Tarifas y alquileres que hacen ruido

Tarifas y alquileres que hacen ruido

Al ritmo de «Mauricio Macri la puta que te pario» y al choque de las ya clásicas cacerolas, alrededor de las 20, en las esquinas de los principales barrios de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, el Conurbano y también en provincias del interior se llevó a cabo el «ruidazo» contra el «tarifazo» y el ajuste. Los bocinazos, cánticos y carteles con expresiones como «Me sobra mes al final del sueldo» y «Macri para la mano» aparecieron en La Boca, Barracas, Boedo, Villa Crespo, Almagro, Moreno, Hurlingham, Loma de Zamora, Lanús, Varela, Parque Patricios, Ituzaingó, González Catán, Avellaneda, Caballito, Tigre, en la esquina de la Quinta Presidencial de Olivos, en el Obelisco, Santa Fe, San Juan y Misiones, entre otros puntos. A esta medida de protesta se sumaron los inquilinos quienes además de ser golpeados por el aumento de las tarifas de los servicios son asfixiados por la suba de los precios del alquiler. Los manifestantes exigieron frenar con el abuso por parte de las inmobiliarias y poder alquilar bajo mejores y más justas condiciones. La situación es acuciante, según un informe de la Federación  de Inquilinos Nacional (FIN) el 17 por ciento de los hogares de la Argentina accede a la vivienda a través del alquiler.

María Olmedo, asesora e integrante de la Asociación Civil Inquilinos Agrupados planteó que el principal reclamo de los inquilinos es que el precio de los alquileres son desmedidos, debido a que suben por encima no sólo de los salarios sino, también, de la inflación. «En la renovación, los alquileres están subiendo alrededor de un 30 y un 60 por ciento, anualmente en los contratos ya figuran aumentos semestrales de entre un 12 y un 15 por ciento», dijo la asesora. Según un informe del portal inmobiliario ZonaProp, desde principio de año hasta abril los alquileres aumentaron un 7,7 por ciento en comparación con el 6,7 por ciento de inflación que midió el INDEC. «Actualmente están librados a la voluntad del mercado inmobiliario que los fija. Si se aprueba el proyecto de Ley de Alquileres los precios se actualizarían en función de un promedio entre inflación y salario», agregó Olmedo. 

Según una encuesta realizada a nivel nacional por el FIN, el 87 por ciento de los inquilinos cree que nunca podrá acceder a una vivienda propia. Esto se debe a que no poseen capacidad de ahorro ya que destinan un 41 por ciento de sus salarios en los pagos mensuales del alquiler sin contar expensas, tarifas de los servicios e impuestos inmobiliarios. 

Uno de los inquilinos que sufre los aumentos es Federico López, tiene 25 años, trabaja como empleado en una fábrica y comparte el alquiler hace un año con su pareja. «Lo más difícil fue acomodarnos económicamente. La tercer parte del sueldo se va en alquiler y un 40 por ciento en servicios», dijo. López tuvo que recortar gastos como las salidas de los fines de semana. Está descontento con ciertas condiciones edilicias del departamento, cuyo mantenimiento debería correr por cuenta de los propietarios. «Hay goteras, problemas con el baño y la puerta del mismo», agregó. Karen Sosa, también se encuentra asfixiada por la cuentas, ella es empleada doméstica y alquila junto a su pareja hace 8 años. El cincuenta por ciento del ingreso total familiar lo utilizan  en el alquiler y otros diez en servicios. Ambos cuentan con un sueldo mínimo y debido al «tarifazo» tuvieron que renunciar a muchas cosas, entre ellas, las salidas, tuvieron que acostumbrarse a comer siempre en la casa, comprar cada vez menos ropa y artículos que no son de primera necesidad. «No podés ahorrar, pensás dos veces antes de comprar algo. Limitamos los ingresos a las prioridades y si queda un resto, sí salimos o compramos comida afuera. En cuanto a lo cultural te limita mucho, si antes podías ir al cine o al teatro, ahora olvidate», dijo decepcionada.

Olmedo planteó que las garantías, en tanto título de propiedad inmueble representan un gran problema para los inquilinos que no la poseen, y un gran negocio para quienes sí las tienen. Hay empresas que se dedican a vender garantías para poder acceder al alquiler de una viviendo como FINAER y Monclair, entre otras. El valor de estas garantías suele ser alto y a diferencia del depósito es un dinero que el inquilino no recupera nunca más. Según la asesora, esta traba al momento de alquilar se podría solucionar pidiendo otro tipo garantía como el recibo de sueldo o un monto más elevado de depósito.

Muchos de los inquilinos que no cuentan con garantía son extranjeros. «Las inmobiliarias les hacen contratos temporales, que en realidad son alquileres de vivienda encubiertos, por seis meses o máximo un año», contó Olmedo. Por ley, los alquileres temporales son aquellos que se realizan por hasta tres meses, con fines turísticos, mientras que los inmuebles para ser habitados se alquilan por un mínimo de dos años: «Pagan comisiones, depósitos más grandes, a veces les cobran hasta casi el doble de alquiler, porque consideran que te les están haciendo un favor», agregó. Ese es el caso de la colombiana Marilyn Herrera. Ella alquila hace tres años una habitación individual en Capital Federal, que comparte con más extranjeros. Cuando comenzó a alquilar en Buenos Aires no le hicieron ningún contrato, le pidieron un depósito para entrar a modo de garantía, además del alquiler. «No firmé nada, no me hicieron contrato, sólo de palabra. A los extranjeros por no tener garantía les cobran una locura de dinero para poder ingresar. Se sabe que el dinero lo arregla todo», deslizó. Como tantos otros inquilinos su vivienda no está en las condiciones más óptimas, reclama a los propietarios el arreglo de puertas, vidrios y la mesada de la cocina, entre otras cosas.

