La pelota del fútbol femenino está manchada

La pelota del fútbol femenino está manchada

Jugadoras de fútbol femenino se manifestaron frente al Congreso para exigir justicia por Juliana Gómez, la futbolista de Argentino de Merlo fallecida en un accidente cuando regresaba de disputar un partido en Santa Fe. Reclamaron mejoras en las condiciones en las que se desarrolla la actividad.

Más de un centenar de jugadoras de fútbol femenino se reunieron frente al Congreso de la Nación, ayer por la tarde, para pedir justicia por el fallecimiento de Juliana Gómez, jugadora de fútbol de Argentino de Merlo, y por mejoras en las condiciones en las que se desarrolla la actividad.

La asamblea fue convocada por la agrupación “Unidas por el fútbol femenino” bajo tres consignas: “No nos den la espalda”, “Igualdad de condiciones” y “Basta de desidia en el fútbol”, y contó con la presencia de jugadoras en actividad, retiradas, familiares y allegados. 

Pasadas las 17 comenzaron a llegar las jugadoras que dejaron la rivalidad de los equipos a un lado, en una jornada donde tuvieron puesta la misma camiseta y estuvieron unidas por igual propósito: el pedido de justicia por la muerte de Juliana Gómez -fallecida en un accidente mientras su equipo viajaba a Santa Fé para disputar un partido-, y el reclamo para los clubes y para la Asociación del Fútbol Argentino (AFA), respecto de sus condiciones laborales. 

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En diálogo con ANCCOM, Aylen Montiel, jugadora de Primera División, reflexionó acerca de la necesidad de que se visibilicen las demandas del futbol femenino y sostuvo: “Hoy en día somos todas jugadoras, de la A, de la B o de la C, y tenemos que pedir por derechos que nos corresponden a todas”. 

Entre los reclamos que se manifestaron se incluyen: que los clubes se encarguen de financiar los gastos de transporte, comida y hospedaje cuando las jugadoras deben jugar en condición de visitante, que no se las abandone ante las lesiones, y se les brinde asistencia médica y acompañamiento. 

También, denunciaron instalaciones en malas condiciones, la necesidad de mejoras en los recursos y herramientas para la preparación física, las dificultades para solicitar el pase y poder ser transferidas a otros equipos, y por cuidado de la integridad física y mental.

Acompañado de una profunda emoción, en el transcurso de la jornada se dejó un micrófono al alcance de las presentes para poder hacer uso de la palabra. Marina Martínez, de la agrupación Pioneras del fútbol femenino, manifestó que no sólo se trata de una problemática del fútbol femenino en Buenos Aires, sino en todo el país. “Las mujeres siempre fuimos discriminadas y olvidadas, pero así y todo llegamos”, recordó.

Cada vez que deciden hablar para expresar su disconformidad, corren el riesgo de no ser convocadas a los próximos partidos. Por eso, algunas jugadoras deciden no aparecer en la primera línea de los reclamos. Sin embargo, muchas otras entendieron que esta jornada era significativa y un punto de partida para que las cosas cambien. 

En ese sentido, Mercedes y Paula, jugadoras del Social Atlético Televisión (SAT), señalaron: “Nos hemos acostumbrado a no hablar, pero es momento de ponerle voz a lo que está pasando y lo que sentimos” y agregaron: “¿Cuántas vidas más se tienen que perder para que nos juntemos y salgamos a luchar por lo que merecemos?” 

A las 19 se leyó un comunicado por parte de las jugadoras: “Hoy nos reunimos para contarle a la comunidad cuál es la situación que se está viviendo en el fútbol femenino desde sus inicios. Algunas cosas han cambiado, pero seguimos viviendo muchas injusticias y necesitamos que se resuelvan de manera urgente”. 

En cuanto al pedido de justicia, expresaron: “Nos unimos en un mismo reclamo. Lo que sucedió con Juliana Gómez el 8 de octubre nos conmovió a todas, de tal manera que nos motivó a organizarnos. Todas sentimos el miedo de haber sido ella, hoy todas somos Juliana Gómez. No fue un accidente, fue negligencia y consecuencia de la desidia de los clubes”. 

