Ministerio tomado

Ministerio tomado

El Ministerio de Ciencia y Tecnología fue tomado por varias centenas de becarios, científicos y docentes universitarios que exigen la incorporación de los 483 investigadores que recibieron la evaluación positiva de sus trabajos para integrarse al Conicet. Además, piden que se garantice el presupuesto necesario para continuar con los proyectos en marcha.

Desde el martes, los trabajadores de Conicet pasaron las noches dentro de las dependencias del edificio situado en la calle Godoy Cruz 2320. El miércoles mantuvieron una reunión con las autoridades del área que resultó insatisfactoria. El gobierno ofreció financiar con dinero de la Jefatura de Gabinete a los investigadores damnificados hasta abril de 2017 y después reubicarlos en universidades nacionales y otros centros educativos, asignándoles cargos y horas docentes.
 
 En la planta baja, los diversos grupos movilizados decidieron marchar a la intersección de las calles Godoy Cruz y Paraguay para hacer aún más visible su reclamo. Allí volvieron a reclamar que sean atendidos por las autoridades y exigen las renuncias del ministro Lino Barañao y del presidente de CONICET Alejandro Ceccato.
 
 
 
 
Actualizado 22/12/2016
Ciencia que ladra

Ciencia que ladra

Aquí hay debate pero no llega a ser acalorado: ¿La manifestación debe ser en un punto o en una línea de puntos? ¿Ocupar un espacio o transitarlo? ¿Sobre la vereda o en la calle? ¿Un día o dos? Y si es un día, ¿cuál será? En la reunión convocada por investigadores del Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (CONICET) en la Facultad de Medicina de la UBA el objetivo era verse las caras, reunirse, discutir y tomar medidas. Con diferencias de forma pero con acuerdo de fondo, resistir  frente al recorte presupuestario del Gobierno nacional. Si bien por el momento no se ha difundido de manera oficial los resultados de la convocatoria 2016 a la carrera de investigador que iniciarán el año próximo, directivos del organismo alertaron sobre una reducción del 60% de los ingresantes. Se prevén actividades de protesta y manifestaciones para la próxima semana.

El Congreso Nacional sancionó el 30 de noviembre pasado el Presupuesto de la Administración Pública Nacional para el Ejercicio 2017 enviado por el Poder Ejecutivo. Las implicancias prácticas no tardaron en llegar. La reducción de la partida presupuestaria destina al CONICET, que el año próximo recibirá alrededor de 400 nuevos investigadores para desarrollar sus carreras, esto es casi un 60% menos que en 2016 cuando ingresaron cerca de 930 agentes.  Durante el debate del presupuesto en el Congreso, los investigadores convocaron a una movilización el 27 de octubre para denunciar el cercenamiento de los fondos. Dora Barrancos, integrante del Directorio del CONICET, fue una de voces que dio el mensaje de alerta desde dentro. En el mes de noviembre, la investigadora declaró públicamente que la baja en los ingresos a la carrera del CONICET iba a ser “gravísima” y que iba a haber una “regresión en el número”, un proceso contrario a lo que se estipula en el Plan Argentina Innovadora 2020, iniciado por el gobierno anterior y que preveía para 2017 el ingreso de 990 agentes (10% más que el año anterior).

Por el momento, los números no fueron publicados oficialmente. El ministro de Ciencia y Tecnología, Lino Barañao, y el Presidente del CONICET, Alejandro Ceccatto, se refirieron a valores similares a los que denuncian los investigadores y justificaron el recorte. Así, Barañao dijo: «No hay ningún país que, con un 30% de pobres, esté aumentando el número de investigadores”. Ceccatto, a su vez, aseguró que «según los datos oficiales de Recursos Humanos de la entidad, el año próximo ingresarán 385 personas en la carrera del investigador, más 70 que vienen del exterior, lo cual es un numero de 455». De todos modos, se espera que la “La lista” definitiva -como la llaman los investigadores- de los ingresantes a carrera del CONICET se difunda a mediados de mes, cuando se reúna el Directorio del organismo.  

