Ser felices: la venganza de las víctimas sobrevivientes de trata de personas

Ser felices: la venganza de las víctimas sobrevivientes de trata de personas

En el marco de la semana internacional de la lucha contra la trata de personas, se estrena Nuestra venganza es ser felices, una película que narra el horror de las víctimas de trata en primera persona.

 

Este 27 de julio se estrenó en Cine Gaumont Nuestra venganza es ser felices, un documental dirigido por Malena Villarino que busca denunciar la Trata de Personas a través del relato de una sobreviviente, Sonia Sanchez. El audiovisual se inscribe en el contexto de la semana internacional de lucha contra la Trata de Personas, del 24 al 31 de Julio. El documental indaga sobre una problemática cuyo tratamiento es poco recurrente en los medios de comunicación hegemónicos. Y lo hace desde una mirada crítica del sistema en general: es una crítica a la explotación sexual, en particular, pero también una crítica política, económica y moral sobre cómo los cuerpos de las mujeres son convertidos en objetos en diferentes ámbitos sociales.

Sonia Sanchéz tiene 58 años y nació en la provincia de Chaco. Actualmente es activista feminista y lucha contra la explotación sexual. Busca garantizar los derechos de las mujeres desde una mirada abolicionista del sistema prostituyente, motivo por el cual milita en contra del proyecto de AMMAR que entiende que la prostitución debería ser considerada un trabajo sexual y que las prostitutas tienen que ser asumidas como trabajoras. Para Sonia Sanchez: «El abolicionismo es hermandad. Las mujeres estamos hermanadas desde el abolicionismo en Argentina y vamos a luchar para que todas las mujeres, niñas, niños y compañeras trasvestis seamos libres de prostitución, de trata y de toda la violencia que padecemos».

En la avant-premier apenas comenzó la película se respiraba inquietud, a medida que avanzaba la narración de los hechos a través de la voz de Sonia, su llanto, desesperación y desconsuelo volvían cada vez más tenso el clima en la sala, por momentos era incómodo escuchar el relato del horror.

A través del documental se puede conocer la historia de Sonia, cómo fue traficada por una red de trata tras su llegada a Buenos Aires a los 16 años en busca de progreso económico. Ese deseo se derrumbó al quedar desempleada y en situación de calle. La joven debió refugiarse en Plaza Miserere y paradójicamente su primer contacto con la prostitución, sin saber ella de qué se trataba, fue a través de una mujer que le brindó monedas para bañarse en un baño público. Luego sería trasladada a Río Gallegos, Santa Cruz, para ser explotada sexualmente.

Una vez finalizado el film Sonia no dudó en volver a alzar bien fuerte su voz para hablar del motor propulsor del audiovisual: «Esta película empezó desde la desobediencia, hartas las mujeres de estar siendo vendidas, traficadas, prostituidas, precarizadas, desde ese lugar nació Nuestra venganza es ser felices».

Por su parte, Malena Villarino aseguró: «Sabemos que no es una película fácil, pero la consideramos necesaria (…) yo lo tenía decidido, no quería hacer un típico documental de la víctima sentada y mostrar su vulnerabilidad. Quería hacer algo desde lo poético, con Sonia fuimos más allá. Soy chelista. Yo tocaba y Sonia bailaba detrás de la luz. Y esa sombra retratamos»

 

 Uno de los giros interesantes que tiene la película es el que aborda la cuestión del medio ambiente mediante una fuerte crítica al daño que hace el sistema capitalista. La pieza plantea un paralelismo entre la explotación del cuerpo de la mujer y la explotación de la tierra, el agua y los recursos naturales. Se plantea cómo ambos son violados por el hombre. La premisa que atraviesa a la protagonista y todo el documental es la de conseguir la verdadera libertad frente al sistema opresor: «Yo no quiero ser joven, yo solo quiero ser libre (…) ser una mujer libre es ser autogestiva y no tener miedo», sostuvo Sonia.

