Orgullosos de votar a Massa

Orgullosos de votar a Massa

LA XXXII Marcha del Orgullo se realizó en Buenos Aires teñida por el clima electoral. Consignas contra Milei y sus propuestas antiderechos y a favor de Unión por la Patria.

Coraje es la palabra que se tatuó en la panza quien atravesó una mastectomía y hoy, en la  XXXII Marcha del Orgullo en la Ciudad de Buenos Aires, muestra con jactancia las cicatrices en su pecho, mientras disfruta de un fernet en plena Avenida de Mayo. 

Frente a las elecciones, miles de personas de la comunidad LGTBIQ+, con sus banderas características y brillos en todo el cuerpo, coparon la Plaza de Mayo con un objetivo claro: “Ni un ajuste más, ni un derecho menos. Frenemos a les antiderechos.” Ley antidiscriminatoria y ley integral trans integran los pedidos principales. 

“Javier Milei y su partido político -abucheo, chiflidos y pulgares hacia abajo empezaron a protagonizar la escena- son una clara amenaza a los discursos de odio, discriminación y violencia ante la comunidad LGTBIQ+.. El 19 de noviembre nuestra cita con la historia tiene una sola opción: Votemos a Massa”. Al instante, el cántico se hizo escuchar en cada uno de los presentes una y otra vez. 

Bajo el radiante sol de la tarde del sábado, se hicieron ver cuerpos de todo tipo que lucían sus extravagantes vestimentas: desde transparencias coloridas, coronas y disfraces de Barbie o Freddie Mercury hasta latex y arneses que cubrían su identidad. 

“Y ahora nuestro himno”, grita alguien mientras comienza a sonar “Y a quién le importa”,  de Thalia. Entre palmas, bailes hasta el piso y espuma por los cielos, empiezan a cantar su parte favorita: “Yo soy asi y asi seré, nunca cambiaré” 

“Todos me miran”, de Gloria Trevi fue la siguiente canción de la lista de reproducción. Esta vez con gritos enérgicos, saltos de alegría y banderas pintadas en sus caras hacían que la Plaza de Mayo viviera una gran fiesta. 

Entre una multitud que se chocaba entre sí y marchaba a paso lento sobre la Avenida de Mayo, una remera destacó: “La homosexualidad no es una enfermedad. La homofobia si”. “El amor vence al odio”, “Juzgan porque no conocen el arte de amar”, “Derecha no, derechos si”, “Abajo el cis-tema” eran algunos de los carteles que acompañaban la marcha. 

Carrozas del colectivo trans, trabajadoras sexuales y figuras mediáticas como Jean Paul Gaultier, con la presencia de Moria Casán en su recorrido, guiaban el camino de quienes acompañaban al ritmo del pop en plena marcha, dirigida hacia el Congreso de la Nación: “Prepárame la boleta pa’ votar a Sergio que la damos vuelta”, repetían los camiones con la foto de Sergio Massa maquillado como Drag Queen. 

Desde su balcón, dos hombres de 60 y pico de años, con sus camisas floreadas y banderas colgadas, saludaban a quienes pasaban por allí para compartir el festejo. En forma de corazón o saludo, expresaban su apoyo hacia los demás integrantes. 

 “Hacete el test de VIH”, dice un pasacalles cerca de los puestos de prevención que además de entregar preservativos o folletos explicativos acerca de las enfermedades de transmisión sexual, ofrecían poner el dedo para el pinchazo y obtener el resultado en el momento y de forma gratuita. 

Educación sexual integral no binaria, la separación de la Iglesia y Estado, lenguaje inclusivo, lengua de señas en las escuelas y preservativos para vulvas eran los reclamos de la Comisión Organizadora de la Marcha del Orgullo: “El 19 de noviembre votemos en defensa propia. Por el respeto de las libertades, por la salud y educación pública. Por nosotres, amigues y familia. Vamos por una democracia para todes”. 

Voces del orgullo 1

por Agustina Blanco, Laura Alcaraz, Eliana Rossi.

“Milei no es una nueva oportunidad, es una tragedia anunciada”, “Votar a Milei es un salto al vacío”, expresan las paredes de la Ciudad de Buenos Aires mientras un chico en cuero levanta su cartel con firmeza: “Por favor no votes con odio”. Su compañero, viste una remera significativa ante los discursos negacionistas de La Libertad Avanza: “30.400 compañeres detenides presentes”. 

Entre canciones de cumbia y pop, un baile de folklore en la vereda se diferenció del resto. Sin contar con la ropa tradicional pero con disfraces, sonrisas de oreja a oreja, abanicos coloridos y unión entre sus bailarines buscan visibilizar artistas de la comunidad LGTBIQ+ y un folklore no binarie. 

