Las primeras sufragistas

Las primeras sufragistas

Un día como hoy, pero de 1951, se llevaron a cabo las primeras elecciones con sufragio femenino en Argentina. A través de sus tres historias, Martha (92), Norma (90) y Noemí (90) recuerdan el día en que la mujer tuvo voz y voto por primera vez.

Noemí Rina Casas era estudiante cuando se llevaron a cabo los comicios del 51.

En un piso alto y luminoso, en la localidad bonaerense de Beccar, una mujer sostiene su tablet. Se trata de Martha Justa Torres, quien a sus noventa y dos años utiliza el dispositivo para mantenerse informada sobre el trabajo de sus hijos y leer el diario. Le gusta estar al día con la política, un interés que tiene desde su adolescencia. Ella, radical, y su hermano Fernando, peronista, ya compartían charlas de política en 1947, cuando la Ley 13010 estableció el sufragio universal en Argentina.

Oriunda de San Isidro, Martha es una de las 3.5 millones de mujeres que entraron al cuarto oscuro en aquel histórico 11 de noviembre de 1951, cuando el voto femenino finalmente llegó a la urnas. “Fue emocionante que por primera vez se acordaran de las mujeres”, expresa. “Por supuesto que cuando sucedió muchos no estuvieron de acuerdo. En aquel entonces ellos eran súper-hombres, y con el voto femenino eso se fue nivelando”.

Martha, quien había perdido a su madre a los 12 años, finalizó sus estudios al terminar la primaria. «Me mandaron a aprender costura, que no me gustaba», menciona sobre sus años adolescentes. Aunque la sociedad la educara para ser una niña ‘bien’, en privado tenía una afición que en ese entonces era vista como masculina: el amor por los autos. Años más tarde, ella fue una de las primeras mujeres de su familia en votar, un compromiso que asumió en esa ocasión y para toda la vida. “Hasta la última votación, me presenté”, asegura. A sus 92 años recibe asistencia permanente y se siente limitada físicamente, pero su mente sigue fresca. De cara a las elecciones de 2023, pondera la posibilidad de quedarse en su casa. “Como me cuesta movilizarme, pensaba no votar, pero me parece que voy a ir”, concluye.

Martha es una de las 3.5 millones de mujeres que entraron al cuarto oscuro en aquel histórico 11 de noviembre.

«Decían que no íbamos a saber votar, que nos íbamos a asustar en el cuarto oscuro. Yo me vestí como para ir a misa», recuerda Noemí.

Un rato más tarde, del otro lado del teléfono, Norma, que vive en San Isidro, hace memoria y vuelve al pasado. Ella y Martha no se conocen, pero están unidas por una experiencia común. Nacida en la navidad de 1931, Norma Elena Montero fue otra de las mujeres presentes en la primera votación mixta del país, un suceso que recuerda llena de alegría. “Cuando se promulgó la ley yo era una chiquilina, pero ya estaba metida en la política gracias a mi papá. Fui a votar con mucha ilusión, y lo hice en la escuela donde había estudiado toda la vida”, cuenta con entusiasmo. Aquel noviembre marcó dos momentos bisagra en su vida: el 11, las elecciones, y el 30, el día en que se recibió como maestra.

Evoca aquellos tiempos como una época de grandes cambios, de los cuales sigue conversando con sus ex compañeras de curso setenta años más tarde. Para hacer más memorable el recuerdo, cuenta que su hermana fue presidenta de mesa en ese entonces, lo que significó que no solo pudo votar sino que tuvo su libreta firmada por una mujer.

 Pensando en su versión de aquel entonces, Norma sostiene que “hoy una mujer de 19 años está más formada e informada de lo que estábamos nosotras”. A pesar de que lamenta la grieta que se ha fortalecido en la política nacional, asegura que nunca faltó a elecciones. “Hasta el último día de mi vida, y aunque sea en silla de ruedas, voy a ir a votar. Me llevé muchas desilusiones, pero uno siempre vota con la esperanza de que el país sea mejor”, piensa.