Como metáfora del momento de construcción de su nueva identidad, una escena de la película la muestra a Sonia en un bote, navegando hacia el sol en el inmenso río de la Plata. Ya no es la joven de 16 años que llegó a Buenos Aires buscando progresar. Tampoco aquella prostituta. Navegar en ese río es mantenerse a flote a pesar de la adversidad. Su venganza es ser feliz.

La película será proyectada a las 20:15 hs todos los días hasta el 2 de agosto en el cine Gaumont, Avenida Rivadavia 1635. El domingo 30 se dará una proyección especial con debate dentro del cine por ser el día internacional en contra de la Trata de Personas.

Una Red para las pibas

Una Red para las pibas

¿Dónde están “las pibas”?

Faltan las pibas en las escuelas. Faltan las pibas en los hogares. Desde el año 2015 los docentes comenzaban a advertir que las pibas no estaban en el aula. Las familias, sin lugar al cual recurrir, se fueron acercando a los maestros y profesores para decirles que tampoco estaban en sus casas. Cerca de treinta casos (contando solamente los conocidos por la Red de Docentes, Familias y Organizaciones del Bajo Flores, que contabilizan solo a las adolescentes en edad escolar que concurren a las escuelas) tuvieron lugar en este barrio en dos años y preocupa la falta de intervención estatal. El próximo sábado 16 de diciembre organiza el festival FestiRed para continuar su campaña de visibilización y en reclamo por políticas públicas para esta problemática.

En los casos que se fueron presentando en las escuelas cercanas al Bajo Flores, las modalidades de cooptación de estudiantes fueron diversas. En algunos de ellos, se formularon -a través de Facebook- amenazas y extorsiones para que envíen videos y fotos manteniendo relaciones sexuales. En otros casos, la cooptación implicó convencerlas de que abandonen su hogar con la promesa de una mejor posibilidad económica. Tanto en uno como en otro caso el medio en el cual se iniciaba y sostenía este contacto eran las redes sociales. La práctica, rápidamente, derivaba en lo que se conoce como grooming, el acoso y abuso sexual cibernético hacia niñas y adolescentes.

Los padres de una de las chicas en el Bajo Flores

«Son lugares de perversión donde los pedófilos y degenerados cosechan a sus víctimas», aseguró Sergio acompañado de Neyva, sobre los lugares donde buscaron a su hija Layla.

Frente a estas desapariciones y extorsiones, las mamás, algunos papás, docentes de las escuelas públicas de la zona y organizaciones sociales que intervienen en el barrio comenzaron a reunirse para crear una red de contención. Augusto Del Cueto, maestro de escuela primaria e integrante de la Red, comentó: “Se me acercó una mamá de una alumna. Me dijo que a su hija la estaban persiguiendo por Facebook, que la amenazaban exigiéndole que mande fotos y videos. Cuando se negaba, la amenazaban de manera cada vez más violenta, hasta enviarle fotos de la puerta de su casa diciéndole que sabían los horarios de trabajo de la mamá y que si no le enviaba un video teniendo relaciones con alguien le iban a matar a la madre”. Cuando Augusto escuchó a la mujer, recordó que otra docente había comentado una situación similar y se puso en contacto con ella. Una vez que los testimonios de las familias comenzaron a circular, no tardaron en advertir que los casos no solo eran muchos, sino también similares.

Tras una primera reunión convocada por los docentes se le fue dando forma a la Red. Recurrieron al Ministerio de justicia, donde le brindaron asesoramiento sobre cómo y dónde denunciar este tipo de casos, se reunieron con abogados que los asesoraron sobre cómo proceder frente a situaciones de abuso y de trata, entre otros. Sin embargo, mientras este proceso se iba consolidando, desapareció de su hogar otra adolescente, que estuvo más de diez días desaparecida y cuando se contactaron con la familia descubrieron que los mensajes que recibía provenían de un perfil falso de Facebook, cuya lista de amigos tenía a las otras chicas que sufrían amenazas. Este fue uno de los primeros datos concretos que le permitió a la Red concluir que todas eran víctimas de un mismo entramado de personas.

