“La única que muere pobre y puta es la mujer prostituída”

“La única que muere pobre y puta es la mujer prostituída”

Sonia Sánchez: ojos vidriosos resaltados con un perfecto y agresivo delineado, 53 años, cabello blanco, mitad rapado, sonrisa mordiente, aquella que todavía esconde el dolor y la rabia. Se autodefine como una mujer feminista, abolicionista y anarquista, tres aspectos de su persona, que se retroalimentan entre sí.

Formó parte de dos organizaciones de putas: Asociación Mujeres Meretrices de la Argentina en Acción por Nuestros Derechos (AMMAR) y Mujeres en Situación de Prostitución y Trata, pero hoy se siente más cómoda con la militancia desde la cultura, donde nada la condiciona.  

Está terminando de escribir su cuarto libro que será presentado el próximo año. Es parte del proceso iniciado con su participación en la película Impuros, dirigida por la cineasta argentina Flor Mujica y el israelí Daniel Najenson. El documental reconstruye la historia de la Tzwi Migdal, una organización de trata de blancas que traía polacas judías a Buenos Aires para ser explotadas sexualmente entre 1880 y los primeros años de la década de 1930, cuando fue desbaratada. Sonia lleva el hilo del relato y establece un puente con las redes proxenetas de hoy. No es la primera vez que Sánchez actúa, también protagonizó la obra de teatro La desobediente, de Silvia Parumbo Jaime, en la que cuentan historias de siete putas de Plaza Flores.

Sonia vive una ferviente militancia contra todo tipo de violencia que sufren las mujeres y niñas, especialmente, contra la prostitución y la trata de personas. Su lema de vida es la rebeldía, contra todos los mandatos, entre los que destaca el patriarcado y la pobreza.

Llegó al barrio de Floresta desde Chaco con 16 años, como empleada doméstica cama adentro. Ante un pedido de aumento de sueldo fue expulsada a la calle. Con lo puesto y su cartera, caminó desde Plaza Flores a Plaza Miserere, en la que tuvo que vender su cuerpo para poder sobrevivir.

En esos días, pasaba el tiempo de prisión en prisión. Salía de una y como no tenía plata para comer, tenía que volver a prostituirse y así sucesivamente. Llegó a estar en libertad tres horas y de vuelta a estar presa por el hecho de cambiar su cuerpo por dinero.

Luego de buscar en muchos avisos clasificados, encontró un pedido de camarera para un bar en Río Gallegos, sin dudarlo aceptó y allí se encontró envuelta en una red de trata, que hoy continúa traficando personas en la provincia de Santa Cruz. Ahí estuvo seis años, los peores años de su vida.

¿Cómo fue la primera vez que te prostituyeron?

No sé qué me hizo el primer varón, no recuerdo su rostro, ni su edad. Recién hace cinco años están empezando a aparecer todos esos recuerdos que adormecí para poder sobrevivir. Solo recuerdo que después de cinco meses de vivir en una plaza, tuve mi primer plato de comida que no saqué de la basura.

¿Cómo fue cuando llegaste a Río Gallegos y te dijeron que no ibas a ser camarera, sino puta?

Fue Marta, la esposa de Tarantino, el principal proxeneta de la provincia. Con un revolver en la cintura y un perro gigante parado a su costado, me dijo que ahí iba a trabajar de puta y no de camarera. Y no tuve salida. Era un prostíbulo “VIP” porque era el único abierto las 24 horas del día, con videocasetera, con películas porno y televisión a color. Teníamos que estar desde las seis de la tarde hasta las seis de la mañana despiertas sin parar. Y luego, cada vez que tocaban el timbre y pedían por vos, tenías que levantarte.

¿Cómo lo vivías en esos momentos?

Te adormecés ante tanta violencia. Cuando te encierran en un prostíbulo tu cuerpo está allí, tu mente dispara. Es un proceso de escisión de mente y cuerpo muy profundo. Cuando me encerraban en un cuarto pensaba en asado. Mi cabeza iba y volvía, para que el varón no me matara o para asegurarme que usara profilácticos. Usaba ese mecanismo para poder seguir. Aunque tu cabeza, y la de todas las mujeres que pasamos por esto, no sale bien física, psíquica, emocional, ni económicamente.

¿Cómo era el trato con las otras mujeres que estaban en el prostíbulo?

No hablábamos entre nosotras. Una tenía miedo de la otra. Además estábamos muy cansadas.

¿Recordás cuántas personas pasaron por tu cuerpo en una noche?

Fueron muchas. Muchas. Existe el “bautismo”, que es una violación masiva a una mujer prostituida nueva, en donde cierran el prostíbulo y todos los hombres te penetran vaginal, anal y bucalmente. Eran 25 y todos pasaron por mi cuerpo tres veces. Terminé internada. Aislada. En el mismo hospital en el que hace cuatro años, convertido en Centro Cultural, me dieron un reconocimiento como Mujer del Año. Yo hubiera preferido que cerraran todos esos prostíbulos.

¿Qué pensás de las mujeres que dicen haber decidido voluntariamente la prostitución?

La identidad de “trabajadora sexual” llegó a Argentina con el Banco Mundial que manejó a la Central de Trabajadores de Argentina (CTA). A esa identidad la sostienen tres patas: el orgullo, la falta de toma de decisiones y la negación al dolor y la tortura. Ellas te dicen que es su trabajo, que ellas deciden y ponen el precio que quieren, cuando, en realidad, eso lo pone el mercado o, a lo sumo, el varón prostituyente. Lo más tremendo es que te dicen que no sufren, que pueden vender su vagina como vos vendes un libro.  

¿Cuáles son los derechos de esas personas que se autodefinen como trabajadoras?

