El Cordobazo también tiene caras de mujeres

El Cordobazo también tiene caras de mujeres

Agustín Tosco con delegadas de Luz y Fuerza. Foto Carlos Ardiles.

Obreros y estudiantes, unidos contra la dictadura militar que comandaba Juan Carlos Onganía. Eso fue el Cordobazo. La historia de esas jornadas recuerda a líderes gremiales como Agustín Tosco, Elpidio Torres y René Salamanca, pero poco se ha dicho sobre el rol que cumplieron las mujeres. ANCCOM rastreó, ubicó y dialogó con algunas de ellas, que rememoraron esos días, su militancia y cómo se abordaba la cuestión de género.

El Sindicato de los Mecánicos y Afines del Trasporte Automotriz (SMATA) y el Sindicato de Luz y Fuerza habían convocado a un paro activo por 36 horas en Córdoba. La huelga desembocó en una movilización masiva y posterior represión durante los días 29 y 30 de mayo de 1969.

Soledad García Quiroga, profesora de Letras y sindicalista docente, quien hasta la actualidad continúa viviendo en Córdoba, recuerda aquellos días, de los que formó parte. “No se luchaba en general por mejores salarios, por paritarias como hoy, se pedía, por supuesto, cuando había situaciones de gremios postergados,  pero mucho más eran las ocho horas, las condiciones de trabajo en los comedores de fábrica que no eran comedores, o sea, las compañeras comían en las máquinas, con suerte, o en un rincón de un salón,  explica. “Lo mismo en las propias situaciones de las escuelas, tampoco teníamos lugares aptos para reunirnos a comer y socializar, a lo sumo podía haber más adelante una cantina privada pero no teníamos condiciones adecuadas para poder intercambiar, interactuar y debatir, que eso es lo necesario en un colectivo de trabajadores”, agrega.

Soledad tiene la certeza absoluta de que las mujeres tenían un papel protagónico. “Había voz, si algo teníamos era voz. Quizás no éramos escuchadas o esas voces eran invisibilizadas, pero tratábamos de tener voz. Yo hablo también de una realidad muy concreta del contexto, que era el sindicato docente en donde he militado toda mi vida, entonces, quizá allí sí la teníamos”, dice, aunque reconoce: “Lo que no teníamos a veces era incidencia en las decisiones. Pero sigue pasando, las mujeres participamos, participamos en lo barrial, lo social, lo político, pero después no tenemos incidencia en el poder de decisión.”

Nene Peña, delegada bancaria, en el Cordobazo.

Las mujeres del Cordobazo fueron partícipes activas, desde los lugares que les tocó vivenciar la revuelta de aquellos días. De diversas maneras, aportaron a la historia desde sus realidades.

Los sucesos de mayo del 69 son contados en fotografías y tapas de diarios de distintas maneras, pero en general se ha omitido la participación de mujeres; muy poco se habla de que ellas también formaron parte de esas jornadas.

Susana Romano Sued, como Soledad, también vive actualmente en Córdoba, y en aquel entonces era estudiante de Letras Modernas y militante universitaria de izquierda. Asegura que en las universidades las revueltas eran constantes y la participación femenina activa. “Iba a las asambleas en el comedor, suspendíamos clases contra los profesores que eran pro dictadura y que se habían atenido a la intervención. Nos rebelábamos. Yo era muy activa y había dos profesoras que también se aliaron pero no teníamos roles destacados ocupando cargos importantes. Por ejemplo, yo escribía muchos panfletos.Teníamos mucho coraje, que se había hecho masivo entre las mujeres”, recuerda Susana.

Respecto de aquellos días de organización y lucha, describe: “Con las compañeras nos dirigimos a los barrios para descentralizar, nos encontramos con montones de camiones llenos de obreros que se dirigían en sentido contrario, en los barrios quedaron las amas de casa. Fue un sentimiento de emancipación frente a las fuerzas represivas. En el barrio Clínicas, donde vivían en pensiones muchos estudiantes, las que defendían las pensiones eran mujeres. Se amplió una protección masiva femenina.”

