Los maestros volvieron a protestar en el Congreso

Los maestros volvieron a protestar en el Congreso

La CTERA volvió al lugar donde en los 90 plantó la Carpa Blanca y en el macrismo la Carpa Itinerante. Reclama por aumento salarial, el mantenimiento del FONID y la defensa de la educación pública. Analiza un paro nacional.

El martes los gremios docentes rechazaron en unidad la propuesta de la Paritaria Nacional. Este jueves, la Confederación de Trabajadores de la Educación de la República Argentina (CTERA) ocupó la Plaza del Congreso con un reclamo de base: sin el Fondo Nacional de Incentivo Docente (FONID) no se puede discutir una paritaria que mejore los haberes docentes.

El Fondo se creó en el 98, en el marco de las conquistas de la Carpa Blanca, para mejorar desde el Estado Nacional los sueldos de los docentes de todo el país. El diputado nacional Hugo Yasky que había presentado una reforma laboral para reducir la jornada de trabajo estaba en la Plaza: «Aquí empezó la Carpa Blanca de la dignidad, donde logramos la Ley de Financiamiento Educativo que hoy pretende dejar de cumplir el presidente Milei. Parece que estuviésemos en el juego de la oca: volver atrás para empezar de nuevo. La voluntad del gremio docente es fuerte».

«Estamos acá dándole continuidad al plan de lucha de CTERA -aseguró Claudia Boulan, secretaria general adjunta de SUTEBA Varela-. Principalmente porque el Gobierno nacional de manera inconsulta y violando la ley sacó el FONID. Estamos sosteniendo la unidad de los trabajadores, no es solo por salarios, sino también por los fondos de infraestructura, para los comedores escolares, para que la educación pública siga siendo pública y de calidad y albergue a todos los pibes y pibas».

Frente al Congreso, los guardapolvos blancos estaban sentados en sillas de plástico. En las rejas del Monumento a los dos Congresos estaba colgada la bandera de CTERA. Adelante de esta, tres maestras de primaria inauguraron una radio abierta. «En este sitio histórico se han dado luchas emblemáticas en contra de las políticas neoliberales. En esta jornada, como en todos los actos en cada escuela de la patria vamos a iniciar cantando ‘Aurora’ e izando la bandera nacional», exclamó Silvia Almazan, Secretaria General adjunta de SUTEBA, dando paso a la canción. Desde Rivadavia, dos maestras jardineras y una de primaria acercaron un mástil con una bandera.

“Es la bandera/ de la Patria mía/ del Sol nacida/…” cantaban levantando carteles que contrastaban con el verde gastado de la cúpula del Congreso. En distintos colores se leía: “¡La educación pública no se negocia”, “¡Por el fondo compensador de desigualdades sociales!”, “Exigimos el pago del FONID”, “Sin Télam no hay democracia”. Trabajadores de medios públicos sonríen y aplauden, pero no se saben la letra. Tampoco los trabajadores del Banco Nación que con sus chalecos azules ofrecían libros para firmar el proyecto de ley para impedir la privatización.

Al lado de ellos, estaba una escultura con una placa de CTERA: “Aquí se instaló la escuela itinerante en defensa de la escuela pública 9-4-2017 al 5-5-2017”. Cuando presentaron a Sonia Alesso, secretaria general de CTERA, los docentes la ovacionaron. “Acá hay ayunantes de la carpa blanca que estuvieron en el peor ajuste menemista, hay compañeros de las marchas federales educativas y de los paros provinciales y de la escuela itinerante que estuvo en todas las provincias”, recordaba mirando a los ojos de sus compañeros.

Abriéndose camino en los aplausos, añadió: “No hay escuela pública de calidad sin un proyecto pedagógico nacional. Somos una Nación y sostenemos que en cada escuela, cada día que un pibe se acerca y una familia cuenta su situación, que izamos la bandera, estamos discutiendo el presente y el futuro de la patria. Estamos acá no sólo por nuestro salario, sino por nuestros pibes y pibas que hoy tienen hambre, que se agolpan en los comedores porque no le mandaron los fondos a los compañeros de los movimientos sociales”. En la plazoleta de enfrente, unas diez cocineras de Somos Barrios de Pie juntaban firmas para la Ley Nacional de Emergencia y Soberanía Alimentaria. Cecilia Petrino de la comisión de género decía: “Estamos a ambos lados de la plaza. Son luchas hermanas”.

En la plataforma, Alesso continuaba: “Hay mucho blanquito indiferente, mucha gente indiferente al sufrimiento del pueblo, a lo que pasa con la patria, a la entrega del patrimonio nacional, pero les tenemos una noticia: hoy tuvo que salir un decreto reconociendo que van a enviar fondos para la quinta hora, para la jornada extendida, para comedor y copa de leche. Lo único que se les escapó en el decreto es el FONID porque lo conseguimos acá en la Carpa Blanca con las luchas en todo el país. Nos quieren arrebatar una parte de nuestro salario y una conquista histórica que es la paritaria nacional y el FONID… No nos van a vencer”. Un viento agitó la bandera enmarcando a la dirigenta.

Patricia, una bibliotecaria del conurbano sur, contaba que le está costando llegar a fin de mes, aunque destacó la decisión del gobernador de la provincia de Buenos Aires, Axel Kicillof, de completar el ingreso. “Me dio tristeza tener que sacar otra vez este guardapolvo de lucha del armario. Lo usaba durante las manifestaciones del macrismo”, decía mostrando el dibujo de un docente agitando una bandera y gritando “aguante la educación pública”. Mientras rige el DNU y su protocolo antipiquetes, tiene miedo de viajar usándolo, así que lo guarda en la mochila. “Es una sensación horrorosa tener que escondernos. En el subte nos miraban de costado porque nos pusimos los guardapolvos y veníamos hablando de los reclamos”, agregó.

Con una amenaza latente de reforma previsional, los docentes se manifestaron en defensa de su jubilación. «No tienen una jubilación de privilegio, sino un régimen especial por el tipo de tareas que hacemos. No podemos tener una maestra jardinera de sesenta y cinco levantando a chicos de tres… La edad jubilatoria tiene que ver con la tarea. Este régimen especial no es gratuito porque los docentes aportan dos puntos más que el resto de los trabajadores desde hace décadas para sostenerlo», dijo Yasky, anteriormente maestro de primaria y ayunante de la Carpa Blanca.