Lo que los sindicatos de trabajadoras sexuales quieren, en realidad, no es luchar por los derechos de esas trabajadoras, porque no tienen derechos, son objetos de uso y abuso. Están luchando por el derecho de los varones a acceder a nuestros cuerpos, a los cuerpos de las mujeres empobrecidas. Algunas de sus representantes están judicializadas y se encontraron en sus prostíbulos carnets de trabajadoras sexuales autónomas y libres pero, en realidad, eran mujeres traficadas. Por eso necesitan que sea un derecho, porque ahí tu fiola ya no es considerada delincuente. Pero si los prostíbulos son legales se necesitan más putas y las putas del futuro son las niñas que estamos criando en nuestras casas y los futuros varones prostiuyentes son también estos niños que estamos educando. Todo esto fomenta la trata de personas. Por eso, para terminar con la trata de personas, hay que abolir la prostitución.

¿Quién sale ganando en todo esto?

Muchos. Esto es una necro-política bajada del neoliberalismo. En este negocio de venta de cuerpos y de vida, salen ganadores los y las proxenetas, los y las traficantes de personas, las agencias internacionales que bajan millones de dólares en el país, lo que es manejado por AMMAR y la CTA. También los laboratorios con todas las enfermedades de VIH/Sida y malaria y, hasta el mismo kiosco donde está la puta parada. Pero la que muere pobre y puta siempre es la mujer prostituida.

¿Por qué un hombre decide ir de putas?

Los varones que van de putas no practican sexo, practican la violencia a través del sexo. Necesitan fortalecer su virilidad, su poder de posesión. Ahí no encuentran placer solo fortalecen su violencia. El 90% de los que van son casados. Por lo tanto, el que va de putas no tiene buen sexo, ni sabe hacer el amor. Solo penetran.

¿Cómo lograste salir de esto?

Siempre busqué la salida, nunca me entregué. El día que dije basta fue el primer día que dije no y un varón prostituyente me golpeó tan fuerte que casi muero. Las putas no pueden decir que no. Ese día me salvó el conserje del albergue transitorio donde estábamos, vino la policía que arregló la coima con el proxeneta y lo dejaron ir. A mí me llevaron a la comisaria 50. Entré en un shock emocional muy fuerte. Fue la noche más larga y más oscura, pero la más liberadora a la vez.

¿Qué crees que pasó en tu mente en ese momento?

Mi cuerpo y mi alma no soportaron más la violencia y la mentira, porque vas maquillando la mentira y llamás “trabajo” a esa violencia que es la prostitución.

¿Te sentís sanada?

No. Todavía hay mucha rabia dentro de mí, pero la trabajo para convertirla en algo positivo. Para que me empuje a pensar y reflexionar. Me voy curando de a poco, me permito llorar y gritar. Y cada vez que aparecen esas fotos, esos rollos de películas en mi memoria, pongo música y escribo ese dolor en papelitos, para sacarlo de adentro mío hasta que toda esa verdad y esos recuerdos queden fuera de mí.  

Tenés un hijo de 21 años, ¿se podría decir que encontraste el amor?  

Si, Axel. Yo vivo desde la pasión. Conocí al padre cuando me estaba construyendo, él me ayudó a seguir pensando y aprendiendo. Él me regaló mi primer libro sobre sexualidad.

¿Tenés fantasmas que te persiguen en la intimidad?

No, porque el camino de construcción lo hice en absoluta soledad. Meses y meses bajo la ducha hasta que entendí que la vergüenza y el dolor no tenían que ser míos, sino de los hombres prostituyentes. Tuve que volver a conocer mi cuerpo, aprender a acariciar y abrazar. Este dolor sale en otros momentos, por suerte, no aparece en la intimidad.

¿Cuál es tu lucha hoy?

Mi lucha es contra esta violencia que es la prostitución, para que a otras niñas y niños no les toque vivir lo que me tocó a mí. Y creo firmemente que si educamos a los varones desde la no violencia, si deconstruimos como sociedad esta masculinidad violenta, vamos a tener varones feministas, que no vayan de putas, que no necesiten golpear a una mujer para sentirse fuertes.

¿Qué te dejó el viaje a España?

Me considero más abolicionista que nunca. Vi a mujeres prácticamente desnudas en la calle, con una bombachita, expuestas al frio del invierno europeo, pegadas al fuego que arman para poder calentarse y destaparse cada vez que pasa un coche. Es tremendo.

Más allá de estas realidades, ¿cómo definirías a la mujer?

Vida. La mujer o ser mujer es una construcción indefinida, sin fin.

Actualizado 05/12/2017

“Hay que recuperar la honestidad de la palabra”

“Hay que recuperar la honestidad de la palabra”

“Las villas no tienen palacios de justicia porque/ el poder judicial nunca se embarra/ te atiende de saco y corbata tras el mostrador de Talcahuano”. El fragmento es parte del poema «El palacio de justicia», uno de los 36 textos que componen Offshore, el libro que presentó la semana pasada el titular de la Dirección General de Acceso a la Justicia y poeta Julián Axat. Sin embargo, si hay algo que Axat hizo fue embarrarse. En 2013 comenzó a trabajar como titular del Programa de Acceso Comunitario a la Justicia (ATAJO) que se encarga de facilitar ese acceso a las personas en condición de vulnerabilidad que viven en los barrios más humildes. Frente a las modificaciones de la Ley del Ministerio Público Fiscal que hoy el gobierno de Cambiemos pretende llevar adelante –a pesar de la renuncia de Gils Carbó, que tenía como principal objetivo evitar estas modificaciones a la ley- ATAJO y otras áreas de la Procuración están en peligro. En diálogo con ANCCOM, Axat opina sobre el estado del Poder Judicial, sobre el apoyo que recibió ATAJO por parte de la Iglesia Católica y sobre el neoliberalismo. Y también sobre su libro: Offshore son los que se fugan de esta actualidad; no solo son los que fugan dinero, son también los que fugan su subjetividad, los que fugan sus ganas de estar en el mundo. Offshore es eso: este momento en el mundo en que las derechas se aprovechan de los fugados”.

¿Cómo funciona ATAJO?

ATAJO es la boca de entrada del Ministerio Público Fiscal (MPF) en los barrios, en los territorios sensibles, en las periferias urbanas; es la entrada al sistema de las personas que más sufren, de los que son víctimas de delito por pertenecer a las capas más débiles de la población. Ha permitido que las personas más vulnerables de la población tengan una oficina a disposición para poder realizar denuncias que luego se comunican directamente con áreas o procuradurías específicas. ATAJO actúa rápidamente y en menos de 24 horas la denuncia se canaliza y es investigada.

