Dos años presa

Dos años presa

Al cumplirse dos años de su detención, este martes cientos de personas marcharon desde el Obelisco porteño hasta la Casa de Jujuy en Buenos Aires para exigir la liberación de la dirigente social y legisladora del Parlasur Milagro Sala, primera presa política del gobierno de Mauricio Macri. En la marcha hubo cuestionamientos al gobernador Gerardo Morales, al Poder Judicial provincial y a la Corte Suprema de la Nación. Entre los manifestantes participaron organismos defensores de los derechos humanos, sindicatos y organizaciones sociales.

 

Actualizado 17/01/2018

Cerrar cicatrices

Cerrar cicatrices

Como todos los lunes a la tarde en el Centro Frida es día de mateada. Alrededor de una mesa redonda de la sala de biblioteca se reúne un grupo de compañeras y la coordinadora para reflexionar acerca de un tema específico: el arte del Kintsugi o la “belleza” de la cicatrices. El Kintsugi es un arte japonés que consiste en la práctica de reparar fracturas de la cerámica con barniz o resina espolvoreada con oro. Plantea que las roturas y reparaciones forman parte de la historia de un objeto y que deben mostrarse en lugar de ocultarse. Así, al poner de manifiesto su transformación, las cicatrices embellecen el objeto.

Daniela les propone a Viviana, Paula, Fabiana, Morena y María que tomen tres hojas con imágenes -Frida Kahlo, “el grito sagrado” de Higui en la Garganta Poderosa, y la frase “mujer, ni sumisa, ni devota, te quiero libre, linda y loca”- las rompan con las manos  y vuelvan a reconstruir a las mujeres a través de un collage. 

El grupo sabe de qué se trata. Todas han llegado al Centro con historias duras a cuestas.

En el corazón del barrio porteño de Parque Patricios, el Centro Frida es un espacio que nació de la lucha colectiva, de las organizaciones sociales que trabajan la problemática de situación de calle como “Proyecto 7” y “No tan Distintas”. Cuenta con 40 camas para que habiten mujeres “cis y trans” con o sin niños y niñas a cargo. La institución funciona las 24 horas todos los días del año, el tiempo de permanencia es indefinido, y se propone llevar adelante un trabajo multidisciplinario.

El Centro es una realidad gracias a “Proyecto 7” desde 2015. “No tan Distintas” participa en su gestión en tanto organización social compuesta por mujeres que crean estrategias de contención y empoderamiento para superar situaciones de vulnerabilidad social, fundamentalmente la situación de calle.   

Vale destacar que antes del surgimiento de Frida, “Proyecto 7” administra desde 2011 el Centro de integración Monteagudo, orientado a la integración social de hombres en situación de calle.   

“Nosotras también tratamos de generar nuestros propios fondos para las actividades y el mantenimiento del hogar», dijo Daniela Camozzi.

Daniela Camozzi, una de las coordinadoras del centro e integrante de “No tan distintas”, advierte que se trata de un espacio de “contención”. En diálogo con ANCCOM, subraya: “Concebimos a las mujeres como protagonistas de sus historias, capaces de formular sus propios proyectos de vida”. 

El Centro Frida se mantiene con donaciones, más allá del convenio básico con el Gobierno de la Ciudad. “Nosotras también tratamos de generar nuestros propios fondos para las actividades y el mantenimiento del hogar: participar de ferias, varietés, producimos fanzines mostrando los trabajos de las chicas en los talleres, y solemos para fin de año hacer tarjetas o calendarios”, explica Daniela.

Actualmente, la ocupación es completa, pero a las mujeres que están en lista de espera para ingresar al hogar les ofrecen comida, participación en los talleres y las instalaciones para higienizarse.

 “Llegué a Frida por intermedio de una encargada que trabaja aquí. Estoy desde la mitad de febrero porque me había peleado con mi pareja. El ahora está en cana”, relata Fabiana.

