Patricia Bullrich, afuera

Patricia Bullrich, afuera

Dramática jornada electoral para Juntos para el Cambio: con el 23,85 por ciento de los votos, Patricia Bullrich quedó fuera del balotaje presidencial y se abre una incógnita respecto al futuro de la coalición. Grindetti quedó lejos en la elección bonaerense y Jorge Macri, favorito para gobernar CABA, disputará una segunda vuelta con Leandro Santoro.

El domingo fue gris incluso cuando cayó la noche en el salón Goldcenter de Parque Norte de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires. En el búnker de Juntos por el Cambio se reconoció la derrota a las 22:20, con palabras de la candidata Patricia Bullrich: «Quizás nuestros valores hoy se han quedado dormidos, pero nosotros los vamos a despertar en nuevos días de lucha por la Argentina». Rodeada por Horacio Rodríguez Larreta, María Eugenia Vidal, Elisa Carrió, Mauricio Macri y los principales dirigentes del PRO, la candidata presidencial aceptó la contundente derrota en las elecciones presidenciales. Con el 96,68 por ciento de las mesas escrutadas, Bullrich quedó en tercer lugar y fuera del balotaje con un 23,85 por ciento de los votos. Sergio Massa de Unión por la Patria quedó primero en estas elecciones presidenciales con un 36,56 por ciento de votos a nivel nacional, seguido por Javier Milei de La Libertad Avanza con 30,05 por ciento, ambos se medirán el próximo 19 de noviembre para definir la presidencia del país en los próximos cuatro años. A diferencia de las PASO, en donde se dio una participación del 69,62 por ciento, en esta oportunidad la actuación cívica de los ciudadanos democráticos fue de un 77,65 por ciento, y sigue siendo motivo de celebración en vísperas de los 40 años de la democracia.

“En esta noche donde no hemos logrado los objetivos que queríamos para nuestra Argentina, venimos a ratificar con toda la fuerza los valores de nuestra causa”, sostuvo Bullrich al reconocer su derrota. “Lo aceptamos pero tenemos la convicción profunda de que los valores que llevamos dentro de la república, (para que se lleven a cabo) los valores de la transparencia, de la lucha contra la corrupción, se debe abandonar el populismo”, expresó Bullrich con tono serio y con una mirada firme al público. La candidata afirmó severamente que el populismo es el causante de la pobreza, la corrupción y la decadencia del país y dejó en claro que no iba a felicitarlos (a quienes ganen en esta contienda) por el ascenso al poder. “Hemos tenido buenos y malos momentos. Pero jamás vamos a dejar de ser lo que somos para la Argentina. Nunca vamos a ser cómplices del populismo para la Argentina. Y nunca vamos a ser cómplices de las mafias que destruyeron este país. Desde el lugar que me toque no me voy a rendir nunca y nadie de Juntos por el Cambio se va a rendir nunca”.

Al final de su discurso, Bullrich expresó con esperanzas, que tal vez haya un momento en el que aquellos argentinos que no la votaron, vuelvan más adelante hacia su fuerza. “Estamos convencidos de que va a haber una comprensión de lo que hemos planteado y vamos a volver a tener una oportunidad”, cerró la candidata. 

En el escenario también estaba el candidato de Juntos por el Cambio para la gobernación bonaerense, Néstor Grindetti, que con el 26,66 por ciento quedó lejos del gobernador reelecto Axel Kicillof, de Unión por la Patria, que obtuvo un 44,86 por ciento. En tercer lugar se posicionó Carolina Píparo, de La Libertad Avanza, con 24,60 por ciento.

También se eligieron los cargos de jefe y vicejefe de Gobierno porteño: no le alcanzó aún a Jorge Macri, candidato del equipo de Bullrich, para ser electo en primera vuelta: obtuvo un 49,61 por ciento y disputará el balotaje frente a Leandro Santoro, candidato de Unión por la Patria, que llegó en segundo lugar con un 32,20 por ciento. En tercer lugar quedó Ramiro Marra, candidato de Milei, con un 13,89 por ciento de votos.

Las voces

Martín Yeza, candidato a diputado para la Provincia de Buenos Aires e intendente de Pinamar, había aparecido temprano en el búnker, cuando aún la incertidumbre reinaba en el país, y en la temprana tarde sostenía, optimista, que estaba totalmente convencido de que la Argentina necesita una nueva cultura del poder. En aquellas horas, todavía tenía “mucha fe” en que su fuerza contaba con el equipo para gobernar Argentina. Faltaba que avanzara el reloj para saber que no iban a llegar a obtener los números que les habilitaran la oportunidad. Por su parte, Damián Arabia, candidato a diputado de CABA, fue otro de los que asistió temprano. También en esos primeros momentos de especulaciones sin datos aseguraba que “a los argentinos les hemos brindado la mejor opción que tenía la Argentina”. Por entonces creía que los argentinos los iban a acompañar. Aún faltaba tiempo para conocer los resultados que le indicarían que la mayoría de los argentinos y las argentinas no elegirían esa opción.

Por aquel mismo momento, Fernando de Andreis, jefe de prensa de Jorge Macri, había brindado una conferencia a las 19 y resaltaba que que en Ciudad de Buenos Aires el resultado era muy positivo para Juntos por el Cambio, con una sonrisa no demasiado convencida. Frente a los números obtenidos, a las 22 Jorge Macri dedicó algunas palabras a todos aquellos ciudadanos porteños que confiaron en él para llevar a cabo la tarea de jefe de Gobierno de la Ciudad. “Ahí vamos a estar unidos, defendiéndonos como lo hicimos en el pasado y como lo seguiremos haciendo en el futuro. Porteños: muchas gracias por esta chance de gobernar nuestra ciudad”, cerró.

