Las puericultoras quieren su ley

Las puericultoras quieren su ley

Realizaron movilizaciones en casi todo el país para que el Congreso regule su ejercicio profesional y sean incluidas dentro de los servicios públicos de salud.

En más de quince provincias se realizaron manifestaciones en reclamo por el tratamiento del Proyecto de Ley de Regulación del Ejercicio Profesional de la Puericultura.El acto principal desafío la lluvia del viernes por la tarde frente al Congreso nacional.

Se trata de una petición de puericultoras argentinas que ya juntó más de 17.000 firmas para exigir que se impulse un proyecto de ley que reconozca su labor profesional. Dicha solicitud expresa: “Es fundamental que se nos incorpore como agentes de salud idóneas para brindar prestaciones médicas obligatorias en materia de lactancia humana y demás tareas (…) reconocer el rol de las puericultoras en el acompañamiento a las mujeres, personas que amamantan y sus familias, para facilitar información, herramientas y sostén desde la gestación, durante el puerperio y en los primeros años de la crianza de los niños y las niñas”.
El Proyecto de Ley establece “incorporar la atención por parte de Puericultoras dentro de las prestaciones que dispone la Ley 25929 en materia de lactancia materna”, además de asistir tanto a la persona gestante como al niño/a una vez nacido/a, en cuidado y crianza. Esta modificación sobre la Ley de Parto Humanizado permitiría que dichas prestaciones, al incluir la asistencia de puericultoras en lactancia, lograría hacer entrar a dichas profesionales en el Plan Médico Obligatorio, universalizando así dicha atención.

El proyecto presentado por la diputada nacional Vanesa Siley (FdT) establece que la profesión se desarrolle “en forma individual o integrando equipos interdisciplinarios”, sea de forma autónoma o en instituciones públicas o privadas (tales como sanatorios y clínicas, hospitales, centros de atención primaria, consultorios externos, entre otros). Además, busca reconocer el ejercicio de esta especialidad mediante la inscripción en un Registro Nacional de Profesionales de la Puericultura, a crearse en el ámbito del Ministerio de Salud de la Nación.

¿Dónde se estudia?

Para acceder a la formación en Puericultura existen pocos sitios y se da sobre todo de forma privada, con excepción de la reciente aprobación para su dictado en la Universidad de José C. Paz, en la Provincia de Buenos Aires. También se dicta como tecnicatura en la Universidad Maza (Mendoza), la Asociación Civil Argentina de Puericultura (ACADP) y Panza y Crianza, entre otros.

La presidenta de Unión de Puericultoras Argentinas (UPA), Valeria Wasinger, profundiza al respecto: “La idea, junto con el proyecto de ley, es también que se regularice la situación en los ámbitos de formación y que las personas que quieran puedan hacerlo en un ámbito educativo público y gratuito. Porque es fundamental para regularizar nuestro rol que podamos acreditar debidamente cómo estamos formadas”.
La figura de puericultora como tal no concibe la visión biomédica, sino la de asistencia técnica y acompañamiento, trabajando junto a otros profesionales de la salud y, si bien en otros países hay distintos tipos de asesoramientos, según Wasinger “no existe el rol como lo llevamos en nuestro país”. Más bien, se trata de acompañar un proceso relacionado “con lo fisiológico pero también con lo emocional, que necesita de sostén, de escucha, de acompañamiento desde un lugar más cercano, que cuesta mucho encontrar dentro del sistema de salud, o en otras profesiones que tienen que intervenir desde un lugar puramente técnico”, agrega Wasinger.
Actualmente, el desempeño de la actividad es autónomo y está fuera de las prestaciones que brinda el sistema público de salud. “En el ámbito en el que más nos podemos desarrollar –continúa Wasinger– es en el privado, lo cual es un poco loco… que en ciertos lugares podamos trabajar y en el ámbito público no tengamos acceso. Parte de esta lucha tiene que ver con garantizar nuestros derechos como trabajadoras pero también para que toda persona que requiera la atención pueda acceder. Hoy en el sistema público no sucede y si sucede es porque se sostiene por puericultoras que trabajan de manera voluntaria o en condiciones precarizadas”. 