En un grito sentido y con fuerza, una militante fue la voz de todas y todos los presentes de ese momento: “Las calles son nuestras y lo seguirán siendo, guste a quien le guste y le pese a quien le pese. La vida es bella y todos debemos gozar la plenitud, con libertad e igualdad. Viva la lucha, viva la diversidad y viva la Marcha del Orgullo.” 

Voces del orgullo 2

por Agustina Blanco, Laura Alcaraz, Eliana Rossi.

Fiesta y lucha

Fiesta y lucha

La 31ª Marcha del Orgullo tuvo lugar en el Centro porteño. Hubo fiesta y también demandas. La principal consigna fue «La deuda es con nosotres» y los manifestantes exigieron una Ley Integral Trans, una nueva legislación antidiscriminatoria y que no se penalice el uso del lenguaje inclusivo. 

El sábado 5 de noviembre se llevó a cabo una nueva Marcha del Orgullo en Argentina: la número 31. Las consignas fueron por la sanción de una Ley Integral Trans, la de una Ley Antidiscriminatoria y por decirle sí al lenguaje inclusivo. El grito que se escuchó con fuerza y fue: “La deuda es con nosotres”. Comenzó a las 11 de la mañana en la Plaza de Mayo y concluyó a altas horas de la noche en el Congreso.

Organizaciones, colectivos sociales, militantes de disidencias sexo genéricas y miles de personas que llevaban banderas de diversidades sexuales, se hicieron presentes en La Plaza de Mayo, desde el mediodía. Con un sol radiante e imponente, se vivió una jornada primaveral en la que la espuma, la purpurina, los papeles de colores, el baile y la música se unieron para celebrar el orgullo de sentirse libre y no ser juzgado por los demás. Sin embargo, no es solo un día para celebrar la libertad de vivir y ser como se es, también es un día de lucha y para gritar con fuerza por la conquista de los derechos que aún faltan, como lo son la ley integral trans y la implementación de una ley antidiscriminatoria. A su vez, uno de los temas discutidos y que ha puesto a la educación ante un debate: durante la marcha se pidió por el sí del lenguaje inclusivo.

El 5 de noviembre no fue un sábado más: la Capital Federal se transformó en un arcoiris de lucha y muchas de las calles fueron cerradas y transformadas en peatonales por algunas horas. La Marcha del Orgullo se dividió en tres secciones: comenzó en la Plaza de Mayo a las 11 am con una feria interminable de productos alusivos y donde se podían retirar preservativos de manera gratuita, así como también, prendedores con la temática, calcomanías y bolsas reciclables. En las calles se podían observar carteles que señalaban los derechos que no han sido adquiridos, justicia por Tehuel De la Torre, a la par que ofrecían besos y abrazos gratuitos.

Agxs Mermet, referente de Disidencias en Lucha – Izquierda Socialista/FIT-Unidad expresó: “Estamos acá porque para nosotros es una fecha muy importante para reivindicar las luchas del 28J (Día Internacional del Orgullo)”. Para Mermet, quienes se convocan en este evento para reivindicar las disidencias sexoafectivas y de género son coincidentemente “los más golpeados por las crisis sanitaria y económica. Sufrimos las políticas de ajuste del gobierno nacional, del gobierno provincial. Venimos a reclamar contra el acuerdo con el FMI, contra el pago de la deuda, para que esa plata vaya para nuestros derechos, para salud, para vivienda, para trabajo, para educación, en un contexto en el que tenemos conquistadas leyes que son de vanguardia a nivel mundial, como la ley de identidad de género, la ley de cupo laboral travesti trans, pero que hoy en día no se terminan de aplicar por la falta de presupuesto”. Además, advirtió: “Venimos a movilizar por ese reclamo, porque creemos que hay que organizarse, salir a luchar, salir a las calles, a habitarlas en los días de lucha y todos los días, por nuestros derechos. Venimos a reclamar la aparición con vida de Tehuel, denunciando que el gobierno de Alberto Fernández y de Axel Kicillof son responsables, repudiando a (Sergio) Berni por los dichos y por la inacción: lo buscan muerto desde el primer día pero tenemos la esperanza de vida, porque es un pibe que salió con la promesa de trabajo y no volvió más. Se debe poner todo a disposición para garantizar que aparezca con vida y que no vuelva a haber ningún otro caso en la comunidad travesti trans no binarie de personas que salen buscando empleo y no vuelven más a sus casas, o se ven expuestos a situaciones de total miseria, de precarización para ganarnos el pan del día a día”.

También se hizo presente la Agrupación Amor Cis-Trans. Joanna Sosa, integrante de este colectivo, habló acerca del proyecto: “Nuestra agrupación, lo que hace es visibilizar los prejuicios que hay sobre las relaciones entre personas cis y personas trans, más allá de los géneros. Queremos derribar esos prejuicios y revelar que es algo normal, porque amar es amar”. Por su parte, Julián Bressan, promotor y creador de este movimiento reflexionó: “Muchas veces los varones cis que nos percibimos como heterosexuales y que nos vinculamos con feminidades trans nos sentimos afuera de estos espacios. También hay heterosexualidades disidentes”.

