El tango es resistencia

El tango es resistencia

Llevaba un vestido negro, corto, que contrastaba fuertemente con su piel blanca y su tímida cabellera rubia. La buscó con la mirada y se rió un poco, levantando apenas el hombro derecho. Ella la entendió y aceptó, sin dudar, mientras se corría apenas el mechón castaño que le tapaba el rostro. Una mano reposando sobre la otra en lo alto, una palma sosteniendo su espalda, un suave apretón en el hombro. Comenzó el compás violento de D’Arienzo y aquella marcó la salida. Ella la siguió de la forma en que acompañan quienes bailan como se respira. Sus dos piernas delicadas y pálidas, descubiertas apenas por su pollera suelta, se mezclaban con las de su pareja y trazaban un camino propio entre abrazos ajenos. Un vestido negro y un vestido amarillo, yendo y viniendo, florituras de un zapato sutil en el aire, un ocho elegante con la mirada serena un poco agacha.

Así pueden moverse los cuerpos, ese es el sonido que suele acariciar las paredes en este edificio que desde el 2008 se convirtió en el Centro Cultural de la Memoria Haroldo Conti. Nadie olvida, de todas formas, donde está parado: pabellón de armas, Centro de Estudios Estratégicos, Escuela de Guerra Naval  fue este edificio dentro del predio de lo que supo ser la Escuela de Mecánica de la Armada (ESMA). “Discépolo decía que el tango es un pensamiento triste que se baila. Si uno se pone a pensar en todo lo que pasó acá, bueno, es una gran tristeza colectiva. Y el hecho de poder juntarse, encontrarse y reconstruir esos lazos que rompió la dictadura a través del baile es una forma, entiendo yo, de sanar esa herida colectiva”, razona Tito Bertellotti, quien organizó el cierre de su taller anual de tango con una clase abierta a todo el público. Allí donde supo enseñarse la guerra, donde repiqueteaban los tacazos de botas furiosas, esa noche se aprendió la evocadora caminata porteña.

Sin embargo, los últimos cuatro fueron años muy duros para “El Conti”. A eso de las 19 se corrieron las mesas del pequeño buffet y se encendieron dos reflectores de luz amarillosa. Lentamente iba llegando la gente. “Yo si vienen veinte personas, estoy contento”, comentaba Tito con prudente emoción. Fueron muchos más, pero el número no importaba. Había una sensación de desahogo, de haber sobrevivido. Antes de comenzar la clase, reunió a todos en un círculo, tomó el micrófono y abrió con un breve discurso: “Hace cuatro años que venimos haciendo el taller de tango en la Esma. Fueron cuatro años muy difíciles para todos, para todos los trabajadores del espacio y para el pueblo argentino en general. Y bueno, ahora ya lo estamos haciendo en otro marco, en otro contexto, y creo que un poco más felices todos. Así que espero un buen augurio y un buen comienzo para otros cuatro años de tango y de baile en el Conti”.

Dejó el micrófono a un lado y cambió de semblante: era hora de empezar con la clase. El musicalizador, un trabajador del centro cultural, puso un tango con el volumen bajo y Tito propuso un par de ejercicios de relajación. Mujeres y muchachas, hombres mayores y jóvenes descontracturaban el cuello y relajaban los hombros, elongaban con los dedos de las manos tocando la punta de los pies -en la medida de lo posible- y aspiraban hondo para despabilarse de todo mal pensamiento.

Se trataba, a no olvidar, de otra clase, así que al principio repasaron lo aprendido durante el año. Primero, la caminata: las rodillas tienen que rozarse entre sí, los pasos uno pegado al otro, en una circulación que siga el sentido de las agujas del reloj. Tito marcaba con las palmas el tiempo de la canción para guiar el ritmo de sus alumnos. “Miramos hacia adelante, no miramos hacia el piso”, indicaba.

Luego llegó el momento de las primeras parejas. Tomados de los codos, chica y chico, chica y chica, chico y chico, calibraban el peso de cada pierna y dieron sus primeros pasos. Obviando la música, el silencio reinaba. Todos estaban concentrados en establecer su conexión con el otro, con los otros y con el espacio. Lentamente, la luz color humedad iba convirtiendo ese círculo de ¿15 metros? ¿20 metros? en una cálida milonga. “El que se choque o se pierda, la idea es que empiece otra vez”, alentaba Tito y, sin darse cuenta quizás, develaba esas enseñanzas que atraviesan el tango y la vida, si es que no son casi lo mismo.

Es un nuevo comienzo. La victoria de Alberto Fernández sobre Mauricio Macri en las elecciones presidenciales insufla una bocanada de aire fresco incluso en los más escépticos. Aquella declaración de principios dicha hace ya cuatro años, “conmigo se acaban los curros en derechos humanos”, anunciaba en forma descarnada a lo que habría que enfrentarse. “Nosotros pensamos que nos iban a echar a todos”, cuenta Luis Nacht, trabajador del centro cultural, mientras iba de una esquina a otra organizando el sonido, las luces, las mesas o lo que sea preciso. “Al final no echaron a nadie, no sé si por el qué dirán o por vergüenza. Pero desfinanciarnos fue una manera de intentar que el espacio desaparezca. Lo que pasa es que no tuvieron en cuenta que nosotros somos unos trabajadores conscientes, muy organizados, muy profesionales, que supimos hacer el trabajo sin un centavo”.

Las parejas ya habían pasado al abrazo propiamente dicho. Tito pidió a su compañera, de a ratos profesora y de a ratos visitante, que lo ayude a mostrar algunos pasos. Los demás observaban atentos y con ansias de poder balancearse de esa misma manera en la pista. Igualmente, más de uno se perdió confianza en lograr el último ejemplo: Tito estirando hacia atrás su pierna derecha mientras su compañera colgaba con una rodilla en el aire, la punta del zapato como sostén y la falda amarilla cayendo suavemente. “El taller lo arrancamos justo cuando fue el cambio de gestión. Al principio lo daba con ella y durante todo el año pasado no cobró por su trabajo”, había contado Tito. -¿Por qué pasó eso, por qué no cobró?

