La catarsis de una mala madre

La catarsis de una mala madre

La reconocida ilustradora y comunicadora feminista Ro Ferrer presenta su nuevo libro Mala madre en cuarentena. También aporta las ilustraciones en Barriletas cósmicas, escrito por Ayelén Pujol, ambos con el sello de la Editorial Chirimbote.  Sus inicios, presente y su vínculo con el arte político. “En el momento en que nos asignaron el género femenino, medio como que nos tiraron al bombo, bueno, tomá, para vos es el cochecito, la muñeca, el bebote, las cosas de cocina y basta; ni juegos de ciencia y la pelota no te corresponde”, explica Ro Ferrer, quien, por cierto, es fanática de Racing.

¿De qué tratan tus dos nuevos libros Mala Madre en cuarentena y Barriletas Cósmicas?

Mala madre en cuarentena es en clave de humor, un poco para largar la desesperación que tenemos quienes estamos maternando en cuarentena, con todo lo que implica, las 24 horas del día, todo el tiempo todes juntes, con los trabajos de home office y, además, las tareas virtuales, quienes tenemos el privilegio de poder hacerlo. Surgió durante el aislamiento, un poco para hacer catarsis, y terminó siendo como una unión entre el grupo “malas madres”, que somos todas las que nos vamos dando cuenta de que hay cosas que nos enseñaron que no nos cierran mucho. El segundo libro lo escribió Ayelén Pujol, que es periodista deportiva. Se llama Barriletas cósmicas y es la historia del fútbol femenino. Yo lo ilustré. Con Ayelén  nos conocimos porque ilustré un cuento de ella para Pelota de papel 3 y después nos terminamos haciendo amigas. En la Editorial Chirimbote ya vengo trabajando hace varios años. Estos serían el cuarto y quinto libro que hago con la editorial y Nadia Fink, que es una de las editoras, también terminó transformándose en una de mis grandes amigas. Son dos libros maravillosos, porque el de fútbol femenino cuenta que esto no surgió ahora. Justamente, muestra toda la lucha que se viene dando en todos los ámbitos de la vida, en lo social, lo político y lo económico, desde la lucha de mujeres, lesbianas, travestis, trans, no binaries, intersex para ir ganando derechos. La verdad es que, en el momento en que nos asignaron el género femenino, medio como que nos tiraron al bombo:  “Bueno, tomá, para vos es el cochecito, la muñeca, el bebote, las cosas de cocina y basta; ni juegos de ciencia y la pelota no te corresponde”. Entonces ese libro, para mí, permite que las pibas sigan viendo que es posible hacer todo lo que tengamos ganas de hacer y ser como queramos ser. Esa es la línea que viene manejando también Chirimbote, con Antiprincesas y Antihéroes.

«En el momento en que nos asignaron el género femenino, medio como que nos tiraron al bombo», subraya Ro Ferrer.

¿Cómo surgió la idea de  Mala madre

Elegí el título un poco burlándome de qué es ser “mala madre”, quién te dice qué es ser mala madre. Mala madre es cuando vos te corrés de este rol tan específico de la madre abnegada, la que siente culpa cuando hace algo que le gusta, la madre que se pone siempre al final y está solucionándole la vida y siendo soporte psicológico del resto de la familia, esa madre que es la que encuentra las cosas, la madre que limpia, la madre que  se termina poniendo en un lugar de subyugación absoluta a los intereses familiares. Además, siendo la familia hegemónica, heterosexual, binaria el centro más poderoso de todas esas desigualdades culturales. Si vos ves el núcleo familiar, ya con eso podés detectar todas las violencias del resto de la sociedad. Ahí se aprenden todos esos roles, estereotipos, mandatos de género y esas asimetrías. Cuando hay asimetría, hay violencia. El rol de la mujer, cuando le asignan el género femenino, se transforma en un camino obligatorio, como un fin único hacia la maternidad. Desde que nacés te están diciendo que cuando sos madre te completás, cuando sos madre sos feliz, que aparentemente a partir de ese momento empezás a existir, como que tu existencia en este planeta realmente tiene una función. Mala madre, en el caso de mi libro, tiene que ver con exorcizar todos esos mandatos y entender que además no hay un solo modo de maternar, ni de percibir esa maternidad. Esto de “¿en qué te ayudo?”, no me estás ayudando en nada, si vos lo planteás como una ayuda, estás diciendo que es una responsabilidad mía, y “qué copado que sos que me venís a dar una mano”. Ahí hay un doble juego y es una especie de violencia, porque nos están colocando a vos en un lugar que no corresponde. No nacimos con el chip de la limpieza y de la crianza, eso lo aprendimos. Hay otra frase, “hoy me toca hacer de niñero”, pero, Rolando (Educando a Rolando, 2019), sos el padre, no estás haciendo de niñero, de qué niñero me hablás. 