Noemí Rina Casas, quien cumplió 90 años el septiembre pasado y que vive en Adrogué, también era estudiante cuando se llevaron a cabo los comicios del 51. “En ese entonces yo era estudiante de Odontología. Aunque no fueran mis ideas, en ese gobierno la Escuela de Odontología se convirtió en Facultad y pude ser doctora”, explica. Hasta 1946, la carrera había constituido una especialización dentro de Medicina. Subraya que el clima universitario era un claro reflejo de las desigualdades de la época: “En Odontología seríamos 10 mujeres y 50 hombres. Mi abuela no me lo perdonó nunca, el ser universitaria”.

Después de aquel 11 de noviembre, algo mutó. “Fue una revolución interna, la Facultad cambió. Quizás nos miraron de otra manera, como seres humanos. Fue un paso adelante. Yo voté en la escuela donde había cursado mis estudios primarios y donde más tarde fui odontóloga, hay mucha historia. Ser parte de eso por primera vez me emocionó mucho. Como decía mi abuela, me vestí como para ir a misa”, dice con la voz quebrada y llena de emoción.

Según ella, el sufragio universal desataba una fuerte puja de poder también por fuera de las urnas. “La mujer no tenía lugar para decir su opinión, para nada. El hombre era el hombre, y todavía tiene su machismo. En ese sentido, el voto fue un adelanto muy grande. Decían que no sabíamos votar, que íbamos a asustarnos en el cuarto oscuro. Yo creo que a ellos no les gustó mucho, pero bueno, no todo en la vida a uno le gusta”, comenta con humor.

Noemí, quien a sus noventa años estudia italiano, hace un curso literario y va a gimnasia, sostiene que nunca hay que retirarse, ni de la democracia ni de la vida. “Yo voté siempre, aunque ya estoy eximida lo hice igual. Habré votado bien, mal, no lo sé. Pero lo hace uno siempre con el corazón”.

Nueve décadas más tarde, Noemí reivindica a Alicia Moreau de Justo redactando un proyecto de ley para lograr el sufragio femenino en el 32, y festeja aquel día del 47 en el que escuchó por la radio que la ley se había sancionado. Con tanta vida vivida, mira el progreso social con ojos de esperanza y cree que todavía queda mucho camino por recorrer, pero que el escenario es optimista. “Cuesta, a las mujeres nos cuesta todo. Pero no por eso hay que rechazarse. Adelante”.

Fiesta y lucha

Fiesta y lucha

La 31ª Marcha del Orgullo tuvo lugar en el Centro porteño. Hubo fiesta y también demandas. La principal consigna fue «La deuda es con nosotres» y los manifestantes exigieron una Ley Integral Trans, una nueva legislación antidiscriminatoria y que no se penalice el uso del lenguaje inclusivo. 

El sábado 5 de noviembre se llevó a cabo una nueva Marcha del Orgullo en Argentina: la número 31. Las consignas fueron por la sanción de una Ley Integral Trans, la de una Ley Antidiscriminatoria y por decirle sí al lenguaje inclusivo. El grito que se escuchó con fuerza y fue: “La deuda es con nosotres”. Comenzó a las 11 de la mañana en la Plaza de Mayo y concluyó a altas horas de la noche en el Congreso.

Organizaciones, colectivos sociales, militantes de disidencias sexo genéricas y miles de personas que llevaban banderas de diversidades sexuales, se hicieron presentes en La Plaza de Mayo, desde el mediodía. Con un sol radiante e imponente, se vivió una jornada primaveral en la que la espuma, la purpurina, los papeles de colores, el baile y la música se unieron para celebrar el orgullo de sentirse libre y no ser juzgado por los demás. Sin embargo, no es solo un día para celebrar la libertad de vivir y ser como se es, también es un día de lucha y para gritar con fuerza por la conquista de los derechos que aún faltan, como lo son la ley integral trans y la implementación de una ley antidiscriminatoria. A su vez, uno de los temas discutidos y que ha puesto a la educación ante un debate: durante la marcha se pidió por el sí del lenguaje inclusivo.