-No sé, no habrá querido- respondió Luis riéndose y siguió, ya en un tono más serio -No, bueno, todo el Conti depende de la Secretaría de Derechos Humanos de la Nación, que tenía un tipo…una persona completamente despreciable como [Claudio] Avruj. Él había sido el primero del gobierno en salir a defender el fallo del ‘2×1’ en su momento. Venía acá y decía: ‘el museo es el pasado, el Conti es el futuro’. Con ese slogan estúpido nos desfinanció durante cuatro años, no pusieron un centavo. Sólo el sueldo de los trabajadores, que viene del Ministerio de Justicia. Todo se hace a la gorra. Los artistas y los talleristas vienen a trabajar de esa forma para sostener el espacio, en solidaridad con nosotros, con el centro cultural y con la gente”.

Mientras las parejas seguían girando, iban acomodándose los integrantes del “Trío Aguafuertes Porteñas” en un pequeño escenario al costado del bufet. La propuesta era música en vivo para escuchar o bailar. No eran pocos quienes se sentaban en las mesas desacomodadas con una cerveza en la mano o tomando pequeños sorbos de un tinto de propiedad colectiva, mirando la complicidad creada entre los bailarines poco dotados, que se excusaban con risitas por sus propios pisotones, o aquella otra reservada a los más diestros, que sonreían con una seguridad casi divina. “¡Cambio de pareja, cambio de roles!”, ordenó Tito. “El que conducía, acompaña; el que acompañaba, conduce…como en el peronismo”, remató. Y todos hicieron caso.

Sólo los organizadores debían saber la hora, aquella en que se dio por terminada la clase. De algún lugar surgió un “¡Vamos!” y la milonga amarillosa se llenó de aplausos. “Vino mucha gente al final, eh”. “Yyyy…la perseverancia de Tito”, respondió Luis con una media sonrisa cómplice.

Los músicos ya estaban preparados. Otro de los empleados del Conti, que cumplió funciones imposibles de enumerar, se acercó al mismo micrófono por el que había hablado Tito un rato antes para presentar al trío: “Al centro cultural le ha pasado un poco lo que le pasó al país. En este momento estamos esperando el nombramiento de nuevas autoridades, que nos permitan volver a la normalidad. Nosotros, los trabajadores del Conti, apostamos a que esto sea nuevamente un lugar donde los artistas tengan un espacio donde ser reconocidos, donde sean valorados por lo que hacen, cosa que durante estos años no ha podido ser. En ese sentido, hemos convocado al Trío Aguafuertes Porteñas para que vengan y nos acompañen. Y, como hemos hecho durante todo este último año, financiamos las actividades culturales en forma solidaria, es decir, con el aporte del público. El que pueda, el que lo considere valioso, allí hay una caja para dejar los aportes”.

Una guitarra, un bandoneón y un contrabajo dibujaban esas melodías que invitan a marcar el tiempo con el pie, a agitar un poco la cabeza, a mirar con ojos de ensueño. Y a bailar, pero la pista era amplia y solamente los expertos o los desvergonzados pueden animarse a la inevitable lluvia de miradas. Tito y su compañera rompieron el hielo. Dos o tres parejas se lanzaron enseguida y los más tímidos iban y venían según los invitaran, ya sea un conocido o el propio Tito.

“Que sea en el Conti, que estemos tocando mientras bailan y sean todos compañeros…yo, por lo pronto, tengo una relación con la Universidad de las Madres, laburé un tiempo ahí, y siempre me imaginé tocando acá. De alguna manera, es un sueño cumplido”, diría un rato después Federico Arabia, el bandoneonista, con cara de orgullo y un Phillips Morris en los labios. Estaba esa inquietante, ineludible, necesaria tensión: el sitio recuperado al terror, la barricada contra el ajuste, los tangos más blandos que el agua, el amor de vieja arboleda. Un alumno, un hombre mayor de camisa a mangas cortas y rayas, ya había bailado lo suficiente y se sentó a una mesa. Este cronista desconoce de qué canción se trataba, pero él comenzó a silbar la melodía del tema que golpeaba el trío sobre el escenario. “Como había dicho alguna vez algún escritor, el tango es una de las pocas cosas que no le consultamos a Europa. Es un producto cultural absolutamente genuino, para sentirnos orgullosos. Nos interpela. Nos interpela en cuanto a nuestra identidad”, reflexionará Miguel Barci, el guitarrista.

Las últimas canciones se tocaron con una intensidad que pasmaba. Incluso cansados, casi todos siguieron bailando hasta el definitivo y universal “chan-chan”. Aplausos, risas, comentarios y los primeros “¿qué hacemos ahora?” surgieron inmediatamente. Miguel tocó, en forma de chiste, las primeras e inconfundibles cuatro notas de la marcha peronista y provocó varias carcajadas. Federico se apropió de la broma y continuó la canción. El bajista se le unió y Miguel terminó por acoplarse. Más de uno bailó “Los muchachos peronistas” en clave tanguera. Así, en lo espontáneo, parece que se manifiesta la complicidad. Riéndose, más tarde, Miguel recordaría a Alfredo Carlino: “un gran poeta compañero que decía ‘pibe, el tango está prohibido’. Para alguna gente parece que tocar la marcha es peligroso, como lo ha sido tocarla en otros momentos”.

“Creo que hay dos políticas -reflexiona a su vez Federico-: una tiene que ver con el cierre de los locales. Cromañón marcó un antes y un después y está bien que haya políticas de seguridad e higiene. Pero eso lo llevaron a un extremo que se ve en cualquier tipo de proyecto que se quiera hacer en la calle. Lo que hay ahí es una excusa para evitar que la gente se junte, que hable y fomente nuestra ideología, que se da a través de la música. Incentivan el tango for export, para vender afuera y desincentivan lo que realmente es el tango: una forma de pensamiento crítico”.

Tito caminó la pista más que nadie. Ya eran casi las diez de la noche, le caían gotas de sudor a borbotones pero no perdía la sonrisa. Hablaba con el musicalizador, sacaba a bailar a alguna alumna, recorría mesas con una copa de vino en la mano. Se dio un segundo y reflexionó, medio al paso: “este era un lugar de disciplina, de cuerpos ordenados, y ahora está esto” mientras apuntaba el movimiento impredecible de la milonga.

