¿Qué piensan los jóvenes sobre la política?

¿Qué piensan los jóvenes sobre la política?

A 40 años del retorno democrático se presentó el informe “Juventudes, política y cultura” en FLACSO. El estudio señala que quienes tienen entre 16 a 24 años no tuvieron experiencias positivas con la política debido al impacto de la crisis social y económica después de la pandemia. ¿Se puede explicar por eso el voto a Milei? El compromiso político no partidario.

Ayer se presentó en la Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales el informe “Juventudes, política y cultura”, que indaga sobre el impacto de la pandemia y sus consecuencias políticas a través del análisis de expectativas, sentimientos y percepciones de las juventudes argentinas en la actualidad.

El estudio sociológico está orientado a partir de investigaciones previas, publicadas en 2022, para las cuales se realizaron cien entrevistas a referentes sociales, barriales, comunitarios, educativos, religiosos y de la salud, con la idea de investigar las percepciones sociales que ocasionó la crisis social y económica después de la irrupción del covid 19. Muchos testimonios recolectados hacían énfasis en la preocupación por las juventudes. ¿Por qué una buena parte adhiere al movimiento libertario conducido por el candidato a presidente Javier Milei? ¿Qué está sucediendo con las juventudes?

Se realizó un trabajo de campo donde se llevaron a cabo 75 entrevistas a nivel nacional distribuidas en varios centros urbanos del país a mujeres y varones de entre 16-29 años. La investigación tuvo tres etapas: la primera se realizó en agosto de 2022, la segunda en febrero de 2023 y la tercera en junio último.

Los resultados fueron presentados por Nahuel Sosa, director de Argentina Programa, Gabriela Llamosas, antropóloga y co-coordinadora del proyecto CITRA, Beatriz Elizalde, comunicóloga e investigadora del CONICET con maestría en Antropología, y Pablo Nuñez, doctor en Ciencias Sociales, quienes expusieron los puntos más importantes de la investigación.

Como explicó Llamosas, en la primera etapa se determinó que los jóvenes de entre 16 a 24 años no tuvieron las mismas experiencias, sobre todo políticas, que los jóvenes de entre 24 a 29 años. Los más chicos transitaron su adolescencia en plena pandemia y crisis económica algo que impactó de forma negativa en la opinión acerca del Estado, las figuras políticas y las expectativas hacia el futuro. Para la segunda etapa, se pensó un nuevo recorte etario con los más chicos: “Los jóvenes nos trajeron cosas que nosotros no necesariamente habíamos pensado que eran centrales dentro de sus experiencias, sus vivencias y su tránsito habitual: la salud mental, la educación junto con el mundo del trabajo y las redes sociales”, sintetiza Llamosas. El estudio se dividió en seis ejes principales: la participación política, el Estado y las políticas públicas, la educación, el trabajo y los ingresos, la salud mental y la visión hacia el futuro.

«Nos encontramos con jóvenes que consideran la política como una herramienta de cambio y que participan en espacios que no son institucionalmente de militancia partidaria o estudiantil. No es que odian la política o están en oposición a todo”, dice Llamosas.

Participación y educación

 “La participación política no necesariamente la tenemos que seguir pensando con las categorías que teníamos antes”, explicó la antropóloga. “Hay que salir un poco de esa idea. Nos encontramos con jóvenes que consideran la política como una herramienta de cambio y que participan en espacios que no son institucionalmente de militancia partidaria o estudiantil. No es que odian la política o están en oposición a todo”.

Llamosas hace énfasis en este punto, que destaca como útil a la hora de pensar herramientas que ayuden a dialogar con ellos. En consecuencia con este punto, destaca el enfoque más llamativo: las figuras políticas. Los más chicos tampoco parecen confiar en la figura del político tradicional, en el cual también juega un rol muy importante las redes sociales: “No encontramos que la juventud se volvió de derecha o antipolítica. La realidad es que en la narrativa no nos encontramos con un discurso que adhiere a las ideas de la ultraderecha. Pero sí, a su vez, lo cual es contradictorio, se sienten atraídos por la figura de Javier Milei”.

Sin entrar en generalizaciones, la mayoría de los jóvenes no tienen una noción muy clara acerca de qué es el Estado y que es una política pública. Incluso, siendo beneficiarios de ella o utilizando instituciones que pertenecen al Estado. Llamosas lo relaciona con la educación: “En la mayoría de los casos se encontró una ausencia muy marcada, debido a la pandemia, de un espacio de formación, pero además de socialización y expresión política. Ahí hay una función que la virtualidad no pudo reemplazar”. Sin embargo, el equipo de investigación encontró que a pesar de las experiencias negativas, la educación sigue siendo primordial para ellos: “Cuando les preguntamos cuáles son las políticas que pueden mejorar la situación de las juventudes, la mayoría nos respondió ‘mejorar la política educativa’. Eso también nos apunta a que no todos ‘son de derecha’”, sintetiza Llamosas.

 

La variable género

 Un rasgo particular que se destacó a partir de las investigaciones, fue la amplia diferencia entre hombres y mujeres al elegir una figura política que los represente. Por un lado, un 40% de jóvenes varones considera que Milei es quien mejor defiende a los intereses de los jóvenes, mientras que dentro de las mujeres solo lo piensa un 12,8%. Lo curioso es que el porcentaje más alto entre las encuestadas destaca que un 51,9% no se siente representado por ninguna figura política actual. En los varones ese porcentaje baja a un 30,7%. Al igual que en la educacion, la ausencia de espacios de movilizacion feminista tambien tuvo que ver con este impacto negativo. El avance de discursos en oposición a la conquista de derechos fue una de las interrogantes que surge de la investigación.