El 5 de noviembre no fue un sábado más: la Capital Federal se transformó en un arcoiris de lucha y muchas de las calles fueron cerradas y transformadas en peatonales por algunas horas. La Marcha del Orgullo se dividió en tres secciones: comenzó en la Plaza de Mayo a las 11 am con una feria interminable de productos alusivos y donde se podían retirar preservativos de manera gratuita, así como también, prendedores con la temática, calcomanías y bolsas reciclables. En las calles se podían observar carteles que señalaban los derechos que no han sido adquiridos, justicia por Tehuel De la Torre, a la par que ofrecían besos y abrazos gratuitos.

Agxs Mermet, referente de Disidencias en Lucha – Izquierda Socialista/FIT-Unidad expresó: “Estamos acá porque para nosotros es una fecha muy importante para reivindicar las luchas del 28J (Día Internacional del Orgullo)”. Para Mermet, quienes se convocan en este evento para reivindicar las disidencias sexoafectivas y de género son coincidentemente “los más golpeados por las crisis sanitaria y económica. Sufrimos las políticas de ajuste del gobierno nacional, del gobierno provincial. Venimos a reclamar contra el acuerdo con el FMI, contra el pago de la deuda, para que esa plata vaya para nuestros derechos, para salud, para vivienda, para trabajo, para educación, en un contexto en el que tenemos conquistadas leyes que son de vanguardia a nivel mundial, como la ley de identidad de género, la ley de cupo laboral travesti trans, pero que hoy en día no se terminan de aplicar por la falta de presupuesto”. Además, advirtió: “Venimos a movilizar por ese reclamo, porque creemos que hay que organizarse, salir a luchar, salir a las calles, a habitarlas en los días de lucha y todos los días, por nuestros derechos. Venimos a reclamar la aparición con vida de Tehuel, denunciando que el gobierno de Alberto Fernández y de Axel Kicillof son responsables, repudiando a (Sergio) Berni por los dichos y por la inacción: lo buscan muerto desde el primer día pero tenemos la esperanza de vida, porque es un pibe que salió con la promesa de trabajo y no volvió más. Se debe poner todo a disposición para garantizar que aparezca con vida y que no vuelva a haber ningún otro caso en la comunidad travesti trans no binarie de personas que salen buscando empleo y no vuelven más a sus casas, o se ven expuestos a situaciones de total miseria, de precarización para ganarnos el pan del día a día”.

También se hizo presente la Agrupación Amor Cis-Trans. Joanna Sosa, integrante de este colectivo, habló acerca del proyecto: “Nuestra agrupación, lo que hace es visibilizar los prejuicios que hay sobre las relaciones entre personas cis y personas trans, más allá de los géneros. Queremos derribar esos prejuicios y revelar que es algo normal, porque amar es amar”. Por su parte, Julián Bressan, promotor y creador de este movimiento reflexionó: “Muchas veces los varones cis que nos percibimos como heterosexuales y que nos vinculamos con feminidades trans nos sentimos afuera de estos espacios. También hay heterosexualidades disidentes”.

En la marcha también participaron jóvenes que no están nucleados en organizaciones que explicaron por qué era importante esta jornada. Micaela, estudiante de 18 años que se encontraba marchando por segunda vez, reconoció “alegría” de no sentirse juzgada por su orientación sexual que suele ser muy invisibilizada: la asexualidad. “Estoy acá para reivindicar nuestros derechos, los de los que son rechazados por solo existir”.

Las banderas bisexuales también flamearon con fuerza y una de las que las llevaban fue Dan Ventrice, una persona no binaria que, con 17 años, ya tiene un recorrido en las marchas del orgullo. “En el 2017 fue mi primera marcha. Lamentablemente, la sexualidad sigue siendo un tabú, capaz lo más aceptado es ser gay, lesbiana, bisexual, que son las que siempre se escuchan, pero hay millones de disidencias que no se aceptan y que, desde la misma comunidad, no quieren dar visibilidad. Hay mucha bifobia. Muchos dicen que es una transición, pero no. La bisexualidad existe y no es una etapa”.