Barbara Belloso, graduada de la ACADP, es puericultura desde el 2019 y en igual sentido asegura que “es un privilegio insertarnos en el sistema de salud. La mayoría trabajamos de manera independiente y muchas tenemos otros trabajos porque lamentablemente no podemos vivir cien por ciento de nuestra profesión, ya que no está regularizada ni reconocida”.

Anush Camacho, enfermera titulada en la Universidad de Buenos Aires, afirma: “Muchas veces se tiende a pensar que cualquier profesional de la salud podría cubrir las veces de puericultora y los programas de medicina, obstetricia, enfermería no tienen una carga horaria considerable. La carga para la tecnicatura es de tres años, tres años de hablar de lactancia y crianza en cualquier carrera de grado no hay, no existe. La puericultura nace para satisfacer esas necesidades”.

Al ser un campo en situación de informalidad, no existen estadísticas oficiales sobre el número de profesionales para su reconocimiento pero se afirma que en la mayoría de casos se trata de personal femenino. Al respecto, Wasinger advierte el sesgo de género en el ámbito de la salud porque “todas las profesiones relacionadas con el cuidado son las que menos están reconocidas y sobre todo si son tareas llevadas por mujeres”, mientras concluye: “Es difícil con las pocas posibilidades de laburo que hay, no tener una matrícula y poder trabajar de lo que estudiaste”.

San Juan, Chubut, Córdoba, Entre Ríos, Jujuy, Mendoza, Neuquén, Río Negro, Tucumán, San Luis, Salta, Chaco, Santa Fe, Tierra del Fuego, Santiago del Estero y distintos puntos de Buenos Aires fueron algunas de las provincias donde se llevaron a cabo manifestaciones por este reclamo.

Y parirás respetada

Y parirás respetada

“Venimos de tanta violencia, de un sistema tan patriarcal, que las mujeres hemos tenido que salir a defender nuestro derecho de ser respetadas. Tanto en el sentido de la no violencia hacia nuestros cuerpos como también a poder tener consentimiento sobre lo que se decide en base al desarrollo del embarazo, parto y post parto inmediato”, dijo a ANCCOM Catalina Quiroga, psicóloga con orientación perinatal y psicoanalítica, doula y coordinadora de Tribu da luz, junto con Adriana Vicente bioquímica y doula.

Las doulas son quienes acompañan a la persona gestante desde el embarazo hasta el postparto, sin embargo, no reemplazan al equipo médico obstétrico, puericultoras, psicólogas o pediatras. Es una nueva figura en este entramado por fuera del sistema hegemónico. “Los equipos obstétricos que trabajan bien y priorizan los deseos de la mujer están conformes con la participación de la doula. Ven los beneficios: las mujeres llegan más contenidas y el proceso está más aceitado”, contó Verónica Marcote, doula y puericultora, autora del libro Nosotras parimos.

Las mujeres que atraviesan un embarazo, un parto o postparto tienen que salir a defender sus derechos aun existiendo la Ley 25929 de Parto Humanizado, que garantiza derechos sobre los cuerpos, el acceso a información así como también derechos del recién nacido.

“El tema del respeto al momento del nacimiento tiene que ser algo que ya no se discuta más, es un derecho adquirido”, sostuvo Vicente. Desde el sentido común, el concepto de parto respetado circula, muchas veces, como una moda, cuando en realidad la ley data del 2004. Vicente agrega que lo positivo es que esto “obliga de alguna manera a la gente a repensar que hay otra forma”.

Esa otra forma, que se toma como alternativa, fue en realidad la primera, la natural. Con el tiempo la figura del obstetra fue interviniendo cada vez más. “Su profesión está preparada por si hay patologías, pero se terminó involucrando e interviniendo en todo el proceso, llegando a como la conocemos hoy”, expresó Marcote, para quien las formas del parir no están por fuera de la tradición y lo cultural.

Quiroga aclaró que “un parto humanizado no es parir en cuatro sin anestesia”. Vicente sigue la idea: “el respeto tiene que ver con tener en cuenta las necesidades de la mujer y el recién nacido, informar sobre el por qué de los procedimientos que se hacen, permitir que la mujer elija. Que se sienta a gusto, respetarle su decisión en cuanto al silencio, el ruido, la música, la luz, que pueda estar acompañada. Las condiciones de respeto van más allá de las condiciones en las que nazca el bebe”.