Gabriela Llamosas descarta que tenga que ver con una posible falla en el feminismo: “Si es cierto que en un contexto de crisis puede pasar que haya algunas políticas que quizá llegaron a las mujeres por la ampliación de derechos, que eso nunca está mal, pero que también no hay que desconocer la existencia de sectores que quizás sienten que hubo un avance para algún sector y no para otro”. Y aclara: “Lo que vimos de entrada fue este desfasaje entre la atracción por un candidato pero que no necesariamente incluye el aspecto ideológico de lo que plantea. Me parece que ahí hay una clave, porque entonces no es que son pibes o pibas que están de acuerdo con esas consignas. Hay más bien una capacidad de captar la atención del grupo”.

El futuro incierto

 La pandemia articuló un malestar vinculado a los procesos sociales: crisis, inflación, pérdida de poder adquisitivo, ineficacia del estado, que además impactó sobre la idea de comunidad y nación. Sin embargo, a pesar de los estereotipos que usualmente surgen sobre la idea de política en los jóvenes, el estudio destaca con claridad los ejes que priorizan. Se descarta que todos ellos sean a-políticos, ya que se encontraron respuestas variadas que representan a un sector heterogéneo. La gran mayoría prioriza la calidad de la educación como camino hacia el progreso personal pese a que la palabra que más se repetía acerca de cómo imaginaban su futuro era “incertidumbre”. El informe busca comprender a la juventud en sus dimensiones socio-históricas y propone herramientas para pensar políticas públicas para y junto a los jóvenes. 

 

 

 

 

Juventud, ¿divino tesoro?

Juventud, ¿divino tesoro?

Según una encuesta publicada por la Carrera de Ciencias de la Comunicación de la Universidad de Buenos Aires (UBA), el 45% del alumnado abandonó en 2020 alguna o varias materias debido a factores anímicos. Asimismo, un 35% señaló no haber contado con condiciones anímicas adecuadas para seguir los estudios. La evaluación, que indagó sobre la situación de cursada durante el segundo cuatrimestre, repitió resultados similares a los que arrojó la encuesta del primer cuatrimestre. ¿Qué pasa con la salud mental de la juventud en pandemia?

El grupo etario que corresponde a la categoría “joven” se ubica entre los 18 y 29 años, según los criterios sociológicos de la Organización Internacional del Trabajo (OIT) y UNICEF. Hablamos de personas que finalizaron sus estudios secundarios y se encuentran formándose en educación superior y/o trabajando. En Argentina, el 49.2% de jóvenes en aglomeraciones urbanas es pobre, según INDEC. Un informe reciente sobre los efectos de la pandemia en los empleos, la educación, los derechos y el bienestar mental de los jóvenes concluye en varios puntos que resultan alarmantes: por un lado, la pandemia habría exacerbado la desigualdad económica, lo que repercute sobre la dificultad para conseguir empleos decentes. Al mismo tiempo, la interrupción de la educación y formación habría reducido el potencial productivo.

Un 27% de los jóvenes entrevistados por UNICEF siente más ansiedad de la que manejaba antes de la pandemia.

En este panorama, si bien el impacto de la covid-19 en la salud física de la juventud parece ser menor que para las generaciones mayores, la primera es más vulnerable a las repercusiones económicas, sociales y culturales que la pandemia está dejando. La encuesta de la OIT revela que los jóvenes perciben una reducción en los ingresos por disminución de horas trabajadas. Asimismo, la brecha se expande según género: las mujeres suman horas de trabajo doméstico al quedar a cargo de hijos, hijas o familiares menores que continúan el aprendizaje de manera virtual en sus hogares.

Otra intersección a contemplar es la regional: la transición a los estudios en línea y a distancia, parece estar más generalizada entre los jóvenes que viven en países de ingresos altos, lo que pone de relieve las grandes brechas digitales según la ubicación periférica o central del país en el que se reside.

Salud mental y crisis

Un sondeo de UNICEF sobre jóvenes y salud mental en Latinoamérica y el Caribe reportó que casi uno de cada dos de los entrevistados tiene menos motivación para realizar las actividades que normalmente disfrutaba. Además, un 27% identifica más ansiedad de la que manejaba antes de la pandemia. Sobre este tema, Florencia Zara, psicóloga y terapeuta cognitivo-conductual, asegura que la pandemia disparó estados de ansiedad al crear nuevos estresores: estímulos que generan estrés e inciden sobre la calidad de vida.

La encuesta de UNICEF señala que el 73% de los jóvenes sintió la necesidad de pedir ayuda para su bienestar físico y mental

Entre las consultas que recibe de pacientes en la franja etaria en cuestión, el miedo a contagiar a familiares resulta un tema frecuente. La tristeza, el aburrimiento y la sensación de soledad son otras de las emociones habituales. Asimismo, identifica la frustración, debido a la imposibilidad de realizar actividades de la manera habitual, y la impotencia, por la situación que escapa al control individual, como otras inquietudes que suelen aparecer.