La correcta implementación de la ley de ESI aún sigue siendo problemática. Por eso, Sofia Macchi, integrante de Preservate, se hizo presente en la marcha: “Preservate es una asociación civil que da charlas sobre educación sexual integral, en espacios como comedores, hogares, clubes y en cualquier lugar donde se necesite. Estamos en la marcha para invitar a pensar ¿qué hubiese sido distinto si hubiéramos tenido la educación sexual que necesitábamos? La ESI es un derecho. Por eso estamos acá. Ya dimos más de 300 charlas en escuelas pero siempre se necesita más aunque debería ser algo garantizado y que no necesite de nuestra llegada para empezar a hablarse, sino que sea transversal en todas las materias”, indicó.

La segunda parte de la Marcha del Orgullo planteó una propuesta de propuestas musicales que desde las 3 de la tarde incluyeron a Cazzu y Lali Espósito entre otras que tocaron en vivo e hicieron sacudir a todas las personas que se estaban en el lugar.

Hacia las 5 y media de la tarde comenzó el desplazamiento con destino final en la Plaza del Congreso. Bombos, platillos, banderas, gritos, carrozas con música, baile y pirotecnia invitaron a una celebración única. El Congreso se encontraba repleto y las consignas de lucha se hicieron escuchar entre gritos y deseos de proyectos futuros que se fundieron con interpretaciones musicales que concluyeron en horas de la madrugada.

El rol de las mujeres y las disidencias también se discute en el Festival de Cine de Mar del Plata

El rol de las mujeres y las disidencias también se discute en el Festival de Cine de Mar del Plata

Una de las actividades complementarias a la competencia de películas es el Foro de Género que analiza la situación en la industria cinematográfica.

En el marco de la edición 37º del Festival Internacional de Cine de Mar del Plata, realizadoras y académicas problematizaron y reflexionaron sobre las desigualdades de género en los diferentes ámbitos relacionados con el cine en el 5° Foro de Cine y Perspectiva de Género en el Club Español de esa ciudad.

“La batalla es cultural en torno a los temas y la aceptación de los temas, pero también en torno a las estéticas”, indicó la historiadora académica, Alejandra Portela, y agregó: “Hay un proceso de desaprender los temas que hay que hacer, pero también desaprender las imágenes que llevan esos temas, los modos de plantar la cámara, de jugar y de enunciar. Hay que transversalizar para crear nuevos espacios en un mundo de por sí estructurado que se resiste a deconstruir y, cuando logra deconstruir, hay que sostener esa deconstrucción”.

La docente, activista y referente trans, Sofía Victoria Diez, reflexionó sobre las dificultades de su comunidad: “El primer obstáculo que nosotras encontramos es que morimos a los 35 años. Si morimos jóvenes, ¿a qué tiempo somos niñas? ¿A qué tiempos somos ancianas? Si morimos jóvenes y somos expulsadas muy temprano de nuestro hogar, ¿cómo podemos pensar que vamos a tener educación? ¿Cómo podemos pensar que una travesti entre a una escuela de cine? ¿Cómo podemos pensar que una travesti sea productora de cine?”.

“Quiero una sociedad mejor donde las mujeres y las diversidades podamos ser realmente libres. Y quiero que todas las travitas que vienen, todas las mariquitas que vienen, todas las que están viniendo y las que están siendo, puedan tener una idea de representación en las pantallas que sea positiva, que puedan decir ‘el día de mañana puedo ser presidenta’ o ‘el día de mañana puedo ser directora de cine’”, concluyó Sofía.

Según el último informe realizado por el INCAA, “la industria audiovisual argentina desde una perspectiva de género 2021”, el grado de inserción de la mujer en los ámbitos educativos y profesionales vinculados al audiovisual muestra una mayor participación de la mujer en la formación y menor inserción en lo laboral y profesional. Mientras que en la formación de posgrado en Artes Audiovisuales tanto el porcentaje de estudiantes como de egresados cuentan con una participación de mujeres superior -tres cuartas partes de estudiantes y casi dos tercios de egresados-, en la industria audiovisual de Argentina la mujer representa menos de la mitad de la fuerza laboral

El grado de inserción de la mujer en los ámbitos educativos y profesionales vinculados al audiovisual muestra una mayor participación de la mujer en la formación y menor inserción en lo laboral.

