Malestar Arena

Malestar Arena

Vecinos de Villa Crespo continúan reclamando contra los recitales que se realizan en el megaestadio propiedad del diario La Nación y de Movistar. ¿Cómo alteró la vida en el barrio?

Vecinas y vecinos del barrio porteño de Villa Crespo realizaron un corte entre la avenida Dorrego y Corrientes, el lunes 12, en rechazo al Megaestadio Movistar Arena, perteneciente al diario La Nación, Movistar y la multinacional AEG WordWine. El reclamo está dirigido contra  la realización continua de recitales que genera múltiples incomodidades  en quienes residen en la zona, sumado a la falta de respuesta y de atención por parte de las autoridades a sus reclamos.

Estas inconformidades han estado presentes desde la inauguración del estadio en el 2019 y los vecinos conviven con ellas. Las molestias se intensificaron con el pasar de los años con una leve pausa por la pandemia, sin embargo en el último semestre del  2022 se han agravado todos los inconvenientes haciendo imposible la vida cotidiana en el barrio. 

«Los vecinos y vecinas ya estamos cansados de todos los inconvenientes que tenemos producto de los recitales, los siete días de las semana en el Movistar Arena. Venimos reclamándole al Gobierno de la Ciudad desde antes de noviembre del 2019 cuando se inauguró, porque ya preveíamos lo que iba a pasar. Comenzó luego con un aforo de 2.500 personas, más tarde con 4.000 y ahora está al 100%, y desde los últimos seis meses hubo 91 recitales», dijo Luis, un vecino autoconvocado contra el Megaestadio. 

En los últimos 180 días hubo 91 recitales, lo que significa un evento cada dos días. Esto para los habitantes de casi ocho cuadras a la redonda se convierte en:

  • Ruidos que se originan a la entrada y a la salida de los shows, que por lo general son en horario nocturno.
  • –  Vibraciones en los edificios.
  • – Cortes en las calles y la imposibilidad de transitar por las mismas, y acceder libremente a los domicilios.
  • – Autos en doble fila estacionados en las veredas, tapando garajes y rampas para personas con discapacidad.
  • Imposibilidad de estacionar los autos en las puertas del propio domicilio.
  • -Acampes prolongados de quienes van a los recitales, ocasionando molestias a quienes viven más cerca por el ruido, la música, la ausencia de baños químicos, etc.
  • La suciedad que queda después de cada evento, botellas, alcohol, orina en la puerta de las casas, etc.

 Los vecinos de lo que han denominado como “Molestar Arena” conviven con  diversas situaciones. “Las personas que viven alrededor del estadio no pueden circular libremente, trapitos que en convivencia con la policía, al que vive en algunas de las cuadras que están rodeando el estadio cuando quiere estacionar su auto en la puerta, le cobran dos o cuatro mil pesos, una barbaridad. Tenemos un problema en las vibraciones en los edificios altos, los sonidos de los bajos hacen que retumben en los edificios hasta ocho cuadras a la redonda. Hay fans que acampan, sin ningún tipo de cuidado a la una de la mañana, tenemos filmaciones de gente que está cantando, que está con música a todo dar, por supuesto ni el Gobierno de la Ciudad ni el Movistar pone baños químicos, entonces es una mugre las veredas”, comentó Luis. 

“No damos más, viene desde que abrieron este Megaestadio Movistar Arena, que en principio se llamaba microestadio y pensamos que iba a ser algo chico, cuando nos dimos cuenta ya era tarde, ya estaba construido. Cuando comenzaron los recitales empezaron los problemas, pero este último semestre ya se ha vuelto intolerable para todos los que vivimos cerca porque tenemos recitales casi todos los días y tiene una capacidad como para dos Luna Park, entonces es todos los días entrando y saliendo quince mil personas dos veces por días, y algunos acampan, es un caos, los trapitos, el ruido, es un descontrol, los vecinos estamos que no damos más”,  comentó Laura González Vidal perteneciente a la comunidad. 

Pese a la masividad de eventos que trajo el fin de la pandemia, ya existía un acuerdo que establecia un límite de recitales que no se cumplió. “Para paliar un poco la problemática, pedimos que se restrinja un poco. Por problemas de salud, hay personas que con las vibraciones se tienen que ir de sus casas, porque no puede estar en la cama po que se le mueve, se marean, tienen vómitos”, comentó Luis. 