Viviana se suma a la charla. “Me fui de mi casa cuando tenía 15 años, ahora estoy en la lucha y sola. Hace unos meses fui mamá, por haber estado en situación de calle perdí a la beba, y porque no tengo documentos. En abril de este año llegué a Frida, y las chicas que trabajan aquí me ayudaron a tramitar los documentos, y en conjunto con un equipo de abogados, se están moviendo para que pueda recuperar a la beba”, relata.

El trabajo cotidiano está mediado por reflexiones sobre la violencia contra las mujeres, las distintas maneras de practicar la maternidad, la trayectoria de las mujeres trans y la educación sexual integral.

Distinto es el caso de Paula. “En este momento no estoy aquí en Frida porque me encuentro en situación de calle y no hay camas. De todas maneras, fui una de las seis primeras integrantes, desde los inicios del centro, hace dos años. Mi problemática es el consumo de drogas. Por ese motivo dejé a toda mi familia. Lo cierto es que he hecho miles de tratamientos, no pongo voluntad para dejar las drogas, me cuesta cumplir con una rutina de ayuda profesional, y  siento que todavía necesito seguir consumiendo, es por esa razón que yo siempre me voy”, confiesa.

Viviana no duda en calificar al personal de Frida como parte de su “familia”. Y sentencia: “Aquí en Frida me siento como con mi familia, como si estuviera en mi casa, en donde recibo mucha contención de las chicas”.

Paula marca matices y asegura: “Actualmente me siento muy sola, pero cuando estoy aquí en Frida me encuentro muy contenida, las siento como a mi familia, y a las chicas las quiero mucho, porque me aceptan como soy”.

La violencia de género es uno de los temas más debatidos en talleres y charlas.  La coordinación del Centro lo asume como un desafío. “Estamos todo el tiempo interpeladas, indignadas, a veces con cierto desánimo”, subraya Daniela.

El trabajo cotidiano está mediado por reflexiones sobre la violencia contra las mujeres, las distintas maneras de practicar la maternidad, la trayectoria de las mujeres trans y la educación sexual integral. Los profesionales cruzan distintas áreas: psicólogas, antropólogas y sociólogas.  

A su vez, el centro se encuentra organizado en distintas áreas de trabajo como salud, talleres de la comunicación y niñez, entre otros.

En las asambleas semanales habitantes y trabajadoras  definen los temas que atraviesan a la institución: horarios, pautas, reglas de convivencias, talleres, tareas, actividades y lineamientos generales.

Para el futuro deseo que Frida pueda seguir existiendo, pero que la lucha se profundice. Que a partir de nuestra iniciativa surjan muchos más centros integrales para asistir a personas en situación de calle, con el firme deseo de que algún día dejen de existir”, concluye Daniela.  

«Que a partir de nuestra iniciativa surjan muchos más centros integrales para asistir a personas en situación de calle, con el firme deseo de que algún día dejen de existir”, dijo Daniela.

Actualizada: 16/08/2017

 

“No podemos hacer otra cosa que ser coherentes”

“No podemos hacer otra cosa que ser coherentes”

“Mi nombre es Miguel El Tano  Santucho, lo puedo decir porque conozco mi identidad”, empieza Miguel. “Es como un cassette que tengo grabado”, dice entre risas mientras le hace señas al mozo para pedir un café.
Miguel es hijo de Cristina Navajas, desaparecida en 1976, y busca a su hermano o hermana nacida en cautiverio. Junto con su abuela, se dedicaron a la búsqueda y a difundir la consigna de Memoria, Verdad y Justicia.
En un bar del barrio de Once, invita a sumergirse en lo más profundo de su historia personal, que hace eco en la historia y actualidad nacional. “Me llamaron Miguel porque tenía un tío que fue abatido en la Selva Tucumana unos meses antes de que naciera y su nombre de guerra era Miguel”, comienza.

 

O sea que ya tu nombre viene bastante cargado.