Según la especialista, la pandemia y las medidas de aislamiento supusieron una transformación en las rutinas de los jóvenes que incide directamente sobre la salud emocional. Normalmente, los ciclos del día se orientan según los horarios determinados de trabajo y/o estudios. Con la virtualidad y el teletrabajo, las actividades habituales se vieron afectadas según los nuevos ritmos y problemáticas domésticas. Otras consecuencias que acarrea esta alteración son trastornos del sueño, como insomnio, y de la alimentación. Una investigación de la Universidad del Siglo XXI identificó recientemente que 7 de cada 10 argentinos tienen dificultades medias-elevadas para conciliar el sueño antes de dormir.

La encuesta de UNICEF también expuso que el 73% de los jóvenes sintió la necesidad de pedir ayuda en relación con su bienestar físico y mental pero que, pese a lo anterior, el 40% no solicitó asistencia profesional. Zara afirma que existen varias causas que podrían explicar este desfasaje: por un lado, las creencias que se tienen acerca de la terapia. En el sentido común aún persisten dudas sobre lo que se puede lograr en un proceso terapéutico, cómo se lleva a cabo, desconocimiento acerca de los distintos tipos de terapias que existen y la evidencia científica sobre ello.

El factor económico también resulta determinante para el acceso al sistema de salud, debido al costo de los tratamientos. Una tercera causa es la subestimación de las propias emociones. En palabras de la terapeuta: “Muchas veces las personas minimizan lo que les pasa, creen que no es para tanto, que ya se les va a pasar, que eso no es suficiente para iniciar un tratamiento. La realidad es que si algo interfiere tu calidad de vida, te genera malestar, es lo suficientemente importante como para poder hacer la consulta y evaluar qué tratamiento es el adecuado”.

Cuidar las emociones

Al comienzo de la pandemia, la Facultad de Psicología de la Universidad de Buenos Aires elaboró una guía de recomendaciones psicológicas para afrontar la crisis por la covid-19. En caso de necesitar ayuda, lo importante es poder consultar con un profesional idóneo, que realice un adecuado diagnóstico y evalúe qué tratamiento es necesario para la problemática que esté padeciendo la persona. Zara asegura: “Existen distintas herramientas que uno puede obtener en el espacio terapéutico para poder transitar las inquietudes inherentes a la pandemia de una mejor manera. Sobre todo, para que interfieran lo menos posible en el día a día”.

La encuesta de la OIT revela que los jóvenes perciben una reducción en los ingresos por disminución de horas trabajadas.

Dentro de lo que podemos hacer, resulta clave tener establecida una rutina. Si bien con la pandemia las rutinas se tuvieron que flexibilizar, cambiar o adaptar, es importante mantener un ritmo. Por ejemplo: establecer ciertos horarios para dormir, para comer, para realizar ejercicio, para distraerse. Asimismo, acotar el consumo de noticias a una franja horaria fija para evitar sobreexponerse a información que pueda despertar más ansiedad. Aunque parezcan cosas pequeñas, cambiarse el pijama y lavarse los dientes son actividades que ayudan a mantener organizado el ciclo del día en aquellos que aún no retomaron sus actividades presenciales.

A nivel afectivo, se recomienda tener una red de contención emocional con familiares y amigos al menos virtualmente. También es importante poder etiquetar la emoción por la cual se está atravesando: ¿enojo? ¿tristeza? ¿impotencia? Reconocer las propias emociones y poder comunicarlas mejora el estado de ánimo ya que produce una sensación de alivio. Si se convive con menores, se sugiere hablar con ellos sobre cómo se sienten y poder compartir cómo uno se siente. Normalizar las emociones sirve para enseñarles a gestionar sus estados de ánimo, mostrándoles las formas que tenemos los adultos de manejarlas.

Por último, son necesarios los límites: para el teletrabajo, para los estudios, para el consumo de información. Se puede establecer con horarios, así como también se aconseja reservar un espacio físico para dedicarse al trabajo o la facultad, que esté ubicado en un lugar diferente a donde se duerme. Si no se puede, sostener la diferenciación a través de horarios claros. Suena sencillo pero en la práctica se puede perder de vista. En caso que se considere necesario, no dudar en pedir ayuda profesional.

“No es lo mismo ser puto o trava en la ciudad que en un barrio del Conurbano”

“No es lo mismo ser puto o trava en la ciudad que en un barrio del Conurbano”

Una persona vista desde atrás, agitando la bandera de la diversidad.

Hace más de un década surgió el movimiento “Jóvenes por la diversidad” que se consolidaría a partir de 2015 como “Conurbanos x la diversidad”. “Somos una organización social con militancia territorial en el Conurbano bonaerense que trabaja la perspectiva de la diversidad sexual en el marco de la defensa de los derechos humanos y la lucha por una patria con justicia social”, cuenta Diego Bocchio, coordinador de la red zona oeste de Conurbanos x la Diversidad

La organización se extiende en zona oeste y sur del conurbano bonaerense, ya que está presente en localidades como Morón, Ituzaingó, Hurlingham, Merlo, Lanús y Moreno, entre otras.

“Lo que nos da identidad es el Conurbano” dice Rodrigo, representante de la ciudad de Merlo. Y continúa: “No es lo mismo ser puto, trava, trans, en la ciudad de Buenos Aires que en un barrio del Conurbano bonaerense, tiene otras complejidades, otra historia, otra demografía, otra situación social”. Por su parte, Juan Pablo Panebianco, coordinador de zona sur, dice:  “Cuando nosotros empezamos a hablar de estos temas en los barrios del conurbano era toda una novedad”.