Susana afirma que “el Cordobazo fue un punto de inflexión en la conciencia de las mujeres.” Por su parte, María Ledesma, hoy catedrática de la Universidad de Buenos Aires e investigadora en Teoría del Diseño, cuenta que si bien durante aquellos años recién comenzaba militancia universitaria, participó junto a otras mujeres a la par de los varones, durante la represión “Nosotras también nos enfrentamos en la represión, ayudamos a armar las barricadas y tirábamos piedras a la par de los compañeros”. señala.

Soledad García Quiroga, sindicalista docente.

Ana Noguera es Doctora en Historia,  profesora de la Universidad Nacional de Córdoba y especialista en el estudio de la militancia política de las mujeres en los años ’70. Aunque ella no participó del Cordobazo, afirma sobre ese hecho histórico: “Si bien hay una participación, porque lo hacen desde su lugar de trabajadoras obreras, o participan también muchas estudiantes que se habían empezado a acercar a distintas agrupaciones que va a tener la universidad, no tiene un carácter masivo. Y eso también tiene que ver  porque los sectores que convocan al Cordobazo son sectores que están compuestos básicamente por varones”.

En los años ’60, se había empezado a gestar un gran crecimiento industrial en Córdoba, aunque las mujeres no lograban insertarse en sectores laborales que se hallaban mayoritariamente representados por la presencia masculina. Noguera sostiene que las mujeres se encontraban condicionadas por estereotipos ligados al género, y que este aspecto influía en los puestos laborales. “En el censo del ’70, por ejemplo, las muestra todavía muy ligadas a las industrias como ‘tradicionalmente femeninas’, o que ellas siempre ocuparon ese lugar, como puede ser la industria textil, la industria del calzado, el sector de alimentación, docentes por supuesto, y crecientemente más vinculadas al comercio, lo que es el sector terciario de la economía, bancos, comercios, seguros. Entonces, sí hay una división sexual del trabajo en la época, lo sigue pasando en la actualidad también”, cuenta.

En Córdoba se dieron varias “puebladas” durante aproximadamente una década, desde 1966 hasta 1976. El Cordobazo del ’69 fue el comienzo de un proceso prolongado que tenía como objetivo derrocar al gobierno dictatorial de Onganía, aunque no  fue su efecto inmediato, ya que su dimisión  se produjo el 7 de junio de 1970;  sin embargo, la protesta fue un antes y un después en la lucha organizada,  un puntapié para la organización popular en la que se unieron diferentes actores sociales.

No es novedoso que la historia no tenga registros acerca de la participación de las mujeres en hechos concretos; lo cierto es que al Cordobazo también lo parieron compañeras, obreras, estudiantes y amas de casa.

Bibiana Fulchieri, fotógrafa, periodista e investigadora cordobesa, es quien se dedicó arduamente a recuperar y registrar las memorias de aquellas voces: las de las mujeres.

A través de la fotografía, recopiló testimonios de protagonistas que formaron parte del Cordobazo. “Llegó el momento de incorporarlas en la memoria, de ponerles nombres y apellido y, de justificar los 50 años o más, que están en la calle, aún hoy. Para lograr su objetivo de reivindicar las memorias de las mujeres, ni más ni menos que hacerlas visibles a ellas y a su compromiso social, y darles el lugar en la historia, que se merecían y se les había negado”.

Fulchieri se interesó en reconstruir este hecho, tomarlo y agregarle perspectiva de género, reunió así 20 testimonios de mujeres protagonistas, hilando fino logró la edición de su libro El Cordobazo de las mujeres, de la Editorial Las nuestras. Allí les dio nombre propio a cada una de ellas. Una anécdota respecto de la investigación fue la clave para enfatizar su trabajo.Mire señora, acá es el Archivo General de la Nación. Y acá, se guardan las memorias del Estado, se ve que al Estado no le interesa guardar algunas memorias”, le contestaron a Bibiana cuando intentaba llegar a datos concretos en esa dependencia. Ella enfatiza sobre la importancia de analizar los registros y asegura que lo que se guarda y se recuerda de hechos históricos es lo que termina definiendo la memoria.

