La patria ruralista

La patria ruralista

En la entrada al predio de La Rural hay una gigantografía con un toro Hereford, de perfil, que da la bienvenida a los visitantes. “¿Esta fila es para el acto?”, pregunta una mujer de unos 40 años y les cuenta a sus hijos que “todas las cosas buenas del país vienen del campo”

En la cola para los palcos espera gente con ponchos, cintos negros y marrones con hebillas de plata, botas de cuero sin arrugas, mates diversos, alpargatas de suela blanca. En las cabezas, llevan inscriptas sus procedencias: descendientes de italianos con sus boinas negras y discretas, de las que abundan en el oeste de la provincia de Buenos Aires y el este pampeano; los gallegos del sur bonaerense con sus boinas rojas más llamativas; los del norte con sombreros, y los del conurbano con sus boinas caídas y de costado. Algunos es la forma en que se visten habitualmente, otros están disfrazados para la ocasión, y muchos, a pesar de no ser una fecha patria, tienen la escarapela puesta.

A las 10.20, a diez minutos del inicio del acto oficial –que como cada año se realiza el penúltimo día de la Feria–, un hombre de seguridad con borcegos, gorra y chaleco antibalas recorre la interminable fila anunciando que “los palcos están llenos”. María Julia, que vino de Castelar, se acerca a las vallas. “Hace una hora que pagué la entrada. Me dijeron que no era necesario hacer fila”, dice enojada. Otro custodio, ante el reclamo, le responde: “No hay más lugar, córrase por favor”. Unos pocos elegidos consiguen pasar mostrando un papel, lo cual hace enojar más a la mujer: “¡¿Ven que hay lugar?!”.

Los visitantes vestidos para la ocasión.

 

Pasadas las 10:30, en el pabellón bautizado José Alfredo Martínez de Hoz -fundador de la histórica familia que dio a luz al primer ministro de Economía de la última dictadura militar- los caballos se inquietan por el fuerte ruido de las hélices de un helicóptero que empieza a descender sobre el predio. Un hombre, de unos 35 años, señala la nave. “Ahí viene”, les dice a sus hijos.

Desde un atril con la leyenda “El campo es mucho más que campo”, el titular de la Sociedad Rural Argentina (SRA), Luis Miguel Etchevehere, da comienzo a la ceremonia homenajeando al ex secretario general del Sindicato de Trabajadores Rurales, Gerónimo “Momo” Venegas. A nadie parece llamarle la atención que uno de los mayores terratenientes cite textualmente al sindicalista que acompañó a Mauricio Macri en la campaña presidencial: “La Argentina tiene que producir, producir y producir”. “Tomemos su bandera y honremos su memoria”, añade. Los que están en los palcos aplauden y los que están afuera, que apenas escuchan, también. Etchevehere subraya la necesidad de “crecer afrontando nuevos desafíos” y concluye: “Tenemos claro que no queremos volver al pasado, porque volver al pasado es tener a Venezuela como modelo”. El remate le vale a Etchevehere un aplauso ensordecedor.

La ceremonia en homenaje al ex secretario general del Sindicato de Trabajadores Rurales, Gerónimo “Momo” Venegas.

La ceremonia en homenaje al ex secretario general del Sindicato de Trabajadores Rurales, Gerónimo “Momo” Venegas.

A continuación, el presidente Macri, el orador más esperado de la jornada, saluda a su público: “¡Qué lindo es volver a encontrarnos!”. Su breve discurso es interrumpido por aplausos cada vez que se refiere a “corrupción”, “esperanza” y “optimismo”. Para no perder la costumbre, cuenta una anécdota con un ciudadano “común”, un campesino que, según él, le dijo: “Heredaste el país como un carro encajado con las gomas desinfladas, y todos juntos, como decimos en el campo, te decimos empujemos, dale que sale, dale que sale”. Antes de despedirse, Macri promete “una reforma impositiva para bajar más impuestos” al campo y, acompañado de una gran ovación, pide seguir construyendo un mejor país “todos juntos”. Pegada a las vallas, María Julia, a quien se le pasó el enojo, aplaude con frenesí al mandatario y terminado el acto se va a pasear por la Feria.

Durante los once días que dura el evento, pueden verse más animales en La Rural que en el zoológico porteño, ubicado enfrente. Entre las razas vacunas destacan la Holando Argentina, la noble Hereford, la poderosa Aberdeen Angus, la extraña Brahman, originaria de la India, y el gran campeón de este año, el Brangus, mezcla de cebú y Angus. Todos especímenes producidos en el país que irán a parar afuera.

En el pabellón central, un enorme corral exhibe lo mejor del futuro ganadero argentino, los padrillos. Secadoras, cepillos, mangueras y palas mantienen a los más de 100 toros perfumados, limpios, suaves y brillosos. A diez metros, el principal restaurante del predio, con sus más de cincuenta mesas armadas, aguarda a los comensales que degustarán la carne más selecta bajo la atenta mirada de los vacunos. “Del campo a su mesa” en su máxima expresión.