A diferencia del 26 de febrero, esta fue una jornada nacional de protesta, no un paro. Por eso, había alrededor de 140 personas: sólo delegados del gremio y dirigentes de las seccionales. «Estamos preparando un nuevo paro nacional con la fuerza de todas las provincias. No sirve que una provincia llame a un paro que no puede ser acompañado por las otras provincias. También vamos a conformar una Marcha Federal que recorra las distintas provincias. No todo es el AMBA. Tenemos realidades diversas y la CTERA unifica esas luchas y da un piso salarial y dignidad», determinó Boulan.

Yamile Socolovsky, secretaria de Relaciones Internacionales CONADU y secretaria de Género y Diversidad de la CTA, comentaba: “Acompañamos como siempre porque tenemos un enorme orgullo de ser sus compañeres, pero también porque es una lucha compartida. El ataque a la educación pública es el mismo ataque que está recibiendo la Universidad pública, la ciencia, la tecnología, las artes de parte de un gobierno  autoritario que claramente repudia y desprecia todo lo que permite el pensamiento crítico y los espacios colectivos de organización”. 

 

«El Banco no se vende»

«El Banco no se vende»

Los trabajadores bancarios del Nación realizaron un abrazo en la sede central para manifestar su oposición a que la entidad sea transformada en una Sociedad Anónima. Participaron, además de los bancarios, la Asociación de Empresarios Nacionales para el Desarrollo Argentino, que nuclea pymes de todo el país.

En la vereda de enfrente de Casa Rosada, los bancarios se reúnen para impedir la conversión del Banco Nación en una Sociedad Anónima. Desde las escalinatas de la sede central, la Asociación de Empresarios Nacionales para el Desarrollo Argentino, que nuclea PyMEs de todo el país, canta “No se ven-de/ la patria no se vende/ No se ven-de/ El Banco no se vende”.

Sosteniendo su bandera, está Javier Escalada, empresario, que explica por qué es crucial el Banco Nación: “Es prestamista de las PyMEs, nos da mucho apoyo y da una referencia de las tasas de crédito y plazo fijo y del valor del tipo de cambio. Es una herramienta para un proyecto nacional que privilegia la producción y el trabajo: se constituyó para darle al país independencia económica, soberanía política y, con los años, justicia social”. Con un dejo de enojo, sintetiza: “Le molesta a los proyectos que quieren la financiación y trabajan para la banca internacional, los fondos buitres, los que especulan con el trabajo y la producción argentina”.

En esa línea, Silvina Batakis, exministra de Economía, analiza que la política económica del actual gobierno es el “empobrecimiento de la población”. Además, agregó: “Nosotros teníamos cosas para hacer y corregir, pero ellos tienen un objetivo muy claro: acelerar todos los procesos de privatización y achicar el sueldo de todos los trabajadores, formales e informales, y las jubilaciones. Lo dijo el presidente hace muy poco: ‘El objetivo es la licuadora’”.

Daniel Mercado, secretario de prensa de La Bancaria de la seccional Buenos Aires,  trabaja desde los 80 en el Banco Nación y le parece que nada de lo que hace Milei es una novedad, ni siquiera con quiénes lo hace. El día anterior al acto, el Gobierno nacional contrató al estudio jurídico de Horacio Liendo encargado de la conversión a Sociedad Anónima. “Liendo es uno de los personeros de la época de Menem que auspiciaba el desguace del Estado. El Banco es autárquico y aporta al Estado nacional: la única intención de esto es hacer caja, venderlo para sacar 20 mil millones aproximadamente”, contestó el secretario de prensa que recordaba la resistencia en los 90 con banderazos y juntadas de firmas.

Juan Vitta, miembro de la mesa nacional de la CTA, añade: “Son los que hicieron la convertibilidad. El padre de Liendo estuvo en la dictadura. Obviamente es una provocación poner a ese estudio”. Pero tiene esperanzas para la resistencia: “A diferencia de 2015, las movilizaciones están siendo más numerosas y en estos actos chicos antes éramos 50 personas, ahora somos más de 500”.

Mientras tanto, en la esquina de Bartolomé Mitre y 25 Mayo, un policía de la Ciudad pregunta por el desarrollo de la actividad. Un señor de camisa rayada le responde hasta que un compañero se acerca cantando “No se vende”. El policía sonríe y la mirada inquisidora de los bancarios lo obliga a responder: “No somos federales. Nosotros tampoco queremos que se venda” y muestra que en uno de los bolsillos de su cargo lleva doblada lo que podría ser una remera del color azul de La Bancaria.

“El Banco es el único que está presente en todas las provincias y es una fuente de trabajo inmensa. Apoya siempre al pueblo y, desde que está, el gobierno atacó al pueblo. No podemos esperar estar mal 30 años para estar mejor en el futuro porque el momento de comer de la gente es ahora”, sentencia Soledad, empleada del banco hace 17 años, con la boca abierta.

Alejandro Gramajo, secretario general de la Unión de Trabajadores y Trabajadoras de la Economía Popular (UTEP), tiene una mirada similar: “Esta asamblea de todos los trabajadores en unidad es la unidad y la movilización popular para impedir que nuestro pueblo sufra y que el país se transforme en un recipiente de las corporaciones económicas. Las medidas de este gobierno grafican la insensibilidad y la determinación para llevar al pueblo argentino a una situación de miseria absoluta”. 

Al entrar a la sede central, el ruido de bombos invade. Gente con camisas y pantalón de vestir está parada en los mostradores de mármol. Desde el escenario, una locutora nombra las adhesiones e invita a entonar el Himno Nacional.. Banderas del Banco Nación, del Banco Ciudad y de La Bancaria se agitan en las estrofas. La gente aplaude cuando el diputado Hugo Yasky, exsecretario general de la CTA, y Héctor Daer, secretario general de la CGT, toman la palabra, pero nada se compara a la sensación que genera Sergio Palazzo, secretario general de La Bancaria y actual diputado nacional, cuando toma el micrófono. Ahí, el Banco estalla en aplausos.

