Un cuerpo argentino y federal

Un cuerpo argentino y federal

¿Cómo es el estudio antropométrico que se realiza en todo el país para poder implementar la Ley de Talles?

Es el centro neurálgico de la ciudad de Morón, hay vendedores ambulantes; olor a comida chatarra; padres y madres buscando sus niños en el colegio; gente corriendo porque suena la barrera de la estación y el tren se les va; la catedral descansa justo enfrente del edificio municipal y al lado de una estatua de San Martín, plantada en el medio de la plaza, hay niños jugando a la pelota. 

Nadie imaginaría posible estar en ropa interior justo en el medio de ese caos de un viernes al mediodía.

-¿Qué es lo que hacen ahí? – Una mujer le pregunta a otra que acaba de salir de un container puesto en el medio de la plaza central que funciona de frontera entre lo que pasa adentro y afuera.

-Es el Estudio Antropométrico Argentino, lo podes hacer ahora si querés.

¿Pero te tenés que quedar en ropa interior?

Si, pero no pasa nada. Nadie te ve. Deberías ir, esta bueno porque es para una buena causa.

– Bueno, voy a hacer unas compras y veo ¡gracias!

“El primer relevamiento federal de la morfología y las medidas de los cuerpos argentinos”, dicta el folleto que viene dentro de la bolsa que brindan como souvenir. El Estudio Antropométrico Argentino (EAAr) se realiza para cumplimentar la Ley N° 27521, más conocida como la Ley de talles, aprobada en diciembre 2019 y reglamentada dos años más tarde, en mayo pasado, con el decreto 375/2021. El principal objetivo de este estudio es alimentar, a través del relevamiento morfológico por rango etario, género y región, al Sistema Único Normalizado de identificación de Talles de Indumentaria (SUNITI). Este será el encargado de garantizar un sistema de talles que deberán usar todos los comerciantes y fabricantes de indumentaria, incluyendo zapatos y ropa de trabajo. 

Adentro del cubículo te reciben con amabilidad, el lugar parece un consultorio médico del futuro. Al costado izquierdo está la balanza con el tallímetro, en el derecho se encuentra el sensor y detrás de la cortina negra, la gente que lo maneja. Hay que desvestirse, atarse el pelo bien tirante para evitar confundir al sensor, pesarse, medirse y colocarse erguidamente dentro del aparato y esperar el “Listo” de las personas detrás de la cortina. En solo quince segundos, las 16 cámaras infrarrojas son capaces de realizar 400 mediciones en un solo escaneo.

– ¿Tenes algún problema de salud?

– ¿Consideras que tu alimentación es saludable?

– ¿Haces deporte? ¿Con qué frecuencia?

– ¿Conseguís ropa habituada a tu talle? ¿Y calzado?

– ¿Tenés casa propia, alquilada o prestada?

– ¿En cuál de estos rangos se encuentran los ingresos de todas las personas de tu casa? 

Estas y otras preguntas forman parte de la entrevista que hacen en una carpa, justo al lado del container, y que es necesaria antes de hacer el estudio. Los datos recogidos a través de esta entrevista y de las mediciones formarán parte de la primera base de datos nacional de medidas antropométricas (que se renovará cada diez años), creada por el Instituto Nacional de Tecnología Industrial, más conocido como INTI. “Este es un proyecto importantísimo en muchos aspectos, principalmente para establecer parámetros de medida para cada talle porque en nuestro país está la Ley de Talles, pero no dice cuánto tiene que medir cada talle”, subraya Andrea, la entrevistadora y empleada del INTI que trabaja en el sector de textiles. “No pertenezco al proyecto, pero ayudo porque me parece muy importante”, agrega. 

En Argentina se cuenta con dos de estos escáneres de alta complejidad. Actualmente uno se encuentra en la ciudad de Paraná, Entre Ríos, en el Centro Cultural y de Convenciones La Vieja Usina, más precisamente. Mientras que el otro tiene como destino la ciudad de Neuquén. El objetivo es llegar a las 6.500 personas escaneadas a lo largo y ancho de país haciendo posible un estudio morfológico federal que permitirá sacar parámetros desde los cuerpos norteños a los patagónicos. Y, con esta información, que todos y todas las argentinas puedan conseguir ropa acorde a las características de cada cuerpo.