Al respecto, explicaron que “el viernes 7 de octubre, las jugadoras de Argentino de Merlo se trasladaban en sus propios autos a Santa Fe. Llegaron el sábado por la mañana sin dormir, desayunaron y se dirigieron al estadio para jugar la fecha oficial del torneo. Al finalizar el partido, se duchan, y sin descansar, emprenden la vuelta a Buenos Aires. A mitad de camino sucede lo peor: uno de los autos en el que iban cuatro de las jugadoras vuelca en plena ruta a la altura de Baradero. Julieta Gómez falleció al instante, tres jugadoras fueron hospitalizadas, y todo un plantel de jugadoras sigue afectado por los hechos”. 

La tragedia fue aún más dolorosa, horas después también falleció el chofer, Ricardo López. Su familia, denunció que no fue a causa de las lesiones que le provocó el accidente sino por agresiones que sufrió de parte de allegados a Juliano Gómez. Sea como sea, ambas muertes quizá se hubieran evitado si la precariedad no atravesara al fútbol femenino.

“Hoy es el inicio de un suceso histórico. Nosotras somos la historia. El fútbol debe ser en igualdad de condiciones. No nos vamos a callar, ni vamos a parar hasta que todo sea como soñamos”, concluyó el comunicado. 

La comunicación tiene pluma de mujer

La comunicación tiene pluma de mujer

Se presentó el primer tomo de «Mujeres de la comunicación argentina», un libro que reúne la bio-bibliografía de las pioneras de la investigación en ese campo académico.

Mujeres de la comunicación argentina. Tomo I» es un libro editado por Alejandra García Vargas, Nancy Díaz Larrañaga y Larisa Kejval con apoyo de FES Comunicación de reciente aparición. En sus páginas se retratan las trayectorias de las pioneras en el campo académico de la comunicación en la Argentina y de las primeras graduadas de la carrera tras la última dictadura cívico militar.

Este libro demuestra que los caminos de investigación por los que se aventuran y sus resultados tienen, por supuesto, mucho de trabajo personal y de esfuerzo, pero también otro tanto de azar, de obsesiones personales y de vivencias, que las determinando. Tomar conciencia de ellas puede ser tan interesante como los resultados académicos obtenidos.

En el escenario global del auge de lo que en la Argentina se denominó “la cuarta ola” o “la marea verde”, surge esta publicación que está atravesada por una impronta feminista de principio a fin, pues a lo largo de la historia las mujeres han hecho un sin número de aportes al campo académico de la comunicación, pero a pesar de ello, son los hombres quienes tienen mayor visibilidad de sus trabajos. De este modo, el libro brinda un homenaje y reconocimiento a la ardua labor que han desempeñado las pioneras en el campo académico en materia de comunicación en el país.

 

Larisa Kevjal, directora de la carrera de Ciencias de la Comunicación de la Universidad de Buenos Aires, dice a ANCCOM que el libro surge a partir del diagnóstico que se hacía desde diferentes lugares y momentos respecto a la invisibilización de las mujeres en el campo académico de la comunicación en la América Latina. “No se da porque las mujeres no hayan protagonizado la construcción del campo, sino que observábamos que en muchos casos, los aportes quedan invisibilizados en relación con las grandes figuras masculinas que motorizaron el campo y emergen en las bibliografías, en los congresos, en las mesas”, señala.

Además, ejemplifica con una vivencia personal: “Particularmente viví una situación en un congreso de la Asociación Internacional de la Comunicación e Investigación en España, en  2019, donde se hizo un homenaje a les referentes de las Ciencias de la Comunicación en América Latina y todos los homenajeados eran hombres. Nosotras en la Argentina estábamos en plena marea verde, ya con los lentes del feminismo puestos, viendo cómo las desigualdades de género atraviesan todas las desigualdades sociales. Levanté la mano y dije: ‘No hay mujeres acá’. Esas ausencias, en el contexto de expansión de los feminismos, se nos empezaron a hacer más fuertes.”