 

Sí, y sobre todo el apellido: Santucho es el apellido de una familia que, lamentablemente, fue víctima directa del terrorismo de Estado.

 

¿Cómo entrás vos en la historia de los Santucho?

 

Yo nací en octubre del 75 y en julio del 76 secuestraron a mi mamá,Cristina Navajas. En la casa nos dejaron a nosotros, de casualidad. Estábamos con mi hermano más grande y mi primo, tuvimos la suerte o la desgracia de que nos dejaran ahí. Mi abuela Nélida nos pudo ira buscar y un tiempo después nos establecimos en Roma con mi papá, Julio Santucho. Junto con nuestras pertenencias había cartas que mi vieja le escribía a mi viejo. Él se había exiliado, militaban en el PRT y estaba en el extranjero. Ella ahí contaba que daba por seguro que estaba embarazada. Esa información después la pudimos confirmar con testimonios. Uno de ellos diceq ue en un traslado estaban tiradas en el piso varias compañeras y mi vieja le dijo a una, desoyendo las órdenes de hacer silencio, su nombre, donde militaba y que estaba embarazada. Eso para mí fue una indicación clara de mi vieja de decir: “Búsquenme y busquen a mi hijo”. 

 

¿Tenés alguna información certera sobre la vida y el paradero de tu hermano?

 

No, lo que sí sé es que los últimos nietos recuperados pertenecen al mismo rango de edad y tuvieron circuitos parecidos al que debería haber tenido mi hermano. Estoy ansioso por saber si aparece.
También sé que ella mantuvo el embarazo y fue vista hasta los 6 meses de gestación en el Protobanco y después, en el 77 en el Pozo de Banfield, la vieron ya sin embarazo. En el medio, posiblemente pasó por Campo de Mayo, así que esos dos últimos lugares pueden ser los de nacimiento.

 

Decías que sentiste una indicación clara de tu mamá para que los busquen, ¿cuándo decidiste volver al país y responder a su pedido?

 

Volví en el 92. Siempre supe que hubo desaparecidos pero para mí era un relato, yo no lo vivía, no lo sentía. Me hablaban de una familia numerosa, de los primos, pero hasta que no los ves es como que no están. Además, mi viejo se volvió a juntar y tuvo una hija, así que vivíamos en una familia aparentemente normal. Cada tanto mi abuela viajaba, por la militancia en Abuelas, y aprovechaba para visitarnos. Hasta que a los 15 años se generaron las condiciones para volver. Yo siempre quise venir a Argentina y empecé a insistir. El año que volví fui a una marcha de secundarios y me pasó algo que marcó mi adolescencia y mi vida: en la desconcentración, un pibe hizo una pintada que decía: «Santucho vive», junto con la estrella roja. Ahí sentí que entré al túnel del tiempo y volví a mi casa pensando: “Tengo que vivir acá, hay algo que no conozco y que me pertenece”. Finalmente, al año siguiente volví al país definitivamente, fui a parar a la casa de mi abuela -que mucho no la conocía- y a esa edad no era el mejor plan. Mi hermano mayor se quedó en el extranjero y hasta el día de hoy sigue allá.

 

¿La relación con tu abuela se ligó mucho con la causa de la desaparición?

 

Tuve una relación muy linda con mi abuela, porque ella derivó en mí muchas cosas. Me veía interesado y con ganas de reconstruir, así que ella delegó mucho en mí. Además, mi familia materna es muy chica, así que mi abuela concentraba toda la figura que había estado buscando realmente. Ella falleció sin saber nada de su nieto y yo sentí la necesidad de retomar la búsqueda y ocupar su lugar. Me presenté a la Asociación y dije que quería seguir la búsqueda que había comenzado ella. En realidad, Abuelas es una gran familia, se maneja todo a través de la conexión afectiva y emocional. No entras por mérito, sino por pertenencia.

 

Las relaciones trascienden lo político y se ligan más a lo emocional.