El sistema de salud debe acompañar, brindar la información y los recursos para que la persona gestante sea libre de elegir lo que cree mejor. Y en el caso de que la salud requiera intervención, debe existir una comunicación empática y sensible que explique los pasos a seguir.

El acceso a la información fue el gran cambio para Victoria Repetto, cuyo primero y segundo parto se dieron con una diferencia de diez años. Habiendo parido en pandemia expresó que “hace diez años no contábamos con los recursos y la información que hoy es de muy fácil acceso, sobre todo con las redes sociales”. Esto fue lo que le posibilitó tener una mirada diferente sobre su primer parto: “Ahora reflexiono cómo sutilmente te preparaban para ser una ‘paciente’ que no les traiga problemas”. El no gritar, no alterarse, “me felicitaron por ‘lo bien que me porté’. Ahora, con los años, reflexiono sobre este acto de sumisión al sistema médico hegemónico”, manifestó.

Los partos son procesos en los que las mujeres y personas gestantes están expuestas a constantes humillaciones y violencias. Quiroga contó que frases como “si tanto te gustó cuando lo hiciste ahora bancate el dolor” se repiten cuando la persona pide anestesia; o el ignorar el deseo de esperar a que ese momento comience naturalmente, haciendo maniobras sin consentimiento para iniciar el trabajo de parto. En relación a esto, Agustina (quien prefirió no dar a conocer su apellido) relató en diálogo con ANCCOM: “Hace dos semanas y aludiendo a un bebé medio ‘flacucho’ y contemplando los protocolos por COVID en la clínica, [el obstetra] dijo de hisoparme y dirigir el parto”. Ante la duda, realizó una interconsulta con otro obstetra y constató que la condición médica del bebé no era tal, por lo que decidió cambiar de médico y agregó: “Es muy intenso, tomar estas decisiones en el embarazo. Pienso que falta mucha empatía en algunos profesionales de salud”.

La pandemia agudizó las violaciones a estos derechos: relataron las entrevistadas que una de las vulneraciones más frecuentes en este contexto es al derecho tan básico y fundamental como lo es poder parir acompañada.

Elegir de qué manera parir no es una práctica de las clases altas, pero «como no se cumple la ley suele terminar siendo un privilegio», sentenció Quiroga

En este punto, Valeria Wasinger, presidenta de la Unión de Puericultoras Argentinas (UPA), sumó una cuestión importante: “La lactancia tiene que ver con el parto y nacimiento respetado porque muchas veces las condiciones en las que suceden esos partos tienen un impacto muy fuerte sobre las lactancias”. Se sabe que, por ejemplo, no cumplir con el contacto piel a piel durante la primera hora de vida, tiene un impacto enorme en la primera prendida al pecho. Una situación traumática en el parto condiciona el comienzo de la lactancia y el vínculo con él bebe.

Por este motivo, desde UPA se impulsó un proyecto de ley que busca regular la profesión de las puericultoras y además garantizar el derecho de toda mujer y persona gestante a recibir apoyo, asesoramiento y acompañamiento en todo lo que tiene que ver con lactancia materna. El proyecto se presentó en marzo de 2020 y agrega a la Ley 25.929 el rol de la puericultora contemplado dentro de las prestaciones que se brindan en el Plan Médico Obligatorio; por lo que regiría tanto para efectores públicos como privados de la salud. “Sabemos que muchas veces estos derechos son más accesibles dentro de la salud privada, cosa que no debería ser así. Nos interesa que este acompañamiento esté garantizado más que nada en el ámbito público que es en donde más dificultades de acceso se ven”, concluyó Wasinger.

Marcote reflexiona sobre el avance que hubo en cuanto al otorgar derechos a las mujeres, por ejemplo en lo que respecta a la interrupción voluntaria del embarazo. Sin embargo, se siguen viviendo graves violaciones de derechos antes, durante y después del parto. Este reclamo, la mayoría de las entrevistadas coinciden, parece tener un largo camino por recorrer pero Repetto rescata lo valioso del encuentro entre mujeres que generan una inmensa red de apoyo: “No es algo menor tomar conciencia de cómo tantas veces la voz de las mujeres es oprimida y censurada en un momento tan íntimo y trascendente como es el parto”.