Entre las pioneras, figuran, Stella Martini, Margarita Graziano y Alicia Entel, Nora Mazzioti y Patricia Terrero. Y en el capítulo dedicado a las primeras graduadas posdictadura están nombres como los de Mariana Baranchuk, Cora Gamarnik Daniela Monje, Sandra Valdettaro y Claudia Villamayor.

Este libro no solo muestra las trayectorias y aportes de quienes han protagonizado el nacimiento y desarrollo del ámbito académico en materia comunicacional en el país, sino que además, brindó la posibilidad de que otras mujeres, también del campo, sean las voces responsables de contar a las “antologizadas” (como las llaman cariñosamente). Así, autoras como Flavia Costa, Eva Rodríguez Agüero, Carla Avendaño, Rosario Sánchez, Adriana Ghitia, Ianina Lois y Beatriz Alem, entre muchas otras, escriben sobre aquellas investigadoras homenajeadas.

Nancy Díaz Lagarraña, secretaría de Posgrado de la Universidad Nacional de Quilmes, afirma: “Nosotras pudimos seleccionar para este primer libro a 25 mujeres, pero nos interesaba que otras mujeres también del campo de la comunicación pudieran aparecer y narrar a estas pioneras. De esa manera, el libro tiene casi 60 mujeres de la comunicación, algunas son narradas y otras narran. Nos pareció que así ampliábamos muchísimo la forma de nombrar y visibilizar a las mujeres. Múltiples voces narrando lo que las mujeres en la comunicación hacen o hacemos”.

Al reconstruir la historia de la consolidación de este espacio en la Argentina, fue de suma importancia plasmar una mirada federal, entendiendo que las desigualdades no solo son de género, sino también regionales. En este sentido, el libro funciona como un documento histórico, dándoles el merecido lugar a las mujeres, a partir de la validación de distintas perspectivas teóricas, marcos conceptuales y volviéndose, a la vez, un modo de cuestionar los discursos y las prácticas patriarcales. “Nos hemos propuesto dar cuenta de las bio-bibliografías de mujeres de la comunicación que han abordado aristas diferentes de esos procesos, desde bibliotecas o entradas teóricas y epistemológicas diversas. Los estudios de nuestras ‘antologizadas’ no ponen necesariamente en foco las dinámicas de género o sus intersecciones con otros ejes ordenadores de la desigualdad y la diferencia en Argentina, pero conforman un abanico de propuestas relevantes y que dan cuenta de la diversidad y de la vitalidad del campo”, explica Alejandra García Vargas, secretaria de Posgrado y  secretaria del Área Académica de Género y Derechos Humanos de la FHyCS (Universidad Nacional de Jujuy) y además codirectora del Doctorado en Desarrollo Regional y Políticas Públicas (FCE-UNJu).

 Aparte de reconocer el camino que hicieron las ‘antologizadas’ en la creación de las carreras de Comunicación en el país, y en la reestructuración de las mismas hacia una mirada más crítica y latinoamericana, en un contexto difícil posdictadura, el libro propone una lectura, bien sea por capítulos, o una más transversal, navegando por las diferentes perspectivas. Si bien las editoras mencionan que no todas las mujeres de este libro son feministas, o feministas 100%, la obra es una forma de producir conocimiento situado y emancipatorio.

“Hay un trabajo constante de las mujeres para revertir la desigualdad; nos sumamos a ese camino con nuestro pequeño aporte. Venimos de un encuentro de presentación del libro que vivimos como una fiesta, y esa también es una forma: celebrar que nos reconocemos, nos citamos y nos cuidamos -aún en la diversidad y las discrepancias- y que estamos caminando juntas porque lo personal es político sólo si se transita colectivamente”, cierra García Vargas. El libro puede descargarse de manera gratuita.

 

 

Un cumpleañitos de diez

Un cumpleañitos de diez

Más que Unx festeja sus 10 años arriba de los escenarios este sábado 15 de octubre. La banda, referente del movimiento LGBT+ se propone seguir escribiendo la historia sin dejar de pasarla bien.

La banda de rock Más que Unx, que viaja por distintos géneros, invita a sus seguidores a  festejar su décimo aniversario en Buenos Aires Club (Perú 571) el 15 de octubre a las 20 en una fiesta que promete sorpresas e invitados.

