Otra conectividad es posible

Otra conectividad es posible

Cooperativas, mutuales y asociaciones civiles hacen de Internet una posibilidad en zonas donde el mercado no se anima a meter mano. Investigadores de la Facultad de Ciencias Sociales de la UBA presentaron un libro que recopila experiencias de conectividad popular en defensa del derecho a la comunicación.

El pasado jueves, en la Facultad de Ciencias Sociales de la UBA, se presentó Conectividad Popular. Organizaciones sociales prestadoras de Internet en barrios populares y áreas rurales de Argentina. Coordinado por Mariela Baladrón, Larisa Kejval y Diego Rossi, el libro reúne diez experiencias de redes comunitarias, diversas en su trayectoria y geografía, pero cercanas en su tarea de hacer Internet posible en zonas rurales, barrios populares y otros puntos del país donde la teoría del derrame choca con la desigualdad estructural, el desinterés empresarial y las deficiencias del sistema privado.

Las experiencias estudiadas adoptan distintos recorridos y formas institucionales: cooperativas con antecedentes en servicios públicos, organizaciones comunitarias de radio y TV, mutuales de servicios, asociaciones civiles de distinto tipo. No obstante, todas estas organizaciones comparten una matriz económica solidaria, que antepone el bienestar de su comunidad a la obtención de ganancias, diferenciándose de las empresas tradicionales. El objetivo es claro y compartido: brindar conectividad sin fines de lucro, crear redes de Internet en lugares donde no llegan otros prestadores, superar la brecha de acceso a las TIC, capacitar a la población, ofrecer contenidos y más, cada una con sus particularidades y su estilo. En fin, se trata de garantizar el derecho a la comunicación.

Puntualmente, la investigación aborda los casos de La Ranchada IP, por parte de la Mutual Padre Mujica; Atalaya Sur, impulsada por Proyecto Comunidad; Soldati Conectada, que opera en los barrios populares de Villa Soldati; La Poderosa; el Polo Digital de Inclusión Social, que opera en el partido de La Matanza; la Asociación Mutual Mercantil Argentina (AMMA); la Cooperativa Eléctrica y de Servicios Públicos Lujanense (Coopenet); la Cooperativa Batán de Obras y Servicios Públicos Limitada, ubicada en General Pueyrredón; las redes Nono Libre y El Valle Reinicia, en la provincia de Córdoba; y la Red de Internet Comunitaria de Jujuy.

Internet imperfecta

El entorno digital está muy lejos de la “perfecta competencia”. En áreas rurales y barrios populares, sectores de población dispersa o con bajo poder adquisitivo, la conectividad queda atada a la voluntad del prestador, cuya decisión de brindar un servicio depende de la rentabilidad de su inversión antes que de cualquier otra cosa. Según la investigación, esto produce y reproduce relaciones de desigualdad entre los centros urbanos y las zonas rurales y en situación de pobreza. Por ejemplo, el último trimestre de 2022, ENACOM reportó que 14 de las 24 provincias del país se encontraban debajo de la media nacional de acceso a la banda ancha fija (77, 21 accesos cada 100 hogares).

Con la pandemia de covid-19 y el fuerte avance de la virtualidad sobre lo cotidiano, esta problemática se hizo mucho más evidente. Así, las políticas públicas tomaron centralidad en el desarrollo de redes de Internet en diversas zonas de nuestro país. A este respecto, el informe reconoce la incidencia del Decreto de Necesidad y Urgencia (DNU) 311/202, que durante la pandemia incluyó a Internet como parte de los servicios esenciales, junto con la provisión de agua potable, energía eléctrica y gas natural, aunque luego su implementación fue bloqueada por los reclamos de las empresas en la justicia y, tras las últimas elecciones, vetado por el Poder Judicial. También se destaca una prolífica elaboración de programas estatales a partir de 2020, destinados a la conectividad en ámbitos comunitarios y públicos, al desarrollo de infraestructura en zonas marginadas, al otorgamiento de tarjetas de prepago para servicios móviles a sectores vulnerables, entre otras iniciativas.

Según el estudio, distintos colectivos desarrollaron un camino significativo en la intervención pública con el reconocimiento de las redes comunitarias, entrando así en valor las diez experiencias relevadas en la investigación, como parte de una política social integral hacia la conectividad popular y democrática.

