La cultura, más allá del mercado

La cultura, más allá del mercado

Sobre una tela en el piso había cartas en tamaño de postal con diferentes dibujos abstractos, alrededor de un cartel que decía «Oráculo». La joven que estaba sentada las juntó formando el mazo, lo mezcló y luego tiró una de ellas: «Tiene que ver con la expresión, ofrecer los colores al mundo que se habita y que me habita, organizar los elementos del entorno a la manera propia. Es la tarjeta ‘innovar universos'», dijo Ruth Rajchenberg, la creadora de la obra. La carta parecía significar ese instante de la Feria del Libro Independiente dando su propio color, dándose el permiso de existir, de expresar algo más en la ciudad. La sede fue el espacio IMPA (Industria Metalúrgica y Plástico Argentina), la fábrica del barrio de Almagro recuperada por sus trabajadores en 1998, en la que se sigue fabricando aluminio y además funciona un centro cultural que brinda talleres, una radio y un canal de televisión, entre otras cosas.

La feria se realizó en la calle, mientras en el centro cultural sucedían obras de teatro y talleres, que acompañaron la programación de la feria. La FLIA, nombre que se le da por sus iniciales, comenzó en 2006 y se construyó como un colectivo de artistas y escritores que se reúnen para crear un espacio propio de intercambio y manifestación cultural sin patrocinadores y abierto para exponer y asistir. La muestra es gratuita y su fin es compartir pensamientos y arte popular y estimular que broten expresiones fuera del mercado editorial.

La feria se realizó en la calle, mientras en el centro cultural se sucedían obras de teatro y talleres que acompañaron la programación.

Mientras expositores y lectores se mezclaban entre las mesas, en los tres micrófonos dispuestos en el medio de la cuadra pasaban bandas a cantar, a hacer poesía, o monólogos. «Hay que meter a los chetos presos, el otro día pasé por un country y no se veía ninguna antena de DirecTV, se quejan de que no tienen dólares pero todos tienen Netflix. Los tienen que encerrar desde la cuna, para eso es Prosegur. Son así, nacen con el corazón con IVA. Ojo, que yo no odio los blancos de piel, odio los blancos de alma», narraba el actor Maxo Garrone, quien conoció la feria a partir de haber ido a otros eventos alternativos. También sonó rap con la banda Malos Modales: «Primero escucha, segundo lee, si comprende el mensaje te pregunto así se aprende y por ende es que hay tanta gente inconsciente, por la potencia mundial destructora de mentes, más conocida como Internet que pudrió rápidamente gran parte de este planeta».

El medio alternativo Radio Semilla FM 106.5 transmitió el evento en vivo, bajaron los equipos desde el cuarto piso del IMPA, donde funciona la radio, y esta vez la hicieron abierta en la calle. Pasaban escritores y escritoras a leer poemas, fragmentos de sus libros, y a contar sus proyectos, como fue el caso de Andrés Demichelis, quien habló de su proyecto Guía Té. La radio está relacionada con la Red Nacional de Medios Alternativos (RNMA), y durante los días de semana, de 10 a 12, tiene un programa llamado Enredando las mañanas que se emite, cada vez, en una radio distinta de las que integran la red. «Queremos que la radio se identifique con un variopinto de carácter popular, y no con algún sector específico. Buscamos no sólo transmitir la radio desde las cuatro paredes, sino darle participación a la gente que hace cosas y sobre todo que pelea, como el evento de hoy. Le diríamos que no a algún programa auspiciado por alguna marca, o a uno de política partidaria, más allá de lo que independientemente cada uno milite y piense, porque creemos que tiene que haber variedad, y no llegaríamos a cubrir todo», dijo a ANCCOM Juana Laguna, integrante del programa radial Gremiales.

La sede fue el espacio IMPA (Industria Metalúrgica y Plástico Argentina) la fábrica del barrio de Almagro recuperada por sus trabajadores .

La música y la radio en vivo se entremezclaban con las conversaciones de quienes paseaban mirando los libros. Había publicaciones de humor, infantiles, feministas; poemas, novelas, fanzines, entre otros. También había ediciones ilustradas con serigrafía, con tapas de cartón de cajas de ravioles, con plástico, con tela, y todo tipo de material artesanal y también en formato tradicional. «Escribimos desde la identidad que habitamos», dijo una integrante de la editorial Profundo, que además tiene varios libros de imágenes, por lo que despierta en ella la fotografía. Además de los libros, había comida vegana, billeteras artesanales, bolsos hechos con sachets, toallitas femeninas hechas con tela para ser reutilizables, entre otras cosas.