Bullrich y un festejo agridulce

Bullrich y un festejo agridulce

La interna de JxC dejó al tándem Patricia Bullrich-Jorge Macri como ganadores sobre Horacio Rodríguez Larreta y Martín Lousteau. El Jefe de Gobierno se quedó sin la ciudad y sin proyección a la presidencia pero la ganadora fue recién la tercera candidata más votada a nivel nacional. Le hizo un guiño a Milei, el gran triunfador.

La fórmula conformada por Patricia Bullrich y Luis Petri obtuvo una victoria -contundente en la interna pero moderada en el escenario interfuerzas- sobre la dupla compuesta por Horacio Rodríguez Larreta y Gerardo Morales, con el 17%  de los sufragios frente al 11% hacia el fin del domingo, con un 93% de las mesas escrutadas. “Seremos el equipo que dará vuelta la decadencia y la convertirá en progreso”, expresó Bullrich entre vítores y cantos. 

Las encuestas previas a la votación sugerían que Juntos por el Cambio se llevaría la mayoría de los votos, basados en los porcentajes de intención de voto, pero por un margen tan estrecho que no permitían sacar conclusiones claras. Pisándole los talones quedaría Unión por la Patria, y nadie aventuraba que Javier Milei se convertíría en el candidato más sufragado. Sin duda la mayor sorpresa los avasallantes números obtenidos por La Libertad Avanza, un 31% a nivel nacional. 

La elección mostró un contraste en el nivel de participación ciudadana comparándola con las últimas PASO. Este domingo 13 de agosto, al momento del cierre de urnas se estableció que había votado el 68% del padrón, a diferencia de las últimas PASO donde el porcentaje había sido del 76.4%. 

Alrededor de las 19:30 el búnker de Juntos por el Cambio fue cobrando vida; entraban grupos de personas y parecía que el espacio iba a llenarse en cualquier momento. Media hora después, el espacio seguía un 75% libre. De todas formas la energía de los grupos era totalmente tranquila; se veían personas con las manos dentro de los bolsillos y caminatas plácidas por el espacio de convenciones de Parque Norte. 

El escrutinio provisorio estuvo, una vez más, caracterizado por la demora y la incertidumbre. Muchos -incluso la precandidata Patricia Bullrich, tuvo que lidiar con la máquina a la hora de emitir su voto electrónico- asocian la tardanza al nuevo sistema de boletas electrónicas aplicado en la Ciudad de Buenos Aires. El Mago sin Dientes, militante del partido desde sus inicios y ávido personaje público en temas de política partidaria, hizo referencia a la demora y sostuvo que no le importaría esperar 10, 15 o 24 horas parado si eso implica poder presenciar el cambio en este país.

Eduardo Amadeo, ex diputado del PRO, dijo: “Patricia ha hecho una gran campaña, una muy cercana a la gente” y destacó los postulados manifestados por la precandidata en relación al orden, la educación y la lucha contra el narcotráfico. “El kirchnerismo -sostuvo el funcionario- ha ignorado completamente las necesidades de la gente”.

También hizo su aparición la icónica boxeadora e influencer Alejandra “Locomotora” Oliveras. Fue de las varias personas que expresaron abiertamente su afinidad por la precandidata Bullrich. 

Rumores y especulaciones sobre los resultados empezarían a conocerse a partir de las 21. En la media hora previa empezó a agitarse el ambiente: las conversaciones comenzaron a tener más volumen, la prensa despertó poco a poco sus piernas para abalanzarse sobre precandidatos y militantes que, uno a uno, iban apareciendo en la escena. Resurgía de esta forma y exponencialmente la adrenalina del cierre de campaña, la cual había sido paralizada incluso días antes de la veda electoral debido al asesinato de Morena, la pequeña de 11 años. Los últimos días de Juntos por el Cambio previo a las PASO estuvieron más caracterizados por recorridas y caminatas que por grandes actos de cierre. 

Esta vez, la militancia macrista no eligió su típico sitio de festejo. Días antes, circulaba que la decisión de que Bullrich y Larreta compartieran búnker en Parque Norte la impulsó el precandidato a presidente, con el fin de mostrar la unidad necesaria para vencer al kirchnerismo. Muchos testimonios en Parque Norte hicieron referencia a la necesidad de esta misma unidad.

El relojes daba las 22.26. A minutos del supuesto momento de revelación de datos oficiales sobre las elecciones, la multitud empezó con sus cánticos: “Patricia presideeeente, Patricia presideeeente”. Irrumpieron el espacio jóvenes militantes que con sus gestos, bailes y saltos animaban al resto  seguir cantando.

A eso de las 22:45 aparecieron las primeras estimaciones concretas, y a partir de medianoche el escenario del búnker de Juntos por el Cambio comenzó a poblarse. 

Inauguró la ronda de discursos Martín Lousteau, precandidato a Jefe de Gobierno derrotado. “En nuestro espacio -dijo luego de agradecer de corazón a todos y todas las que votaron al partido- competimos por transformar las cosas, lo hacemos cuando ganamos y cuando perdemos. En todas esas cosas que reducen la desigualdad y hacen una ciudad más justa, allí estaremos siempre”. 

Siguió Jorge Macri, candidato elegido para competir en octubre por el puesto de Jefe de Gobierno en la Ciudad de Buenos Aires, quien comenzó su discurso agradeciendo a los sufragistas.  “Hoy tenemos de nuevo esta gran oportunidad de conducir, de gobernar los destinos de la ciudad” expresó. Siguió con los agradecimientos e hizo una mención especial a su papá, cuyo cumpleaños hubiera sido hoy, mientras se secaba una tímida lágrima. 