Una de ellas es Atalaya Azul, cuya red comenzó en 2014 en las calles de Villa 20, en el barrio de Lugano de la Ciudad de Buenos Aires. Actualmente, la red conecta a mil hogares, el 40% a través de fibra óptica (por encima de la media nacional), y promueve la capacitación de sus vecinos en prácticas de operación de redes y producción de contenidos audiovisuales. “Nosotros siempre pensamos Atalaya en tres dimensiones. Una tiene que ver con el acceso a la conectividad, otra con las capacitaciones y la formación tecnológica y la tercera con la producción de contenidos locales. También estamos generando cuadrillas que salen al mercado, y eso permite generar puestos de trabajo cuyos excedentes se vuelquen en la red y permitan su sostenibilidad”, detalla la coordinadora Manuela Gonzales Ursi, en diálogo con ANCCOM. La organización también trabaja con merenderos, talleres de robótica, cooperativas de vivienda y su radio, FM La Patriada. “Hay una sinergia entre el territorio de Villa 20 y la radio. Creo que el desafío de este año es fortalecer los contenidos, que puedan visibilizar no solo las demandas del barrio, sino también las experiencias que existen en el territorio. Eso permite contar cuestiones del día a día, que tienen que ver con la organización, la resistencia, con lo que sostiene a la comunidad frente a las adversidades”, dice Gonzales Ursi.

Otra de las organizaciones presentes en la investigación es la Cooperativa Eléctrica y de Servicios Públicos Lujanense (Coopenet), que lleva casi 70 años prestando servicios públicos a ese partido del noroeste de la Región Metropolitana de Buenos Aires. En 1999, la cooperativa se inició en la prestación de Internet, servicio que hoy provee a más de 12 mil usuarios, de los cuales un 20% vive en barrios populares. Pablo Fernández, gerente de Telecomunicaciones de Coopenet, contó las dificultades que la cooperativa enfrentó durante el año: “Como entidad social, por un lado, la cooperativa encara desde hace tiempo los problemas del tema del tipo de cambio, porque para la conectividad todos los insumos están dolarizados. Por otro lado, este último año nos complicó el tema de la importación de tecnología: se frenó la entrada de equipamiento, y eso nos dificultó concretar algunos proyectos como cubrir con fibra óptica algunos barrios”. Además, Fernández reconoce que la coyuntura actual es de incertidumbre: “Todo el problema va a ser los costos. El acercamiento del dólar paralelo al oficial nos va a generar un gran problema para las nuevas inversiones, en un contexto inflacionario donde la gente no puede cargar con un aumento de tarifas. Nosotros tenemos las tarifas socializadas, con un muy buen precio, pero no sabemos qué va a pasar de acá a tres meses, si vamos a poder seguir dando el servicio o si vamos a tener que hacer un aumento, siempre y cuando el socio-usuario lo pueda absorber. Esa es la gran pregunta que tiene el país en todo sentido”.

Mariela Baladrón, Doctora en Ciencias Sociales y coordinadora del proyecto, también reflexionó sobre el futuro de la investigación e intervención pública en el campo de la conectividad popular: “Estamos en un momento de mucha incertidumbre, porque ni en la campaña ni en la plataforma del gobierno que ganó las elecciones se dijo algo explícito sobre este tema. Pero frente a un gobierno entrante que habla de recortar, de que todo esté en manos de los privados, se puede reivindicar estos modelos de organización comunitarios, y tratar que se sostenga lo que se logró conseguir. Obviamente la expectativa es luchar por más, pero el contexto parece ser adverso”.

En su diseño teórico y metodológico, este trabajo se sirve de distintas perspectivas académicas: los estudios sobre comunicación comunitaria y alternativa, las políticas públicas audiovisuales y de telecomunicaciones y la economía política de la comunicación. Baladrón enfatiza la importancia de involucrar a las Ciencias Sociales en los análisis y debates sobre la conectividad en sus diversas formas tecnológicas: “Me parece fundamental que seamos parte de esta conversación, que aportemos miradas, trabajos y experiencias, porque no se trata de discusiones que tengan una resolución meramente técnica o económica. Es importante tener una mirada y un conocimiento social, sobre todo si pensamos en que la comunicación y el acceso a Internet son un derecho humano”.

La Sala de Redacción de ANCCOM recibió el nombre de Viviana Mariño

La Sala de Redacción de ANCCOM recibió el nombre de Viviana Mariño

En el Día del Periodista, la Carrera de Ciencias de la Comunicación y su agencia de noticias homenajearon a la colega fallecida el año pasado. Había sido una de las pioneras de ANCCOM y también ejerció la docencia en la Facultad de Ciencias Sociales. Hasta su muerte, fue gerenta de Noticias de Télam.

Un Día del Periodista distinto, especial, centrado en el recuerdo, la pasión y en la figura del legado, que atraviesa fronteras físicas y temporales, cuestionando y rompiéndolas en el camino. Durante la tarde del miércoles 7 de junio, colegas y amigos homenajearon a Viviana Mariño con palabras y con la inauguración de una placa con su nombre, que ahora brilla resplandeciente en la entrada de la Sala de Redacción de ANCCOM, en la Facultad de Ciencias Sociales.