Candelaria Gómez, no es extranjera, pero también tuvo problemas para alquilar por no contar con una garantía. Tiene 30 años, alquila de forma intermitente hace 10 años y hace cuatro que comparte los gastos con su pareja. Se aventuró a vivir sola a los 20 años, pero tuvo que volver a la casa de sus padres después de un par de años. «Recién me insertaba en el mercado laboral, estaba estudiando y no me alcanzaba lo que ganaba para vivir», agregó. Cuando  empezó a alquilar el único bien de sus padres figuraba como bien familiar, como medida de protección contra un posible embargo. Por lo tanto, Gómez no podía usarlo como garantía. «Se me hizo cuesta arriba independizarme, hasta que conseguí una inmobiliaria que aceptó, en lugar de la garantía, que depositara más plata que lo que corresponde por ley», contó. En la primera renovación le quisieron cobrar prácticamente lo mismo que cuando entró la primera vez. «Lo único que hicieron fue cambiar un par de fechas y datos en el Word del contrato y por eso me querían sacar un montón de plata. Además, la inmobiliaria quería averiguar mi garantía y que yo pagara por ese informe», dijo indignada. A mí me renovaron hace poco el contrato y vino con un aumento del 40 por ciento, sumado al “tarifazo” de los servicios, estamos mucho más ajustados que hace un par de años. Sin embargo, su principal reclamo es contra el silencio que mantienen los propietarios e inmobiliarias cuando llega la época de renovación. «Es muy angustiante porque no me dicen si me van a renovar o no. Con respecto al precio, si uno los conoce y siempre te aumentan un 30 por ciento, uno lo puede prever más o menos. Pero que dos meses antes preguntes qué va a pasar y te digan que tienen que ver porque tal vez la dueña lo quiere vender o se lo quiere dar a la hija, es complicado. No te dan los tiempos para buscar otra cosa», planteó Gómez, frustrada. 

El Proyecto de Ley busca extender el contrato de dos a tres años. «No hay inquilinos a los que le alquilen por más de dos años, sobre todo porque no hay previsión sobre cómo va a funcionar la economía en dos años ni siquiera en uno. Al regularizar los precios de acuerdo a cómo va la economía podés hacer plazos más largos de contrato», reclamó Olmedo. Según la asesora esto les daría mayor estabilidad a las personas o familias que alquilan, porque cada dos años deben estar pendientes de la posibilidad de que no les renueven el contrato, viviendo con angustia, sin poder proyectar un futuro. «Lo peor que le puede pasar a una persona es que se tenga que ir de su hogar», agregó Olmedo. Actualmente, no existe negociación de ningún tipo entre las partes, porque el propietario no está obligado. «Si se copa un mes antes te dice bueno vamos viendo, pero sino como suele pasar 15 días antes del fin del contrato te dice cuánto te va a aumentar y al inquilino no le queda otra que aceptar, porque no tiene tiempo de buscar otra casa», contó Olmedo. Según la asesora el Proyecto de Ley propone que 60 días antes de la finalización del contrato el inquilino y el propietario tienen que sentarse a hablar del futuro del inmueble. 

Guido Collavini, es empleado en una gráfica, alquila un departamento en Caseros con su pareja hace 2 años y 9 meses. Como a muchos la mayor dificultad que se le presentó a la hora de dejar la casa de sus padres fue el pago del ingreso. «Actualmente no tengo un salario fijo, pero cuando lo tenía alrededor del 35 por ciento del sueldo se iba en alquiler y servicios. Para llegar bien a fin de mes debo privarme de gastos más que nada para ocio». 

Actualmente el código civil exige un mes de depósito por cada año de contrato y es el inquilino el que debe actualizar el depósito conforme a la inflación. Según la asesora, el propietario hace circular ese dinero, es decir que lo revaloriza, por ejemplo a través de un plazo fijo. «Nosotros pedimos a través del Proyecto un mes de depósito por los tres años de alquiler y exigimos que el propietario lo devuelva actualizado,  en caso de no haber sido utilizado por deudas o arreglo de roturas causadas por el inquilino. Los inquilinos se verían beneficiados en tanto que deberían poner menos plata a la hora de ingresar», planteó la integrante de la Asociación de Inquilinos.  

Según Olmedo, las cargas y contribuciones sobre la vivienda como el ABL y el impuesto inmobiliario son algo que debería pagar el propietario, pero por una «mala» interpretación del Código Civil lo termina costeando el inquilino. El Código Civil y Comercial dice en el artículo 1209 que «El locatario tiene a su cargo el pago de las cargas y contribuciones que se originen en el destino que dé a la cosa locada. No tiene a su cargo el pago de las que graven la cosa, excepto pacto en contrario». El Proyecto de Ley de Alquileres contempla esta cuestión y propone que estos costos queden a cargo de los dueños. Como así también las expensas extraordinarias destinadas a mejoras del inmueble, con el propósito de su revalorización.

Giselle Paola Verzino tiene 23 años y es Licenciado en Psicología de la UBA, alquila sola un departamento hace seis meses en el barrio de Flores. Alrededor del 30 por ciento de su sueldo lo destina a pagar el alquiler y otros 15 en servicios e impuestos. «Tengo que analizar lo que voy a comprar para comer y luego ver si puedo darme lujos como hacer un curso académico arancelado», dijo Verzino. Ella reclama que la inmobiliaria la hace pagar por contrato cosas que le corresponden al dueño como el ABL y las comisiones de la propia inmobiliaria.

Otro de los reclamos más frecuentes según Olmedo es sobre el mantenimiento, porque las inmobiliarias o los propietarios no dan respuesta a arreglos fundamentales que necesitan las viviendas para ser funcionales. «Es un negocio en el que los dueños no quieren poner un sólo peso, quieren que el inquilino pinte, arreglé absolutamente todo, se rompe el calefón lo tenés que pagar vos». Este es el caso de Luciano Álvarez, quien se tiene que hacer cargo de los arreglos y el mal funcionamiento de las cañerías o instalaciones eléctricas. Álvarez es docente, hace un año que vive solo y alquila. «Lo más difícil fue no tener un sólo mueble. Al no compartir los gastos con alguien más, una gran parte de mi sueldo era para pagar el alquiler y los servicios», dijo. Según el docente debe cuidarse en ciertos gastos como comprar ropa nueva, salidas, viajar en remis y destinar ese dinero, en cambio, para las reparaciones generales del departamento. Olmedo, es inquilina, alquila por dueño directo hace ocho años junto a dos amigas, contó que ella también tiene problema con los arreglos de la casa y que el dueño ya no le atiende el teléfono. «Cuando empecé a alquilar tenía una buena relación con el propietario, pero después comencé a militar en la asociación, a conocer mis derechos y a hacerlos valer. Entonces la relación empeoró», confesó. Gómez, también, ha tenido complicaciones con los arreglos de la vivienda. «Es una pelea constante, si tenés que pintar el baño te dicen te compro la pintura, pero pintá vos. Cuando ya pago todos los servicios, impuestos y el alquiler. Es como si fuera a un restaurante y además de pagar por la comida tuviera que mantenerle limpio el local», dijo enojada.

