A diez años del golpe que lo derrocó, habla Manuel Zelaya

A diez años del golpe que lo derrocó, habla Manuel Zelaya

 

Hace diez años, en Honduras se inició un ciclo de rupturas del orden democrático que se replicaría en la región latinoamericana, cada una con sus características. El ensayo golpista incluyó la irrupción de militares armados en la residencia del entonces presidente José Manuel “Mel” Zelaya y su expulsión del país, acusándolo de querer buscar su reelección, lo que no estaba permitido por la Constitución Nacional. Ese día, la capital hondureña amaneció con al ruido de helicópteros sobrevolando, retenes militares en las principales carreteras del país y los anuncios de estado de sitio y toque de queda.

Desde entonces, y con la destitución de Zelaya, se sucedieron una serie de reformas que hicieron retroceder al país. Por ejemplo, las concesiones hidroeléctricas a empresas extranjeras, violando lo establecido por el Convenio 169 de la Organización Internacional del Trabajo (OIT), que obliga a una consulta previa a los pueblos indígenas afectados por ese tipo de sesiones. En cuanto a derechos básicos, el Instituto Hondureño de Seguridad Social (IHSS), el sistema de seguro de salud estatal, fue saqueado por miembros del partido oficialista. Hoy, en medio de una profunda crisis política, a diez años del golpe de Estado, la sociedad hondureña vuelve a las calles: esta vez porque el presidente Juan Orlando Hernández sacó de su manga decretos que buscaban una reducción de personal en las áreas de salud y educación. El grito de “Fuera JOH” (por las iniciales de Hernández) se ha escuchado hasta en las graduaciones de jardín de infantes.

Mientras tanto, Zelaya que en 2011 pudo concretar su regreso al país, coordina el principal partido de oposición: Libertad y Refundación (Libre), brazo partidario del movimiento que surge en las calles después del golpe de 2009: Resistencia Popular contra el Golpe de Estado.  Con menos de dos años de haber sido creado el partido,  en 2013 logró disputarle el poder a los dos partidos  que se habían turnado en la conducción de Honduras durante los últimos cien años. En 2017, Libre formó parte de la Alianza de Partidos contra la Dictadura que se adjudicó el triunfo ante  la fórmula de Hernández, quien,  pese a las graves denuncias de fraude, terminó siendo reelegido, luego de haber sido avalado en 2015 para presentarse a un nuevo mandato por la Corte Suprema con mayoría de jueces oficialistas.

En entrevista telefónica con ANCCOM, Zelaya responde  sobre aquel golpe de 2009, los cambios regionales, el papel de los medios de comunicación y la emigración masiva a los Estados Unidos.

¿Cómo recuerda ese día en el que una cúpula cívico militar rompió con la vida democrática del país en pleno siglo XXI? ¿Con los años ha ido cambiando el recuerdo y el balance de lo sucedido?

Una sociedad no se puede sostener si no es a través de un pacto social que se respete, cuando una de las partes rompe esa posibilidad de entendimiento se da una ruptura que se manifiesta en violaciones a la ley, crímenes, asesinatos. Desde el 28 de junio en Honduras se instaló un régimen dictatorial, cambiaron las leyes, las estructuras del poder, convirtieron al país en uno más pobre de lo que era. Soy un ciudadano, un ser humano normal, escogí una lucha política con el fin de buscar mejores condiciones de vida y superar la desigualdad que existe en el país. Me debo a un colectivo para buscar soluciones y después de 10 años mantengo con mayor firmeza las convicciones. No cambio nada, lo único que aquí se ha instalado la represión, que con el apoyo de Estados Unidos, defiende los  intereses de la oligarquía.

¿Qué rol jugaron los grandes medios de comunicación hondureños y la prensa internacional?

En Honduras no hay libertad de prensa, todos los medios son privados. Cuando Estados Unidos estaba contra el golpe teníamos a favor a todos los medios internacionales, cuando Estados Unidos apoyó el golpe de Estado, lo mismo hicieron los medios internacionales.

¿Cómo analiza la situación del país en términos de libertad de expresión?

El Código Penal actual castiga con cárcel la libertad de expresión, estamos luchando porque esto se derogue, en este momento le puedo decir que en Honduras no hay libertad de expresión.

¿Cómo evalúa el rol de sus pares en la región latinoamericana cuando sucedió el golpe de Estado en Honduras?  ¿Considera que sus colegas en América Latina actuaron bajo una lógica colectiva?

La comunidad internacional no tiene dientes ni garras, si bien hubo un apoyo fue únicamente moral. En cambio, hubo un bloque en la región que sí nos apoyó fuertemente y estuvo encabezado por Chávez, Lula, Cristina, Correa, Lugo, Ortega y todos los presidentes de izquierda.

¿Qué piensa de los cambios que se sucedieron en la región después del golpe de Estado en Honduras?
Lo que están haciendo los gobiernos de derecha son como manotadas de ahogado, recurren a la violencia porque no tienen legitimidad, es repunte pero como llamarada de tusa (n. de la r: las tusas son las hojas que rodean la mazorca del maíz y que se consumen muy rápido al quemarse). Pronto va a caer frente a la fuerza demoledora de los pueblos. Sólo los pueblos unidos pueden vencer a las dictaduras y los modelos de opresión.