El flyer que invitaba al evento tenía el hashtag #ElContiNoSeAchica, frase que adoptaron sus trabajadores a finales de 2016 para denunciar el vaciamiento del espacio cultural y de la memoria. Como el Pichuco que hace mucho describió Goyeneche, los trabajadores, los militantes y los artistas que dan vida al Conti supieron caminar derecho por atriles torcidos y, ahora que las aguas quizás vayan más calmas, buscarán recuperar parte de lo perdido y, en especial, construir nuevos tiempos.

“Hay cosas que no son negociables”

“Hay cosas que no son negociables”

A un año del fallo que hizo llenar la Plaza de Mayo de pañuelos blancos, Abuelas de Plaza de Mayo organizó el “Encuentro sobre el Proceso de Memoria, Verdad y Justicia”, el jueves último en la ExEsma. El panel reflexionó sobre el beneficio del 2×1 que la Corte Suprema dio al represor Luis Muiña, condenado por crímenes de lesa humanidad, y que fue repudiado por diversos sectores políticos, el 10 de mayo de 2017. Asimismo, los disertantes advirtieron sobre el intento de un sector por reavivar la Teoría de los Dos Demonios.  Entre los participantes, hubo una notable diversidad política. La mesa de expositores estuvo integrada por Estela de Carlotto, presidenta de la Asociación; los diputados Daniel Lipovetzky por Cambiemos, Agustín Rossi –presidente del bloque del Frente para la Victoria – y Luis Contigiani por el Frente Progresista Cívico y Social; la diputada Victoria Donda por Frente Amplio Progresista; la abogada y ex jueza Lucila Larrandart y el secretario de Derechos Humanos de la provincia de Buenos Aires, Santiago Cantón.

Auditorio de la Casa por la Identidad en el Espacio Memoria y Derechos Humanos (ExESMA).

“Este encuentro para nosotros es muy bueno, porque a esto queremos llegar. A que todos, estemos en el lugar que estemos, entendamos que hay cosas que no son negociables, que no se deben cambiar y que nosotros, con más de 40 años de lucha, vamos a hacer todo lo posible para que esto (el 2×1) no pase”, dijo Estela de Carlotto. Sobre el comienzo, en el Auditorio de la Casa por la Identidad en el Espacio Memoria y Derechos Humanos (ExESMA), el nieto restituido Manuel Gonçalves dio la bienvenida y sostuvo que la iniciativa “busca reflejar lo que pasó hace un año”, además de aportar “una mirada sobre las discusiones que se deben seguir dando en una joven democracia,  para salir a dar respuestas y volver a recordar que hay cosas que no deben suceder o estar en discusión”. Habló de la necesidad de reforzar el ejercicio de las Abuelas: hacer memoria.

Manuel Gonçalves Granada, Estela de Carlotto, Agustín Rossi y Daniel Lipovetzky.

Agustín Rossi, por su parte, planteó: “Las tensiones y las tendencias para dar marcha atrás siempre van a existir y es imposible que no existan en una sociedad. Uno puede aminorarlas, aislarlas, que no se masifiquen, que no se amplíen; pero con la ayuda del Estado y con el Estado parado en un lugar es absolutamente distinto que con el Estado parado en otro”. En diálogo con ANCCOM agregó: “En estos casos la unanimidad y el consenso son importantes, fundamentalmente la movilización popular que terminó con el 2×1 es valiosísima, pero también es valiosa la respuesta del Estado”, y subrayó: “Celebramos esto y celebramos que podamos tener pisos mínimos entre todos los sectores políticos sobre los cuales uno no quiere volver atrás”. En el mismo sentido, Victoria Donda planteó: “Hay cosas que conquistamos y no estamos dispuestos a resignar, ese fue el piso de acuerdo que tuvimos desde todos los sectores de la política. Fue presentar un proyecto de ley y ponernos de acuerdo entre todos los bloques para que salga. Hay que reflexionar sobre la movilización popular en las calles y la respuesta política con representación democrática en el Congreso”.

Victoria Donda.

Donda, que nació en la ESMA, recordó: “Mi mamá estuvo acá, y hoy está desaparecida. Si ella cometió un delito, la hubiesen juzgado en ese momento. No vamos a poner eso en discusión, porque lo que estamos discutiendo es que quienes la desaparecieron hoy tienen que estar presos. Muchos están siendo juzgados en un lento proceso, porque ellos se encargaron de construir un muro de impunidad alrededor de los delitos más horrorosos que vivió nuestra Nación”. Además, concluyó: “Es la justicia que supimos construir, es la justicia que tenemos y es la que tenemos que defender. Justicia como una señal a la sociedad argentina que le decimos que lo que vale en este mundo es defender la vida, y porque defendemos la vida queremos que aquellos que la atacaron, desde el poder enorme que era manejar los hilos del Estado, tienen que estar presos en las cárceles comunes”. Sobre esta cuestión, Daniel Lipovetzky aseguró: “Claramente que no hubo dos demonios, es imposible que haya habido 30 mil detenidos desaparecidos, sin la intervención del Estado”.

Rosa Roisinblit.

La doctora Larrandart preocupada por el accionar de “un sector de la justicia” señaló: “Este fallo es doloso en el sentido que conscientemente se quiso imponer un pronunciamiento que implicaría un mejoramiento en la situación de quienes habían sido condenados por violación a los derechos humanos. El 2×1 consistía en el mejoramiento del cómputo de la pena”. Siguiendo en esta línea, Cantón, el Secretario de Derechos Humanos de la provincia de Buenos Aires subrayó: “En una decisión de un tribunal internacional dice que los crímenes de lesa humanidad no tienen agravantes, porque los crímenes de lesa humanidad tienen que ser los más graves”. Luego agregó: “No pueden tener beneficios y el 2×1 representaba eso”.

Panel Encuentro sobre el proceso de Memoria, Verdad y Justicia, reflexiones a un año del fallo ‘2×1’, frente al resurgimiento de la teoría de los dos demonios, realizado en la ex-ESMA.