Olmedo como representante de Inquilinos Agrupados pidió que el Proyecto de Ley de Alquileres se trate en Diputados, ya que cuenta con media sanción en el senado, pero desde 2016 se encuentra cajoneado. «Si este año no se trata va a caer y perder estado parlamentario. Ellos dicen que no lo sancionan porque quieren hacerle mejoras al proyecto. Yo creo que lo que buscan es dilatarlo, no quieren que haya regulación en el mercado de precios de los alquileres porque hay muchos intereses económicos en juego», denunció la asesora.  Se refiere a la comisión de los legisladores del PRO, Daniel Lipovetzky y Waldo Wolff -dueño de una empresa constructor – que realizó una serie de modificaciones al Proyecto, perjudicando los intereses de los inquilinos, beneficiando al mercado inmobiliario y provocando la caída del dictamen de la Ley de Alquileres, según Olmedo.

Luces y sombras de los créditos UVA

Luces y sombras de los créditos UVA

Desde su implementación en 2016, los créditos UVA incrementaron su participación en el total de los préstamos hipotecarios otorgados -hasta diciembre de 2017- hasta llegar al 42% del total.  

Cuando se anunció esta novedad crediticia, el valor de la UVA (Unidad de Valor Adquisitivo), coeficiente que actualiza diariamente el Banco Central de la República Argentina (BCRA) y que se ajusta de acuerdo al CER (Coeficiente de Estabilización de Referencia) era de 14,06. Al cierre de esta nota, tenía un valor de 22,95. Es decir, registra un incremento del 63%, un 11% más que la inflación acumulada entre marzo de 2016 y el mismo mes de 2018, según datos del IPC Congreso y CIFRA-CTA (Centro de Investigación y Formación de la República Argentina).  

Esta modalidad de préstamos con cuota variable e  indexados por inflación tiene como principal atractivo un reducido valor promedio de las cuotas iniciales. El mecanismo de funcionamiento consiste en que el préstamo está expresado en UVAs  y los ajustes sobre el nivel general de precios contemplan tanto al capital como a los intereses. De acuerdo a las condiciones que ofrezca cada banco pueden variar los plazos, la relación cuota-ingreso, el porcentaje de financiación y las tasas.  

En la última semana, el Banco Nación volvió a anunciar el aumento de las tasas para los UVA, de 5,5% a 6,5%, para sus clientes. Quienes no tengan relación con la entidad deberán costear una tasa del 8%. Esta medida entrará en vigencia a partir del 1º de mayo y tendrá una incidencia significativa en el segmento de créditos, ya que la institución estatal lidera el mercado de créditos UVA, con el 46,7% del total según el último informe del Centro de Economía Política Argentina (CEPA).   

Comparaciones

El analista financiero Christian Buteler realiza mensualmente un estudio comparativo sobre la evolución entre dos modalidades crediticias. Según su último informe, luego de 24 meses de pago, la cuota promedio de los préstamos hipotecarios indexados por inflación estaría igualando a la de los créditos tradicionales a tasa fija. “El análisis surgió de la duda que teníamos con algunos colegas de si era peligroso o no ajustar un crédito por inflación en la Argentina. Muchos proyectaban distintos tipos de inflación. Lo que quise hacer fue evitar esas proyecciones y pasar a un número real para actualizarlo todos los meses. Ahí fue que comencé a hacer la comparación, primero con los créditos UVA y después con los tradicionales”, explicó Buteler.

Otra de las semejanzas posibles surge respecto de los alquileres. De acuerdo a las estimaciones de una importante inmobiliaria, en los últimos dos años el precio de los alquileres experimentó una suba promedio del 57%. El principal argumento que sostiene la comparación, es que el valor de los alquileres es igual o mayor a las cuotas iniciales de los créditos. Pero la diferencia recae en que los alquileres se actualizan de manera anual o semestral, y el sistema UVA lo hace a diario.

Abundancia

El motivo por el cual se ha ampliado la difusión y el otorgamiento de este tipo de líneas crediticias, responde a un cambio en las condiciones de admisión para los usuarios. “Los créditos abundan porque la cuota es más baja y eso le permite a más gente calificar. Hay gente que ni siquiera puede acceder a un crédito a tasa fija. También hay que recordar que durante mucho tiempo no tuvimos créditos hipotecarios, de repente aparece esta opción y la gente se abraza a ella con ganas”, sostuvo Buteler.

Según el informe monetario de febrero del Banco Central, “los préstamos hipotecarios exhibieron un incremento de 7,6% ($10.200 millones), acumulando en los últimos 12 meses un crecimiento de 128,6%”. Sobre este incremento, los préstamos UVA totalizaron un 94% del total. “Desde el lanzamiento de este instrumento, se llevan otorgados aproximadamente $75.000 millones de préstamos hipotecarios en UVA”, concluye el documento. A su vez, entre marzo de 2016 y diciembre de 2017, “los UVA incrementaron su participación en el total de préstamos hipotecarios hasta representar el 42% del stock de créditos totales” (CEPA).  

Por su parte, Estanilao Malic, economista (UBA) e investigador del CESO (Centro de Estudios Scalabrini Ortiz), aseguró: “Hubo un cambio en la estructura de crédito en la Argentina. En contextos inflacionarios como los que tiene el país usualmente, las tasas de interés suelen ser muy altas. Entonces los bancos tienen una gran incertidumbre para prestar a largo plazo. Por el otro lado, cuando alguien quiere sacar un crédito hipotecario la tasa de interés puede llegar a ser de un 25% anual. Al haber inflación, las tasas son muy altas en términos nominales”.

Implicancias futuras para la economía argentina

Si se toma en cuenta el extenso historial inflacionario de la economía argentina y la coyuntura económica actual, los beneficiarios afrontarán dificultades.

A fines de diciembre de 2017, el Equipo Económico anunció la modificación de las metas de inflación (de 10% a 15%) y una relajación de las tasas de interés. Las medidas impactaron de inmediato en el nivel del tipo de cambio que en un día saltó setenta centavos. Como consecuencia, la suba se trasladó a precios. En el primer trimestre del año, la inflación llegó al 6,5% (Indec): un 43,3% de las metas establecidas para 2018. A esto se le suman una batería de aumentos en las tarifas de los servicios públicos y los combustibles.

Al respecto, el último informe del CEPA destaca que: “Tratándose en este caso de operaciones de largo plazo y considerando el comportamiento histórico de la inflación en Argentina, es esperable que lo acontecido en los primeros dos años de este sistema constituya la regla, y no la excepción”.    

