Las rutas del hambre

Las rutas del hambre

La República Argentina cuenta con más de 45 millones de habitantes de los cuales el 42% se encuentran bajo la línea de la pobreza, tal como lo informó el INDEC el pasado mes de marzo. La comparación interanual es un dato que preocupa aún más cuando se observa el fuerte incremento en esos niveles que se registraron en el segundo semestre de 2020, con 6,5 puntos porcentuales por encima del 35,5% de igual período de 2019.

Cuando se realiza un análisis más segmentado sobre el informe que dio a conocer el INDEC, se puede vislumbrar que Gran Resistencia es el principal exponente de este crítico panorama, ya que registró un 53,6% su población sumergida en la pobreza, mientras que el Gran Buenos Aires, que tiene un 51% de sus habitantes en esas condiciones, está en segundo lugar. En ese triste ranking la tercera posición le corresponde al Gran Concordia (49,5%) y la cuarta al Gran Mendoza (44 %).

 ANCCOM dialogó con referentes territoriales y académicos de esas zonas que no son el Conurbano bonaerense, que es el más conocido, para escuchar su interpretación acerca de las causas intrínsecas de la pobreza en las periferias de esas ciudades.

Gran Chaco: soja y pobreza

Johana Duarte es secretaria General del Movimiento Evita en Chaco y vicepresidenta del Instituto de Agricultura Familiar y Economía Popular de Chaco (IAFEP). En su militancia, y ahora como funcionaria de un organismo del Estado provincial, ha trabajado de cerca con los sectores de la economía popular y de la agricultura familiar. Sostiene que en esta reconfiguración del mundo laboral de los últimos años, hay un sector muy grande de trabajadores de la economía popular que ha sabido organizarse por fuera de los márgenes del sistema formal. Afirma que desde el gobierno es importante generar derechos que amparen a este sector desplazado del empleo privado y público.

Duarte atribuye los altos niveles de pobreza al vaciamiento que se dio en materia de asistencia social y de políticas de reactivación económica durante el macrismo. Asegura que las medidas que inyectaban dinamismo dentro de la economía popular se fueron deteriorando y que la contracara de esto fue la concentración económica en pocas manos, destruyendo el poder de intervención estatal.

“A partir del 2017 hay un fuerte crecimiento del trabajo informal. Ese sostenimiento que dejó de hacer el Estado impactó fuertemente en nuestra provincia porque nosotros somos pobres estructurales”, sentenció la referente del Movimiento Evita. Y explicó que la pobreza en esta región de la Argentina es la que más va a costar desentramar y más tiempo va a llevar cambiar esa realidad. Argumenta que el desmantelamiento del Estado y de las políticas públicas provocó que gran parte de los sectores medios y medios bajos hoy en día no tengan acceso a servicios básicos como gas natural, agua y electricidad.

Otra de las causas que atañen a la pobreza la adjudica a las migraciones internas que se producen hace ya varios años. “Los chaqueños y chaqueñas que no encuentran un futuro u oportunidad de desarrollo laboral en sus distintas localidades, y que antes vivían de tener su propia chacra, se vinieron a la ciudad a engrosar los números de los grandes cordones urbanos”, señaló. Parte de la población que antes vivía del trabajo rural ahora se encuentra en barrios populares, asentamientos o villas, viviendo “en condiciones infrahumanas con la esperanza de encontrar un trabajo formal”, agregó.

La vicepresidenta del IAFEP marca un camino posible para salir de esta crítica situación: la economía popular. Las provincias del NEA, como el Chaco, muestran a través del registro del RenaTEP (Registro Nacional de Trabajadores de la Economía Popular) que la primera fuente de trabajo es la informal y en muchas familias, la única. “Este es un sector dinámico que ha generado trabajo donde el mercado dejó de generar”, precisa.

Duarte cuenta, como funcionaria de gobierno que si el propio Estado no posiciona a estos sectores como uno de los más activos de la economía será muy difícil una recomposición. Plantea tres eslabones para la recuperación: el fortalecimiento de la agricultura familiar, el impulso de las pequeñas obras de infraestructura social básica en los barrios populares y dar valor monetario a las tareas de cuidado.

En la misma ciudad hay varias organizaciones sin fines de lucro que buscan hacer frente a este escenario, una de ellas es la Fundación Amadeo Capital Humano. En diálogo con su presidenta y fundadora, Susana González, se ve una coincidencia en el argumento de que uno de los problemas estructurales de la pobreza en el Gran Resistencia, en particular, y en Chaco, en general, es la falta de fuentes laborales formales en el sector agrario, por un lado, y la ausencia de servicios básicos en los pueblos rurales, por el otro.