Mamitas subversivas

Mamitas subversivas

Parir, un documental que tematiza la violencia obstétrica, se estrenará el próximo 18 de mayo en el cine Gaumont durante  la Semana Mundial del Parto Respetado, que se desarrolla del 16 al 22 del corriente mes. Su realizadora, Florencia Mujica, trabajó junto a la organización social Las Casildas y el colectivo audiovisual venezolano La Taguara y contó con un subsidio del Instituto Nacional de Cine y Artes Audiovisuales (INCAA) para su producción.

“Intentamos con este documental -cuenta Mujica- visibilizar esta violencia que circula todo el tiempo en las salas de parto y en los nacimientos pero que no se lograba nominar y encuadrar desde las vivencias nuestras. ‘Mi’ parto violento resuena con el ‘tuyo’ que fue un espanto. Entonces no hay nada que discrepe ahí, es colectivo”.

La película relata y plasma un registro a lo largo de todo el proceso de embarazo de tres mujeres. “Todo el tiempo temíamos agotarlas, porque no es lo mismo hacer una jornada de rodaje con una mujer que está embarazada que con una que no lo está. Una vivía en Laferrere, la otra en Devoto y la otra en Liniers, así que anduvimos un poco así, yendo y viniendo. Pero el planteo era que aparezcan ellas tres, de perfiles bien distintos, pero que tenían en común el deseo de tener un parto natural y acompañarlas en ese proceso. Ver qué pasaba en el desarrollo, con qué cuestiones se iban encontrando y cómo, de alguna manera, el sistema médico va conduciendo a una imposibilidad de que lleves adelante tu deseo”, explica Mujica.

La violencia obstétrica se encuentra tipificada en la ley 26.485 de Protección Integral a la Mujer, que establece en su artículo 6, inciso “e” que la violencia obstétrica es “aquella que ejerce el personal de salud sobre el cuerpo y los procesos reproductivos de las mujeres, expresada en un trato deshumanizado, un abuso de medicalización y patologización de los procesos naturales, de conformidad con la ley 25.929”.

Florencia Mujica- direccion y producción ejecutiva- Gabriela G. Fuentes (La Taguara Films)- Julieta Saulo y Florencia Carroza (Las Casildas-Prod.de contenido) listas para el estreno el 18 de mayo en el cine Gaumont durante la Semana Mundial del Parto Respetado.

Lo maternal es político

Julieta Saulo cuenta cómo se originó la organización que milita contra la violencia obstétrica desde 2011: “Las Casildas surge de una búsqueda personal, a raíz de mi maternidad y luego de llegar a un parto absolutamente desinformada. En el momento en que estoy pariendo a mi hija, yo grito y un señor irrumpe en la sala de parto preguntando ‘¿¡qué pasa!?’ como si no fuera normal que en esa situación tan dolorosa una pudiera gritar. Éste fue un suceso que pasó inadvertido para todas las personas que estaban en la sala de parto. Pero para mí no: eso fue como el quiebre, me quedó resonando y empecé a investigar, a leer. Así llegué a Casilda  (por la escritora española Casilda Rodrigañez Bustos) y a empezar a concebir la maternidad como un lugar de poder y de militancia”.

Las Casildas es una organización independiente de partidos políticos, que realiza desde sus comienzos investigación mediante encuestas  y que ya ofreció la obra de teatro “Parir (Nos)” en la que también se tematizó la violencia obstétrica.

Julieta es puericultora en la Maternidad Estela de Carlotto (MEC) y conoció a Florencia Mujica en un grupo de crianza. Ambas relatan que lo que las acercó a la temática de la violencia obstétrica fue su experiencia personal al transitar la maternidad. Para Saulo: “La maternidad en su dimensión política es entender que no sos un envase, conectar con el deseo y restaurar los espacios que las mujeres teníamos en la antigüedad, de estar con otras y criar con otras y que en la actualidad no sucede, la maternidad se transita en soledad y más en las urbes grandes como esta”.