¿Qué significaría para ATAJO la reforma que pretende hacer Cambiemos de la Ley del Ministerio Público Fiscal?

Hoy, la ley 27.148 contempla áreas específicas de trabajo en sus distintas direcciones, sean de acompañamiento de víctimas, de recupero de activos, de género o el área de acceso a la justicia (ATAJO) que contemplan facultades específicas y un nivel de institucionalidad y función. Si lo que se busca mediante una reforma es retroceder y derogar estas áreas, quedarían funciones que hoy existen en la potestad discrecional del Procurador de volverlas a crear o no. Volverían a ser una mera facultad discrecional y no una institución de legalidad devenida de la ley orgánica. En ese sentido me parece un retroceso institucional.

Julián Axat está sentado con los brazos apoyados en su escritorio. Se lo ve en pleno diálogo con su entrevistadora.

«En un país que quiere crecer necesitamos un Ministerio Público Fiscal fuerte», afirma Julián Axat.

¿Qué opina acerca del respaldo que le dieron a ATAJO las cúpulas de la Iglesia católica y Curas en Opción por los Pobres?

Desde que empezamos con ATAJO, hace cuatro años, trabajamos con los referentes sociales, actores civiles e institucionales de los diferentes barrios y uno de ellos han sido los curas, los párrocos y las pastorales que tienen una misión importante en los barrios populares. Ellos no tienen allí solamente la capilla sino también comedores, lugares de recuperación en caso de consumo, centros de día, etc. En ese sentido, las pastorales recogen muchas veces todo tipo de conflictividades. Desde que existe ATAJO, en los barrios han contado con una herramienta a su disposición para resolver diferentes problemáticas.

Los curas villeros vieron que si se derogaba ATAJO iban a dejar de contar con un dispositivo que les era útil para solucionar conflictos. Se dieron cuenta de que iban a quedarse sin quién lo gestione. Salieron a defender una herramienta. El apoyo que tuvimos desde las pastorales y de los curas de los barrios ha sido central. Lo que sí nos ha sorprendido es que no solamente los curas de los barrios han apoyado el trabajo de ATAJO, sino que los obispos y el episcopado también han visto el impacto y el perjuicio que causaría en los sectores vulnerables quitar esta herramienta de los territorios. Recibimos un apoyo importantísimo respecto de que la ley no se modifique y que ATAJO siga siendo una herramienta central dentro del MPF.

¿Cómo avizora el futuro del Poder Judicial?

Este tipo de reformas debilitan la institucionalidad del Ministerio Público Fiscal, que es un órgano autónomo, independiente desde el punto de vista constitucional del Poder Ejecutivo. Si el MPF es robusto, tiene independencia y soberanía en su actuar y sirve como un mecanismo de control de la legalidad no sólo del Poder Ejecutivo, sino también de las fuerzas de seguridad y de las organizaciones criminales que viven del delito. Estas últimas pueden ser las que viven de la trata de personas o del narcotráfico, que muchas veces utilizan a los sectores vulnerables para sus fines y aprovechan la debilidad de las instituciones estatales para seguir fondeándose. Si esas organizaciones criminales no tienen un control estatal se mueven como pez en el agua. Si la modificación de la ley debilita al MPF, las organizaciones criminales van a estar contentas. Los fiscales deben tener un MPF fuerte para poder investigar a estas organizaciones criminales, para poder investigar la corrupción. Si el MPF es débil, no investiga a los funcionarios corruptos que tienen empresas en el extranjero, fugan dinero, o lavan activos dentro del país, porque los fiscales hacen la vista gorda debido al miedo que tienen a que les pase algo. Tampoco podrían investigar a organizaciones criminales que viven de los dineros públicos dentro del Estado. Es decir, debilitar el MPF y transformarlo en una suerte de secretaría del Poder Ejecutivo, favorece a las organizaciones criminales.

¿Qué opina acerca del discurso de algunos funcionarios del Gobierno cuando dicen que van a combatir el narcotráfico y la corrupción?

Si tuviesen un discurso coherente deberían fortalecer el rol del MPF y no debilitarlo. Si lo que se quiere es cambiar el nombre de un procurador ya lo lograron: era Gils Carbó y ahora renunció. No deberían destruir un Ministerio que fue pensado en la reforma de la Constitución del 1994 como un Ministerio que debía ser fuerte frente a las organizaciones criminales y que debía defender la legalidad de los sectores más vulnerables de la población. Me parece que hay que tener una coherencia en el discurso. No sabemos quién vendrá como procurador pero al MPF se lo debe mantener fuerte. La procuradora renunció justamente con esa idea: ‘Si quieren cambiar el procurador yo me voy, pero por favor no debiliten al Ministerio Público’. Porque en un país que quiere crecer, que necesita defender la legalidad institucional y constitucional de toda la población necesitamos un MPF fuerte.

¿Qué problemas tiene la reforma que pretendía llevar adelante el Gobierno?

La reforma tenía varios problemas, no sólo la derogación de las áreas temáticas, sino que también proponía la designación del procurador a través de una mayoría absoluta y también proponía la posibilidad de suspender al procurador por una decisión del Poder Ejecutivo, hasta que el Senado o el Congreso tomara una decisión final sobre si procurador continuaría o retomaría. Son situaciones que en este proyecto de ley fueron preocupantes y fueron observadas por las asociaciones de fiscales, los organismos de Derechos Humanos y la propia Iglesia católica. También la posibilidad de despedir empleados de la Justicia sin indemnizaciones, violando el empleo público, trasladando a fiscales en plazo mínimo en las situaciones donde las fiscalías no fueron creadas y también el jury a los fiscales cambiando la composición sobre cómo deben ser juzgados los fiscales en caso de mal desempeño, quitando las universidades la posibilidad de tener una opinión y voto en los jury de los fiscales, entre otras cosas.

Julián Axat tiene las manos en los bolsillos de su pantalón. Está parado y mira a cámara seriamente.