¿Cuál fue la importancia de salir a las calles cuando sucedió el golpe?

Fue de muchísima importancia, toda acción política y social es importante, muestra la conciencia del pueblo. Durante mi gobierno apoyamos mucho a la clase trabajadora de Honduras y lo recordaron saliendo a la calle. La gestión de mi gobierno logró quitar el yugo de las trasnacionales norteamericanas del petróleo que asfixian nuestra economía. Creamos subsidios que iban contra el modelo neoliberal, una forma de dar dignidad frente a un sistema que explota a la clase obrera, entonces creamos subsidios a la energía eléctrica, a los combustibles, a los maestros. Toda nuestra política social iba contra el modelo neoliberal.

En los últimos meses hemos visto el éxodo masivo de hondureños buscando asilo en EEUU por la violencia que hay en el país, la cifra aproximada en 2017 fue de unas 600 mil personas y el fenómeno se ha incrementado con las sucesivas caravanas migrantes. ¿Cómo se explica este éxodo? ¿Se puede relacionar con el quiebre institucional ocurrido con el golpe?

En Honduras siempre ha habido migración hacia Estados Unidos, sin embargo, el éxodo actual responde al deterioro de las condiciones de vida del pueblo.

El partido Libertad y Refundación fue fundado apenas en 2011 y ya en 2013 le disputó poder a dos partidos centenarios y con una candidata mujer, Xiomara Castro, en la fórmula presidencial. ¿Hay posibilidades de que ella se vuelva a presentar?
No es tiempo de hablar de eso. El país está atravesando una crisis severa, en su sistema de salud y educativo, este modelo de explotación capitalista ya no puede subsistir si no es a través de la fuerza, están imponiendo un modelo que ya no resiste.

 

 

 

 

 

“La causa Ford es la punta del iceberg de un patrón de violaciones a los derechos humanos”

“La causa Ford es la punta del iceberg de un patrón de violaciones a los derechos humanos”

Victoria Basualdo en entrevista con ANCCOM.

El 11 de diciembre Argentina hubo una sentencia histórica: dos ex directivos de la multinacional automotriz Ford Motors fueron condenados por crímenes de lesa humanidad contra 24 trabajadores durante el golpe cívico-militar de 1976.

Pedro Muller, por entonces jefe de manufactura, hoy tiene una condena de 10 años de prisión. Héctor Sibilla, ex jefe de seguridad recibió 12 años. Por otra parte, la Justicia condenó a 15 años al militar Santiago Riveros. Todos ellos fueron partícipes necesarios en los secuestros y torturas que acontecieron en la planta fabril de General Pacheco. Los ex directivos entregaron a las Fuerzas Armadas listas, legajos y fotos de los trabajadores que a la postre resultaron desaparecidos.

Especialistas del Centro de Estudios Legales y Sociales (CELS), la Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales (Flacso) y del Programa de Memoria, Verdad y Justicia de la Secretaría de Derechos Humanos realizaron un informe titulado “Responsabilidad empresarial en delitos de lesa humanidad: represión a trabajadores durante el terrorismo de Estado”.  Victoria Basualdo es investigadora del Conicet, trabaja en el área de Economía y Tecnología de Flacso y participó de esta extensa investigación sobre la complicidad empresarial con la dictadura, un insumo que sirvió para condenar a los directivos de la Ford. En diálogo con ANCCOM habló sobre su trabajo y analizó la repercusión de la sentencia.

¿Qué te motivó a formar parte de  la investigación en la responsabilidad empresarial en delitos de lesa humanidad?

Hace 15 años que vengo investigando sobre estos temas. Trabajé sobre la organización sindical de base en las grandes fábricas industriales entre la década del 40 y 80,  los casos de Alpargatas y Acindar. Aparecieron cuestiones vinculadas a la agenda de investigación sobre responsabilidad en estos delitos, que en ese momento se lo denominaba “complicidad” empresarial. En el año 2006, la CTA me invitó a escribir un tema que fuera significativo para pensar la dictadura desde los trabajadores, y escribí Complicidad patronal militar. Comparaba seis casos que permitían ver que había un patrón de funcionamiento. Entre 2014 y 2015 se analizaron 25 casos de empresas en todo el país.

¿Con qué se encontraron?

Los casos fueron seleccionados haciendo una lista de empresas, de las cuales había desaparecidos y de las que teníamos evidencia preliminar de responsabilidad empresarial. Hubo variedad en términos regionales y de actividades económicas, desde astilleros hasta automotrices como Ford, Mercedes Benz y Fiat,  siderurgias, cementeras, gráficas, industrias alimenticias y textiles. Analizamos la trayectoria de estas empresas, la historia de organización sindical y de los conflictos, las políticas represivas desplegadas sobre el colectivo de trabajadores. El conjunto de prácticas represivas se repetía. Secuestros en el lugar de trabajo en casi el 90% de los casos, entrega de recursos logísticos y materiales de la empresa a las fuerzas, listados de trabajadores a ser secuestrados, información respecto de dónde ubicarlos, provisión de vehículos,  alimentos y financiamiento. Se repetía la presencia de funcionarios empresariales tanto en la detención de trabajadores como en la tortura y, en 5 de los 25 casos, nos encontramos con la existencia de centros de detención dentro de los establecimientos fabriles, como en el caso de Ford.