En la mesa de Queriendo ser colibrí, donde estaban los libros de cuentos y poemas de Sofia Zurueta, su hermano Joaquín Zurueta repartía volantes en apoyo a la campaña por la expropiación de la gráfica Madygraf, gestionada por sus trabajadores hace dos años. La fábrica logró media sanción de la expropiación en Diputados, pero los trabajadores aseguran que si la lucha no continúa se corre el riesgo de que pierda estado parlamentario, como ya pasó una vez, y se perderían doscientos puestos de trabajo.

Integrantes de Abanico de artistas caminaban maquillados y disfrazados entre los demás. Se trata de un grupo que se reúne a hacer poesía, stand up, teatro y baile los últimos sábados de cada mes en La casa de los chasquidos, en Villa Crespo. Como ellos, abundaban los artistas en la feria: la calle se convirtió en un gran escenario.

 

Actualizado 18/10/2016

Una Guía Té surrealista

Una Guía Té surrealista

Explicar este proyecto no es tarea fácil, se corre el riesgo de que no sea comprendido, o que algún lector ansioso por las noticias del día se tome la cuestión a la ligera. Pero los casos que pasan por el programa de Anabela Ascar, en Crónica TV, existen más allá de la pantalla y “Guía Té” es una de las tantas rarezas que se presentaron en ese canal para desplegar su universo kitsch.

Su creador se llama André Demichelis, tiene 30 años, alguna vez fue estudiante de Comunicación Social, colectivero efímero y, ante todo, es un buscavidas. Oriundo de Wilde, hoy vive en Congreso y adquirió fanatismo por escribir microrrelatos ficcionales sobre distintas líneas de colectivos, luego de un breve paso como chofer de la línea 24 que une Wilde con Villa del Parque, cuando tenía 20 años. También cuenta con otra experiencia como conductor: un solo viaje en la línea 41, de Boedo a Munro, pero sin llegar a destino, “porque me volví antes”, confiesa André.

Fue en ese momento, cuando entre vuelta y vuelta, empezó a escribir situaciones que veía arriba del bondi: “Además de lo que iba imaginando en mi cuaderno, un par de veces dejé colgando una libretita y una lapicera arriba del colectivo que manejaba para que los pasajeros escribieran algo sobre sus viajes. Algunos se copaban, otros escribían insultos o figuras fálicas”.

Foto: Gentileza Guia Te

Hay producciones hechas con collage, dibujos con marcador, pinturas, y otras completamente digitales.

Demichelis cuenta que ahora ya se da maña, con Photoshop y Corel, para encuadrar y ajustar imágenes y texto, pero que al principio, cuando arrancó en 2014, no sabía cómo hacer y dependía para todo de la imprenta. Con ayuda de las redes y contactos fue escribiendo a distintos ilustradores y así cada microrelato adquirió imagen.

Hay producciones hechas con collage, dibujos con marcador, pinturas, y otras completamente digitales. Se propuso lograr que el costo de impresión se cubriera con la comercialización en bares y no con el dinero de su propio bolsillo. En esta suerte de venta ambulante “a voluntad” ha recibido de todo: “Desde gente muy entusiasta, a nada. Lo máximo fue un trueque que hice con una chica. Ella me dio una tarjeta INCAA que me sirvió para ir muchas veces al cine por 80 centavos”.

En dos años junto a más de 80 ilustradores, predominando el género femenino, André lleva realizadas 103 postales de 10×7 cm, que tienen a los colectivos como protagonistas, en este “bizarro” universo ficcional, donde cada línea tiene su propia historia, poderes y pasajeros arquetípicos.

¿Qué buscás con este proyecto?

Es como una especie de juego en relación a la verdadera Guía T. Lo que hago es para tomarse un té y perderse imaginariamente por la ciudad. Me gustaría que se arme una Guía Té en formato de libro o álbum de figuritas, pero también me gusta esta circulación de unidades sueltas, me da la sensación de que fluye más. En general, las personas me piden las postales de las líneas que se toman seguido.