“Para mí -continuó Jorge Macri- es un orgullo inmenso seguir esta tradición en la ciudad. Pero tenemos que ser muy conscientes del momento que nos toca vivir: es un momento de festejar, pero hay poco o nada para festejar allá afuera. Primero hay que entender que no hemos ganado nada. Pero además debemos comprender el contexto que nos toca vivir, uno de angustia, miedo, dolor. Estas dos semanas han sido muy tristes. La ciudad tiene que ser ese faro que ilumine una Argentina posible” destacó. 

Finalizadas las palabras del candidato a Jefe de Gobierno, los presentes en el escenario se abrazaron todos con todos. María Ludueña alentó a la militancia y saltó junto a otras precandidatas. Suena de nuevo Tan Biónica y Macri, extasiado, usó el micrófono de karaoke. Incluso una vez abandonado el escenario, los presentes siguieron cantando a todo pulmón, haciendo pogo, saltando al son. El ritmo que los une es claro: “Hay que saltaaar, hay que saltaaar, el kirchnerismo no existe más”.

Hizo su aparición, a los pocos minutos, la figura más esperada por el público: la candidata a presidente por Juntos por el Cambio de cara a octubre, Patricia Bullrich.

“Si estuviéramos en un país normal -arrancó entre gritos y vítores- estaríamos festejando. Pero vivimos los argentinos con angustia, con miedo, sin poder sentir, sin poder soñar, proyectar, vivir una vida normal. Pero también tenemos motivos para celebrar juntos. Tenemos la oportunidad de liderar un cambio profundo para la Argentina”. No puede seguir por varios segundos, los cánticos del público tomaron todo el espacio. “Un cambio -retoma- que deje atrás para siempre la corrupción y que haga paso a la austeridad. Que deje atrás el despilfarro y que cuide cada uno de los bienes y los trabajos de los argentinos”.. 

“Quiero agradecer a Horacio Rodríguez Larreta y Gerardo Morales, porque juntos hemos hecho especial a Juntos por el Cambio. Vamos a estar todos iuntos para ganar las elecciones generales”, dijo. El público aplaudió. “Seremos el equipo que dará vuelta la decadencia y la convertirá en progreso”. 

Bullrich también utilizó unos minutos en felicitar a Javier Milei, el precandidato a presidente más votado. Hizo gestos de complicidad con él y dijo que, juntos, “terminarían con el kirchnerismo”. Luego invitó al escenario a sus contendientes en la interna luego de reconocerlos y agradecer sus esfuerzos. También invitó a Mauricio Macri. Se abrazan, sonríen, y tanto Larreta como Morales aplaudieron al ritmo de “Se siente, se siente, Patricia presidente”. Notable efecto de las urnas después de los mazazos que se repartieron en la previa.

«El fascismo está resurgiendo en distintos lugares del mundo»

«El fascismo está resurgiendo en distintos lugares del mundo»

El sociólogo Daniel Feierstein señala que los gobiernos populares o de corte socialdemócrata no están resolviendo los problemas de las grandes mayorías y que eso genera campo fértil para el crecimiento de corrientes fascistas en Argentina y en diversos países. “Es importante construir frentes y acuerdos en las estructuras políticas que cierren la puerta a estos movimientos”, plantea. Entrevista publicada el 3 de noviembre de 2022.

Una serie de personas y agrupaciones lleva guillotinas a manifestaciones callejeras emulando el asesinato de los funcionarios públicos del oficialismo. Después se los vincula con las ideas que desembocaron en el intento de asesinato de la vicepresidenta. La figura de Javier Milei gana popularidad y se vincula con partidos como Vox de España. El neofascismo gana la presidencia en Italia. El bolsonarismo sigue siendo fuerte en Brasil. A raíz del intento de asesinato cometido contra Cristina Fernández, algunas personas se preguntan si todos estos hechos y situaciones que suelen vincularse con lo que se conoce como la derecha significarán un resurgimiento del fascismo en todo el mundo, un nuevo impulso de un movimiento político violento y perseguidor del exterminio. Para buscar respuestas a esa inquietud ANCCOM conversó con Daniel Feierstein, sociólogo experto en movimientos genocidas.

¿Existe un avance de las ideas y las políticas de derecha a lo largo del mundo?

Yo veo que hay un resurgimiento no sólo de las ideas de derecha, sino de una especificidad que es el fascismo o el neofascismo. Es algo muy particular, esto es, la derecha tiene distintas modalidades, hay una derecha liberal, hay una derecha conservadora. El fascismo, a partir del fin de la Segunda Guerra, cayó en descrédito por lo menos hasta el fin del siglo XX, y lo que veo con preocupación es que está resurgiendo en muchos lugares del mundo. Y entonces hay que preguntarse qué significa que haya una derecha fascista, porque nos cambia muchas cosas, es una forma política muy distinta que otras formas de la derecha y hay que entender cuál es su especificidad, cuál es su riesgo y cómo se lo confronta.

A veces se usa el término derecha y el término fascismo de una forma casi indiferenciada. ¿Cuál es la distinción que hacés entre esos dos términos?