Un mural sobre grooming cibernético donde hay dos figuras: un hombre y una nena en sus computadoras. El mural tiene escrita la frase "ni en la compu".

Frente a las desapariciones y extorsiones sufridas, las mamás, algunos papás, docentes de las escuelas públicas de la zona y organizaciones sociales que intervienen en el barrio comenzaron a reunirse para crear una red de contención.

¿Cómo proceden?

El modus operandi de las redes que buscan chicas para explotarlas laboral y sexualmente es similar en todos los casos. Haciéndose pasar por personas de su misma edad, con identidades falsas en las cuentas de Facebook y con “amigos” que eran en su mayoría adolescentes menores de edad. Estas personas las incitan a marcharse de su hogar bajo la promesa de una vida mejor. Sin embargo, no es cualquier adolescente a la que apuntan. “Ahora nos damos cuenta también a quiénes buscan, no a una nena que está bien empoderada y acompañada de la familia, sino que buscan nenas que estén mal, que estén emocionalmente débiles, con baja autoestima y que no se aceptan como son. Si vos no te sentís bien y aparece alguien que te dice ´sos hermosa´; ´podés tener una vida mejor´, esa es la manera que usan para cooptarlas”, declaró Janet Ramos Martínez, madre de una de las adolescentes que fue amenazada por Facebook. Del mismo modo, Sergio Nayeli Sainz, padre de otra joven, agregó: “En todos los lugares donde estuvimos buscando a mi hija, encontramos un delito. Son lugares de perversión donde los pedófilos y degenerados cosechan a sus víctimas. Imaginate lo que son capaces de hacerle a una niña que está indefensa a merced de ellos, qué les han hecho, qué les han dicho”.

Una mujer en el barrio del Bajo Flores sonríe.

«Si vos no te sentís bien y aparece alguien que te dice ´sos hermosa´; ´podés tener una vida mejor´, esa es la manera que usan para cooptarlas», dice Janet Martínez Ramos, madre de una de las chicas amenzadas por Facebook.

¿Por qué estas pibas?

El contexto socio-cultural y económico del que vienen estas familias es de gran vulnerabilidad. Muchas de las mamás son madres solteras que han sido víctimas de violencia de género. Todas ellas, trabajan gran cantidad de horas para sostener sus hogares y poder criar a sus hijos e hijas. En su mayoría pertenecen a la comunidad boliviana que llegó a la Argentina en busca de trabajo y oportunidades. La Villa, ha sido y sigue siendo su lugar de residencia y su vida está atravesada por múltiples factores que las obligan a vivir entre la denuncia de estos casos y el temor frente a las amenazas. “No hay a quien recurrir, el único recurso es organizándonos entre las familias, junto a las organizaciones que siempre están disponibles en la lucha, y hacerlo salir en todos los medios, decir lo que sucede, para poder evitarlo al menos un poco. Respecto a lo del Facebook, por un momento paró, pero el último mensaje que recibimos las mamás fue ‘por ahora paró, pero sepan que después viene con más fuerza’.  Uno tiene miedo, pero sabemos que tenemos que seguir, siempre con cuidado, no vamos a dejar. Estamos ahora para otras personas, estamos empoderados”, enfatizó Ramos Martínez. Del mismo modo, Neyva Fernández -madre de otra joven- especificó que la tarea de la Red y de las mamás es “concientizar, poner el alerta para que estemos atentas, hay que saber mirar y escuchar”.

Un chico en bicicleta en el barrio del Bajo Flores, de fondo se ven pintados varios murales.

Las redes de trata se aprovechan de la situación de vulnerabilidad social que atraviesa las familias del Bajo Flores.