Viviana -o para muchos, Vivi- era graduada de la Carrera de Ciencias de la Comunicación y docente del Taller de Expresión III. Fue un espíritu clave en la fundación de la agencia de noticias ANCCOM, coordinando e iluminando el camino de periodistas practicantes, y gerenta periodística de la agencia nacional de noticias Télam. También fue una protagonista fundamental en la recuperación del diario Tiempo Argentino, a través de la conformación de una cooperativa que lo autogestiona hasta el día de hoy. Falleció el 24 de junio del 2022 a los 51 años, a raíz de una enfermedad que pocos sabían que estaba atravesando, y que nunca llegó a apagar la luz que Vivi llevaba con ella a donde iba. “Esa, la enfermedad, fue la única noticia que se resistió a dar”, reflexionó Diego Rosemberg, coordinador de ANCCOM y colega cercano a Vivi. La luz, casi un año después de su fallecimiento, sigue brillando. 

“Para nosotros y nosotras era muy importante hacer el homenaje a Viviana Mariño -explicó Larisa Kejval, docente y directora de la Carrera de Comunicación- porque de algún modo es una forma de seguir procesando colectivamente la partida de una compañera y de una gran amiga, pero, fundamentalmente, porque queremos dejar una huella, una marca institucional que recuerde su legado. Su legado como gran gran periodista que honró lo mejor el oficio, y su legado como gran, gran docente, generosísima en la formación de las nuevas generaciones”. Larisa cuenta que, antes de ser colega, Vivi era una amiga. Empezó siendo la compañera de las clases de los lunes, después la compañera de los jueves, hasta llegar a ser la compañía de las pizzas de viernes por la noche, y de algún asado de domingo. Así también la recuerda. 

“Vivi era una de las nuestras – reflexionó Larisa-. Me puse a pensar qué quiere decir esto, que Vivi haya sido y sea una de las nuestras. Quizás sea una referencia al hecho de que éramos parte de una misma generación, quizás sea una referencia a ser mujeres intentando romper techos de cristal, quizás signifique que Vivi expresaba perfectamente el resultado de esa rara avis que genera nuestra carrera. La capacidad de embarrarse y comprometerse políticamente desde el ejercicio de la profesión, la capacidad de enseñar y reflexionar sobre la propia práctica, la capacidad de gestar y gestionar el propio medio, de defender y construir lo público”.

Aún sin tener tiempo, cuenta Larisa, Vivi se las arreglaba para lograr todo esto. Aparecería luego en el homenaje la palabra “pulpo”, en un intento de entender y caracterizar la forma en que lograba estar en todo, y en todos lados, todo el tiempo. Siempre sonriente, siempre sabiendo qué hacer, qué caminos tomar y explorar sin miedo. 

Luego tomó la palabra María Rosa Gómez, titular de una de las cátedras de Taller de Expresión III. “Cuando hablamos de Vivi siempre aparece la palabra pasión”, destacó. Cuenta que era una apasionada por el periodismo, por todo lo que aseguraba la calidad y el valor de la práctica -apasionada por la búsqueda de la mejor información, de las mejores fuentes, pasión por estar en los cierres- pero cuenta que, sobre todo, era una apasionada por enseñar el periodismo, cosa que hizo eso de manera sobresaliente.

“No tengo mucho más para decirles -dijo María- la extrañamos -se le llenaron los ojos de lágrimas y la voz se le quebró-, la adoramos, por sus hermosos ojos, y por su sonrisa. Gracias”. Las manos de los presentes respondieron a las palabras de María: todas aplaudieron, aunque varias tuvieron que interrumpir intermitentemente su propia ovación para elevarse, aproximarse a los ojos y secar las lágrimas. 

Diego Rosemberg admitió, al igual que Larisa, haber escrito sus palabras con anticipación para prevenir lo más posible la imprevisibilidad de la emoción. Se refiere a la labor de Vivi en ANCCOM como la acción de tomar diamantes en bruto y pulirlos. “Estaba convencida de que los jóvenes no son el futuro, sino el presente -recuerda Diego-. Siempre nos decía: `Tenemos que escuchar a los pibes`, así decía ella, `a los pibes`. Y este es un lugar donde se forman los pibes, pero también donde se los escucha”. Luego, fuera del momento frente al micrófono, Diego destacó particularmente esta dedicación a la juventud que le salía naturalmente a Vivi, una dedicación atravesada por una admiración y un respeto muy profundo por los jóvenes.

Lamentó que los homenajes no se hagan en vida, pero reconoció la importancia del acto para los presentes, en tanto abrigo que podría, momentáneamente por lo menos, brindar un poco de ayuda para afrontar una partida tan temprana. 

“Darle a la redacción de ANCCOM el nombre del Vivana Mariño – explicó Diego – es casi una síntesis perfecta de los atributos identitarios de Anccom. Vivi era un torbellino lleno de adrenalina, y esta adrenalina es lo que nosotros intentamos transmitir en este espacio a los estudiantes. Este homenaje nos va a dar el abrigo porque nombrar es dar existencia, una identidad, y aunque suene paradójico, nombrar es dar vida”. 