Las largas filas para entrar al predio de La Rural.

Las largas filas para entrar al predio de La Rural.

Los carteles publicitarios de Clarín, Radio Mitre, La Nación, Banco Provincia y Canal Rural marcan el ingreso al pabellón de ventas. Se ven casi tantos globos amarillos –con la inscripción “Vamos juntos”– como personas. Los puestos son variados: tejidos, cueros, artesanías, juguetes, máquinas, tractores para cortar el pasto y calzado, en su mayoría artículos de campo para quienes no viven en el campo.

Los niños también tienen su sector: “La granja de los chicos”, donde pueden ver e interactuar con gallinas, conejos, ponis, ovejas, cabras, chanchos, llamas y hasta presenciar el nacimiento de los pollitos. En el pabellón, rodeado por siete grandes carteles con la etiqueta #MeGustaElCampo, una madre le cuenta a sus dos hijos que “el abuelo tenía todos estos animalitos en su estancia”.

A pasos de allí se encuentra una de las atracciones de la Feria, “Lanata”, bautizado así por su dueño a sabiendas de que un simple toro es incapaz de repudiar su propio nombre. Aunque “inquieto y caprichoso”, aclara el propietario, este Lanata “no se dedica a combatir la corrupción”. El objetivo, como el del resto de los criadores, es alzarse con algún premio y así cotizar más alto su semen en el mercado, ya que un campeón aumenta su valor entre cinco y diez veces.

Finalizado el acto, las vallas se hicieron a un lado para dar lugar al desfile de los campeones, bajo la figura de un toro Hereford, la imagen oficial de la Feria que en esta edición le ganó la pulseada a nuestra autóctona vaca lechera, la Holando Argentina. El toro Payanquén, con sus orgullosos más de mil kilos y una circunferencia escrotal de 43 centímetros, camina detrás de su dueño. Su esperma será el más codiciado el próximo año y todos querrán un hijo de él. Las ventas reflejan la importancia de los machos: se pagaron 940.000 pesos por el “Reservado Gran Campeón Macho” de Cabaña La Sultana, mientras que la más cotizada de las hembras alcanzó los 545.000 pesos. Luego de Payanquén, desfilan un tractor cargado de pollos y otro de chanchos, este último con tres de los mejores machos reproductores del país. Sus tres dueños, sentados en la parte posterior del carro, saludan al público como próceres de la patria. Un hombre de unos 40 años mira la escena y dice: “Mirá, el tractor lo está manejando una mina”.

Actualizada 01/08/2017

“Lo más importante del proyecto es que la semilla se paga”

“Lo más importante del proyecto es que la semilla se paga”

“Nos encontramos con una ley que es más vieja que yo y que no contempla un montón de cuestiones tecnológicas que hoy están disponibles”. Con ese diagnóstico como punto de partida, el secretario de Agricultura, Ganadería y Pesca, Ricardo Negri, defiende el proyecto de modificación de la Ley de Semillas que el gobierno envió al Congreso días atrás. Ex asesor de empresas agropecuarias y profesor en la Universidad Católica Argentina (UCA), Negri defiende la iniciativa de seis artículos diseñada “en el diálogo con los distintos actores de semillas” y reconoce que la discusión es y será ardua porque “hay muchos intereses en juego”.  

¿En qué estado estaba el debate en torno a la modificación de la Ley 20.247 cuando asumió como Secretario de Agricultura?

Cuando llegamos nos encontramos con una ley que es más vieja que yo, por lo que no contempla un montón de las cuestiones tecnológicas que hoy están disponibles. El INASE (Instituto Nacional de Semillas) y el Ministerio habían realizado varias resoluciones pero no hubo una decisión política seria para resolver esta falta. Es un tema que se arrastra desde el 2004. Nosotros veníamos con algunas ideas sobre la modificación a la Ley pero la verdad es que las conversaciones con los distintos actores de la cadena de semillas son diferentes si uno no está en el Gobierno.

En los últimos años se formularon distintos proyectos para modificar la Ley de Semillas y Creaciones Fitogenéticas, ¿en qué se diferencian del que diseñó el gobierno?

Lo que pasó en 2013 y 2014 fue que hubo grupos de trabajo que llegaron a un acuerdo para presentar un proyecto de ley. Lo que nosotros presentamos hoy es una modificación de la ley actual que creemos  que es un gran paso para mejorar no sólo la cadena de la soja sino de todas las semillas.

¿Cuál es el eje del proyecto, el punto que usted considera más importante?

Lo más importante del proyecto es que se paga la semilla. Y que el uso propio está restringido a las hectáreas que se compran. Esto es fundamental para nuestro primer objetivo que es el de lograr una buena industria semillera. Si podemos ser el supermercado del mundo también podemos ser el semillero del mundo, y no sólo de autógamas (n.d.r: son aquellas que se reproducen por autofecundación como el trigo, la soja, el arroz y cítricos, entre otras)  sino también de muchas otras semillas que se producen en el mundo y que se podrían producir en la Argentina perfectamente.