En tanto, Diego, de zona oeste, cuenta cómo es que comenzó a formar parte de este colectivo: “Empecé mi militancia en diversidad a partir de que un hombre me golpeó en la calle en pleno centro de Morón por el solo hecho de ser puto. Ello me acercó a otros amigos y compañerxs de ruta”, cuenta. Marcos Suárez, representante de Conurbanos x la Diversidad en Moreno comenta algunas de las tareas que realizan desde el movimiento: “Trabajamos para avanzar en la cuestión primordialmente legislativa, sobre todo en las legislaciones municipales de zona oeste y zona sur, aunque también realizamos tareas a nivel provincial y nacional en relación con otras organizaciones”.

Dos personas tomadas de la mano caminando en la marcha, vista desde atrás.

Marcha del Orgullo N°26, de Plaza de Mayo a Congreso. Noviembre de 2017.

 Además, la organización ofrece ciclos de charlas “diversas y disidentes” y proyecta cine debate, realiza festivales, charlas para familias, y abrió una  escuela de formación política LGTBIQ. Aparte, reclama el cumplimiento del cupo laboral para personas trans.

Juan Pablo cuenta cómo es el panorama en la zona sur. “Tenemos trabajo territorial en Lanús, Almirante Brown, Esteban Echeverría y Berazategui, y hemos trabajado en las zonas de prostitución, como la Ruta 4, buscando reproducir programas de inclusión. La primera área de diversidad sexual en  la provincia de Buenos Aires se creó en Lanús, gracias a la gestión de Conurbanos x la Diversidad y la gestión municipal anterior, de Darío Díaz Pérez”.

Diego Bocchio, por su parte, dice: “Tras una década de avances en materia de políticas públicas y legislaciones, desde la asunción del macrismo asistimos a un real cambio de paradigma, con casos de persecución política, un alarmante incremento de la violencia hacia la comunidad LGBTIQ, lo cual incluye una creciente violencia en las calles pero también una extendida violencia institucional. El poder político avala -cuando no promueve- ese odio, esa discriminación y esa violencia que registramos y padecemos a diario en nuestras calles”. Y agrega: “Ojalá algún día lleguemos a esa utopía de una sociedad plenamente igualitaria, libre de discriminaciones y violencias, pero también de desigualdades y exclusiones. En tanto ello no ocurra, tendremos razones para no bajar los brazos y seguir militando cada día de nuestras vidas”, finaliza Diego.

Demoliendo escuelas

Demoliendo escuelas

Docentes y alumnos del Isauro Arancibia, centro educativo al que asisten chicos en situación de calle, reclamaron el martes en la Legislatura porteña frente a una nueva amenaza de demolición del edificio, ubicado en Paseo Colón 1318. Según se enteraron esta semana, la obra que se inició en febrero para reacondicionar la escuela está parada por orden del gobierno local, porque la sede del establecimiento figura en el trazado del Metrobus que está previsto para el año próximo. En 2014, la comunidad educativa había logrado un compromiso de las autoridades para cambiar el recorrido, de manera de salvar al centro educativo. Sin embargo, el Poder Ejecutivo de la Ciudad parece haber desconocido sus promesas. Además, los docentes denuncian que peligra el dictado del plan FINES, destinado a estudiantes que quieren retomar el secundario.

 Según se enteraron esta semana, la obra que se inició en febrero para reacondicionar la escuela está parada por orden del gobierno local

Según se enteraron esta semana, la obra que se inició en febrero para reacondicionar la escuela está parada por orden del gobierno local

La Legislatura porteña aprobó en 2011, a partir de la venta de terrenos en Catalinas, un presupuesto de 14 millones de pesos para refaccionar el lugar en el que se aloja el Isauro Arancibia. Tardaron cinco años en comenzar las obras porque, en el medio, apareció la amenaza de demolición por el futuro Metrobús. “Tan resistido fue que tuvieron que hacer otro trazado, no pudo pasar por acá. Los chicos fueron participes de esa oposición. Realizamos unas siluetas que partían del Atlético, el ex centro clandestino, hasta el Isauro,  abrazándolo para que no lo toquen. Hicimos las pintadas de los murales de afuera con artistas plásticos como  Luis Felipe Noé y Jorge González Perrin. Dimos, también, una clase abierta frente al Ministerio de Educación. Y, finalmente, los chicos construyeron unas estaciones del Metrobus. En el edificio Marconetti, que tenían que tirar abajo, hicieron la ‘estación familias en la calle’, en el Isauro la ‘estación chicos sin escuela’ y en el Atlético la ‘estación de la desmemoria’”, contó a ANCCOM la directora del Isauro Arancibia, Susana Reyes. “No íbamos a dejar que nos tiren abajo, estábamos todos agarrados de uñas y dientes. Este espacio no, es de los pibes”, remarcó.

"En el Isauro la ‘estación chicos sin escuela’ y en el Atlético la ‘estación de la desmemoria’ ”, contó a ANCCOM la directora del Isauro Arancibia, Susana Reyes.

«En el Isauro la ‘estación chicos sin escuela’ y en el Atlético la ‘estación de la desmemoria’ ”, contó a ANCCOM la directora del Isauro Arancibia, Susana Reyes.