De naftero a eléctrico

De naftero a eléctrico

Desde principios de este año comenzó a desarrollarse en Argentina el proyecto de Reconversión Eléctrica Automotriz (RETROFIT, por sus siglas en inglés), un proyecto impulsado por el INTI en el que se busca, entre otros objetivos, desarrollar un manual de buenas prácticas para la transformación de vehículos de combustión interna a eléctricos de forma segura. El pasado 12 de febrero el presidente del INTI, Ruben Geneyro, firmó un convenio con la empresa misionera Tecnología S.A.

“La idea es copiar o asimilar las virtudes de lo que se realizó en el GNC tratando de impulsarlo desde el punto de vista eléctrico”, explica el ingeniero mecánico Diego Marino, jefe del Departamento de Desarrollo para la Industria de la Movilidad del Instituto Nacional de Tecnología Industrial (INTI). “También brindar una capacitación, dar las líneas básicas para poder hacer una reconversión, y generar el desarrollo de proveedores que vean que hay un mercado seguro que no va a producir accidentes, que la gente empieza a optar por esta temática y de ahí se comienzan a generar estos nuevos mercados de acción”.

El manual en el que trabaja el INTI está pensado tanto para grandes fábricas como para talleres mecánicos autónomos.

La reconversión se plantea ¿por cuestiones ambientales o por avance tecnológico?

La movilidad sustentable es una solución no solamente para el tema de la contaminación por los gases de efecto invernadero y la contaminación auditiva que generan los vehículos a combustión. Además es un salto tecnológico que la Argentina tiene que asimilar en el corto o mediano plazo porque en el futuro van a ser este tipo de vehículos los que se van a empezar a fabricar y la movilidad convencional va a quedar para muy pocos casos o para cuestiones que no se puede reemplazar. No digo que ya tenemos que desechar todo lo convencional sino empezar a articular muchos aspectos con respecto a la movilidad sustentable y el RETROFIT podría ser ese nexo entre un vehículo 0km eléctrico y uno 100 por ciento a combustión.

 

¿En qué área se desarrolla el proyecto?

Mi departamento se llama Desarrollo para la Industria de la Movilidad que está dentro de la subgerencia de Energía y Movilidad, la cual cuenta con cuatro departamentos: la generación de energía a través de energías renovables; la distribución y la gestión de esa energía; la acumulación a través de sistemas, por ejemplo litio, hidrógeno, plomo ácido, y después el uso aplicado a vehículos que es el Departamento de Movilidad. En ese departamento tenemos dos pilares fundamentales donde estamos trabajando que es el área de drones y el área de movilidad sustentable.

 ¿Cómo surgió el proyecto RETROFIT?

Surge como una investigación que realizamos a partir de varias experiencias o interacciones con distintos usuarios para ver qué es lo que se está necesitando o cuáles son las tendencias que se vienen dando en Argentina, en Latinoamérica y en el mundo. En Latinoamérica el tema la modificación de la planta motriz convencional por una eléctrica se viene dando desde hace un tiempo y ahora está tomando un impulso. El RETROFIT viene de acuerdo a esa investigación y empezamos a articular qué se necesitaría en Argentina como base para comenzar a fortalecer esta temática y cuál sería el objetivo final del programa. Nosotros queremos armar un manual para poder distribuirlo y que sea oficial, pero el objetivo también es tener un prototipo que permita hacer investigación y desarrollo de componentes y de comportamientos de vehículos con RETROFIT.

¿De qué consta el convenio?

La empresa misionera Tecnología S.A es la primera con la que firmamos el convenio donde estamos trabajando en el desarrollo de un manual de buenas prácticas. No podemos empezar a proyectar cómo va a tener incidencia tanto técnica o económica si no dan las pautas para poder hacer bien un RETROFIT de forma segura y siguiendo por lo menos un procedimiento adecuado. Entonces, el convenio consta de que vamos a realizar -junto con una empresa- y articular todas las condiciones para generar este manual de buenas prácticas. Vendría a ser como el procedimiento inicial o las indicaciones que darían la seguridad de cómo realizarlo. El RETROFIT no es de una provincia, sino que tiene alcance federal. Estamos hablando con gente de Buenos Aires, de Capital, de Misiones, de Entre Ríos, de Salta, de Tierra del Fuego que en su totalidad o en una parte se están incorporando.

¿Qué es el Manual de buenas prácticas de Reconversión Eléctrica Automotriz?