¿Por qué el sector empresarial  se alió con las fuerzas militares?  

Un motivo en común de preocupación era el accionar sindical que, desde el Cordobazo en adelante, empieza a tener un protagonismo a nivel nacional. Comienza a constituirse como una preocupación, tanto para las Fuerzas Armadas como para los sectores empresariales. Este es el punto central de confluencia, porque se sientan hacer listas, a detener trabajadores y sindicalistas.

¿Qué suponía la destrucción de la representación gremial y de los derechos de los trabajadores? 

El papel de la representación gremial es fundamental. En la causa Ford hubo un proceso de consolidación de estructura sindical fuerte en la primera mitad de los años 70, ampliación incluso del universo de lo sindicalizado, incluyendo al sector del comedor, que no tenían inclusión dentro del sindicato de automotores, cambiando sus condiciones de trabajo y los niveles de protección. Justamente son estos trabajadores del comedor los primeros en ser secuestrados, el 24 de marzo de 1976.  La importancia otorgada a la representación gremial, a la defensa de los derechos de los trabajadores, y a la organización dentro del lugar de trabajo es de importancia crucial para entender este doble involucramiento entre sectores empresariales y fuerzas militares.

¿Cómo era el modus operandi de los gerentes?

El alegato final (en el juicio Ford) muestra cómo y por qué un gerente de Seguridad tiene control sobre lo que entra y sale de la fábrica y todo lo que pasa dentro del establecimiento. El personal de seguridad está al tanto de lo que sucede y tiene involucramiento en esto, lo mismo el gerente de Manufactura, a través del análisis de lo que significa el método fordista de producción, un método científico que se basa en el control absoluto de lo que sucede en el lugar de trabajo. Es imposible pensar que se produzca el secuestro de 24 trabajadores y su traslado a un quincho interno dentro de la planta para ser torturados sin que el gerente tenga dominio sobre est. Lo mismo con el traslado afuera. a una comisaría.

¿Los trabajadores eran elegidos arbitrariamente?

El denominador común muy claro de las víctimas es su carácter de trabajadores y su involucramiento en procesos de organización sindical y de defensa de sus derechos, y muchos de ellos eran además delegados y referentes en la fábrica. Cómo se hizo la selección individual uno a uno es algo que no se llegó a determinar del todo, logramos llegar a certezas dentro de la investigación pero hay todo un circuito de contactos entre las fuerzas armadas y empresarios a los cuales no pudimos llegar. En el informe detectamos otras víctimas conectadas con Ford, trabajadores y familiares, por lo menos 13 víctimas que no fueron incluidas en estas 24.

¿Cómo se vivió la lectura del fallo? ¿Qué repercusiones tuvo la sentencia contra los ex directivos?

Fue increíble. El martes 11 de diciembre de 2018 fue un momento muy especial, en todo sentido. Era la conclusión de un juicio que los trabajadores estuvieron esperando durante 42 años, intentaron todo lo que tenían a su alcance para encontrar pruebas. Un juicio que tuvo incidencias: el presidente del Tribunal fue designado en Casación y dejó el tribunal, demoras para el comienzo del juicio oral, uno de los hijos de los trabajadores sufrió un infarto antes de declarar. Ese martes diluviaba, había mucha gente, sólo algunos pudimos entrar a la sala de audiencia, antes de que comenzara la lectura de la sentencia se cortó la luz, dio lugar a cánticos, finalmente se recuperó. El Tribunal pidió que no se exteriorizaran sentimientos antes de finalizar la sentencia y que permitieran leer todo. Lo que podía significar una mala noticia. En la lectura establecieron que estos hechos tienen que encuadrarse como delitos de lesa humanidad. Por otro lado fue emocionante cuando leyeron la calificación dada a cada unos de los imputados, una sensación de que estaba ocurriendo algo histórico. Algo difícil de acreditar en el marco judicial.

¿Por qué es una sentencia histórica?

Porque es la primera vez que se analiza la responsabilidad de gerentes en la violación de derechos humanos de trabajadores de la propia fábrica. Además, se consideró como causal la actividad sindical. No se puede explicar la enorme dificultad de judicialización de estas causas si no es teniendo el cuenta el poder que tienen estas empresas para condicionar la discusión pública. La repercusión que tuvo la sentencia a nivel local fue mínima, en relación a lo que fue a nivel internacional, hubo notas en decenas de idiomas. Estamos hablando de una de las multinacionales más importantes que marcó desde su nombre y su modo de producción las historia del capitalismo contemporáneo.

¿Creés que esta sentencia reivindica la lucha de las Madres y Abuelas de Plaza de Mayo y el retorno a la democracia?

Por supuesto. La condena permite poner freno a la violación de derechos humanos. Hay una relación entre la agenda de responsabilidad empresarial con la agenda que analizó y buscó judicializar las responsabilidades militares. Se está pensando la responsabilidad indiscutida de las fuerzas en articulación con otros grupos de poder muy significativos.