En la marcha también participaron jóvenes que no están nucleados en organizaciones que explicaron por qué era importante esta jornada. Micaela, estudiante de 18 años que se encontraba marchando por segunda vez, reconoció “alegría” de no sentirse juzgada por su orientación sexual que suele ser muy invisibilizada: la asexualidad. “Estoy acá para reivindicar nuestros derechos, los de los que son rechazados por solo existir”.

Las banderas bisexuales también flamearon con fuerza y una de las que las llevaban fue Dan Ventrice, una persona no binaria que, con 17 años, ya tiene un recorrido en las marchas del orgullo. “En el 2017 fue mi primera marcha. Lamentablemente, la sexualidad sigue siendo un tabú, capaz lo más aceptado es ser gay, lesbiana, bisexual, que son las que siempre se escuchan, pero hay millones de disidencias que no se aceptan y que, desde la misma comunidad, no quieren dar visibilidad. Hay mucha bifobia. Muchos dicen que es una transición, pero no. La bisexualidad existe y no es una etapa”.

La correcta implementación de la ley de ESI aún sigue siendo problemática. Por eso, Sofia Macchi, integrante de Preservate, se hizo presente en la marcha: “Preservate es una asociación civil que da charlas sobre educación sexual integral, en espacios como comedores, hogares, clubes y en cualquier lugar donde se necesite. Estamos en la marcha para invitar a pensar ¿qué hubiese sido distinto si hubiéramos tenido la educación sexual que necesitábamos? La ESI es un derecho. Por eso estamos acá. Ya dimos más de 300 charlas en escuelas pero siempre se necesita más aunque debería ser algo garantizado y que no necesite de nuestra llegada para empezar a hablarse, sino que sea transversal en todas las materias”, indicó.

La segunda parte de la Marcha del Orgullo planteó una propuesta de propuestas musicales que desde las 3 de la tarde incluyeron a Cazzu y Lali Espósito entre otras que tocaron en vivo e hicieron sacudir a todas las personas que se estaban en el lugar.

Hacia las 5 y media de la tarde comenzó el desplazamiento con destino final en la Plaza del Congreso. Bombos, platillos, banderas, gritos, carrozas con música, baile y pirotecnia invitaron a una celebración única. El Congreso se encontraba repleto y las consignas de lucha se hicieron escuchar entre gritos y deseos de proyectos futuros que se fundieron con interpretaciones musicales que concluyeron en horas de la madrugada.

Marchar para vivir

Marchar para vivir

Una nueva Marcha del Orgullo tuvo lugar en Buenos Aires. Las principales consignas apuntaron a ponerle fin a los crímenes de odio, al acompañamiento presupuestario para aplicar las políticas públicas y se repitió una pregunta que ya lleva 16 meses «¿dónde está Tehuel?»

El 28 de junio se celebró un nuevo Día Internacional del Orgullo, fecha en la que se recuerdan los disturbios ocurridos en el bar Stonewall Inn, en Nueva York, cuando los homosexuales alzaron su voz y se enfrentaron a las persecuciones policiales en el año 1969; rebelándose públicamente por primera vez y dejando un legado muy importante para las próximas generaciones. Por ese motivo, todos los años se realizan movilizaciones que reivindican los derechos LGBT, como la ocurrida ayer, realizada desde la Plaza de Mayo hasta llegar al Congreso, en la Ciudad de Buenos Aires.

Desde hace siete años, los 28 de junio se caracterizan por visibilizar las problemáticas por las que atraviesa uno de los sectores más marginados de la sociedad: las comunidades trans. En esta ocasión, la marcha respondió al grito de “basta de travesticidios, transfemicidios y transhomicidios”, y exigió justicia por quienes fueron asesinados por crímenes de odio o perdieron la vida por un sistema de salud que no se interesa en ayudarlos.

En la marcha se podían observar banderas del orgullo flameando por todas las calles y carteles de diferentes agrupaciones, colectivos y sindicatos, que abogaban por terminar con estos crímenes, a la vez que se pedía por la implementación del cupo laboral trans y la restitución del libre uso del lenguaje inclusivo, prohibido en todos los niveles educativos de la Ciudad de Buenos Aires por la ministra de Educación Soledad Acuña, a principios de mes.

Mónica Aguirre, militante de Libre Diversidad del MST, que se encuentra dentro del Frente de Izquierda dijo: “Creemos que es importante volver a las calles como lo hacemos todos los años, porque no se están generando las políticas públicas reales que el Gobierno y el Ministerio de las Mujeres, Géneros y Diversidad tendrían que brindar a la comunidad LGBTIQ+”.