La jornada cerró con la invitación a los expositores y público en general a firmar una declaración contra la reapertura de causas a ex militantes de organizaciones armadas, que busca entorpecer el proceso de Memoria, la Verdad y la Justicia. El consenso logrado en la jornada se plasmó en una foto final de todos los integrantes del panel al grito de: “30.000 compañeros desaparecidos. ¡Presentes! Ahora. ¡Y siempre!”.

Uki Goñi, Victoria Donda, Luis Contigiani (atrás), Lita Boitano (adelante).

Ocho mujeres  rememoraron a ocho desaparecidas

Ocho mujeres rememoraron a ocho desaparecidas

Patricia Sosa y Uki Goñi.

“Aquí se produjo un crimen contra la humanidad”, advierte el folleto informativo del Museo Sitio Memoria ESMA y recuerda que en ese centro clandestino de detención y exterminio  estuvieron detenidos-desaparecidos cerca de cinco mil hombres y mujeres durante la última dictadura cívico-militar-eclesiástica. El pasado 21 de abril el Sitio realizó su clásica Visita de las cinco, que se lleva a cabo el último sábado de cada mes, a las 17 horas, en el marco  del 41 aniversario de la primera ronda de las Madres de Plaza de Mayo. El encuentro reunió a referentes de organismos de derechos humanos y a ocho mujeres de la cultura que leyeron fragmentos del libro de Uki Goñi, El infiltrado. Astiz, las Madres y el Herald, recientemente reeditado en clave feminista. Alejandro Kaufman fue el cronista invitado de la actividad denominada “8 mujeres a 41 años del nacimiento de las Madres”.

Amenaza con volver a llover. A media tarde el día pesa y está nublado, pero el sol se impone desde el poco lugar que ofrecen las nubes. Rodeando al edificio principal, un hombre canoso, robusto y con morral canta Como la cigarra. Vuelve a silbar.

Cinco y cuarto en punto. Alejandra Naftal, sobreviviente de la última dictadura  y hoy directora del Museo Sitio Memoria ESMA, presenta a las Madres de Plaza de Mayo  Sara Rus, Carmen Lareu, Hilda Micucci y Clara Weinstein. También están presentes las hijas de las Madres desaparecidas de la ESMA Esther Ballestrino de Careaga y Azucena Villaflor: Ana María y Mabel Careaga  y Cecilia de Vincenti. Acompañan otros familiares, compañeros y compañeras del grupo de la Iglesia de la Santa Cruz, el espacio donde las Madres se reunían, antes de que el genocida Alfredo Astiz las infiltrara e hiciera desaparecer. Son 350 personas las que asisten a la actividad. Se acomodan mochilas con pañuelos verdes, grupos con remeras militantes de Almirante Brown; adultos y jóvenes. Una pareja de ancianas tomadas de las manos espera expectante. Comienza la visita guiada por los sobrevivientes de la ESMA Alfredo Mantecol Ayala, Norma Adriana Suzal y Alejandro Clara.  

Alejandro Kaufman.

Alejandro Kaufman, docente, ensayista y estudioso de la memoria es el cronista invitado. Es una experiencia intensa. Kaufman arranca con una reflexión sobre los que estos 41 años de Madres de Plaza de Mayo y el proceso de Memoria, Verdad y Justicia nos traen: “Desde las primeras madres hasta hijos e hijas desafiliados de sus padres genocidas. Es un fenómeno que no ocurrió en ninguna otra parte del mundo y da testimonio de algo que sucedió entre nosotros: ir de lo más horroroso a lo más extraordinario de nuestras luchas.”

Luego llega la emoción. Cristina Banegas, Señorita Bimbo, Ana Celentano, Coni Marino, Celsa Mel Gowland, Julieta Ortega, Malena Sánchez y Patricia Sosa pusieron el cuerpo y dieron voz a las historias de ocho mujeres detenidas desaparecidas en la ESMA: las Madres Azucena Villaflor, Esther Ballestrino de Careaga y María Eugenia Ponce de Bianco; Leonie Douquet y Alice Domon, dos monjas francesas secuestradas entre el 8 y 10 de diciembre de 1977; y Raquel Bulit, Ángela Auad, quien se unió a las Madres buscando a su marido y la más joven del grupo, Patricia Oviedo, desaparecida con 24 años.  

Las actrices Cristina Banegas, Julieta Ortega, Virginia «Bimbo» Godoy, Malena Sánchez, Celsa Mel Gowland, Ana Celentano, Coni Marino y Patricia Sosa.

Uki Goñi, quien en 1977 con 23 años trabajaba en el Buenos Aires Herald, rememora cómo fue recibir a las primeras Madres en esa redacción, uno de los pocos sitios capaz de escuchar denuncias sobre las desapariciones. “Al poco tiempo eran veinte madres, todos los días. Desarrollé un vínculo personal en particular con estas ocho mujeres, que terminaron secuestradas como resultado de la infiltración de Astiz”.  

En el contexto del debate por la despenalización y legalización del aborto, Goñi reflexiona: “A través del lente Ni una Menos y del avance del feminismo me pregunto ¿Esto fue una especie de femicidio de Alfredo Astiz, que se infiltra entre las madres valientes?” Y avanza aún más sobre la complejidad de la época: “Hay que pensar a  estas mujeres, porque cuando venían al Herald a veces traían a sus maridos y ellos le decían: ´No hables, callate la boca, pensá en nuestros otros hijos, puedo perder mi trabajo´. Se peleaban en frente de mí y las madres siempre decían: ´A  mí no me importa que me maten. Yo quiero saber dónde está mi hijo o mi hija´. Algunas pagaron con su vida eso”. El infiltrado se reescribió 20 años después de su edición y  en diálogo con ANCCOM, Uki Goñi sostiene: “No fue adrede pero creo que es un buen momento para que reaparezca el libro, porque hoy el negacionismo está haciendo huella en la sociedad nuevamente. El objetivo es hacernos creer que es lo mismo el crimen cometido por el Estado que el crimen cometido por civiles, y no lo es. Hay que estar en guardia”.

Una de las habitaciones de la Ex Esma, que funcionaba como sala de partos.