Alejandro Delorenzi, especialista en neurología de la memoria y Roxana Toriano, investigadora del área de ciencias de la salud.

Alejandro Delorenzi, especialista en neurología de la memoria y Roxana Toriano, investigadora del área de ciencias de la salud.

Entre quienes participaron de la asamblea de investigadores convocada a en la Facultad de Medicina, estuvo Roxana Toriano, investigadora adjunta del CONICET en la disciplina de Ciencias Médicas, quien advierte que no están sorprendidos pero sí movilizados: “La situación la veíamos venir a partir del recorte del presupuesto, que es contraria a lo que había prometido el presidente durante la campaña. Lo más preocupante de lo que pasó hoy, con las declaraciones de Barañao, es que ya no hay excusas para decir que el presupuesto se discute durante su ejecución. Lo que queda puesto en acto es un recorte que erróneamente algunos medios levantan como un recorte en las becas pero esto es un recorte en los ingresos a la carrera de investigador científico del CONICET”. Una  y otra vez, los investigadores explican esta diferencia: “Quienes terminaron su formación doctoral y posdoctoral -es decir personas que después de recibir su título de grado estuvieron formándose entre cinco y ocho años más- en este momento no tienen ingreso a carrera del CONICET. Esto quiere decir que sus carreras quedaron truncas, es el preámbulo de la fuga de cerebros. Ocurrió en La Noche de los Bastones Largos en los 60, ocurrió en los 70 con la dictadura genocida y ocurrió en los 90 con el neoliberalismo. Es gente que no tiene a donde ir si no tiene la carrera en CONICET. Además, un lugar alternativo que el proyecto anterior sostenía eran las industrias del Estado, de base científica y tecnológica, que este gobierno también tiró abajo. Entonces es un camino sin salida y la salida es Ezeiza”.

Andrés Scharager, becario del CONICET e integrante de la Corriente 12 de Mayo de Docentes e Investigadores Universitarios, aseguró que “este sector tiene que pasar durante siete años por lo que podemos llamar una relación laboral encubierta, porque durante la beca doctoral sólo se puede tener un cargo de docencia universitaria como ayudantes de primera, y nunca te aseguran que terminada la beca vas a poder entrar a planta permanente. Ahora se reduce un 50% las oportunidades para quienes venimos desarrollando nuestra carrera en CONICET con años de una relación laboral encubierta. Es una estafa a las expectativas generadas en los becarios”. Cinthia Wanschelbaum, investigadora asistente del CONICET en áreas de Educación, se cuenta entre las convocantes de la asamblea en la Facultad de Medicina. “Las medidas de recorte –dijo- no nos sorprenden porque sabíamos que iba a ser un Gobierno ajustador y conservador. Cuando asume, lo primero que hace es despedir a miles de trabajadores del Estado y ahora lo que están haciendo es venir por nosotros que también nos reivindicamos como trabajadores y trabajadoras del Estado, aunque tengamos una modalidad de ingreso con características distintas, ya que lo hacemos a través de un concurso –que es el que ahora van a entregar los resultados-. Ese concurso es evaluado por los pares y de acuerdo al presupuesto destinado a Ciencia y Técnica es el corte que se hace de todos los investigadores que se presentan, que son cerca de mil quinientos,  de acuerdo al dinero se establece cuántos investigadores ingresan.”

Concentración en el Congreso contra el recorte en Ciencia y Tecnología.

Concentración en el Congreso contra el recorte en Ciencia y Tecnología.