Son como las indicaciones o los procedimientos o los resguardos que hay que tener a la hora de realizar un procedimiento técnico. Es aplicable a cualquier tipo de emprendimiento de manufactura. Así, estaríamos disminuyendo el grado de fabricación o modificación casera y de error importante a la hora de convertir un vehículo. Entonces con esas bases podemos planificar distintos aspectos de un proyecto general. Lo apuntamos a los talleres pero a estos últimos no los modificamos para que sea uno de una multinacional o de un vecino que se puso un taller técnico. Queremos darle las pautas para que cualquier tipo de taller cuente con el equipamiento y las condiciones para que el operario que va a realizar esa práctica esté seguro de cómo hacer estas modificaciones para que el vehículo pueda circular. Después el grado del taller o su sofisticación, eso dependerá de cuánto se pueda invertir y qué elementos se puedan ir articulando. O sea desde el volumen que quiera hacer RETROFIT, si quiere hacer uno por mes es una cosa, cien por mes es otra. En este manual lo que se va a alterar es un vehículo que ya esté diseñado de fábrica. Los diseños propios dentro de una fábrica multinacional o nacional tienen ya una estructura de trabajo en la que el RETROFIT no va a incorporarse.

La reconversión de los vehículos puede ser parcial o total.

¿Existe a nivel mundial algún manual de este estilo?

De este estilo no y sí. Digo “no”, primero porque estuvimos investigando y no hay algo así como lo que queremos armar pero si hay lineamientos técnicos, por ejemplo, en Francia, Australia, hasta en Latinoamérica. Uruguay es el primero que impulsó esto del RETROFIT, más o menos armó algunos lineamientos técnicos pero no en concepto de un manual. Francia, en Europa, es el que está más avanzado porque ya legisló o está por legislar con respecto al RETROFIT. Están esperando el “ok” pero cumpliendo ciertas reglas obligatorias.

 ¿En qué instancia se encuentra el proyecto?

Estamos avanzando bastante y adecuando de acuerdo a los plazos que nos permite la pandemia. No quedó dormido, todas las semanas tenemos un logro que venimos proyectando de acuerdo a la planificación. Cuando hay un proyecto de desarrollo siempre se pone un plazo pero con el tema de la pandemia, las cuestiones de circulación y hasta de proveedores se complica un poco, por esto mismo es difícil aventurar un plazo.

¿Qué clase de vehículos reconvierten?

Nuestro proyecto se encuadra en vehículos utilitarios porque notamos que es el primer eslabón de la cadena que queremos avanzar, pero se puede dar desde motos hasta buses, camiones y puede ser aplicado un RETROFIT 100 por ciento donde se cambia toda la motorización; o un “hibridizaje”, o sea con un porcentaje eléctrico. Hay distintas formas de hacerlo híbrido y de generar el combustible para estos nuevos motores. Intentamos en la primera aproximación ir a un vehículo que tenga la posibilidad de convertirse en flota, ya que a eso apuntamos y además por las virtudes que tienen este tipo de vehículos -utilitarios-, por ejemplo su propiedad que es transportar cargas, entonces uno ya estaría salvando algunos ítems importantes a controlar.

 ¿Dónde obtienen los autos a reconvertir?

Tratamos de apuntar a la flota de vehículos que hay en el INTI y de poner en valor algunos.

¿Cuándo saldría al mercado un auto reconvertido?

Ya están saliendo pero sin contar con estos lineamientos que está trabajando el INTI que apuntan a la parte de la seguridad y a la procedimental. Hay RETROFIT casero y el Registro de la Propiedad del Automotor es la única autoridad de aplicación que lleva un registro y pide algunos ítems de seguridad del vehículo terminado. Es decir, las piezas trazables que se le retiran, por ejemplo, el motor y la incorporación de nuevas, en este caso el motor eléctrico. Entonces no es que está obstruido hasta que el INTI pueda obtener el manual sino que la idea es profesionalizarlo y darle todo un contexto técnico a estas prácticas. Nosotros vamos a la producción del vehículo.

¿Planean expandir el proyecto a vehículos de mayor porte?

Si, está en la planificación pasar a los distintos tipos de vehículos. Por ahora empezamos con las camionetas pero estamos trabajando para generar acuerdos y trabajos con buses, que es el siguiente paso. Después iríamos a categoría menores pero de mayor volumen, mayor cantidad, autos por ejemplo, que hay más circulando en comparación con camionetas y respecto a eso hay que estar muy seguro de lo que se va a proponer porque al haber más va a generar mayores variables a tener en juego.