¿Por qué la discusión lleva tantos años y aún no pudo resolverse?

Primero porque no estaba la decisión política de llegar a un acuerdo, y después porque hay muchos intereses en juego. El uso propio es un derecho ancestral, pero la tecnología de alguna manera tiene que ser retribuida. Cuando la ley es laxa, ganan los “pillos” y a ellos no les conviene que haya un acuerdo. Además, si no se priorizan las discusiones a largo plazo, se hace difícil actuar.

¿Cuáles fueron los puntos que se debatieron puertas adentro del Ministerio este año para la modificación de la ley?

Fueron muchos: quién paga, a quién, cómo, qué pasa con los infractores. Hoy lo que se paga a los obtentores es insuficiente para poder desarrollar la industria semillera argentina, pero a la vez los que aplican bien el uso propio no son ilegales. Es un tema de derechos de unos contra derechos de otros.

¿Cómo resolvieron las diferencias entre los intereses de la Mesa de Enlace y los de las empresas multinacionales?

Lo que hicimos fue tratar de juntar las puntas lo máximo posible, no pudimos juntarlos a todos en la misma mesa porque los intereses son demasiado divergentes. Fuimos trabajando con cada uno de los actores. Lo que mandamos es lo que creemos más factible para que se apruebe en el Congreso Nacional.

Luego de las negociaciones, ¿cómo quedó la relación del Ministerio con Monsanto?

La relación con la empresa siempre fue buena. Nosotros le mostramos el rol del Estado y qué es lo que queremos. Le decimos que los derechos del obtentor y los derechos sobre la biotecnología son importantísimos para nosotros. De todas formas, no se mostraron conformes con el proyecto.

¿Qué opina sobre los reclamos de la Sociedad Rural (SRA)?

Eso es un tema netamente comercial, es una cuestión de precio. El problema es que hay temas legales, temas de propiedad intelectual, y temas comerciales mezclados en la misma discusión. Nosotros nos reunimos con ellos como nos reunimos con los demás actores para discutir sobre el futuro de la Ley de Semillas.

Recientemente hubo algunos cambios en el Ministerio, en la Secretaría de Agricultura Familiar, ¿cuáles son las razones de la renuncia de Oscar Alloatti a casi un año de haber asumido en el cargo?

Oscar entró en diciembre y ya estaba cansado. Es un hombre grande y le puso todas las pilas a su trabajo.

 

El Consejo de Agricultura Familiar Campesino Indígena (CAFCI) reclama por una baja en el presupuesto del sector, ¿cómo ve el futuro de la Secretaría? ¿Pasará a formar parte de la Secretaría de Agricultura, Ganadería y Pesca?

Eso es decisión del ministro. Por ahora estamos ordenando la Secretaría. Lo que hay es un ordenamiento presupuestario. Estamos ajustando los gastos como en todos los Ministerios, lo que no tiene que ver con reducciones sino con aumentar eficiencias. Tenemos un Estado Nacional con un déficit muy grande y tenemos que achicarlo.

¿En qué situación está el Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria (INTA)?

El INTA está dentro de esta situación de ordenamiento. No están en juego los salarios ni los presupuestos de investigación, pero tenemos que regular situaciones de gastos que a veces son excesivos. Estamos cuidando el bolsillo como todos los argentinos.

En cuanto al avance en los derechos de propiedad intelectual, ¿se dio en algún momento la discusión sobre la posible adhesión al acta UPOV (Unión de Productores Obtentores Vegetales) 91’?

El proyecto está en el marco del acta de 1978. Hoy queremos cumplir bien UPOV 78’ para analizar si vamos a UPOV 91’, tenemos que ir por partes.

¿Por qué es necesario constituir un nuevo directorio en el Instituto Nacional de Semillas (INASE)?

Hace muchos años que no tiene constituido su directorio. Lo que queremos es darle más operatividad al instituto, y que el trabajo entre INASE y la Comisión Nacional de Semillas (CONASE) sea más fluido.

¿Quién se encargará de establecer el precio del canon que se pagará en la compra de semillas?

El INASE va a verificar que el precio esté dentro de las reglas de mercado. Queremos que el valor lo pongan las compañías y los productores según la oferta y demanda, que haya una buena competencia.

Similar al Sistema de Regalías Extendidas…

El sistema de regalías extendidas fue una forma privada de resolver los conflictos. El INASE no va a trabajar en que sea un mercado regulado, sino un mercado transparente. Y entonces el sistema ya no va a ser necesario.

¿Cuáles son los planes para el año que viene?

La idea es trabajar en un proyecto de ley para reemplazar la vigente, pero tenemos que ir paso a paso. Primero necesitamos que se apruebe esta modificación.

¿Cuándo cree que será aprobada por el Congreso?

Por mí que se apruebe mañana, pero eso no depende de nosotros. Queremos entrar a la campaña que viene al menos con la media sanción.

 

Actualizado 1/11/2016