¿Vivir? con la mínima

¿Vivir? con la mínima

La situación de las personas adultas mayores que perciben el haber mínimo empeora cada mes: sólo en lo que va del año perdieron más de 7 puntos contra la inflación.

“Fui liquidadora de siniestros, administrativa contable, tuve una empresa constructora, un estudio de administración de consorcios que se fundió, me hice monotributista y finalmente me jubilé con la mínima”, cuenta Patricia, que aportó al Sindicato de Empleados de Comercio, al del Seguro y otros, y que recientemente se retiró. Hoy, a pesar de haber trabajado toda la vida, recibe un haber de 37.524 pesos y pierde por goleada contra la canasta básica y la inflación.

La situación y las preocupaciones de las personas adultas mayores, como insiste en designarlas la comunicadora y fundadora de la Asociación Latinoamericana de Gerontología Comunitaria (ALGEC), Mariana Liz Rodríguez, “difieren según las condiciones materiales, según la persona envejece en un barrio popular con carencias económicas, según esta persona sea homosexual, migrante, etcétera, pero lo que los conecta es la preocupación por la existencia misma, aunque no lo podamos llevar a la conciencia”.

Una preocupación más se sumó con el 5,3% de aumento del Índice de Precios al Consumidor (IPC) informado por el Instituto Nacional de Estadística y Censos (INDEC) para junio, que resulta en un 36,2% de inflación acumulada en los primeros seis meses del año. “La situación de los jubilados es crítica y, como viene la perspectiva, el deterioro va a ser mayor”, sostiene el economista y periodista Ismael Bermúdez.

Frente a la inflación sostenida hace varios años en el país, el instrumento vigente de movilidad jubilatoria es el del actual Gobierno -que reemplazó en 2021 a la ley impulsada por Cambiemos-, y que consiste en un índice que contempla en un 50% el crecimiento de la recaudación de ANSES y en otro 50% la variación de salarios, cuyos datos provienen del INDEC y del Ministerio de Trabajo.

“Esta movilidad tiene un defecto muy grande. No tiene una garantía frente a la inflación y, al mismo tiempo, como los aumentos son trimestrales, los jubilados tienen una caída adicional en el poder adquisitivo de sus haberes, o sea, sufren una doble pérdida: dentro del trimestre y luego, cuando viene el aumento trimestral, éste no repone la inflación acumulada”, explica Bermúdez. Por caso, con el último índice de precios y una inflación del 36,2% de enero a junio, los jubilados habrán recibido sólo un 29,12% de aumento, lo que equivale a una pérdida de más de 7 puntos, más la que sufrieron dentro de cada trimestre por separado.

Desde otro ángulo, Oscar Cetrángolo, economista y especialista en finanzas públicas, argumenta: “No hay ninguna razón por la cual las jubilaciones tengan que tener algo que ver con la recaudación tributaria. En los países que hay inflación, la movilidad tiene que ver con precios, con salarios o un combo de los dos, no hay otra variable razonable. Después se puede debatir si el salario que se toma es el propio, o el salario medio, pero es otro debate”.

“Si no fuera por mí, mis viejos no podrían hacer nada”, comenta Gabriela, que se ve obligada a paliar la situación de sus padres que, como otros 4,8 millones de jubilados y pensionados en el país, perciben hasta un haber mínimo. Un esfuerzo que podría considerarse doble si tenemos en cuenta que, como trabajadora activa, Gabriela aporta al sistema previsional, definido como de reparto y basado en el concepto de “solidaridad intergeneracional”, es decir que ella no invierte en su jubilación futura, sino que financia las jubilaciones hoy existentes, en contraste con lo que pasa en un sistema de capitalización individual como son las administradoras de fondos de jubilaciones y pensiones (AFJP).

“No olvidemos que estamos en un sistema de contribuciones y prestaciones definidas -destaca Bermúdez-, y lo que se vio es que durante años los gobiernos redujeron la contribución patronal, desfinanciando el sistema. Por ejemplo, en la pandemia el Gobierno eximió a sectores o empresas en crisis de pagar las contribuciones patronales. Tampoco hay un combate firme contra la evasión patronal. Hoy te encontrás con gente que dice ‘trabajé aquí, allí, pero no me hacían los aportes’. ¿Entonces qué sucede? Con un 35,40% de trabajo informal, la gente llega a la edad jubilatoria y alguien debe hacerse cargo de ellos”.