Su larga trayectoria con la Fundación le ha permitido observar que desde los gobiernos de turno hay una falta en la política territorial: “Si la gente tuviera un pedacito de tierra donde poder sembrar y, a su vez, volcar en el mercado su producción, no tendría que ir a la capital donde se amplía el cordón urbano”, ejemplificó. Otro factor que engrosa los números de pobreza, según González, es la sobrepoblación como consecuencia de una inexistente Educación Sexual Integral en los asentamientos urbanos. “Hoy las familias comienzan a gestarse de forma prematura”, indica.

Sobre las causas que motivan las migraciones populares del campo a la ciudad, explicó que se debe, entre otras razones, a la pérdida de las grandes plantaciones de algodón características de esta región del país. En ese entonces los productores podían tener su empleo sin necesidad de mudarse a la ciudad.  “Ahora todo es verde de soja hasta la banquina de la ruta”, ilustra la presidenta de la Fundación.

Gran Concordia: salarios bajos y desempleo

Para una mirada local sobre los suburbios de Concordia, que junto con el Gran Buenos Aires es segundo conurbano más pobre del país, habla el responsable del comedor comunitario El Puentecito, Ramón Ernesto Sarmiento, que en su trabajo cotidiano observa un alto nivel de desempleo e inestabilidad laboral. “No hay contratos laborales por un periodo largo, son apenas por dos o tres meses”, apuntó. Por otra parte, hace referencia a las asignaciones sociales que perciben muchos entrerrianos por parte del Estado.  “Los empresarios se encuentran que nadie quiere trabajar la tierra porque ganan más con las asignaciones que trabajando. La gente tiene miedo de perderlas si entra a trabajar en blanco”, dice. Y agrega que el salario de los jornaleros quedó totalmente desactualizado, cobran 1.500 pesos  por día, por lo que la suma mensual no llega a cubrir la Canasta Básica Total para no quedar bajo la línea de la pobreza.

Gran Mendoza: tierra de desigualdades

Por su parte, Carmelo Cortese, profesor consulto de la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales de la Universidad Nacional de Cuyo, hizo referencia a los dichos del gobernador de Mendoza, Alfredo Cornejo, y su pretendida autonomía económica como provincia: “Mendoza tiene todo para vivir como un país independiente”, había manifestado el mandatario en una entrevista radial en junio del año pasado. Cortese aseguró que este discurso de independencia no se refleja en el preocupante aumento de la pobreza que registró la provincia en el último análisis interanual, con un 5.4% por encima del 38.6% del segundo semestre de 2019.

“Desde octubre del 2016 a octubre del 2017 hubo 7 puntos de aumento de la pobreza que coincide con la gobernación de Cornejo”, alertó el profesor universitario. También, en esos 4 años, la producción de Mendoza descendió, lo que derivó en una baja en la oferta laboral.

En esta región del país hay una desigualdad muy grande; “por un lado tenés a Valle de Uco, al norte de la provincia, que es el lugar donde están las mejores plantaciones de vino”, explica, y, “por el otro, se encuentra Gran Mendoza donde la pobreza y la desposesión es galopante”. Como investigador especializado en la composición social de este territorio, explica que los propios docentes de la provincia de Mendoza se encuentran bajo la línea de la pobreza:  “Ganan alrededor de 29 mil pesos en mano con 10 años de antigüedad”, dice.

Los libros salen a la calle

Los libros salen a la calle

El otoño trae la segunda edición de FELBA, Feria de Editoriales y Librerías de la Ciudad de Buenos Aires. Un evento organizado por la Fundación El Libro y el Ministerio de Cultura porteño que se llevará a cabo al aire libre del 1 al 4 de abril de 12 a 20 en el Parque de la Estación,  con entrada libre y gratuita, y con los protocolos de seguridad ante el Covid-19. Habrá 51 expositores, diez más que el año pasado, y uno de ellos será un espacio colectivo dedicado a la poesía por haber sido marzo el mes de ese género.