Esta situación ha impedido que la comunidad lleve una vida normal, “no se puede vender alcohol en los comercios cercanos, con lo cual todos los vecinos no podemos consumir alcohol, no podemos hacer un asado y comprar vino o cerveza porque está cerca de un estadio, lo más gracioso es que dentro del estadio sí se vende alcohol”, dijo González Vidal.

Aunque por lo general estos eventos reactivan la economía para los vecinos, “los únicos que ganaron plata fueron el Movistar Arena, no es que se haya derramado dinero al barrio, no reactivó la economía, el barrio sigue igual -comentó González Vidal y agregó-. El barrio se ha convertido en un caos sin mejoras en el resto, lo único que mejoraron fue la vereda del Movistar Arena, yo vivo a la vuelta y mi casa en las veredas están todas rotas como hace veinte años, no ha mejorado en nada el barrio”.- 

Este Megaestadio de 25 mil metros cuadrados, con una capacidad de casi 16.000 personas fue construido en un terreno público cedido por la Legislatura porteña al Club Atlanta que, a su vez, lo cedió en comodato al diario La Nación. “El terreno donde está Movistar Arena es un terreno que es de la ciudad, para un uso de la colectividad y la ley de creación los hacen exentos de pagar impuestos, y ABL durante cuarenta años -dijo Gustavo Perrone y agregó-. A la sociedad no le retribuye nada. Nos quedamos sin agua desde el viernes, y sin bomba para subir el agua y sin ascensores y vecinos míos del edificio cruzaron a pedirle que nos conectaran una canilla para cargar agua por que no teníamos y no quisieron. Ni siquiera eso, ni siquiera agua“. 

 

Desamparados de Villa Crespo

Desamparados de Villa Crespo

Durante 40 años, La Nación y Movistar no pagarán impuestos por el megaestadio que construyeron.

Un día antes de las elecciones generales, los vecinos de Villa Crespo seguían con sus reclamos contra el Megaestadio Arena, que se construye sobre la calle Humboldt 450. El mega emprendimiento, llevado adelante por el diario La Nación y la empresa AEG Worldwide, en conjunto con Movistar, tiene prevista su inauguración este viernes 1º de noviembre con un recital gratuito de la cantante Tini Stoessel, luego de que la justicia levantara la medida cautelar tras el amparo que había presentado la Fundación Ciudad a través de su titular, Jonathan Baldiviezo, en representación de los vecinos autoconvocados.

“En el estadio entran 16 mil personas y se van a hacer alrededor de tres recitales por semana —dijo a ANCCOM Gabriela, una de las vecinas autoconvocadas—. No hay estacionamiento previsto dentro del estadio con lo cual van a acaparar toda la zona los autos que vengan, en una zona que ya es difícil estacionar de por sí, ni tampoco funciona todavía la línea del tren San Martín en el barrio”. Y afirmó que, producto de las obras, ya hubo varios días que estuvieron sin luz en el barrio, con algunos casos en que los cortes llegaron hasta doce horas sin energía.. 

Gabriela cree que estos espectáculos frecuentes van a cambiar radicalmente el estilo de vida del barrio y van tener un impacto muy fuerte en los precios de las viviendas y los comercios. “Los que viven alrededor están muy preocupados, la mayoría de las propiedades ya están devaluadas, seguramente los kiosqueros creerán que se benefician porque venderán más a la salida de los eventos, pero también van a subir mucho los alquileres, con lo cual a ellos también los va a perjudicar muchísimo”. Y agregó: “Esto va a traer un colapso de movimiento humano, de autos, contaminación auditiva y va a alterar la vida de los que circulamos por acá, que ya tiene un movimiento propio.” 

Tres veces por semana, 16 mil personas alterarán la rutina del apacible barrio de Villa Crespo.

Laura vive en Villa Crespo desde 1998, y es otra de las vecinas que está preocupada por el efecto negativo que puede tener el mega estadio para el barrio. “El transporte público va a estar colapsado, las calles abarrotadas de autos, los vecinos no vamos a tener donde estacionar y los estacionamientos van a estar llenos”. Si bien la empresa AEG levantó estadios en varios lugares, los vecinos aseguran que en ninguna parte del mundo lo hizo con estas características, en un barrio residencial en medio de la ciudad. “Lo quisieron construir en otros lugares, como Agronomía, Balvanera y no pudieron por la resistencia de los vecinos. En este caso lo hicieron de una manera en que nosotros no nos dimos cuenta que estaba este proyecto metido en la Legislatura —agregó Laura—. Hablaban de un micro estadio, y todavía le siguen diciendo así, lo cual es muy gracioso, cuando va a ser el estadio cerrado más grande de Capital Federal.”