«La política debe recuperar la voz de los poetas, recuperar el aullido de Ginsberg», reflexiona Axat.

¿Cómo hace para manejar al mismo tiempo el registro judicial y el poético?

Ambos registros están conectados en algún punto. Todo lo que tiene que ver con la palabra tiene que ver también con la construcción de la Justicia. En mi trayectoria traté de que las dos cosas siempre estuvieran en paralelo. Cuando comencé mi tarea en la Justicia, hace 18 años, arranqué en una defensoría de pobres y ausentes donde el trabajo que hacíamos eran defensas a través de poesías. En algún momento fui defensor de menores en La Plata y la manera que elegí de encarar ese trabajo fue también con la poesía. Escribí un libro que tiene que ver con la defensa de los adolescentes, con la palabra y la poesía. Se trata de Musulmán y biopoética, un trabajo de poesía y derecho vinculado a la defensa de los más vulnerables. El derecho es una herramienta técnica; puede ser usado para hacer el mal, para molestar y para perjudicar o dañar, pero también  puede ser utilizado para hacer el bien. En ese sentido creo que es una herramienta liberadora para calmar el sufrimiento. Lo vinculo con la poesía porque justamente es la palabra que sana, la palabra poética. Cuanto más poetas son los abogados, mejor.

¿Cómo considera que se pueden recuperar en los sujetos las dimensiones política y poética que el neoliberalismo trata de borrar?

Yo vincularía más que nada la búsqueda de la poesía en los momentos de posverdad. Es muy difícil, hay que recuperar la honestidad en la palabra, recuperar la palabra y la vinculación de la palabra en las experiencias con los otros. A mí siempre me gustó el poeta John Berger, de quien se acaba de publicar un libro post mortem en el que habla de la necesidad de recuperar la palabra del encuentro, de la experiencia con el otro, la palabra que habla de manera sencilla, el lenguaje materno dice él. Recuperemos los lenguajes maternos que están cargados de la emoción. El neoliberalismo se basa y se aprovecha de los lenguajes más distantes de la experiencia humana. Berger dice que los políticos cuando hablan lo hacen en el vacío, distantes de la gente. Nada peor que los discursos neutros de los políticos demagogos de hoy, dice. Hay que volver a la poesía; la política debe recuperar la voz de los poetas, recuperar el aullido de Ginsberg. Si la poética le da nuevamente a la política una dimensión del sentir de lo humano, me parece que justamente se puede volver a pensar la función de la República. Platón echa a los poetas de la república; creo que un poco el neoliberalismo ha hecho lo mismo, ha echado a los poetas de la república para construir la posverdad. Hay que volver a retomar a los poetas y hay que reconstruir un republicanismo con los poetas adentro, pero no como iluminados, sino como la voz de los que menos tienen, de los que sufren, esa es la poesía que me interesa.

¿Cómo influyen los cambios de contexto en su obra poética? ¿Qué tiene de particular el contexto en el que escribió Offshore y cómo cree que se nota en los poemas?

Offshore es un libro de poemas que habla sobre el lenguaje del neoliberalismo. No es un libro contra esta coyuntura particular, contra este Gobierno, habla en general. La traducción del offshore es la fuga; fugarse del mundo es alienarse, es salirse de uno mismo e incluso negarse. El offshore en términos económicos es armar una empresa en las Bahamas y en los paraísos fiscales, pero en términos simbólicos es hacer la estrategia de la avestruz, meter la cabeza abajo de la tierra y no ver lo que está pasando. Offshore son los que se fugan de esta actualidad; no son solo los que fugan dinero, son también los que fugan su subjetividad, los que fugan sus ganas de estar en el mundo. Esa sensación offshore es la que nos pasa a muchos latinoamericanos. Las oleadas de la derecha en estos días tienen que ver también con cierto adormecimiento de los públicos y las subjetividades, que en el neoliberalismo están siendo subyugadas por un mecanismo de poder micro fascista. Esto muchas veces conduce a votar a candidatos que en realidad vienen a dar muy poco al pueblo y a llevarse mucho. Offshore es eso: este momento en el mundo en que las derechas se aprovechan de los fugados. Es la fuga de la propia convivencia, es no ver que el otro está padeciendo, es pensar “a mí no me pasó”, es sálvese quien pueda. Hay algunos poemas dedicados al tema de la deuda, otros a los migrantes, otros a la fuga de Dios. Pese a que el papa Francisco está haciendo un buen trabajo por volver a poner a la Iglesia católica en un lugar importante, hay una fuga mundial de la creencia. Hay una modernidad muy líquida y en ese sentido hay también una lucha por la religiosidad. El offshore es volver a pensar una modernidad. Es necesario volver a un anclaje sobre un sujeto más fuerte, en términos políticos y en términos de creencia. Hay que volver a creer; creer en el otro: volver a creer en la posibilidad de cambiar el mundo.

Actualizado 28/11/2017

“Soy un artista dependiente, independiente es Spielberg”

“Soy un artista dependiente, independiente es Spielberg”

Parque Patricios ya se encuentra algo deshabitado para las cinco de la tarde. Sólo un kiosko a lo lejos está abierto y una persona espera algún colectivo cerca de la avenida. No se avistan más transeúntes. Más tarde, Nahuel Briones contará que en esas desiertas calles, durante caminatas nocturnas, compuso algunas de las melodías y estrofas de Guerrera/Soldado, su último disco, que fue lanzado en agosto de este año y que ya ha recorrido cinco provincias del país.

Se trata de un trabajo conceptual construido a partir de dos personajes disímiles: una guerrera, mujer empoderada, y un soldado derrotado. Ambos se ven atravesados tanto por el amor y sus comportamientos contemporáneos como por la cultura mediática y tecnológica actual. A Nahuel sólo le queda una semana para descansar entre su último show en Tucumán y su próxima presentación, el 24 de noviembre, en La Tangente.

¿Cómo es vivir en Parque Patricios? ¿Fue una fuente de inspiración?