¿Cuál es la responsabilidad del periodismo?

¿Cuál es la responsabilidad del periodismo?

En el marco del ciclo “Comunicación y Democracia”, organizado por la Carrera de Ciencias de Comunicación (UBA) y Anccom, diez periodistas ubicados en diferentes espacios de enunciación política e ideológica, debatieron en torno a la responsabilidades periodísticas, el clima de violencia, el odio y la democracia.

En la Facultad de Ciencias Sociales de la UBA, en la sede de Santiago del Estero, bajando las escaleras hacia el subsuelo, dentro de la sala del Estudio de TV Gabriela David, se encontraron diez periodistas y docentes para conversar sobre comunicación y democracia.  

En la actividad organizada por la Carrera de Comunicación de la UBA y la agencia de noticias ANCCOM, periodistas y comunicadores de larga trayectoria tejieron ideas y sentidos para la construcción de una red de pensamiento sobre lo profesional, lo periodístico y lo democratico.

Dentro del marco del ciclo “Comunicación y Democracia” organizado por la Carrera, inaugurado hace una semana con la proyección de la película Argentina,1985 y un homenaje a Judith Konig, estos espacios se llevan adelante en el marco de conmemoración de los cuarenta años de la recuperación de la democracia en el país y proyectan sea un año de intercambios y construcción alrededor de esta forma de vida y organización política. 

“Les invitades provienen y se posicionan en distintos espacios de enunciación desde lo político e ideológico, lo que nos permite favorecer la discusión entre profesionales que pueden tener puntos de disidencia, con distintos niveles de cercanía o lejanía”, decía en la publicación de la convocatoria. Alejandro Alfie, Mariana Moyano, Eduardo Aliverti, Patricia Chaina, Hugo Macchiavelli, Adriana Meyer, Laura Zommer, Estefania Pozzo y Washington Uranga, con Diego Rosemberg en la moderación, se sentaron para el intercambio en la sala preparada para la asistencia de los espectadores en vivo, como para la consiguiente reproducción digital. El diálogo giró en torno al quehacer periodístico involucrado en la convicción, la defensa de los derechos humanos, la precarización, el compromiso, lo digital, lo político y lo relacional en el marco de una sociedad en la que en los últimos tiempo creció la violencia política, hasta el punto del intento de asesinato de la vicepresidenta Cristina Fernández de Kirchner.. 

Larisa Kejval, directora de la Carrera de Ciencias de la Comunicación, abrió el conversatorio dando la bienvenida a los presentes y explicando el motivo por el cual docentes y alumnos se encontraron en el estudio de televisión de la Facultad: “Estamos preocupados, partimos de un diagnóstico que tiene que ver con una erosión del debate público, de la conversación pública, asistimos a una discursividad social, creemos cada vez más violenta. y de alguna manera el intento de magnicidio a nuestra vicepresidenta, Cristina Fernández de Kirchner, nos volvió a enfocar en este diagnóstico, pero también a preguntarnos acerca de las responsabilidades. En el marco de esta erosión del debate público y esta erosión en definitiva de lo que es la convivencia democrática queremos enfocarnos en las responsabilidades del periodismo”.  

Diego Rosemberg, editor general de ANCCOM, en la presentación del conversatorio abordó dos conceptos fundantes para la creación y el trabajo diario de la agencia, las definiciones propias de la democracia y del periodismo dentro del quehacer propio de los participantes de ese medio: “¿Qué entendemos por democracia desde ANCCOM? Para nosotros la democracia no se acaba con la formalidad del voto, sino que para que su existencia sea real es necesario el pleno ejercicio de cada uno de los derechos que hacen digna a la vida de los ciudadanos. Vemos a diario que hay muchas personas que se autoperciben como periodistas y sin embargo ejercen labores de comunicación muy diferentes. Nosotros percibimos el periodismo como un servicio social, comprometido antes que nada con sus lectores, audiencias, o como se dice ahora, usuarios. Ese compromiso se traduce en aportar nuestro pequeño grano de arena para que los diferentes integrantes de nuestro país puedan ejercer de manera plena esos derechos que caracterizan a una sociedad democrática. En sociedades tan desiguales como la nuestra, quienes más posibilidades de ejercer sus derechos son quienes más tienen, entonces nosotros nos preocupamos especialmente en visibilizar en nuestra agenda aquellos sectores vulnerados en sus derechos y que menos tienen”.