Otro de los cambios que remarcan la autoras es en relación a cómo son tratadas las mujeres cuando pasan a ser embarazadas: “De repente te cuidan, pasas a ser ‘mamita esto’, ‘mamita lo otro’, ‘mamita vení’. Hay una infantilización de la madre gestante”. Pero la maternidad también, afirman, tiene consecuencias en la vida profesional: “Para el sistema capitalista ya no sos productiva, corrés desventaja en relación con los otros”.

El grupo de mujeres documentalistas venezolano La Taguara participó en el proyecto y aportó su trabajo en edición y post producción. Gabriela González Fuentes, perteneciente al colectivo, da su opinión sobre Parir: “Es interesante, sobre todo para las mujeres que no son madres, que puedan tener esa reflexión y se puedan empoderar antes de entrar en ese lugar y se puedan defender ellas y sus proyectos. Parir focaliza muy bien esto que decimos desde La Taguara: que las mujeres no somos paranoicas, que hay una evidente relación de dominación”, enfatiza.

En este acercamiento a la violencia obstétrica, desde que se interesó por la temática, Mujica se dio cuenta de que no se trata de un caso o varios: “Se trata de la misma historia. Cambian los actores pero lo que pasa es lo mismo. Las mujeres son maltratadas sistemáticamente”. Explica que el documental incluye entrevistas que dan cuenta de distintos puntos de vista: Ariel Karolinski -representante de Organización Mundial de la Salud (OMS) en Argentina-, algunos médicos más intervencionistas o “cesaristas” –a favor de la cesárea- y la contracara del parto respetado, que es otra formación ético-profesional y es cómo se trabaja en la MEC.

La OMS recomienda que el número ideal de cesáreas en un país no debe superar el 15%. Sin embargo, en Argentina asciende hasta el 50% en clínicas privadas. La sanción de la ley 25.929 tiene como objetivo impulsar políticas públicas orientadas a hacer que sean respetados los derechos de las mujeres gestantes y los recién nacidos. Esta ley establece que las instituciones de salud deben informar y asesorar a las mujeres sobre los riesgos de los procedimientos que van a realizarle, a ser tratadas con respeto y dignidad, a estar acompañadas, a estar con sus hijos e  hijas,  a no ser sometidas a procedimientos de investigación sin el debido consentimiento, entre otros.

Este año, además, la salud sufrió un ajuste del 12,2 % en términos reales y en el que el Programa de Atención a la Madre y el Niño fue recortado a la mitad. Desde dentro del sistema de salud, Julieta Saulo describe: “Es tremenda y nefasta la realidad. Yo trabajo en MEC. Este gobierno, como todos los de políticas neoliberales, lo que hace es mantener abiertos los programas, no los cierra pero los desfinancia. Entonces lo cierran pero con las puertas abiertas, porque se caracterizan por ser ‘políticamente correctos’, digamos. Pero cuando estás adentro del sistema, defendiendo espacios, es muy dificultoso.”

Las directoras de la MEC desde su inauguración en 2014, Patricia Rosemberg y Cecilia Zerbo, fueron depuestas de sus cargos en febrero de 2017. A ambas se les pidió su renuncia explícitamente por motivos políticos. Ellas habían sido reconocidas por su gestión hospitalaria. El hospital funciona en Moreno, uno de los barrios más populares de la provincia de Buenos Aires. Las directoras solicitaban, al momento del pedido de renuncia, ampliar el plantel profesional, ya que el hospital no había llegado a la totalidad de su capacidad.

El documental no solamente tematiza una cuestión de género sino también de clase: “El antagonismo está planteado: o parís en el sistema y con maltrato o parís en tu casa. Parir  plantea la posibilidad de que el Estado tenga un espacio tan acogedor como una casa, tan respetuoso. Es posible, no es que no se puede hacer. Ese es un costado político que tiene la película y que es muy interesante. Plantea que se puede y se debe hacer desde el Estado”, sostiene Saulo.

Parir se proyectará durante dos semanas con posibilidad de extensión en el espacio Gaumont del INCAA, que ofrecerá dos funciones diarias para luego ser llevada a las diferentes provincias del país. Además, se ofrecerá en Chile a partir de junio.  