La noche de Parque Patricios es la nada, no hay nada abierto. Llego de tocar un día a las dos o tres de la mañana y salgo a caminar: hasta las cinco no me cruzo con nadie en quince o veinte cuadras. El último disco lo compuse caminando por el barrio. No habla nada del lugar, pero fue estar caminando, pensando una melodía, desarrollarla todo un camino y llegar acá ya con la idea de una letra o por lo menos de una estrofa. En el disco hay algo del tiempo, de la soledad bien, la buena soledad, la de estar caminando por la calle, no querer encontrarse a nadie y que no haya nadie. Eso está bueno.

Guerrera/Soldado tiene una impronta sobre temáticas de género importante, ¿cómo te sentís al pronunciarte sobre estos temas en el escenario o en las entrevistas?

En general, a mí me incomoda un montón hablar sobre estas cosas públicamente. ¿Por qué yo varón hablo de esto? Cuando fue el caso de Aldana [se refiere a Cristian Aldana, cantante y líder de la banda El Otro Yo que fue denunciado por diez mujeres por abuso sexual, corrupción de menores y transmisión de enfermedades], yo iba a todas las marchas y me contactaron de varios medios para que escribiera un texto sobre eso. Después de patearlo un montón de veces les dije que no. ¿Por qué me voy a poner a escribir sobre eso? ¿Quién me creo que soy? Quizás sí tengo cosas para decir, pero ¿desde qué lugar? Siento como que descubrí al feminismo cien años después. También me pasa que me doy cuenta de que, por momentos, uso mis privilegios y que no puedo renunciar totalmente a ellos.

¿En qué sentido?

Puedo renunciar a los privilegios que utilizo yo, pero no a los que utilizan los demás para mí. Ya de chico me sentía incómodo con el rol de todos mis compañeritos explicándoles cosas a las chicas. No me sentía identificado con eso, pero hay otra gente que sí. Hay una cuestión cultural y personal que no defiendo, no me parece bien, pero existe. Me parece que es más difícil defender al feminismo si vos te sentís cómodo en ese lugar.

¿Qué te parece la situación actual donde el feminismo aparece en la agenda?

Yo no sé hasta qué punto se está hablando de esto ahora. Me da un poco de miedo pensar que hay cosas que están sucediendo y, en realidad, no ocurren. Hay algo que me resulta hipócrita. ¿Ahora no vamos a escuchar más a Cordera, por ejemplo? ¿O lo vamos a escuchar a oscuras, en nuestra casa sin que nos vean? No estoy defendiendo a Cordera, no me interesa eso, pero pienso: ¿qué hacemos ahora que nos enteramos que tal fue un abusador hace ochenta años? Está bueno reconocerlo ¿para qué? Lo digo para hacer un trabajo propio. Estuvimos consumiendo estas obras un montón de tiempo y no nos interpelaron. Quizás ahora no hay cabida para decir esas cosas y me pregunto si está bien que no la haya. Quizás sí está bien que puedas decir esas cosas públicamente si vos pensás eso y podamos identificarte rápido (risas). Me parece raro el fenómeno mediático porque a mí no me parece tan profundo.

Los periodos de transición suelen tener contradicciones, desnaturalizar prácticas es parte del proceso.

Pero, ¿qué hacemos con esto? ¿Vamos a crear cárceles online para que la gente no trabaje más? ¿Hacemos un ciber escrache para que no pueda tocar nunca más Cordera en ningún lado? ¿Qué ganamos? Yo siento que si Los Auténticos Decadentes dejaran de tocar Entregá el marrón y Vení Raquel habría un cambio. ¿Por qué todo tiene que terminar en la hoguera? Café Tacuba hizo un comunicado diciendo que no van a tocar más La ingrata porque la canción parecía un chiste, pero ahora es claramente un femicidio. Bueno, esos son los gestos que a mí me parecen más interesantes.

Antes eran impensados esos gestos.

A mí me da un poco de miedo pensar en hasta qué punto es auténtico y hasta qué punto un fenómeno masivo y mediático como el político que va a hablar, se cuida de no decirle al periodista que se van a quedar todos sin laburo y entonces tiene que chamuyar.

En el disco anterior trabajaste con Jorge Álvarez, fundador del mítico sello Mandioca y te hizo escribir muchas canciones en poco tiempo. ¿Cómo fue ese proceso? ¿Le diste continuidad para Guerrera/Soldado?

Fue como dejar de hacer canciones buenas y empezar a hacer canciones todo el tiempo. Lo que estuvo bueno fue encariñarme con otras cosas y con otros procesos, no solamente con el de laburar todo sobre una misma canción. Me parece que llego a lugares más exitosos que antes componiendo. Para sacar El Cruce de los Unders [el disco que produjo Álvarez] quería que todas las canciones fueran, en algún sentido, “inobjetables”. Quería llegar a ese lugar en que a una persona podría no gustarle u odiarlo, pero que tuviera que decir: “está bien hecho”. Ahora no me importa nada si una persona piensa que está bueno o no. Antes me importaba y estuvo bueno pasar por eso.

¿Qué tuvo de distinto componer las letras de Guerrera/Soldado respecto de los otros discos?

La verdad que no siento que haya sido muy diferente, simplemente cambié yo. En El Cruce… estaba buscando algo más efectista. A mí me gusta ser ocurrente, no sé si lo soy, pero intento serlo. Hubo algo de tener en una canción como diez o quince latiguillos o frases que pudieran o bien cambiar el sentido de la canción, o que fueran graciosos, o que fueran simplemente como un highlight de la canción. En este disco no pensé en eso, pensé en contar algo. Obviamente hay frases graciosas, pero porque pienso que tiene que ver conmigo y también creo que tiene que ver con Argentina: ¿Viste que en Argentina no hay películas absolutamente dramáticas donde no haya un comentario gracioso? No las hay, siempre hay un personaje que hace un chiste. Hay pelis europeas dramáticas donde te morís desde el comienzo hasta el final y acá no, no hay películas en el género “drama”, en todo caso, es un drama más cotidiano o algo que puede ser triste.

¿Te sentís un artista independiente?

Yo soy un artista dependiente, independiente es Spielberg, que  tiene toda la plata para hacer la película que quiera. Yo dependo de todo. Soy independiente en los parámetros de no tener una compañía o una empresa. Pero no veo como algo demasiado positivo la independencia en los parámetros de estar por fuera de la capacidad de generar mucho dinero. Eso es dependencia total.