Entusiasmo fue una palabra que hizo eco en la gran mayoría de participantes al hablar de la convocatoria y el espacio de diálogo. “Lo que me pareció percibir fue entusiasmo -dijo Mariana Moyano, periodista y docente de la carrera y actualmente productora y directora de radio y podcast-. Y creo que eso es ya un síntoma de algo distinto, en una época en la que me parece que los periodistas nos hemos convertido en unas personas muy aburridas, y eso es un problema político. Más que de periodismo creo que hoy deberíamos hablar de dónde está la palabra pública, que me parece ya no está en los medios. La opinión pública hoy tiene un lugar, pero le tenemos ‘cagazo’ a ese territorio que nos queda raro. ¿Qué está pasando en un territorio que no conocemos? Me parece que es un problema del periodismo y la política, no estamos a la altura del conflicto básicamente porque no conocemos el tono. Hoy tenemos una agenda absolutamente emocional. Hay una internacional del enojo que se está comiendo la agenda de las emociones, entonces lo que conduce hoy la posición es la ira, es el enojo. Hay una línea que no se cruzaba y hoy se cruzó, y me parece que en parte se cruzó porque estamos encerrados. Hoy se dice que en lo digital no está la realidad, pero la realidad está en todas partes. Me parece que hay que recuperar más que nunca la escucha, no tanto lo que tenemos para decir, sino más qué tenemos para escuchar. El ejercicio debería ser, ¿A dónde vamos a ir a escuchar cada uno?”

Circulando entre el diálogo, las preguntas iban flotando sobre la sala y abrían nuevas ideas posibles. “¿Existe todavía el periodismo de masas dirigido a grandes audiencias? -planteó Eduardo Aliverti, locutor, periodista, creador del Taller de Radio de la Carrera de Ciencias de la Comunicación y director de la escuela de comunicación Eter-. Yo creo que no, creo que lo que existe es una comunicación de nichos, de discursos segmentados y de reperfilamiento de las audiencias. Y creo que nuestro nicho, en el de quienes nos consideramos atentos a un discurso democrático, no estamos haciendo todo los esfuerzos y no estamos poniendo toda la atención para que la violencia sea un límite”

“Salarios de miseria no hacen a un periodismo de calidad, y eso también atenta contra la libertad de expresión”, resaltó Adriana Meyer, licenciada de Ciencias de la Comunicación y docente del taller de radio, redactora de Página/12 y columnista de Radio La Red. Durante la ronda de intercambio del final Laura Zommer, directora general de Chequeado agregó: “Tenemos un problema, que viene desde el dos mil quince, que es que muchas veces todo el mundo habla de algo que no sabemos quién generó. Y eso pasa, sí y solo sí alguna gente está haciendo negocios. El negocio de la comunicación, para quienes nos pensamos como estrategas o garantes de cierto consenso de la no violencia, necesita que nos pensemos también con soluciones mucho más sistémicas”.

“Yo soy de la generación de la primavera alfonsinista, y en esa época Raúl Alfonsín decía que había relaciones supraideológicas, es decir, que más allá de las ideologías que tuviera cada uno, había cosas que articulaban y unían- comentó Alejandro Alfie, licenciado en Ciencias de la Comunicación y profesor de la Facultad, periodista de Clarín, y trabajador en Radio Rivadavia y La Continental-. Ahora vemos que se convierte al adversario político en un enemigo, y ahí es donde se empiezan a cruzar límites, porque cuando uno marca un enemigo hay muchas cosas que se habilitan que cuando uno es un adversario político no se habilitan. Retomo la primavera alfonsinista, porque ahí el límite era la violencia política. Nosotros aprendimos, en esa época, que no había que volver a la violencia política. Que había que investigarla, juzgarla y que nunca más tenía que volver a ocurrir algo así. Entonces tenemos una responsabilidad como periodistas en no fomentar la transformación del que no piensa como nosotros en un enemigo”. 

Patricia Chaina, también egresada y docente de la Carrera, trabajadora en Página/12 y El Destape dijo: “El recorrido histórico que la sociedad civil reconoce del movimiento de derechos humanos en el país está amparado por tres palabras paradigmáticas que son memoria, verdad y justicia, lema que fue bendecido por la política de no violencia de Madres y Abuelas de Plaza de Mayo. Yo creo que ahí hay un punto. Ante la violencia extrema de la dictadura militar la sociedad civil de la Argentina instaló leyes internacionales y propuso la no violencia y la búsqueda de la verdad”

“La instancia de un acuerdo necesario, como mínimo para solucionar acuerdos económicos ya no es una cuestión meramente económica, sino que es una necesidad de subsistencia social -afirmó Estefania Pozzo, periodista especializada en economía y finanzas-. Yo creo que mañana es mejor, aunque no lo vea voy a seguir construyendo día a día. La democracia es algo que se cuida de generación en generación y para eso hay que poner el cuerpo. En ese punto me parece muy importante que nos conozcamos, que charlemos, que intercambiemos, porque sino de manera aislada, individual o en soledad, realmente no se construye ningún destino en común”