El problema del término es que hay dos abordajes que son muy empobrecedores. Uno es usar fascismo como insulto, que se ha utilizado mucho: todo el que no está de acuerdo con vos es fascista. Entonces lo que tenés es que toda la izquierda acusa de fascista a cualquier pensamiento de derecha, el antiperonismo acusa de fascismo al peronismo, cualquier autoritarismo es acusado de fascismo, la derecha acusa a la izquierda de ser izquierda fascista… Toda esa lógica de insulto no te permite entender la especificidad del fascismo. Después hay otra forma, también muy pobre, que piensa que solamente puede haber si ocurre exactamente lo mismo que ocurrió en el nazismo alemán o en el fascismo italiano. Unos ven fascismo en todos lados y otros no lo ven en ningún lado, y ninguna de las dos cosas sirve mucho. Yo creo que el corazón de la estructura del fascismo, sobre todo desde los análisis de los autores marxistas del siglo XX -que me parece que son los más ricos para pensarlo – tenía que ver con tres características.

Primero, que es una realización de la victoria del capital, una forma específica que ocurre cuando avanzan los procesos de consolidación de hegemonía de los sectores dominantes; por eso es una realización de la victoria, no solamente contrarrevolucionaria, sino que es un momento de avance sobre los derechos de los sectores populares. El segundo elemento es que está constituido por una movilización reaccionaria, y eso es muy importante porque significa un consenso activo. Muchas veces los regímenes autoritarios logran consensos pasivos, esto es, la población acepta el régimen existente; eso no es fascismo, que se constituye cuando la población participa activamente en las acciones violentas, por lo tanto, en ese sentido, es una movilización, popular pero reaccionaria, que busca defender valores regresivos, que van por una mayor injusticia, por una menor igualdad. En ese sentido son reaccionarios. Y lo tercero es que el fascismo logra una irradiación capilar del odio: lo utiliza como herramienta política. Esto también es una especificidad, porque te diría que las dictaduras autoritarias generalmente logran irradiar capilarmente el terror, y por eso paralizan y logran un consenso pasivo. Mientras que el fascismo, al lograr irradiar el odio, moviliza y logra un consenso activo.

Todos estos elementos sirven para pensar que estas afirmaciones de que cualquiera es fascista nos impiden ver dónde está el verdadero fascismo. Por ejemplo, para pensar en nuestro país, sería absolutamente incorrecto plantear que el principal conglomerado opositor, Juntos (por el Cambio), es fascista. Porque tiene muchos sectores en su interior. Algunas de sus fuerzas están empezando a articularse de modo fascista, por ejemplo Patricia Bullrich. Pero eso no quiere decir que Larreta, o Manes, o Morales u otras figuras de ese entramado político merezcan esa calificación. Me parece que hay que ser cuidadoso, porque es una diferencia muy importante la del fascismo, y comprender su avance es central para poder confrontarlo.

Incluso es muy interesante lo que pasó en esta fuerza nueva, en [sic.] Avanza Libertad, porque Milei ha empezado cada vez más a coquetear con discursos fascistas y a articularse con sectores claramente fascistas como Bussi en Tucumán. Pero al mismo tiempo le aparece, dentro de su partido, un Carlos Maslatón que lo comienza a denunciar y a desafiar justamente por ese desbande fascista. Son todos neoliberales, pero eso no quiere decir que neoliberal es lo mismo que fascista. Económicamente quizás están todos de acuerdo, pero no plantean la misma estructura de armado político, y en ese sentido me parece muy importante la distinción.

¿En qué manifestaciones concretas ves este resurgimiento del fascismo? ¿Lo ves en Brasil e Italia? ¿Y acá, con el atentado a la vicepresidenta?

Yo creo que se va viendo en distintos lugares del mundo. Brasil es una de las avanzadas más fuertes porque en Brasil empieza un poco antes de Bolsonaro, en Brasil empieza con una cantidad de acciones ya después de la destitución de Dilma, con el gobierno de Michel Temer, una serie de ataques al movimiento popular que son generados por grupos que se auto organizan de la derecha, y esos grupos van a ser fundamentales en la constitución de lo que después va a ser el movimiento político de Bolsonaro. Entonces, uno ve que comienza a aparecer y después de pronto aparece algún líder que empieza a articular esos movimientos, que inicialmente parecen como más dispersos. En Argentina diría que estamos en ese momento de cierta dispersión que se vio en el atentado; grupos que se están investigando, como Jóvenes Republicanos y Revolución Federal, claramente operan de esta manera fascista, o mismo el grupito de Sabag Montiel, Brenda Uliarte y demás. Ahora, no se puede decir que estén ya articulados en un movimiento político, pero sí que tienen lazos con distintos movimientos políticos, como el de Milei, o el de Espert; tienen lazos con Patricia Bullrich y otros sectores dentro del PRO.

Incluso diría que hay también algunos lazos importantes dentro del peronismo, quizás la figura más clara es la de Berni, que permanentemente está forzando estructuras clásicas del fascismo desde el peronismo; pero así como Berni podés tener un Guillermo Moreno, o el periodista (Santiago) Cúneo. Distintas figuras que apelan al antisemitismo, a la manipulación del odio, al discurso antiinmigrante, punitivista en términos de seguridad que busca movilizar los resentimientos sociales, en contra los planeros; o sea, la estigmatización de los desocupados. Aparece toda una serie de figuras y de motivos que con más o menos fuerza van armando un conglomerado fascista más allá de que en nuestro país todavía no se haya consolidado claramente en una representación política como la que puede tener en Brasil con Bolsonaro, o la que puede tener en Francia, Alemania, Italia o Hungría.

El fascismo ha sido muy eficaz siempre en su capacidad de sublimar o reconducir el malestar.

Daniel Feierstein

Siendo algo tan transversal, que no es exclusivo de un partido, ¿qué convierte a un grupo de personas en fascistas si no es su alineación partidaria?