Larro Carballido, guitarrista, cantante, compositora e integrante de la banda propone un repaso por toda la trayectoria de Más que Unx. La idea es ingresar a un verdadero cumpleañito de diez, es decir, una experiencia más allá de lo musical. Entre el disfrute y el desprejuicio la banda aspira a seguir por ese camino, componiendo nueva música, experimentando y jugando con cosas nuevas.

Más que Unx a lo largo de los años se ha transformado y ha crecido al calor de los cambios en la sociedad argentina. La letra de Arder se ha convertido en la voz de numerosas marchas feministas. Con su participación en la campaña por la legalizacion del aborto y de la comunidad LGBT+ la banda invita a cambiar, repensar y luchar.

En el año 2021 lanzaron su single Mutar y cambiaron su nombre, dando cuenta de la necesidad de tomar conciencia y dar visibilidad a otras identidades. La banda busca reivindicar el uso del pronombre “unx” ,la sensación identitaria y de pertenencia que genera para quienes rompen con el binarismo de género.

El colectivo travesti, trans y no binarie, y su fuerza por tirar abajo todo lo establecido es una inspiración para la banda. En su canción Tu Caminar, Larro destaca una frase que los define: “La historia la hace quien la escribe, quizás hoy te toca escribir a vos” y agrega entre risas “No hay nada escrito, escribamos nosotres y hagamos lo que nos pinte. Pasemosla bien”.

Su décimo aniversario promete ser una fiesta para seguir jugando, mutando y escribiendo su propia historia.

El día en que los pañuelos verdes se convirtieron en green handkerchiefs

El día en que los pañuelos verdes se convirtieron en green handkerchiefs

Frente a la Embajada de Estados Unidos y convocadas por la Campaña Nacional por el Aborto Legal, Seguro y Gratuito, militantes feministas repudiaron la decisión de la Corte Suprema de ese país de anular el derecho a la interrupción voluntaria del embarazo.

“Vamos a levantar la consigna de las hermanas estadounidenses”, dijo la mujer con el megáfono en la mano y el chaleco verde de la Campaña Nacional por el Aborto Legal, Seguro y Gratuito. “¡My body, my choice!”, gritaron todas.  

El viernes 24 de junio, se difundió la decisión de la Corte Suprema de Estados Unidos de anular el histórico fallo Roe Vs. Wade. Este garantizaba el aborto legal en ese país hace casi medio siglo. Con conocida capacidad de organización y grandes ansias de encuentro, en tan solo tres días la Campaña por el Aborto Legal, Seguro y Gratuito de Argentina armó un pañuelazo verde frente a la embajada estadounidense para repudiar el fallo de la Corte y acompañar a las “sisters” del norte del continente.

Solo bastó un “¡Vamos a la calle!” para que toda la multitud reunida frente a La Rural cortara avenida Sarmiento. Próximas a marchar hacia la embajada, los colores de las banderas de las agrupaciones se mezclaban con el verde de la barredora, los carteles y los “handkerchiefs” (pañuelos), que ahora también son color y símbolo de la lucha por la legalización a nivel internacional. Se vieron carteles con las frases: “Aborto legal es salud – Abortion is healthcare”; “La misma lucha, el mismo enemigo” y “Keep abortion safe”. Y como siempre, estaban las banderas grandes de “Ni Una Menos”, “MST”, “Actrices Argentinas”, “Las Rojas”, “Isadora”, entre otras.

“¡Qué alegría escuchar los tambores de nuevo!”, dijo una chica a su compañera. “Sí, qué alegría, pero qué tristeza”, le contestó la otra. 

De Latinoamerica al mundo, las típicas canciones de marcha se adaptaron con ingenio para incluir a las compañeras del movimiento feminista a nivel mundial: “Olé olé, olé olá / Aborto libre queremos ya / En todo el mundo que el aborto sea legal” o “¡Aborto legal! ¡A nivel mundial!”. La prohibición del aborto en un país con gran influencia en el derecho internacional sensibilizó a un movimiento local que en los últimos años encontró como eje rector la lucha por la legalización del aborto.