Otro de los reclamos que más se escucharon en la marcha fue respecto a los recursos insuficientes que el Estado destina a las comunidades trans. Martina Alexia, activista LGBTIQ+ y militante del Partido Comunista, explicó que “la marcha busca reivindicar derechos que fueron violados sistemáticamente: es para recordar a nuestros muertos. Por eso es importante que el pueblo y la sociedad nos escuchen”. Distinguió que aunque hay lugares como esta ciudad en que parecen ser más aceptadas, en el conurbano profundo se sigue viendo a las travestis y trans muriendo en situaciones de violencia y precariedad extremas.

Pablo Vasco Sartore, militante y referente de la agrupación Libre Diversidad y miembro de la Comisión Directiva Internacional de la Federación Argentina LGBT, habló sobre el presupuesto asignado a políticas públicas para e sector e indicó que es insuficiente. Advirtió que para que haya ESI en todas las escuelas, un cupo laboral trans sin precarización y se cumplan los tratamientos hormonales y quirúrgicos que se determinan en la Ley de Identidad de Género hace falta dinero: “En vez de llevarla al FMI que quede en el país y se destine a las políticas públicas, para poder pasar de la igualdad jurídica a la igualdad social real de todos los días”, indicó Sartore. En la misma línea, Santi D´Ambrosio de la Corriente de Mujeres y Disidencias en el Frente de Izquierda afirmó que Argentina es uno de los países más avanzados en cuestión de políticas de género, pero las leyes no se cumplen, ya que solo el 10% de las personas que obtuvieron el cupo laboral está en planta permanente, por lo que pidió por su aplicación efectiva: “Sólo si nos organizamos lo vamos a lograr”, concluyó.

La prohibición del uso del lenguaje inclusivo en las escuelas de CABA también tuvo presencia en la marcha. Verónica Arlausky, integrante de la agrupación Munay (“te amo tal cual eres”, en quechua), que nuclea a familias de niñeces y adolescencias trans, travestis y no binarios, es una de las autoras del libro Transformando la ESI, por una educación sexual integral para todes. Sobre la cuestión, expresó: “Las escuelas no enseñan lenguaje no binario Algunas personas utilizan la e, como una forma de acompañar, de abrazar y reconocer a las identidades no binarias. Que no nos confundan diciendo que por culpa de enseñar el lenguaje inclusivo los chicos no están aprendiendo. Lo que hay detrás de esto es una persecución a las identidades no binarias que busca acrecentar el odio hacia la diversidad. Eso es lo que nos preocupa que esta sea la intención final de la medida”, indicó. Mónica Aguirre también se refirió a este tema: “Estamos acá para repudiar los dichos de la ministra Acuña por el lenguaje inclusivo, nosotros decimos ‘prohibido prohibir’ y decimos basta de ultrajarnos, basta de estigmatizarnos. Creemos que en el cupo laboral hay muchas violencias: el Ministerio de Género es puro cartón, puro humo. Tampoco pudo dar respuestas sobre la muerte de nuestro compañero Tehuel de la Torre. Por todo esto nos vamos a concentrar y marchar, como lo hacemos todos los años hasta Congreso”, argumentó. En este mismo sentido, Verónica Arlausky remarcó la importancia de que la marcha se lleve a cabo para poner un límite a la violencia contra las identidades no hegemónicas: “Pensamos que es una manera de anticiparnos, queremos evitar que nuestros hijos sufran formas de violencia que tienen maneras tan extremas como el asesinato, la desaparición de personas. Hoy hace 16 meses nos seguimos preguntando donde está Tehuel”, dijo.

El orgullo como respuesta política

El orgullo como respuesta política

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Por: Florencia Slucki

Fotografías: Andrea Bravo y Guido Ieraci

Todos los años desde hace tres décadas la Plaza de Mayo se llena de los colores del arco iris. La Marcha del Orgullo se vive como una celebración y, a la vez, un reclamo del colectivo de la amplia diversidad sexual que lucha por la igualdad de derechos. “Es una fecha más para potenciar un trabajo y un activismo, algo que vive todo el año en nosotras, nosotros y nosotres. Y también tiene que ver con mostrarle a toda una sociedad dónde estamos, cómo estamos. Existimos, exigimos, vivimos”, explica Lucas “Fauno” Gutiérrez, periodista, escritor y activista que se define en redes como “VIH+ y puto”.

En una jornada de clima primaveral cientos de miles de personas y organizaciones se encontraron en el centro porteño. Desde el mediodía se montó la feria de emprendedores, la cual ofreció desde alimentos hasta ropa y accesorios. Mientras, se armaron las carrozas, es decir los camiones de distintas organizaciones decorados con guirnaldas y carteles que desde las 16 se movilizaron hacia el Congreso con música y baile. Desde el escenario principal se leyó el documento de este año y no faltaron los shows de artistas en vivo.