¿Qué tipo de historias podemos encontrar en tu guía?

La mayoría de los microrrelatos son de humor y con final divertido, pero hay algunas historias de terror, que surgieron a partir de un taller de escritura que hice sobre ese género. Justamente lo había empezado para intentar alejarme del mundo de los colectivos, pero no pude… Y después hay algunos relatos más particulares, como el del 41, que es una historia futurista gay de un tipo que piensa que los choferes son robots. Por otro lado, lo que pasa en el 85, es puro amor y odio…

¿Qué entiende la gente cuando les das la SUBE Arcoiris?

Me miran y a veces me preguntan si va a servir de verdad. Es una sube “antimacri” y “friendly”, que genera clima amistoso dentro del bondi y se carga dejándola una tarde al sol o enterrándola en una maceta. Tuvimos una dorada que venía con WIFI, anteriormente.

«Es como una especie de juego en relación a la verdadera Guía T».

¿Cómo aparecen los ilustradores?

Surgen de una manera muy natural, entre toda la gente que conozco casualmente, o grupos de amigos. Han dibujado personas de México, Bahía Blanca, Tandil, dibujantes que se van enterando del proyecto por Internet y con quienes me escribo por mail. Lo hacen de onda, por eso debajo de la historia va siempre el nombre del dibujante. Una vez me escribió un colectivero de la 373 y me pidió una postal, y me contó cómo es el viaje de esa línea y la hicimos.

Ivana Ilguisonis tiene 21 años, estudia medicina en la UBA y dibuja desde chica como hobby. Con amigos iba seguido al bar El Imaginario, donde las meseras que traían la cuenta le dejaban las postales de “Guía Té”. “A mí me encantaban y siempre me las compraba, pero no sabía quién las hacía. Este año de casualidad vi a André repartiéndolas y ahí nos pusimos a charlar y cuando le dije que yo también dibujaba, me invitó a ilustrar. Me mandó el texto del 91, donde los colectiveros tenían un oído biónico y escuchaban todo lo que se conversaba”.

¿Qué resolviste dibujar?

Proyecté el poder en el colectivo en sí mismo y le hice unas orejas gigantes, que salían de los costados. Lo pinté con marcador negro y lápices acuarelables.

Azul Darras tiene 20 y es de Villa Crespo, estudia en la FADU Diseño Gráfico y le gusta hacer dibujos vectoriales. Iba en el colectivo 24 camino a San Telmo cuando André le repartió sus postales: “Me quedé mirándolas y me encantaron. Entonces André me invitó a ilustrar y me pasó por mail un relato de un hombre que persigue el 88, pero el colectivo nunca le abre en ninguna parada. Lo que hice fue un bondi medio psicodélico flotando en colores”.

¿Qué más hiciste?

Le pasé después unos dibujos míos viejos y le gustaron mucho, una casita que yo había hecho en Rotring y me dijo que así como yo ilustré sus palabras, ahora él iba a ponerle palabras a mi ilustración. Hizo una historia con el 181, que tiene una terminal “Puerto” en una playa. La mayoría de mis amigos pudieron encontrar las postales y lo loco es que siempre fue de casualidad. Un montón de gente conoce esta movida, que es algo súper under.

¿Qué estéticas encontrás?

Hay una gran diversidad y eso es lo que me encanta. Podes ver desde dibujos comunes pintados con marcador, algunos vectoriales con efectos, como el mío y otros acuarelados. En cada uno se nota el estilo personal y la creatividad de cada ilustrador.

¿Cuáles son los objetivos del proyecto a corto plazo?

Hace poco expusimos en Espacio Cultural Dinamo y estuvo muy bueno, teniendo en cuenta lo complicado que es juntar a tanta gente en un solo día. Estaría bueno hacer un festival para fin de año, organizado con más tiempo y también invitar bandas. Llenaríamos de postales y textos para exponer.

André suele repartir las postales de miércoles a sábado, arriba de los bondis y por bares y centros culturales como La Casona de Humahuaca, El Imaginario, El Canario rojo, El Banderín, Espacio Cultural Mi Casa, Le Troquet, Club Cultural Matienzo y Ladran Sancho. “Después de dos años, alguna cerveza me tomé con casi todos los que trabajan en los bares donde reparto”.

Actualizada 23/08/2016