En ese sentido, para el economista e integrante del Observatorio de Políticas Públicas de la Universidad Nacional de Avellaneda (UNDAV)Chouza “el 90% de la cuestión pasa por la evolución entre precios y salarios. Es central para una familia que tenga que evaluar sus perspectivas de repago”. Asimismo, Malic aclaró: «El problema no es sólo la inflación ni el aumento del capital. El problema es que el plan del Gobierno es bajar salarios. Este esquema de endeudamiento sirve siempre que vos tengas un mismo salario a lo largo del tiempo. Cuando los salarios comienzan a bajar, los créditos acompañan la inflación pero los salarios no. Ahí aparece el problema. Es irresponsable hacer una política de este tipo cuando al mismo tiempo impulsás la caída del salario real.”

 

Buteler imagina un escenario similar. “No creo que haya grandes implicancias sobre la economía. Porque en realidad el volumen de créditos todavía es bajo. Las consecuencias van a ser para el deudor. El problema que se va a presentar este año es que va a haber una inflación del 20% y unos ingresos subiendo al 15%. Si tenemos en cuenta que el ajuste es por inflación, tu hipoteca va aumentar en un 20% con ingresos de 15%. Ese diferencial va a tener que salir de tu bolsillo afectando otro tipo de consumos”.

 

Resolución de la CNV

En enero pasado, la Comisión Nacional de Valores (CNV) emitió la Resolución General 718-E/2018 que autorizaba a los bancos a desprenderse de las hipotecas. «Es algo que dispusieron los bancos haciendo presión sobre las instituciones de regulación para perfeccionar estas líneas y minimizar su propio riesgo», afirmó Chouza. «Es la posibilidad de descargar el riesgo generando otras estructuras financieras en formato de fideicomisos, en los cuales los bancos puedan depositar un ingreso futuro pero contingente, para luego venderle esa bolsa a otros inversionistas».

“Este es otro gran problema. Funciona como funcionaba en Estados Unidos. Los bancos emiten un activo y se lo pasan a un tercero. Supongamos que las compañías de seguro quieren invertir en hipotecas porque creen que es una buena inversión. No tienen la estructura para realizar este tipo de préstamos. Entonces se los compran a los bancos. El peligro enorme es que los bancos, al no ser los acreedores, aflojen el nivel de exigencias para otorgar créditos y den créditos en forma descontrolada”, advirtió Malic.

En esa misma línea, Buteler -cuyas proyecciones tuvieron cierta repercusión mediática en las últimas semanas- cree que “es una forma que tiene el banco de sacarse de encima una cartera que puede traerle problemas”. Y completa: “En ese caso, los problemas no van a ser para el banco sino, probablemente, para los fondos comunes de inversión a los que van a ir destinados estos créditos. O estará la otra opción, que el Gobierno se haga cargo”.

 

¿Ahora gobierna el verdadero Macri?

¿Ahora gobierna el verdadero Macri?

El triunfo electoral de Cambiemos en las elecciones legislativas de 2017 tuvo diferentes consecuencias políticas y sociales. Para algunos, a partir de ese apoyo y del anuncio de varias reformas estructurales, apareció el verdadero Mauricio Macri. ¿Se abandonó el gradualismo, si es que en algún momento existió? ¿Los resultados de octubre permitieron al presidente radicalizar los programas de gobierno? Anccom dialogó con ocho intelectuales para intentar dar una respuesta a estas y otras cuestiones de cara a la segunda parte del mandato  macrista.

“Todo gobierno tiene una dinámica, que es esperar hasta las elecciones de medio término para iniciar una agenda más agresiva, que es su propia agenda”, explica Sebastián Mauro, politólogo y director del Centro de Estudios en Ciudadanía, Estado y Asuntos Políticos (CEAP). Aclara que no ve nuevas facetas pero sí una aceleración. “Pero en muchos casos se trata de los efectos de lo que ya venían haciendo. Por ejemplo, el peso de la deuda ya se ve en el presupuesto nacional. Argentina es el país que más se endeudó a corto plazo en el mundo, y eso genera que el ajuste sea más fuerte”.

Ari Lijalad, politólogo, periodista y compilador de los libros “Macri lo hizo” y “Plan Macri” no coincide en que haya aparecido el verdadero Macri a fines de 2017. “Ya en los primeros quince días de gobierno quiso nombrar a dos jueces de la Suprema Corte por decreto, derogó la ley de medios, eliminó las retenciones al campo, quitó las restricciones a la compra de dólares”, enumera. Y agrega: “El plan de gobierno quedó claro desde antes que empezara 2016. El modelo Macri ya estaba ahí, en la represión de los protocolos que armó Patricia Bullrich, en el arreglo con los fondos buitre, la detención de Milagro Sala…”. Según su opinión, este gobierno no se rige por los cánones de los partidos políticos tradicionales, que esperan un buen resultado para avanzar. “Es un gobierno como no hubo nunca en la Argentina. Todo el poder real del país está gobernando de hecho, esta vez no pusieron un político a gobernar”, dice.

En este punto coincide con Nicolás Tereschuk, sociólogo y politólogo, que analiza la falta de mediaciones que tiene este gobierno. “Hay una presencia de sectores empresariales en el gobierno. Por ejemplo, una medida en la que se busca quitarle 100 mil millones de pesos a jubilados y beneficiarios de la Asignación Universal por Hijo es una imagen muy fuerte, muy desnuda, y eso genera conflictos intensos, como ya vimos en diciembre”. Se refiere a la reforma previsional, que generó un clima de protesta y represión a fines del año pasado.

Esa política jubilatoria representa, para el sociólogo y antropólogo Pablo Semán, una ruptura de Cambiemos con sus propias bases. “A partir del triunfo de 2017, el gobierno radicaliza su programa, y en ese camino entran en contradicción con una parte de sus votantes. Esta reforma, junto a la reforma laboral, favorece a algunos y perjudica a otros, y ahí lo que podría haber sido una exploración hegemónica deja de serlo. Ese intento de formular una hegemonía tenía un campo abierto y lo arruinaron con esa radicalización”, sostiene. Explica, además, que los jubilados y los trabajadores son parte importante de la masa electoral que apoya a Cambiemos. “El sector laboral no son solo los pobres que votan a la oposición. Hay gente de ingresos medios, que tienen esos ingresos porque tienen sindicatos. No creo que los laburantes de plantas fabriles que votaron a Macri estén tan felices con una reforma así”, concluye.

