Páginas de ayer

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Promovida por la Asociación de Libreros Anticuarios de Argentina (ALADA), la Feria  del Libro Antiguo se convirtió en un clásico que congrega libreros nacionales e internacionales, coleccionistas, bibliófilos y especialistas, y que desde su creación se propone acercar la cultura del libro curioso, raro y exquisito al público.

Lucio Aquilanti, vicepresidente de ALADA y propietario de Aquilanti & Fernández Blanco -la librería anticuaria más grande de Buenos Aires, con más de doscientas mil obras-, cuenta que “una ciudad como Buenos Aires necesitaba una Feria del Libro Antiguo, y quedó demostrado que funciona porque ya vamos por la decimoprimera edición y siempre fue un éxito”. Y es que Buenos Aires es la ciudad con más librerías per cápita del mundo; se calcula un promedio de veinticinco locales cada cien mil habitantes.

Si bien, según estándares internacionales, un libro antiguo es el publicado con anterioridad a 1830, hoy el término es mucho más genérico y las librerías anticuarias trabajan además de libros vetustos en edad, obras raras, costosas de conseguir, tiradas especiales, coleccionables y dedicadas por autores. En estos lugares se pueden hallar desde libros de los siglos XV, XVI y XVII, hasta de las vanguardias artísticas y literarias del siglo XX, pero también mapas, afiches y fotografías de cine, cómics, manifiestos y toda serie de curiosidades.

Alberto Casares, dueño de la librería Casares y presidente de ALADA.

Una primera edición de El Facundo de Domingo Faustino Sarmiento de 1845, una investigación ilustrada de Florentino Ameghino de 1877, una primera edición de 1922 -con ilustraciones del propio autor- de Veinte poemas  para ser leídos en el tranvía de Oliverio Girondo, una edición de 1641 de Elogio de la locura de Erasmo de Roterdam, un vademécum de 1794;  un ejemplar de Seis poemas escandinavos de Jorge Luis Borges son algunas de las joyas con las que contará esta edición de la Feria que suele congregar entre cuatro mil y cinco mil personas.

El coleccionismo, sostiene Aquilanti, “protege el patrimonio, que es lo que generalmente no hace el Estado, en Argentina y en cualquier parte del mundo”. “Un libro antiguo no es para leerlo”, agrega quien reunió la obra completa de Julio Cortázar y que ahora forma parte del tesoro de la Biblioteca Nacional y afirma: “El placer del libro antiguo en casa es tenerlo, hojearlo, mimarlo, es ese pedacito de historia, de misterio metido en casa y esa dulce obligación de cuidarlo”.

En la edición 2017 de la Feria del Libro Antiguo, un grupo de dieciséis libreros y propietarios de anticuarias serán los encargados de atender y orientar a los asistentes a la Feria. Dispuestas en stands, participarán las librerías Alberto Casares, fundada en 1975 y dedicada a literatura, arte e historia argentina, americana y española; Aquilanti & Fernández Blanco, especializada en historia y literatura latinoamericana; Rayo Rojo, consagrada a la historieta y el cómic y Alberto Magnasco, otra de las clásicas. Completan el repertorio Anticuaria «Poema 20”, Galería Mar Dulce, Helena de Buenos Aires, Hilario, Luis Figueroa, María Rúa Vidueiros, La Librería de Ávila,  Librería El Escondite,  Libros La Teatral,  Los Siete Pilares, The Antique Book Shop, The Book Cellar& Henschel y Víctor Aizenman.

En la edición 2017 de la Feria del Libro Antiguo, un grupo de dieciséis libreros y propietarios de anticuarias serán los encargados de atender y orientar a los asistentes a la Feria.

Cincuenta son las librerías anticuarias nucleadas en ALADA, aunque Aquilanti asegura que existen algunas más. La asociación se fundó en la década de 1940 y diez años después dejó de funcionar, se cree que por la Revolución Libertadora y la crisis por la que atravesaba el país. En 1998 fue refundada por un grupo reducido de libreros que hoy acerca las producciones antiguas al público curioso y se encarga de representar a los libreros ante cuestiones legales.

La ventaja de presentarla en un centro cultural -es la segunda edición consecutiva que se realizará en el CCK-, destaca Aquilanti, “es que tiene otros atractivos y se puede convertir en una salida familiar, de amigos o convocar a público ajeno al tema. El año pasado tuvimos la experiencia de gente que llegaba sin saber de qué se trataba y se llevaban una experiencia magnífica”, recuerda. La Feria del Libro Antiguo es una ocasión ideal para animarse a ese mundo de las librerías anticuarias que -según dicen sus libreros-, a muchos intimida.

 

La Feria del Libro Antiguo se convirtió en un clásico que congrega libreros nacionales e internacionales, coleccionistas, bibliófilos y especialistas.