¿Van a ser híbridos los autos?

No, la idea es revitalizar un vehículo, pasar a combustible eléctrico puro. El RETROFIT también se da o se puede empezar a hablar con hibridizajes pero en realidad la idea es pasar al 100 por ciento eléctrico.

¿Cuánta autonomía tendría un auto reconvertido?

Eso depende de muchos aspectos, de la potencia del motor que se le ponga, de qué tipo de vehículo se utilice, de con qué cantidad de baterías se cuente, pero eso es un tema que está dentro del manual de buenas prácticas, tratar de dar una aproximación en cuanto a la autonomía. No es una cuestión simple de deducir o de indicar porque no puedo decir “este vehículo con RETROFIT te va a durar x cantidad de kilómetros”.

¿Tienen pensado incluir motos en el proyecto?

Motos es un tema complicado porque hay muchas variables a tener en cuenta y es más, por los costos a lo mejor conviene directamente pasar a una 0km eléctrica. Por eso lo dejamos un poco de lado en este trabajo que estamos haciendo pasando más a vehículos de mayor porte. Pero las motos son una opción. Se están haciendo en otros lados y es muy fácil de armarlo o modificarlo. Por cuestiones de seguridad y económicas por ahora no lo vemos factible para emprender ese trabajo pero siempre estamos dispuestos si hay una empresa que dice “me interesa trabajar en esto” lo podemos hacer tranquilamente.

¿Es más rentable un auto reconvertido con motor eléctrico a uno a gasoil o a nafta?

Si comprás un auto convencional, el costo de la nafta crece y va a seguir creciendo no sólo en Argentina sino a nivel mundial porque se hace más difícil la generación de combustible, nafta, diesel o lo que sea porque cuesta más sacarlo de la tierra. Entonces, a lo mejor es un costo inicial alto pasar a eléctrico pero después con energías renovables, con la generación de energía el repago de esa inversión inicial lo podés contemplar.

¿Qué beneficios traería este proyecto?

En lo ambiental habrán menos emisiones de gases contaminantes, menos contaminación sonora; un vehículo eléctrico tiene menos partes desde el punto de vista del mantenimiento; menos líquidos que necesitan para refrigerarse. Por ejemplo aceites, entonces son menos líquidos contaminantes; menos mantenimiento y menos chatarra que se genera. Por ejemplo, si tenés que cambiar una bujía, tenés que cambiar las cuatro y no la podés revivir haciendo un proceso inverso, ya pasa a ser basura. Entonces, en cuanto a lo ambiental la parte eléctrica no digo que es 100 por ciento buenísimo pero estamos mejor de lo que es el combustible convencional. También la adaptación de nuevas tecnologías, pasar a desarrollar esta tecnología y empresas que se dediquen a la fundación de estos productos, de estas piezas eléctricas, no solamente como vehículo completo, como RETROFIT, si no como autopartes porque las baterías tienen una vida útil. Un vehículo eléctrico 0km en algún momento va a necesitar esa modificación de baterías o darle una segunda o una tercera vida a las que estén defectuosas. Entonces al tener que hacer un recambio de batería se generará demanda; por lo que va a haber empresas que empiecen a optar desde el punto de vista económico, tecnológico y darán el salto del valor agregado que podemos producir en Argentina o en la región.

El futuro se construye con barro

El futuro se construye con barro

El crecimiento de la bioconstrucción se asienta en una base no solo ecológica, sino también económica.

Lo que hoy en día se conoce como bioconstrucción ya existía hace miles de años y forma parte de la historia de la humanidad misma. Después de la Revolución Industrial, el cemento pasó a ocupar el lugar del adobe y se asentó como el único modo de construcción permitido en la mayoría de las zonas urbanas. Actualmente, lo que se vive como un revival del barro puede ser una solución para la crisis habitacional que le impide a muchas personas tener una casa propia y, no por menos importante, en un ambiente saludable.

Según el Instituto Nacional de Tecnología Industrial, el déficit habitacional afecta a un tercio de la población argentina. Sumado a que los precios de los materiales convencionales para la construcción están atados a la inflación y los vaivenes económicos, muchas veces el resultado final son casillas o construcciones precarias con muchos riesgos para la salud. Según Alejandro Dominguez, del Programa de Tecnologías Sustentables del INTI, “la industria de la construcción genera el 40 por ciento de los gases del efecto invernadero”. Por este motivo, el boom y los avances de la bioconstrucción que se vienen dando se asientan en una base no solo ecológica, sino también económica: se pueden reemplazar los costosos materiales convencionales por elementos naturales, que, de paso, ayudan a descontaminar el ambiente.