¿Qué reparación simbólica pidieron las víctimas?

La querella privada de los trabajadores pidió como medida de reparación y como garantía de no repetición, que se disponga la colocación de una señalización como sitio de memoria en la entrada de la fábrica y el quincho, con un acto que cuente con la presencia de los trabajadores, sus familias, y todo el personal de la empresa. Que se ponga a disposición del público los archivos de la empresa especialmente los vinculados al periodo de 1976–1983. Que se disponga la firma de un convenio con el CONICET para el otorgamiento de becas que puedan llevar los nombres de los trabajadores secuestrados para investigaciones sobre responsabilidad empresarial en delitos de lesa humanidad. Que se realicen formaciones en derechos humanos para todo el personal de la fábrica, que incluya una charla de los ex trabajadores sobrevivientes y sus familias, entre otras acciones.

¿Frente a este fallo, es posible que se investigue el caso de otras empresas implicadas en estos mismos crímenes?

Hay otras causas en este momento, en etapa de instrucción o abiertas a la incorporación de material adicional. El caso de la Veloz del Norte abierto nuevamente a discusión.  Hay una gran cantidad de causas posibles en la Argentina, la causa Ford es la punta del iceberg de un patrón de violaciones a los derechos humanos y laborales por parte de empresas.

«Hacer esto es lo que más me divierte en la vida»

«Hacer esto es lo que más me divierte en la vida»

Guillermo Aquino, en el tradicional Café San Bernardo, en Villa Crespo.

Guillermo Aquino es guionista, actor y editor de El Sketch, escenas humorísticas breves en clave  irónica, ancladas en la actualidad. Comenzó en 2015, en el programa La Hormiga Imperial como un juego, a modo de apuesta tal vez. Pero ese zig zag entre los límites de lo no dicho, pisó fuerte para quedarse y ahora se instaló en el programa “Sobredosis de TV” de C5N. Con visualizaciones en las redes sociales que se multiplican vertiginosamente, coronó su reconocimiento con la yapa de que Cristina Fernández de Kirchner haya compartido dos de los sketchs en su Twitter, a modo de crítica social descontracturada: Malas noticias y el otro fue Principio de año vs. fin de año (2018). Es así que Aquino, casi sin querer, creó un humor que interpela al público desde la cotidianidad, tan simple y compleja.

Es viernes a la noche, y Aquino recién termina de editar su sketch semanal, para la emisión de “Sobredosis de TV” del sábado. Como lo único que quiere es relajarse un poco de la adrenalina, se sirve cerveza con sus dedos pintados de negro. Una uña sí y otra no, como la ambigüedad que caracteriza a su humor, que va y viene a toda velocidad de una punta a la otra. Y cuando el espectador cree que ya sabe dónde va a aterrizar le da una sacudida, dejándolo sumergido entre la risa y algún que otro pensamiento existencial.

Mientras mastica un tostado de jamón y queso, Aquino reflexiona sobre si los sketchs están atravesados por  “humor político”: “Algunos sí y otros no, el principal objetivo es que sea gracioso. También me gustan las temáticas más boludas, aunque en un año electoral es ineludible el tema. Se puede pensar que el sketch tiene un arco argumental, el de esta temporada es la crisis y ya mi personaje se volvió medio chaplinesco. No solo tiene un problema con una persona en particular, sino también con el Estado, con todo el país. La situación social es el nuevo enemigo. A la vez es el tipo de humor que tengo yo y la gente con la que me llevo bien. De todas maneras, tengo varios que me escriben y me dicen ‘yo soy tu fan macrista’, o ‘soy re zurdo, no me gusta cuando te metés en política, pero lo que hacés me causa gracia’”.

 

«Tengo varios que me escriben y me dicen ‘yo soy tu fan macrista’», cuenta Aquino,

En un contexto social como el actual, este humor es la crisis dentro de la crisis, llevando al espectador a que se ría sin estar seguro de qué: si de los personajes, de la sociedad o de sí mismo, representado por alguno de los personajes.

De hecho hay gente a la que solo le causa risa cínica, que se queda en la primera capa. Se ríen del atropello al más débil pero no entienden que detrás de eso hay un mensaje y una crítica. Hay mucha gente así, lo sé por los comentarios. De hecho en un momento pensé: “Voy a empezar a ser más explícito” y después dije: “No. ¡A la mierda! No subestimemos al público”. Porque esto está hecho para alguien que lo sabe entender perfectamente, si yo se lo muestro a un amigo sin decirle nada y lo entiende a la perfección, no es tan difícil. Igualmente, para mí por lo general hay un voto de confianza con quien lo ve, me tienen que dejar ser, como cuando un amigo dice una barbaridad y no se lo juzga porque se saben las intenciones.

(Es inevitable detenerse en la similitud entre cómo se expresa, se viste y se mueve el Guillermo Aquino que toma una cerveza mientras da una entrevista y el personaje de los sketchs, conflictuado para relacionarse con los demás y absorbido por la crisis social. Por más que claramente hay una composición, hay algo entre el personaje y la persona que se difumina.)