Una cuestión de Estado

De los cerca de treinta casos que se han denunciado en el Bajo Flores, ninguno ha avanzado judicialmente. La Fiscalía de Pompeya es quien ha recibido todos estos casos y desde hace un año no se han comunicado con las familias para informar avances en las causas. Esto no significa que no se sepan nombres, calles y lugares. Por el contrario, ha habido testigos que han declarado que personas adultas se encontraban contactándose con niñas para “halagarlas”, mientras otros, se contactaban con otras para amenazarlas. Sin embargo, estos testimonios no forman parte de los expedientes judiciales y la constante es la falta de prueba. Del mismo modo, cuando las familias se acercaban a las comisarías para denunciar las desapariciones y amenazas, los oficiales a cargo no querían tomarles la denuncia enfatizando que “las chicas son así, inventan”, “espera cinco días” o “si es por Facebook, no hay delito”, entre otras afirmaciones. El velo de sospecha sobre las niñas y adolescentes continúa operando y culpabilizándolas mientras el Estado mira para otro lado.

A partir del testimonio de las jóvenes, la Red pudo identificar que “muchos de los contactos de Facebook que las buscan se originan en un boliche llamado El Bacilón que abre los días de semana, en competencia directa con la escuela porque abre de 14 a 19. Actualmente funciona en Liniers, antes funcionaba en Bajo Flores. El local se promociona vía Facebook, en grupos que no son cerrados, donde difunde la venta de alcohol que, aclaran, para las chicas es gratis. Las estudiantes tienen contacto con este boliche, generalmente van a bailar ahí. Luego del caso de Nadia logramos que se allane el lugar, que ya tuvo denuncias y clausuras. Una vez que se lo allanó, se encontró que había habitaciones numeradas que no estaban a la vista, sino en la parte de atrás. A la vez, cuando se lo fue a allanar ya habían sido avisados”, explicó Augusto Del Cueto y agregó: “Las familias no esperan nada del Estado porque ¿qué van a esperar si es el mismo Estado el que los obliga a vivir en una habitación sin ventanas y a pagar un alquiler por eso? Es el mismo Estado que cuando caminan por la calle se los lleva en cana o que les allana las casas para robarles los ahorros”.

Un hombre y una mujer parados en una esquina donde hay pintado un mural, en el barrio de Bajo Flores.

«Las familias no esperan nada del Estado. Es el mismo Estado que cuando caminan por la calle se los lleva en cana», señala Augusto Del Cuero junto a Josefina Avale, ambos integrantes de la Red.

¿Cómo seguimos?

Josefina Avale, integrante de la Red y militante del Frente Juvenil Hagamos lo Imposible, compartió cuáles son las tareas que actualmente asume la organización: “Trabajamos en tres áreas. Por un lado, en materia preventiva, dando talleres en las escuelas, en algunos locales del barrio, porque entendemos que es algo que sí o sí tiene que estar. Si una chica está siendo víctima de estas redes, es importante que conozca a la Red para saber que tiene un espacio al cual recurrir. Por otra parte, tenemos la acción concreta, que es un protocolo de cómo intervenir cuando desaparece alguien. Lo primero que hacemos es contactar a la familia, saber a qué escuela va y ver con qué docente de esa escuela podemos comunicarnos. Por último, una vez que la chica aparece y vuelve a casa intentamos continuar acompañándolas, porque aprendimos que la contención y lo afectivo es lo que las hace volver”.