Washington Uranga, periodista, docente e investigador de la comunicación, dio el cierre al conversatorio proponiendo repensar al periodismo dentro del contexto democrático y político del país: “¿Cuánto nosotros y nosotras podemos reflexionar sobre nuestra profesión por fuera de la reflexión sobre la política y la democracia en nuestro país? ¿Qué distancia podemos tomar de ese contexto? Pensando la democracia como un territorio que habitamos. Yo tengo la impresión que nosotros de alguna manera cristalizamos una forma de democracia. Nos costó tanto recuperar la democracia que ahora tenemos miedo de discutir la forma de democracia que queremos. Y de alguna manera, lo que siento es que los parámetros de democracia que tenemos no le sirven al pueblo y no nos está sirviendo a nosotros y nosotras. Si no nos planteamos rescatar la política como un instrumento en función de la calidad de vida y las necesidades de la mayoría de personas, entonces no se qué estamos haciendo. Pero en la misma línea de pensamiento, tenemos que revisar lo que estamos entendiendo por periodismo. No puedo escindir mi lugar profesional de la política y no lo separo de la política. Yo produzco y me comunico desde un lugar, desde un lugar en el mundo y una manera de comprender. Me pienso y quiero pensarnos, como estrategas de la comunicación pública. Es decir, ser garantes del diálogo público en la diversidad. Y esto supone construir escenarios para la diversidad, ser arquitectos del diálogo público. Más que decir, nuestra tarea es la de articular voces en la diferencia, construir escenarios”.

 

“Me sumo a la alegría de todos y de todas por el espacio, de la Carrera, de ANCCOM y de la universidad pública. Y me parece que hay que rescatar eso, porque la universidad pública tiene un papel a jugar en todo esto y uno de ellos es este, abrir un espacio de este tipo, poder dialogar de la diferencia. No se si hay muchos otros espacios donde esto se puede hacer y donde se puede hacer con tranquilidad, para mí este es un punto fundamental”, dijo Uranga sobre una jornada que luego de dos horas de intercambio cerró dejando los ojos de los participantes trasladándose entre la duda y el entusiasmo de repensar su quehacer profesional en esta Argentina.

La comunicación tiene pluma de mujer

La comunicación tiene pluma de mujer

Se presentó el primer tomo de «Mujeres de la comunicación argentina», un libro que reúne la bio-bibliografía de las pioneras de la investigación en ese campo académico.

Mujeres de la comunicación argentina. Tomo I» es un libro editado por Alejandra García Vargas, Nancy Díaz Larrañaga y Larisa Kejval con apoyo de FES Comunicación de reciente aparición. En sus páginas se retratan las trayectorias de las pioneras en el campo académico de la comunicación en la Argentina y de las primeras graduadas de la carrera tras la última dictadura cívico militar.

Este libro demuestra que los caminos de investigación por los que se aventuran y sus resultados tienen, por supuesto, mucho de trabajo personal y de esfuerzo, pero también otro tanto de azar, de obsesiones personales y de vivencias, que las determinando. Tomar conciencia de ellas puede ser tan interesante como los resultados académicos obtenidos.

En el escenario global del auge de lo que en la Argentina se denominó “la cuarta ola” o “la marea verde”, surge esta publicación que está atravesada por una impronta feminista de principio a fin, pues a lo largo de la historia las mujeres han hecho un sin número de aportes al campo académico de la comunicación, pero a pesar de ello, son los hombres quienes tienen mayor visibilidad de sus trabajos. De este modo, el libro brinda un homenaje y reconocimiento a la ardua labor que han desempeñado las pioneras en el campo académico en materia de comunicación en el país.

 

Larisa Kevjal, directora de la carrera de Ciencias de la Comunicación de la Universidad de Buenos Aires, dice a ANCCOM que el libro surge a partir del diagnóstico que se hacía desde diferentes lugares y momentos respecto a la invisibilización de las mujeres en el campo académico de la comunicación en la América Latina. “No se da porque las mujeres no hayan protagonizado la construcción del campo, sino que observábamos que en muchos casos, los aportes quedan invisibilizados en relación con las grandes figuras masculinas que motorizaron el campo y emergen en las bibliografías, en los congresos, en las mesas”, señala.

Además, ejemplifica con una vivencia personal: “Particularmente viví una situación en un congreso de la Asociación Internacional de la Comunicación e Investigación en España, en  2019, donde se hizo un homenaje a les referentes de las Ciencias de la Comunicación en América Latina y todos los homenajeados eran hombres. Nosotras en la Argentina estábamos en plena marea verde, ya con los lentes del feminismo puestos, viendo cómo las desigualdades de género atraviesan todas las desigualdades sociales. Levanté la mano y dije: ‘No hay mujeres acá’. Esas ausencias, en el contexto de expansión de los feminismos, se nos empezaron a hacer más fuertes.”