La militancia más mainstream del aborto en Estados Unidos tuvo que ver políticamente en términos del derecho del individuo a su autonomía corporal y en términos legales al derecho a la privacidad. El aborto nunca fue gratuito y tampoco se militó para que así sea. Por lo cual el acceso fue siempre desigual dejando fuera a mujeres pobres que, generalmente, son mujeres negras o marrones. No accesible para las grandes mayorías.

“Ni se nota que estamos enfrente a la embajada”, dice un fotógrafo. Doblando por la calle Colombia las vallas negras, altas y uniformes rodean y cubren la embajada, en un amplio perímetro que no permite acercarse. 

Frente al edificio, las agrupaciones se acomodaron para el pañuelazo. “Nosotras, desde el feminismo, somos internacionalistas, lo que le pasa a las otras, nos pasa a nosotras -dijo Giselle de la Campaña Nacional por el Aborto Seguro, Legal y Gatuito, todavía rodeada de humo verde y gritos de sus compañeras-. Las mujeres y las disidencias somos las que necesitamos acceder al aborto como un derecho humano, al aborto como una cuestión de salud pública y al aborto como una cuestión de justicia social”. 

Esta decisión deja en manos de los Estados la legalidad o ilegalidad del aborto. Advierten un “turismo abortero” para aquellas personas gestantes que tengan que viajar a otro Estado para interrumpir su embarazo.

Tres jóvenes norteamericanas se sacan una foto junto a la barredora verde. Una de ellas, Berenice, dijo: “La noticia del viernes fue devastadora, especialmente al estar lejos de casa”. Alexa no podía creer la capacidad de movilización en Argentina: “Estamos muy contentas y muy agradecidas de que esto esté pasando ahora acá y que podamos sumarnos a levantar nuestras voces. Es diferente en Estados Unidos, salir a las calles es peligroso. En la última manifestación de “Black Lives Matter” (Vidas Negras Importan) a la que fui, había un grupo de hombres armados en los costados de la movilización”. “Es muy desalentador y aterrador salir a manifestarse cuando te rodean personas con armas que te amenazan. Es necesario tener una comunidad grande con la cual manifestarse y hacer escuchar tu voz. Hay fuerza en los números”, agregó Katy, la tercera amiga.

Malena levantó la cabeza, apoyó el aerosol verde en el piso y dijo que “este es un retroceso de 50 años. Es muy importante defenderlo acá, allá y en todos lados”. Debajo suyo, en cada rectángulo blanco de la senda peatonal se leía en letras verdes fluo “my body my choice” y “abort the court”. “Lo primero que hacen en momentos de crisis es quitarnos nuestros derechos”, agregó. “En el mundo de al revés / deciden el cura y el juez”, se escuchaba de fondo. 

Esta nueva interpretación de la Constitución pone en riesgo otros fallos de la Corte Suprema, como el acceso al matrimonio igualitario y la distribución de anticonceptivos, entre otros. 

Celeste Fierro, del Movimiento Socialista de los Trabajadores (MST) hizo referencia al motivo de por qué la convocatoria en Argentina ante una normativa estadounidense: “Nos manifestamos hoy porque entendemos la cuestión como trabajadoras y trabajadores. Nosotras no estamos en contra del pueblo norteamericano, de las mujeres norteamericanas, de los trabajadores y trabajadoras norteamericanas. Estamos en contra de un régimen político imperialista que oprime a los distintos pueblos y en este caso va en contra de los derechos de las propias mujeres y disidencias de ese país. Por eso tenemos que levantarnos como sociedad, como mujeres y como trabajadoras”.

A la hora y media, en columnas organizadas, retornaron por avenida Sarmiento para desconcentrar en La Rural y buscar el café más cercano donde sentarse y compartir una charla y una bebida caliente con sus compañeras. En la calle quedaron papeles, pintura, pañuelos, confeti, todos verdes. La espuma de la marea dejó su huella frente a una embajada cubierta y lejana. 

«Soy trans, ¿puedo jugar?»

«Soy trans, ¿puedo jugar?»