“Cuando venía el capítulo de estas privatizaciones, levantaron el proyecto de Ley Ómnibus porque sabían que la derrota era estruendosa, pero en lugar de aceptar lo que los representantes del pueblo en el Parlamento dijeron, eligieron el camino de la venganza: no subir el salario mínimo ni las asignaciones para los movimientos sociales y, con nosotros, cuando a escondidas hacen reuniones de directorio para contratar al estudio de Tomás Horacio Liendo hijo y todo su equipo para iniciar el proceso de conversión a Sociedad Anónima para su posterior privatización”, exclama Palazzo. La explanada chifla con la mera mención del apellido.

“En este Banco todavía tenemos pendiente el pago del premio anual, la respuesta es ‘no hay plata’, pero el honorario del estudio Liendo es de 120 mil pesos por hora. Ocho horas de trabajo, un millón de pesos por día”, añade. Una señora de 50 años y pelo lacio se voltea hacia un compañero con la boca abierta: “120 mil pesos podés creer”, comenta en plena incredulidad.

Para tranquilizar a su estadio, Palazzo comienza a explicar: “No pueden avanzar en la privatización porque el DNU es nulo porque no tiene un mínimo estudio de los temas que abarca, porque no hay ninguna justificación de la necesidad y la urgencia y porque tienen que cambiar la Carta Orgánica del Banco. Para cambiarla, necesitan del voto en el Congreso. Y nos vamos a garantizar que no tengan los votos”. 

Augusto, un trabajador del BN, asiente: “La privatización del banco sólo beneficia a los intereses de grupos empresarios, hacerlo por un DNU sin fundamentos y sin consenso nacional es muy sucio”.

“Para el Directorio en el primer piso y, si quieren escuchar, para Balcarce 50 (Casa Rosada), si no les alcanza con los argumentos jurídicos, la imposibilidad de privatización se la van a dar los trabajadores y trabajadoras”, arengó Palazzo. La bancaria hace repiquetear los bombos.

Al salir del edificio, un bancario exhala con emoción: “Palazzo la descose toda”. Su compañera, entrerisas, le contesta: “Sí, te mete argumentos, datos, todo”. Les dan para sostener una bandera argentina de 500 metros de largo que, ni bien salen, ya se está desenrollando. Algunos llevan libros de firmas para un proyecto de Palazzo y Carlos Cisneros, que evite la privatización y se excluya al Banco como un bien privatizable de ahora en más.

“Si un hermano está en peligro, lo conveniente es salir a ayudarlo”, dice Silvia Alonso, trabajadora del Banco Provincia de Buenos Aires, mientras firma con lágrimas en los ojos. “El Banco ayuda a toda la sociedad: si lo venden, no les van a dar a los del campo para la sequía”, anticipa en tono de reto.

Roberto Baradel camina con la bandera y enfatiza: “La privatización atenta contra el desarrollo de nuestro país, de productores, de empresarios, del interior del país. La unidad de los trabajadores es clave. Palazzo convocó hoy a la CTA y la CGT para defender al Banco. Los docentes nos vamos a llevar unos cuadernos para hacer firmar en todas las provincias”. De fondo, los bancarios arengan en círculos cantando “El Banco no se vende”.

Marche un paro para el Gobierno

Marche un paro para el Gobierno

Paro, Microcentro, Ciudad Autónoma de Buenos Aires. 30 de abril de 2019. Fotos: Leonardo Rendo / ANCCOM

En la esquina de 9 de Julio y Corrientes, un patrullero estacionado con el baúl abierto. Agrupados a su alrededor, tres agentes de la Policía de la Ciudad charlan tranquilos, echando una mirada fugaz de vez en cuando a su alrededor. Uno de ellos se encarga de cebar el mate que pasa de mano en mano. La escena no representó la típica actitud policial durante el día de paro y marcha contra la política económica del gobierno de Cambiemos convocado por el Frente Sindical para el Modelo Nacional, y al que se plegaron las dos CTA, movimientos sociales y partidos de izquierda. La pasividad policial fue efímera. Al cierre de esta nota, los detenidos eran 39.

Justo enfrente de la escena de los policías tomando mate, debajo del Obelisco, concentraban desde temprano las numerosas columnas de la CTA Autónoma, ATE y otros gremios afines. El golpe acompasado de los bombos repercutía sobre las avenidas, escurriéndose fácilmente por cada calle. Había tránsito y personas caminando, pero en menor cantidad de lo que puede esperarse un día laboral. Desde Once a Congreso y de allí hasta la 9 de Julio los negocios estaban abiertos, pero los transeúntes (imposible saber si estarían trabajando o no) se paseaban con la languidez de un sábado a la mañana.

“Hoy, nuevamente, venimos a marchar en contra de este gobierno y en contra de este plan económico. Porque este plan económico nos está matando a nuestros pibes y a nuestros jubilados” denunció  Alejandra Brillante, secretaria de Previsión Social de CTA-Provincia de Buenos Aires, y una de las dirigentes que encabezaba la cabeza de la columna que avanzaba por Diagonal Norte hacia Plaza de Mayo. “La provincia de Buenos Aires, una de las más ricas, hoy está endeudada por las políticas de María Eugenia Vidal. También quiso intervenir nuestra caja en el Instituto de Previsión Social, que históricamente da superávit. Ahora la está tirando a la baja para tener la excusa de intervenirla para seguirnos robando”, opinó sobre la situación en la provincia. “Nuestro pueblo debe entender que tenemos que ir hacia un gran frente común para derrotar a este gobierno y este modelo económico que viene de la mano del Fondo Monetario Internacional”.

“¿Por qué paramos hoy? En defensa de nuestros derechos. El gobierno nos ha desoído. Ha violado la Constitución en materia de derechos laborales”, se escuchaba por los altoparlantes.

Las columnas avanzaban con cierto apuro: ya eran pasadas las 11.30 y resultaba necesario mantener un estricto orden en la manifestación de cara al acto previsto para las 13. Se podían ver a hombres y mujeres de chaleco (el color dependía de a qué gremio o central pertenecieran) con la inscripción “Organización” en la espalda. Llegado el caso, gritaban “¡avancen!” o “¡hasta acá!” con la pericia propia de la experiencia en la manifestación callejera. Todo debía salir perfecto y no era para menos. El día anterior, la ministra de Seguridad Patricia Bullrich había ofrecido una conferencia de prensa denunciando la quema de cinco colectivos en varias localidades del conurbano bonaerense. Dijo entonces: “Lo que ya estamos viendo, y que ya lo advertí, son actitudes mafiosas. Esta destrucción de capital por aquellos que llaman al paro por el trabajo, lo que hacen es destruir trabajo. Esto es contra lo que nosotros peleamos”. Si la ciudad parecía sumida en el sopor de un fin de semana otoñal, el centro se acalambraba de tensiones por el temor a una posible represión. Los oficiales de infantería parados en fila e inmutables sobre la vereda, armas largas en mano, eran un mensaje de advertencia muy claro.