“Cada vez que yo encontraba un lugar donde había mujeres, me fue abriendo un panorama enorme. Fui armando como un rompecabezas en donde cada vez mi búsqueda se fue intensificando más en función de saberlas dónde. Los lugares en donde ellas estaban ubicadas laboralmente: enfermeras, maestras, industrias del calzado, el vidrio, autopartistas, sindicatos de salud, algunas otras profesionales y estudiantes”, relata Fulchieri.

Las mujeres del Cordobazo existieron y desde sus lugares y vivencias cotidianas contribuyeron a la lucha colectiva; lo hicieron a través de la militancia activa, de los  cuidados hogareños, como trabajadoras remuneradas y no remuneradas o como estudiantes. Hicieron y formaron parte de la Historia, con mayúsculas.

Secundarios en guardia

Secundarios en guardia

Al grito de “con un pueblo que camina para adelante y un gobierno que camina para atrás”, estudiantes, docentes y familias reclamaron una respuesta institucional ante el acoso policial a jóvenes secundarios y repudiaron la seguidilla de casos que se intensificaron desde abril de este año con hechos de represión y presencia de fuerzas de seguridad en establecimientos educativos.

“Si no querés que te pasen estas cosas no andes con ese pin”, amenazó un policía de civil a un estudiante de primer año de la Escuela Carlos Pellegrini al que había detenido en Callao y Córdoba para pedir documentos. El pin del chico era un escudo del Partido Comunista. El episodio aceleró los tiempos de la protesta que ayer finalmente protagonizaron los centros de estudiantes secundarios con el respaldo de docentes y madres y padres. Todos repitieron la misma consigna: “No al acoso policial”.

A las 14:30 los secundarios empezaron a amontonarse. Córdoba y Callao. Fue el lugar de encuentro donde alumnos de las escuelas Pellegrini, Antonio Mentruy (ENAM), Esnaola, Mariano Acosta, Manuel Belgrano, Mariano Moreno, Normal 1, Liceo 9, entre otros, eligieron para decirle que no a la represión. Ya son 35 los casos registrados de acoso policial hacia menores de edad de escuelas públicas de la Ciudad y el Conurbano, según el relevamiento de padres y estudiantes.

A las 14:30 los secundarios empezaron a amontonarse en Córdoba y Callao para repudiar el acoso policial.

A las 14:30 los secundarios empezaron a amontonarse en Córdoba y Callao para repudiar el acoso policial.

La mayoría de los estudiantes que ayer cortaron una de las esquinas principales de la Ciudad de Buenos Aires para reclamar por sus derechos no llegan a los 18 años. La movilización callejera también tendrá una secuencia en la Justicia: en los próximos días los centros de estudiantes tienen previsto formalizar una denuncia para que se tomen medidas sobre el tema.

Los casos de mayor violencia se registraron en escuelas de la Provincia. Los estudiantes de la Escuela Media número 1 de Berisso se habían movilizado para reclamar mejoras edilicias, y mientras esperaban afuera de la sede municipal un grupo de policías se les tiró encima con violencia. Varios jóvenes resultaron heridos. La semana pasada la fuerza policial ingresó a la ENAM y realizó disparos de balas de goma luego de perseguir a dos alumnos hasta el interior del establecimento con el argumento de que “tenían un arma”.

La fuerzas policiales de la Ciudad no se quedan atrás. Un alumno del  Liceo 9, de la zona de Belgrano, pasó doce horas dentro del Instituto de Menores “donde lo metieron adentro de una celda, lo hicieron bañarse, sacarse la ropa”, según afirmó Nahuel D’Angelo, presidente del centro de estudiantes de esta institución, en diálogo con ANCCOM.

El método de ingreso a las escuelas públicas por parte de las fuerzas policiales es siempre igual: sin orden judicial. Según Carolina, madre de dos estudiantes que ayer se sumó a la marcha, la policía está llevando a cabo “una especie de inteligencia” dado que se han creado sumarios sobre los menores. “Fuimos cinco padres y pedimos los expedientes, algunos chicos estaban marcados con un círculo. Nos preocupamos”, le contó a esta agencia.

“Buscan disciplinar a todo aquel que levanta una voz distinta”, razonó Sebastián, alumno del Pellegrini, en diálogo con ANCCOM. Las columnas de estudiantes comenzaban a dispersarse. Los instructivos contra el abuso policial y con recomendaciones sobre qué hacer en caso de una detención pasaban de mano en mano.

