendas al por mayor y hoy hay que adecuarse a vender dos. Les decís tres y se asustan. Es una rueda: si el minorista no vende, nosotros no vendemos. Los revendedores no quieren llevarse ni una de más. Hoy el consumo está un poco parado por los precios y la inflación. La economía no ayuda”, explica Ulises.

Según el INDEC, en septiembre los precios del rubro de “prendas de vestir y calzado” aumentaron un 10,6 por ciento, un número alto en comparación al ya elevado 6,2 del nivel general de la inflación promedio. Ulises y Micaela explican que para los locales es imposible actualizar los precios al nivel que crece la inflación. “A veces las textiles te aumentan un 10 por ciento por semana y vos tenés que aumentar un dos o un tres porque si no no vendés, el cliente no lo compra. Por más de que trabajes buena confección y buena calidad hoy la gente busca buenos precios”.

Los dueños de Házlo Fácil también remarcan un cambio en el público que visita Avellaneda para realizar sus compras. Si hace unos años era un espacio exclusivo para revendedores que compraban al por mayor, hoy gran parte de la clase media se acerca, sobre todo los sábados ya que los locales permiten comprar por menores cantidades de prendas. “Público hay de todo. Hay gente que busca calidad, hay gente que busca precio. Mucha gente de clase media que quizás antes iba al shopping o compraba en marcas ahora se viene para acá. Uno se pregunta por qué las marcas venden tan caro. Si bien el alquiler en los shoppings es muy alto, les retienen un porcentaje de la venta y pagan publicidad, igual no lo justifica. Le ganan un 1.000 o un 1.500 por ciento a la prenda”.

Graciela es de Durazno, Uruguay, y es clienta fiel de Avellaneda. Antes tenía un local de ropa y revendía las prendas que compraba en Argentina y ahora viene con su familia a comprar por menor para consumo personal. “Es un lugar al que me encanta venir por la calidad de las prendas y por los precios. Venimos a buscar prendas de vestir y surtirnos para todo el verano. Ya conozco locales de hace mucho años pero hago una recorrida. A la gente le recomiendo que venga y compare precios”.

Venir a comprar a Flores también es una actividad que suman a su lista viajeros del interior del país. Camila es de Palermo y trajo a Agustina, de Mar del Plata, a conocer Avellaneda. “Yo que soy de Mar del Plata nada que ver con los precios de allá. Con lo que gasto en dos prendas allá, me compré siete. Vine a buscar remeras básicas, blazers”, comenta la segunda.

Muchas chicas jóvenes o adolescentes llegan a Avellaneda a partir de Tik Tok. En la red social se pueden encontrar distintas influencers que visitan la zona, hacen sus compras y las comparten con sus seguidores dándoles detalle de los precios, los locales y sus ubicaciones. Ailén, quien vino acompañada de su mamá, explica: “Yo volví por Tik Tok. Venía antes del boom de Tik Tok pero ahora veo que los precios están mucho más caros que antes de que pasara eso. Igual, sigue siendo más barato que un shopping. Con la misma plata te comprás varias prendas y en el shopping no conseguimos talles”.