«Es clave unir los reclamos»

«Es clave unir los reclamos»

Movimientos sociales de la economía popular reclamaron frente al Congreso mientras que los enrolados con la izquierda lo hicieron en Plaza de Mayo. Los separaban las formas pero los unían las consignas: medidas para que los sectores populares puedan enfrentar la crisis económica.

Desde el mediodía de ayer, organizaciones de la economía popular se congregaron frente al Congreso para comercializar sus productos y reclamar políticas que favorezcan al sector.. Simultáneamente, en Plaza de Mayo, una multitud exigió al gobierno mejoras en su calidad de vida al son de las históricas consignas de izquierda como “Basta de ajuste y ataques a las organizaciones sociales”. Existieron puntos en común entre ambos reclamos, como el aumento del salario mínimo vital y móvil; pero la principal diferencia radicó en las formas.

Rodeando las rejas del Monumento a los Dos Congresos, bajo gazebos de distintos colores, el ME.CO.PO, la U.T.E.P, el Movimiento Evita, el Movimiento Nacional Campesino, la Federación Nacional Campesina y el Frente 22 de Agosto, entre otras organizaciones de diferentes rincones del país, crearon una feria que reunió verduleros, alfareros, pasteleros, artesanos, talabarteros, costureros y carpinteros, quienes comercializaron sus productos. Las intenciones, además de vender, se pueden resumir en tres puntos: 1) borrar los estigmas que hay con respecto a las personas que reciben algún tipo de ayuda o asistencia estatal, 2) reclamar políticas sociales y económicas para paliar la inflación, como un salario mínimo vital y móvil universal, la ley “Tierra, techo y trabajo”; un bono equitativo al aguinaldo; salud y educación, entre otros y 3) visibilizar en los ciudadanos de a pie la manera de trabajar de las distintas organizaciones, así como el enorme papel que cumplen en la transmisión de conocimientos que devienen en oficios.

Por otro lado, en Plaza de Mayo, una multitud convocada por organizaciones de izquierda como el Polo Obrero, el MST, el FOL y el MTR, reclamaban una audiencia con la ministra Silvina Batakis. Las palabras del líder del P.O., Eduardo Belliboni, resumen la iniciativa: “Universalización o apertura de los programas sociales, trabajo genuino y aumento en el Salario Básico Universal que se toma para pagar el Potenciar Trabajo”, enumeró su reclamo y sumó la necesidad de “herramientas y máquinas para cooperativas”. Ante la posibilidad de no ser convocados a una reunión con la ministra, un sector anticipó la posibilidad de un acampe; sin embargo, no todos estaban de acuerdo ni al tanto. ANCCOM recogió testimonios en ambas plazas, para dar cuenta de la posibilidad de la convergencia entre ambas iniciativas, los puntos en común y las diferencias entre ellas.

Fernando Bermúdez tiene 43 años y trabaja en una cooperativa de aberturas que emplea a 20 personas. Exhiben sus productos en un stand improvisado sobre la esquina de Virrey Cevallos e Hipólito Yrigoyen. Su idea no es generar una relación de paternalismo con el Estado: “Nuestro objetivo, de acá a un lapso, es agradecer al Estado por el Potenciar (el pan Potenciar Trabajo) y seguir con nuestro rumbo”. Respecto del reclamo en Plaza de Mayo, propone que “Obviamente que uno acompaña. Ahora, hay formas que no podemos compartir”. Y agregó: “Vamos a acompañar, pero en el caso de acampe no, porque entendemos que, si estamos reclamando por un salario para los compañeros, por herramientas, por trabajo, no es digno hacerlos venir por la madrugada para que tiriten de frío, es contradictorio. ¿Es justo el reclamo?: sí. ¿Es la forma? No”.

Ángel milita en el Frente Popular Darío Santillán congregado en Congreso, y trabaja en el área de la construcción. Respecto de la manifestación frente a La Rosada y la posibilidad de una unificación, dijo: “Creo que, si esto sigue así, que cada vez la plata alcanza menos, que no hay comida, acá las organizaciones se van a unificar todas para salir en una organización conjunta”. Esa organización conjunta es uno de los grandes anhelos de Celeste Fierro, dirigente nacional del MST, organización que propone la ruptura con el FMI. En sus palabras: “Quienes están en el Congreso son organizaciones afines al gobierno, mientras que acá somos organizaciones de Izquierda. El día de mañana va a haber una reunión, para conformar la unidad de quienes hoy están saliendo a pelear para denunciar el ajuste que se está llevando adelante, y esa unidad se va a llevar adelante con las organizaciones también afines al gobierno. Creemos que es clave unir los reclamos”, sentenció, antes de proponer una posible salida a la crisis: “Tocando los intereses de los que más tienen, que ninguno de los que gobierna ahora o ha gobernado se ha animado, porque gobiernan para los banqueros, para las corporaciones y las patronales y no para la mayoría del pueblo trabajador”.