“El parecido está en ese sentimiento que tuve hace unos años de estar en contra del mundo, de no poder llevarme bien con nadie. Esa cosa de sentir que no hay manera de avanzar, ni un intercambio humano social que sea exitoso. Tuve muchas épocas así que no enganchaba con nadie, de creer que la gente es mala y están todos locos. Mi personaje tiene un poco de todo eso, pero también es como yo para que se sienta real. Cuando lo empecé, lo hacía como un súper cheto de clase media. Y de a poquito lo dejé, de hecho ya no tenía tanta ropa para vestirme así, de camisa, y entonces me empecé a vestir como mi yo normal. Todo lo demás es construcción, hay de las dos cosas. Siempre me toca hacer más del razonable, del menos malo, pero en realidad en todos tengo un costado medio forro. Es un personaje que me armé, de un tipo medio neurótico y bastante ignorante, pero también víctima de todas las circunstancias. La gente a veces siente la necesidad de clasificar a los personajes: éste es el que me representa y este otro es el garca. Y de repente no te podés identificar con ninguno porque sos un sorete vos también, y nadie es tan perfecto. A uno le encantaría ver que el protagonista haga mierda a los otros, pero al fin y al cabo somos todos un desastre, y no está mal. Creo que está bien que sea así.

Los Simpson, Seinfeld y Woody Allen son las referencias que inspiran a Aquino.

¿Cuáles considerás que son las influencias que fueron generando tu estilo artístico?

Son bastante cipayas: básicamente Los Simpsons y Seinfeld. Soy muy fanático de eso. También me gusta mucho Woody Allen, sobre todo porque el tipo actúa siempre de él mismo. ¡También hace como dos años que no consumo nada nuevo!  Igual, hasta ahora siento que todo lo que conozco, que tampoco es mucho, es suficiente por un tiempo como para procesarlo. Desde mis limitaciones fui encontrando mi estilo, no porque me sobraran cosas, sino por todas las que me faltaban. Cuando lo asumís bien, decís: ”¡Ahí vamos!” Mi estilo es “no sé hacer todo esto”. Aunque al principio lo tratás de ocultar, para mí se arma desde esas falencias. Y a partir de todas las carencias que tenemos se formó la identidad de estilo del sketch. Me parece que se desprende también de mantener lo autogestivo, muy artesanal y de a poquito.

(En algún momento de su pasado, Guillermo estudió cine: considera que aprendió a modo de pantallazo sobre las estructuras, pero nunca llegó a sentirse cómodo con las limitaciones que éstas le daban. Cree que en la composición de los sketchs hay un juego con lo casual y lo improvisado que conforma también las particularidades del producto terminado.)

“Es la manera que yo encontré para que funcione. Me frustré mucho tratando de filmar cosas cuando era más chico, haciendo cortos que siempre quedaban mal. La posta es encontrar lo que a uno le sirva. Lo primero que intenté sacar es la expectativa. En el caso de los sketchs hay algunos que están todos guionados y hay otros que son con una hoja a mano, con listas de chistes o temas. Yo prefiero ir y ver qué pasa en el lugar,. Ver cómo viene vestida la otra persona, que nunca lo sé, y cómo es el lugar, si le entra más el sol o está quemado. Y de ser así meto en el diálogo: ‘¡Uh! ¡Qué solazo!’, y ya se arregla. También la idea es tratar de que sea lo más parecido a la vida real posible. Grabamos con una cámara muy chica, casi sin luces, hay cero invasión. Es como jugar y que se vaya dando solo. El día que se invente una cámara del tamaño de un mosquito, me la voy a querer comprar. Para sumar a esta realidad también elijo trabajar con personas que no actúen profesionalmente, porque aporta en la onda. Cuando alguien no tiene muchas herramientas y lo ponés en una situación así, generalmente sale perfecta la situación, es como que la hace de verdad y surgen reacciones que son rarísimas. Hacer esto es lo que más me divierte en la vida, de verdad. Para mí es medio como una droga, una adicción que tiene ritmos que no son muy sanos, en el sentido de que a veces veo hasta dónde puedo llegar y qué tan rápido lo puedo hacer. Es re liberador sentir que salvaste un poco el día en el último minuto y me genera adrenalina.”

Desde 2015 Aquino pisa fuerte en este circuito y también en el teatro con la obra Antisocial, escrita y protagonizada por él. Es un humor similar a los sketchs, con ironía y cuestionamientos ácidos, pero atravesado por un estilo 100% rockero. La recepción del público es más que buena, y como ya se agotaron las entradas de la función del 14 de junio se agregó otra el 12 de julio en el teatro El Nacional. En un horario que roza la medianoche Guillermo propone un viaje de 90 minutos por el delirio que patea lejos los vaivenes alienados de la semana. En el elenco lo acompañan  Andrés Ciavaglia, Verónica Intile, Paola Rojas y Ximena Seijas.

¿Cómo nació y creció la obra?