La consigna principal de este año fue “Ley Integral Trans ya”. El proyecto presentado en el Congreso tiene el objetivo de asegurar el ejercicio pleno de los derechos y libertades en condiciones de igualdad a las personas transgénero, travestis y transexuales. Es decir, se busca la integración social de dicho colectivo no sólo en el aspecto laboral sino también en las dimensiones habitacional, sanitaria, educativa y cultural, así como la promoción de la visibilidad del colectivo en estadísticas oficiales.

 

Un grito con historia

En 1992 se realizó la primera movilización. En ese momento se llamaba “Marcha del Orgullo Gay-Lésbico” y buscaba la visibilización de dicho colectivo contra la discriminación. El uso de máscaras para que los manifestantes pudieran ocultar sus rostros es parte de una historia que cambió esos primeros reclamos por un clima festivo y a cara descubierta. Por entonces los y las disidentes corrían el riesgo de ser echados de sus trabajos o expulsados de sus familias si eran reconocidos. 

Aquel primer año asistieron trescientas personas, y para 1995 llegaron a aproximadamente dos mil. Los archivos periodísticos de la cuarta marcha son reveladores. Carlos Jáuregui, fundador de la Comunidad Homosexual Argentina y Gays por los Derechos Civiles e impulsor de la primera manifestación (hoy homenajeado en la Línea H del subte porteño con una estación que lleva su nombre ), decía desde el escenario: “Gays, lesbianas, travestis, transexuales, todos juntos. La convocatoria crece, hay conciencia, hay orgullo y hay dignidad”.

A nivel internacional, el Día del Orgullo es el 28 de junio, en conmemoración a la Revuelta de Stonewall, cuando un grupo de travestis, gays y lesbianas se resistieron a ser detenidas por la policía en un bar neoyorquino en 1969. Sin embargo, en Buenos Aires desde fines de los noventa se realiza la marcha un sábado de noviembre para escapar del frío, que podía hacerle mal a las personas que vivían con VIH. La fecha elegida toma como referencia al aniversario del grupo Nuestro Mundo, considerada la primera asociación para la liberación gay en Latinoamérica, creada en 1967.

Hoy la marcha agrupa a un conjunto heterogéneo de organizaciones con diferencias políticas e ideológicas. Por eso existen distintas convocatorias, como la de la Comisión Organizadora, que llamó a concentrar en Plaza de Mayo, mientras que el frente de Orgullo y Lucha puso como punto de encuentro Diagonal Norte y Florida, a doscientos metros de allí. Por sobre las diferencias, la totalidad de los organismos y personas independientes se movilizaron hacia el Congreso en pos de la igualdad de derechos. 

Los carteles con el interrogante “¿Dónde está Tehuel?” se replicaron a lo largo y a lo ancho de la concentración.

La marcha de Buenos Aires no es la única del país. Con el correr de los años, distintos territorios fueron sumando sus propias manifestaciones. Por ejemplo, Rosario realizó la 15º movilización el pasado sábado 30 de octubre, al igual que el partido de Quilmes. El Barrio Carlos Mugica (ex Villa 31) marchó el viernes 29. Por su parte, la provincia de Chubut este año convoca a la tercera concentración, mientras que Mendoza lleva once años de resistencia. En este sentido, Lucas Fauno marca la necesidad de multiplicar los espacios de activismo en cada lugar. “Imaginate lo importante que es una marcha en una ciudad pequeña, ver que existís, ver que hay gente como vos”, y propone que las distintas instancias tienen que estar “tejiendo redes entre todes”.

Una Ley Integral Trans

El 28 de septiembre se reglamentó la Ley de Cupo Laboral Travesti-Rrans, la cual establece que todas las entidades del sector público nacional deben reservar un mínimo de 1% de sus cargos para personas travestis, transexuales y transgénero. A su vez, esto puede funcionar como un incentivo para que el sector privado también destine un mínimo de vacantes para dicho colectivo. El cupo, junto con la Interrupción Voluntaria del Embarazo (IVE), son derechos conquistados por la sociedad en el último año y se suman a normativas como la Ley de Matrimonio Igualitario y la de Identidad de Género.

Marcela Romero, fundadora de la Asociación de Travestis, Transexuales y Transgéneros de Argentina (ATTTA) y coordinadora de la Red Latinoamericana y del Caribe de Personas Trans (RedLacTrans), explica las diferencias entre la ley aprobada y el proyecto que constituye el lema de este año: “El cupo laboral dejó afuera a más de un 70% de personas trans que quedaron fuera de la inclusión laboral”, y añade: “Se debatió primero el cupo laboral y no la ley integral, que es más abarcativa”.