Hay dos tipos de pregunta, una sería cómo lo identificamos, y eso es lo ya planteado de las tres características clásicas del fascismo. Eso por un lado; por otro lado, cuáles son los motivos profundos de que esto comience a crecer en distintos sectores, y ahí me parece que hay varios elementos. Creo que el fascismo ha sido muy eficaz siempre en su capacidad de sublimar o reconducir el malestar. Y entonces la pregunta es de qué está hecho hoy ese malestar. Me parece que en todo el mundo -esto no es propio de Argentina- los gobiernos, sea de matriz popular, sea de corte socialdemócrata, hace mucho tiempo que no están resolviendo la situación de las grandes mayorías de la población, esto por un lado. Entonces hay un malestar muy de base, estructural, económico, en sectores que están cayendo en la escala social, con una movilidad social descendente que va generando un profundo malestar que te deja el terreno muy fértil para proyectarlo a través del odio.

Por otro lado, tenés todo lo que ha sido el avance tanto en lo que podríamos llamar políticas de minorías, más allá de que no siempre sean minorías, porque las de género claramente no son de minorías, pero sí tiene que ver con identidad sexual, o con grupos étnicos, o con inmigrantes, o con distintos grupos que lo que va generando es una fractura dentro del campo popular que produce que, particularmente, los hombres jóvenes blancos se sientan… Wendy Brown dice destronados, me parece que es un poco injusto llamarlo destronados, yo diría claramente discriminados en ese sentido, por un conjunto de políticas que los construyen como el mal con mucho dogmatismo, te diría, y que entonces los arrojan en las manos del fascismo, porque yo creo que estos distintos movimientos sociales no tienen política para esa gente que es muchísima gente. Esto es, para los trabajadores pobres, jóvenes, blancos, hombres. Es muchísima población, a la cual no se le está ofreciendo una alternativa política y entonces son lógicamente cautivados por el fascismo. Me parece que ahí hay un problema serio, pensar cómo se han encarado muchas de esas luchas en términos de una lucha muy corporativa y que ha fragmentado mucho al campo popular.

Tenés el gran problema económico de fondo, el problema de esta izquierda cultural, si lo queremos llamar de alguna manera, que ha tendido a fracturar las lógicas de reclamos, y por último tenés una transformación muy fuerte de las formas de subjetivación, cómo construimos la idea de nosotros, las nociones de identidad, que tiende a facilitar la lógica del fascismo porque ha habido un aumento muy fuerte del narcisismo, mucha dificultad para registrar al otro, mucha facilidad para adherir a visiones paranoicas de la realidad, visiones conspirativas. Y podríamos poner el agregado de que las redes sociales, por su propia estructura, facilitan todo esto también, porque hacen caer mucho las inhibiciones sociales. Todo un combo que va generando un poco el terreno fértil para el avance en todo el mundo del fascismo.

¿Existe alguna manera de al menos empezar a resistir o frenar ese avance?

Yo creo que sí, lo que pasa es que implica la acción en muchos planos al mismo tiempo, me parece que por un lado el campo popular debe recuperar sus banderas. No hay movimiento popular sin resolver la situación de las grandes mayorías; no es que haya que abandonar las conquistas de la izquierda cultural, pero no van a poder sostenerse sin conquistas de fondo en el sentido de mejorar la situación de los que menos tienen. Me parece que esto tiene que ser una prioridad fundamental.

Segundo, me parece que hay que asumir de qué están hechos los malestares contemporáneos y cómo proponer más allá de esta cuestión más de fondo, una política más inclusiva en términos incluso de las propias políticas culturales. Me parece que hay un desafío muy interesante para los movimientos sociales, me parece que es un desafío muy interesante para el feminismo, pensar cómo puede continuar su lucha, que ha sido la más potente de la última década, pero bueno, cómo puede hacerlo de un modo que logre articular con otros colectivos sociales, que logre dar cuenta de otros efectos igualmente importantes del machismo en los lazos sociales, incluso del sufrimiento masculino producto del machismo.

Me parece que hay cosas muy interesantes a explorar que no se están haciendo, y también hay muchísimo para explorar en las redes sociales, en términos de que el algoritmo que hoy regula gran parte de las redes sociales no es el único algoritmo posible. Tanto para los sectores políticos como, sobre todo, para el campo de la programación, de la ciencia de datos, es un desafío riquísimo pensar si no puede pensarse en otros algoritmos, si es inevitable que la viralización tenga que ser aquello que en el ámbito privado le hacemos más click, o si uno no puede pensar que no puede haber otras lógicas de viralización que puedan priorizar otras cosas, y esto me parece que son decisiones tanto políticas como técnicas que son muy ricas para poner sobre la mesa.

Y, por último, está la importancia de construir frentes antifascistas, de poder lograr acuerdos en las estructuras políticas que les cierren la puerta a estos movimientos fascistas. Ninguna de las lógicas funciona sola, por eso me parece que hay que actuar al mismo tiempo en muchos planos. Y que es urgente e indispensable poder empezar a asumirlo.

«El fascismo está resurgiendo en distintos lugares del mundo»

«El fascismo está resurgiendo en distintos lugares del mundo»

El sociólogo Daniel Feierstein señala que los gobiernos populares o de corte socialdemócrata no están resolviendo los problemas de las grandes mayorías y que eso genera campo fértil para el crecimiento de corrientes fascistas en Argentina y en diversos países. “Es importante construir frentes y acuerdos en las estructuras políticas que cierren la puerta a estos movimientos”, plantea.

