«En la negociación de la ley tuvieron las peores prácticas de la política»

«En la negociación de la ley tuvieron las peores prácticas de la política»

Los investigadores Pablo Vommaro y Pablo Semán analizan el fracaso del gobierno al intentar aprobar la Ley Ómnibus en el Congreso. «No fueron transparentes», acusan al oficialismo.

Después de una jornada de debate en la Cámara de Diputados, la Ley “Bases” retornó ayer a comisión por falta de acuerdo en la votación de los artículos. La Ley, junto al Decreto de Necesidad y Urgencia (DNU) y las 10 medidas para la economía, forma parte de la megareforma liberal que pretende llevar a cabo el gobierno de Javier Milei para “dar un punto de giro en la historia argentina”.

El proyecto comenzó a debatirse en la Cámara de Diputados el miércoles 31 y obtuvo aprobación general el viernes 2. El martes 6 de febrero, comenzó la votación de los artículos particulares y tras un cuarto intermedio llamado por el propio oficialismo, se pidió que el proyecto volviera a comisión debido a que se estaba votando una cáscara vacía.

Después de esta derrota, el diputado Oscar Zago de La Libertad Avanza (LLA) en declaraciones a la prensa aseguró: “No vamos a ser flexibles, vamos a continuar con el programa que teníamos”. También declaró que el regreso a comisión del proyecto «no es ningún paso atrás”. Además, desde el espacio advirtieron que la traición «se paga cara» y arremetieron contra los gobernadores y los bloques aliados.

La vuelta a comisiones pone en evidencia las tensiones entre la oposición autodenominada dialoguista y un oficialismo que se siente “traicionado”. La Oficina del Presidente Javier Milei publicó un comunicado en el que acusó a los gobernadores de “destruir la ley artículo por artículo horas después de haber acordado acompañarla”. Desde Israel, donde se encuentra de gira, Milei tuiteó en su cuenta de X: “Vamos a continuar con nuestro programa con o sin el apoyo de la dirigencia política”.

En conversación con ANCCOM, Pablo Semán, sociólogo y antropólogo, afirmó: “Milei extrema su propuesta y su estrategia de negociación, propone un sólo camino; se hace así y sólo de esta manera. Cuanto más extremo es Milei, más se dificulta la perspectiva de los dialoguistas de integrarse al gobierno y facilita que se opongan a sus propuestas”.

Desde que empezó a ser tratado en comisiones, “Bases” ha sufrido considerables modificaciones, en un intento de sumar adhesiones desde los sectores de la oposición dialoguista. Los bloques del PRO, UCR y Hacemos Coalición Federal fueron claves para que el oficialismo lograra la aprobación en general, pero perdieron parte de su apoyo en la votación de los artículos. Siguiendo a Semán, “en ese contexto hay una tensión muy grande entre La Libertad Avanza y una parte importante del PRO por un lado, y el resto, tanto los opositores dialoguistas como el kirchnerismo. El Gobierno pretende tener el control absoluto y dictar las reglas. Eso afecta a la oposición dialoguista porque tiene responsabilidades de gobierno y no puede ceder el control”. Estos sectores que apoyaban la ley en un primer momento y querían integrar la coalición de gobierno, tuvieron que retroceder porque “no les garantiza condiciones de gobernabilidad y triunfo en sus respectivos distritos. Es por eso que el principal conflicto que hay es entre el Gobierno y las provincias y no entre el Gobierno y los partidos opositores” afirmó el investigador.

Después de esta derrota, “el Gobierno tiene dos desafíos muy importantes, uno es parar la inflación y el otro es tener un perspectiva de crecimiento que pueda contener distintos actores, desde los sectores privados hasta los sectores populares. Esto requiere de armar una alianza antes de que la agravante situación económica le traiga descrédito”, sostuvo el sociólogo.

En su presentación inicial, el proyecto tenía más de 600 artículos controversiales que modificaban 20 leyes de diversas temáticas, desde económicas, políticas, hasta de seguridad y ambientales. En una entrevista para ANCCOM, Pablo Vommaro, historiador  docente e investigador de la UBA, CONICET y CLACSO, afirmó: “Los puntos negativos eran muchísimos, casi todos, porque los que no eran negativos a nivel económico, eran negativos para el bienestar popular y los que no eran negativos para el bienestar popular eran negativos a nivel de las instituciones del marco jurídico y de las formas democráticas”.