El actual Ministro de Transporte de la Nación Guillermo Dietrich, entonces subsecretario de Transporte del Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires, invitó en ese momento a un estudiante a viajar en el Metrobus, para explicarle la importancia del transporte público. El alumno, devolviéndole la gentileza, le ofreció pasar una noche en la calle. Luego de la resistencia que llevaron a cabo desde el Isauro Arancibia, Dietrich firmó un acta frente a los chicos, en la que se comprometía a no demoler la escuela.

Frente a la demora en las obras de refacción y el nuevo rumor de demolición que apareció esta semana, los docentes fueron acompañados por tres estudiantes a la audiencia pública de la Comisión de Educación de la Legislatura, donde además de pedir información sobre su situación, plantearon el problema que atraviesan. Los presentes votaron y aceptaron el pedido de informes. Además, la escuela recibió el apoyo de los legisladores del Frente para la Victoria (FPV) Paula Penacca, Lorena Pokoik y Pablo Ferreyra.

La institución, que surgió en 1998 con apenas diez alumnos, no siempre funcionó en el actual edificio. “Nos iban mudando de un lado al otro. Éramos una escuela en situación de calle, como nuestros pibes. Empezamos a pelear y pedir, y recién en 2011 nos mandaron acá”, explicó la directora Susana Reyes.

Aunque consideran que la calidad de las obras que se estaban realizando no reflejan la suma de dinero asignada por el Gobierno de la Ciudad al proyecto, la comunidad educativa estaba expectante con la construcción, ya que era un importante avance respecto a las condiciones en las que venían dando clases: “Estábamos muy apiñados, nos teníamos que ir turnando para hacer actividades”, describió Reyes. En el primer piso del establecimiento funcionaba primero, segundo y tercer ciclo, un grado de nivelación, una biblioteca, una sala de maestros, el jardín y un aula, dividida en tres, para distintos cursos de formación profesional. En planta baja había un salón de usos múltiples, y el subsuelo estaba inundado.

Frente a la demora en las obras de refacción y el nuevo rumor de demolición que apareció esta semana, los docentes fueron acompañados por tres estudiantes a la audiencia pública de la Comisión de Educación de la Legislatura.

Frente a la demora en las obras de refacción y el nuevo rumor de demolición que apareció esta semana, los docentes fueron acompañados por tres estudiantes a la audiencia pública de la Comisión de Educación de la Legislatura.

Según explicó Reyes a ANCCOM, “La relación con el Gobierno de la Ciudad siempre fue conflictiva. Ellos nunca actuaron por iniciativa propia, sino por órdenes judiciales. A tal punto que, por ejemplo, para subir al primer piso teníamos que usar la escalera, que es de mármol, y no le habían puesto las tiritas antideslizantes (obligatorias para las escaleras). Las alumnas subían y bajaban con sus bebes en brazos y todos temblábamos. Tampoco tenía pasamanos. Para que pongan las tiritas tuvimos que esperar una orden judicial”. Inés García Guerreiro, maestra de primero y segundo ciclo, agregó: “El Gobierno de la Ciudad nos ha hecho ejercitar mucho en lo que es la defensa del proyecto y la resistencia. Muchas de las respuestas que se han obtenido hasta ahora tienen que ver con un enorme trabajo de vinculación con la comunidad, con organismos de derechos humanos, con organismos sociales que siempre han estado cerca, y con espacios de formación, que nos acompañan cada vez más”.

Al centro educativo asisten chicos y chicas que viven en la calle y que toman al Isauro como un lugar de referencia y de contención. García Guerreiro contó que cada año, al inicio de clases, les pregunta por qué vienen a la escuela. La respuesta es casi siempre la misma: “Porque quiero ser alguien”. Es un espacio que les permite no solo terminar la primaria, sino formarse profesionalmente. Durante el turno escolar, los estudiantes aprenden los contenidos curriculares tradicionales y en el contraturno cuentan con talleres optativos de costura, panadería, serigrafía, peluquería, circo y arte, entre otros que les permiten desarrollar habilidades y oficios.

"Al centro educativo asisten chicos y chicas que viven en la calle y que toman al Isauro como un lugar de referencia y de contención".

«Al centro educativo asisten chicos y chicas que viven en la calle y que toman al Isauro como un lugar de referencia y de contención».

Además, los chicos del Isauro escriben una revista que se publica dos veces por año, La realidad sin chamuyo, que luego venden en la calle.  “Uno de nuestros fundamentos más grandes es ofrecerles la oportunidad de que puedan pensar un proyecto para su propia vida”, explica la docente. Por ello, lo que proponen es reorganizar el programa de enseñanza de manera tal que tenga en cuenta las problemáticas que más sufren –la vivienda, la salud y la familia–, y a partir de ahí desarrollar los contenidos. Consideran que no solo debe educarse para el trabajo, sino para la libertad: “Para nosotros es muy importante que los pibes puedan verse a sí mismos como sujetos históricos que tienen un devenir, que pueden construir un futuro. Porque la característica de un chico o chica en situación de calle es la inmediatez, el presente continuo. Que puedan elegir, tener un pensamiento crítico sobre su situación, que puedan construir colectivamente con otros, eso es lo que nos interesa”, reflexionó Reyes.

Los docentes no solo se encuentran preocupados por la amenaza de demolición y la posibilidad de que cierren el secundario, sino también por el cambio de gestión en el Gobierno Nacional.