Paola Rizzi fue una de las primeras directoras de fotografía del país, quien no sólo reflexionó acerca de las cifras de mujeres en el ámbito audiovisual, sino también las dificultades que se presentan en el transcurso del ciclo profesional, al respecto mencionó: “No solo te discriminan por ser mujer, sino también por la edad. Muchas mujeres primero son madres y paran un poco para cuidar a sus hijos. Después hay que cuidar a los padres y, cuando terminás, ya sos grande. Reinsertarse después de haber pasado por un gran parate y siendo mujer es mucho más difícil. Somos las cuidadoras eternas”.

“Si uno ama el cine, no tiene que dejar de insistir. Si una se encuentra con un techo de cristal, hay que reinventarse, pero nunca ir para atrás, siempre mirar para adelante”, completó Rizzi.

La relación entre el cine y los activismos fueron debatidos debido a las dificultades que se presentan en pensar nuevas historias. Al respecto, la realizadora Clarisa Navas mencionó: “No hay que negar que estamos completamente colonializades y pensar una posible descolonialidad en esas narrativas y en esas formas de ver el mundo, supone un trabajo muy grande que tiene que ver con poder sacudirse de esas matrices perceptivas que nos han llevado a tener una lógica de mundo, ritmo y formatos que cuando mínimamente se corren, dejan de ser vistos. No hay algo más de colonial que no poder nombrar el misterio que supone un otre y, muchas veces, las definiciones nos llevan a cerrar eso”.

Pensar las políticas públicas culturales también estuvo en la agenda, ya que resultan fundamentales para no omitir las desigualdades que subyacen. Al respecto, Sofía mencionó: “Lo que falta aún es un abismo, pero hay que comprometerse todos los días, cotidiano, es en la micropolítica que también se da la batalla cultural”.

 El primer día finalizó con un pañuelazo por la implementación del aborto seguro, legal y gratuito, en Argentina y todo el mundo. El foro continúa este sábado 5 a las 10, también en el Club Español de Mar del Plata, para seguir repensando el rol de las mujeres y disidencias en el cine.

Deportistas orgullosos

Deportistas orgullosos

En el Centro Cultural San Martín se presentó la muestra fotográfica «Sport Friendly: ¡La cancha de la diversidad!», de Émilien Buffard, quien retrató a jugadores y equipos de la comunidad LGTBQI+.

El 5 de noviembre de 1992 se realizó la primera Marcha del Orgullo LGBTIQ+ en Argentina. En 2022, días antes de otra jornada similar, como desde entonces se realiza todos los años en pleno centro de Buenos Aires, se vivió un momento histórico para la comunidad. A tan solo unos metros de Avenida Corrientes se encuentra el Centro Cultural San Martín, donde se presentó la muestra fotográfica Sport Friendly: ¡La cancha de la diversidad!. Se trata de un trabajo realizado por el fotógrafo, escritor y traductor Émilien Buffard quien nació en Francia pero vive en el país desde 2014. 

En las redes sociales del Centro Cultural se anunció la llegada de la exposición. Los comentarios dejaron en evidencia la homofobia que sostiene gran parte de la sociedad. Émilien quiere fomentar la inclusión en el deporte, ese es su objetivo. Allí la discriminación es constante, por lo que poner luz a agrupaciones deportivas LGBTIQ+  es una manera de aportar para redefinir los valores clásicos.

En la fachada del San Martín se observa una de las fotos insignia de la muestra, donde posan dos jugadores de rugby besándose con una pelota en la mano. Ambos forman parte del equipo Ruda Macho. Si bien la presentación se encuentra en un espacio artístico, ubicar las imágenes en la calle es otra forma de visibilización importante para el artista.

En diálogo con ANCCOM, Émilien Buffard contó los orígenes de su nueva obra. “En 2019 empecé a relacionarme con un equipo en Rosario llamado Los Yaguaretés. Me uní al Voley. Más que el deporte me encantó poder compartir los mismos códigos, que cada uno fuera como quiera. Ahí me enteré que había un montón de equipos así en todo el país. Yo estudiaba fotografía y así me surgió la idea de viajar para conocerlos y fotografiarlos”.