La bioconstrucción, o bioarquitectura -su versión académica-, implica un tipo de relación especial de la vivienda con el medio ambiente, la cultura local y lo social. En contraste con los elementos tradicionales de construcción como puede ser el cemento o los ladrillos, se emplean materiales naturales de fácil acceso en todos lados: madera, piedra, fibras vegetales, barro y mezclas como la tierra cruda, compuesta por arcilla y arena; y el adobe, probablemente el material más antiguo utilizado en la historia. Pero a pesar de sus beneficios, no son pocos los prejuicios que rodean al tema. Uno de ellos es el Chagas, enfermedad que se transmite a través de la vinchuca, insecto que suele asociarse a este tipo de construcciones. Sin embargo, investigaciones del CONICET demuestran que el problema no son los materiales, ya que las probabilidades de adquirir Chagas son las mismas tanto en viviendas convencionales como en bioconstrucciones, siempre y cuando estén mal construidas o presenten grietas en la estructura. Por este motivo, la importancia del entorno saludable es fundamental para cualquier tipo de vivienda, y en cuanto a las bioconstrucciones tampoco hay que olvidar que en esta búsqueda de volver a las fuentes, la seguridad y el mantenimiento son fundamentales, como en cualquier otro caso.

La cooperativa Greda, en Miramar, construye viviendas con los materiales que se encuentran en la naturaleza.

Adobe y agenda pública

Un obstáculo se presenta a nivel gubernamental: en nuestro país existen alrededor de 2.300 municipios y cada uno tiene la potestad de permitir o prohibir la bioconstrucción como alternativa de vivienda. A nivel nacional, recién en el año 2016 se permitió la construcción de estructuras de madera. ¿Cómo se logra poner a la bioarquitectura en la agenda pública? ANCCOM dialogó con una serie de expertos que componen el Programa de Tecnologías Sustentables llevado a cabo por el INTI. Uno de ellos es Ricardo Muir, quien cuenta que “con este equipo empezamos a explorar las formas de la bioconstrucción, que se reveló inmediatamente como un tema de participación de muchos actores, donde aparece de manera muy fuerte lo local, la cultura, la identidad, la demanda, y sobre todo, la estructura económica”. Además, sostiene que el desconocimiento provoca un “enorme desaprovechamiento de los recursos, capacidades y saberes de quienes están en eso, hay un enorme abuso también de los proveedores de materiales que controlan el mercado y en este momento lo desabastecen, por ejemplo; y hay mala calidad de vida en las viviendas que se terminan produciendo”. Con este panorama trabaja el programa, tratando de arrojar luz con el fin de aprovechar los recursos locales y naturales de cada zona del país. “El INTI investiga, desarrolla y certifica, para que esa calidad de vida esté realmente producida en un paradigma de desarrollo endógeno a través de materiales locales. No hay una receta única, cada lugar tendrá sus recursos y sus capacidades y su cultura, buscamos articular todo eso con las normativas que permitan esta construcción y con los actores económicos, con el fin de construir confianza” concluye.

 Por su parte, Gabriel Vaccaro, periodista y parte del equipo del INTI, señala que dentro de los objetivos del programa, se busca la “reincorporación permanente de actores a un modo de trabajo que intenta ser colaborativo y de código abierto. El futuro es seguir ensayando estos modelos y que puedan replicarse”. Ya se elaboró un proyecto de bioarquitectura aplicado a un edificio público sustentable que se realizará en Córdoba. También diseñaron el Manual del Baño Seco, un sanitario que no utiliza agua y composta los desechos humanos.

“En un país donde los sistemas de saneamiento están colapsados o no existen, el surgimiento de una tecnología tan sencilla de saneamiento descentralizado es una opción posible que ahora está homologada”, explica Mónica Tedesco, parte del proyecto de bioarquitectura del INTI.

En definitiva, lo que se busca es combinar lo ancestral y lo contemporáneo. “La palabra quechua quincha, que tiene su equivalente en casi todos los idiomas del mundo, tiene que ver con el cobijo humano que utilizó los materiales que tenía más a mano: la madera, la tierra, las fibras vegetales. Hay muchas cosas no dichas y muchos fantasmas que no promueven y no construyen estos saberes. Hay que incrementar la posibilidad de pensar los materiales que de algún modo enfrían el planeta, por ejemplo la madera que está captando carbono, que es lo que queremos quitar de la atmósfera”, concluyó Tedesco.