La terminé de escribir en 2015 y se estrenó ese año, pero en el texto hay muchos guiños de actualidad que se van cambiando. Antisocial es como el capítulo cero del sketch, escribí la obra y enseguida empecé a hacer el sketch.  La escribí en un momento de crisis, en el que venía trabado creativamente. Estaba en una época de bastantes miedos, de reprimirme y de decir: ‘Tal vez si digo esto van a  pensar que soy así o asá’,y fue un: ‘listo, hagamos todo’. De ahí sale la obra. El personaje que hago se llama Gustavo Aquiles, pero soy el mismo de siempre. Es una especie de alterego, un chabón de treinta y pico que se dio cuenta que el rock le super mintió, que no tiene novia, ni amigos, ni fama y es como la resaca de sí mismo. Todo ese ideal de idiota del rock de la adolescencia lo llevó al fracaso total. Y ahí el chabón se dice a sí mismo: ‘Voy a dejar todo lo malo y me voy a conseguir una novia evangelista’. Se impone que se le acabó la joda y que se va rescatar para siempre, pero sale una última noche a modo de cierre de una etapa de su vida. Tiene cinco reglas: nada de alcohol, nada de drogas, nada de sexo, nada de violencia verbal ni física y nada de fuck you al mundo. Sale con buena onda a conocer gente, pero se cruza con lo peor de lo peor. Así transcurre la obra, derrapando entre el existencialismo y los chistes sobre enfermedades, en pocas palabras es como el sketch pero con anfetaminas.

«El macrismo quiso cincelar el alma de los argentinos»

«El macrismo quiso cincelar el alma de los argentinos»

Feldman define el gobierno de Macri como una «cinicracia».

Luego de tres años del gobierno en funcionamiento de Mauricio Macri y sin resistencias que pusieran en jaque el abanico de medidas económicas, políticas y sociales regresivas llevadas adelante por el equipo del mandatario surgió el libro La conquista del sentido común. Cómo planificó el macrismo el “cambio cultural”, publicado por Ediciones Continente. En él, su autor, Saúl Feldman, sociólogo de la Universidad de Buenos Aires con Posgrado en Comunicaciones Sociales en Hebrew University of Jerusalem se pregunta por qué el mandato del actual Presidente de la Nación se desenvolvió sin grandes obstáculos, al tiempo que causó una cadena de perjuicios para la sociedad argentina. En diálogo con ANCCOM, en el contexto pos-PASO y con Macri de gira preelectoral por distintas ciudades, Feldman hizo un recorrido por los conceptos clave que permiten dilucidar una respuesta a tal pregunta, logrando deconstruir los mecanismos comunicacionales implementados por Cambiemos desde sus inicios.

¿Qué te llevó a escribir el libro?

La pregunta central que yo me hice es por qué en medio de un descalabro económico-social no se producía un estallido como se pensaba que iba a suceder, especialmente teniendo en cuenta a la experiencia social argentina. Este es un libro político-comunicacional, por lo tanto, me remito a buscar una respuesta en este terreno. Lo que trato de explicar es el trabajo sobre el sentido común de parte del pueblo argentino que permitió que en el 2015 ganara las elecciones Mauricio Macri. Hay varios contextos para esto: en el libro analizo cuál es el marco de expectativas que podría explicar la no-explosión del pueblo argentino. En este sentido tomo una frase de Frederic Jameson, a veces alabada y a veces criticada: “[Es] más fácil imaginar el fin del mundo que el fin del capitalismo.” El tema de que el capitalismo se vea hoy como un sistema que, a pesar de funcionar desastrosamente, dominado por el capital financiero, no tiene un final hace que la gente tenga un determinado horizonte de expectativas dentro de su propia conducta. Eso podría estar explicando las no-explosiones. Lo que yo creo que está pasando en los demás países y dentro de Argentina es que se ha creado la idea de que no hay alternativa para el capitalismo y que lo que aparece como hegemónico dentro de lo ideológico es el neoliberalismo. Cuando vos vas a explotar lo hacés porque considerás que es posible otra situación.

Como decís en tu libro, en el neoliberalismo actual es fundamental el trabajo sobre el sentido común…

Efectivamente. A partir de este contexto de no-explosión me propongo analizar el sentido común y por qué este se convierte hoy en el campo de batalla cultural. El sentido común es una serie de ideas, de creencias, que no están armadas dentro de un sistema sino que están disgregadas, aparecen autónomamente y de forma caótica. Son ideas simples, comunes a una comunidad, tienen facilidad para traspasar fronteras de clase social, de cultura, de edad y la capacidad de constituir parte de nuestra vida cotidiana. Entonces tienen una enorme potencial porque estas creencias están articuladas a emociones humanas como el odio, el amor, el deseo de poder, el miedo, la envidia. Esto las hace potencialmente peligrosas en su manejo. El macrismo logró desarrollar un sentido común muy articulado en lo que llamo en el libro una cosmovisión. No una ideología, sino una idea de mundo.

Para la instalación de este nuevo sistema común hablás de un necesario trabajo sobre el alma de los argentinos ¿a qué te referís?

Lo primero que hace el macrismo es que en forma explícita no se propone un proyecto económico social. Lo que ellos dijeron es que vienen a cambiar el alma de los argentinos, es decir, que los argentinos tienen una manera de pensar y de sentir nefasta para el desarrollo del país que se quiere desde el gobierno. Entonces, para un país “en serio” lo que buscaron cambiar es el alma de los argentinos. En este sentido planteo que lo que trabajó el macrismo fue el cincelamiento del alma -que viene del arte: tallar el alma- para realizar un cambio cultural y plantar así un nueva cosmovisión afín a los intereses del neoliberalismo.