El proyecto consistió en capturar 18 agrupaciones LGBTIQ+ a lo largo de ocho provincias y más de 500 jugadores de diez disciplinas. Desde abril, expuso la muestra en varios puntos del país pero su presentación oficial se dio en la siempre caótica Buenos Aires. Un rato antes de la inauguración, en la misma sala, Jessica Millaman, deportista trans profesional, anunció los Juegos Internacionales de Deportes de Playa LGBT+ que se disputarán en Puerto Madryn del 26 al 29 de enero de 2023.

Un poco después de las 7 de la tarde, las sillas se ocuparon en su totalidad. La felicidad era palpable en la cara de cada persona. Hubo abrazos, sonrisas y charlas mientras esperaban que Émilien diera inicio a sus palabras. Si bien asistieron deportistas de varias agrupaciones, el equipo de fútbol de Defensores de Buenos Aires y Ruda Macho Rugby coparon la sala con sus camisetas, ansiosos por el momento histórico que se estaba gestando.

Buffard tuvo la posibilidad de viajar por varios países del mundo y fotografió a muchos equipos inclusivos en Inglaterra, España y su país natal. “El problema de la discriminación atraviesa fronteras, es universal. Tenemos suerte de vivir en sociedades donde pueden existir estos equipos. En otros lugares, como en Qatar, nos meten presos por ser gay. Cuando tenes un estado presente ayuda pero los equipos son centrales para concientizar no solo en la cancha sino por lo que pueden lograr afuera”, sostuvo el fotógrafo.

«Tenemos suerte de vivir en sociedades donde pueden existir estos equipos. En otros lugares, como en Qatar, nos meten presos por ser gay», dice Buffard.

Los primeros tres minutos de la conversación ante el público fueron impactantes. Buffard reprodujo sin respiro los comentarios homofóbicos a la publicación del Centro Cultural San Martín en Instagram. Luego de ello, expusó que a la sociedad todavía le cuesta imaginar por ejemplo que un futbolista pueda ser gay. “Es una pena porque quizas nos vamos a perder al proximo Messi por ser puto”, aseguró.

Dentro de la sala hay miles de historias. Buffard retrató varias de ellas en Sport Friendly. Además de las agrupaciones deportivas, dentro del álbum logró entrevistar a tres deportistas profesionales: Jessica Millaman, quien presenció y dio su testimonio durante la presentación, la regatista y campeona olímpica Cecilia Carranza y el voleibolista Facundo Ihmoff.

Para el francés radicado en Rosario el arte es reciclaje. El Mundial de Qatar estuvo siempre en su cabeza a la hora de la producción. Reutilizar el álbum de figuritas y darle un nuevo significado es lo que hizo. Lejos del plan de negocios de Panini, en esta edición se promueve y se le da lugar a los deportistas LGBTIQ+ para contar sus historias y, por qué no, de cumplir el sueño de verse convertidos en una figurita.

“Este es un proyecto federal. Mi deseo es que la muestra pueda girar a lo largo del país. En la semana del 20 de noviembre va a estar en La Rioja. Quiero que sea en la calle, en estadios, en lugares más grandes. La idea es conectar todos los puntos de la ciudad. No solo debe quedarse en el centro sino que la diversidad tiene que vivirse en todos los barrios”, afirmó Buffard.

La presentación finalizó con aplausos fuertes y largos. Luego se acercaron a felicitar y agradecerle a Buffard por semejante trabajo. Defensores y Ruda Macho le pidieron al artista una foto con la camiseta de sus equipos. Segundos después, se tomaron una en conjunto. La multitud se alejó de la sala para subir al cuarto piso, donde tiene lugar la exposición hasta el 20 de noviembre. 