No se trata sólo de financiar los salarios para los nuevos investigadores que puedan ingresar a planta, sino también de poder costear las investigaciones que estos desarrollen. Cinthia menciona el caso de los “Proyectos PIP”: “Le pusieron una cláusula donde se indica que para presentarte no podés tener otra fuente de financiamiento, cosa que antes no pasaba porque podías tener un proyecto financiado por una agencia y también presentarte a CONICET. Hablamos de proyectos de muy poca cuantía, son cerca de tres mil dólares anuales. Yo me dedico a educación, pero hay compañeros que se dedican a trabajar en laboratorios y todos los insumos cuestan en dólares mucho dinero, además son investigaciones necesarias para el país, como cuestiones vinculadas al cáncer o al VIH”, dice mientras señala a algunos de los presentes en la asamblea.

Según difundió Jorge Aliaga, ex Subsecretario de Evaluación Institucional-MinCyT, y ex decano de la Facultad de Ciencias Exactas y Naturales-UBA, el proyecto enviado por el presidente Mauricio Macri recibió modificaciones durante su tratamiento legislativo: “En el dictamen aprobado por Diputados se le incorporaron 100 millones con respecto al enviado por el Poder Ejecutivo Nacional”. Sin embargo, “ese adicional no cambia sustancialmente la situación presupuestaria”. Y agrega la descripción de gastos del organismo, que en la actualidad “destina el 95% de su presupuesto a salarios y estipendios, por lo que resulta imperioso incrementar las partidas para el funcionamiento. El CONICET asigna el 5% para su propio funcionamiento administrativo y para el pago de servicios y consumo de sus institutos. Además debería dar subsidios, cosa que este año ya no ocurrió”, dice Aliaga en un documento publicado en su página web.

“No hay nación desarrollada que no tenga investigadores. Cualquier país desarrollado tiene entre 9 y 11 investigadores cada mil habitantes, y nosotros tenemos uno, y recién estamos viendo, después de mucho trabajo, si con el Plan 2020 llegamos a cuatro investigadores cada mil habitantes” dijo Alejandro Delorenzi, investigador independiente del CONICET en la disciplina de Biología, especializado en neurobiología de la memoria. “Una universidad impacta en donde está ubicada y no hay universidad sin investigación. Y los proyectos, de alguna manera u otra, cambian la sociedad en la que se insertan. Cualquier proyecto de desarrollo de un país va a necesitar conocimiento. Ahora otros países van a querer llevar los científicos, que no les costó nada formarlos y que están capacitados. Eso es una práctica neoliberal”.

Está en juego la disputa por el “sentido común”, entre los funcionarios que indirectamente acusan a los investigadores de hacer reclamos irresponsables con el contexto del país y los científicos que rechazan las políticas de miseria y aseguran casi como un lema “somos un país muy pobre para no investigar”. “Lo más grave es que el ministro Barañao intenta poner a la sociedad en contra de los científicos, haciéndosnos aparecer como una elite que pretende defender sus privilegios”, agrega Toriano en referencia a las declaraciones del titular de la cartera de Ciencia y Tecnología. “En un gobierno cuyos diputados acaban de aumentar obscenamente sus dietas, echarles la culpa a los científicos de la pobreza es un absurdo. Lo veníamos haciendo durante la década anterior era tratar de articular la investigación en salud y en ciencias sociales con las actividades de la sociedad, justamente para que este 30% de pobreza no volviera a repetirse”, afirma Toriano.

Ante la falta de presupuesto, las alternativas no parecen ser muy originales: el financiamiento del sector privado, el abandono de las carreras de investigación o la fuga de cerebros al exterior. Andrés Scharager avizora científicos en empleos para los que están sobrecalificados y Cinthia Wanschelbaum enuncia algunos corolarios: “Si vos descubrís que el glifosato contamina y mata, Monsanto va a poner plata para que no lo difundas. Lo mismo pasa con los laboratorios, acá estamos en la Facultad de Medicina y las aulas están auspiciadas con carteles de los laboratorios. Son formas de condicionar la investigación. El otro proyecto de privatización indirecto es cuando no hay trabajo en el sistema científico público, ni en la universidad pública, me voy al sector privado. Entonces formaste investigadores, perdiste un montón de plata del Estado, pero después van al sector privado”.

Actualizada 07/12/2016