Según señala  la web de ATTTA: “La Ley tiene como principios generales el respeto de la dignidad inherente y la autonomía personal, incluida la libertad de decidir sobre el propio cuerpo y el propio proyecto de vida, y el principio de igualdad ante la ley y de no discriminación, buscando en particular la igualdad de oportunidades”. Por eso, Romero explica que “Nuestra ley no deja a nadie afuera. Las mujeres trans mayores de 45 años que vivieron la dictadura militar entran a una reparación histórica como la que se hizo en la provincia de Santa Fe porque fueron torturadas, perseguidas, sometidas”.

La consigna de la marcha funciona como un llamado de atención. Según Romero, “Es el lema principal, eso lo va a ver todo el país. Es decirles a los Diputados que estamos listas para dar el debate, que aprueben la Ley Integral Trans. Que puedan entender que es una ley de urgencia y que va a reparar la exclusión social en la cual vive la población trans desde la niñez, adolescencia y las adultas mayores”. Por último, aclara que “estos son logros de la sociedad civil. No es que se levantó el Estado y dijo ‘hoy voy a dar una ley’. Hay una población, hay activistas empoderadas, informadas, capacitadas, deconstruidas. Tenemos una mirada transfeminista”.

 

Celebrar es exigir

Este sábado, en cada rincón, se veían escenas de reencuentro, besos entre parejas, también familias con chicos y chicas. “Estoy emocionada, no tengo palabras para lo que se siente”, dice Lucía, de 26 años, y afirma que “es algo que se lleva con orgullo”. La joven vino en grupo y cuenta que asiste siempre “por la igualdad de todos los derechos”. En cambio, José, de 40 años, explicó que ésta fue su primera movilización porque lo invitaron sus compañeros del club de básquet inclusivo donde juega. “Vine para acompañar. La marcha es una forma de manifestarse y expresar lo que uno siente, que es la libertad de todo el colectivo”. 

Por su parte, Valentina, ingeniera civil trans de 56 años, sostenía un cartel en reclamo por la Ley Integral Trans y dijo que “gracias a la visibilidad muchas chicas de mi colectivo tienen trabajo y también tenemos la Ley de Identidad de Género que es algo increíble, impensado”. Al anochecer se iluminó el Congreso multicolor, las carrozas se detuvieron y el baile siguió.

A pesar de la ampliación de derechos que los colectivos supieron conseguir, la lucha por la visibilidad e igualdad continúa. “En general, las leyes dialogan con necesidades que teníamos hace cientos de años”. Entonces cada ley sancionada marca el nuevo inicio de una etapa. No el fin ni el saldo”, dice Lucas Fauno. “Es una nueva herramienta para seguir activando”. Algunas de las subconsignas de este año son “Nueva Ley Antidiscriminatoria” y “Ley de Respuesta Integral al VIH, Hepatitis Virales, ITS y Tuberculosis”. Las leyes nacionales vigentes datan de 1988 y 1990, respectivamente. 

La movilización, entonces, es un hito fundamental para visibilizar la presencia de las disidencias y seguir reclamando la igualdad en las condiciones de vida. Romero reflexiona: “En Argentina las marchas son muy políticas, es muy diferente a otros lugares. Hay organizaciones como la nuestra, que tiene 28 años de lucha y resistencia, en donde reafirmamos nuestro lema, reclamamos, exigimos, en donde todavía falta, en donde nadie puede quedar atrás, donde es necesario que se voten leyes de máximas y no de mínimas”.

Sin ir más lejos, los carteles con el interrogante “¿Dónde está Tehuel?” se replicaron a lo largo y a lo ancho de la concentración, en referencia a la desaparición de Tehuel de la Torre, varón trans de 22 años que fue visto por última vez el 11 de marzo en San Vicente cuando salió a buscar trabajo y no regresó a su casa. Los hombres detenidos por la causa, Alberto Ramos y Oscar Alfredo Montes, se niegan a declarar. La esperanza de vida de las personas trans es de un promedio de 35 a 40 años. 

Para Lucas Fauno, “la celebración no es algo banal. Si sonreímos, si marchamos y si estamos es porque no nos han matado. Ni fisiológica ni identitariamente. Que nos maten identitariamente significa que yo puedo estar ‘vivo’; respirando, cumpliendo todas mis funciones, pero imaginate si yo no soy quien soy. Si yo no puedo contar lo puto que soy, lo bichoso que soy, entonces, ¿cómo existo?”

Como dice la famosa frase de Carlos Jáuregui, “en una sociedad que nos educa para la vergüenza, el orgullo es una respuesta política”. Su legado no pierde vigencia: una vez al año, la Avenida de Mayo se ofrece para que toda una comunidad que se haga presente y se sienta cómoda entre plumas, brillos y arneses. La marcha implica la posibilidad de poder ser libre, que es, en definitiva, la posibilidad de ser.