Los docentes no solo se encuentran preocupados por la amenaza de demolición y la posibilidad de que cierren el secundario, sino también por el cambio de gestión en el Gobierno Nacional.

¿El fin del FINES?

En abril, además de los cursos profesionales, enseñanza primaria para mayores de 14 años, un jardín para que los estudiantes puedan traer a sus niños, y un curso de nivelación para preparar a los menores de 14 para el ingreso a otros primarios, el centro agregó la posibilidad de terminar el secundario. Sin embargo, según contó la maestra Lila Wolman, el FINES también peligra: “Parece que hay una nueva reglamentación que estipula que las comisiones que se abrieron hasta 2015 siguen y las de 2016 cierran. Es terrible, y más con la cantidad de chicos ilusionados que tenemos haciendo la secundaria acá. Estos chicos no pueden ir a estudiar a otro lado”, explicó.

Los docentes no solo se encuentran preocupados por la amenaza de demolición y la posibilidad de que cierren el secundario, sino también por el cambio de gestión en el Gobierno Nacional. “Con el gobierno nacional anterior pudimos hacer muchas articulaciones con los ministerios. Con el de Trabajo teníamos, por ejemplo, un curso de entrenamiento para el empleo. Con el Ministerio de Seguridad, un taller de bicicletas. Con Desarrollo hicimos otros emprendimientos también. Nos daban respuestas. Dentro de lo que se podía, porque esta es una escuela que depende del Gobierno de la Ciudad. Esos programas no están más. Hacer un curso de bicicletas con Patricia Bullrich… no me lo imagino. Igual fuimos a ver si lo podíamos retomar, porque hay 500 bicicletas que tenemos para reciclar. Pero todavía no nos dieron respuesta”, expresó Susana Reyes.

En el primer piso del establecimiento funcionaba primero, segundo y tercer ciclo, un grado de nivelación, una biblioteca, una sala de maestros, el jardín y un aula, dividida en tres, para distintos cursos de formación profesional.

En el primer piso del establecimiento funcionaba primero, segundo y tercer ciclo, un grado de nivelación, una biblioteca, una sala de maestros, el jardín y un aula, dividida en tres, para distintos cursos de formación profesional.

Por otro lado, según contó García Guerreiro, el cambio de rumbo de las políticas públicas no solo afectó a la calidad de educación que pueden ofrecer, sino también a la cotidianidad de los estudiantes: “Cada vez se nos va a hacer más notorio que no está pasando lo mismo. Lo que se ve, tanto a nivel nacional como a nivel ciudad es otra condición de los pibes. Los están reventando afuera. Y esas son decisiones del gobierno. El actuar de la policía es una decisión de gestión del gobierno también”.  El Isauro Arancibia es el centro al que asistía Roberto Autero, el adolescente de 16 años que murió a causa de un disparo efectuado por Sebastián Ezequiel Torres, policía de la Metropolitana. “El tipo todavía está libre. La Metropolitana hasta ahora se la sigue llevando de arriba”, manifestó la directora.

La pesadilla que creían haber superado años atrás, vuelve a amenazar: la desaparición del Isauro. Sin embargo, nuevamente, los docentes, alumnos, y la comunidad se organizarán para que esto no suceda. “Este lugar no es cualquier lugar –concluye Wolman-, no nos pueden dar un edificio en Palermo, por ejemplo. Los chicos duermen cerca de esta escuela. Vienen de Constitución, de Retiro y de las ranchadas de San Telmo. Tenemos que empezar a armar un plan de lucha, con toda la gente que nos acompaña, y hacerle frente a esta situación. Vamos a resistir, como lo venimos haciendo hace años”.

“Para nosotros es muy importante que los pibes puedan verse a sí mismos como sujetos históricos que tienen un devenir, que pueden construir un futuro».

 

Actualizada 21/04/2016

Remo a remo

Remo a remo

Dos botes angostos y largos van y vienen, cada uno navegando por tres tripulantes, un par de instructores que se encarga de señalar aciertos y errores y cuatro chicos que paletean contra una débil corriente de agua turbia y cuyos movimientos sincronizados son fuente de energía de las embarcaciones. Los jóvenes son vecinos de la Villa 21-24 e integran el programa Deportes para la Inclusión.

Reman envueltos en chalecos flotantes naranjas, entre una vegetación copiosa y unas casitas precarias de hormigón ubicadas a metros de la orilla, frente al Meandro de Brian, una curva sinuosa del río Matanza-Riachuelo, dentro de la Comuna 4 y bordeando los márgenes del barrio porteño de Barracas. La blancura de los botes contrasta con un agua negra que ha sido oscurecida por dos siglos de irresponsabilidad ambiental. A lo largo de la historia, el Estado no controló a las fábricas como debería haberlo hecho y el empresariado desechó sistemáticamente sus residuos tóxicos en el río para aumentar su rentabilidad.

Los jóvenes son vecinos de la Villa 21-24 e integran el programa Deportes para la Inclusión. Se muestra la foto de varios chicos a punto de salir con su bote.

Los jóvenes son vecinos de la Villa 21-24 e integran el programa Deportes para la Inclusión.