Mientras, las personas observan y  escuchan en silencio, Bimbo, vestida de negro, arranca con su relato: “María Esther Ballestino de Careaga nació el 20 de enero de 1918. Llegó a Buenos Aires como exiliada política de Paraguay, oradora socialista y fundadora del primer movimiento feminista en su país durante los años 40. Esther llegó al Herald por primera vez en julio de 1977 para informar el secuestro de su hija embarazada de 16 años de edad: Ana María”.  Bimbo describe: “Es interesante mirar este asesinato como lo que fue, como femicidio. Porque hubo un particular ensañamiento en la última dictadura hacia personas trans, gays, lesbianas y judíos. Un odio particular que también dentro de todo el horror muestra lo peligrosas que son las mujeres para el poder. Tan peligrosas que las mataron. Tan peligrosas que las seguimos honrando y aprendiendo todo de ellas”. Señorita Bimbo concluye la historia de la familia Careaga: “Se supo después que la hija de Careaga había sido llevada al Club Atlético, sótano de un edificio de la Policía sobre la Avenida Paseo Colón de la Ciudad de Buenos Aires. Ana María fue dejada en libertad en octubre. La joven viajó de inmediato a Suecia donde fue aceptada como refugiada política pero su madre se negó a dejar el país”.

El clima es distendido y emotivo, la gente observa los espacios y, de tanto en tanto, irrumpen las artistas con el recuerdo de una de las ocho desaparecidas de la Santa Cruz. Llega el turno de la cantante Celsa Mel Gowland, quien de manera envolvente cuenta la historia de Raquel Bulit, nacida, como un presagio, el 24 de marzo de 1944: “Tenía 33 años. Es hija de Vicente Bulit y Dolores Lascano pero la denuncia por su desaparición ante la CONADEP fue presentada por su ex suegra, Anabela Cabrera de Horane. Luego de los secuestros, la señora de Horane intentó entrevistarse con los padres y parientes de Bulit, pero se negaron a recibirla. La familia estaba enojada con ella y también por haber estado en desacuerdo con su ideología. No había quien presentara el habeas corpus, quien reclamara por esa chica”.

Las Madres de Plaza de Mayo estuvieron presentes.

Patricia Sosa confiesa las sensaciones encontradas al participar de esta actividad: “Es muy emocionante para mí estar acá, en este lugar donde uno pisa tanto dolor. Cuando supe que me tocaba leer un párrafo sobre Patricia Oviedo y ver que se llamaba Patricia, me puso la piel de gallina. Me dije, ´por algo me toca ¿no?´. Caminar por estos lugares te hace pedir perdón todo el tiempo, por todo lo que no hemos hecho, sobre todo mi generación. Yo soy de la generación de los desaparecidos. Y una gran parte de la gente no tenía la menor idea, y cuando nos dimos cuenta era tarde. Era muy tarde”.

La pareja de ancianas llega a La Casa del Almirante, otra de las paradas del circuito, donde Patricia Sosa casi termina su relato. Se sientan. Esperan. Patricia finaliza. El cuarto se funde en un aplauso. Atentas, intercambian palabras por lo bajo con la artista, quien regresa al texto: “Patricia Oviedo tenía 24 años cuando fue llevada por el Ángel Rubio de la muerte. Decía que sentía cariño por un muchacho rubio con un hermano desaparecido que se había acercado a buscar consuelo entre las Madres”.

Un  pañuelo verde rodea el cuello de la actriz Malena Sánchez. “Hoy -sostiene- es una responsabilidad muy grande ser mujer. Tenemos más fuerza que nunca. Creo  que sale de nuestros ovarios. Ahora hay que ir por la legalización del aborto que parece inalcanzable. Hay que terminar con el patriarcado, hay que dejar de lado ese estigma de la mujer competitiva. Sé que falta mucho, espero vivir para verlo.”  Se le resbalan algunas lágrimas pero sigue: “Desde muy chica participo de las luchas y salgo a la calle. Voy a la Plaza los 24 de marzo. Si bien no existía cuando todo esto sucedió, siempre que puedo trato de aportar algo porque me parece que sin memoria no hay futuro”. A Malena le tocó contar la historia de Alice Domon: “Aunque hubiese preferido ir a la India aceptó en buen grado ser enviada a Buenos Aires,  donde llegó el 5 de febrero de 1967. […] Diez años después, Alice escribía cartas a su familia en Francia relatando su labor junto a las madres de los desaparecidos”. Y luego encarna su voz: “Trabajo a la mañana y a la tarde me dedico a una organización: el Movimiento Ecuménico por los Derechos Humanos. Hay gente que conocía de antes, muy preocupados por lo que ocurre alrededor nuestro. La angustia de las madres que buscan a sus hijos secuestrados y el calvario en las oficinas de gobierno y las comisarías, la negación de todo un sector de la iglesia es el sufrimiento que viven hoy tantas familias, sin contar la tortura de tanta gente en las prisiones de otras partes. Dios no puede quedarse mudo. Seguramente dará una respuesta”.

Una gran cantidad de personas se acercaron a La Visita de las cinco, que fue en el marco  del 41 aniversario de la primera ronda de las Madres de Plaza de Mayo.

Una vez terminada la visita guiada, los asistentes son guiados a El Dorado, el salón donde en épocas de terror se reunía la cúpula de la muerte. La sala estalla en aplausos. Las Madres, junto a familiares y compañeros del grupo de la Santa Cruz se sientan frente a las ocho actrices y cantantes que encarnaron las historias de sus compañeras de lucha. Entre ambas generaciones de mujeres, en el suelo, sentada, está la juventud con lágrimas, cámaras y pañuelos verdes expectante de ver las proyecciones en todo el salón, que darán cierre un nuevo acto de memoria.

Alejandra Naftal conduce el cierre e invita a decir unas palabras a la exjueza María del Carmen Roqueta, oculta entre el público. “Es la jueza que pudo comprobar que (en la ex ESMA) existió un plan sistemático de robo de niños y condenar a todos los perpetradores”, la presenta Naftal. Los aplausos aún no culminan. Roqueta emocionada, expresa: “Solamente cumplí con administrar de la mejor manera nuestra justicia, y luchar por ella. Muchas gracias”.