El Parque de la Estación está ubicado en el barrio de Almagro, es un espacio público que sufrió intentos de privatización y que luego fue recuperado por los vecinos y  gracias a esta acción ahora puede cobijar este tipo de actividades. Allí se desplegarán los stands y su ingreso se hará por la calle Agüero hasta su salida por Gallo. La feria presencial, tan deseada por los editores y libreros, contará con dos actividades y charlas diarias sobre narrativas, poesía, comics, feminismo y literatura juvenil, entre otras. Se realizarán en el anfiteatro de 16 a 20, con una duración de dos horas cada una. Alguno de sus nombres son: “#LiteraturaEnLaBurbuja”, el día viernes; “¿Estamos en la pandemia de la corrección política?”, el sábado; y “Feminismo y Literatura”, el domingo.

El Director Institucional y Cultural de Fundación El Libro, Oche Califa, asegura que las ferias son claves para la promoción y divulgación de las novedades y constituyen una pieza fundamental para todo este sector de la cultura. Durante la mayor parte de 2020 las librerías permanecieron cerradas y esto provocó que se perdieran los lanzamientos de novedades y con ellos las expectativas de venta. Por eso el FELBA es un gran aporte “en un momento inédito para la industria”, manifiesta. “El libro, además, participa para su dinámica en el movimiento general de la cultura, como el teatro, el cine o los centros culturales, esto genera un interés mayor”, agrega. 

Sin embargo, desde Fundación El Libro afirman que la irrupción del covid 19 fue “una lluvia sobre mojado” para el rubro debido a que los cuatro años previos fueron sumamente críticos con una reducción de ventas considerable. A pesar de ello, veían una luz al fondo del túnel a comienzo del 2020 cuando la pandemia no era ni una remota posibilidad y esto provocó que el golpe sea “especialmente fuerte”, destacaron.

Este año habrá diez expositores más que el año pasado.

Uno de los criterios establecidos para respetar los protocolos sanitarios será la posición de cada puesto, que formarán una especie de serpentina de tal forma que los concurrentes puedan contemplar todas las exposiciones sin necesidad de retroceder y así evitar aglomeraciones. En este sentido, se contempló que haya una sola persona por stand que disponga de los elementos de cuidado necesarios, como el barbijo y el alcohol en gel. Por último, se decidió que los baños sean exclusivos para los expositores y no para el público en general.

ANCCOM dialogó con distintas editoriales y librerías que van a participar del encuentro. Una de ellas fue la editorial CICCUS, Centro de Integración, Comunicación, Cultura, y Sociedad, que está ubicada a pocos metros del parque donde se realizará el evento. Federico Giménez, integrante de ese sello editor, piensa que “el libro tiene una potencia muy grande en la cultura Argentina”. Más allá de los condicionamientos que sufrió la industria del libro, tiene cierto optimismo: “La necesidad de salir de la pantalla llevó a que muchos se reencuentren con el hábito de la lectura”, reflexiona. Algunos de los títulos destacados de la editorial son El mundo del día después  de Jorge Rachid y Proposición poética para anular la deuda externa de José Muchnik.

Por otro lado, Marcos Almada, presidente de la cooperativa de editoriales y también librería, La Coop, sostiene que venían teniendo un trabajo muy fuerte con las ferias, ya que participaban de aproximadamente 120  de ellas por año. Admite que “fue muy duro la reconversión de las ventas a través de Internet y de las redes sociales”. De todas formas, descubrieron que hay una comunidad lectora muy fiel a la compra de libros que antes no conocían. En vistas a la nueva edición del FELBA celebran que se abra una nueva variable en un contexto tan crítico, pero esta feria “no reemplaza lo que abarca la convencional Feria del Libro de 21 días”, concluye. Trilogía del dolor de Daniel Mella (que reúne en ese volumen tres novelas)  y Chau chau chau de Florencia Gómez García (también es una novela) , son dos de las lecturas que más recomiendan desde la cooperativa.

Sudestada, librería, revista y editorial, que se destacó estos últimos años por su fuerte presencia en redes sociales, será otra de las expositoras. Su alta popularidad le permitió quedar mejor parada en la nueva reconversión comercial. Sin embargo, su otra gran fuente de difusión eran los encuentros masivos como las marchas o las instituciones educativas que funcionaban como un canal más de difusión y de exposición para su revista y los libros. Esta nueva propuesta les permitió reencontrarse con su público nuevamente y creen que “hay una necesidad de la gente de participar y volcarse a estos eventos”, dicen sus responsables. Algunos de los trabajos que se destacan y que estarán en la edición del FELBA  son la novela “Malparidas” de Natalia Bericat, “Estrellada” de la artista e ilustradora CinWolo y la obra completa de Juan Solá. 

¿Cuánto impactan las políticas sociales en la pobreza argentina?

¿Cuánto impactan las políticas sociales en la pobreza argentina?