Daniela Perrotta, Doctora en Ciencias Sociales, politóloga e investigadora del Conicet, se pregunta si, en vez de buscar un sinceramiento del gobierno, hay que intentar entender qué cambió en la sociedad argentina. “Creímos que había un conjunto de temas sobre los cuales se pensaba de cierta manera, en torno a los derechos humanos, a la última dictadura, a la criminalización de la protesta social, a los valores republicanos, y ahora todo eso se pone en tela de juicio”, dice. Y agrega: “las urnas permitieron acelerar las medidas y disciplinar a la clase política que no termina de formar un frente opositor. La represión de diciembre los unió en el espanto, al menos, de ahí quizás podría nacer algo”. Con respecto a este tema, Marcelo Leiras, politólogo y doctor en sociología, opina que lo que busca el presidente y algunos de sus funcionarios es un cambio cultural que refleja una concepción de democracia más superficial, más debil. “Lo que hacen es darle voz a gente que ya pensaba como este gobierno hace mucho pero no lo expresaba en público hasta ahora. Es un apreciable porcentaje de la población que no tenía una representación partidaria, y ahora encuentra en el Pro una expresión conservadora afín”.

Para Gabriel Vommaro, sociólogo que investigó sobre la actividad política de Macri para sus libros “Mundo Pro” y “La larga marcha de Cambiemos”, hubo un cambio importante la semana siguiente a las elecciones de octubre. “Macri por primera vez en su historia como dirigente político y del Pro como partido arma una escena y plantea en público una hoja de ruta para el gobierno. Eso que ocurrió en el Centro Cultural Kirchner fue realmente novedoso”, explica.

Por su parte, Rosendo Fraga, abogado y analista político sostiene que el rumbo del gobierno cambió, pero no gracias al resultado electoral sino debido a las protestas que tuvieron lugar frente al Congreso el 18 de diciembre. “En noviembre y diciembre, el gobierno tuvo la idea clara de profundizar el rumbo a través del reformismo permanente. Esta estrategia, en función de la cual 2018 iba a ser el año de las reformas y 2019 de la reelección, cambia a causa del costo pagado por la reforma provisional”, expresa. Y agrega: “Por este motivo, abandona la reforma laboral y pasa a mirar 2018 con ojos electorales, ya no reformistas”.

Con respecto al gradualismo, Perrotta, Fraga y Mauro piensan que, por diversos motivos, el gobierno abandona el gradualismo de cara a los últimos dos años del mandato. Vommaro sostiene que el gobierno seguirá manteniendo una dimensión gradualista, y Semán entiende que durante los primeros dos años, el macrismo tuvo que enfrentar el desajuste económico en forma gradual para no afectar su capital político ni generar protestas que no le permitieran gobernar. En cambio, para Lijalad y Tereschuk, nunca hubo gradualismo. “Gradualistas les dicen los que lo corren por derecha”, dice Lijalad, y Tereschuk opina que “la idea de gradualismo es un gran acierto comunicacional del gobierno. Han logrado vincular la argumentación del híper endeudamiento al gradualismo. Nos hacen creer que solo se puede seguir un tránsito gradual, y evitar el ajuste, si se endeuda enormemente al país. Es genial en términos comunicacionales y hasta políticos que sigamos hablando de gradualismo”, concluye.    

 

“Los grandes medios tiene que explicar por qué no cumplieron con su deber de informar”

“Los grandes medios tiene que explicar por qué no cumplieron con su deber de informar”

El sábado pasado, en Casa por la Identidad de Abuelas de Plaza de Mayo (ex ESMA), se exhibió en forma gratuita el documental Messenger on a White Horse, traducido como El Mensajero. El largometraje dirigido por el australiano Jayson McNamara, que se estrenó el 12 de octubre en el cine Gaumont tras participar en el festival BAFICI, retrata la valerosa lucha del periodista británico Robert Cox, editor en jefe del Buenos Aires Herald en la década del 70, cuando casi en soledad expuso las violaciones a Derechos Humanos cometidas por el gobierno de la Junta Militar durante la última dictadura. Con una impecable narración fiel a los hechos, múltiples testimonios de testigos, sobrevivientes y familiares de víctimas, y una gran cantidad de material fílmico de la época -incluyendo escenas nunca antes vistas- El Mensajero presenta la historia de este pequeño y tradicional diario porteño de habla inglesa que, bajo la dirección de Cox, se destacó por ser uno de los únicos medios de comunicación que se enfrentó al terrorismo de Estado denunciando la desaparición forzada de miles de personas en medio de un clima de persecución y censura.

Participaron de la proyección la presidenta de Abuelas de Plaza de Mayo Estela de Carlotto, el director Jayson McNamara y el mismo Robert “Bob” Cox, quienes luego de la presentación hablaron sobre la producción del film y respondieron preguntas del público. “Este documental deja para la historia el merecido reconocimiento a este periodista maravilloso, al que le rendimos nuestro homenaje y agradecimiento porque dejó un enorme ejemplo para el mundo de lo que debe ser el verdadero mensajero de la verdad. Gracias Bob”, expresó de Carlotto.

Actualmente jubilado y radicado en Carolina del Norte (EE. UU.), Bob Cox regresó una vez más a Argentina acompañado por su inseparable esposa Maud Daverio -con quien lleva más de cinco décadas de matrimonio-, y dedicó un rato, antes de la proyección del documental, a dialogar con ANCCOM y narrar con su fluido castellano, teñido por un inconfundible acento anglosajón, las vivencias de su extensa carrera periodística.

¿Por qué decidió dedicarse al periodismo?

Para escribir y vivir de la escritura. Después de la Segunda Guerra Mundial, cuando tenía 17 o 18 años, decidí ir al diario local del suburbio londinense donde nací y comencé a trabajar gratis para ellos. Empecé como corrector, haciendo obituarios y llevando mensajes y placas para las fotos. Me gustó muchísimo, y me quedé en el periodismo, que fue mi educación, porque no fui a la universidad hasta muchos años después, cuando me dieron una beca para Harvard. Después tuve que hacer dos años de conscripción en la armada inglesa y estuve en la Guerra de Corea. Cuando volví empecé a pensar cuál era la mejor manera de viajar por el mundo sin plata. Entonces vi un aviso para el Buenos Aires Herald. Conseguí el puesto y llegué a la Argentina el 4 de abril de 1959.

¿Cómo fueron sus inicios como periodista en Argentina?