Entre las pioneras, figuran, Stella Martini, Margarita Graziano y Alicia Entel, Nora Mazzioti y Patricia Terrero. Y en el capítulo dedicado a las primeras graduadas posdictadura están nombres como los de Mariana Baranchuk, Cora Gamarnik Daniela Monje, Sandra Valdettaro y Claudia Villamayor.

Este libro no solo muestra las trayectorias y aportes de quienes han protagonizado el nacimiento y desarrollo del ámbito académico en materia comunicacional en el país, sino que además, brindó la posibilidad de que otras mujeres, también del campo, sean las voces responsables de contar a las “antologizadas” (como las llaman cariñosamente). Así, autoras como Flavia Costa, Eva Rodríguez Agüero, Carla Avendaño, Rosario Sánchez, Adriana Ghitia, Ianina Lois y Beatriz Alem, entre muchas otras, escriben sobre aquellas investigadoras homenajeadas.

Nancy Díaz Lagarraña, secretaría de Posgrado de la Universidad Nacional de Quilmes, afirma: “Nosotras pudimos seleccionar para este primer libro a 25 mujeres, pero nos interesaba que otras mujeres también del campo de la comunicación pudieran aparecer y narrar a estas pioneras. De esa manera, el libro tiene casi 60 mujeres de la comunicación, algunas son narradas y otras narran. Nos pareció que así ampliábamos muchísimo la forma de nombrar y visibilizar a las mujeres. Múltiples voces narrando lo que las mujeres en la comunicación hacen o hacemos”.

Al reconstruir la historia de la consolidación de este espacio en la Argentina, fue de suma importancia plasmar una mirada federal, entendiendo que las desigualdades no solo son de género, sino también regionales. En este sentido, el libro funciona como un documento histórico, dándoles el merecido lugar a las mujeres, a partir de la validación de distintas perspectivas teóricas, marcos conceptuales y volviéndose, a la vez, un modo de cuestionar los discursos y las prácticas patriarcales. “Nos hemos propuesto dar cuenta de las bio-bibliografías de mujeres de la comunicación que han abordado aristas diferentes de esos procesos, desde bibliotecas o entradas teóricas y epistemológicas diversas. Los estudios de nuestras ‘antologizadas’ no ponen necesariamente en foco las dinámicas de género o sus intersecciones con otros ejes ordenadores de la desigualdad y la diferencia en Argentina, pero conforman un abanico de propuestas relevantes y que dan cuenta de la diversidad y de la vitalidad del campo”, explica Alejandra García Vargas, secretaria de Posgrado y  secretaria del Área Académica de Género y Derechos Humanos de la FHyCS (Universidad Nacional de Jujuy) y además codirectora del Doctorado en Desarrollo Regional y Políticas Públicas (FCE-UNJu).

 Aparte de reconocer el camino que hicieron las ‘antologizadas’ en la creación de las carreras de Comunicación en el país, y en la reestructuración de las mismas hacia una mirada más crítica y latinoamericana, en un contexto difícil posdictadura, el libro propone una lectura, bien sea por capítulos, o una más transversal, navegando por las diferentes perspectivas. Si bien las editoras mencionan que no todas las mujeres de este libro son feministas, o feministas 100%, la obra es una forma de producir conocimiento situado y emancipatorio.

“Hay un trabajo constante de las mujeres para revertir la desigualdad; nos sumamos a ese camino con nuestro pequeño aporte. Venimos de un encuentro de presentación del libro que vivimos como una fiesta, y esa también es una forma: celebrar que nos reconocemos, nos citamos y nos cuidamos -aún en la diversidad y las discrepancias- y que estamos caminando juntas porque lo personal es político sólo si se transita colectivamente”, cierra García Vargas. El libro puede descargarse de manera gratuita.

 

 

Las universidades en campaña contra el Covid 19

Las universidades en campaña contra el Covid 19

“La propaganda es uno de los más poderosos instrumentos en el mundo moderno”, afirmó Harold Laswell en 1927, cuando proliferaron los estudios sociológicos sobre la eficacia de los medios de comunicación en la Primera Guerra Mundial. Hoy, el enorme desafío al que nos enfrenta la pandemia de la Covid-19 sigue trayendo la misma pregunta: ¿Cómo comunicar de manera eficiente, ahora la manera de enfrentar al virus?

Con la intención de responder al interrogante, el Ministerio de Salud de la Nación y el espacio de pensamiento Argentina Futura, dirigido por Alejandro Grimson, convocaron a la Red de Carreras de Comunicación y Periodismo (REDCOM)  para que estudiantes y docentes de las diferentes casas de estudios de la Argentina produzcan una serie de piezas comunicacionales para fortalecer los cuidados y la prevención del Coronavirus.