Los estudiantes se proclamaron bajo la consigna "Basta de persecución".

Los estudiantes se proclamaron bajo la consigna «Basta de persecución».

 

Actualizada 25/05/2017

Ruidazo contra el tarifazo

Ruidazo contra el tarifazo

Pasadas las 19.45 de ayer la llovizna comenzaba a sentirse en la esquina de Scalabrini Ortiz y avenida Corrientes, en el barrio porteño de Villa Crespo. Cinco vecinas se encuentran y preguntan: “¿vendrá alguien más?” Juntas corren al encuentro de otras personas que se van acercando a esta intersección, motivados por la convocatoria en redes sociales, con el objetivo de hacerse escuchar ante el gobierno nacional y reclamando el cese de los aumentos en las tarifas de servicios públicos.

Una  primera pancarta con la leyenda “Macri pará la mano. No al tarifazo” sirve de punto de encuentro para los vecinos que, ya en mayor cantidad, comienzan a acercarse. El compás de algunas bocinas motiva los primeros ruidos y aplausos. Silbatos, cornetas, llaves agitándose, bidones de plástico… todo sirve para hacerse escuchar.

En la esquina de Triunvirato y Monroe, Villa Urquiza, el mal tiempo también conspira contra la convocatoria. Luego de un breve momento de desilusión, pero con el retraso previsto de todos los eventos multitudinarios, comienzan a llegar los carteles, los aplausos, las latas, los redoblantes y algunos bombos. Un hombre trae dos boletas de gas hechas en gigantografía: la previa al aumento, de 700 pesos, y la última, de 5.600.  Otro, que viene caminando con él, menciona el caso de un joven vecino que vive solo a quien le llegó un tarifa de 7.000 pesos: “El pibe trabaja en una pizzería… nadie sabe cómo va a hacer con el sueldo que tiene”. Gran parte de las conversaciones giran en torno a la imposibilidad de poder costear estos aumentos. No se habla de una rebeldía deliberada, sino de una inviabilidad de la realidad concreta.

Centenas se reunieron en Medrano y Corrientes y en Scalabrini Ortiz y Corrientes.

Centenas de personas se reunieron en las esquinas de Medrano y Corrientes y Scalabrini Ortiz y Corrientes.

Mientras golpea con un martillo el poste del semáforo de la avenida Corrientes, bajo una llovizna persistente, Walter relata: “Pasé de pagar 130 pesos de gas a 900. ¡Tienen que retrotraer las tarifas y hacer un verdadero estudio sobre los costos! Los servicios públicos los tienen que subsidiar los que más tienen, no nosotros, los usuarios”.

La convocatoria por redes sociales con el hashtag #NoAlTarifazo #Ruidazo había comenzado hacía un par de días y se esperaba una gran convocatoria, pero la inminente lluvia pronosticada hacía dudar sobre su éxito a los propios asistentes. Sin embargo, pasadas las 20, la avenida Corrientes ya se encontraba cortada en su totalidad por aproximadamente 200 personas. Más pancartas y mensajes hacia el gobierno repetían los reclamos respecto a la suba de los servicios públicos, pero ningún móvil de televisión se acercó a este punto de encuentro en el barrio de Villa Crespo.

A varios kilómetros de ahí, al igual que en el resto de las concentraciones, un cartel expresa uno de los reclamos fundamentales de la manifestación: “Luz – Gas – Agua – No son un negocio. Son un derecho”, mientras una mujer oculta entre múltiples frazadas, personificaba la cotidianeidad de muchos de los presentes, mientras ironiza: “Viste que el presidente ya explicó que no podemos estar en remera y en patas”.

La convocatoria fue movilizada a través de las redes sociales con el hashtag #Ruidazo y #NoAlTarifazo hace pocos días (Foto: Obelisco).