«En el neoliberalismo actual la industria cultural pesa enormemente», advierte Feldman.

Otro concepto clave que planteás para entender el funcionamiento del gobierno de Cambiemos es el de cinicracia ¿qué significa?

Antes de definir cinicracia vamos a una breve diferenciación entre cinismo y mentira. Cuando vos mentís lo que intentás es obtener una ventaja, obviamente ocultando que estás haciendo eso. Entonces se produce un hecho llamativo y paradójico: en esa acción de mentir estás respetando una ley. Un ejemplo concreto: dicen que el macrismo se parece al menemismo pero esto es incorrecto. Menem tiene que ver con la mentira y Macri, con el cinismo. Esto es diferente por las consecuencias que traen con respecto al otro. Menem dijo “Si yo hubiera dicho lo que pensaba hacer, no me votaba nadie.” En este acto está reconociendo que mintió para obtener una ventaja que son los votos. Además está reconociendo que mentir no está bien y, por lo tanto, que existe una ley que él había violado. Lo de Macri es absolutamente distinto. Él dijo: “Si yo hubiera dicho todo lo que iba a hacer, votaban por encerrarme en el manicomio.” Si vos le decís “usted prometió pobreza cero”, no va a contestar que te mintió. Posiblemente, lo que va a decir es que la pobreza cero es un ideal que tenemos que alcanzar y que va a llevar unos años lograrlo. Así, está diciéndote en la cara que te está mintiendo. En el diccionario, “cinismo” significa, en línea con lo anterior, mentir descaradamente. Esta diferencia es enorme: en un caso se reconoce la ley y en el otro se dice que la ley no importa. El cinismo se basa, entonces, en hacer un uso desvergonzado del poder frente al otro: yo te miento, te muestro que te miento y no me importa. El desprecio por el otro se puso de manifiesto en distintas ocasiones antes, durante y después de las PASO. Se dijo que eran modalidades distintas, que iba y venía. No es así. Hay una estructura profunda que tiene que ver con el cinismo y el desprecio del otro que actúa en forma constante.

¿Esta forma de gobierno tuvo antecedentes?

No. Si hay una diferencia entre el neoliberalismo que desarrolla Macri y el de los 90 o del 76 del régimen militar es que por más que tuvieron una dimensión cultural y comunicacional, estas fueron un aspecto subordinado. En el neoliberalismo actual en el mundo -lo que se llama hoy capitalismo cultural- la industria cultural pesa enormemente, no solamente dentro de la economía sino además domina su sistema de funcionamiento y lo regula. Lo que tiene de nuevo el neoliberalismo a nivel global es que lo cultural constituye un elemento que define su esencia. Esto es nuevo y el macrismo es la expresión de ese neoliberalismo en Argentina. Por eso, cuando nosotros en la vida cotidiana acostumbramos a decir “esto yo ya lo viví” y hacemos referencia al neoliberalismo de Menem o al de 76 en realidad existe un error porque da a entender que el régimen neoliberal tiene que ver fundamentalmente con lo económico y en realidad en la actualidad funciona bajo reglas diferentes. Esto, sumado a que el neoliberalismo tiene una apoyatura fundamental en el sentido común hace que aquel que se plantee la superación de este sistema también tenga que tomar en cuenta este aspecto, es decir, el sentido común como campo de batalla.

¿Qué elementos tiene que tener en cuenta una resistencia que se posicione contra el neoliberalismo actual?

Hoy, la reflexión a la que se llegó es que que no se puede dejar el trabajo del sentido común al enemigo: se tiene que pensar. ¿Cómo se hace para no volver, para no repetir siempre la misma historia? Bueno, tenemos que pensar un sentido común de forma colectiva lo suficientemente articulado, fuerte emocionalmente, que no sea manipulable tan fácilmente con mentiras y actitudes cínicas. Entonces existe la obligación de pensarlo; nunca antes se habían propuesto eso. De esta manera se vuelve necesario considerar que la política necesita de la antropología, de las comunicaciones. Ese momento de reflexión sobre el sentido común tiene que ser una parte constitutiva de cualquier medida política social y económica que se tome porque de cualquier manera eso se comunica y de esta manera pasa a formar parte de aquel.

 

“El sistema judicial se divorció de la Constitución”

“El sistema judicial se divorció de la Constitución”

 

«Investigamos los Panamá Papers y a Gustavo Arribas, y terminé denunciado yo», reflexiona el fiscal Delgado.

El fiscal federal Federico Delgado (49) ya anunció que se retirará pronto. Hace casi tres décadas que forma parte del Poder Judicial. “Somos los abogados de los ciudadanos”, afirma sobre su rol, y considera que “la justicia es un servicio público, no un trabajo” y que “las cárceles generan violencia y miseria”. Autor de dos títulos elocuentes, La cara injusta de la justicia -Paidós, 2016- e Injusticia -de Editorial Ariel, 2018- sostiene además que “la ley está divorciada de la justicia”.