Un informe de la Fundación Ambiente y Recursos Naturales (FARN) publicado hace tres años había denunciado la ausencia de un plan integral que remediara en conjunto el daño ambiental y mejorara la calidad de vida de los siete millones de habitantes que son afectados a diario por los problemas que arrastra la cuenca. Si bien dicho informe destaca algunos logros de la intervención estatal ocurridos durante 2010 y 2012 (como la fiscalización de las industrias y la remoción de 100 basurales y puntos de arrojo sobre un total de 360), todavía queda pendiente un Plan de Ordenamiento Ambiental, conforme a lo establecido por la Ley 26.168 (diciembre 2006), que permita una planificación de las actividades productivas, que regule las obras del Estado y que proteja los espacios verdes.

Por otra parte, es la Autoridad Cuenca Matanza Riachuelo (ACUMAR),  el ente tripartito formado por Nación, provincia de Buenos Aires y la Capital y que se creó en 2006, la que realizó distintas actividades de limpieza del río y de basurales, desarrollo de cloacas y agua potable y control de residuos industriales. En tanto, los planes de relocalización de los habitantes que viven en las zonas más contaminadas de la cuenca han avanzado, pero todavía queda mucho por hacer.

Chico remando en su bote.

Un informe de la Fundación Ambiente y Recursos Naturales (FARN) publicado hace tres años había denunciado la ausencia de un plan integral que remediara en conjunto el daño ambiental y mejorara la calidad de vida de los siete millones de habitantes que son afectados a diario por los problemas que arrastra la cuenca.

Por su parte, los habitantes del asentamiento de Barracas aseguran que el agua no presenta la contaminación de tiempos no tan lejanos: a simple vista, dicen, no luce tan sucia y el olor no es tan intenso como en otros sectores. Pero esta larga cuenca sigue compuesta por un veneno ácido que se extiende a lo largo de 64 los kilómetros que la componen.

Pero para el grupo de chicos que entrena semana a semana no hay contaminación posible que sea excusa para no remar en “nuestro río”. Ellos son parte del programa de actividades de promoción cultural y prevención del delito y la violencia que fomentan en conjunto -al menos hasta el 19 de diciembre pasado- los ministerios de Cultura y de Seguridad, con el apoyo de los de Salud y Desarrollo Social de la Nación. El proyecto contemplaba, entre otras disciplinas, clases de remo gratuitas a adolescentes de entre 14 y 21 años de la Villa 21-24, impartidas por personal de Prefectura Naval. Comenzó en 2012 y se ha mantenido hasta hoy con algunas interrupciones en el medio. Sus integrantes confían que a partir de abril retomarán las actividades.

Graciela Martín Ruiz trabaja como coordinadora de la Mesa de Seguridad Barrial, un programa de la Subsecretaría de Participación Ciudadana, dependiente del Ministerio de Seguridad. El organismo tiene como función sumar a los vecinos y las organizaciones sociales en las políticas contra la delincuencia y por la integración social. La coordinadora asegura que los deportes contribuyen en la prevención del delito pues son una vía para la inclusión social. Y explica: “La seguridad no se hace con un policía más, un policía menos, se hace también desde la contención y la capacitación de los sectores menos pudientes. El remo es un deporte menos conocido porque suele ser muy costoso y para las clases sociales de mayores recursos. Apostamos a que esta actividad les sirva a los chicos más relegados a que participen en deportes distintos y que, a futuro, les pueda servir para integrarse en el mercado laboral de la náutica”.

 

Asimismo, el programa sirve como un modo sino de ensamblar al menos de acercar a algunos actores sociales que históricamente resultan antagónicos, como lo son el de las fuerzas de seguridad y la parte de la sociedad civil económicamente más castigada. “La Prefectura Naval capacita a sus profesionales y lo que buscamos es que ese personal capacite a la gente común. Que ese conocimiento no se quede dentro de los cuarteles sino que también se enriquezca la ciudadanía”, puntualiza Ruiz.

Marcelo Avellaneda tiene 29 años, trabaja de remisero y se ha capacitado para coordinar la actividad. Durante la semana entrena a los chicos en el Parque Leonardo Pereyra, a unas diez cuadras del asentamiento; lo hace después de las 7 de la tarde, de modo de no interrumpirles la actividad escolar. Y además cumple la importante tarea de oficiar de nexo entre los habitantes del barrio y los prefectos. Rememora la génesis del proyecto de esta manera: “Lo que comenzó siendo una colonia de verano terminó como un proceso inclusivo más amplio”.

Tres chicos remando en su bote.

Los habitantes del asentamiento de Barracas aseguran que el agua no presenta la contaminación de tiempos no tan lejanos: a simple vista, dicen, no luce tan sucia y el olor no es tan intenso como en otros sectores.

El docente agrega: “Lo que es una disciplina que lleva tiempo entrenar pasa a ser también un espacio de contención en estas zonas vulnerables”. Al ser consultado sobre su experiencia en navegación en el estado actual del Riachuelo, Marcelo asevera que en los primeros años de la actividad el río estaba todavía más contaminado. “El nivel de descomposición lo tiene que determinar un científico o un especialista en ambiente, pero a nosotros, que realizamos esta actividad, no nos afecta, porque no tocamos el agua. Aunque sí lo que molestaba mucho era el olor, que ahora disminuyó bastante; al menos en esta zona”, se explaya.

Unos quince chicos y chicas integran el grupo que reparte su tiempo entre la asistencia a la escuela y el aprendizaje de esta actividad milenaria. El sábado es el día tan ansiado por todos. Si el tiempo acompaña y Prefectura da el permiso, el entrenamiento semanal es puesto en práctica en el Riachuelo, en una jornada que se extiende desde las diez de la mañana hasta la una de la tarde.