Desde su especialidad, la gerontología, Mariana Liz Rodríguez afirma: “Siempre decimos que no se trata de que las personas mayores sean más importantes que otras, sino que son igual de importantes. Todos, en cada momento de nuestra vida, aportamos de múltiples maneras. Reducir a la persona mayor a un gasto es anularla completamente como sujeto de derecho y como sujeto humano”.

“La mirada de la persona mayor no debe ser solamente la de un sujeto de cuidados”, advierte Rodríguez. En su opinión, “la referencia que una persona mayor tiene sobre sí misma es como un espejo de lo que personas de otras edades ven en ella”. “Si concibo a la vejez como una etapa en donde reina el aislamiento, la soledad, la enfermedad, es muy difícil que yo llegue a vieja y no viva la vejez en esos términos”, remarca.

En la Argentina hay 8,6 millones de jubilados, pensionados, y retirados, según los datos del presupuesto 2021, los últimos disponibles. Casi la mitad, unos 4,8 millones, cobran menos del haber mínimo. En este ejercicio, el Estado asignó a la Seguridad Social un 51,5% del presupuesto, 3.981.763 millones de pesos, seguido por Energía (8,8%, 681.929 millones) y Educación (6,4%, 492.623 millones). Se utiliza cerca del 40% del presupuesto en jubilaciones y pensiones y un 7,2% del Producto Bruto Interno (PBI).

Respecto al sistema actual, Bermúdez propone “separar a quien se jubila porque tiene 30 años de aportes y quienes lo hacen por moratoria”. “Que quede explícito que las moratorias se financian por rentas generales y el sistema previsional, en cambio, por los aportes y contribuciones. Si uno excluye a las moratorias y a las pensiones no contributivas, el sistema está dando una relación de 4 a 1, o sea, cada cuatro activos hay un jubilado, y el sistema así sería altamente financiable”, asegura.

Según Cetrángolo, “no se le puede dar un ingreso mínimo, y menos en la situación que está la Argentina, a una familia que tiene ingresos, eso es lo que hace la moratoria, es una estupidez”. “Lo que hay que corregir es la PUAM (Pensión Universal para el Adulto Mayor), que es la respuesta correcta. El sistema en absoluto es sostenible, está mal diseñado, hay que cambiarlo. Tiene que haber una reforma que no va a dar beneficios en el corto plazo, pero en algún momento hay que hacerla”, subraya.

Para Mariana Liz Rodríguez, al atentar contra los adultos mayores, estamos cometiendo, sin darnos cuenta, un autoatentado: “Debemos tener cuidado porque las personas mayores de mañana vamos a ser nosotros. La única forma de detener ese proceso es morir, y me parece que la mayoría preferimos seguir envejeciendo”, ironiza.

“Buscan transferir ingresos a las grandes empresas”

“Buscan transferir ingresos a las grandes empresas”

Es uno de los ejes de la etapa de “reformismo permanente” que de Cambiemos inauguró tras el triunfo electoral de octubre y apunta en forma directa a uno de los núcleos del electorado macrista: los jubilados. La reforma previsional que impulsa el Gobierno ya comenzó su periplo parlamentario rodeada de críticas e interrogantes. ANCCOM desglosó los ejes de la iniciativa con el director general del Centro de Economía Política en Argentina (CEPA), Hernán Letcher, para quien el proyecto -en una lectura global con el resto de las reformas- tiene como principal objetivo “transferir ingresos a las grandes empresas”. 
“El financiamiento para todas las modificaciones y reformas que propone el Gobierno está concentrado en los jubilados y en la reducción de los recursos para el Tesoro”, sintetizó el especialista.

Uno de los puntos centrales de la reforma previsional es la modificación en la fórmula para calcular el aumento de las jubilaciones: se reemplazaría la movilidad por el cálculo de la inflación que para, marzo de 2018, tomaría la variable de precios de julio agosto y septiembre de 2017 (que estaba en el orden del 5% aproximadamente). “Esto significaría entre 85 mil millones y 100 mil millones de pesos de pérdida”, sostuvo Letcher. Con respecto al Tesoro, “la pérdida sería de aproximadamente 140 mil millones de pesos”.