¿Qué tenés pensado para después de Guerrera/Soldado?

Me gustó el plan de hacer un disco conceptual donde haya una idea global sobre un mismo tema. Siento que me quedaron muchas cosas para decir. Eso de poner en jaque al amor, me gustaría hacerlo con otros conceptos en un nuevo disco. Me encantaría hacer un disco donde vos pienses que todas las canciones van a ir para un lado y finalmente vayan para otro. Siempre algo que te defraude a vos puede encantarle a otra persona, me gusta la idea de jugar con eso.

Actualizado 21/11/2017

“Como está muy difícil todo, necesitamos momentos de felicidad”

“Como está muy difícil todo, necesitamos momentos de felicidad”

Abre las puertas de su departamento y no está sola. Gabriela Cabezón Cámara sabe que sus tres compañeros tienen presencia permanente y deja que así sea: dos perros y un gato recorren el espacio, demostrando también ser dueños y participan, a su manera, de la charla.

La autora presenta su novela Las aventuras de la China Iron y ese es el motivo del encuentro. En el libro retoma sin tapujos y con mucho análisis el Martín Fierro, obra gauchesca trascendental de la literatura argentina. Analizable desde muy variadas aristas, Cabezón Cámara elige la felicidad y la luz que atraviesa a la protagonista, la China, que en todo su recorrido va tallando el relato, en un contexto social que, hace notar la autora, lo interfiere todo.

¿Cómo llegaste a retomar una obra tan paradigmática como Martín Fierro?

 Porque me di cuenta que a mí me interpelaba la ausencia de un punto de vista de mujer en esa historia y me pareció muy divertido. Realmente pensé en hacerlo y me dio como risa la idea. Reescribir y revisitar el Martín Fierro es recorrer toda la tradición literaria argentina y cuestionar un proyecto de nación que era el de la Generación del 80, y es el mismo que estamos padeciendo aún hoy. Seguimos siendo una región de terratenientes, donde la agricultura y la ganadería son los motores más importantes de la economía. Así, los terratenientes son los más poderosos, lo cual no es bueno para el desarrollo de ningún país. Lo vemos en Argentina y es realmente horrible. Para consolidarse fue necesario masacrar a millones y millones de personas y a juzgar por los acontecimientos de conocimiento público, últimamente acá se sigue necesitando matar para ser lo que es el sector dominante de economía.

Dijiste que te dio risa la idea: ¿pensaste que iba a tener dotes cómicos la obra?


 
A mí me divertía mucho y me daba ternura pensar en una nenita que se sacaba de encima un marido e hijos a los catorce años, ya que ninguna niña tiene que tener pareja ni ser madre a esa edad. De esta manera, lo dramático queda atrás, y hay algo precioso que le sucede a ella al ver el mundo por primera vez que a mí me resultó muy dulce y encantador. Ella mira los paisajes nuevos con mucha atención porque está de viaje y sabe con su poca experiencia en el mundo que los viajes se acaban, que no necesariamente es lo que le va a pasar, pero es su perspectiva. Lo mismo sucede con su sexualidad, que va explorando lo que desea y con todos los tipos de relaciones que va atravesando. Creo que todas esas descripciones tienen la misma prioridad. La China va encontrando todo lo nuevo y le encanta.

Para expresar esa primera visión del mundo hay una detallada descripción de los paisajes. ¿Cómo la construiste?


A la parte del campo la conozco como todos los porteños: lo que está al costado de la ruta, cuando vamos de vacaciones a la costa bonaerense. Hará 7 años, me puse de novia con una artista visual cuya familia vive ahí. Empecé a ir al medio de la absoluta nada, donde ves una camioneta a quince cuadras, o sea una nube de polvo y te preguntás quién será. Como ella es artista visual me enseñó a mirar desde otra perspectiva tanto los ríos como la manera de estar de los insectos. Todo esto combinado con una gran tradición literaria de descripción de La Pampa. Cuando a la China le hablan de algo desconocido ella necesita traducir eso, compararlo con algo de La Pampa para poder conocerlo. No solo en lo genérico hace una inversión, sino desde dónde se habla. Se enunciaba desde el primer mundo, esa era la base, con lo que se medía todo lo demás. Ella hace al revés, la medida de todas las cosas es la llanura para ella.

La escritora Gabriela Cabezón Cámara está sentada y mira al frente, directo al lente de la cámara. A sus espaldas, una biblioteca abarrotada de libros.

«Reescribir y revisitar el Martín Fierro es recorrer toda la tradición literaria argentina», reflexiona Cabezón Cámara.

¿Por qué la elección de hablar desde la marginalidad?

¿Por qué habría que hablar de lo que no es marginal? Ellos no dejan de ser el 20 por ciento de la humanidad. ¿Qué mierda me importan a mí esos caretas? ¿Quién no es marginal en un sentido u en otro? Las clases altas que mandan y las clases medias obedientes y normalitas ya tienen sus escritores, sus inmensas bibliotecas. Yo no podría hablar desde ese lado, sería muy raro. Como Vargas Llosa escribe desde el centro, yo lo hago desde mi lugar. Mi forma de vida no es la dominante porque mis padres eran obreros y mis amores no son estandarizados. Tuve amigas travestis, prostitutas. En general mi mundo no es como debe ser.

¿Cuál es la llegada de la literatura actual en comparación con 30 años atrás?


En estos últimos dos años se achicó, por la crisis económica y por los precios elevados. Este libro no es caro, por lo que estoy muy agradecida a mi editora que haya trabajado para lograrlo. Sin dudas llega a menos gente. También somos muchos más los que publicamos, es un equilibrio extraño. Publicamos más las escritoras mujeres y nos dan más pelota, los tres escritores más reconocidos en este momento a nivel mundial son tres escritoras mujeres. Me parece que se lo merecen y nos lo merecemos todas. En el canon de machismo que nos movemos todos en mayor o menor medida, esa cifra es positiva.