Alegría marica en los pasillos de la villa

Alegría marica en los pasillos de la villa

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Por Mercedes Chamli

Fotografías: Camila Miconi

Son las once de la noche, algunas ya se bajaron de sus plataformas para poder bailar descalzas al ritmo de Sudor Marika que toca al costado del escenario, que solo sirvió para que se colgaran en él las banderas de las agrupaciones que habían marchado a la tarde.


Los cantos y los bailes se convierten en un trencito que gira frente al paredón en homenaje a Néstor Kirchner. La cola de la salchipapa es larga, no importa, porque todo lo ganado de las ventas va a ir para La Casa Trans que también vende cerveza, pollo y fideos con tuco para recaudar fondos. Todas bailan: negras, marrones, migrantes, aborígenes, putas, travestis y maricas. Van hasta abajo y suben de nuevo porque abajo el patriarcado se va a caer, se va caer, y arriba el feminismo que va a vencer que va a vencer”.


El bailongo se armó en una noche hermosa que parece no querer terminar. Nadie se va, todos se quedan, es viernes, y está comenzando la semana del orgullo. Lejos de esperar que comiencen las concentraciones en otros barrios de la Ciudad de Buenos Aires, en la Villa 31 desde hace tres años La Diversidad Plurinacional formó su propia marcha: La marcha internacional del orgullo trans villero y tienen un objetivo específico que consiste en formar parte de la agenda emocional del barrio y reclamar la Ley de Integridad Trans con perspectiva de género y popular.


Siete horas antes, la sensación térmica marcaba 36 grados en la Ciudad de Buenos Aires, los trenes llegaban de Retiro y ahí estaba Nicolás en la estación, lleno de glitter verde en los ojos, esperando a que lleguen sus amigos para guiarlos. Después de media hora ya estaban todos. Los llevó por esas dos cuadras que rodean la terminal, pasaron por la feria frente al banco, caminaron tres cuadras hasta la calle 3 de Diciembre donde está la Casa Trans.

Eran las 4 de la tarde y sonaba música sobre una carroza llena de chicos decorada de guirnaldas y banderines. Ya se podían ver tres cuadras desbordadas de personas, vecinas de la villa y otras que habían ido para participar. Estaban integrantes de distintas organizaciones: Vivir Sin Miedo, Movimiento Evita, Barrios de Pie, La Ooderosa, Fútbol Feminista, Infancias libres, Ammar, artistas, standaperas, y hasta diputadas que luchan por

los derechos del colectivo LGBTTIQ. Todos estaban esperando marchar hasta el Ministerio de Educación que queda a unas pocas cuadras donde  habían montado el escenario.

La calle estaba decorada con banderines, fotos, paradores, con la bandera del orgullo y las consignas: Reparación histórica ¡ya!”. En sus rostros todos tenían purpurina, glitter, algunas tenían alas negras, otras blancas, los outfits iban desde un vestido largo color arcoiris brilloso hasta corsets negros con antifaces y vinchas rosas. Algunas con pelo corto, otras con el pelo hasta la cintura, en zapatos altos o en zapatillas. Los vecinos que veían las puertas de sus casas invadidas cuando entraban los miraban asombrados. Una vecina subió por la escalera hasta el primer piso de la puerta de su casa mirando hacia abajo, se paró unos segundos, negó con la cabeza, revoleó los ojos y recién ahí entró. Nadie la notó ni se percató de lo que había pasado, el aire era de tranquilidad absoluta, todo fluía: la felicidad era plena y contagiosa.

En el centro de la escena había una carroza esperando a las compañeras. Para las cinco de la tarde comenzaron a  treparse, ayudándose entre ellas, extendiéndose las manos y saludando como divas a todos los que estaban abajo aplaudiéndolas. Durante 15 minutos fueron puras fotos. Todos querían el recuerdo de ellas empoderadas arriba de la carroza. 

Los vecinos salían de a poco a ver por las ventanas qué era eso que pasaba. Arrancaron. Delante de todo, Alma Fernández, militante trans villera, dirigía la caravana al grito de vamos! vamos! avancen!”. Se esperaba que pararan en la puerta del Ministerio donde estaba esperándolas el escenario, pero al llegar siguieron de largo, querían seguir marchando. Las compañeras se preguntaron hasta dónde iban a ir porque seguían caminando cuadras y no parecían detenerse.

La marcha villera homenajeó a Lohana Berkins, Diana Sacayan, Carla Fonte y se preguntó una y otra vez: “¿Dónde está Tehuel?”. Cuando se marcha por el Orgullo en todas las plazas se canta «Señor, señora/ no sea indiferente/ se matan a las trabas en la cara de la gente» y esta vez no era la excepción, pero acá era distinto. Los gritos, y cantos traspasaban las paredes de los vecinos. Era imposible no escucharlas y ellas lo sabían. Los fueron a buscar, los interpelaron, los tenían en las calles, en las ventanas, en las puertas de sus casas, vendiendo en sus kioscos, sus almacenes, sus carnicerías, en los galpones, tirando del carro. Ellos estaban ahí y ellas también para hacerse oír.