Al son de bombos y redoblantes, rodeando una pequeña tarima frente a la Pirámide de Mayo, Sandra Vilan coordina al MTL rebelde. Dice que la economía popular es de subsistencia, ya que no está regulada ni asegura un salario básico, aguinaldo, vacaciones ni aportes jubilatorios, “Ven en la economía popular una forma de solución, mientras nosotros lo que creemos es que la economía popular es pura subsistencia”, sentenció. Además, destaca el crecimiento del movimiento de izquierda en el último tiempo, una de las razones es que “un sector de la CTEP que está en el gobierno, ha dejado de luchar en la calle y la gente ante la necesidad sale, y sale organizándose”.

Ya sea desde la venta de sus productos en el Congreso, o desde la multitudinaria marcha a Plaza de Mayo con amenazas de acampe, los sectores populares reclaman mejoras. Mejoras en la calidad de vida, mejoras en el acceso a bienes básicos, a la alimentación, reclaman el acceso a la tierra, denuncian el pago de la deuda, la limosna disfrazada de asistencialismo, el aumento de la desigualdad. Se piden herramientas y enseñan oficios, pero sobre todo se pone de manifiesto un sector popular cada vez más organizado, que produjo una de las congregaciones más grandes del año. ANCCOM fue testigo de la desolación, la incertidumbre e inestabilidad, que por supuesto se traducen en la gobernabilidad. Madres y padres, que luchan por el presente, pero, sobre todo, luchan por un futuro para sus hijos e hijas. “Nosotros queremos laburar, pero queremos trabajo digno, un sueldo digno para darle de comer a nuestros hijos. No que tengan que venir a la calle a reclamar todas las veces porque el gobierno hace oído sordo”, explicó Rosa Ocampo, 41 años, madre de dos niñas.

 

Legalicenlá

Legalicenlá

“Hace seis años que vengo a la marcha de la marihuana”, cuenta Pedro (43 años) mientras pica unas flores en la palma de su mano. “Y ésta es la primera vez que traigo a mi hijo -agrega-. Al principio, a mi mujer no le gustaba nada, y ahora, cuando no estoy, ella me cuida las plantas, me las riega. El cambio tiene que empezar por casa”. Después relame el papelillo que separó a un costado y arrugó con cuidado; finalmente enrolla un porro que termina algo compactado. Es sábado a la tarde y el sol empieza a calentar los ánimos en una nueva edición de la marcha mundial que promueve la legalización del cultivo y el consumo de cannabis. “¿Si me paró la cana por fumar? Pfff, vos no tenés idea”, cuenta con el porro todavía en su mano. No espera más, lo lleva hasta su boca, acerca el fuego a las flores y, entre bocanadas de humo, sigue su historia: “Tuve que pasar la noche adentro más de una vez”.

“La despenalización de la tenencia de drogas y del autocultivo de cannabis beneficia a los usuarios que son condenados a la ilegalidad”, explica Sebastián Basalo, Director de la Revista THC, una publicación especializada en el tema. “Este sistema hace que se consuman sustancias podridas que se compran en el mercado negro, y los usuarios ponen en riesgo su vida por ir a comprar esta sustancia. Esa es la situación que tenemos hoy”. Por eso, quizás, éste sábado 7 de mayo, mientras la Plaza de Mayo vive una de sus convocatorias más masivas, lo mismo ocurre en otras ciudades del país, desde Resistencia hasta Ushuaia. “La gran deuda política sigue siendo la modificación de la actual ley de drogas que sigue vigente y que se lleva consigo a más de 10 mil usuarios de drogas criminalizados por año en nuestro país”, expresa Basalo.

La gente comienza a reunirse desde temprano. El aire se caldea rápidamente y los puestos de comida no dejan de vender. Rubén (59 años), que va con su carrito de hamburguesas a todas las marchas, asegura que “ésta es la mejor de todas porque los chicos tienen buena onda y no hay agresividad”. Mientras da vuelta una hamburguesa, sigue hablando: “Hoy traje patys, chori y bondiola, y ya vendí casi todo. Las ventas significan la gente que viene, que es cada vez más, y el gobierno éste, o el que vendrá, va a tener que tomar medidas urgentes”. Un poco más alejado, frente a la Casa Rosada, un cartel que dice “Mari Brownies, recetas de mamá” llama la atención de muchos chicos. “Despenalizar el autocultivo y regular las vías de acceso, sobre todo al cannabis medicinal, son urgencias que deben modificarse de la actual ley de drogas”, expresa Sebastián Basalo. “Si una persona tiene problemas por consumo de cualquier sustancia, lo único que hacemos mandándolo preso es estimular ese problema de consumo y alejarlo del sistema de salud. Por eso la despenalización implica no sólo el respeto por los derechos individuales de las personas, sino por los derechos humanos más fundamentales: la libertad, la salud, la seguridad personal”.