Si bien lograron declarar la emergencia en varias áreas, no lograron la aprobación de las 11 facultades especiales que demandaba el Poder Ejecutivo en un primer momento. Siguiendo a Vommaro, “La delegación de facultades extraordinarias es claramente antirrepublicana y avasalla atribuciones legislativas y judiciales.” El paraguas de la emergencia pública y la entrega de facultades especiales “sería darle carta blanca a Milei para hacer lo que quiera. ¿Cómo va a rendir cuentas el gobierno si tiene facultades delegadas sin ningún control legislativo ni judicial, ni ningún control popular?”, afirmó el historiador.

Además, el hecho de que la serie de normativas a modificar hayan sido enviadas como un paquete, sumado al DNU “tiene una intencionalidad, que es avasalladora de los poderes de la república. Había una idea apocalíptica de que si no se aprobaba la totalidad de los decretos había un precipicio. Esto tiene que ver con el tono de comunicación confrontativo y negativo que tiene este gobierno y que encabeza Milei”, indicó el investigador.

En cuanto a las instancias de negociación previas entre la oposición y el oficialismo, Vommaro afirma que “no fueron transparentes y se llevaron a cabo lejos de la mirada del público. Tuvieron los peores comportamientos de la política: los sobornos, las prebendas, las coimas, que una ley la redacte un particular que nada tiene que ver con el gobierno, rozando el conflicto de intereses”.

A nivel de la opinión pública “hay cierto nivel de desconcierto e incertidumbre. El enojo y el descontento que motivó en buena parte el triunfo de Milei pervive en el electorado. Es una insatisfacción que viene con el descrédito de la política en general”, explicó el historiador. Desde los sectores sociales que lo apoyaron, sostuvo, hay “cierta esperanza, cierta idea de ‘darle tiempo’, un período de tolerancia. Igualmente es un apoyo que está decreciendo. A pesar de este lento declive o descenso, sin duda todavía hay una sensación de expectativa y la sensación de bronca contra lo que había”.

“Creo que es un gobierno donde hay muchos errores y se combina la inexperiencia, la ineptitud y el cinismo. Sus votantes están esperando que haga algo de las cosas que prometió y todavía no hace, y esa paciencia se va agotando”, ratificó Vommaro.

 

 

Entrevista a Gabriel Vommaro, radiografía del partido amarillo

Entrevista a Gabriel Vommaro, radiografía del partido amarillo

“El PRO se construyó desde el pragmatismo ideológico. Eso le permite no visibilizar sus aristas antipáticas, ocultar su discurso económico más duro y apelar a los sentimientos y las emociones. Nadie puede decir que Cambiemos o el PRO no esté anunciando lo que quiere llevar  a cabo”. Certero, el diagnóstico pertenece a Gabriel Vommaro, autor, junto a Alejandro Belloti y Sergio Morresi, de “Mundo PRO”, un libro que revela y explora la formación y funcionamiento del partido amarillo y que, publicado en 2015, se convirtió en las últimas semanas en lectura obligatoria para todo aquel que busque respuestas al inédito triunfo electoral de la nueva fuerza de derecha.

En diálogo exclusivo con ANCCOM, Vommaro aceptó repasar y trazar la radiografía del joven partido –recién pudo presentar candidaturas en todos  los distritos del país en las elecciones Primarias de agosto pasado- que logró desplazar al peronismo del poder e iniciar una nueva etapa política en la Argentina. Doctor en Sociología, magíster en Investigación en Ciencias Sociales, escritor, docente e investigador del CONICET, el autor analizó la “anatomía de un partido fabricado para ganar”, y delineó sus tácticas y estrategias para “hegemonizar” el universo opositor.

¿Con qué características se construyó el PRO para estas elecciones?

Hay una muy cuidada construcción en términos estéticos, de comunicación política, pero también discutimos la idea de que signifique solamente un partido de marketing. Justamente, mostramos también sus otras formas de construcción tan importantes, que le permitieron llegar hasta ahora como una fuerza consolidada a nivel de la Ciudad de Buenos Aires, que fue reelecta dos veces y que logró paulatinamente extenderse a otros distritos del país. De todos modos consideramos que el PRO trabaja muy bien su imagen y la manera en que se presenta públicamente.

¿Se pueden señalar hitos políticos en la construcción de ese proyecto?