«El rol de la mujer, cuando le asignan el género femenino, se transforma en un camino obligatorio hacia la maternidad».

Contra la discriminación

Actualmente, Ro Ferrer trabaja en el Instituto Nacional contra la Discriminación, la Xenofobia y el Racismo (INADI), en campañas de concientizacion como “Si el virus no discrimina, no discriminemos nosotros”, con el fin de promover y denunciar las actitudes violentas que sufren los y las trabajadoras de salud durante la pandemia de Covid 19. Con una mirada intersectorial en sus ilustraciones y textos, su usuario @roferrerilustradora, tiene más de 64,4 mil seguidores, y se ha ido transformando en una referente ineludible. 

¿Cómo empezaste con el dibujo y cómo fue la vinculación ilustración-feminismo? 

Dibujé siempre, no hay un momento en que pueda decir empecé a dibujar ahí, la verdad es que desde que me acuerdo dibujo. Tengo fotos de muy chiquita agarrando un lápiz. Creo que todas las personas tenemos la capacidad de dibujar, lo que pasa es que simplemente  en un momento vimos que alguien dibujaba mejor o alguien nos dijo “no entiendo qué estás dibujando” o nos dio vergüenza y ahí lo dejamos de lado. El dibujo y la palabra son herramientas poderosas de expresión, ahí encontré mi voz. Yo deseo que las otras personas puedan encontrar sus voces  de la manera que sea, pero la propia. Y ahora desde el feminismo me doy cuenta que desde chica había muchas cosas que me generaban bronca y me hacían ruido y no le podía poner nombre porque no sabía qué era. Con los años le pude poner nombre a todas esas cosas después de una situación personal  como víctima de violencia de género. Había dejado de dibujar, fue el único momento en que dejé de dibujar, yo me había desdibujado. Cuando entrás en un círculo de violencia vos desaparecés, empezás a actuar y te adaptas para que esa violencia disminuya. Dejás de ser vos, yo me había desconectado de quién era y del deseo y de la creatividad. En el 2015, con el #NiUnaMenos empecé a darme cuenta de que las cosas que a mí me pasaban le estaban pasando a un montón más y entendí que era cultural. Esto me llevó a investigar, a profundizar y me transformé en esto que soy ahora: una máquina de ver cosas por todos lados y no poder relajar nunca. Estoy todo el tiempo y es un problemón porque me despierto a las tres de la mañana y tengo un dibujo en la cabeza y a veces puede ser una tortura

«Trato de meterme en todas las luchas, no porque quiera apropiarme de ellas,  sino porque entiendo que sólo soy un canal».

Autora de los libros Será Ley. El fuego no se apaga (2018), Feminací… y no hay vuelta atrás (2019) y Educando a Rolando (2019), Ro Ferrer se define como “artivista”, esa mixtura de arte y militancia. 

¿Qué es el “artivismo”?

El “artivismo” tiene que ver con poner el cuerpo en tu arte. Es  fácil hacer feminismo o periodismo desde casa y hacer un dibujo y ya está. Hay que meterse en el territorio, hay que patear la calle, hay que acompañar a una compañera víctima de violencia por motivos de género. Yo trato de meterme en todas las luchas, no porque quiera apropiarme de ellas,  sino porque entiendo que sólo soy un canal, yo presto el lápiz para que hable el resto. Mi herramienta es desde el dibujo, desde la escritura pero también saliendo a la calle y poniendo el cuerpo, es también contestando mensajes, democratizando información a todes.

Con la publicación de Mala madre (en cuarentena) (2020) y las ilustraciones en Barriletas cósmicas. Historia del Fútbol femenino (2020), Ro Ferrer ratifica lo que hace a diario, aportar a las luchas del feminismo desde el arte, la militancia y el férreo compromiso por combatir los mandatos de género.