 

Actualizado 17/05/2017

Mujeres respetadas

Mujeres respetadas

 Parto respetado y aborto no punible son los dos rasgos distintivos que tiene la Maternidad Estela de Carlotto, ubicada en la localidad de Trujui, en el oeste del Conurbano bonaerense. La entidad se destaca por sus políticas de maternidad segura y centrada en la familia, por lo que solo un 11 por ciento de sus partos son a través  de cesáreas. La cifra equivale a un tercio de las que se realizan, en promedio, en los hospitales públicos y a un séptimo de las que se practican en las clínicas privadas. Las estadísticas semestrales de la institución, además, dicen que se han realizado cincuenta abortos no punibles y más del doble de consultas en las consejerías de reducción de riesgo y daño por embarazos no deseados. Estas dos características tienen como eje fundamental el respeto por los derechos de la mujer y todo lo que ello conlleva.

La Maternidad de Moreno Estela de Carlotto (así es su nombre completo) se inauguró en 2013 por iniciativa municipal, pero en articulación con los gobiernos nacional y provincial,  debido a una necesidad del distrito por cubrir la totalidad de 10.300 nacimientos anuales. Patricia Rosemberg, directora de la Maternidad, cuenta: “Hasta la llegada de la Maternidad, el único hospital en donde nacían los niños era el Mariano y Luciano de la Vega, pero solo cuenta con disponibilidad para 4.000 nacimientos anuales, por lo que había un déficit, a su vez Moreno necesitaba un lugar con otras características de acompañamiento en cuanto al nacimiento, en donde no se lo piense como una enfermedad sino como un proceso más de la vida”.

Parto respetado y aborto no punible son los dos rasgos distintivos que tiene la Maternidad Estela de Carlotto, ubicada en la localidad de Trujui, en el oeste del Conurbano bonaerense.

La institución trabaja con casos de baja complejidad, por lo que integra un corredor sanitario junto con el Hospital Mariano y Luciano de la Vega de Moreno, que se encarga de los casos de media complejidad, y el Hospital Posadas, ubicado en Ramos Mejía, que atiende a los de alta. A su vez, articula con cuarenta unidades sanitarias de la zona, en donde las madres llevan a cabo el seguimiento de su embarazo y en la semana 34 o 35 son derivadas a la maternidad Carlotto.  

Cuando la embarazada llega al período de gestación adecuado para ser derivada a la maternidad, pasa por una instancia denominada ‘de tamizaje’, para saber si está en condiciones de parir allí. Mónica Santillán, obstetra, dice a ANCCOM: “Las mamás ingresan a la mañana y le realizamos los estudios correspondientes: análisis de sangre, ecografía, electrocardiograma y la toma de todos los signos vitales. Por último, se realiza la consulta con la obstetra, en donde se miran los estudios realizados y se mide el riesgo de complicaciones; si está todo bien la mamá estaría en condiciones de tener el parto con nosotros”.

mujer dando de mamar a su bebe

La entidad se destaca por sus políticas de maternidad segura y centrada en la familia, por lo que solo un 11 por ciento de sus partos son a través de cesáreas.

Parirás con amor

El parto humanizado es establecido en la ley Nº 25.929,  que promueve que se respete a la familia y se la acompañe en la toma de decisiones seguras e informadas. La Maternidad se enorgullece por cumplir esta ley. La licenciada Santillán asegura: “Nosotros tenemos una modalidad distinta de la asistencia de parto que se realiza en otros centros de salud;  acompañamos el trabajo de parto, el parto y el puerperio fortaleciendo el vínculo del trinomio mamá, papá y bebé y brindándole la posibilidad a la madre de decidir desde la posición del parto hasta en qué momento está lista para que se lleven a su hijo”.

Esta ley también refiere a que “la persona recién nacida tiene derecho a su inequívoca identificación”. En ese sentido,  Santillán aclara: “El proceso de identificación del recién nacido está hecho en forma adecuada, en su tiempo y forma. El bebé sale de la maternidad con una constancia de nacimiento para después tener su correspondiente Documento Nacional de Identidad”. El nombre de la Maternidad está muy vinculado al derecho a la identidad: “Por un lado,  la elección del nombre de la institución fue un reconocimiento a Estela y a Abuelas de Plaza de Mayo y, por otro lado, también nos marca que hay que seguir trabajando por los derechos, por la identidad y porque no se repitan historias tan tremendas”, afirma Rosemberg.