Para pensar cómo llega a estas elecciones, en todos estos niveles de construcción, podemos nombrar algunas cuestiones que son muy relevantes. La primera es que, ante la dificultad de nacionalización del partido, es decir, de crecimiento e implantación en los 24 distritos del país, en 2014 terminan de definir su estrategia de alianzas y de orientación hacia el radicalismo, que les permitía conseguir una presencia importante a nivel nacional. Esto a la vez es consistente con varias cuestiones. La primera es que, desde sus orígenes, cuando todavía no era PRO, (Mauricio) Macri trabajó la idea de no dejarse fagocitar por el peronismo, de no ser subsumido por las internas de ese partido. Pero en segundo lugar, junto con esta decisión y con el tipo de partido que se fue conformando, PRO aprendió a ocupar cada vez más el espacio no peronista y, dentro de éste, el más claramente opositor al kirchnerismo. La decisión de unirse al radicalismo les permitió en estas elecciones monopolizar casi todo el voto oponente. Parte de las explicaciones de los buenos resultados que sacó PRO en las primeras elecciones presidenciales, tiene que ver justamente con esta capacidad.

También caracteriza a PRO como una fuerza “pragmática y flexible”, ¿a qué refiere con esa descripción?

Hay una segunda cuestión que tiene que ver con cómo llega PRO a estas elecciones, en términos de propuestas y programa político. Entonces, logra hegemonizar el espacio opositor y el voto no peronista, consigue implantación nacional a través de su alianza con el radicalismo y, al mismo tiempo, como es un partido que nosotros llamamos “postideológico”, con una relación que se puede decir que es flexible y pragmática con las doctrinas y las ideologías, el PRO acepta y entiende que su programa político más opositor tenía menos chances de ser mayoría en estas elecciones, porque hay ciertos consensos construidos durante los años kirchneristas que excedían a ese espacio, incluso al peronista, y oponerse podía significar perder espacio electoral.

Es por eso que en el PRO surgen algunas cuestiones. La primera es hacer del cambio su bandera. Desde el principio establece la dicotomía entre continuidad y cambio, que se impone como ordenadora de estas elecciones. Y en segundo lugar intenta, sobre todo después de ese giro discursivo que da Macri en julio cuando acepta las conquistas de los años kirchneristas, desplazar la agenda social y económica en la que PRO tiende a estar en desventaja con ellos, por tener posiciones más de centroderecha. Con esto quiero decir, aceptar el “triunfo” del kirchnerismo respecto de esa agenda. Eso le permitía, por un lado, bajar el rechazo a una opción de centroderecha y las consecuencias socioeconómicas que ésta pudiera tener en términos de conquistas sociales y de derechos, y centrar su campaña en la agenda que uno llamaría “republicana”, de transparencia, de la gestión, de la división de poderes, del diálogo. Este año se inicia con una agenda republicana, con los hechos confusos de (la muerte del fiscal Alberto) Nisman que instalan la cuestión de la justicia y la transparencia, entonces me parece que en ese sentido este eje desde el cual se construye PRO aparece más central. Eso es posible por este pragmatismo ideológico y también por no visibilizar sus aristas más antipáticas, ocultar su discurso económico más duro por otro de los sentimientos y de las emociones.

Gabriel Vommaro habla sobre la construcción política del Pro en una entrevista con ANCCOM.

Gabriel Vommaro habla sobre la construcción política del Pro en una entrevista con ANCCOM.

De algún modo los partidos se construyen en relación a otro ¿cómo influye el kirchnerismo en la construcción del PRO?

Ahí hay dos cuestiones importantes. La primera es que el PRO y el kirchnerismo son hijos de la misma época. Nacen más o menos en los mismos años, son herederos de tradiciones diferentes y las reivindican, de hecho el PRO reivindica la no tradición. Tienen también diagnósticos diferentes de la época a la que suceden, de la crisis de 2001 y de los años ´90. En ese contexto, el kirchnerismo encarna la propuesta de tratar de reconstruir el Estado, los vínculos sociales y la economía argentina y el PRO, en cambio, de reconstruir el Estado desde la economía y la sociedad civil al servicio de aquellas. Son dos énfasis y dos lógicas muy distintas.

De todos modos, en los años en que el PRO todavía no se había constituido como fuerza política estable y con fronteras definidas, no estaba claro que el otro del kirchnerismo era el PRO y viceversa. En el momento en que terminan los tiempos de la transversalidad y que el kirchnerismo empieza a elegir adversarios en el presente y ya no sólo en el pasado, es que aparece el PRO como su otro elegido. Eso se da más o menos en 2007, en el mismo momento en que el PRO también se define en relación al kirchnerismo.