Sin embargo, no todas las columnas eran voluminosas y ni se desplegaban con grandilocuencia. También podían verse pequeños contingentes, con una o dos banderas, yendo por las calles laterales. Por Bartolomé Mitre, los representantes de la delegación Lomas de Zamora de Sadop se arrimaban silenciosamente hasta la plaza. Su secretario general, Raúl Barboza, comentaba: “Este es un llamado a la unidad para poder salir de esta situación calamitosa que estamos viviendo. Hoy es un día donde todos los trabajadores tenemos que estar juntos”. Y con respecto a las perspectivas que caben esperarse del futuro cercano, dijo: “Lamentablemente, es un gobierno que no ha solucionado los problemas que ya teníamos. Queremos que termine, como todo argentino, pero también queremos políticas más claras. Queremos un gobierno con justicia social y que se acuerde de los trabajadores”.

Ya por Avenida de Mayo el movimiento era frenético. Entraban las columnas de camioneros, impactantes por su número, que avanzaban ensordecedoras con cantos, trompetas y redoblantes. Ocuparían el lugar central frente al palco que se erigía sobre la Plaza de Mayo, ya que el orador principal sería su secretario adjunto, Pablo Moyano.

Hugo Yasky llamó a la unidad de los sectores populares para derrotar a Cambiemos en las elecciones presidenciales.

Refugiados del sol bajo las columnas del Cabildo se encontraban los militantes del Frente Darío Santillán. Casi al lado, se alzaba la bandera de Udocba. Al frente, en la esquina del Palacio de Gobierno de la Ciudad, se mezclaban las banderas de la CTA con las del Sat-Said y con una infinidad de banderas de todos los colores: pequeñas, tipo estandarte, enormes trapos pintados con aerosol (“No al ajuste – PJ La Plata”) y otras más elaboradas que tapaban cualquier intento de asomarse para ver a los oradores.

Hacia las 12.30 se empezó a escuchar por los altoparlantes repartidos por toda la avenida la voz de la presentadora. Lanzaba frases esporádicas: “¿Por qué paramos hoy? En defensa de nuestros derechos constitucionales. El gobierno nos ha desoído. Ha violado la Constitución en materia de derechos laborales”. Y las columnas respondieron, porque rápidamente se fueron apiñando contra el vallado de contención puesto a unos metros del escenario donde se desarrollaría el acto central.

Horas después el gobierno intentaría minimizar el alcance del paro, alegando que, por ejemplo, la actividad de los bancos no se vio afectada. Sin embargo, por Diagonal Norte se podía ver una verdadera marea humana avanzando, con rapidez algunos y otros a los saltos, perteneciente a La Bancaria. Entre bombos y banderas se encontraba Pablo, delegado de la comisión interna del Banco Credicoop. “Son casi cuatro años de un gobierno neoliberal que nos está matando a todos de a poco –declaró-. La idea es mostrarle a este gobierno la disconformidad del pueblo. Y aunque no quiera verla, también es importante que sea la gente la que vea la movilización en las calles”. Como empleado bancario, también está al tanto de lo que implica el modelo económico tomado por el gobierno: “Los bancos no la están pasando mal. Están teniendo ganancias. Pero no por otorgar créditos a las pymes para adquirir capital de trabajo o créditos hipotecarios para que la gente se compre su casa. La plata de los bancos viene de las Leliq, que pagan un 70 por ciento de tasa de interés. Hoy en día las ganancias son por la timba y no por cobrar intereses genuinos y de financiamiento productivo. Pero esto es una burbuja. Tenemos que abrir los ojos y ver que esto en cualquier momento va a reventar. Y ahí vamos a reventar todos juntos”, enfatizó.

La marcha coincidió con la conmemoración del 42º aniversario de las Madres de Plaza de Mayo.

La voz del escenario volvió a aparecer, esta vez pidiendo no caer “en las provocaciones de Patricia Bullrich y los infiltrados”, que estarían buscando mostrar a los manifestantes como un grupo de violentos. Recordó entonces que, tres días antes, se había cumplido el aniversario número 40 del primer paro que hizo la CGT frente a la última dictadura cívico-militar, en 1979. “Tenemos una historia de paz. Pedimos paz, pan y trabajo”, dijo la voz latosa.

Al frente casi no quedaba espacio para moverse. Pero desde varios metros se podía ver a un hombre que pedía permiso y caminaba a contracorriente, con una caja bajo el brazo. “Este es un fondo de lucha para los compañeros y compañeras de la empresa “PedidosYa”. Es un conflicto testigo de este momento. Uber, PedidosYa, Glovo, las apps que se presentan como el futuro del trabajo, ya dieron cuenta que son la precarización absoluta en las condiciones laborales. No les pagan obra social, no tienen un seguro por accidentes. Y se trata de gente que está laburando todo el día en la calle, expuesta al rigor que eso implica. Por lo que ellos luchan es por el reconocimiento de la relación de dependencia. Acá, en el caso de PedidosYa, que era una de las pocas empresas que blanqueaba la relación de dependencia, se está comenzando a despedir gente para contratar monotributistas. Entonces, esta es una lucha contra el avance de la precarización”. Quien dice esto es Matías, docente del nivel medio, militante de Ademys y de la agrupación Democracia Socialista, que de esta forma iba de persona en persona pidiendo una colaboración para el fondo de lucha. Respecto a su situación particular como docente, comenta: “Yo trabajo en una escuela de la Villa 31 y ahí el ajuste se siente muy fuerte. Los chicos te dicen que no tienen para comprar hojas, lápices, lapiceras…para ir a la escuela. Ellos vienen con hambre y sólo esperan la hora del comedor. Tienen problemas con la policía, que los acosa en los barrios. Las mujeres tienen problemas con sus parejas, que las violentan. Hay como un clima de tensión, de saturación. Y así es realmente difícil trabajar. Toda la mierda sale a flote en este tipo de situaciones. Pero, al mismo tiempo, por suerte también sale la solidaridad. En las crisis se ven los dos extremos. Lo peor de la gente y lo mejor de la gente”. Y en disonancia con uno de los supuestos que parecen sostener quienes convocaron a la marcha y piden por la unidad de la oposición, Matías concluye: “El futuro ya está complicado de por sí, gane quien gane en las elecciones. El nivel de deuda que ha dejado este gobierno no es sólo una entrega hoy, es una miseria planificada a futuro. Creo que si uno quiere que la cosa cambie, el próximo gobierno tiene que desconocer el pacto con el FMI. Tiene que investigar la deuda externa, porque está llena de ilegitimidades. Y estamos siempre pagando la renegociación de la renegociación”.