Una serie de personas y agrupaciones lleva guillotinas a manifestaciones callejeras emulando el asesinato de los funcionarios públicos del oficialismo. Después se los vincula con las ideas que desembocaron en el intento de asesinato de la vicepresidenta. La figura de Javier Milei gana popularidad y se vincula con partidos como Vox de España. El neofascismo gana la presidencia en Italia. El bolsonarismo sigue siendo fuerte en Brasil. A raíz del intento de asesinato cometido contra Cristina Fernández, algunas personas se preguntan si todos estos hechos y situaciones que suelen vincularse con lo que se conoce como la derecha significarán un resurgimiento del fascismo en todo el mundo, un nuevo impulso de un movimiento político violento y perseguidor del exterminio. Para buscar respuestas a esa inquietud ANCCOM conversó con Daniel Feierstein, sociólogo experto en movimientos genocidas.

¿Existe un avance de las ideas y las políticas de derecha a lo largo del mundo?

Yo veo que hay un resurgimiento no sólo de las ideas de derecha, sino de una especificidad que es el fascismo o el neofascismo. Es algo muy particular, esto es, la derecha tiene distintas modalidades, hay una derecha liberal, hay una derecha conservadora. El fascismo, a partir del fin de la Segunda Guerra, cayó en descrédito por lo menos hasta el fin del siglo XX, y lo que veo con preocupación es que está resurgiendo en muchos lugares del mundo. Y entonces hay que preguntarse qué significa que haya una derecha fascista, porque nos cambia muchas cosas, es una forma política muy distinta que otras formas de la derecha y hay que entender cuál es su especificidad, cuál es su riesgo y cómo se lo confronta.

A veces se usa el término derecha y el término fascismo de una forma casi indiferenciada. ¿Cuál es la distinción que hacés entre esos dos términos?

El problema del término es que hay dos abordajes que son muy empobrecedores. Uno es usar fascismo como insulto, que se ha utilizado mucho: todo el que no está de acuerdo con vos es fascista. Entonces lo que tenés es que toda la izquierda acusa de fascista a cualquier pensamiento de derecha, el antiperonismo acusa de fascismo al peronismo, cualquier autoritarismo es acusado de fascismo, la derecha acusa a la izquierda de ser izquierda fascista… Toda esa lógica de insulto no te permite entender la especificidad del fascismo. Después hay otra forma, también muy pobre, que piensa que solamente puede haber si ocurre exactamente lo mismo que ocurrió en el nazismo alemán o en el fascismo italiano. Unos ven fascismo en todos lados y otros no lo ven en ningún lado, y ninguna de las dos cosas sirve mucho. Yo creo que el corazón de la estructura del fascismo, sobre todo desde los análisis de los autores marxistas del siglo XX -que me parece que son los más ricos para pensarlo – tenía que ver con tres características.

Primero, que es una realización de la victoria del capital, una forma específica que ocurre cuando avanzan los procesos de consolidación de hegemonía de los sectores dominantes; por eso es una realización de la victoria, no solamente contrarrevolucionaria, sino que es un momento de avance sobre los derechos de los sectores populares. El segundo elemento es que está constituido por una movilización reaccionaria, y eso es muy importante porque significa un consenso activo. Muchas veces los regímenes autoritarios logran consensos pasivos, esto es, la población acepta el régimen existente; eso no es fascismo, que se constituye cuando la población participa activamente en las acciones violentas, por lo tanto, en ese sentido, es una movilización, popular pero reaccionaria, que busca defender valores regresivos, que van por una mayor injusticia, por una menor igualdad. En ese sentido son reaccionarios. Y lo tercero es que el fascismo logra una irradiación capilar del odio: lo utiliza como herramienta política. Esto también es una especificidad, porque te diría que las dictaduras autoritarias generalmente logran irradiar capilarmente el terror, y por eso paralizan y logran un consenso pasivo. Mientras que el fascismo, al lograr irradiar el odio, moviliza y logra un consenso activo.

Todos estos elementos sirven para pensar que estas afirmaciones de que cualquiera es fascista nos impiden ver dónde está el verdadero fascismo. Por ejemplo, para pensar en nuestro país, sería absolutamente incorrecto plantear que el principal conglomerado opositor, Juntos (por el Cambio), es fascista. Porque tiene muchos sectores en su interior. Algunas de sus fuerzas están empezando a articularse de modo fascista, por ejemplo Patricia Bullrich. Pero eso no quiere decir que Larreta, o Manes, o Morales u otras figuras de ese entramado político merezcan esa calificación. Me parece que hay que ser cuidadoso, porque es una diferencia muy importante la del fascismo, y comprender su avance es central para poder confrontarlo.

Incluso es muy interesante lo que pasó en esta fuerza nueva, en [sic.] Avanza Libertad, porque Milei ha empezado cada vez más a coquetear con discursos fascistas y a articularse con sectores claramente fascistas como Bussi en Tucumán. Pero al mismo tiempo le aparece, dentro de su partido, un Carlos Maslatón que lo comienza a denunciar y a desafiar justamente por ese desbande fascista. Son todos neoliberales, pero eso no quiere decir que neoliberal es lo mismo que fascista. Económicamente quizás están todos de acuerdo, pero no plantean la misma estructura de armado político, y en ese sentido me parece muy importante la distinción.

¿En qué manifestaciones concretas ves este resurgimiento del fascismo? ¿Lo ves en Brasil e Italia? ¿Y acá, con el atentado a la vicepresidenta?