De a poco, la Plaza de Mayo se convierte en un verdadero festival. Tambores, timbales y trompetas musicalizan la escena. Es una tarde cálida de otoño, después de varios días de frío, y los chicos no dejan de sonreír al sol. La policía corta el acceso a la plaza desde las distintas diagonales, pero no se anima a ser parte de la fiesta. “Hasta ahora nos propusimos terminar con el narcotráfico disparando tiros a los que producen y metiendo presos a los que consumen, creyendo que así va a disminuir la demanda y el consumo”, dice Basalo. “Lejos de que ocurra esto, circulan cada vez más sustancias adulteradas, y ese dinero va a parar a los bolsillos de los narcotraficantes, a tipos que generan violencia social”. Muchos de los presentes saben y entienden eso. A varios les ha tocado vivir las prohibiciones de un Estado que ignora su situación y al que hoy piden la regulación total del cannabis. Piden que se termine la persecución a los consumidores. Piden que se respeten sus derechos individuales y que se garantice la seguridad social. “El control total por parte del Estado implicaría que el dinero que va a los narcotraficantes vaya, ahora, a las personas que se mueven por fuerza de trabajo y que el Estado pueda recaudar impuestos a partir de esas ventas y destinar ese dinero a programas de prevención y asistencia”.

 

En la carpa del Movimiento Socialista de los Trabajadores (MST) se juntan firmas para un proyecto de ley integral: despenalización, regulación y legalización son las tres palabras destacadas. Federico Moreno, militante del MST, pide a todos que firmen con cuidado y sin prisa. Hay espacio para todos. “Es una cosa ilógica criminalizar el cultivo de una planta -dice Federico-, tanto como creer que la marcha no ayuda en nada. Muchos derechos democráticos se conquistaron con movilización. Los juicios a los militares, el matrimonio igualitario, la Ley de Identidad de Género. Este es uno de ellos”. Los jóvenes van formando una fila sinuosa. Mientras esperan, debaten acerca de los objetivos de la marcha y se preguntan si realmente da algún resultado. Para Joaquín Manso, militante del Frente para la Victoria (FPV), la marcha “termina estigmatizando más de lo que termina liberando porque no tiene una iniciativa política que termine materializando sus demandas”. Para él, la convocatoria debería darse más como una iniciativa política y mucho menos como un festival.

Pasadas las tres de la tarde, la multitud comienza la habitual movilización por Avenida de Mayo hacia la Plaza de los Dos Congresos. Este año, la marcha en la Ciudad de Buenos Aires va encabezada por niños con epilepsia refractaria que dependen del cannabis porque los fármacos no surten efecto en ellos. Sus familias los apoyan la legalización. Detrás de ellos se elevan grandes carteles que dicen “el dolor de nuestros hijos no espera”. “Esas familias son personas que no pueden esperar más y exigen al Estado la urgente despenalización del cannabis medicinal”, comenta el Director de THC. “Cada día que pasa, la salud de esos chicos necesita de la marihuana para tener una calidad de vida más digna, y exigen que el Estado se haga cargo de un tema que ignora hace tiempo a través de las prohibiciones”. La demanda, este año, se centra en la modificación de la actual Ley de Drogas. “En este petitorio, pedimos la derogación de la legislación -dice Federico-  “que incluye a la marihuana como una droga ilegal y eso impide su uso para fines medicinales o de investigación científica”.

 

La multitud avanza a paso lento y decidido. A diferencia de muchas otras movilizaciones, son los niños los que hoy guían a los adultos. Ellos abren el camino, recorren la avenida que tantos reclamos ha vivido y marcan su ritmo y dirección. Son niños,, pero hoy, también, son los principales sujetos políticos, los protagonistas de una historia que pide que se regularicen sus derechos, que se tengan en cuenta sus formas de vida, que se escuchen sus reclamos de voces infantes. “La actual realidad se hace insostenible, y si el gobierno no toma una decisión de forma urgente, la situación puede explotar”, advierte Basalo y concluye: “Hay que avanzar en la reforma de la actual ley de drogas, porque cuanto más tiempo se demore el gobierno, más vidas se van a cargar”.


Actualizada 11/05/2016