En relación al trabajo de acompañamiento que las docentes hacen junto a las chicas, hace un año crearon un espacio exclusivamente para ellas. En la Cazona de Flores, Morón 2453, se reúnen todos los sábados para compartir, charlar y pensar qué quieren hacer. Melisa Correa y Silvina Herrera son docentes que construyen ese espacio cotidianamente. El motivo que impulsó la creación de este lugar de encuentro tuvo que ver con advertir que “el Gobierno de la Ciudad viene clausurando cada vez más los espacios públicos, gratuitos, donde los pibes pueden jugar, encontrarse. Cada vez se reduce más lo estatal y el espacio que les queda es la calle que está dominada por los grupos mafiosos”, agregó Del Cueto. Frente a esta problemática y a la necesidad de que las adolescentes cuenten con un lugar propio en el cual pensarse y compartir es que fueron generando espacios para que ellas participen y dinamicen sus propias actividades. “Lo que queríamos es que este espacio se construya con sus ojos, para que nosotros podamos entrar a ese mundo, ir hacia ellas. Que ellas nos lleven a su mundo”, comentó Silvina Herrera, docente de nivel inicial y terciario, integrante de la Red. Sobre el mismo punto, Melisa Correa docente del Distrito Octavo de la Ciudad agregó: “Construir un relato desde la mirada de las pibas implica abrirse a repensarlas”. Ambas fueron contundentes al afirmar que el trabajo en la Cazona produjo una transformación en sus apreciaciones hacia las chicas y sobre sus adolescencias: tienen como objetivo que sean ellas quienes pongan en primera voz sus experiencias y relato.

Dos mujeres en el frente de una casa.

A partir del trabajo realizado en la Cazona, Melisa Correa y Silvina Herrera coinciden en que se produjo una transformación en sus apreciaciones hacia las chicas y sus adolescencias

Inducidas, cooptadas por personas que les proponen soluciones mágicas a sus problemas, las historias de estas adolescentes demuestran cómo el deseo de escapar de una realidad adversa cobra vital importancia en sus vidas. A la vez que da cuenta del entramado complejo que opera sobre ellas. Tienen entre 13 y 15 años. Desean crecer en libertad, tener autonomía, pensar en un futuro. No quieren estar encerradas y desean encontrarse a ellas mismas en un mundo que les dé sentido. Como han afirmado las docentes, se trata de que ellas se pregunten qué quieren y que a partir de la reflexión sobre los deseos, empoderarlas y que aparezca un horizonte de lo posible.

 

Fuerzas de gendarmería nacional con armas en sus manos, ingresando en barrio de Bajo Flores

Actualizado 13/13/2017

“La única que muere pobre y puta es la mujer prostituída”

“La única que muere pobre y puta es la mujer prostituída”

Sonia Sánchez: ojos vidriosos resaltados con un perfecto y agresivo delineado, 53 años, cabello blanco, mitad rapado, sonrisa mordiente, aquella que todavía esconde el dolor y la rabia. Se autodefine como una mujer feminista, abolicionista y anarquista, tres aspectos de su persona, que se retroalimentan entre sí.

Formó parte de dos organizaciones de putas: Asociación Mujeres Meretrices de la Argentina en Acción por Nuestros Derechos (AMMAR) y Mujeres en Situación de Prostitución y Trata, pero hoy se siente más cómoda con la militancia desde la cultura, donde nada la condiciona.  

Está terminando de escribir su cuarto libro que será presentado el próximo año. Es parte del proceso iniciado con su participación en la película Impuros, dirigida por la cineasta argentina Flor Mujica y el israelí Daniel Najenson. El documental reconstruye la historia de la Tzwi Migdal, una organización de trata de blancas que traía polacas judías a Buenos Aires para ser explotadas sexualmente entre 1880 y los primeros años de la década de 1930, cuando fue desbaratada. Sonia lleva el hilo del relato y establece un puente con las redes proxenetas de hoy. No es la primera vez que Sánchez actúa, también protagonizó la obra de teatro La desobediente, de Silvia Parumbo Jaime, en la que cuentan historias de siete putas de Plaza Flores.

Sonia vive una ferviente militancia contra todo tipo de violencia que sufren las mujeres y niñas, especialmente, contra la prostitución y la trata de personas. Su lema de vida es la rebeldía, contra todos los mandatos, entre los que destaca el patriarcado y la pobreza.

Llegó al barrio de Floresta desde Chaco con 16 años, como empleada doméstica cama adentro. Ante un pedido de aumento de sueldo fue expulsada a la calle. Con lo puesto y su cartera, caminó desde Plaza Flores a Plaza Miserere, en la que tuvo que vender su cuerpo para poder sobrevivir.