Hacia las 21 la convocatoria en Scalabrini Ortiz y Corrientes logró reunir a más de 400 personas, todas ellas manifestándose con pancartas y cantos respecto a la suba de tarifas. “Che Macri, che Awada: Tiranos una frazada”, se leía en un cartel sostenido por una madre con su hija en brazos, haciendo referencia a las palabras del Presidente en uno de sus últimos discursos donde alentaba a los ciudadanos a moderar el uso de la calefacción en sus hogares para no sufrir los aumentos. Valeria Stagi es empleada de un local que vende artículos de cotillón ubicado en Scalabrini Ortiz 269, a pocos metros de donde se produce el corte de calles. Inesperadamente este comercio se vio beneficiado con algunas ventas en medio de la convocatoria: “Puse algunas cornetas en el mostrador, a la vista, porque varias personas entraron a comprar algo para hacer ruido”, dice. Según cuenta a su local también lo afectó la suba de luz: “Sé que en esta factura vinieron alrededor de pesos 4.000 pesos y el dueño tiene pensado hacer el reclamo a Edenor”.

Gladis Garello es jubilada y fue a la convocatoria acompañada por su marido, también jubilado: “No traje cacerola para no evocar a los antiguos cacerolazos, porque esa forma de manifestarse siempre tuvo que ver con la elite”. Argumenta que le gustaría meterse entre la multitud que supera las 400 personas en Scalabrini Ortiz y Corrientes pero no se encuentra bien de salud y prefiere resguardarse del frío y la llovizna bajo uno de los techos de las paradas de colectivo. “Nosotros somos el pueblo, yo solo traje un manojo de llaves para hacer ruido, aunque sea bajo este techo”, explica. Agrega que en su caso la última factura de gas que le llegó fue de 600 pesos, cuando en la anterior había pagado 100: “Esto es una medida dictatorial. La gente se cansó. En vez de que las inversiones las hagan los empresarios ricos quieren invertir con la nuestra plata, con nuestro esfuerzo”, reflexiona.

Los empleados de Metrogas aconsejaron no pagar esta factura hasta tanto no se sepa realmente si corresponden los aumentos o no (Foto: Zona Obelisco).

Osvaldo vive con su esposa en un PH en Villa Crespo y recuerda que hace un par de días tuvo que acercarse a las oficinas de Metrogas para avisarles que no va a poder abonar la última factura  por un monto de 8.200 pesos: “El año pasado para el mismo período pagué 800 pesos. Mi señora y yo trabajamos todo el día y no estamos casi nunca… ¡No puede ser que gastemos eso de gas!”, agrega y completa:  “Yo vine a esta misma esquina en diciembre de 2001 a pedir que se vayan todos. Y ahora estoy acá de nuevo. Esto significa lo mal que está la gente, esto es el comienzo”.  En charla con ANCCOM reflexiona que fueron los mismos empleados de Metrogas quienes le aconsejaron no pagar esta factura hasta tanto no se sepa realmente si corresponden los aumentos o no.

Luego de dos horas de continuos cantos y ruidosa manifestación, la mayoría de los vecinos de Villa Crespo comenzó a regresar a sus hogares, bajo condiciones meteorológicas hostiles. Se alejan del punto de encuentro en Scalabrini Ortiz y Corrientes mientras continúan aplaudiendo y haciendo ruido. En la esquina solo quedan algunos pocos a la intemperie y contados paraguas resisten la fuerte llovizna y el frío de la noche entonando la última canción: “Ole-le Ola-la, si este era el cambio, el cambio no va más”.

Zona Medrano y Corrientes y en Scalabrini Ortiz y Corrientes.

Walter, uno de llos manifestante contó que “Pasé de pagar 130 pesos de gas a 900. ¡Tienen que retrotraer las tarifas y hacer un verdadero estudio sobre los costos!».

En Urquiza, otro jubilado se suma al pogo improvisado entre los más jóvenes: “Vengo pagando los aumentos de agua, luz y gas. Te juro que aunque cobre aguinaldo, las cuentas no las puedo pagar. Porque Macri nos cagó, las tarifas liberó, Aranguren la puta que te parió”. Varios también recuerdan, como el vecino de Villa Crespo, haber estado en esa misma esquina a fines de 2001, pero rescatan que la situación no es la misma. Sin embargo, esta apreciación no se traduce en gran optimismo: “Si esto sigue así, vamos a terminar igual y más rápido que aquella vez”. Esa conciencia estuvo siempre presente y no se diluyó en ningún momento, aunque tampoco lo hizo la fuerza de los cantitos y la presencia sólida de los 400 vecinos y vecinas que estuvieron durante casi tres horas reclamando por sus derechos.