Yo creo que se va viendo en distintos lugares del mundo. Brasil es una de las avanzadas más fuertes porque en Brasil empieza un poco antes de Bolsonaro, en Brasil empieza con una cantidad de acciones ya después de la destitución de Dilma, con el gobierno de Michel Temer, una serie de ataques al movimiento popular que son generados por grupos que se auto organizan de la derecha, y esos grupos van a ser fundamentales en la constitución de lo que después va a ser el movimiento político de Bolsonaro. Entonces, uno ve que comienza a aparecer y después de pronto aparece algún líder que empieza a articular esos movimientos, que inicialmente parecen como más dispersos. En Argentina diría que estamos en ese momento de cierta dispersión que se vio en el atentado; grupos que se están investigando, como Jóvenes Republicanos y Revolución Federal, claramente operan de esta manera fascista, o mismo el grupito de Sabag Montiel, Brenda Uliarte y demás. Ahora, no se puede decir que estén ya articulados en un movimiento político, pero sí que tienen lazos con distintos movimientos políticos, como el de Milei, o el de Espert; tienen lazos con Patricia Bullrich y otros sectores dentro del PRO.

Incluso diría que hay también algunos lazos importantes dentro del peronismo, quizás la figura más clara es la de Berni, que permanentemente está forzando estructuras clásicas del fascismo desde el peronismo; pero así como Berni podés tener un Guillermo Moreno, o el periodista (Santiago) Cúneo. Distintas figuras que apelan al antisemitismo, a la manipulación del odio, al discurso antiinmigrante, punitivista en términos de seguridad que busca movilizar los resentimientos sociales, en contra los planeros; o sea, la estigmatización de los desocupados. Aparece toda una serie de figuras y de motivos que con más o menos fuerza van armando un conglomerado fascista más allá de que en nuestro país todavía no se haya consolidado claramente en una representación política como la que puede tener en Brasil con Bolsonaro, o la que puede tener en Francia, Alemania, Italia o Hungría.

El fascismo ha sido muy eficaz siempre en su capacidad de sublimar o reconducir el malestar.

Daniel Feierstein

Siendo algo tan transversal, que no es exclusivo de un partido, ¿qué convierte a un grupo de personas en fascistas si no es su alineación partidaria?

Hay dos tipos de pregunta, una sería cómo lo identificamos, y eso es lo ya planteado de las tres características clásicas del fascismo. Eso por un lado; por otro lado, cuáles son los motivos profundos de que esto comience a crecer en distintos sectores, y ahí me parece que hay varios elementos. Creo que el fascismo ha sido muy eficaz siempre en su capacidad de sublimar o reconducir el malestar. Y entonces la pregunta es de qué está hecho hoy ese malestar. Me parece que en todo el mundo -esto no es propio de Argentina- los gobiernos, sea de matriz popular, sea de corte socialdemócrata, hace mucho tiempo que no están resolviendo la situación de las grandes mayorías de la población, esto por un lado. Entonces hay un malestar muy de base, estructural, económico, en sectores que están cayendo en la escala social, con una movilidad social descendente que va generando un profundo malestar que te deja el terreno muy fértil para proyectarlo a través del odio.

Por otro lado, tenés todo lo que ha sido el avance tanto en lo que podríamos llamar políticas de minorías, más allá de que no siempre sean minorías, porque las de género claramente no son de minorías, pero sí tiene que ver con identidad sexual, o con grupos étnicos, o con inmigrantes, o con distintos grupos que lo que va generando es una fractura dentro del campo popular que produce que, particularmente, los hombres jóvenes blancos se sientan… Wendy Brown dice destronados, me parece que es un poco injusto llamarlo destronados, yo diría claramente discriminados en ese sentido, por un conjunto de políticas que los construyen como el mal con mucho dogmatismo, te diría, y que entonces los arrojan en las manos del fascismo, porque yo creo que estos distintos movimientos sociales no tienen política para esa gente que es muchísima gente. Esto es, para los trabajadores pobres, jóvenes, blancos, hombres. Es muchísima población, a la cual no se le está ofreciendo una alternativa política y entonces son lógicamente cautivados por el fascismo. Me parece que ahí hay un problema serio, pensar cómo se han encarado muchas de esas luchas en términos de una lucha muy corporativa y que ha fragmentado mucho al campo popular.

Tenés el gran problema económico de fondo, el problema de esta izquierda cultural, si lo queremos llamar de alguna manera, que ha tendido a fracturar las lógicas de reclamos, y por último tenés una transformación muy fuerte de las formas de subjetivación, cómo construimos la idea de nosotros, las nociones de identidad, que tiende a facilitar la lógica del fascismo porque ha habido un aumento muy fuerte del narcisismo, mucha dificultad para registrar al otro, mucha facilidad para adherir a visiones paranoicas de la realidad, visiones conspirativas. Y podríamos poner el agregado de que las redes sociales, por su propia estructura, facilitan todo esto también, porque hacen caer mucho las inhibiciones sociales. Todo un combo que va generando un poco el terreno fértil para el avance en todo el mundo del fascismo.

¿Existe alguna manera de al menos empezar a resistir o frenar ese avance?

Yo creo que sí, lo que pasa es que implica la acción en muchos planos al mismo tiempo, me parece que por un lado el campo popular debe recuperar sus banderas. No hay movimiento popular sin resolver la situación de las grandes mayorías; no es que haya que abandonar las conquistas de la izquierda cultural, pero no van a poder sostenerse sin conquistas de fondo en el sentido de mejorar la situación de los que menos tienen. Me parece que esto tiene que ser una prioridad fundamental.

Segundo, me parece que hay que asumir de qué están hechos los malestares contemporáneos y cómo proponer más allá de esta cuestión más de fondo, una política más inclusiva en términos incluso de las propias políticas culturales. Me parece que hay un desafío muy interesante para los movimientos sociales, me parece que es un desafío muy interesante para el feminismo, pensar cómo puede continuar su lucha, que ha sido la más potente de la última década, pero bueno, cómo puede hacerlo de un modo que logre articular con otros colectivos sociales, que logre dar cuenta de otros efectos igualmente importantes del machismo en los lazos sociales, incluso del sufrimiento masculino producto del machismo.

