La magia del encuentro

La magia del encuentro

Niños y jóvenes vestidos con túnicas hasta los pies, bufandas de colores, pelucas, cicatrices de rayo pintadas en la frente. Cualquiera que no conozca el “mundo mágico” miraría raro a esta gente esperando a entrar en una escuela, pero en el barrio de Once ya están acostumbrados y saben de qué se trata.

La Magic Meeting es una celebración anual de homenaje a Harry Potter producida por amantes de la saga para fans como ellos, los llamados potterheads. Funciona hace seis años y cada vez suma más seguidores.

El Colegio San José, la actual sede, ya les queda chico a los más de ocho mil participantes de la última edición que pagaron entre 120 y 150 pesos para no perderse el evento. Se realiza siempre el fin de semana previo al cumpleaños del famoso mago y de su creadora, J.K. Rowling, el 31 de julio.

Al pasar por la gran puerta que da al salón, el visitante ya se siente inmerso en el castillo de la ficción, escondido en algún lugar de Escocia. El ambiente está decorado con los banderines de las cuatro casas de Hogwarts y con velas flotantes de utilería.

La Magic Meeting es una celebración anual de homenaje a Harry Potter producida por amantes de la saga para fans como ellos, los llamados potterheads.

La reunión mezcla diversas iniciativas: una feria; la zona Hogsmeade, donde se puede comprar merchandising y además tomar un espumante vaso de cerveza de manteca; concursos varios, shows y juegos. No faltan los stands de libros -como los de las editoriales Kel y SBS- y de comida, vegana incluida.

Se respira un espíritu de unión. Muchos de los que aman el mundo de Harry Potter, mayormente de Buenos Aires y el conurbano, comparten juntos un fin de semana y replican este sentimiento en las redes sociales bajo la etiqueta #SomosHogwarts.

La organización corre por cuenta de FanCon Producciones, que también se encarga de otros encuentros relacionados con la literatura juvenil, los videojuegos y los cómics. Maira Martínez, cerebro principal de la movida, cuenta: “Cuando terminó la última película [de Potter] y ya no había más libros, hubo un vacío. Yo sentía al fan dormido y dije: ‘Es el momento ideal para levantar un poco’. Y así creamos la Magic Meeting”.

“Empezó como algo chiquito y con el tiempo se fue haciendo cada vez más grande. No solamente por nuestro trabajo sino porque los fans encontraron un lugar donde se sienten bien. Y hoy tenemos esta Magic Meeting de dos días donde casi no se puede ni caminar”, añade Santiago Cúneo, conductor del evento, entre risas.

Cada asistente pertenece a una casa dentro de la escuela mágica, una suerte de familia de fantasía: Gryffindor, Slytherin, Ravenclaw y Hufflepuff. A lo largo de las dos jornadas van ganando o perdiendo puntos y al final se anuncia al ganador.

Las pociones, en el mundo de Harry Potter sirven para curar, hechizar, o envenenar. Son creadas haciendo uso de la magia.

Hay formas de sumar: la decoración de la sala común de la casa; las buenas acciones hacia otros participantes; los concursos de cosplay en los que la gente se disfraza de personajes; distintas trivias; la asistencia a las clases y hasta exámenes. El vencedor se lleva “la copa de las casas”, una competición que tiene su correlato en la saga escrita por J.K. Rowling.

Cada edición de la Magic Meeting es temática. Este año, aprovechando que el 26 de junio se cumplieron veinte años de la salida del primer libro, Harry Potter y la piedra filosofal, todo el sábado giró en torno a eso y los participantes más afortunados pudieron encontrarse con la mítica piedra.

Al día siguiente, la consigna pasó al último libro, Las Reliquias de la muerte, del cual se cumplieron diez años de su publicación el día 21 de julio. Por ello el encuentro se hizo más oscuro, incluso se desarrolló una batalla entre “mortífagos”, seguidores del tenebroso Voldemort, y la Orden del Fénix, los magos que luchan contra el mal, con una graciosa coreografía y la canción “24K Magic”, de Bruno Mars, de fondo.

El público de la Magic Meeting es variado, en su mayoría jóvenes entre 20 y 30 años. Joan (22) y Antonella (26) son de Rosario y cuentan que allá entraron a un equipo de quidditch (el deporte más popular de la comunidad mágica). “Ahí nos enteramos de esto y ahora venimos todos los años”, coinciden.

También hay familias: niños pequeños, madres y padres acompañando a sus hijos, tíos y abuelos, como Laura, una fan que trajo a sus dos chicos y a una sobrina. Para ellos hay salas especiales, los Kinder Hogwarts, mientras que para los muggles -“personas no mágicas”-, hay disponibles diarios, revistas, videos con el detrás de escena de las películas, sets para sacarse fotos y la sala de menesteres, con videojuegos y juegos de mesa como el ajedrez mágico. Otra opción son los tatuajes temporales con elementos de la saga y, para los enamorados que se animan, casarse legalmente en el mundo mágico frente a un ministro.

Personaje Peeves, un poltergeist de Hogwarts.

Muchos asistentes se preparan tiempo antes para la reunión. Estudian para las trivias y los exámenes, arman con dedicación los decorados de la sala común de sus casas; diseñan y elaboran sus disfraces para los concursos de cosplay. A los mejores, cuando termina la exhibición, todo el mundo les pide una foto. Por los pasillos del colegio caminan Severus Snape, el propio Harry, Dumbledore, Hagrid…

“Hay gente que trabaja desde el año anterior. Todo el tiempo estamos pensando cosas para la Magic. El profesor de Criaturas Mágicas, por ejemplo, tiene que crear los animales”, explica Cúneo.

Igual que en Hogwarts, se pueden seguir varias asignaturas: Defensa contra las artes oscuras, Pociones, Runas antiguas. Agustina Serrano, quien personifica a la profesora de Historia de la Magia, comenta: “El equipo se mete realmente en el papel del personaje. Yo preparo mi clase con lo que sé de historia en general y con lo que puedo sacar del universo de Harry Potter”.

El sábado a la noche se presentó The Weird Sisters, la banda favorita de los potterheads, que imita a la que aparece en la cuarta película, Harry Potter y el cáliz de fuego, y que cantan eufóricos, en inglés, mientras todos bailan, ¿podés bailar como un hipogrifo?

El domingo fue el turno de Elendil, un cuarteto de cuerdas que interpretó una selección de la banda sonora de cada película y que dejó al público boquiabierto. La copa de las casas, este año, fue para Ravenclaw, que no ganaba desde 2015. El guardarropa del lugar estuvo a cargo de una agrupación proteccionista que rescata, cuida y brinda en adopción a perros y gatos en situación de calle, por lo que lo recaudado fue para ellos.

Como cierre, más descontracturado, tocaron Los tumberos de Azkaban (en referencia a la prisión mágica), quienes hicieron covers de “Duraznito”, “Laura”, “La mano de Dios” y hasta “Despacito”, pero con letras relacionadas al universo de Harry Potter. La despedida fue con una reversión de Pibe Cantina: “Che pibe Potter / ¿de qué te la das? / dale guachín / venite pa’ Azkaban”, con todos cantando al unísono, bailando y riendo, hasta que la próxima Magic los vuelva a reunir.

Actualizada 02/08/2017