Hubo grandes críticas a los dirigentes de la CGT que no adhirieron a la medida de fuerza.

Un poco pasadas las 13, dio comienzo al acto. La voz exclamaba que se enunciarán las estrofas del Himno Nacional. El ruido de los bombos bajaba lentamente. Muchos se apoyaban la mano en el pecho. Ya sobre el final, el aire se saturaba con los gritos del “oh, juremos con gloria morir” y muchos dedos en “V” se elevaban con euforia.

Fueron seis los oradores. El primero (presentado como “líder del Frente Sindical”) fue Sergio Palazzo, secretario general de La Bancaria. Su discurso fue en gran medida una respuesta a distintas acusaciones que hicieron medios de comunicación y funcionarios al respecto de la convocatoria. “Algunos hablaron de amenazas, de cortes, de mafias… amenazas son las que hacen ellos con las conciliaciones obligatorias (en referencia a las dictadas por la Secretaría de Trabajo este lunes a los gremios aeronáuticos, cerámicos y de actores, a las que hicieron caso omiso); amenazas son cuando pretenden amedrentar con descuentos al salario por parar; amenazas son cuando meten miedo en la sociedad diciendo que va a haber disturbios; cuando dicen que si no ganan las elecciones, el país va a estallar”. Como la mayor parte de los discursos, llamó a continuar con más movilizaciones y el armado de un plan de lucha. “Si quieren más paro, van a tener más paro. Y si quieren más gente en la calle, la multiplicaremos por miles”, exclamó enérgico. De todas formas, también dedicó unas palabras a los dirigentes de la CGT, a quienes reclamó que recapaciten en su posición. Finalmente, concluyó con una declaración puramente electoral: “No tengamos miedo de que el futuro es el problema. El futuro es hoy y ahora. Es necesario un gobierno nacional y popular en octubre y la unidad es la piedra basal del mejoramiento en la vida de los trabajadores”.

Luego habló Mariano Sánchez, en representación de los movimientos sociales. Las columnas de la CTEP, Barrios de Pie, la CCC y el Frente Darío Santillán se encontraban sobre la Diagonal Sur. Su discurso fue un llamado a la unidad, “un gran frente con todos. Tenemos que derrotar a Macri en las urnas o en la calle. Si no lo derrotamos en la calle, habrá que derrotarlo en las urnas”, fue una de sus frases más contundentes.

“Si quieren más paro, van a tener más paro. Y si quieren más gente en la calle, la multiplicaremos por miles”, exclamó Sergio Palazzo, de La Bancaria.

A su turno, Ricardo Peidró, de la CTA autónoma, destacó la diversidad de corrientes que ese día ocuparon la plaza. “Trabajadores precarios, desocupados, formales, jubilados: la verdadera unidad es esta”. Recordó también que el 30 de abril se conmemora el 42° aniversario de la primera ronda de las Madres de Plaza de Mayo (motivo por el cual adelantaron el acto para que no entorpeciera la celebración que harían las Madres en esa misma plaza): “Queremos ser coherentes con los miles que siempre lucharon a lo largo de la historia”. Su cierre fue una declaración alineada a uno de los puntos en común más importantes que tuvieron todos los oradores: “¿Se creen que nos vamos a quedar cruzados de brazos hasta las elecciones? Los pibes se cagan de hambre hoy…Hoy es la lucha”.

Pablo Micheli (CTA) fue más duro con la dirigencia de la CGT. “Estos del binomio no sé si son boludos, están equivocados o son traidores. Hay muchos que intentan romper, como estos dirigentes que llaman a un paro el 1° de mayo cuando tendrían que estar acá”, remató Micheli. También se refirió al advenimiento de las elecciones cuando anunció que “son tiempos de lucha. Queremos que vuelva el peronismo, que vuelva un gobierno nacional y popular. Para eso hay que ganar la calle con más paros y más marchas, porque la victoria está en la unidad. Hay que acompañar el camino a la elección con el movimiento obrero, las organizaciones sociales y el pueblo en la calle”, concluyó.

“Recuerden esta fecha, hoy empieza una nueva historia para la clase trabajadora”, comenzó Hugo Yasky (CTA de los trabajadores y diputado nacional por el FPV-PJ) quien, luego de describir un panorama de crisis en el país, llamó a la unidad y la esperanza: “Este país sólo se puede hacer con la unidad del pueblo”.

Omar Plaini, del gremio de los Canillitas, tuvo la responsabilidad de leer un documento realizado en el Plenario de regionales de la CGT en SMATA. Se trató de un escrito basado en cinco puntos que podrían resumirse de la siguiente forma: 1) Rechazo de todo intento de reforma laboral, paritarias libres y aumento del salario mínimo, vital y móvil; 2) Cambio en la política económica, con protección a la industria nacional, el mercado interno y un repudio total al Fondo Monetario Internacional; 3) Retrotraer las tarifas de los servicios al 1° de diciembre de 2017 (de acuerdo a la ley votada en el Congreso y que luego fue vetada por Presidencia); 4) Derogación de la reforma previsional y aumento de emergencia a los jubilados y pensionados; 5) Defensa de la producción y mano de obra nacional.

La columna más numerosa fue la de Camioneros.