Propuesta como una cancha de Rugby, quince fotografías en tamaño real, con sus testimonios detrás, se distribuyeron en el césped sintético. Algunos agarraron su álbum reservado, otros posaron frente a sus propias fotografías o ajenas y otros leyeron las historias. El ambiente está dado para ser una experiencia colectiva sin distinciones y, entonces, crear una nueva identidad que logre cambiar el deporte.

Las qataríes y la tutela masculina

Las qataríes y la tutela masculina

Comienza la Copa del Mundo en la Península Arábiga y las preguntas sobre el lugar y los derechos de las mujeres y minorías sobrevuelan al país musulmán. El peso del Corán y de las tradiciones.

Este mes comenzará la XXII edición de la Copa Mundial de Fútbol masculino en Qatar. Millones de personas de todo el mundo se trasladarán al país oriental para apoyar a su selección y, quizá muchos menos, se resistirán a ser parte del fervor global ante las denuncias de violaciones a los derechos humanos en el país anfitrión. Entre otras cuestiones, muchos ponen la lupa en la situación de las mujeres: ¿qué pasa con ellas? ¿Cómo viven? ¿Qué reglas deberán seguir las turistas occidentales?

Para comprender la situación de las mujeres en Qatar es necesario tener en cuenta su condición como país oriental y situarse históricamente. Qatar está ubicado en la subregión de los países del Golfo Pérsico, forma parte de las monarquías árabes, como Arabia Saudita. Cuenta con 2.8 millones de habitantes, entre los cuales solo 10% y 20% son ciudadanos qataríes, el resto se divide entre migrantes y trabajadores.

En el caso del islam, no hay un organismo central similar al Vaticano que establezca una única interpretación válida de los libros religiosos, sino que existe una multiplicidad de interpretaciones más o menos ortodoxas. “La religión funciona como ley, no es que haya una religión por sobre las leyes. La religión es la ley y todo lo que se legisla se hace a partir de una interpretación del libro sagrado: el Corán. Existen leyes, pero no está la diferencia que tenemos nosotros entre leyes civiles y leyes religiosas”, explica Mariela Cuadro, Doctora en Relaciones Internacionales y Coordinadora-investigadora del Departamento de Medio Oriente del Instituto de Relaciones Internacionales de la Universidad Nacional de La Plata.

La interpretación que hace el país anfitrión del Mundial sobre el Corán implica diferencias entre los derechos de hombres y las mujeres. En Qatar rige el sistema de “tutela masculina”, en marco de este sistema, las mujeres están ligadas a su tutor varón, habitualmente su padre o un hermano, abuelo o tío o, en caso de estar casadas, su esposo y necesitan de su permiso para poder realizar ciertas actividades. “Tal como postula el sistema, las mujeres necesitan el permiso de su tutor para tomar decisiones vitales claves como casarse, estudiar en el extranjero con becas públicas, trabajar en puestos del gobierno, viajar al extranjero hasta cierta edad y hasta recibir algunos servicios de salud reproductiva. Además, la legislación relativa a la familia discrimina a las mujeres al dificultarles el divorcio, y las mujeres divorciadas no pueden ejercer la tutela de sus hijos e hijas. Las mujeres en Qatar (y también, por ejemplo, en Arabia Saudí) siguen siendo discriminadas en la ley y en la práctica”, postula Mariela Belski, directora ejecutiva de Amnistía Internacional Argentina.

“Uno de los casos en que las mujeres no precisan permiso es para salir del país solas. Legalmente no lo precisan, pero en la práctica no sucede, a ninguna se le ocurre salir del país sola y en el aeropuerto les piden el permiso, pero no es algo legal. No hay una aplicación del gobierno que solicite el permiso para viajar sola. Ahí hay una especie de gris”, agrega Mariela Cuadro.

Este tipo de prácticas son muy comunes en Qatar, ciertas tradiciones, aunque no estén expresadas en la ley, siguen funcionando como ordenadoras de la vida en sociedad. “Las cuestión de diferencias entre los géneros está sostenida sobre la ley religiosa. Por supuesto, sobre una interpretación. En última instancia es un texto, un libro y las palabras se interpretan. Lo que hay son interpretaciones que son, por un lado, gubernamentales, pero después hay interpretaciones de las personas”, concluye Cuadro. Con respecto al voto, las mujeres gozan de este derecho desde 1999. Se vota por el Consejo Consultivo, que se encarga de asesorar al emir, aunque él tiene la posibilidad de no acatar lo que éste disponga.