“El objetivo principal es transferir ingresos a las grandes empresas. Todas las medidas tienen que ser financiadas de alguna forma. Ahí entra la reforma previsional que reduce lo que tiene que ver con el pago de jubilaciones y la transferencias por asignaciones universal por hijo y salario familiar”, completó.

La reducción de cargas patronales es otro dato saliente derivado de la reforma. Desde CEPA estimaron un recorte de 42 mil millones de pesos, en base al primer borrador que hizo circular el Gobierno. 

Letcher también llamó la atención sobre la retracción del porcentual que  retenía ANSES por coparticipación. “Hay que tener en cuenta que el año próximo hay tres puntos de retracción de ese 15 por ciento que se quedaba el ANSES de la plata que era coparticipable. En su momento, la Corte (Suprema de Justicia) dijo que no se hiciera. Finalmente (el ministro del Interior, Rogelio) Frigerio acordó con las provincias y les devolvió tres puntos porcentuales por año, que serían 15 mil millones por año, que dejaría de cobrar la ANSES. El CEPA estimó que podría llegar a tener “un aumento en la recaudación por blanqueo de personal de entre 15 y 18 mil millones de pesos”. Según esa secuencia de cálculos, “la ANSES estaría en 5 mil millones de pesos arriba de lo que tiene hoy”. Y agregó. “Allí podrían cerrar los números”.

El fantasma de un posible retorno al sistema de administración privado volvió a formar parte de la discusión. “Estamos en una etapa previa ya que el conjunto de la sociedad todavía cree en el sistema previsional público”, evaluó el director del CEPA.

No obstante, Letcher advirtió que las recurrentes menciones por parte del Gobierno del estilo ´la plata no alcanza´, o la ´ANSES no da para más´, son algunas sugerencias, facilitadoras de ese debate clausurado. “Todas esas expresiones tienden a plantear que tiene que haber jubilados con beneficios y otros de segunda calidad. La eliminación de lo que fue la moratoria jubilatoria va en el mismo sentido”, agregó Letcher. Y advirtió: “Se viene una segunda etapa en donde se plantearía de manera abierta el sistema previsional privado con capitalización individual. El espíritu es romper el vínculo intergeneracional”.

El miércoles 9 de agosto jubilados y jubiladas concentraron en la puerta de ANSES, reclamando al gobierno por sus derechos.

Actualizado 23/11/2017

La reaparición histórica

La reaparición histórica

Jubilados y pensionados empiezan a  organizarse y realizar actividades, marchas y encuentros en pos de visibilizar una situación que califican como muy grave. Una vez más, como en épocas de la recordada Norma Plá, los adultos mayores necesitan hacerse ver y escuchar.  Reclaman, principalmente, por la quita de descuentos en medicamentos y la reducción de prestaciones por parte del PAMI, además de por los aumentos generales de precios y de tarifas de servicios públicos.

“Yo podía ahorrar”, dice Hebe, mientras camina junto a un grupo de 80 o 100 compañeras y compañeros jubilados frente a la Pirámide de Mayo. “Pese a cobrar 6.030 pesos igual que ahora, yo antes podía guardar algo”, cuenta. Y agrega: “Tengo un hijo desocupado y mi marido, que es masajista, tiene muy pocos pacientes, así que ya veo que voy a tener que sostener la casa, como en la época de Menem que sostenía con 150 pesos a toda la familia desocupada”.

Patricia la observa desde unos ojos clarísimos y la apoya: “Encima vas a sacarte sangre al lugar de siempre y te encontrás con que no tenés más la prestación. Por eso nos manifestamos acá, porque nunca estuvimos bien pero ahora estamos peor, no solo económicamente sino por el maltrato”. Hebe vuelve a tomar la palabra para agregar que muchos suponen que el jubilado tiene tiempo libre: “Pero nos jubilamos para disfrutar de la jubilación, no para padecerla”. El Frente de Personas Mayores, Jubilados En Lucha y varios autoconvocados de centros de jubilados barriales se han articulado para llevar adelante distintas protestas ante la situación económica que padecen.

Un señor de espaldas en la puerta de ANSES levanta un cartel en el que se lee: "El recorte en los medicamento es inhumano".

Jubilados y pensionados empiezan a organizarse y reclamar por la quita de descuentos en medicamentos y la reducción de prestaciones por parte del PAMI.