Cristina Banegas irrumpe: “¡30 mil detenidos desaparecidos!”, “¡Presentes!”. Para finalizar, Uki Goñi cierra con una advertencia que lo inquieta: “El avance del relativismo que es cara políticamente correcta del negacionismo. Nos quieren hacer creer que no pasó, sembrar la duda al decir que los desaparecidos no son tantos, que la Argentina estaba en peligro. Quieren licuar la realidad para que sea maleable y confundirnos. Entonces, pensando el Nunca Más, yo digo, sí va haber más. Siempre vuelven y lo único que nosotros podemos hacer es estar lo más preparados posible para la próxima vez”, sentencia el autor de El Infiltrado.

 

El Gobierno cierra la única tecnicatura de periodismo deportivo gratuita de la Ciudad

El Gobierno cierra la única tecnicatura de periodismo deportivo gratuita de la Ciudad

El Ministerio de Educación de la Nación anunció, a través de un comunicado, que no financiará más la Tecnicatura Superior Universitaria en Periodismo Deportivo, una extensión de la Facultad de Periodismo y Comunicación Social de la Universidad Nacional de La Plata, que se dicta en el edificio Casa de la Militancia de H.I.J.O.S., en el Espacio Memoria y Derechos Humanos  (ex ESMA).

La Tecnicatura era financiada por la cartera educativa desde el 6 de mayo de 2013. En diálogo con ANCCOM, Giselle Tepper, integrante de la organización H.I.J.O.S., describe:Tuvimos una comunicación por parte del ministro, Alejandro Finocchiaro, en la que sostuvo que no iba a continuar la tecnicatura, es decir, que no se iban a abrir nuevas cohortes. Los que están cursando supuestamente tienen garantizada la continuidad, los que se verían perjudicados de manera directa son los que querían anotarse en el 2018 y los que eventualmente tenían planificado hacerlo desde el 2019 en adelante”. Y agregó: “No existe otra instancia pública y gratuita en la Ciudad de Buenos Aires donde cursar una tecnicatura de Periodismo Deportivo, por lo cual nosotros entendemos que indirectamente esta decisión beneficia a los privados”.

Aula vacía con bancos azules, iluminada por la luz que entra de las ventanas

La Tecnicatura Superior Universitaria en Periodismo Deportivo que se dicta en la ex ESMA dejará de ser financiada por el Ministerio de Educación de la Nación.

Desde la Facultad visibilizaron esta situación a través de una campaña “No cierren la Carrera De Periodismo en la Ex Esma”. Además, H.I.J.O.S. junto con otros organismos de derechos humanos denunciaron la medida a través de una carta abierta al ministro Finocchiaro: “Cientos de estudiantes participan en esta Tecnicatura, llenan de vida un lugar que fue de muerte, traen ideas y debates a un lugar donde justamente se intentó exterminar a aquellos proyectos de las organizaciones estudiantiles, políticas, sindicales, sociales, que luchaban para la transformación de la Patria Grande. Estos/as estudiantes hoy son protagonistas de la educación, de la memoria y del futuro”, expresa un fragmento de la carta.

Para Carlos González, egresado de la primera camada que tuvo la Tecnicatura son diversos los puntos por los que preocupa muchísimo su cierre. “La posibilidad de tener la facultad pública dentro de este espacio es una manera de revalorizar los procesos de memoria, verdad y justicia. Alguien que dice periodismo, estudiando a solo treinta metros de donde está la carta a la junta de Rodolfo Walsh y donde fue visto por última vez, tiene un peso simbólico muy grande. Lo que se puede estudiar en cuanto al periodismo, lo que se puede ver y vivir no se consigue en el espacio de una facultad privada. El Gobierno quiere vaciar y desfinanciar a la ex Esma, y esto es un golpe a los derechos humanos”, expresa el graduado.

imagen de un pasillo y una puerta entornada que deja ver la imagen del rostro de Santiago Maldonado en la pared.

“La posibilidad de tener la facultad pública dentro de este espacio es una manera de revalorizar los procesos de memoria, verdad y justicia», dijo el ex graduado Carlos González.

Desde las agrupaciones de estudiantes afirman que esta decisión es un atentado a la educación pública y al derecho al estudio garantizado: “Esta es la única carrera gratuita, libre y pública de periodismo deportivo que hay en la Ciudad, y es la única gratuita en América Latina.” Asisten muchos chicos y chicas desde muy lejos, como también muchos con más de tres horas de viaje. Estudiantes que no tiene otra alternativa porque no pueden pagar una carrera privada. “Además, esta no es una escuela de periodismo donde se le enseña a un estudiante solo a hablar frente a una cámara o frente a un micrófono, esas cosas están pero son secundarias. Los estudios sociales son los principales de la carrera, de hecho el egresado de periodismo deportivo puede continuar su carrera en la Licenciatura de Comunicación Social”, señala González.

El egresado manifiesta que esta situación es muy grave, que se tomó de manera agresiva y arbitraria: “Esto no es un recorte, es una decisión que tiende a apalear sistemas que son inclusivos. Esta es una Carrera de Comunicación. El sistema de comunicación que propone el macrismo no coincide con un sistema plural, alternativo, comunitario. No tiene un discurso para toda una sociedad sino solo para un sector. Es una manera de callar voces, si vos no le das el derecho de estudiar Periodismo Deportivo a toda la comunidad después vas a tener en la televisión, en la radio, o escribiendo a un sector de la sociedad”. Y agrega: “El gobierno te elimina fútbol para todos, porque tiene un nuevo discurso donde el deporte es ocio y si es ocio es espectáculo”.

Aula vacía con bancos azules, sobre las paredes blancas hay unos afiches colgados.

Organismos de derechos humanos y estudiantes realizarán diversas acciones para visibilizar la vulneración del derecho a la educación.