Empecé trabajando como redactor en el Herald. Llegué a Argentina un poco por coincidencia. Mi padre siempre había querido emigrar a Argentina. Él era oficial de radio en transatlánticos, y cuando desembarcó en Buenos Aires, en el año 1938, vio una ciudad magnífica y un país que para él representaba el futuro; entonces trató de convencer a mi madre de emigrar, pero ella era muy inglesa. Dio la casualidad que años más tarde yo vi el aviso del Herald en la revista World’s Press News y pensé que sería fantástico. Mi idea original era trabajar un tiempo acá y después viajar por el mundo. En ese entonces era posible encontrar trabajo en diarios de habla inglesa por todo el mundo donde habían quedado antiguas colonias del Imperio Británico. Pero todo cambió cuando nos encontramos (sonríe mirando a Maud). Nos conocimos en una fiesta y entonces decidí quedarme. Nos casamos y formamos nuestra familia en Argentina. Tuvimos cinco hijos: Victoria, Robert, David, Peter y Ruth. Hoy ya están todos grandes.

Robert Cox está sentado mirando a cámara.

«El mayor problema es la auto-censura, cuando los periodistas mismos deciden callar», afirma el editor del Buenos Aires Herald en los años 70, Robert Cox. 

Después de que lo nombraran editor en jefe del Buenos Aires Herald, introdujo varios cambios en la dinámica del periódico. ¿En qué consistieron esos cambios?

En 1968 me nombraron editor en jefe. El Herald, al principio, era más bien un diario internacional, para lectores de muchos países -especialmente diplomáticos de embajadas y viajeros-, gente que hablaba en inglés. El diario no estaba enfocado sobre Argentina en sí, sino que era conocido por su cobertura de noticias internacionales. Pero algunos colegas del Herald y yo empezamos a interesarnos por lo que pasaba en el país y a escribir sobre noticias locales. Antes del golpe de Estado (1976) había un problema con el periodismo en Argentina, porque muchos periodistas eran poco éticos y no siempre reflejaban la realidad.

Durante la última dictadura militar, el Buenos Aires Herald fue uno de los pocos medios de comunicación que denunció abiertamente las violaciones a Derechos Humanos cometidas por el terrorismo de Estado. ¿Por qué cree que la mayoría de los medios de comunicación no informaban sobre las desapariciones de personas?

A lo largo de esos años hubo un gran silencio en Argentina, y nos encontramos con que nosotros éramos unos de los pocos que informaba sobre lo que pasaba en la dictadura. No éramos los únicos porque hubo otros diarios, pero todos chicos como The Southern Cross (un diario de la comunidad irlandesa). Pero los grandes medios decidieron guardar silencio. Todavía no tuvimos una explicación de su parte y yo creo que es importante que ellos mismos investiguen su pasado. Es importante que los grandes medios expliquen por qué decidieron no contar lo que pasaba, o por lo menos publicar una carta de alguna de las madres que buscaban a sus hijos. Tienen que explicar por qué no cumplieron con su deber de informar.

¿Cómo fue que tomó conocimiento de lo que estaba pasando?

La primera semana después del golpe recibimos una carta, enviada a mi colega Andrew Graham-Yooll, de una pareja que nos escribió porque nosotros publicamos en el diario un aviso fúnebre de un hombre que apareció muerto en una zanja. Fuimos a verlos a Zárate y nos contaron que esa persona, que era jefe de un laboratorio, había sido llevado por un grupo de uniformados. Era sospechado únicamente por haber ido a la universidad a buscar su doctorado en Química y por reunirse con otros estudiantes. Se lo llevaron y lo torturaron hasta matarlo. Después trataron de cubrir todo. En el velatorio pasaron los famosos Ford Falcon sin patente tirando panfletos fraudulentos con la firma de Montoneros diciendo: “El señor ha sido ajusticiado por ser traidor a nuestro movimiento”. Un día me llamó Monseñor Kevin Mullen, que solía ir con una lista de desaparecidos a pedirles información a los militares sobre su paradero, y me contó que un señor le había confesado: “Me llevaron los militares y me torturaron exigiéndome que les diera el nombre de «la Orga» (en referencia a la organización Montoneros); entonces yo les di los nombres de la personas más respetables que conocía, y ahora ellos han desaparecido”.

¿Cree que la sociedad argentina en general tenía algún conocimiento de la realidad o estaba totalmente desinformada?

Hubo mucho miedo. Al principio la gente tenía miedo de las guerrillas; después de la Triple A, que era la respuesta para reprimir las guerrillas; y por último al régimen militar, obviamente con apoyo de muchos civiles importantes. Era obvio lo que estaba pasando porque estaban secuestrando personas a plena luz del día. Pero la gente decidió no ver. Siempre me pareció difícil entender por qué en Alemania el régimen nazi mató a seis millones de personas y el pueblo alemán no hizo absolutamente nada, y es porque cuando la gente no quiere ver lo que pasa, no ve. En Argentina pasó lo mismo. Y cuando no hay periodismo para informar, es más terrible.

¿Cómo fue su acercamiento a Madres de Plaza de Mayo y qué lo impulsó a asistir a las rondas?

Al mismo tiempo que era director del Herald, trabajaba como corresponsal del New York Times, del Washington Post y de Newsweek. Un día estaba yendo al edificio SAFICO- sobre avenida Corrientes-, donde estaban todas las agencias de noticias extranjeras, para enviar mis notas y se me acercó una señora pidiéndome ayuda porque estaba buscando a su marido. Ella me dijo que había rumores de que se podía conseguir información sobre detenidos en una oficina de Casa Rosada si se llegaba a las 8 de la mañana. La gente, desesperada, se congregaba toda la noche en Plaza de Mayo para conseguir un turno. Una noche fui y me reuní con ellos -al principio eran 20 o 30 personas, después fueron cada vez más-, y ahí me enteré de los primeros esfuerzos de los familiares de desaparecidos para organizarse para conseguir información, porque era imposible ya que solo daban 10 turnos por día. Como en el Herald estábamos haciendo editoriales traducidos al castellano, la gente se dio cuenta de que estábamos informando. Al principio yo salía a buscar a la gente para conocer sus historias y escribir notas, pero después ellos comenzaron a acercarse al diario para explicarnos lo que pasaba. Las madres de desaparecidos venían a buscarnos. Al final el diario parecía un consultorio médico. Fue después de un tiempo que las Madres decidieron hacer las rondas. Para nosotros era importante tener un periodista en el lugar para tener testimonios, hasta que uno de nuestros cronistas fue detenido. A partir de eso, iba yo mismo.

En medio del clima de terror e incertidumbre que se vivía, ¿por qué usted decidió publicar denuncias sobre secuestros ilegales, aun sabiendo que podía sufrir represalias?