Actualizado 15/07/2016

 

El fantasma de la D

El fantasma de la D

En solo cuatro meses de gestión de la alianza Cambiemos, un viejo y conocido fantasma volvió a ocupar el centro de las preocupaciones de hombres y mujeres: la pérdida del empleo y el consecuente aumento de la desocupación.

Los despidos masivos arrancaron en diciembre pasado con el declarado objetivo de “modernizar” el Estado. Más de 35.000 empleados públicos fueron cesanteados, muchos de ellos acusados sin pruebas de “ñoquis” o perseguidos por su militancia política. Los trabajadores del sector privado fueron, en paralelo, víctimas de la misma práctica. El panorama recesivo de la economía argentina encendió la alarma de empresarios y sindicalistas y motorizó ese ajuste laboral.

Los despidos registrados en el sector privado durante este primer trimestre superan los 80.000 trabajadores, según sostienen los informes realizados por distintos gremios y consultoras privadas, consultadas por ANCCOM ante la falta de información oficial.

Desde su asunción, Mauricio Macri prometió “normalizar” el funcionamiento del cuestionado Instituto de Estadística y Censos (INDEC), pero su gestión todavía no brindó registros sobre la desocupación que se generó a partir de los despidos realizados de diciembre a esta parte.

Abrazo al Ministerio de Trabajo.

Abrazo al Ministerio de Trabajo.

El último relevamiento realizado por el INDEC durante el tercer trimestre del 2015, evidencia que las sucesivas administraciones de Néstor Kirchner (2003-2007) y Cristina Fernández (2007-2011 y 2011-2015) habían logrado que el desempleo llegara a uno de los niveles más bajos de las últimas décadas, un 5,9 %.

Ante la paralización del INDEC, la Central de Trabajadores Argentinos (CTA) liderada por el sindicalista Pablo Michelli realizó un relevamiento a través de su Observatorio Social. El estudio registró un total de 68.563 despidos, entre el 1 de diciembre y el 4 de marzo, de los cuales unos 30.936  se produjeron en el sector privado.

“Las tensiones que el mercado de trabajo venía presentando en los últimos años se exacerbaron en pocas semanas, y desde entonces hemos asistido a un shock de despidos liderado por el sector público, sin que por ello las empresas del sector privado se hayan quedado detrás”, sostiene el último documento publicado por el Observatorio Social.

El informe aclara que se trata de un “relevamiento de mínima”, ya que no incluye “aquellas denuncias que fueron realizadas por dirigentes sindicales en términos generales”.

La industria de la construcción figura entre los rubros más perjudicados por los despidos. Los representantes sindicales de la Unión Obrera de la Construcción de la República Argentina (UOCRA) denunciaron la pérdida de entre 25.000 y 30.000 puestos de trabajo desde la llegada de Cambiemos al poder.

Además, desde la UOCRA advirtieron que en el sector privado las grandes empresas  utilizaron la actual coyuntura “para impulsar suspensiones colectivas”, una medida que “posee efectos disciplinadores sobre el conjunto de los trabajadores”. Las suspensiones “se han concentrado en la industria petrolera, la automotriz, la autopartista y la siderurgia”, agregaron fuentes del sector.

Informes realizados por la consultora privada Tendencias Económicas y por el Centro de Economía Política (CEPA) a los que tuvo acceso ANCCOM completan el cuadro del empleo argentino con un duro diagnóstico. Según Tendencias Económicas, los despidos en el primer bimestre de este año llegaron a unos 107.000, relevados a partir de las denuncias realizadas por los gremios a nivel nacional.

El informe indica que en enero se registraron alrededor de 41.921 despidos, cuya  mitad se sucedieron el ámbito privado, siendo los sectores de la construcción, gastronómicos, textiles e indumentarios, los más perjudicados.

Con respecto al mes de febrero, se registraron 65.799 personas despedidas, un 72% de aumento con respecto al mismo mes de 2015, según la consultora.