La naturaleza provee

La bioconstrucción cuenta con la nobleza de los materiales que se encuentran en la naturaleza, permitiendo construir con costos más baratos, de manera que muchas más personas puedan acceder a una vivienda propia.

Adrián Mancuso, parte de la organización civil Otromodo que participa de la construcción colectiva de viviendas ecológicas, conversó con ANCCOM y contó el origen de su organización: “Nuestra línea fue trabajar en igualdad de condiciones y considerar a la vivienda como algo más abarcativo que la mera construcción física. Había un entorno social, cultural y ecológico; y todo eso tenía que estar de alguna manera incorporado en lo constructivo. Otromodo surge en la construcción de mi casa con la gente que vino a poner el hombro, como algo orientado a la autoconstrucción o a la construcción autónoma”. Según Mancuso, esta idea de autonomía es fundamental para entender el resurgimiento de la bioconstrucción, donde lo social cumple un rol muy importante y se ve a través del trabajo en equipo que se hace en las mingas, donde niños, mujeres y hombres colaboran juntos en la construcción de las viviendas. “La problemática de la vivienda no es particular, es un problema social y como sociedad nos involucra a todos. Es un derecho a recuperar y a sostener”.

Existen diferentes técnicas de bioconstrucción en relación a las necesidades climáticas de los entornos. 

En las bioconstrucciones de los humedales del Delta, en Tigre, se utiliza tierra cruda como reemplazo del cemento. Según Mancuso, el problema del cemento radica en que tiene “un impacto bastante fuerte en lo que respecta a concentración de capitales, consumo energético y dependencia económica, y también tiene gran desperdicio”. Además, sostiene que si bien no es un fundamentalista del barro, el material es “un recurso super valioso, porque permite construir más allá de la capacidad de esfuerzo de cada uno, acceder a un material de bajísimo impacto ambiental y de saludable impacto en la salud. Sobre todo para la zona que nosotros habitamos, ya que también lleva a cabo la regulación de la humedad ambiente.” ¿Cuáles son los beneficios de habitar una vivienda hecha de manera sustentable? Este es uno de ellos: según el clima de la zona, se puede adaptar la vivienda para que controle la humedad, previniendo el síndrome del edificio enfermo. También es posible aislar acústicamente, refrigerar o calefaccionar a través de distintas técnicas, según la necesidad de cada zona y estación del año. Otra gran aplicación es el método del techo vivo, que actúa en las tormentas habituales donde todo suele inundarse rápidamente, logrando regular la velocidad del agua, lo cual reduce bastante el impacto de las inundaciones. En climas más secos o con menos lluvias, permite el mejor aprovechamiento del agua. Además, como señala Mancuso, “es una manera de revertir el intercambio de gases de oxígeno con la atmósfera, que uno retira cuando construye una casa. No es un detalle menor, sobre todo en ciudades o en lugares que proyectan un crecimiento rápido”. En cuanto al efecto ambiental, no hay comparación: los materiales naturales tienen bajo impacto ecológico, bajo costo energético en su fabricación, no producen escombros ni desechos que no sean biodegradables, y los elementos de construcción no son peligrosos ni tóxicos para la salud. Además, la bioconstrucción permite ganar autonomía: “Es una cuestión emancipativa. El derecho de existir implica un dónde e implica un cómo”.

El horizonte de la bioconstrucción se extiende cada vez más como una alternativa para combatir un mercado de la construcción sumamente costoso y una huella de carbono que día a día se hace más grande en la atmósfera. ¿Qué es lo que se necesita para que todos puedan optar por una vivienda bioconstruida? Fundamentalmente, la expansión del marco normativo a nivel nacional y de los conocimientos de manera formal, para que haya más profesionales especializados. Y con el tiempo, la revolución del barro llegará para quedarse.

El campamento de los despedidos

El campamento de los despedidos

Ubicada justo en frente al Congreso, la carpa montada por los trabajadores despedidos del Hospital Posadas, del Instituto Nacional de Tecnología Industrial (INTI), del Yacimiento Carbonífero de Río Turbio y del Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (CONICET) unifica la lucha por los despidos en el Estado. “Si viene alguien del Gobierno será bienvenido”, dice Pablo, Minero de Río Turbio.