“Lo que es una disciplina que lleva tiempo entrenar pasa a ser también un espacio de contención en estas zonas vulnerables”. Dos chicos remando sobre su bote en el río.

“Lo que es una disciplina que lleva tiempo entrenar pasa a ser también un espacio de contención en estas zonas vulnerables”

El día, efectivamente, acompaña. Y Marcelo está vestido para la ocasión: pantalones cortos, musculosa y una gorrita que atemperan la inclemencia de un sol que atraviesa el celeste de un cielo que contrasta con el negro del agua. Su labor empieza más temprano, ya que todo debe estar listo antes de la llegada de Prefectura. En conjunto con otros dos coordinadores, el jardinero y el casero, todos vecinos del asentamiento, entre mate y mate, prepara el equipo, alista los botes, los lava y los ensambla en el agua, con el cuidado de amarrarlos bien a la plataforma flotante. El muelle de la villa, de unos 20 metros de ancho por 12 metros de largo, está ubicado en el sector llamado Tres Rosas o El Fondo, demandó una inversión de 400 mil pesos y su reconstrucción ha sido realizada por sus propios habitantes, sobre unas maderas originales, las cuales aún aguantan la corrosión, desde que fueron levantadas hace unos ochenta años.

Miguel Vallejos, de 17 años, toca el trombón en la Orquesta Juvenil de Barracas, desde el inicio concurre al programa y jamás había tenido en mente realizar este deporte. A veces nota que sus amigos del barrio temen acercarse a esta práctica por miedo al río y a la contaminación. “Aunque es molesta la basura que pasa, que hace que se traben las palas y que se ensucien los botes, la contaminación no es una traba para navegar, porque es tan lindo…”, asegura Vallejos.

Río Matanza y detrás, las casas bajas

“El nivel de descomposición lo tiene que determinar un científico o un especialista en ambiente, pero a nosotros, que realizamos esta actividad, no nos afecta, porque no tocamos el agua. Aunque sí lo que molestaba mucho era el olor, que ahora disminuyó bastante; al menos en esta zona”.

Alejandro Moreira, también de 17 años, hace un año que participa de la actividad. De inmediato se enganchó con la remada. Siempre hizo mucha ejercicio físico, pero destaca que no hay deporte más completo que el remo. “Trabajás todos los músculos: pecho, espalda, brazos, piernas”, indica.

Otro miembro del equipo, Vladimir Acevedo, de  16 años, siente que el remo le aporta habilidad y sabiduría a su vida, y fue a partir de Deportes para la Inclusión que encontró su vocación: se imagina en un futuro no tan distante en la Academia de Prefectura. A su lado, Aldo Encina, de 17, cuenta que empezó a entrenar con Marcelo las últimas semanas y este fin de semana pasó a hacer la práctica en el agua. Al principio se le notaba la falta de coordinación en las brazadas, pero con el correr de los kilómetros fue tomando ritmo y sincronización. Cree que con determinación cualquiera puede pasarla bien en este deporte.

Víctor Cornejo es delegado de la Manzana 28 y contribuye en las tareas de mantenimiento del sector. No deja de destacar el valor del programa, pero señala que sería conveniente un mayor presupuesto, porque los insumos suelen deteriorarse con frecuencia.

Tres de los chicos que practican remo en la Villa 21-24 sentados en un banquito, al lado del río.

Vladimir Acevedo, de 16 años, siente que el remo le aporta habilidad y sabiduría a su vida, y fue a partir de Deportes para la Inclusión que encontró su vocación: se imagina en un futuro no tan distante en la Academia de Prefectura.

Aunque parece un hermano mayor, a Marcelo los chicos le dicen “profe”, pero él especifica que su función es la de “coordinador terrestre”: controlar la actividad que se desarrolla a partir del entrenamiento diario en el parque y termina con el abordaje al bote, el cual se realiza desde la plataforma flotante que funciona de enlace para bajar del muelle al agua. Después de que él se encarga de chequear las normas de seguridad, la actividad pasa a ser controlada por los instructores de Prefectura. Marcelo anhela que la Asociación de Remo de la Argentina deje de lado el prejuicio y la subestimación y atienda el pedido de federación de los jóvenes de la villa. Según él, hay varios chicos a quienes les avizora un porvenir promisorio en este deporte. “Es solo cuestión de que se les permita la inscripción a competiciones así pueden medirse deportivamente, así la actividad deja de ser solo un pasatiempo”. Y especifica: “Que podamos entrenar con un objetivo más grande”.

La escuelita de remo ha sido invitada a participar en diversos festivales y certámenes. Sus chicos han navegado más allá de La Boca, en el Tigre, en Quilmes y en Zárate. Representa un ejemplo de acercamiento de la cultura del deporte a los hijos de las familias de las clases más relegadas. Constituye un engranaje que permite proyectar sueños individuales y contribuye al desarrollo de la comunidad entera. Pero requiere el compromiso y el esfuerzo de ser ampliado y sostenido a largo plazo. Por lo pronto, la alegría de remar de los jóvenes de la Villa 21-24 se extendió hasta fines de este 2015. Está en manos del nuevo gobierno la posibilidad de que los chicos la puedan seguir remando.