La gestión de la pandemia no pudo,  en lo que va del año, amortiguar el aumento de la pobreza en nuestro país. Según el último informe del INDEC, correspondiente al primer semestre del 2020, aquella se ubicó en torno al 40, 9%, por lo que subió 5,5 puntos porcentuales respecto de igual período de 2019. La indigencia fue del 10,5%,  así que se incrementó 2,6 puntos  respecto del año anterior. Distintos especialistas explican debe y  haber de las políticas públicas para contrarrestar la caída de los ingresos de la población, en particular de los sectores más vulnerables.

El Observatorio de Coyuntura Económica  y Políticas Públicas (OCEPP) en un análisis muy exhaustivo sobre los indicadores de pobreza y del mercado laboral, sostuvo que “el principal factor de evolución de la pobreza no es la caída del ingreso real de las personas ocupadas sino la pérdida de ingresos producto de la pérdida de empleo”.

En este sentido, Martín Hourest, economista e investigador, explica que el primer condicionamiento al que está atada la economía argentina es que el mercado de trabajo no tiene capacidad para incorporar a nuevos trabajadores. El segundo es la pobreza intergeneracional, los hijos que nacen y se crían en un contexto familiar muy vulnerable. “Hay una continuación y sostenimiento de la privación al ascenso social”, agrega. Una de las conclusiones que sugiere Hourest es que estos dos elementos mencionados no permiten perforar el piso de la pobreza estructural que arrastra nuestro país desde hace décadas.

Sergio De Piero, politólogo y director del Instituto de Ciencias Sociales y Administración de la Universidad Nacional Arturo Jauretche (UNAJ),  incorpora una visión socioeconómica sobre la pobreza estructural de la Argentina: “La instauración de un modelo pro mercado y basado la valoración financiera desde la dictadura militar, generó una sociedad donde inevitablemente un número importantes de sus habitantes vivirán en la pobreza”.

De Piero hace referencia a dos modelos de políticas públicas que trataron de hacer frente a la denominada “lucha contra la pobreza”. El primero es el que pone el foco en el “fortalecimiento individual” o el “emprendedurismo” y está basado en programas de asistencia que no atacan al problema de raíz y que, en paralelo, favorecen la concentración económica y el libre mercado.

El otro modelo al que De Piero apunta es el que implementó el kirchnerismo y el que está incorporando el actual gobierno: “Se plantea un escenario de articulación entre organizaciones territoriales, los tres niveles de gobierno, pero no pensando en una salida individual sino apoyando la dimensión comunitaria”. Los planes Trabajar, Jefes y Jefas de Hogar, la AUH, la Tarjeta Alimentar y el IFE de los últimos meses tienen el objetivo darle a las personas más vulnerables una herramienta para que puedan enfrentar las situaciones críticas de pobreza y asegurarles el acceso a los alimentos. Este modelo requiere, para su desarrollo, la suba de impuestos a los que más tienen y el fortalecimiento del mercado interno.

Por otra parte, el politólogo señala que deben abordarse los programas de ayuda social de manera unitaria y no segmentando al sujeto, a la familia y al barrio por separado. Por último, sugiere que es necesario seguir avanzando en una legislación y políticas que ayuden a la consolidación de una economía social, solidaria y popular que dé respuestas reales al problema de la pobreza.

Para Lorena Putero, economista especializada en economía social de la Universidad de General Sarmiento, las políticas sociales que otorga el Estado no deben transformarse en subsidios a la concentración económica porque el esfuerzo del Ejecutivo, y de todos los argentinos por ayudar a los que más lo necesitan, queda en ese caso en manos de los formadores de precios. “El control de los precios y la apertura de nuevas cadenas de comercialización – encuentro entre productores y consumidores- es una medida clave”, sentencia Putero en referencia a las estrategias que debe llevar adelante el gobierno para ralentizar el aumento de la pobreza.

Una de las cuestiones que faltaron reforzar, según Putero,  para lograr una mayor redistribución de los ingresos,  fue la compra de insumos hospitalarios a las cooperativas o pequeñas empresas textiles que fabrican barbijos u otro tipo de productos sanitario, en lugar de hacerlo a las grandes industrias que terminaban terciarizando ese servicio. Putero asegura que los sectores más vulnerables trabajan en ese tipo de emprendimientos y es ahí donde debe impulsarse la inversión estatal.