 

Totalmente, también me pasó en  H.I.J.O.S, donde después de haber vivido mucho tiempo ser hijo de desaparecidos de una manera conflictiva, de repente pude darme cuenta del valor que tenía, de los muchos que éramos. También nos generó un tipo de relación particular, donde lo afectivo tiene un valor primordial. 

 

¿Qué te pasa cuando encuentran un nieto que no es tu hermano? ¿Te genera un sentimiento agridulce?

 

En un momento utilizaba el término «envidia sana» y después me di cuenta de que no existe. Para mi pasó a ser una alegría compartida. Obviamente espero que me toque, para cumplir con mi abuela y cerrar un ciclo. Pero el compromiso seguiría: mi hermano está entre todos los que faltan,y aunque lo encontrara no podría dar la búsqueda por terminada. Así que es un poco como una hermandad. En un espacio donde hay tantas ausencias por encontrar, tantos vacíos para llenar, cada vez que encuentran a uno es como llenar mi vacío también. 

 

¿Cómo se hace para que las generaciones que nacen en un país con desaparecidos no lo naturalicen y lo tomen como un proceso cerrado?

 

En las charlas resalto ese aspecto. Es tan presente este tema, que el hecho de que haya personas con la identidad falseada salta generaciones. Yo tengo una hija en el secundario, que podría tener un compañero con un apellido que no es de él, porque su padre puede haber sido apropiado. Tu compañero puede estar viviendo con una identidad que no le corresponde. Siempre hablo en primera persona, contar la experiencia propia genera más identificación y creo que funciona mejor. En general siempre me llamó la atención el interés y la recepción que hay. 

 

A pesar de las respuestas positivas que recibiste, sigue habiendo una parte de la sociedad que no cree en su lucha, ¿qué pensas de esa postura?

 

Me molestan las cosas con intencionalidad política como lo que dijo (el exministro de Cultura porteño Darío) Lopérfido o (el secretario de Derechos Humanos de la Nación Claudio) Avruj, porque están queriendo deslegitimar algo que está comprobado: hubo un genocidio perpetrado por el Estado y es el Estado el que tiene que asumir la responsabilidad de recuperar a los nietos y poner el nombre de cada uno de los desaparecidos. Ahora, sobre las opiniones que puede haber en el sentido común, creo que esa es la batalla cultural que hay que ganar, ahí está lo pendiente. He tenido discusiones con gente que me planteaba que tenía que superarlo, como si fuera un problema mío. Lo que queda por instaurar en el sentido común es que nuestra búsqueda es un reclamo legítimo y necesario para todos. El legado de las Madres debería ser tomado por el conjunto de la sociedad, garantizarle una continuidad colectiva.

 

Bajo un gobierno como el actual, ¿crees que puede subsistir esa idea?

 

Cuando yo empecé a militar en el 96 nos parecía imposible todo lo que tenemos hoy, pero nosotros recuperábamos la consigna del Mayo Francés: Seamos realistas, pidamos lo imposible. No podemos hacer otra cosa que ser coherentes con nosotros mismos, y tuvimos la capacidad de llegar a la gente con pedidos desde el sentido común. ¿Qué persona no puede entender que una madre busca a su hijo secuestrado? Son cosas tan básicas que se destruye todo el castillo de sospechas, de dudas. Siempre fueron buscados con amor, para recuperar historias, con un sentimiento positivo. Esa es la batalla que hay que dar, instalar que hay una necesidad real para nosotros y el colectivo de personas, de poner un contrapeso a lo que fue la dictadura y el terror.

 

¿Te parece que es posible ganar esa batalla cultural?