Por su parte, Giselle Tepper explica: “Con otros organismos de derechos humanos le pedimos una reunión al ministro pero todavía no tuvimos respuesta y también al responsable de la Universidad De La Plata, Raúl Perdomo. Vamos a realizar con los estudiantes algunas acciones más como clases públicas para visibilizar que se vulneran los derechos de la educación”. Para Giselle también se vulnera la capacidad de los docentes y de los no docentes de continuar trabajando. Se genera un gran retroceso en lo que tiene que ver con políticas de derechos humanos en la ex Esma. Y concluye: “Seguimos creyendo que existe la posibilidad de que recapaciten y que se mantenga la Tecnicatura. Que no se vulnere el derecho a la educación, al trabajo y a lo que tiene que ver con la libertad de expresión. Y que puedan graduarse más estudiantes”.

Patio interno de la ex esma, se ve una cancha deportiva en el centro

El desfinanciamiento de la Tecnicatura beneficiaría indirectamente a los privados, ya que no hay otro lugar público y gratuito en la ciudad de Buenos Aires en el que se pueda estudiar una tecnicatura en Periodismo Deportivo.

 

 

El pasillo, una ventana interna que da a un aula y en la pared la imagen de Rodolfo Walsh y una cita que dice "... sin la esperanza de ser escuchado, con la certeza de ser perseguido, pero fiel al compromiso que asumí de dar testimonio en tiempos difíciles."

“Seguimos creyendo que existe la posibilidad de que recapaciten y que se mantenga la Tecnicatura», dice Giselle Tepper, integrante de H.I.J.O.S.

48 represores condenados

48 represores condenados

A pocas semanas del cierre del año 2017, un hecho trascendental en la historia argentina reciente quedó cerca de llegar a su fin. Se trata de la Megacausa ESMA, el tercer juicio por delitos de lesa humanidad cometidos en la ex Escuela Mecánica de la Armada y el mayor en términos de cantidad de víctimas y procesados. El miércoles 29 de noviembre, el Tribunal Oral en lo Criminal Federal N° 5 -integrado por los jueces Adriana Pallioti, Leopoldo Bruglia y Daniel Obligado- dictó la sentencia a los 54 acusados por 789 hechos de secuestros, torturas y homicidios cometidos durante la última dictadura militar (1976-1983) en la ESMA, donde funcionó el mayor centro clandestino de detención y exterminio del régimen de facto y por el que se estima que pasaron más de 5.000 detenidos desaparecidos. “Fue una sentencia muy buena, no solo porque logramos que 29 personas sean condenadas a prisión perpetua. Hay algunos que ya tenían condenas anteriores pero hay 19 nuevos condenados, y eso es muy importante para ampliar el arco de responsabilidades de los crímenes que se cometieron en la ESMA. También fue muy importante haber probado un vuelo de la muerte, que es el vuelo del 14 de diciembre del 77, donde se trasladó a todo el grupo de la iglesia Santa Cruz, que incluía a dos monjas francesas (Léonie Duquet y Alice Domon) y a Madres de Plaza de Mayo (Esther Ballestrino, María Eugenia Ponce y Azucena Villaflor). Por ese vuelo fueron condenados dos de los tripulantes, Arrú y D’Agostino. Es la primera sentencia en causas de lesa humanidad que registra y acredita los vuelos de la muerte como un método de exterminio muy particular de la ESMA”, expresó la letrada Luz Palmas Zaldúa, coordinadora del Área de Memoria, Verdad y Justicia del CELS y abogada querellante en la causa, en diálogo con ANCCOM.

Lita Boitano, Taty Almeida y Laura Conte.

El histórico juicio comenzó el 28 de noviembre de 2012 y en un principio contaba con 68 personas juzgadas, cantidad que se redujo durante el avance de la investigación por fallecimientos o motivos de salud. Cinco años después, tras 410 audiencias con declaraciones de más de 800 testigos, alegatos y relevamiento de una importante cantidad de documentación, la Megacausa ESMA finalizó con un veredicto que dejó en las querellas la sensación de que, en gran medida, la justicia triunfó sobre la impunidad. En total, 29 ex represores fueron condenados a prisión perpetua, entre ellos, figuras de alto rango como Alfredo Astiz alias “el Ángel de la muerte” (acusado, entre otros crímenes, por la desaparición de la adolescente sueca Dagmar Hagelin), Jorge Eduardo “el Tigre” Acosta, Mario Daniel Arrú (piloto apuntado por su participación en los “vuelos de la muerte”), Ricardo Cavallo y Adolfo Miguel Donda, entregador de su sobrina, la legisladora Victoria Donda, quien recuperó su identidad en 2004. Por su parte, otros 19 militares recibieron penas de entre 8 y 25 años de prisión. Por último, seis de los acusados fueron absueltos, incluyendo al ex secretario de Hacienda Juan Alemann y al piloto Julio Alberto Poch (extraditado desde Holanda bajo la acusación de haber arrojado a detenidos vivos al mar desde un avión), quienes recuperaron inmediatamente la libertad por orden de los jueces.

La querella, constituida por Madres de Plaza de Mayo Línea Fundadora, el Centro de Estudios Legales y Sociales (CELS), la Asociación Abuelas de Plaza de Mayo, H. I. J. O. S., la Asociación Madres de Plaza de Mayo, la Secretaría de Derechos Humanos del Ministerio de Justicia, Seguridad y Justicia de la Nación, la Fundación de Investigación y Defensa Legal Argentina (F. I. DE. L. A.), la Asociación de ex Detenidos y Desaparecidos, junto con otras organizaciones y particulares, había pedido penas de prisión perpetua para 51 imputados. Respecto a las seis absoluciones, Palmas Zaldúa expuso: “Nosotros teníamos suficientes pruebas y entendíamos que esas personas debían ser condenadas, pero los jueces entendieron que no. Como todavía no tenemos los fundamentos de la sentencia, que van a estar el 5 de marzo del año que viene, veremos cuáles son los argumentos que tuvieron los jueces para absolver, y seguramente vamos a presentar un recurso de Casación contra esas absoluciones”, y agregó: “Fue el juicio más grande de la historia judicial argentina. Se reunió una gran cantidad de pruebas para llevarlo adelante y lograr esta sentencia.”

Cinco años después, tras 410 audiencias con declaraciones de más de 800 testigos, alegatos y relevamiento de una importante cantidad de documentación, la Megacausa ESMA finalizó.