Por último, Pablo Moyano, secretario adjunto de Camioneros. Luego de que la presentadora lo nombrara, se escucharon estruendos de fuegos artificiales y las columnas del gremio se agitaron en algarabía. El comienzo fue un rosario de agradecimientos: a las 70 regionales de la CGT que decidieron unirse al paro, a la confluencia del Frente sindical con las CTA y los movimientos sociales y, en especial, a la agrupación interna de la UTA liderada por Miguel Bustinduy que provocó que no prestaran servicio casi un centenar de líneas de colectivos (en un gesto que muestra la fractura al interior del gremio transportista). Destacó entonces “los huevos” de los dirigentes que se encontraban aquella tarde en la Plaza de Mayo. Respecto a las conciliaciones obligatorias dictadas por la cartera del secretario de Producción Dante Sica, fue elocuente: “Que se metan las multas en el culo, a nosotros no nos aprieta nadie”. Como cierre del acto mismo, enfatizó: “Ellos ratifican el modelo económico, nosotros ratificamos que vamos a seguir peleando”.

Aunque muchos no estaban enterados, sobre la 9 de Julio la infantería había reprimido a  manifestantes que atacaron las sedes del Banco Francés y el Banco Galicia. Terminaron detenidas 39 personas por estos hechos y, según explicó la Policía de la Ciudad, también por haber amedrentado a choferes de colectivos de las líneas que no habían parado.

Por eso, al terminar el acto, la presentadora volvió a llamar a la calma. Insistió en “volver en paz, con las banderas en alto, a nuestros hogares”. En ese intante comenzó a sonar Jijiji, la clásica canción de los Redondos que aparece siempre al finalizar las marchas, mientras las columnas se alejaban tranquilamente por las avenidas entre los puestos de bebidas y comestibles que ya empezaban a levantar sus tiendas.

Unidos y federales

Unidos y federales

Se agota el ancho y, hasta donde se vio, el largo de la 9 de Julio. La columna sur se derrama sobre ella al ritmo de bombos lejanos. La serie de banderas, alterna colores: agrupaciones sindicales, estudiantiles, organizaciones barriales, fábricas recuperadas, PyMEs y organismos de Derechos Humanos, entre otros. Encabezada por Avellaneda, y respetando cierto orden geográfico, a medida que la columna avanza se visualizan agrupaciones del sur de la provincia de Buenos Aires y de ciudades patagónicas. La misma imagen se repite en los frentes norte y oeste: todos convergen en la 9 de julio y así comienza a concluir la Marcha Federal que se inició tres días antes, el 31 de agosto, en todo el país, bajo la consigna: «Un pueblo movilizado para terminar con el tarifazo, los ajustes y los despidos». El cierre es en Plaza de Mayo a las 17. La Marcha Federal es una de las tantas costumbres noventistas que se retoman este año.  

Entre la organizada heterogeneidad de banderas, se destaca -algunos metros detrás del telón del Frente Ciudadano de Avellaneda- la figura de San Cayetano, cargada sobre los hombros de dos manifestantes. A su paso, suspendido en el aire, va recibiendo reverencias, agradecimientos y rezos breves. La imagen del santo, ornamentada con flores blancas, sostiene un cartel que se queja: «Lo que San Cayetano te da, Macri te o quita». Encabeza ese grupo el Frente Ciudadano de Isla Maciel, con el Padre Francisco «Paco» Olivera, párroco de Nuestra Señora Fátima. 

Previo a la marcha, la columna sur se nucleó en la Plaza Alsina de Avellaneda, en dónde el intendente Jorge Ferraresi presidió un acto en el que además hablaron representantes de las provincias de Neuquén y Chubut y Jorge Baradel, titular del Sindicato Único de Trabajadores de la Educación de Provincia de Buenos Aires (Suteba). «Fueron discursos que hablaron de la unidad del campo popular, de la lucha contra este gobierno neoliberal que nos está sacando día a día los derechos», comenta el Padre Paco, sosteniendo una bandera blanca con letras gruesas y rojas que piden por la libertad de Milagro Sala. «Tres curas de la Opción por los Pobres hicimos una pequeña oración pidiéndole fuerza a San Cayetano para que sigamos en la lucha», agrega inmediatamente, con los ojos azules distraídos en el flamear de la bandera. «Después nos sumamos a la marcha por el Puente Pueyrredón, puente histórico, dónde los trabajadores cruzaron para exigir la libertad de Perón hasta llegar a Plaza de Mayo».

A medida que avanza por la avenida, reducida a dos carriles por la doble hilera de micros estacionados, la columna se va nutriendo de otros grupos de manifestantes que desembocan desde las calles aledañas. En avenida Belgrano se desvía para encaminarse finalmente por la Diagonal Sur hasta Plaza de Mayo.

Los Curas en Opción por los Pobres, cuenta el Padre Paco, están repartidos en las distintas columnas. Algunos partieron desde Jujuy y llegarán al último punto de encuentro desde La Matanza, encarando el tramo final por Avenida de Mayo. «Nosotros no entendemos que ser cura pueda ser de otra manera. Yo siempre digo que el día que vea un alma caminando, a lo mejor cambiaré. Somos personas de carne y hueso, con necesidades. Creo en un Dios que comparte el pan, que es pan partido y compartido para todos, un Dios que dice ´no matarás y el hambre es un crimen´, un Dios que quiere que vivamos con dignidad y si no hay trabajo, aunque tengamos el pan, no estamos viviendo con dignidad. Un Dios que no quiere que explote un hermano a otro hermano».  

Inmediatamente detrás del Frente Ciudadano de Isla Maciel marcha ATECH, Asociación de los Trabajadores de Chubut. Melisa y Luján, de Puerto Madryn y Rawson, repasan el recorrido que arrancaron el 31 de agosto en Comodoro Rivadavia. Pasaron por Trelew en un acto en el Museo de la Memoria, en el lugar en donde ocurrieron los históricos fusilamientos, pasaron por Puerto Madryn, por Viedma, siguieron por Bahía Blanca, después por Tres Arroyos, Necochea y Mar del Plata, para llegar ahora, dentro de poco más de una cuadra, a Plaza de Mayo. «En todos lados se iban sumando compañeros», aclara Melisa, tan orgullosa como cansada después de tantos kilómetros. Toma mate para mantenerse a ritmo, estimulada también por la masividad de la marcha.