Del total,  alrededor de 55.800 pertenecieron al sector privado, sobre todo en la construcción y en otras actividades, como autopartes, petróleo, comercio y minería.

En tanto, el informe publicado por CEPA, indica que el empleo, público y privado, expone “una tendencia a la contracción”. El relevamiento arrojó un total de 141.542 despidos entre enero y marzo de este año. Alrededor de 80.446 cesantías correspondieron al sector privado y el mayor perjudicado resultó ser el sector de la construcción, un 71,88%, siguiéndole el sector industrial con un 23,40% y por último, el sector servicios, con un 4,72%. Según el estudio, la mayor cantidad de despidos se dio “en los empleos de menor calificación o que más precarización sufren”.

Ante este panorama, el reclamo de las centrales obreras ante diputados y senadores, se plasmó en un proyecto de ley que declara la “Emergencia Pública en Materia Ocupacional” que aún no se discutió en el Congreso, pero que ya ha generado críticas del oficialismo y de representantes empresariales de la Pequeña y Mediana Empresa (PyMEs).

En un comunicado, representantes de la Confederación Argentina de la Mediana Empresa (CAME) reconocieron que “más 120.000 despidos han provocado una fundamentada preocupación de senadores y diputados de la Nación que obliga a buscar alternativas para detener ese flagelo en el sector público y privado”.

Pero que “hay que dimensionar” ya que en el sector privado, y especialmente en PyMEs, esa situación ocurre “por la caída en los niveles de producción provocada por la retracción en la demanda de consumo, por la casi nula demanda de inversión, por las aceleración de la inflación y por las altísimas tasas de interés del mercado”, sostiene el documento.

El proyecto de ley tiene por objetivo evitar que se continúe despidiendo, por lo que propone que se “congelen” hasta el 2017 los empleos del sector público y privado y se apela nuevamente, como lo fue en el 2002, a la figura de la “doble indemnización”, el punto más criticado por el gobierno como por los empresarios.

Desde CAME sostienen que ante la difícil coyuntura económica que atraviesa el país, implementar “la doble indemnización crearía niveles de conflictividad alarmantes para las PYMES, especialmente en las más pequeñas, que llevarían al cierre definitivo de muchas de ellas”.

El oficialismo ya expresó su rotundo rechazo al proyecto de ley. El presidente Mauricio Macri, en varias declaraciones públicas, indicó que esta iniciativa, en caso de aprobarse, no generará “más empleo” sino que “destruirá fuentes de trabajo”. Y prometió vetarla en caso que, finalmente, el Congreso avance con su debate y aprobación.

Con la unificación de la Confederación General del Trabajo en proceso y el llamado a una movilización para el próximo 29 de abril, en donde participarán todos los sectores gremiales,  el gobierno de Macri afronta un  contexto socio económico conflictivo, al cual deberá dar respuestas inmediatas si su deseo es retomar las sendas del crecimiento económico y la gobernabilidad.

 

Festival No Al Vaciamiento del Grupo 23. Parque Centenario. 31 de enero de 2016.

Festival No Al Vaciamiento del Grupo 23. Parque Centenario. 31 de enero de 2016.

En los medios

La ola de despidos masivos afectó a numerosos sectores y los trabajadores de los medios de comunicación no quedaron exentos. Desde diciembre, se ha registrado el despido de más de 200 periodistas de numerosos medios, siendo el caso más grave y emblemático el caso del grupo Veintitres perteneciente a los empresarios Sergio Spolzky y Matías Gardfunkel, con la cesantía de 136 trabajadores del canal televisivo CN23 y el vaciamiento económico del Diario Tiempo Argentino -hoy autogestionado por sus trabajadores en una cooperativa- y Radio América.

También fueron despedidos doce periodistas del grupo Crónica, cuyos dueños son los hermanos Olmos, treinta trabajadores del centenario diario La Nación, doce del diario platense Diagonales, cinco del grupo Octubre, Cinco en Radio Continental y ocho en Radio San Martín, según lo relevado por observatorio de la CTA Autónoma.

A lo que se le suma, la complicada y delicada situación del canal 360TV, cuyos trabajadores llevan adelante una huelga por salarios adeudados.

 

 

Actualizada 27/04/2016