La economista muestra preocupación por las medidas como  la quita del IFE a las personas que no perciben un ingreso fijo mensual. “La pandemia no terminó. Hoy no se puede salir a vender sándwiches de milanesa como se salía hace un año porque la gente no está en la calle como lo estaba hace un año”, explica. Para ella la clave para aminorar la evolución de la pobreza está en los programas de asistencia alimentaria que se ejecutan fruto de la articulación interministerial entre el Ministerio de Desarrollo Social y el de Agricultura, Ganadería y Pesca.

Las políticas de subsidio social pueden darse con dos fines diferentes, se explaya, por su parte,  Adriana Clemente, trabajadora social. El primer caso es para la subsistencia de las personas y el segundo es para la movilidad social ascendente. El gobierno actual no heredó un país en condiciones para afrontar una crisis sanitaria de tal envergadura, comenta Clemente, y por eso los programas de asistencia social fueron con el fin de garantizar el acceso a la alimentación.

Volviendo a la reflexión inicial, el aumento de la pobreza es consecuencia de la pérdida de empleo producto de una paralización económica en varios sectores de la economía popular, como lo son los informales y los cuentapropistas. OCEPP desglosa cuáles fueron las ramas más golpeadas por la pérdida de los puestos de trabajo: Hoteles y restaurantes, Comercio y Servicio Doméstico. Todas ramas de actividades caracterizadas por la elevada informalidad y precariedad laboral.

Pareciera que la pandemia desnudó los altos niveles de informalidad laboral que padece nuestro país desde el advenimiento del neoliberalismo. Los sectores de la economía popular son los que más padecieron los efectos del coronavirus al no tener ingresos estables.

A pesar de todos estos condicionantes, el sistema de salud estuvo a la altura y las coberturas monetarias pudieron dar respuesta a los requerimientos sociales que trajo la pandemia, sintetiza Clemente. Para ella, en comparación con otros países latinoamericanos, Argentina tuvo un buen manejo de sus recursos lo que la dejó mejor parada sanitariamente. “No hay ningún país que no haya aumentado la pobreza», finaliza.

Tres experiencias de cooperativas de turismo frente a la pandemia

Tres experiencias de cooperativas de turismo frente a la pandemia

Uno de los sectores más golpeados desde el inicio de la pandemia y el que más interrogantes genera por las pocas precisiones que se conocen hasta el momento, es el del turismo.

            Se pudieron establecer protocolos de cuidado y distanciamiento social para la reapertura, también hubo iniciativas claras por parte del gobierno nacional que favorecen al sector como el programa Previaje, el cual brindará un crédito por el 50% del total de los gastos realizados a quienes adquieran sus vacaciones para 2021 antes de fin de año, que podrán utilizar en otras compras dentro del sector durante todo el 2021.

            Una de las discusiones que pudo poner en agenda la pandemia es el incentivo de un turismo sustentable: no sólo promover un consumo turístico que priorice la conservación ecológica y que utilice racionalmente los recursos naturales sino, también, y más aún con la crisis sanitaria, un turismo descentralizado que le de un fuerte impulso a los destinos satélites de las ciudades importantes, como lo son Mar del Plata, Córdoba, Rosario, Mendoza o Bariloche, entre otras.

            Lo novedoso de este concepto es el eje que aporta la técnica territorial del programa de Turismo Sustentable de la provincia de Salta, Julieta Del Carpio, quien acompaña a tres comunidades guaraníes en el norte de la provincia, ubicadas a unos kilómetros de la ciudad de Tartagal. “Es una gestión colectiva en la cual deciden qué prácticas y rituales compartir y cuáles no con los visitantes”, define Del Carpio a lo que se conoce como turismo comunitario o sustentable.

            Estos colectivos están integrados por grupos de familias criollas y guaraníes que aceptan viajeros en su sistema comunitario con el fin de enseñarles las actividades y costumbres locales. La idea es que el turista conozca formas de vida genuinas y auténticas acerca de la comunidad y se inserte en la dinámica propia de sus rituales religiosos y culturales. Las experiencias vitales que adquiere cualquier turista pueden ir desde la producción agropecuaria, la realización de talleres acerca del consumo de alimentos naturales y orgánicos, hasta el aprendizaje de la cultura guaraní a través del lenguaje. Estos grupos o sitios rurales comunitarios se conocen con el nombre de Yariguarenda, Campo blanco y Peña morada.