En relación a la situación de Chubut, Luján advierte: «Está en un momento muy crítico. Yo trabajo en la construcción y cada vez hay menos trabajo. Se pararon los planes Procrear y tampoco se están cobrando las becas Bicentenario. El gobernador (Mario) Das Neves persigue a los dirigentes sindicales. No hay derecho a manifestarse, están echando gente por sumarse a las marchas y a los reclamos”. Como docente, Melisa plantea que su situación es igual de delicada: «Los profesores y maestros estamos de paro porque la inflación ya nos comió el salario. Nuestra paritaria cerró en 24% y la inflación ya está alcanzando el 50. Pero si paramos, somos malos docentes porque no vamos a trabajar».

Una vez a orillas de la Plaza, la columna se detiene. La voz metálica y enardecida de la locutora anuncia a través de los parlantes la incansable lista de agrupaciones que están marchando para finalmente estimar una convocatoria de más de 200.000 personas. Cada grupo responde al anuncio de sus siglas con cánticos particulares, aunque hay un canto que abarca toda la plaza: «Unidad, de los trabajadores».

Arriba del escenario que fue montado de frente al Cabildo, se termina de condensar el paisaje de diversidad y la consigna de unión. Allí se encuentran gremialistas de diferentes centrales obreras, como Daniel Catalano (ATE Capital), -quien se encargará de leer una carta escrita por la dirigente jujeña ilegalmente encarcelada Milagro Sala– Roberto Baradel (SUTEBA), Sergio Palazzo, (Bancarios), Víctor Santa María (Trabajadores encargados de edificios), Eduardo Lopez (UTE), Omar Plani (Canillitas), Pablo Moyano (Camioneros), junto a los principales oradores del acto de cierre, Hugo Yasky y Pablo Micheli (CTA Autónoma). También algunos dirigentes políticos como Alejandro Godart (MST), Daniel Filmus (Diputado del PARLASUR), Carlos Tomada (FPV), entre otros. Además están presentes Estela de Carlotto y Taty Almeida, junto a otras Abuelas y Madres de Plaza de Mayo, ovacionadas y reconocidas por todos los presentes.

Cuando le toca su turno, Micheli no da rodeos: «Hay que dejarse de joder con el sectarismo y con el interés individual o corporativo. Hay que pensar en la patria y en nuestro pueblo, sin perder la identidad. Las diferencias las discutimos en la calle codo a codo, no tirándonos piedras”. A continuación le responde al Ministro de Trabajo, Jorge Triaca, quién el jueves por la mañana declaró que la marcha tenía “tintes políticos e ideológicos”: “No queremos ajuste, esa es nuestra ideología”, replica Micheli, antes de rematar: “Ajuste violento o gradual, ese es el debate del equipo económico. Ni violento, ni gradual, ajuste las pelotas. No vamos a pagar con despidos, suspensiones, rebaja salarial, salario indigno, impuesto a las ganancias, precariedad laboral”.

Antes de ceder el micrófono, Micheli aborda el tema de las paritarias apuntando contra el discurso oficial: “Desde el Gobierno hablan de darles tiempo, pero cuando tienen que transferir recursos a mineras y al capital concentrado tienen una celeridad pasmosa. Mientras que, para reabrir paritarias, comienzan a poner peros”.

Hugo Yasky lo sucede en la palabra, como último orador, marcando que el acto fue posible gracias a la convergencia de movimientos sindicales y estudiantiles, organizaciones de derechos humanos, PyMEs y pequeños productores del agro, trabajadores informales, empresas recuperadas y organizaciones de izquierda. “Esta unidad”, sostiene, “es el mapa del campo popular que el neoliberalismo quiere dividido. Si construimos la unidad con la convicción de la lucha para la liberación, emancipación y justicia social, entonces somos invencibles.”

Gran parte de la ovación se convierte en abucheos cuando el titular de la CTA agradece a Pablo Moyano, diciendo que “no hubiese sido lo mismo sin tantos compañeras y compañeros de la CGT. Por debajo, la unidad entre esa central obrera y la CTA crece y se hace fuerte –continúa Yasky- y nos permite decir que estamos en el camino de la construcción de un sujeto colectivo que va a tener la agenda social que el gobierno se niega a discutir”. En sintonía con Micheli, retoma una frase repetida insistentemente por los funcionarios del gobierno de Cambiemos, y en especial por el Presidente Mauricio Macri: “No somos nosotros los que ponemos palos en la rueda. Al contrario, al Presidente le decimos que nosotros queremos sacar los palos de la rueda que metieron en nuestro salario. No queremos un bono para llegar a fin de año, queremos un salario para llegar a fin de mes”.

A continuación, Yaski refuerza en los temas abordados por Micheli y hace hincapié en las consecuencias del aumento de tarifas de los servicios de luz, agua y gas. “Necesitamos que a las PyMEs no se las desparrame con tarifazo, y que una familia no tenga que elegir entre comer o pagar tarifas”, reclama, antes de llamar a una nueva marcha de unidad sindical para el 16 de septiembre, día en que se tratarán, en audiencia pública, los nuevos cuadros tarifarios. “Las centrales sindicales, las dos CTA y los compañeros de la CGT, vamos a convocar a estar movilizados, presentes y discutiendo el nuevo cuadro de tarifas”, afirmó. De esta forma, Yaski anunció los pasos a seguir, en consonancia con lo que Micheli había advertido unos minutos antes: “Va haber paro nacional más temprano que tarde”. “O cambia la política económica o acá va a haber lucha todo el tiempo, con paro y movilizaciones, a lo largo y ancho del país. A no conceder un solo milímetro de las cosas conquistadas”.


Actualizado 04/09/2016

Sin veto a la movilización

Sin veto a la movilización

Miles de trabajadores se movilizaron hoy a Plaza de Mayo, en una convocatoria organizada por dos  de las cinco centrales obreras del país para rechazar el veto a ley antidespidos, firmado por el presidente de la Nación, Mauricio Macri, el 23 de mayo pasado. La jornada, organizada por las CTA de los Trabajadores y la CTA Autónoma, contó con una amplia participación de organizaciones gremiales, sociales y políticas, a pesar de que tuvo como protagonista a una llovizna intermitente, que sólo por unos pocos minutos dejó de ser una testigo privilegiada del acto. La marcha culminó con el discurso de los secretarios generales de la CTA Autónoma, Pablo Micheli, y de la CTA de los Trabajadores, Hugo Yasky, quienes se refirieron en varios pasajes a la posibilidad de reunificar la entidad, dividida desde 2011 luego de que fracasara en dos oportunidades la elección de sus autoridades. «La unidad no es sencilla, no ocultamos que tenemos diferencias, pero los trabajadores nos han dado un mandato, y quienes tenemos responsabilidades sindicales no podemos hacer lo que se nos dé la gana», comenzó Micheli, primer orador de la tarde.