Me di cuenta de que era posible salvar vidas publicando los nombres de los desaparecidos. Eso era lo más importante. Obviamente, a los militares no les gustó eso. Yo le dije a (al Ministro de Interior de entonces) Harguindeguy: «Tengo una lista de nombres y no es que quiera publicarlos, pero mientras no aparezcan es necesario hacerlo; si salen, no hay ningún problema y no voy a seguir publicando más». Una vez hice una nota sobre una madre que buscaba a su hijo. A él ya estaban por trasladarlo, y cuando salió su nombre en el diario, no sabemos exactamente cómo, los oficiales fueron a preguntarle enojados por la publicación y él contestó: “Es un diario inglés, yo no sé hablar inglés”. Y después lo liberaron.

Robert Cox está de pie en el Espacio de Memoria y Derechos Humanos. Está parado en Detrás suyo hay una gigantografía que muestra a Madres de Plaza de Mayo protestando por la aparición de sus hijos.

«Cuando la gente no quiere ver lo que pasa, no ve», dice Robert Cox en relación al silencio civil ante las atrocidades de la última dictadura.

Hace poco se conocieron unos audios inéditos de una entrevista que usted le realizó al Ministro de Interior de la dictadura, Albano Harguindeguy, donde prácticamente admitía que las decenas de periodistas desaparecidos habían sido asesinados.

Yo siempre tuve una lista de aproximadamente 60 periodistas desaparecidos. Un día, poco antes del mundial del 78, Harguindeguy convocó a varios editores y periodistas a una conferencia de prensa más o menos para decirnos que nos portáramos bien, porque los ojos del mundo iban a estar sobre Argentina. Yo tenía mi grabador, que en ese entonces era un aparato enorme como una caja de zapatos, y lo seguí a su oficina con la intención de preguntarle por los periodistas desaparecidos. Él me respondió: “Yo no soy Jesús; no puedo decir ¡Lázaro levántate!”. No me di cuenta hasta mucho más tarde de que todo el tiempo había tenido el grabador encendido. Hasta ese momento no sabía que estaban asesinando a los detenidos, que en Argentina había máquinas de exterminio. Nosotros pensábamos que iba a ser como los anteriores golpes de Estado, que los estaban reteniendo para después liberarlos o enjuiciarlos, pero los estaban matando casi desde el principio. Esa frase del ministro fue tan clara como una confesión.

Muchos periodistas también fueron víctimas de persecución. Más tarde, usted viviría en carne propia la represión. ¿Cómo fue esa experiencia?

Cuando me detuvieron, me llevaron a un nexo de la Policía Central. En la entrada había una esvástica cubriendo la pared, la insignia del nacional-socialismo. Para mí era una repetición del nazismo. Estuve cuatro días detenido, pero quería quedarme más tiempo para averiguar más. Me encerraron en una especie de tubo y desde ahí escuché los gritos de personas bajo tortura. Afuera hubo una reacción inmediata porque el diario era reconocido en el exterior (a lo que Maud agrega: “Inglaterra, Francia y Estados Unidos intervinieron enseguida. Llamaban todo el tiempo a la Embajada argentina, los volvieron locos”). Después me fueron pasando de una celda a otra, hasta que al final me pusieron en una celda grande que llamaban «Sheraton», que era una especie de “cárcel VIP”, donde en un momento también estuvo (Jacobo) Timerman. Al final me liberaron.

En 1979 usted y su familia tuvieron que exiliarse del país. ¿Cómo llegaron a esa situación y cómo siguió su vida en el exilio?

Finalmente tuvimos que salir del país, después de muchas amenazas. Primero pusieron una bomba en la casa de un amigo nuestro que nos avisó que los militares estaban hablando con mucha furia sobre el Herald. Pensamos que estaban todos muertos, pero por suerte él y su familia se salvaron. Fuimos a verlo y antes de volver llamé a casa y mi hijo me advirtió que no volviera porque me estaban buscando. Ahí decidí salir del país por un tiempo. Tuve que separarme de mi familia porque yo era un peligro para ellos. En un momento trataron de secuestrar a Maud. Después regresé y nos quedamos seis meses más hasta que le enviaron una carta a mi hijo Peter, de 11 años, amenazándonos de muerte a todos. Ahí tomamos la decisión de irnos. Tuvimos que exiliarnos en Europa, pero siempre quisimos volver en cuanto los militares llamaran a elecciones. Más tarde nos instalamos en North Carolina. Durante el exilio, en un momento participé en un programa en Nueva York donde expuse la situación de Argentina. Ahí conocí a un ex agente de la SIDE que me pidió ayuda para conseguir asilo político en Estados Unidos y que me explicó el plan que tenían los militares para matarme. La idea era que cuando yo saliera a trabajar, iban a liberar a unos agentes montoneros presos e iban a montar un simulacro de enfrentamiento para ejecutarnos a todos y después decir que me habían matado los montoneros. Era un plan bastante inteligente.

El documental El Mensajero, dirigido por Jayson McNamara, retrata su trayectoria como periodista y reconoce la importancia del Buenos Aires Herald como uno de los únicos medios que se enfrentó a la dictadura. ¿Cuál fue su impresión del documental?

Para mí es muy bueno porque es totalmente honesto, que es lo más importante. Ellos han conseguido lo más cercano posible a la verdad y encontraron material inédito facilitado por estaciones televisivas extranjeras que nadie había visto en Argentina. Para mí, ver el documental es como volver a vivirlo exactamente como era; no es volver al pasado sino traerlo al presente. Creo que es una obra de arte, porque tiene tanta simpatía, especialmente para las Madres. Es un gran homenaje para ellas. Estoy seguro de que si no hubiese sido por esas mujeres, los militares habrían sido mucho peores porque ellos les tenían miedo al coraje de las Madres.

El director McNamara describió su obra como “la historia de cómo cuatro locos jaquearon al poder a través de la verdad”. ¿Usted cómo describiría la labor del Herald durante la dictadura? ¿Diría que funcionó como la voz de las víctimas de la represión?

Sí, porque las víctimas y los familiares no tenían voz. Había un gran silencio y nadie los escuchaba. Tenemos amigos que salieron de la ESMA por las historias que publicamos.

Usted recibió varios premios por su labor periodística y en 2010 fue declarado Ciudadano Ilustre por la Legislatura de la Ciudad de Buenos Aires por su lucha en defensa de los derechos humanos ¿Cómo sintió esos reconocimientos?