Me parece que hay cosas muy interesantes a explorar que no se están haciendo, y también hay muchísimo para explorar en las redes sociales, en términos de que el algoritmo que hoy regula gran parte de las redes sociales no es el único algoritmo posible. Tanto para los sectores políticos como, sobre todo, para el campo de la programación, de la ciencia de datos, es un desafío riquísimo pensar si no puede pensarse en otros algoritmos, si es inevitable que la viralización tenga que ser aquello que en el ámbito privado le hacemos más click, o si uno no puede pensar que no puede haber otras lógicas de viralización que puedan priorizar otras cosas, y esto me parece que son decisiones tanto políticas como técnicas que son muy ricas para poner sobre la mesa.

Y, por último, está la importancia de construir frentes antifascistas, de poder lograr acuerdos en las estructuras políticas que les cierren la puerta a estos movimientos fascistas. Ninguna de las lógicas funciona sola, por eso me parece que hay que actuar al mismo tiempo en muchos planos. Y que es urgente e indispensable poder empezar a asumirlo.

«Alerta inquilina»

«Alerta inquilina»

Inquilinos y agrupaciones partidarias protestaron frente al Congreso contra el proyecto de Ley de Alquiler que pretende aprobar Juntos por el Cambio: propone aumentos cada tres meses y deja su valor librado al mercado.

“Las penas son de nosotros, las casitas son ajenas”, se podía leer en una pancarta colgada sobre las rejas que rodean al Palacio del Congreso. Más de un centenar de personas se agolparon sobre la esquina de Rivadavia y Entre Ríos para mostrar su desencanto y vociferar su reclamo. 

El dictamen que Juntos por el Cambio aprobó por minoría tiene como objetivo, entre otros puntos, modificar el plazo de los contratos de tres a dos años y dejar a elección de los propietarios el lapso entre aumentos, posibilitando que este se dé hasta cada tres meses. “Es muy posible que la semana que viene o la otra haya una sesión en la Cámara de Diputados para tratarlo y también es muy probable que tengan los votos para hacerlo -señala Gervasio Muñoz, referente de Inquilinos Agrupados y presidente de la Federación de Inquilinos Nacional-. Por eso, es tan importante que nos organicemos para denunciar lo que sucede”, concluye. 

La movilización tuvo también un costado artístico de parte de integrantes de Inquilinos Agrupados. De pronto aparecían casas vacías de cartón que se movían entre la multitud, mientras cruzaban la avenida Entre Ríos decenas de personas con la careta de Don Ramón (el reconocido personaje de El Chavo del 8 que era sistemáticamente amenazado de desalojo), a la vez que por un megáfono cantaban consignas como “alerta inquilina, nos dejan sin vivienda en la República Argentina”. Los reclamos también se podían leer: “Quiero alquilar, pero también vivir”.

“El cambio que proponen pretende expulsar a todos los pobres del centro de la ciudad, que pagar alquileres sea imposible y hacer que Buenos Aires sea solo para ricos”, indica JB, quien prefirió mantenerse en el anonimato. Los grandes aumentos de precios con el ciclo inflacionario han hecho que en los últimos tiempos muchas personas hayan tenido que mudarse lejos de los lugares que frecuentan en busca de precios más cercanos a su poder adquisitivo. “Hoy, a pesar de que tengo un empleo en blanco, el alquiler se lleva literalmente todo mi sueldo. Vivo en La Boca con mis tres hijos y estoy totalmente contra las cuerdas, o contra el Riachuelo -comenta JB-. Con las modificaciones que pretenden hacer no me va a quedar otra que irme de la ciudad en que nací”. 

El tratamiento de este dictamen y la posible modificación de la ley, sumados a la suba de la inflación, generan una preocupación extra en los inquilinos. Para Gervasio Muñoz “sería un retroceso para lo poco que hemos logrado hasta ahora, quedaría el campo libre para que las inmobiliarias impongan las condiciones que se les ocurran”. Facundo Cabral concuerda, “los sueldos no llegan a cubrir los aumentos y que se posibilite que haya aumentos cada tres o seis meses me parece perverso”. Con respecto a esto, el diputado nacional por el Frente de Izquierda, Nicolás del Caño, señala en diálogo con ANCCOM: “Cuando se aprobó la ley actual nos parecía que no iba a ser una solución de fondo, sin embargo, esto que están planteando no solo no es la solución si no que empeora el problema. No hay bolsillo que aguante”.

Desde la oposición se señala continuamente que la ley vigente ha probado ser ineficiente, principalmente por el índice utilizado para pautar los aumentos anuales. Sin embargo, RM, una docente y miembro de Inquilinos Agrupados, aclara: “El índice me benefició, si hubiera tenido que pagar lo que quería el mercado sería un número mucho mayor que el de ahora”. Una de las principales fallas que señala es la falta de organismos de control: “No hay ningún lugar frente al cual pueda realizar quejas. Si yo quiero denunciar alguna irregularidad, sea cual fuere, no tengo ante quién hacerlo.” Gervasio Muñoz comparte esta visión: “La ley en sí es muy protectora de los inquilinos, pero no ha habido ningún tipo de control. Una de las peleas que estamos dando es que el Estado se haga cargo del cumplimiento de la ley”. Para el dirigente, el problema no se encuentra en la tipificación de la norma sino en una falta de voluntad política: “Con el ministro de Hábitat y Vivienda actual (Ferraresi) no hay muestras de que se quiera dar un cambio de fondo”, concluye.