Consultada sobre la situación  de quienes viven de los haberes jubilatorios, la diputada por el Frente Renovador, Mirta Tundis, atenta a temas previsionales desde siempre, sostiene que el sector nunca estuvo tan mal como ahora. “Veo jubilados angustiados en todo el país, pero últimamente están enojados, irritados”, comenta. “Una señora en Laferrere me contó que le quitaron los medicamentos gratuitos porque el marido tiene un autito que usa para trabajar como remís. Y con estos precios no llegan a mitad de mes”, relata.  Para Tundis, el problema reside en las políticas de ajuste que implementa el gobierno. Y sostiene: “Macri y sus ministros son gente que viene de manejar empresas y solamente ven números. Recibieron un país con muchos problemas, pero después de dos años no pueden hablar de la herencia recibida. Achicar gastos en adultos mayores es realmente un genocidio”.

Si bien el bloque del Frente Renovador que integra votó a favor de la Ley de Reparación Histórica impulsada por Cambiemos, Tundis dice haber aclarado que no era ninguna reparación, sino un ajuste administrativo. Y añade: “Llega a dos millones de jubilados, pero hay casi siete millones, y además algunos reciben diez pesos de aumento, nada más”.

Eugenio Semino, Defensor del Pueblo de la Tercera Edad de la Ciudad de Buenos Aires, comenta que la canasta básica del jubilado, que se calcula desde hace diez años, arroja, con precios de abril último, una necesidad mensual de 16.137 pesos, mientras el haber mínimo es de 6.400 pesos. “El desfasaje es enorme, el haber no llega a cubrir el 40% de la canasta”, precisa. Y denuncia que “hoy hay explotación laboral de adultos mayores. Gente de edad muy avanzada está haciendo tareas penosas, riesgosas, nocturnas para completar un salario digno”. Con respecto a la reparación histórica, sostiene que no es una ley de seguridad social, sino una medida macroeconómica, porque “estaban deseosos de votar el blanqueo”. “El sector recibe plata para reactivar un poco el consumo, pero no resuelve nada del sistema previsional. A algunos ese aumento les alcanza para comprar un kilo de azúcar, no mucho más”, dice. En ese sentido, el presidente Mauricio Macri anunció un aumento del 13 % en las jubilaciones, a todas luces muy magro en función de las necesidades del sector. Cabe recordar que dicho incremento se basa en la Ley de Movilidad Jubilatoria, aprobada en 2008.

Tres señoras levantan carteles de reclamo en los que se lee: "Aumento de emergencia ya", "no votes más ajuste" y "el fondo de sustentabilidad no se toca".

“El desfasaje es enorme, el haber no llega a cubrir el 40% de la canasta”, precisó Eugenio Semino, defensor del Pueblo de la Tercera Edad de la Ciudad de Buenos Aires.

En Plaza de Mayo, María Cristina, abogada jubilada, se queja de que los remedios han aumentado 200% mientras el haber lo hizo en forma imperceptible. “La situación de PAMI es muy dolorosa. Tengo una amiga que tiene un tumor en la mama y todavía no le han dado el turno para la biopsia”, reclama. Y agrega: “Hemos decidido organizarnos en comunas, no solamente acá sino en La Plata. Exigimos la restitución de nuestros derechos y que no nos quiten ninguno más. Vamos a morir el día que Dios quiera, no el día que el actual gobierno lo decida por quitarnos los medicamentos”, concluye.

Delia se acerca y, efusiva, cuenta que no solo está preocupada por el presente sino por el futuro. “Están vaciando ANSES, y los perjudicados no son solo los jubilados actuales sino mis compañeras de trabajo que dejé hace dos años cuando me jubilé. Ellas, cuando se retiren, van a recibir monedas, es patética la situación”, evalúa. Y calcula: “Yo en un año perdí alrededor de un 18% de mi ingreso. ¿Sabés qué? El 18% de poco es mucho”.

Respecto de su agrupación denominada Frente de Personas Mayores, Patricia relata que muchas personas se acercan cuando los ve reunidos: “Impacta gente mayor, toda junta. Mirá nuestra compañera, viene con el bastón y todo”. Elsa, la compañera a la que se refiere, bromea: “Cuando llegué a la plaza lo escondí, a ver si piensan que vengo con un palo y encima me detienen”. Todas se ríen y demuestran que, si bien han perdido mucho, no han perdido el humor y, mucho menos, la dignidad.

Actualizado 29/08/2017.