Deportistas, militantes y un endocrinólogo reflexionan sobre la odisea que resulta para las personas trans entrenar y competir con su género autopercibido. Leyes, reglamentos, discriminación, dosajes hormonales y la difícil transición hacia a la felicidad.

Jezzabelle Carranza, 43 años, tercera futbolista trans en debutar en la máxima categoría del fútbol argentino, comenta que a menudo le preguntan si acaso se da cuenta de todo lo que ha logrado. En los últimos años, y sobre todo a partir de 2012 -cuando se sancionó la Ley de Identidad de Género-, el debut profesional de cualquier deportista trans en el país se convirtió en noticia. Fútbol, tenis, hockey y atletismo, entre otras disciplinas, han recibido al colectivo LGBT con los brazos más o menos abiertos.

El secretario de Deportes de la Federación Argentina LGBT (FALGBT), Juan Pablo Morino,  afirma que la inclusión “depende de qué letra de la sigla LGBT seas”. “Siempre los gays, al ser hombres y mayoritariamente cisgénero, tienen cuentan con privilegios que las otras letras no tienen. Las personas trans son las que menos privilegios tienen, en particular las mujeres trans”.

Un informe realizado en 2021 por el Observatorio Nacional de Crímenes de Odio LGBT+ relevó 53 delitos (asesinatos, lesiones, violencia por inacción estructural), de los cuales un 76% fue sufrido por mujeres trans. En el deporte, las federaciones nacionales se atienen a los reglamentos importados de las federaciones internacionales, luego de que, justamente en 2021, el Comité Olímpico Internacional (COI) renunció a poner condiciones a la participación de personas trans en las competiciones de alto rendimiento.

 “En el ámbito deportivo es más notorio. Es muy clara la discriminación. Sobre todo sobre las mujeres trans. Suponen que la fuerza que tienen por haber nacido genital o culturalmente como hombres les da una ventaja”, sostiene Morino, quien en la esfera local se encarga de llevar adelante acciones para el colectivo, por ejemplo, el Torneo Nacional por la Inclusión.

“La sociedad argentina siempre fue inclusiva en comparación a otros países de la región”, opina Anna Scappini, la primera mujer trans en participar de una competencia de atletismo en el país. Anna llegó desde Paraguay, donde nació y creció, en busca de oportunidades y motivada por la Ley 26743 que le permitía ser con su género autopercibido. En relación a los reglamentos de las federaciones, destaca: “No creo que necesariamente las personas que los aplican sean homofóbicas o transfóbicas, pero hay normas que están desactualizadas. El atletismo es muy lento en ese sentido”.

Mía Fedra, primera tenista trans, que tuvo menos problemas en incorporarse al deporte, se refiere a los diez años de la ley: “Me cambió la vida. Hay muchas personas que se perciben diferente y necesitan ese cambio. Todo es un poco más justo, podés plasmar lo que percibís, integrarte en la sociedad. Fue el puntapié inicial para una serie de cambios a lo largo de los años que son paulatinos y que son súper lentos”.

Mía, como Anna y Jezzabelle, son parte de las más de 12 mil personas que rectificaron su género en el DNI a partir de la sanción de la ley. “Mi balance es positivo. Si bien la ley fue impulsada muchos años antes de su sanción, a partir de su aprobación motivó a seguir más fuerte la lucha. Sirvió para que el colectivo se una más y pueda levantar la voz contra las injusticias del Estado y la sociedad”, reflexiona Mía.

Jezzabelle, si bien hoy está cumpliendo sus sueños, en el pasado sufrió, y como ella, miles de personas que no encajaban en la norma cisgénero y heterosexual. “Si esto que está ocurriendo lo pudieran ver las personas que han pasado por mi camino que hoy están muertas, se les llenarían los ojos de lágrimas. Se ha sufrido tanto… El desprecio de la familia, el destierro del hogar, no poder estudiar, la burla, el trabajo de la noche, los clientes que te usan como si fueras un pedazo de carne. Vivir de noche, dormir de día. Es muy fuerte pensar lo que fue antes de la Ley de Identidad de Género”, confiesa.