Segundo día de la carpa en el Congreso con trabjadores del INTI, Posadas, Río Turbio.

La puesta en pie de la carpa simboliza la unión de todos los despedidos que hubo en el Estado este último tiempo. Los trabajadores sostienen que cada situación en particular es parte del mismo plan de recorte presupuestario y achique del Estado.

El Yacimiento Carbonífero de Río Turbio está ubicado en Santa Cruz, cuenta con tres mil trabajadores y dos pueblos viven exclusivamente de su producción.  Desde el gobierno sostienen que la mina no da ganancias, que es ineficiente. Desde enero hasta hoy son más de 500 mineros los que perdieron su trabajo. “Es muy duro mantenerse sin un ingreso, ahora vivo con ahorros y con eso me solvento los gastos de la comida. Además tengo que pagar un montón de cosas que pensaba a futuro”, cuenta Pablo, que se enteró por las noticias de su despido cuando disfrutaba de sus últimos días de vacaciones.

La carpa estará instalada hasta el viernes 13 de abril. “Sí al trabajo, no al ajuste” es el lema de lucha que la Asociación de Trabajadores del Estado (ATE) trata de difundir. Se realizarán distintas charlas con diversos paneles sobre las diversas situaciones conflictivas que atraviesa el país. El jueves a las 17, además, se debatirá sobre la “reforma del Estado”, con distintos trabajadores que estén en conflicto laboral.

“A los 258 nos despidieron por tener algún nivel de participación sindical”, afirma Cecilia, trabajadora del INTI, quien trabajaba en el programa de Tecnología Industrial para la Agricultura Familiar: seis de las siete personas que lo integraban están despedidas. El séptimo tiene licencia por enfermedad prolongada, es decir, que el programa se extinguió.

Los pañuelos verdes, que representan la lucha por la legalización del aborto, se hicieron ver en el público.

“El presidente del INTI, Javier Ibáñez, puso como ejemplo a nuestro programa como uno de los que se superponía, según él, con otros organismos como Desarrollo Social y el Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria (INTA) porque nuestro tema era la agricultura familiar”, expone Cecilia. Ella cuenta que el objetivo del programa era “desarrollar tecnológicamente la agricultura familiar, no es lo mismo que hace el INTA, ellos trabajan con la producción primaria, nosotros vamos más allá. Es un trabajo que se complementa, hay convenios firmados en conjunto”.

Los motivos que Ibáñez da por los despidos son la “conflictividad”, ausencias injustificadas y por ser familiares de otras personas del INTI. Sin embargo, “todos los telegramas son sin causa”, afirma Cecilia.

“Como un gesto de buena voluntad para negociar levantamos las medidas de fuerza, como nos habían pedido, y hace un mes nos vienen boludeando. Nos pidieron un montón de gestos, que se los dimos y no nos dieron ninguna respuesta seria”, concluye.

En el Hospital Posadas, los despidos alcanzan a más de 700 trabajadores. Si bien el Jefe de Gabinete, Marcos Peña, sostiene que los despidos se deben a “modalidades contractuales irregulares” Cintia, una enfermera despedida en diciembre que trabajó 13 años en el hospital, sostiene: “Estuvimos trece años firmando contratos irregulares, el Estado es irregular”.

Cecilia, trabajadora del INTI.

En junio serán más los despedidos del Posadas. “En algunos casos se alargó la fecha del contrato hasta junio. Sin embargo, algunos trabajadores que firmaron por todo el 2018 también los van a despedir en junio: les robaron seis meses de contrato sin ningún tipo de justificación”, cuenta Cintia.

Sobre su cuello lleva el pañuelo verde que representa la lucha por la legalización del aborto que encabeza hace más de diez años la Campaña por el Derecho al Aborto Legal, Seguro y Gratuito. “Cualquier mujer que se realice un aborto tiene mucho miedo de recurrir a un hospital, porque no solo te vas a sentir agredida, sino por el riesgo de terminar encarcelada muchos años. Ninguna mujer que sufre un aborto va como primera medida al hospital, lo usa en última instancia y es por eso que terminan muriendo. Es terrible que no se tome como una cuestión pública”, enfatiza Cintia.

La carpa estará frente al Congreso hasta el viernes 13 de abril. Tiene como objetivo visibilizar y unificar los despidos que hay en el Estado. “Pasa bastante gente, es bueno. Algunos políticos también se acercaron”, aseguran los organizadores.