La escritora Gabriela Cabezón Camara fija su mirada en la cámara mientras posa una mano sobre una de las ventanas de su casa.

«Como Vargas Llosa escribe desde el centro, yo lo hago desde mi lugar», dice la autora.

Poder vivir a partir de escribir. ¿Desde cuándo te sucedió?


Es que yo no vivo de lo que escribo, sí a partir de lo que pasa alrededor. Obtengo más talleres, me llaman de más medios, doy clases en la Facultad aunque no tenga ni doctorado, ni maestría, ninguna de esas porquerías. Empezaron a pasar esas cosas, a abrirse más puertas. Pero solo hay cinco personas que viven de escribir en Argentina, cinco posta. Hay que ir haciendo un montón de otras cosas que giran sobre lo mismo. Yo quería vivir de leer y escribir, pero ahora no puedo leer por placer. Como dice una frase: ¡Ojo con pedir deseos que a veces se te conceden! Pero bueno, no me quejo… Mi vida tiene ese centro hará tres o cuatro años. Antes era editora de cultura de un diario, pero por suerte ahora no tengo que obedecer órdenes de nadie. Parezco una azafata de cabotaje, voy y vengo, recorro un montón de lugares del interior del país. Además, odio la rutina, aunque me gustaría tenerla para organizarme pero me resulta imposible.

Ya impreso el libro, ¿qué sentiste, lo leíste?

No. Dejo pasar un tiempo para volver a leerlo. Tengo que salir de ese mundo en el cual estoy tan sumergida y aparte cuando un libro sale tenés dos o tres meses de hablar mucho del material, presentarlo, dar notas. Hay que empezar a alejarse para poder entrar en otro mundo nuevo y poder escribir otra cosa. Quiero resaltar que me parece hermosa la tapa, con el cuadro llamado Bañistas de Florencia Bohtlingk… es realmente bellísimo. Por suerte las lecturas que voy recibiendo son muy hermosas.

A quienes no te leyeron, ¿qué les dirías para que se sumerjan en los mundos que vos creás?

Les diría que se animen, que se van a divertir, que son novelas que tienen distintos niveles de complejidad. Los podés leer siendo egresado de Puan, o siendo alguien que esté haciendo segundo año del secundario que se va a entender. Podrían leer ahora Las aventuras de la China Iron que es una novela muy luminosa, en la que se sienten cosas preciosas sin dejar de ser políticamente muy crítica. Y como está muy difícil todo necesitamos momentos de felicidad. Estamos en momentos de empezar a generar, para socavar a esta gente de mierda que nos quiere tristes y miedosos pero “con muy buenas expectativas” según dicen sus medios. Así, La China nos viene a mostrar esa mirada del mundo muy gozosa que andamos escaseando.

Actualizado 08/11/2017

Nada ha cambiado

Nada ha cambiado

El 17 de octubre de 2014 la familia de Luciano Arruga cargaba sobre sus hombros cinco años y ocho meses de su búsqueda desesperada, de tocar puertas, de gritar su nombre y luchar para no ser vencidos por la impunidad cuando llegó la peor certeza: Luciano estaba muerto y enterrado como NN en el cementerio de la Chacarita.

Ese mismo día, pero en 2017, fue encontrado el cuerpo sin vida de Santiago Maldonado, luego de 78 días de búsqueda.

Ambos casos se encuentran cruzados por varias coincidencias: fuerzas de seguridad  fueron acusadas de las desapariciones por las familias; dichas fuerzas (en el caso de Luciano, la Policía Bonaerense; en el de Santiago, la Gendarmería)  tuvieron a cargo las primeras horas de la investigación. En ambos casos, la lucha de los familiares –hostigados y menospreciados por  funcionarios judiciales y políticos– fue fundamental para develar el encubrimiento.

Los dos casos también comparten el intento, por parte de los medios hegemónicos, de cuestionar a la víctima e instalar el motivo de muerte de los jóvenes como si fuera una foto: Arruga “murió atropellado” y Maldonado “se ahogó”, sin tener en cuenta que ambos huían de una persecución.

Vanesa Orieta, hermana de Luciano Arruga, es la principal impulsora de la búsqueda de justicia en una causa que, tras casi nueve años de su desaparición, todavía se encuentra en el período de instrucción.

Durante el proceso de búsqueda, ¿fueron recibidos por algún funcionario?

La realidad es que durante la búsqueda nosotros intentamos poder tener algún tipo de llegada con los funcionarios políticos que tuvieran injerencia en decisiones y que pudieran colaborar con herramientas propias del Estado para poder avanzar en la investigación y no pasaba de reuniones con secretarios, y en muchos casos con secretarios de secretarios, que no podían tomar decisiones concretas en lo inmediato. Eso con el tiempo se iba diluyendo.

¿Qué respuestas les daban?

Eran reuniones protocolares en las que nos decían: “Contame la situación de la causa” o “¿Cuáles son las exigencias?” No se avanzaba concretamente en nada. Nosotros no pudimos llegar a altos rangos. Nunca pudimos sentarnos a hablar con la Presidenta. Y llegar al gobernador Daniel Scioli nos llevó casi tres años. Esa reunión tampoco derivó en respuestas concretas que aportaran. Recién pudimos sentar a los funcionarios de Estado con injerencia en la causa judicial cuando presentamos por segunda vez el habeas corpus que fue a los cinco años de desaparecido Luciano. A través de ese recurso presentado en la justicia federal, nosotros obligamos a las diferentes instituciones del Estado a que den respuestas. Entonces se avanzó inmediatamente en lo que se debía hacer que fue, en primer lugar, comparar las huellas dactilares de Luciano con un registro de NN que tenía el Estado.

¿Qué sentiste en el momento en que supieron que uno de esos NN era Luciano?