Por su parte Yasky, encargado del cierre del acto, puntualizó que «cuando los trabajadores y  trabajadoras se autoconvocan desde la dignidad, la respuesta sólo puede ser multitudinaria», haciendo referencia al rol decisivo de la clase trabajadora en la vida política nacional. Luego, agregó: «Este día gris es en realidad un día luminoso, porque estamos juntos con la CTA Autónoma para decir que, a pesar de las diferencias, estamos dispuestos a retomar el camino de la unidad de acción». La metáfora pareció surtir efecto, porque inmediatamente el cielo comenzó a abrirse y los rayos del sol asomaron tímidamente por primera vez en todo el día, aunque por escasas fracciones de tiempo. «El hecho de que haya tantos compañeros con esta lluvia es una prueba de la firmeza de los trabajadores para resistir a este gobierno neoliberal», exclamó Micheli, reforzando un estado de situación que ya era de público conocimiento: los despidos y la caída del salario producto de las medidas devaluatorias del  gobierno nacional habían precipitado la alianza defensiva de los dos líderes sindicales.  “Es una actitud madura el saber construir en la diversidad y sabemos que no alcanza con esta movilización. Necesitamos un paro poderoso”, concluyó el estatal.

El paro estuvo en la agenda de las cinco centrales obreras después del acto multitudinario y conjunto que realizaron el pasado 29 de abril para exigir la aprobación de la ley antidespidos. Sin embargo, tras el veto presidencial, las tres CGT -encabezadas por Hugo Moyano, Antonio Caló y Luis Barrionuevo- desistieron de convocar a la huelga general.  

En el acto de ayer Yasky, referente del sector docente, fue más allá e incluso puso en cuestión la vocación democrática del gobierno macrista: “¿Es democracia vetar una ley que fue aprobada por mayoría en el Congreso? Para nosotros hay más democracia en las calles, con los trabajadores defendiendo sus puestos de trabajo”. Al retomar la discusión a propósito de la posibilidad de volver a unir las dos fracciones de la central obrera, el dirigente restó importancia a las cuestiones formales: “Esta es la verdadera unidad que necesitamos. Todos juntos en la plaza, en las calles, para luchar porque de una vez por todas haya respeto por los derechos de la clase trabajadora”.

La intervención de los oradores estaba prevista para las 15, sin embargo, una hora antes la Avenida de Mayo estaba repleta de manifestantes, en el tramo que separa a la Plaza de Mayo de la Avenida 9 de Julio. La columna principal -que integraban además de los conductores de las CTA otros referentes de la política argentina, como el titular del partido Movimiento de Integración Latinoamericana de Expresión Social (MILES) Luis D’Elía o el ex legislador porteño del Movimiento Socialista de los Trabajadores (MST) Alejandro Bodart, entre otros- avanzó por Avenida de Mayo hasta el escenario montado en la plaza, mientras que fueron varias las agrupaciones y filiales sindicales del Interior del país que llegaron desde las calles diagonales. A las 15.30 los oradores ya ocupaban el escenario, pero el inicio de los discursos debió esperar al ingreso de las Madres de Plaza de Mayo, en su tradicional ronda de los jueves, escoltadas por la ya emblemática leyenda «Madres de la plaza, el pueblo las abraza». «Las Madres nos enseñaron que la única lucha que se pierde es la que se abandona. Si ellas pudieron luchar por sus hijos desaparecidos, ¿cómo los trabajadores no podemos salir a la calle a defender nuestro salario?», coincidieron los oradores.

Hugo Yasky y Roberto Baradel sostienen un cartel que expresa solidaridad con la central obrera francesa.

«Ni la lluvia nos detiene. Si hay veto, va a haber lucha», fue una de las frases más repetidas de la jornada. La Ley de Emergencia Ocupacional -conocida públicamente como «ley antidespidos»- fue aprobada por la oposición al gobierno macrista en el Congreso Nacional, el 19 de mayo pasado, aunque el veto presidencial, que se concretaría al día siguiente, era un secreto a voces. La norma buscaba desalentar a las empresas a concretar despidos de trabajadores, imponiéndoles durante 180 días la obligación del pago de una doble indemnización si insistían con el envío de telegramas.

El Decreto N° 701/2016, rubricado por el jefe de Estado el 20 de mayo, pero publicado en el Boletín Oficial tres días después, oficializó el veto al texto legal, argumentando paradójicamente que la decisión obedecía a la necesidad de «avanzar hacia la pobreza cero» y «crear millones de puestos de trabajo». El documento reiteró la prioridad del gobierno de «generar confianza» y crear las condiciones para «la inversión y el crecimiento económico y, por lo tanto, de generación de empleo genuino», objetivos que desde la óptica oficial se verían eclipsados si se reglamentaba la ley. No obstante, fuentes de diversa orientación ideológica coinciden en que se han producido más de 100 mil pérdidas de puestos de trabajo desde que asumió Macri, el 10 de diciembre pasado.

La movilización se realizó un día antes de que tenga lugar una nueva marcha en el marco de la campaña conocida como #NiUnaMenos, que reclama el fin de los femicidios y la violencia de género contra las mujeres. De todos modos, ni la proximidad de dicho acontecimiento ni tampoco la lluvia y el frío motivaron hoy la cancelación de la movilización de la CTA. Tampoco lo hizo la negativa de los líderes de las tres CGT de sumarse a la jornada. Aún más, algunos de los sindicatos enrolados en la entidad que conduce el camionero Hugo Moyano, como la Asociación Bancaria, liderada por Sergio Palazzo, dijeron presente en la tarde de hoy, en una señal de que más allá de las formalidades, el escenario actual de pérdida de poder adquisitivo y amenaza a la continuidad laboral obliga a los representantes de la clase trabajadora a ocupar todos la misma vereda.   

Actualizado 4/03/2016