Rodeado de expedientes, de jean y remera negra, recibe a ANCCOM en su oficina de Comodoro Py. Todavía recuerda cuando un auto lo hizo volar por los aires mientras andaba con su bicicleta: “Pasó en un momento donde yo era hostigado. La justicia no investigó más allá del accidente, el que me atropelló terminó con una probation, al testigo le secuestraron los hijos. La fragilidad es muy alta”. Fiscal desde 1997, siente que su cargo le ha empezado a afectar su calidad de vida y que puede, desde otro lugar que aún no sabe definir, colaborar en la construcción de instituciones fuertes y autónomas.

¿Qué es la justicia?

Es el sistema que en la posta democrática todos los ciudadanos consentimos que nuestros conflictos sean solucionados por el Estado, los juzgue un cuerpo burocrático de acuerdo a una ley y resignamos la venganza por la mano propia.

¿Sufrió presiones?

Presiones hubo siempre porque a ningún poder le gusta que lo investiguen. Jode y mucho la violencia institucional. A mí me fabricaron causas jueces federales con funcionarios públicos utilizando dispositivos mediáticos y haciéndolos circular por medios de comunicación. Eso es perturbador, es cansador porque tenés que soportarlo en un clima de una soledad extrema. Me preocupa el uso del proceso penal para múltiples cosas y no siempre para hacer justicia, hay un autoritarismo de las formas.

¿Qué opina del caso D’Alessio?

Lo de Marcelo D’Alessio lo sufrí y lo denuncié hace tiempo, hay una fábrica de violencia institucional enquistada adentro del Estado que a veces funciona articulada con intereses de políticos inescrupulosos, protagonizada por jueces inescrupulosos y por periodistas.

¿Cómo es esta relación justicia-medios?

Los jueces hablan por sus sentencias, no hablan con los periodistas. Pero uno ve las páginas de los diarios y están llenas de información judicial. O hay espías, o alguien habla. Es una dinámica perversa, porque en plena revolución comunicacional, se genera que la información judicial se conoce todo el tiempo, todo se juega en la relación de un juez o fiscal con un periodista por simpatías ideológicas o  personales, sacralizada en un off the record. La mayoría tiene que ver con operaciones y recortes de la verdad, gente que filtra información fragmentada que lesiona la verdad y deslegitima la justicia. No está profesionalizada la relación de la justicia con la comunicación.

¿Por qué?

La justicia ya dejó de ser un lugar únicamente para impartir justicia. Se cuelan operaciones políticas, disciplinamientos, casos de corrupción, internas partidarias. Hay un sistema judicial que se divorció de la Constitución. Si fueran diez o quince jueces fiscales truchos, los cambiás y listo. Este sistema tiene intereses políticos, empresarios y desarmarlo y volver a meter la justicia federal dentro de la Constitución es un trabajo colectivo arduo y nadie ha intentado enfrentarlo.

«Hay una fábrica de violencia institucional enquistada adentro del Estado», advierte el fiscal.

¿Qué implica investigar en serio la corrupción?

Investigué al gobierno anterior y al actual. Del actual nosotros investigamos Panamá Papers, a Gustavo Arribas, y terminé denunciado yo. Investigamos al Gobierno de la Ciudad y terminé apartado de la causa. Investigamos a Daniel Angelici y terminé con causas penales. Investigué a Marcos Peña y tuvimos problemas, a Odebrecht y terminamos con denuncias. Es tremendo el grado de fragilidad de las instituciones y la manipulación de la justicia. Se hace muy difícil y carecés de las garantías básicas para hacer tu trabajo que es que nadie te moleste por lo que hacés. Usan la ley como un arma para disciplinar a quien trabaja. Hay jueces que no son leales con la Constitución.

Las causas de corrupción tienen un promedio de 14 años de proceso…

Hay un problema sistémico. Los jueces, abogados, fiscales, el sistema judicial han torcido el procedimiento. Se hace “como que”, los mecanismos están tan viciados que los plazos no se respetan, se prolongan indefinidamente los procesos y llegás a la conclusión de que la Argentina y la justicia federal someten a las personas pero no las juzgan. Nadie merece estar quince años procesado, uno merece ser juzgado sea inocente o culpable.

¿Cuál es el avance de la causa Odebrecht en Argentina?

Una de las causas está en juicio oral y otra va en camino, avanzó. No tuvo la espectacularidad que tuvo en Panamá, Brasil y Colombia. Acá “los cuadernos de las coimas” es nuestra versión del caso Odebrecht. La relación entre las empresas y el Estado por la obra pública, en la Argentina se discutió de otro modo. Brasil no manda la información porque la información entre jueces y fiscales de otros países no depende de la justicia, sino del Poder Ejecutivo. Hay mecanismos que no se activaron.

¿Qué opinás sobre las preventivas y los arrepentidos?

No estoy de acuerdo con el arrepentido, es una figura eficaz pero que en términos éticos está mal que el Estado tenga que sentarse a discutir con un delincuente cómo viola la ley. En el caso de las prisiones preventivas, se deformaron porque funcionan como una pena anticipada y hay que reglamentarla para que no se aplique a la discrecionalidad de los jueces.