 

Siento que eso sigue siendo un desafío. Hay amplios sectores de la sociedad argentina que son reaccionarios y no se puede luchar contra una herencia de generaciones y generaciones centradas en el individualismo. Son defectos arraigados que no se pueden cambiar en cinco años. Pero si creo que hay una lectura distinta de lo que pasó, a partir de los juicios, del trabajo de Madres y Abuelas de Plaza de Mayo, y del encuentro del nieto de Estela (de Carlotto). Pero sigo sosteniendo que la batalla cultural la tenemos que dar nosotros. Hay muchísimas expresiones que se suman, los artistas, los profesores, vos que decidís hacer la entrevista sobre este tema también la estás dando. Sigue pendiente pero no tan lejos. 

 

¿Cómo impregna tu vida  la desaparición de tu mamá y de tu hermano?

 

Creo que marcó mi vida, sin duda. Sobre todo porque canalicé mucho. Mi hermano se quedó en el exterior y no se interiorizó en el tema y mi viejo por mucho tiempo prefirió negar la posibilidad de que tuviera un hijo desaparecido. Siento que de alguna manera tengo una carga más grande, pero no es el centro de mi vida. No siento que me diferencie de los demás, hago todo esto porque asumí la responsabilidad, pero si nunca lo encuentro al menos puedo sentir que lo intenté.

 

¿Nunca le planteaste este tema a tu familia? El hecho de encargarte casi solo de la búsqueda.

 

Yo le dije a mi hermano y un poco lo sabe, que somos la contracara de la misma moneda. Lo que él hace de quedarse allá, es una forma de procesar el sufrimiento. También es una pérdida la de él, no pienso que yo asumí una carga y él está feliz allá, no tengo rencor en ese sentido. No me arrepiento de las decisiones que tomé, haber venido a la Argentina no fue un error. 

17/01/2017

Un ajuste que no es cuento

Un ajuste que no es cuento

Ajustes en los presupuestos de programas sociales y cooperativos, aumento en la demanda de alimentos de los grupos vulnerables y pocas respuestas oficiales. Las organizaciones que nuclean a los sectores más golpeados por los tarifazos y las restricciones en inversión social coinciden en esos tres grandes ejes de diagnóstico para describir los primeros seis meses del gobierno de Cambiemos.

La Confederación de Trabajadores de la Economía Popular (CTEP), la Corriente Clasista Combativa (CCC), el Frente Popular Darío Santillán y las organizaciones Tupac Amaru y Barrios de Pie dialogaron con ANCCOM para repasar las demandas de sus bases -en muchos casos protagonistas de protestas callejeras, cortes de calle  y ollas populares en las últimas semanas- y caracterizar el vínculo propuesto por la administración de Mauricio Macri.

Dina Sánchez es dirigente del Movimiento Darío Santillán que, junto a otras siete organizaciones, integra el Frente Popular Darío Santillán (FPDS). El espacio aglutina  a cerca de mil trabajadores de cooperativas. Ella viaja todos los días desde Glew, provincia de Buenos Aires, a Capital para trabajar,  junto a 250 cooperativistas, en limpieza e higiene urbana. “Nosotros siempre firmábamos los acuerdos con el Gobierno de la Ciudad a principios de año, a esta altura ya habíamos renovado y teníamos definidos los aumentos y la cantidad de puestos de trabajo. Ahora tardaron hasta para negociar, igualmente no dejamos de trabajar porque si no se les hace más fácil echarnos diciendo: `Estos no quieren trabajar´. Seguíamos con el mismo sueldo desde junio del año pasado hasta ahora, que nos impusieron un aumento del 23%. Igual, de más puestos de trabajo, ni hablar”, grafica.

Archivo ANCCOM. 18 de enero de 2016.

El coordinador de Barrrios de Pie, Daniel Menéndez, advierte sobre un escenario negativo para los sectores más vulnerables. «Todo el arco social, político, y religioso coincide en que estamos en una situación marcada por el deterioro. Este escenario se agudiza por la inflación y la generación de nuevos pobres que según las mediciones del Observatorio Social de la UCA ya rondan el millón y medio de personas”, subraya.