La libertad de expresión en Qatar se encuentra limitada ya que no hay grandes empresas de medios que no estén vinculadas con el gobierno. No hay medios que intenten disputar el relato, por lo que es muy difícil que se denuncien estas cuestiones. Belski recuerda el caso de Mohammed al Aljami, un poeta que fue condenado por recitar un poema crítico al emir en 2012. “En Qatar existen leyes que imponen restricciones arbitrarias sobre la libertad de expresión, como la Ley de Imprenta y Publicación de 1979, y la Ley contra Delitos Cometidos a través de Tecnologías de la Información, de 2014”, explica la directora de Amnistía Internacional Argentina.

Una pregunta que suele surgir al observar la situación desde Occidente es si existen movimientos feministas que luchen por los derechos de las mujeres en Qatar. Si bien no hay unidad o un movimiento feminista consolidado se alzan voces individuales y aisladas de mujeres. Éstas denuncian las situaciones de opresión y buscan transformarlas.

Soledad Sosa vivió en Doha, la ciudad capital, por tres años. Se mudó por el trabajo de su marido. Durante su estancia fundó, junto a otras mujeres, Argentinas en Qatar, una comunidad para migrantes. En su tiempo viviendo en el país notó que las nuevas generaciones son más abiertas, estudian, trabajan y son profesionales. En cambio, de las mujeres mayores muchas no estudiaron y tampoco trabajan. Con respecto a la incertidumbre que hay por parte de las turistas occidentales que van a viajar por el Mundial comenta: “Hay mucho prejuicio con el mundo musulmán. No llega mucha información. Lo muestran como lo malo, peligroso, les hacen fama de terroristas. En el mes del mundial van a hacer la vista gorda porque Qatar quiere darle la bienvenida al mundo y que la gente quede alucinada con el país que formaron para que vuelvan. Una cosa es vivir como residente que te tenés que amoldar a la cultura y otra cosa es ir de turista al Mundial”.

En esta línea, los inmigrantes o turistas no están obligados a usar el manto de abaya o el thawb como las mujeres y los hombres qataríes. En el código de vestimenta se pide cubrirse las rodillas y los hombros. A su vez, el alcohol en la vía pública está prohibido, solo los hoteles internacionales tienen permitido venderlo y consumirlo, aunque debe ser puertas adentro.

“Yo allá hacia mi vida normal, iba al cine, al shopping, a tomar un café con amigas, manejaba. Existe Tinder, la droga, el alcohol, la prostitución. La diferencia es que es puertas para adentro, en la calle te tenés que comportar. Dentro de tu casa vos podés ser gay, lesbiana, pero no podés darte besos en la vía pública, estar de la mano o hacer el amor en la plaza. Infunden el miedo y ante el miedo o la vergüenza no lo hacés. A veces uno se cansa, porque nació en libertad y en democracia”, comenta Sosa.

En Qatar, la homosexualidad está prohibida por lo que una pareja gay o lesbiana no puede tener demostraciones cariñosas en la vía pública. Con respecto a ciertos límites culturales, la investigadora Cuadro remarca la importancia de respetarlos, como es el caso de los abrazos o el saludo con un beso que es una costumbre en Argentina. Esto en Qatar no se puede hacer porque pone en una situación de incomodidad al qatarí, ya que con el beso se atraviesa una intimidad personal a la que no están acostumbrados. “Hay que tener respeto con algunos límites. Los argentinos somos muy de abrazar, ellos se expresan mucho a través de la palabra, de la mirada, de los gestos, de hacerte sentir que sos importante sin necesidad de tocarte. Nosotros nos abrazamos para decir eso, ellos lo dicen de otra manera”, concluye Cuadro. Además, remarca que se debe ir con amabilidad, humildad y respeto hacia Qatar y sus costumbres, para poder garantizar una buena estadía y un momento celebratorio como es el Mundial.