Si bien la maternidad es de baja complejidad,  tiene todo el equipamiento necesario para asistir una emergencia y luego de controlada la situación, se deriva el caso al Hospital Posadas o al Mariano y Luciano de la Vega, según corresponda. “Cuando se dan situaciones de internaciones en neonatología, en la mayoría de los casos son solo por aumento de peso”, cuenta la licenciada Santillan.

madres esperando en el hospital

Si bien la maternidad es de baja complejidad, tiene todo el equipamiento necesario para asistir una emergencia

La Maternidad brinda, a las madres de esos bebés, la posibilidad de hospedarse en su ‘Residencia de madres’. Geraldine Enríquez, encargada de la higiene y atención de las mujeres que allí se alojan, explica: “Hay madres que viven cerca y se van a dormir a su casa y hay otras que vienen desde lejos y duermen aquí. La idea es que se queden para que tengan mayor contacto con su hijo mientras dura la internación”. Este espacio físico cuenta con doce camas, una cocina, dos baños y un lavadero. “Tienen todas las comodidades, desde la comida y la higiene hasta la posibilidad de lavar su ropa”, concluye Enríquez.

 El lugar cuenta con unos 300 empleados efectivos y un porcentaje de becados. Laureano Cequeira, delegado de Asociación de los Trabajadores del Estado (ATE), cuenta la situación laboral: “Los trabajadores nos dividimos en leyes, la ley N° 10.471 es la que engloba al personal médico y licenciados, en esta ley hay alrededor de 120 empleados. Luego está la ley N° 10.430 en la que se encuentran los administrativos, enfermería y mantenimiento, allí hay 180 empleados. Por último están los compañeros que son tercerizados del Estado, estos son los compañeros que son becados”.

La mujer y el derecho sobre su cuerpo

En referencia a la cuestión del aborto,  la maternidad tiene una política que es llevada a cabo a través de la ley N° 4.318 que establece que las interrupciones del proceso de gestación no son punibles en los casos de peligro para la vida o la salud causado por el embarazo y que no pueda ser evitado por otro medio, y en casos de violación. Además también se dictan las consejerías de reducción de riesgo y daño en situaciones de embarazos no planificados, las cuales están establecidas en la ley N°14.738, y están orientadas a la prevención de riesgos y daños por la práctica de abortos inseguros y al cuidado de la salud integral de la mujer.

Rosemberg cuenta: “Cuando una mujer llega con una situación de violación o el embarazo le trae riesgos a su salud, se accede a un equipo interdisciplinario formado por un médico, una trabajadora social, una psicóloga y una obstétrica que la evalúan y si la mujer necesita y acepta se le realiza la interrupción legal del embarazo”. También existen casos en los que las mujeres no padecen ninguna de estas situaciones pero, sin embargo, sus embarazos no son deseados y no quieren continuar con él;  ahí es donde se recurre a las llamadas consejerías de reducción de riesgo y daño, que se llevan a cabo en la Maternidad y tienen una concurrencia importante.

Las mamás ingresan a la mañana y le realizamos los estudios correspondientes: análisis de sangre, ecografía, electrocardiograma y la toma de todos los signos vitales. Por último, se realiza la consulta con la obstetra.

 “En nuestro país se mueren miles de mujeres por realizarse abortos de forma insegura o de forma clandestina. Hay muchas mujeres que por su condición social o por vergüenza llegan aquí con embarazos avanzados o habiéndose realizado prácticas inseguras para la provocación del aborto” afirma Rosemberg y continúa: “Aconsejamos cómo hacer para reducir daños y desaconsejamos formas inseguras de aborto. Además, nos encargamos de la vacunación, el control posterior y de contactarlas con otras asociaciones que también acompañen a estas mujeres”.

La estrategia de maternidad segura y centrada en la familia que tiene la institución es trabajada en conjunto con UNICEF. “Cuando la Maternidad Carlotto nació, UNICEF ya venía promoviendo esta estrategia y nosotros nos adaptamos rápidamente a ella”, cuenta Rosemberg. La Maternidad de Moreno y UNICEF ya están buscando replicar el modelo en cinco provincias del país (Misiones, Chaco, Corrientes, Salta y Jujuy), y que el parto respetado y el aborto no punible sean una realidad.

Actualizado 22/11/2016