            Los últimos meses lograron hacer frente a la crisis sanitaria volviendo y reencontrándose con sus antiguas raíces agropecuarias. Del Carpio cuenta que sus saberes acerca de la alimentación están fuertemente relacionados con su espiritualidad y que la gran destreza en la interpretación ambiental les ha permitido autogestionar su comunidad e independizarse completamente de la actividad turística. El colectivo de Yariguarenda , por ejemplo, logró triplicar sus ventas a través de un sistema de deliverys de frutas y verduras orgánicas que comercializan en los grandes centros urbanos de la provincia. 

            Esta política autosostenible fue clave para que el virus no ingrese a su territorio y así proteger fundamentalmente al “consejo de ancianos” local.

            Otra forma de turismo comunitario, cooperativo o autogestivo es el reconocido camping El Montañés, una cooperativa de trabajadores ubicada en la localidad de Potrerillos sobre la Cordillera de los Andes y al sur de la provincia de Mendoza. Su situación frente a la pandemia es sumamente distinta ya que la actividad turística era casi su única fuente de sustento económico. Si bien el camping posee amplias hectáreas de espacios al aire libre para adecuarse a los protocolos necesarios para la apertura que proponen desde el Estado nacional, lo cierto es que a la fecha han recibido muy pocas reservas, lo que hace tambalear su continuidad. Los baños compartidos y el sistema de dormis fueron la gran limitante de este sector a la hora de enfrentar una pandemia de tal envergadura.

Lorena Romero, una de las trabajadoras de la cooperativa, cuenta que si antes de fin de año su situación económica no mejora probablemente el camping tenga que cerrar sus puertas y esto dejará a siete familias sin ningún tipo de ingreso económico.

Este dramático pronóstico no desalienta todas las estrategias que la cooperativa está llevando a cabo para revertir los efectos de la pandemia. Una de ellas es la diversificación del rubro, optaron por transformar su campamento en un gran restaurante y lugar de esparcimiento donde los visitantes tendrán que hacer su reserva con antelación. La propueesta incluye el servicio de gastronomía, una parrilla privada y canchas de vóley y fútbol. Romero cuenta que la cooperativa recibió una casi nula ayuda estatal frente a la crisis, sumado a que necesitaron realizar una gran inversión para poder transformar su camping en un rubro prácticamente gastronómico que cumpla con las reglamentaciones sanitarias para poder recibir gente.

Así y todo puede verse una luz al fondo del túnel: la amplia trayectoria de este grupo cooperativo y la buena recepción y confianza que construyeron entre sus clientes es una salida de la crisis más que plausible.

            En el extremo opuesto del cooperativismo se encuentra RCT, Residencias Cooperativas de Turismo, un club vacacional de Chapadmalal que emplea a más de 100 trabajadores. Su ingreso principal son las cuotas mensuales que los socios pagan mensualmente para asegurarse una quincena fija de verano en el complejo hotelero. El establecimiento brinda todo tipo de servicios, tanto a sus socios como a aquel que quiera hacer una reserva esporádica. El beneficio económico que tiene RCT es que es un espacio enorme que se organiza mediante la reserva de tiempos compartidos, “departamentos que los socios reservan y tienen absolutamente todo”, describe Alicia Telechea, asistente de presidencia.

            De todas formas, saben que hay espacios que no van a poder habilitar, como las piscinas climatizadas, el servicio de spa, el gimnasio o los comederos cerrados.

Telechea cree que el mayor obstáculo que les trae la pandemia es la ejecución de la actividad recreativa para niños y adultos, un servicio que suele ser una de las cualidades más buscadas por las familias a la hora de elegir RCT como destino de veraneo ya que los padres tienen la tranquilidad de que sus hijos se entretienen en un lugar seguro.

En cuanto a los protocolos proyectados de cara a esta temporada, Telechea afirma que van a poder abrir sus puertas pero para eso tuvieron que modificar la forma de reserva para que los ingresos y egresos no se centralicen en un mismo día, reorganizar la distribución de los puestos en su balneario privado y disponer los recursos necesario para la higiene del lugar y de los huéspedes.

            A grandes rasgos, Telechea cuenta que su cooperativa no sufrió mayores pérdidas porque la gran mayoría de los socios decidieron mantener su cuota mensual. Temen que el efecto se sienta más en las reservas esporádicas que representan una importante fuente de ingreso para la cooperativa.

            Estas tres realidades diversas nos muestran un mapa que pretende ser representativo de las experiencias en las cuales estuvieron insertos uno de los sectores más castigados por el virus global. Dentro del turismo los grupos autogestionados o comunitarios, fundamentalmente, tuvieron que reconfigurar y transformar sus formas de subsistencia.