En esos días, pasaba el tiempo de prisión en prisión. Salía de una y como no tenía plata para comer, tenía que volver a prostituirse y así sucesivamente. Llegó a estar en libertad tres horas y de vuelta a estar presa por el hecho de cambiar su cuerpo por dinero.

Luego de buscar en muchos avisos clasificados, encontró un pedido de camarera para un bar en Río Gallegos, sin dudarlo aceptó y allí se encontró envuelta en una red de trata, que hoy continúa traficando personas en la provincia de Santa Cruz. Ahí estuvo seis años, los peores años de su vida.

¿Cómo fue la primera vez que te prostituyeron?

No sé qué me hizo el primer varón, no recuerdo su rostro, ni su edad. Recién hace cinco años están empezando a aparecer todos esos recuerdos que adormecí para poder sobrevivir. Solo recuerdo que después de cinco meses de vivir en una plaza, tuve mi primer plato de comida que no saqué de la basura.

¿Cómo fue cuando llegaste a Río Gallegos y te dijeron que no ibas a ser camarera, sino puta?

Fue Marta, la esposa de Tarantino, el principal proxeneta de la provincia. Con un revolver en la cintura y un perro gigante parado a su costado, me dijo que ahí iba a trabajar de puta y no de camarera. Y no tuve salida. Era un prostíbulo “VIP” porque era el único abierto las 24 horas del día, con videocasetera, con películas porno y televisión a color. Teníamos que estar desde las seis de la tarde hasta las seis de la mañana despiertas sin parar. Y luego, cada vez que tocaban el timbre y pedían por vos, tenías que levantarte.

¿Cómo lo vivías en esos momentos?

Te adormecés ante tanta violencia. Cuando te encierran en un prostíbulo tu cuerpo está allí, tu mente dispara. Es un proceso de escisión de mente y cuerpo muy profundo. Cuando me encerraban en un cuarto pensaba en asado. Mi cabeza iba y volvía, para que el varón no me matara o para asegurarme que usara profilácticos. Usaba ese mecanismo para poder seguir. Aunque tu cabeza, y la de todas las mujeres que pasamos por esto, no sale bien física, psíquica, emocional, ni económicamente.

¿Cómo era el trato con las otras mujeres que estaban en el prostíbulo?

No hablábamos entre nosotras. Una tenía miedo de la otra. Además estábamos muy cansadas.

¿Recordás cuántas personas pasaron por tu cuerpo en una noche?

Fueron muchas. Muchas. Existe el “bautismo”, que es una violación masiva a una mujer prostituida nueva, en donde cierran el prostíbulo y todos los hombres te penetran vaginal, anal y bucalmente. Eran 25 y todos pasaron por mi cuerpo tres veces. Terminé internada. Aislada. En el mismo hospital en el que hace cuatro años, convertido en Centro Cultural, me dieron un reconocimiento como Mujer del Año. Yo hubiera preferido que cerraran todos esos prostíbulos.

¿Qué pensás de las mujeres que dicen haber decidido voluntariamente la prostitución?

La identidad de “trabajadora sexual” llegó a Argentina con el Banco Mundial que manejó a la Central de Trabajadores de Argentina (CTA). A esa identidad la sostienen tres patas: el orgullo, la falta de toma de decisiones y la negación al dolor y la tortura. Ellas te dicen que es su trabajo, que ellas deciden y ponen el precio que quieren, cuando, en realidad, eso lo pone el mercado o, a lo sumo, el varón prostituyente. Lo más tremendo es que te dicen que no sufren, que pueden vender su vagina como vos vendes un libro.  

¿Cuáles son los derechos de esas personas que se autodefinen como trabajadoras?