Para Menéndez, ese nuevo estado de cosas se muestra sin disimulos en el aumento de la demanda por alimentos en los comedores, una pintura que también coinciden en realizar los intendentes del conurbano bonaerense. “Es algo distintos a los últimos años, la situación empeoró y ahora están haciendo estallar los comedores a los que se acercan un montón de chicos por un plato de comida. Incluso Margarita Barrientos reconoció que aumentó un 50% la asistencia a los comedores, y por eso también se abren nuevos. A la vez, hay preocupación por el aumento del 20% del salario, porque siguen estando atrasados, y los programas de empleo terminan siendo un complemento de las changas de los trabajadores en negro, como por ejemplo en la construcción o el de las mujeres que hacen trabajo doméstico”, explica.

Julia Rosales es dirigente de la CCC Zona Norte (Capital), la organización que nació junto al movimiento de trabajadores desocupados en el año 2001 “cuando se vino el mundo abajo y quedó un montón de gente afuera del sistema”.

En la actualidad, la CCC de esa zona impulsa cooperativas de trabajo que se ocupan principalmente de la higiene y limpieza urbana, a la vez que promueven comedores sociales que reciben en su mayoría a los vecinos del Barrio Mitre. “Antes venían 40 familias, ahora vienen 100, y cuando hay hambre también se nota porque la gente se pelea más por las porciones. Hay menos trabajo y mucha inflación. Si antes las capas medias tenían alguna trabajadora doméstica ahora, frente al aumento de tarifas, ya no la contratan y esa mujer queda sin trabajo y viene al comedor”, dice Julia.

Manifestación en Plaza de Mayo por la liberación de Milagro Sala y contra la criminalización de la protesta.

Archivo ANCCOM. 18 de enero de 2016.

La organización cuenta con 150 personas en cooperativas de trabajo. “Son principalmente mujeres para las que es muy difícil volver al sistema cuando ya se cayeron, porque son grandes, con hijos, sin dientes”, retrata.

Y puntualiza. “Tenemos que ponernos firmes sobre la base de que somos útiles. Acá trabajamos en cuatro cuadrillas, algunas en el Parque Sarmiento, y también tenemos otras cuatro en centros de primera infancia. Esto es en nuestra zona, pero en el resto de la Ciudad hay más. Esa es la mitad de la gente que viene a nuestros comedores, pero la mayoría no tiene trabajo”.

Una de las organizaciones más afectadas por el cambio de gobierno fue la Túpac Amaru, cuya líder, Milagro Sala, aún permanece detenida en Jujuy. El coordinador nacional del espacio, Alejandro «Coco» Garfagnini, describe la nueva realidad. “Muchos compañeros pasaron de ser cooperativistas a desocupados. Ahora el desafío nuestro es empezar a organizarlos. En los diez años de avance que tuvimos como organización popular logramos agrupar, a partir del trabajo, a un montón de compañeros, no sólo desde las cooperativas de obra pública sino también de fábricas y emprendimientos. Pero hoy la gran mayoría, sobre todo los de obra pública, están desocupados porque el programa se cerró”, dice Garfagnini en referencia a uno de los principales planes de construcción de vivienda, el Programa de Integración Socio Comunitario (ex Emergencia Habitacional), creado en el año 2003 por el Ministerio de Planificación Federal y con el que se construyeron cerca de 56 mil viviendas, según indicó el dirigente. “Era un programa que generaba casi 70 mil puestos de trabajo en todo el país y se terminó porque el gobierno nacional querrá hacer negocios con empresas y no con las cooperativas. En la misma situación están los compañeros de la CNCT que también tenían cooperativas de obra pública. Todos los que integrábamos el programa  llegamos a ejecutar en 2015 el 15% del presupuesto de viviendas nacionales”, remata.

Manifestación de Barrios de Pie, el 10 de junio.

Manifestación de Barrios de Pie en el Obelisco el 10 de junio.