La carrera de Ciencias de la Comunicación (CCOM)  de la Universidad de Buenos Aires, entre otras, fue pionera en convocar de manera  masiva  a docentes, estudiantes y graduados a producir contenidos. “Fueron aceptadas casi 150 piezas que ya las estamos empezando a compartir tanto en nuestras redes sociales como en Google Drive para que cualquiera las pueda difundir. Nos interesaba mucho interpelar a les más jóvenes porque también sabemos que hay una parte de los relajamientos de cuidado que tiene que ver con ellos, que empiezan a salir, a laburar y circular por los espacios”, subraya Larisa Kejval, directora de la Carrera. 

Kejval señaló que la comunidad universitaria se propuso explorar nuevas formas creativas, descentralizar la producción y “dialogar con las prácticas y realidades concretas de cada territorio o grupo social”.

 La Dirección de la Carrera de Ciencias de la Comunicación convocó a un grupo curatorial de docentes que tiene una formación específica o trayectoria especializada en comunicación y salud para que pudieran seleccionar las piezas. Uno de ellos es Roberto Montes. La consigna, señaló, fue privilegiar un enfoque social por sobre el individual. “Hubo muchísima creatividad y de excelente calidad. La experiencia significó una gran satisfacción. Hubo un gran laburo, realizado muy rápidamente y con un alto nivel de participación”.

Con canciones, memes, recursos sonoros y audiovisuales, la comunidad de Ciencias de la Comunicación tomó la iniciativa y creó piezas como “Seamos protagonistas” realizada por Agustina Ahide, Agustina Bracco, Alexia Halvorsen y Juan Lucas Guerschman, puramente gráfica, que juega con frases de películas emblemáticas y modifica el sentido hacia la prevención. Los y las docentes también se sumaron al trabajo de producción con la propuesta gráfica “La facu te quiere bien” con autoría de  Lorena Steinberg, María Elena Bitonte, Mariel Bonino, Magalí Bucasich, Ariel Gurevich, Ines Mazzara, Daniela Praga, Agustina Sabich, Ezequiel Vasen y Sebastián Franco.  Desde el marco audiovisual se destaca la canción “Al virus lo frenamos entre todxs”, de Micaela Romina García y Florencia Kierzkowski.  Todas las piezas producidas están disponibles en las redes sociales de Facebook, Twitter e Instagram de la Carrera de Comunicación.

A la iniciativa también se sumó desde la ciudad de Paraná, Entre Ríos, una egresada de la Facultad de Periodismo y Comunicación Social de la Universidad Nacional de La Plata (UNLP). Se trata de un trabajo interdisciplinario, junto a residentes en comunicación y otras disciplinas que trabajan en el área de Salud Mental de esa localidad. “Postales Sonoras” reúne una serie de piezas auditivas. Soledad Carranzza, la comunicadora y referente del grupo  señaló: “La idea fue corrernos de los mensajes alarmistas, lo que hicimos fue una convocatoria abierta con la  consigna sobre ‘La no rutina’ y que se rescatara la cotidianidad, poniendo sobre la mesa los malestares, pero también las  estrategias que tuvieron las personas para sobrellevar este momento”. La joven especialista reflexiona: “Hay muchos aportes desde la comunicación para buscar la empatía y ser creativos para poder llegar a una mayor cantidad de personas, sin marcar lo que hay que hacer, sino construir una visión no hegemónica de la salud mental”.  

A pesar de que todos los días el pico de casos de Covid 19 alcanza un nuevo récord, pareciera que existe un cierto acostumbramiento a la pandemia y el relajamiento en las prácticas de cuidado se hace evidente. Si bien la comunicación no resuelve todos los problemas que la pandemia trajo aparejados, sí puede fortalecer los mensajes sobre la necesidad del cuidado. “Abonamos la propuesta -reflexionó Kejval- de instalar  la idea del cuidado mismo, de cuidar al otro, a la comunidad. Ideas opuestas a la predominante de una retórica neoliberal, que subraya al individuo  por sobre lo común, y lo comunitario. Peleamos contra esa idea individualista: la de soy joven, sana y sano, no me va a pasar nada entonces relajo y esa idea no concibe al trabajador y trabajadora de salud desbordado en este momento, no concibe al otro o la otra que puede tener una condición más riesgosa ante la expansión del virus”. 

Hoy más que nunca, resulta necesario apelar a la responsabilidad de aquellos que tienen el rol social de comunicar,  quienes poseen voz y cara en los medios masivos y en este sentido Kevjal confiesa: “Algunos comunicadores, comunicadoras o medios no contribuyen mucho al cuidado al enfatizar el cansancio del aislamiento o distanciamiento o promover ciertas movilizaciones anti cuarentena. 

Finalmente, la directora de Ciencias de la Comunicación celebró la trascendencia de la propuesta:  “Estamos muy orgullosas y orgullosos de la respuesta. Nos parece que es salir de las paredes de las aulas, de las clases virtuales, para poder pensarnos como actoras y actores políticos y sociales capaces de hacer un aporte a una problemática social”.