Por empezar no se me derramó ninguna lágrima. La desconfianza es tal que hasta que uno no tiene la comprobación genética y la voz de un profesional que te dice que hay un 99,9% de exactitud nosotros no íbamos a decir que ese que se había encontrado era él. Así que nos sentamos en una conferencia de prensa y negamos lo que en ese momento se quiso instalar, que era que Luciano había muerto producto de un accidente de tránsito. Nosotros nos encargamos de realizar una conferencia de prensa porque la gente se podía guiar por las versiones de los funcionarios políticos y de los grandes medios de comunicación e iban a tener mala información. Necesitábamos más que nunca que se escuchara la voz de la familia, que seguía denunciando el accionar de la Policía Bonaerense. A las pocas semanas se concretaba lo que nosotros decíamos, con dos testigos: uno de ellos hablaba de un Luciano que corría desesperado obligado a cruzar por la Avenida General Paz y un segundo testigo ubicaba una patrulla de la Bonaerense a un costado de esa misma avenida. Esos dos testimonios, sumados a otros datos que nosotros teníamos -como la declaración de un testigo de identidad reservada que lo ve a Luciano en el destacamento de Lomas del Mirador prácticamente muerto y dos de los testigos que lo ven en la comisaría octava- son los que siguen alimentando nuestra denuncia en contra de la Policía y de los funcionarios políticos y judiciales que son los responsables de poder mantener una desaparición forzada durante cinco años y ocho meses.

¿Qué pensaste cuando encontraron el cuerpo de Santiago Maldonado justo en el aniversario de la fecha en la que identificaron a tu hermano?

No creo en las casualidades. En lo que sí creo es en la lucha y la presión social por lo que una desaparición forzada significa en la historia de nuestro país. Genera conflictos en cualquier gobierno esa gran fuerza que los familiares hemos hecho (y hacemos) para que la gente se concientice. Eso hizo que nos devolvieran lo restos de Luciano.

Vanesa Orieta en una plaza mirando a cámara

«No creo en las casualidades. En lo que sí creo es en la lucha y la presión social por lo que una desaparición forzada significa en la historia de nuestro país», dijo Vanesa Orieta.

¿Por qué creés que es posible una desaparición forzada en democracia?

Evidentemente se ha hecho un laburo de construcción en el cual la memoria solamente identificaba la violación de los Derechos Humanos como algo propio de la última dictadura militar: ese feroz genocidio que sufrieron gran parte de nuestros hermanos y hermanas. Pero no se pudo hacer la relación directa con una metodología que se extendía en períodos democráticos y que atravesaba gobiernos constitucionales. Tarde se llegó a la comprensión de que quienes estaban sufriendo esta vez con el control, la muerte y la desaparición son los pibes y pibas de barrios pobres. Allí lo que ha operado fuertemente es la discriminación y la criminalización hacia estos sectores, generando lo mismo que se ha generado durante el último genocidio: el “algo habrá hecho”.

Los familiares que nos levantamos organizados y luchando estamos dejando una semilla para que sean las futuras generaciones las que continúen este proceso de memoria dinámica, no estática, que sólo mira el pasado y no hace relación con el presente. Nosotros queremos que nuestra sociedad tenga una memoria dinámica que se comprometa con el pasado, que siga exigiendo memoria, verdad y justicia pero que también entienda que hay un correlato con lo que nos sigue pasando. Queremos que exija, con fuerza también, justicia en los casos de desaparición, gatillo fácil y tortura a nuestros pibes y pibas de los barrios pobres y a nuestros pueblos originarios que son criminalizados y discriminados.

¿Qué pensás del tratamiento mediático que se le dio a los casos de Luciano y Santiago?

Fueron similares. Sobre todo en manos de los medios hegemónicos de derecha que recurrieron a criminalizar fuertemente la figura de la víctima. En el caso de Luciano por ser un negro villero que podría haber estado involucrado en drogas y que por eso le pasó lo que le pasó. En el de Santiago, un pibe vinculado a la RAM, a un sector terrorista y cosas que intentan confundir a la sociedad y que se deshumanice y no contemple la gravedad de que sigan desapareciendo personas. Pero también hay diferencias. En el caso de Santiago fueron todos los medios de comunicación los que lo tomaron: por un lado, fueron los de la derecha con todo su aparato discriminador y criminalizante; pero también lo tomaron los medios un tanto progresistas, que fueron la contrabalanza a esa falsa teoría que se insiste en instalar. En cambio, en el caso de Luciano, por una cuestión estratégica, lo tomaron algunos medios de la derecha para poder pegarle al gobierno de aquel entonces; y los medios oficialistas hablaban poco y nada del caso, lo cual considero un error muy serio y grave porque me parece que más todavía lo tenés que tomar para poder seguir avanzando en la construcción de un país respetuoso de los Derechos Humanos.

La sociedad también tiene una responsabilidad, porque no se conmueve con la pérdida de una vida de un pibe o piba de barrio pobre como lo hace con la muerte de uno de clase media. Y esa es una autocrítica muy fuerte que tenemos que hacer.

Mirta Medina, madre de Sebastián Bordón, le escribió una carta a la madre de Santiago Maldonado. ¿Vos tendrías unas palabras para decirle a su familia en este momento?

Le diría lo que le digo siempre: que estamos con ellos, que los abrazamos y acompañamos desinteresadamente y con la mayor solidaridad y afecto. Que entendemos el dolor, porque lo hemos atravesado. Después, es puro sentimiento. A veces no hay palabras que uno pueda hacer llegar al familiar. Los familiares nos fundimos en el abrazo. Ahí todo está corriendo por dentro y la humanidad de cada uno de nosotros se muestra natural.

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El destacamento de Lomas del Mirador fue inaugurado en el año 2007 por un pedido de más seguridad de vecinos. Se instaló estratégicamente entre los barrios Santos Vega y 12 de octubre. A dos años de su inauguración, entre enero y febrero de 2009, es el espacio donde torturan y hacen desaparecer a Luciano Arruga.

Hoy en ese espacio expropiado funciona el Centro Cultural y Social Luciano Arruga: “El lugar está abierto para niños, niñas y adolescentes. Y para cualquier vecino que se quiera acercar para participar. En nuestros barrios se necesitan centros culturales, escuelas y bibliotecas. Y este espacio viene a traer eso: un lugar donde nuestros pibes puedan hacer actividades como las que hace cualquier otro que tiene todos sus derecho garantizados”, cuenta Vanesa, orgullosa.  

Actualizado 25/10/2017