Cientos de personas siguieron el juicio, tanto en los espacios reservados para el público dentro del recinto como sobre la vereda de Comodoro Py, donde se podía ver la escena a través de pantallas gigantes. La entrada de los imputados fue recibida por sus familiares -sentados en el palco superior- con aplausos, gritos de “¡Viva la patria!” y el canto del Himno Nacional, mientras que desde el sector de los allegados a las víctimas entonaron el ya tradicional cántico de repudio: “Cómo a los nazis les va a pasar, a dónde vayan los iremos a buscar”. Ante estas manifestaciones, el presidente del Tribunal, el juez Obligado, exigió silencio bajo la amenaza de desalojar la sala. La sesión, que comenzó con casi dos horas de retraso, se extendió durante la tarde por más de cuatro horas. Desde el banquillo de los acusados, los dos civiles y 52 militares juzgados escucharon en silencio la resolución de los magistrados. Mientras tanto, ante la lectura de los fallos, familiares de víctimas, sobrevivientes y representantes de organismos de Derechos Humanos que llenaban el recinto aplaudían al escuchar las penas de perpetua, lloraban, se abrazaban entre sí y levantaban pancartas con imágenes de sus seres queridos desaparecidos.

“Los familiares de las víctimas estaban muy contentos. Muchos de los casos nunca habían sido probados judicialmente, así que muchas familias recibieron por primera vez una sentencia por sus familiares”, afirmó Palmas Zaldúa. Daniel Tarnopolsky, quien a los 18 años perdió a toda su familia a manos del terrorismo de Estado –incluyendo a sus padres, su hermana adolescente, su cuñada y su hermano, secuestrado mientras hacía la conscripción en la ESMA- y se vio obligado a vivir en el exilio hasta el regreso de la democracia, ratificó: “Lo importante para nosotros es que hubieron suficientes condenas de cadena perpetua. Nos chocó mucho la absolución de Alemann y de Poch, porque aunque nos habían advertido que Poch podría ser absuelto por el beneficio de la duda, es muy grave porque había muchas pruebas para demostrar que estuvo en los vuelos de la muerte. Pero por lo menos se condenó por primera vez a tres prefectos por los vuelos. También es grave que se haya exonerado a Alemann, porque significa que se sigue disculpando a la pata civil responsable, tanto como los militares, por las atrocidades cometidas. Se sigue pretendiendo que en Argentina los militares actuaban independientemente y sin civiles detrás, que es mentira. Y se volvieron a ratificar varias condenas a perpetua.” Y enfatizó: “Hubiéramos querido más, pero estamos relativamente satisfechos con lo que sucedió, teniendo en cuenta el contexto político actual.”

ante la lectura de los fallos, familiares de víctimas, sobrevivientes y Representantes de organismos de Derechos Humanos llenaron el recinto y aplaudían al escuchar las penas de perpetua. Lloraban, se abrazaban entre sí.

El nieto restituido Guillermo Pérez Roisinblit expresó: “Yo tengo muchos sentimientos encontrados con respecto a la sentencia”. Luego de que se conociera el fallo del TOF Nº 5, y al que asistió su Abuela Rosa Roisinblit -vicepresidenta de Abuelas de Plaza de Mayo- con 98 años hasta que el cuerpo se lo permitió, dijo a ANCCOM: “Primero, porque se están juzgando delitos que, en algunos casos, se cometieron hace más de 40 años. Y esa dilación hizo que muchos familiares de víctimas que ya no están entre nosotros no pudieran obtener esto que se podría llamar «justicia» porque murieron esperando este fallo. Por otro lado, sé que la dilación no es culpa del Poder Judicial sino que tiene que ver con las leyes de «Obediencia Debida» y «Punto Final», que fueron anuladas recién en el año 2003. En el medio, durante el tiempo que transcurrió desde que se cometieron los ilícitos hasta la condena de ayer, pasaron 40 años en los que algunos de los imputados se manejaron con total impunidad y vivieron en libertad. Por ese lado, la condena suena bastante a poco.  Independientemente de eso, es un juicio muy especial y de carácter histórico”, aseguró. y agregó: “Al tener dos condenados por vuelos de la muerte, estamos llegando a una instancia donde se está comprobando cuál era la metodología de exterminio que se utilizaba, especialmente en la ESMA, como siempre denunciaron los organismos de Derechos Humanos. En muchos casos se dieron las condenas a prisión perpetua que esperábamos, pero las penas menores hacen ruido y nos llevan a preguntar cómo computó el Tribunal algunos delitos que estaban comprobados, y me parece que es poco en virtud de la cantidad de víctimas que tiene en su haber cada uno de los imputados. Vamos a ver cuáles fueron los argumentos para una posible apelación a futuro por parte de los querellantes.”

Guillermo nació en cautiverio el 15 de noviembre de 1978 en la ESMA. Sus padres, José Manuel Pérez Rojo y Patricia Roisinblit -embarazada de 8 meses al momento de su secuestro-, permanecen desaparecidos. Su abuela Rosa Roisinblit, vicepresidenta de Abuelas de Plaza de Mayo, buscó incansablemente al bebé de su hija secuestrada. En 2000 encontró a Guillermo, que logró recuperar su identidad en 2004 y reencontrarse con su familia.  “Para mí, el Poder Judicial hizo su trabajo, lo cual no implica necesariamente que lo que se haya obtenido fuera justicia. Es una reparación, es un acto necesario y algo que nos ayuda a crecer como sociedad. Pero, “justicia” hubiera sido que los condenados rompieran el pacto de silencio e indicaran dónde están los casi 300 hermanos que me faltan, que son los nietos apropiados que estamos buscando, y dónde están los cuerpos de cada una de las víctimas, y que digan qué hicieron con ellos. Pero eso no lo tenemos. Es muy difícil alcanzar ese anhelo, ese estándar de justicia.” Por último, recordando el trascendental momento de su vida experimentado apenas un día atrás, concluyó: “El día después, cuando pasa todo y uno toma conciencia de qué es lo que se estaba juzgando, de que los delitos son sobre uno mismo y sobre tu madre, termina pasando un poco factura al cuerpo y al estado de ánimo. Cuando se va la adrenalina, queda cierto grado de tristeza.”

Actualizado 30/11/2017