Más allá de los reclamos, Laura aclaró que los vecinos también tienen contrapropuestas para darle un uso diferente al estadio: “Nosotros propusimos que se modifique la ley que se votó, retrotrayendo el proyecto al objetivo inicial que es el de hacer un estadio deportivo que se use para esa clase de eventos, que era su espíritu original. Porque si bien puede ir mucha gente, serían mucho menos frecuentes que si se utiliza para hacer recitales”. Y añadió: “Otra cosa importante que nosotros pedimos es que la concesión la tengan por veinte años en vez de cuarenta y que las empresas (AEG y La Nación) paguen el ABL como todos, ya que tienen una exención impositiva que los habilita a no abonar ese impuesto por cuarenta años, lo que es un despropósito: es un impuesto que tenemos que pagar todos”.

Matías es vecino del barrio hace tres años, y una de las razones por la que se mudó es por la relativa tranquilidad que hay comparado con su anterior barrio, Palermo. Pero teme que con la inauguración del megaestadio esto pueda cambiar drásticamente. ”Al vecino del barrio lo va a complicar mucho —explicó—, principalmente por el gran caudal de personas que va a venir, por la suciedad que se va a generar, porque se van a complicar muchísimo los ingresos y los egresos, la libre circulación de los vecinos”. Como a Laura y Gabriela, le parece irracional hacer un estadio de estas magnitudes en un barrio cómo Villa Crespo. “Es una locura meter un estadio de quince mil personas en un barrio residencial —definió— y sin estacionamiento en medio de un barrio que tiene la capacidad de estacionamiento ya colapsada, en donde en este momento se hace muy difícil encontrar un lugar. Es por eso que cuando lo inauguren estoy pensando en vender el auto, porque esto me complica mucho la vida”. 

Gustavo es otro de los autoconcovocados que cree que el megaestadio va a ser sumamente perjudicial, sobre todo por la cuestión ambiental, que esa es una de las razones por las cual La Fundación Ciudad, en representación de los vecinos organizados, presentó el amparo en marzo para frenar la construcción del estadio. “El amparo se presentó porque el primer informe de impacto ambiental había categorizado este megaestadio sin un efecto relevante además de no haber presentado los informes de las empresas de servicios sobre la provisión y funcionamiento de los mismos, y esta calificación permitía que durante el plazo de concesión (cuarenta aῆos) no hubiera ningún tipo de control sobre el funcionamiento del megaestadio”.

Gracias a este amparo, pudieron lograr una cautelar, pero esta fue solo una victoria a medias, ya que si bien el juez Aurelio Ammirato frenó la comercialización los shows hasta tanto hubiera un nuevo informe y se realizara la audiencia pública,  no pasó lo mismo con la construcción, “alegando la protección del trabajo de los operarios de la constructora”, afirmó Gustavo. Y agregó: “Buenos Aires Arena, ahora Movistar (Telefónica) Arena no apeló el amparo porque iba a tener listo el nuevo informe a tiempo y sabía que se lo iban a aprobar, dado el interés y apoyo de GCBA para la inauguración y funcionamiento del megaestadio”. Eso fue justamente lo que pasó, ya que la empresa presentó el plan ambiental en la audiencia pública y luego fue aprobado por la Agencia de Protección Ambiental, que solo dispuso que las empresas presentasen informes ambientales cada dos años, a pesar de las irregularidades que denunciaron los vecinos. 

El 4 de octubre, el juez Pablo Mantaraz, luego de la presentación del nuevo informe ambiental, dictaminó que el amparo se había constituido en una medida abstracta y lo dio por finalizado, dando vía libre para que desde Movistar Arena empezaran a vender entradas (aunque ya lo habían comenzado a hacer) y que pusieran fechas para los shows que ya tenían planeados. Ahora, los vecinos planean buscar asesoramiento para seguir adelante con sus reclamos y que se puedan visibilizar. Los últimos tres sábados, incluyendo el anterior a las elecciones se hicieron volanteadas en Juan B. Justo y Corrientes para concientizar a todas las personas que viven en el barrio de los posibles efectos negativos que podría tener el estadio.