El pasado 25 de marzo, la judoca y medallista olímpica Paula Pareto, en declaraciones al programa televisivo Flor de Equipo, dijo que se sentía “disminuida en condiciones” con las mujeres trans y proponía la creación de una tercera categoría para ellas. Al respecto, Juan Pablo Morino señala que eso sería, en realidad, una forma solapada de discriminación. “Es la salida fácil para no tratar el tema. Es un planteo parecido a lo que pasa en el Mundial de Qatar, que no se permiten banderas LGBT+ para evitar que otros hinchas tomen represalias con gente de la comunidad. No deja de ser discriminación”.

El debate se reaviva en deportes individuales. Mía Fedra defiende su participación en el circuito profesional de tenis: “No somos un hombre que se puso una peluca, se vistió de mujer y entró a competir. Todas tenemos un tratamiento hormonal donde disminuimos la masa muscular, entre otros cambios corporales. A mí me dicen que tengo más fuerza por ser trans. Pero para jugar al tenis, hacemos un trabajo técnico, táctico y psicológico, no solo físico”.

Acerca de los cambios corporales en la transición de hombre a mujer, Alberto Nagelberg, coordinador de Endocrinología del Grupo de atención de personas trans del Hospital Durand, precisa: “A partir del tratamiento con estrógenos y, en algunos casos, con antiandrógenos, lo que se observa es la feminización de la piel, disminución del vello, la voz no se modifica, aumenta la masa grasa y disminuye la masa magra y la fuerza muscular”.

“Lo razonable es que una mujer transgénero esté por lo menos entre uno y dos años recibiendo tratamiento feminizante para que no haya diferencias. Es un tema discutible. En un estudio que hicimos en 2020, vimos que mujeres trans sin haber recibido tratamiento tenían, desde el vamos, en promedio menor fuerza muscular y menor masa ósea que varones cisgénero. Podría aducirse, entonces, que una mujer trans, luego del tratamiento, tiene que cargar más peso con menos potencia física que, por ejemplo, una mujer cis que ha desarrollado espontáneamente un gran volumen óseo y masa muscular”, concluye Nagelberg, quien desde 2005 trabaja en tratamientos hormonales de reafirmación de género.

Jezzabelle, que debe probar ante la Asociación del Fútbol Argentino (AFA) mediante estudios médicos tener menos de 10 nanogramos de testosterona por mililitro de sangre, introduce un matiz: “Me parece justo lo que implementa el COI siempre y cuando sea un deporte de competición, profesional. Más que nada en luchas de cuerpo a cuerpo, como el boxeo, eso hay que tratarlo con cuidado”.

Anna Scappini, que corre medio fondo, comenta que al principio entrenaba para bajar sus tiempos, no para ser la primera, pero esa situación fue cambiando con los años. “Cuando me encuentro corriendo, por ejemplo, con un grupo de 400 personas que una puede presumir son cis, tengo que demostrar que las trans también existimos. Por eso quiero llevar a la trans a la mejor posición posible, a la vista de todos”.

Mía Fedra, que dejó el tenis de joven y lo retomó profesionalmente con su género autopercibido, asegura: “No hay que pensar solamente en la competencia. Hay que impulsar el deporte recreacional, amateur. Se basa mucho en la alta competencia para justificar la exclusión y la discriminación, pero hay más gente trans que practica recreacionalmente que la gente que es profesional. El deporte es genial para la salud de las futuras generaciones”.

Jezzabelle Carranza, que debutó en primera el pasado 29 de abril en Deportivo Español, le deja un mensaje a las niñas, niños y adultos trans del mañana que, por distintos motivos, no pueden entrenar: “La lucha real de la existencia de cada individuo es personal y es interna. Cuando nosotras nos convencemos de que podemos, hasta el que nos critica y el que nos mata con la burla y la indiferencia, se sorprende. Convencernos de que podemos avanzar sobre un sueño es el paso más grande que podemos dar. Y no tenemos que olvidarnos de que existe un ser divino que siempre nos da la chance de estar cada día mejor. Yo creo que venimos de algún lugar y venimos a esta vida para ser felices”.