Lo que los sindicatos de trabajadoras sexuales quieren, en realidad, no es luchar por los derechos de esas trabajadoras, porque no tienen derechos, son objetos de uso y abuso. Están luchando por el derecho de los varones a acceder a nuestros cuerpos, a los cuerpos de las mujeres empobrecidas. Algunas de sus representantes están judicializadas y se encontraron en sus prostíbulos carnets de trabajadoras sexuales autónomas y libres pero, en realidad, eran mujeres traficadas. Por eso necesitan que sea un derecho, porque ahí tu fiola ya no es considerada delincuente. Pero si los prostíbulos son legales se necesitan más putas y las putas del futuro son las niñas que estamos criando en nuestras casas y los futuros varones prostiuyentes son también estos niños que estamos educando. Todo esto fomenta la trata de personas. Por eso, para terminar con la trata de personas, hay que abolir la prostitución.

¿Quién sale ganando en todo esto?

Muchos. Esto es una necro-política bajada del neoliberalismo. En este negocio de venta de cuerpos y de vida, salen ganadores los y las proxenetas, los y las traficantes de personas, las agencias internacionales que bajan millones de dólares en el país, lo que es manejado por AMMAR y la CTA. También los laboratorios con todas las enfermedades de VIH/Sida y malaria y, hasta el mismo kiosco donde está la puta parada. Pero la que muere pobre y puta siempre es la mujer prostituida.

¿Por qué un hombre decide ir de putas?

Los varones que van de putas no practican sexo, practican la violencia a través del sexo. Necesitan fortalecer su virilidad, su poder de posesión. Ahí no encuentran placer solo fortalecen su violencia. El 90% de los que van son casados. Por lo tanto, el que va de putas no tiene buen sexo, ni sabe hacer el amor. Solo penetran.

¿Cómo lograste salir de esto?

Siempre busqué la salida, nunca me entregué. El día que dije basta fue el primer día que dije no y un varón prostituyente me golpeó tan fuerte que casi muero. Las putas no pueden decir que no. Ese día me salvó el conserje del albergue transitorio donde estábamos, vino la policía que arregló la coima con el proxeneta y lo dejaron ir. A mí me llevaron a la comisaria 50. Entré en un shock emocional muy fuerte. Fue la noche más larga y más oscura, pero la más liberadora a la vez.

¿Qué crees que pasó en tu mente en ese momento?

Mi cuerpo y mi alma no soportaron más la violencia y la mentira, porque vas maquillando la mentira y llamás “trabajo” a esa violencia que es la prostitución.

¿Te sentís sanada?

No. Todavía hay mucha rabia dentro de mí, pero la trabajo para convertirla en algo positivo. Para que me empuje a pensar y reflexionar. Me voy curando de a poco, me permito llorar y gritar. Y cada vez que aparecen esas fotos, esos rollos de películas en mi memoria, pongo música y escribo ese dolor en papelitos, para sacarlo de adentro mío hasta que toda esa verdad y esos recuerdos queden fuera de mí.  

Tenés un hijo de 21 años, ¿se podría decir que encontraste el amor?  

Si, Axel. Yo vivo desde la pasión. Conocí al padre cuando me estaba construyendo, él me ayudó a seguir pensando y aprendiendo. Él me regaló mi primer libro sobre sexualidad.

¿Tenés fantasmas que te persiguen en la intimidad?

No, porque el camino de construcción lo hice en absoluta soledad. Meses y meses bajo la ducha hasta que entendí que la vergüenza y el dolor no tenían que ser míos, sino de los hombres prostituyentes. Tuve que volver a conocer mi cuerpo, aprender a acariciar y abrazar. Este dolor sale en otros momentos, por suerte, no aparece en la intimidad.

¿Cuál es tu lucha hoy?

Mi lucha es contra esta violencia que es la prostitución, para que a otras niñas y niños no les toque vivir lo que me tocó a mí. Y creo firmemente que si educamos a los varones desde la no violencia, si deconstruimos como sociedad esta masculinidad violenta, vamos a tener varones feministas, que no vayan de putas, que no necesiten golpear a una mujer para sentirse fuertes.