Las cooperativas de trabajo comenzaron a multiplicarse en Argentina a partir de la crisis del 2001. Desde entonces, el sector “ha inventando trabajos para poder vivir”, dice Esteban “Gringo” Castro, secretario general de la Confederación de los Trabajadores de la Economía Popular (CTEP) que agrupa a sectores como cartoneros, empresas recuperadas, cooperativas populares, campesinos, vendedores ambulantes, constructores, y pequeñas unidades productivas, entre otros. El derecho de agremiación es una de sus principales demandas: “Sabemos que el desarrollo del capitalismo hace que se concentre la economía y que los trabajadores ya no se vuelven a incorporar a ese lugar una vez que quedan afuera, pero nos cuesta que las centrales sindicales nos tengan en cuenta. Vamos siempre a acompañar al sector formal pero es hora de que como trabajadores de la economía popular tengamos personería gremial para contar con obra social y aportes”.

Diálogo con el gobierno

Junto con las crecientes demandas sociales, las organizaciones enfrentan también el desafío de interactuar y reclamar ante un nuevo gobierno. “Hay diálogo pero para discutir giladas. Nos hablan de la herencia, y sólo hay excusas, no canales que permitan resolver los problemas. Nosotros reclamamos por alimentos y por programas de empleo porque están desactualizados, más en este contexto de emergencia social por el ajuste brutal que estamos viviendo. Creemos que tiene que haber un aumento del 50% de los ingresos porque no es suficiente lo que nos pretenden imponer”, subraya Menéndez, desde Barrios de Pie.

Julia Rosales coincide con esa apariencia conciliadora de Cambiemos porque “diálogo con el gobierno hay, pero con pocas respuestas”. Y sentencia: “Son dialogadores pero después migajas. Somos como tercerizadas para el gobierno y no les conviene que nosotros le cobremos barato porque frente a las auditorías después tienen que justificar por qué las cooperativas del PRO –que funcionan en las Comunas como pequeñas empresas- les cobren mucho más”.

 

En el Frente Popular Darío Santillán marcan como un hito del nuevo vínculo la toma del edificio de la Jefatura de Gobierno de la Ciudad que se realizó el 11 de mayo pasado junto a otras organizaciones. “Nos recibieron el vicejefe de Gabinete Juan Pablo Graña y el Jefe de Gabinete Social, Juan Ignacio Maquieyra, quienes se comprometieron a conservar los 250 puestos de trabajo, pero no a aumentarlos y nos dijeron que nos iban a dar un incremento de nuestros ingresos cercano a nuestro reclamo. Una semana después fuimos al Ministerio de Desarrollo Humano y Hábitat, donde nos dijeron que desconocían aquel acuerdo, como si nosotros estuviésemos locos. Mirá si vamos a levantar un acampe, a las tres de la mañana, porque se nos da la ganas”, puntualiza Dina Sánchez.

La CTEP da cuenta de los acuerdos firmados. «Nosotros logramos unas 16 unidades ejecutoras, donde el gobierno va a hacer que podamos coordinar el dinero que es para obras. En un principio era una cantidad de plata pero ahora es bastante menos. También hicimos un acuerdo por el tema de viviendas, otro por problemas alimentarios, también trabajo autogestionado, y para fábricas recuperadas”, explican desde la organización.

El diálogo, sin embargo, tiene doble vara. “Nosotros no tenemos ninguna instancia de diálogo con este gobierno”, explican los referentes de la Tupac Amaru. Con presencia  en Capital Federal, Buenos Aires, Córdoba, Mendoza, Catamarca, Chaco, Misiones, Corrientes, Salta y Jujuy, el único distrito que mantiene un diálogo institucional es Chaco. “Con el macrismo no te podes confiar. Nosotros nos dimos cuenta cómo eran al poco tiempo que asumieron cuando hicimos los acampes, por las actitudes que tuvieron y después cuando detuvieron a Milagro y a otros seis compañeros”, subrayan.