Cantaron: «¡Vecina escucha!¡únete a la lucha!”, y los vecinos salían a aplaudir mientras que los perros ladraban. Algunos miraban sorprendidos, otros sonreían, y unos pocos se animaron a hacer chistes, y ellas con total desparpajo les contestaban, “¿Que se hacen si son los primeros en agacharse?”, y a algunos como los conocían les decían por el nombre:

“¿Carlos que te haces si después a la noche me calentás la cama?”, y todo quedaba en risas.

Llegaron a un puente y siguieron por los pasillos estrechos, la carroza se trababa en los pozos y la empujaban para que siga andando. Se encontraban con autos y les pedían a sus conductores que retrocedan, ninguno se animó a decir que no, hacían maniobras difíciles para lograrlo.

 Los besos no faltaron. Alma Fernández, que iba delante de todo, aprovechó que la caravana tardaba para besar fervientemente a su novio, pero a los pocos segundos ya tenía el megáfono nuevamente en la boca para decir: «Avancemos compañeras! ¡sin miedo! ¡Avancemos!»

Los papás de una canchita de fútbol las  veían pasar y aplaudían. Una chica vio a un amigo y le preguntó «¿por qué no estás marchando?”. Y sin darle tiempo a contestar, lo agarró del brazo y lo sumó a las líneas. Al pasar por la feria, se trabó una de las tres carrozas que integraban el desfile, y las trans aprovecharon para agarrarse de la camioneta y twerkear con la música de Talia. Los feriantes sacaron todos los celulares y filmaron ese momento de desborde de alegría.

 

Después de una hora y media de caminata bajo el sol, ya de vuelta, pidieron a la prensa que se ubicara por delante de la bandera para  poder tener la foto total, especialmente la voz de sus reclamos: acceso al pan, al trabajo, la educación, poder pasar la expectativa de vida de 35 años de edad, indemnización y reparación para todas aquellas que no pudieron acceder a los derechos que hoy en día tienen las personas LGBTTIQ. Se prendió una bengala rosa, hubo aplausos, gritos y mucho barullo celebrando.

Entonces sí, fueron al escenario que  habían montado. Leyeron un comunicado en el que pidieron seguir trabajando juntas por la igualdad y la diversidad. Se habló de prostitución y cómo era necesario el respeto a este trabajo pero también la importancia de que el colectivo travesti-trans tuviera acceso a otras posibilidades en el mundo laboral. «Para esto es importante que haya un cupo laboral trans para la villa sin tener que pasar por tanta burocracia», manifestó en el micrófono Martina Pelinco, responsable de la Sede de la Diversidad Trans Villera y recordó que durante el Gobierno de Kirchner se promulgó la Ley de Identidad de Género y la Ley de Matrimonio Igualitario.

Martina también arremetió contra el actual jefe de Gobierno porteño: «Larreta está mandando flyers para marchar por la diversidad y no nos invitó. No vamos a ir a esa marcha. ¡Hace tres años que salimos a la calle! Encima le pusieron la marcha de la inclusión”. Nadie nos tiene que incluir, porque existimos, estamos visibles, y orgullosos. Cuanto más nos golpean y matan,

más luchamos desde el amor, porque como sabemos, el amor siempre vence al odio. Esta lucha es la que hace que sigamos vivas las travas. ¡Si estamos juntas sucede esto! En vez de una marcha, que den las máquinas de coser para las compañeras, los alimentos y el trabajo que nos negaron durante la pandemia desde la Ciudad» y finalizó diciendo «la ciudad más rica no garantiza un trabajo para nosotras y eso significa que no nos cuida teniendo todos los recursos para hacerlo”.

«No debemos olvidarnos de nuestras compañeras que lucharon haciendo posibles nuestros derechos, dando su vida para que podamos caminar libres por la calle que nos abraza. Hoy ellas tienen 60 años y no pudieron acceder a la educación, a un trabajo, porque no tenían un cupo laboral trans que las acompañará como a nosotras. Ellas necesitan una jubilación. ¡Una ley de reparación histórica! ¡Furia Travesti!», dijo Orella Infante, Directora Nacional de

Prácticas contra la Discriminacion del Inadi, cuando tuvo acceso al micrófono y añadió: “Que haya voces que hablen de lo plurinacional de la diversidad y exista cada uno de estos espacios para celebrar nuestro amor,  derechos, pero también entendiendo que estamos en medio de la campaña y debemos saber a quién votar. Es hermoso celebrar la diversidad y nuestro orgullo pero también debemos hacer política».