¿Qué te dejó el viaje a España?

Me considero más abolicionista que nunca. Vi a mujeres prácticamente desnudas en la calle, con una bombachita, expuestas al frio del invierno europeo, pegadas al fuego que arman para poder calentarse y destaparse cada vez que pasa un coche. Es tremendo.

Más allá de estas realidades, ¿cómo definirías a la mujer?

Vida. La mujer o ser mujer es una construcción indefinida, sin fin.

Actualizado 05/12/2017

Amenazan a Madres Víctimas de Trata

Amenazan a Madres Víctimas de Trata

“Cerrado por duelo”. El mensaje para la organización Madres Víctimas de Trata fue inequívoco. El viernes 7 de julio sus integrantes recibieron la amenaza en un cartel que alguien dejó adosado en la puerta del comedor comunitario que abrieron en Constitución mientras se encontraban en la Primera Jornada Artística contra la Trata que organizaban en el ECuNhi.

A través de un comunicado, la entidad denunció a las redes de trata y a la mafia del narcotráfico; también responsabilizó al vicejefe de Gobierno porteño Diego Santilli, a los proxenetas, a la policía y exigió protección para el comedor y para el barrio.

Margarita Meira, una de las encargadas del comedor de Madres de Constitución y referente de la organización explica: “El primer jueves de cada mes, nos venimos reuniendo con los comisarios, hace años, simplemente para hacernos ver y dar visibilidad a los problemas de Constitución. Estamos cansados de ir y que nos den la espalda. “Si viene la Gendarmería al barrio le rompemos el negocio a los narcos, cuando pedimos la intervención aplaudimos todos, aplaudimos con bronca porque no nos gusta la idea, pero si no tenemos policía no nos queda otra“.

Nunca me habían hecho una amenaza así”, dijo la referente de la agrupación Madres Víctimas de Trata.

Si bien sospechan que la amenaza fue a partir de lo sucedido en la reunión del día anterior, desconocen quién pudo haber sido responsable. “Nunca me habían hecho una amenaza así”, explica Margarita.

En una de las reuniones mensuales estuvo presente Horacio Rodríguez Larreta. ”Cuando me vio con la pechera de Madres Víctimas de Trata se dio vuelta y me dio la espalda, entonces le dije: ´No te hagas el pelotudo, te estoy hablando de Trata. No me dio bola.” Diego Santilli también estuvo en otra ocasión. Entre los vecinos hicieron un escrito dando cuenta de mucho de los conflictos en el barrio y se resistió a recibirlo, hasta que, frente a la presión de que todos lo estaban mirando lo firmó, pero no obtuvieron respuesta.

El mayor conflicto por el que reclaman los vecinos de Constitución surge a partir del accionar de la policía, su aparente complicidad frente a los robos, a la trata y al narcotráfico. Para Margarita la fuerza policial perdió poder y utilidad en el barrio, según ella “toda la vida recibió plata de los narcos y en la actualidad los narcos ya ni siquiera le dan plata porque ellos son los que manejan el barrio, se asentaron”. 

Si bien no se sabe quién fue el o los responsables del cartel, creen que, además de que fue consecuencia del reclamo que hicieron el jueves a la comisaría, es también una reacción frente a las luchas que vienen dando y la visibilidad cada vez mayor que tiene la organización.

Actualizada 11/07/2017

¿Dónde está?

¿Dónde está?

El viernes 16 de junio la organización Madres Víctimas de Trata junto al colectivo artístico Mariposas AUGe (Acción Urbana de Género) realizaron una ronda en Plaza de Mayo exigiendo la aparición de Diana Colman.

Diana Estefanía Colman tiene 25 años y desapareció de su casa de Guernica el 19 de junio de 2015; poco después de la primera movilización #Ni Una Menos y días antes de una intervención quirúrgica que le iban a realizar a su hijo Gustavo, de 11 años. Desde entonces, sus familiares y vecinos la están buscando.

 

Actualizada 20/06/2017