Manifestación de Barrios de Pie 10/06/2016 CABA / Florencia Ferioli // ANCCOM

Manifestación de Barrios de Pie en el Obelisco el 10 de junio.

Perspectivas
“Hay un parate económico que va a seguir porque el gobierno tiene la voluntad de provocar una recesión para que los precios bajen. Tenemos que llevar adelante medidas que busquen menguar esas políticas económicas, por eso nos seguimos reuniendo con distintos sectores, incluso religiosos, como las parroquias, para que podamos convocar a un diálogo, y también pensamos movilizar a los hipermercados y continuar con las ollas populares”, describe el referente de Barrios de Pie.

Desde la CTEP, el diagnóstico incluye una mirada política sobre la región. “Hay un contexto de retroceso regional. Acá la transferencia de recursos que hizo el gobierno a los sectores más concentrados, indica que más allá de pelear por el trabajo autogestionado y las tarifas, vamos a estar en una situación muy dura”.

Julia Rosales cuestiona las promesas futuras de Macri. “El gobierno les dio a las mineras, a los exportadores, y hablan de la herencia pero eso lo puede decir unos meses pero después ya es la forma en la que ellos decidieron resolver la crisis. Hay gente que tiene bronca, sobre todo la clase media que es la que lo votó. Y ahora ya no hablan de la recuperación del próximo semestre, ahora dicen que va a venir el año que viene”, advierte.

Desde el Movimiento Darío Santillán, Dina remarca las contradicciones del gobierno de Cambiemos en la Ciudad. “Si un día se juntan con nosotros y después lo niegan, ya no podemos confiar en nadie. Por eso decimos hay que estar más alertas. Notamos que con este gobierno, a nivel nacional, las cosas fueron muy duras y muy seguidas. La opinión del conjunto de los compañeros de las asambleas que se hacen en los barrios es que vamos a luchar, porque no nos alcanza. Cómo se puede vivir con 4500 pesos si hay que pagar boleto, alquiler, luz, comida. Es una locura”.

La CTEP visualiza la articulación política como la principal herramienta para hacer frente a la nueva realidad y demandas crecientes. «Cuando sufrís una derrota en el campo popular, cada uno va por sus demandas pero hay que hacer un trabajo político, además de lo reivindicativo, y definir qué tipo de país queremos. Para afrontar la crisis necesitamos organizar a todos los sectores y pedir por el salario complementario. Hay un montón de necesidades y por eso tenemos que luchar por una política que yo llamaría defensiva de los derechos conquistados. Lo cierto es que la crisis no nos agarra desprevenidos, no estamos en el 2001», resume Castro.

La perspectiva de las organizaciones para los próximos meses en ningún caso prescinde de las manifestaciones, las ollas populares, las intervenciones frente a hipermercados, entre otras tácticas y métodos de lucha. “A pesar de que hay personas que dicen que no existen espacios de unidad, que estamos fragmentados, yo puedo decir que no veo eso, creo que hay un alto nivel de articulación en el movimiento  popular en general. El tema de Milagro tuvo una reacción impresionante, fue muy rápida, tuvimos la solidaridad de más de 40 organizaciones sociales, sindicales y del campo popular”, expresa el coordinador de la Tupac Amaru.

Archivo ANCCOM. 18 de enero de 2016.

Archivo ANCCOM. Movilización por la liberación de Milagro Sala en el centro porteño el 18 de enero de 2016.

La CTEP analiza una próxima movilización que exprese a todos los sectores de la economía popular para romper con el discurso de los `plancitos`y pelear por un salario universal complementario.

Más allá de las diferencias, las organizaciones apuestan a reinvidicar su lucha alrededor de la única consigna del derecho al trabajo. “Nadie nos regaló nada, lo que logramos lo hicimos con la lucha. La primera conquista es tener un plan social para no morir de hambre pero no nos van a comprar con bolsas de alimentos, con planes, nosotros queremos trabajo”, resume la dirigente de la CCC.

 

Actualización 15/06/2016