Estaba muy sorprendido. No me gusta mucho eso de que me destaquen, porque hubo mucha gente que trabajó conmigo y es importante que los reconozcan a ellos también. Fue muy lindo sentir que, aunque no nací en Buenos Aires, ahora era parte de la ciudad. No tanto por la parte de «ilustre», pero sí que me reconozcan como ciudadano.

Tomando en cuenta su propia experiencia, ¿cómo puede un periodista ejercer su función de informar a la sociedad en un clima de persecución y censura?

La censura no es ningún problema, porque de una manera u otra uno puede comunicarle a la gente publicando una foto o algo. El mayor problema es la auto-censura, cuando los periodistas mismos deciden callar. Obviamente, es muy difícil porque los periodistas comunes también son víctimas. Yo tuve la posibilidad de hacer lo que hice porque era director del diario, pero no es fácil. Los periodistas no pueden silenciar la información.

¿Cuál es el rol del periodista en la defensa de los Derechos Humanos? ¿Qué mensaje les daría a quienes hoy se dedican al periodismo?

Hay que informar siempre con total honestidad. Hay que separar las opiniones políticas. El deber de un periodista es informar a toda costa, sea en un gobierno que le guste o no, sin pensar en ideología. Y cuando se trata de Derechos Humanos, tenemos que obviar la grieta y todos los periodistas tenemos que trabajar unidos. Los periodistas tienen que ser los guardianes del pueblo, ese es nuestro rol. Yo creo que el periodismo no es una profesión, sino una vocación. Tenemos que defender a la gente, porque ahora sabemos que en Argentina, cuando no hay periodismo, la gente está indefensa. Es parte del deber del periodista defender los Derechos Humanos.

 

Actualizado 15/11/2017.

Marcha contra la OMC

Marcha contra la OMC

Al grito de “el libre comercio se va acabar”, organizaciones políticas y sociales se manifestaron en un militarizado centro porteño en contra de la agenda de la Organización Mundial del Comercio (OMC) que deliberó esta semana en Buenos Aires. La marcha se desarrolló sin incidentes, pero las fuerzas de seguridad avanzaron sobre los manifestantes durante la desconcentración y detuvieron al menos a seis personas.  Pasadas las 20:30, unos 400 uniformados -participaron las Policía Federal y de la Ciudad y la Gendarmería- circularon con camiones hidrantes por las avenidas Callao y Corrientes. María Carmen Verdú, abogada de la CORREPI, tildó el operativo como una “brutal cacería” y explicó que se repitió la metodología utilizada en la marcha por Santiago Maldonado del 1 de septiembre pasado. En aquella oportunidad, la Policía detuvo a una treintena de manifestantes, la mayoría al voleo.  

Manifestantes con diferentes banderas marchan por una de las avenidas del centro porteño.

La movilización clausuró las jornadas de debate de la “Semana de Acción – Fuera OMC” y “La Cumbre de los pueblos”.

En rigor, la reacción oficial a las acciones críticas de la cumbre comenzaron el fin de semana. Fue cuando el gobierno prohibió el ingreso al país de activistas de diferentes ONG y trabajadores de prensa extranjeros. Los casos más resonantes fueron los de la periodista británica Sally Burch y el noruego Petter Titland, referente de la ONG AttacNorge. Especialista en Derecho a la Comunicación, Burch evitó los eufemismos para explicar la posición del Gobierno argentino. “La única lógica es que no les haya gustado las cosas que escribo”, argumentó.

La movilización de este martes clausuró las jornadas de debate de la “Semana de Acción – Fuera OMC” y “La Cumbre de los pueblos”, una suerte de ‘contracumbre’ crítica de los ejes de debate y discusión de la reunión de la OMC. “Luchamos por una vida digna y sustentable”, subrayó la representante de Fuera OMC, Luciana Ghiotto, en diálogo con ANCCOM.

Manifestantes exhiben carteles en forma de mano donde se lee "Argentina libre de TLC" y "Fuera OMC"

“Luchamos por una vida digna y sustentable”, dijo Luciana Ghiotto, representante de Fuera OMC,

La marcha se realizó de forma pacífica y ordenada. Colores, cantos y consignas en varios idiomas, pero con un mismo mensaje, coparon el recorrido entre el Congreso y el Obelisco. Participaron, entre otros, militantes y dirigentes de la CTEP, el Movimiento Evita, ATE, MST, Partido Obrero e  Izquierda Socialista, y también los gremios docentes. Nora Cortiñas, de Madres de Plaza de Mayo-Línea Fundadora, se mantuvo al frente durante toda la marcha al grito de  “Fora Macri y fora Temer”.  Al finalizar la movilización fue despedida con cálidos abrazos y saludos latinoamericanos.

Hubo postales para repudiar la agenda del libre comercio sin protección, como la de un joven que simulaba rociar con agrotóxicos a otro que estaba disfrazado de frutas. “Somos lo que comemos, y nos estamos alimentando muy mal a causa de llenar sus bolsillos”, resumió la colombiana Uri Sánchez, perteneciente al movimiento “Vida Campesina”, en diálogó con ANCCOM.

Entre medio de las banderas verdes y rojas, un joven repartía volantes. Era Ezequel Carrizo, militante de Pueblos Catamarqueños en Resistencia y Autodeterminación (PUCARA) y férreo crítico de los emprendimientos mineros. “En Fiambalá, pueblo de 10 mil habitantes, hay más de veinte proyectos mineros. La instalación de plantas de litio provocó la muerte de la fauna autóctona. Estamos luchando por la vida, el agua y la tierra; y por una economía regional amigable con nuestro medio ambiente”, le dijo a esta agencia.

Manifestantes sostienen una bandera perteneciente a Pueblos Originarios donde muestran su repudio a la OMC.

“Somos lo que comemos, y nos estamos alimentando muy mal a causa de llenar sus bolsillos”, dijo Uri Sánchez, perteneciente al movimiento “Vida Campesina”.

Sobre el final de la marcha, las organizaciones evitaron la lectura de un documento final. “La OMC representa todos los males del liberalismo económico y los derechos corporativos. Vienen para acabar con todo lo que es público”, resaltó Ghiotto.

Por otra parte, la activista pidió que “el reclamo se escuche porque esto ha sido una marcha pacífica, totalmente tranquila. Gente de todos los países han venido a decir ‘Basta OMC’”. Y advirtió: “Macri está queriendo demostrar que la Argentina da confianza jurídica para que vengan inversores y sin ningún tipo de requisito. No queremos proteger a los inversores por sobre las personas, la naturaleza y los derechos humanos. Luchamos por una vida digna y sustentable”.

Actualizado 14/12/2017