¿Cómo caracterizaría a las principales figuras del PRO?, por ejemplo María Eugenia Vidal fue un fenómeno sorpresivo en provincia de Buenos Aires…

María Eugenia Vidal es un típico producto de PRO. Es una dirigente política que proviene del grupo Sophia, el think tank de la fundación que tenía Horacio Rodríguez Larreta en los años ´90. Se va formando como la joven profesional en ese mundo y como cuadro de la sociedad civil. Participa con Rodríguez Larreta de todas las funciones que tuvo en ese momento para Eduardo Duhalde, Carlos Ruckauf, para la Alianza, fue funcionaria del PAMI y de ANSES. Es parte de esa derecha sensible que le da un tinte social al PRO, porque es una mujer conservadora, de formación católica.

Vidal hizo todo el recorrido formativo del PRO, fue ministra de Desarrollo Social de la Ciudad por cuatro años y luego vicejefa de Gobierno. Lo que le agrega ese tiempo de formación es una capacidad de construir, desde la gestión, vínculos con el mundo de la militancia social barrial y territorial, algo que probablemente la ayudó a hacer una campaña de contacto directo estos meses.

El PRO se caracteriza por ser un partido con empresarios que se meten en política…

En el gabinete de Macri en la Ciudad había muchos empresarios. De todos modos, nosotros mostramos en nuestras investigaciones y en el libro Mundo PRO, que en realidad se trata de un partido heterogéneo, que tiene empresarios, profesionales de ONGs o think tanks como Vidal y políticos de larga data, tanto radicales, peronistas o de la derecha. Todo eso forma la configuración PRO. Es la construcción de una gobernabilidad en alianza con la política más tradicional y una gestión apoyada en estos nuevos políticos.

¿Cuál es el proyecto político de PRO?

Como se trata de un partido no ideológico, no dogmático ni doctrinario, no es un proyecto que esté escrito como un manifiesto, pero están los programas y está su fundación Pensar. Se puede reconstruir muy claramente un modelo detrás de PRO,  que está vinculado con una sociedad con un Estado fuerte pero al servicio del mundo privado y del ´emprendedorismo´ privado, una creencia en las virtudes de la competencia y el mercado, y en que junto con éste se encuentra la sociedad civil, que es un tercer sector que también requiere del sustento y apoyo del Estado. Éste casi que lo que tiene que hacer es fomentar la sociedad civil y el mercado, estar en función de ambas, contra la idea más populista, peronista o kirchnerista de que el Estado es en realidad un agente, un motor de construcción de voluntad política y de producción de procesos políticos en base a una concentración de la autoridad y de aquella voluntad. El PRO cree más bien que hay una cierta verdad previa, que es la del mercado y la sociedad civil, a la cual el Estado tiene que adecuarse. Eso es un punto fundamental, son los postulados básicos de un neoliberalismo moderado.

No creo que se esperen grandes cambios en términos de derecho de género, me parece que eso es más bien una agenda que va a ser impulsada desde afuera, y si pensamos la cultura y la educación, la ciencia y técnica, siempre hay que hacerlo en relación a un Estado en función de la verdad del mercado y de la sociedad civil.

En términos de política exterior también está claro. Macri en el debate se dio “el lujo” de referirse a un tema ideológico no muy habitual, de poco interés para el público en general, como es la cuestión de Venezuela,  y anunció que si ganaba implicaría un desplazamiento de la estrategia y alianzas que tuvo el kirchnerismo hasta ahora, y en cambio buscaría un acuerdo mayor con el eje del Pacífico, con formas de libre comercio con algunos países como por ejemplo Estados Unidos. Cuando Macri dijo eso le hablaba a la Embajada española, a la norteamericana, a los socios de derecha, a esa gente se refería, no al público en general. Entonces hay también un modelo de sociedad, con qué realidad tiene que conectarse Argentina.  La referencia permanente para Macri es Chile y ahora se refiere hasta a Paraguay, sólo porque hay un gobierno de centroderecha, porque la verdad que la realidad paraguaya es bastante compleja para que uno la pueda reivindicar. Tiene problemas sociales enormes, de violencia y narcotráfico. Sin embargo, Macri habla de eso, de aquellos países socios en términos de esa misión de la política exterior más de centroderecha.

Creo que nadie puede decir que Cambiemos o el PRO no esté anunciando lo que quiere llevar  a cabo. Por supuesto que lo hace a su manera afectiva, apelando a sentimientos y emociones, pero junto con el abrazo y el amor dice lo que va a hacer.