 

Actualizado 08/11/2017

           

Una Feria que no tiene techo

Una Feria que no tiene techo

Una convocatoria de ocho mil personas y hasta dos cuadras de fila para ingresar: la sexta edición de la Feria de Editores, realizada el fin de semana pasado,  es un espacio que experimenta un continua expansión. “Realmente generó mucho entusiasmo –dijo a ANCCOM Víctor Malumián, uno de los organizadores del evento-. Y evidenció, una vez más, que nuestro rubro sin lectores no tiene ningún sentido. Es evidente que estamos rompiendo el “techo de cristal” en el que nos encontrábamos hace años atrás, dónde estábamos siempre los mismos, y el apoyo del lector es fundamental para esta tarea”.

Junto a los saltos que la convocatoria viene dando año a año aparecen nuevos desafíos que no tardarán en asumir: “Lo más inmediato es poder encontrar un lugar que sea más amplio –explicó Malumián-. Está bueno que se cubran las expectativas y la gente haga cola para ingresar, pero es incómodo para ellos sobre todo y para las editoriales también. No está bueno que esperen, como así también que tengan que estar apretados. Conseguir un lugar con mayor capacidad es lo más importante. Por otra parte también nos gustaría poder incorporar mayor cantidad de editoriales e ir creciendo también en ese sentido”.

Sin embargo, si bien desde la organización (que Malumián comparte con Hernán López Winne) celebran el aumento sostenido en las convocatorias, también enfatizan que esto se trata de una feria que se realiza una vez al año y que no resuelve los problemas del rubro editorial. “Desde las editoriales estamos enfrentando problemas todo el año de manera continua para poder trabajar –remarcó Malumián-. Los costos de producción que atraviesan toda la cadena de valor, el valor del papel que es importado, los problemas serios que atraviesan las imprentas y la crisis de financiación son problemas cotidianos que debemos enfrentar día a día”.  Enseguida enfatizó: “Quizás el crecimiento en la convocatoria sirve para pensar precisamente  que por estas condiciones cada vez más hostiles, el rubro necesita crear estos espacios y los lectores también. Por esa razón apoyan, asisten y los habitan”.

Frente a éste diagnóstico afirmó que la solución depende necesariamente de los gobiernos. “Se debería impulsar un plan integral que genere lectores, que ponga en valor las bibliotecas, que los niños sientan y disfruten leer en ellas –planteó-. También es importante que se creen condiciones económicas que les permita a las familias poder acceder a libros, porque si no hay plata, el libro no es la prioridad. Finalmente, si bien acá no hay impuesto al libro, toda la cadena de valor en su producción tiene IVA, los gobiernos podrían fijar exenciones tributarias que a ellos no les significan y a nosotros sí; lo mismo sucede con el papel que tenemos que importar”.

Los costos de producción que atraviesan toda la cadena de valor, «El valor del papel que es importado, los problemas serios que atraviesan las imprentas y la crisis de financiación son problemas cotidianos que debemos enfrentar día a día”.

Alto Pogo: La experiencia de un editor

“La Feria es una consecuencia que refleja cómo venimos trabajando”, dijo a ANCCOM Marcos Almada, integrante de la editorial Alto Pogo. “Algunos sellos editoriales estamos pensando en la apertura hacia otros colegas, en un trabajo mancomunado, sin competencias –explicó-. Hay un trabajo conjunto que se sustenta en la idea de crecer sostenidamente, pero crecer todos juntos. Es una apuesta importante que hacemos desde el espacio de las editoriales independientes, autogestivas”.

La editorial Alto Pogo comenzó a publicar en 2013 y hoy tiene alrededor de 30 títulos que se enmarcan en colecciones de novelas, cuentos, antologías, poesía. Es el segundo año consecutivo que participan de la Feria de Editores, e integran junto a otros sellos editoriales “La Coop”, una cooperativa de editoriales autogestivas e independientes. “Se trata de una toma de conciencia respecto a que somos un sector distinto al de los grandes conglomerados editoriales transnacionales –agregó Almada-. Argentina es un país donde se lee muchísimo y esto también se expresa en el crecimiento de las editoriales de nuestro tipo. Somos un sector muy basto, muy grande, alrededor de mil sellos a nivel nacional, multiplicado por cantidad de editores, escritores, lectores, periodistas, libreros, distribuidores, diseñadores, etc”.

Por otra parte Almada asegura que lo que garantiza la Feria de Editores es la curaduría de las obras que se exponen y del trabajo que las editoriales vienen realizando. “El lector que va a la feria se va a encontrar con libros de una gran nivel literario, ensayístico, poético, con diseño profesional –señaló-. Hay también mucha novedad, el lector puede encontrar libros que quizás en una librería no suela encontrar. Incluso se pueden encontrar de provincias del interior, rompiendo con el esquema de todo lo que produce Buenos Aires, y también del exterior, con la participación de sellos de Chile, Perú, Brasil, Uruguay. El lector percibe este nivel de trabajo y puede incluso sofisticar su gusto, porque sabe que se lo está cuidando. De hecho creo que la Feria de Editores está orientada a ese tipo de lector curioso e inquieto que espera que el libro lo deslumbre”.

 “Este encuentro –que es además una fiesta para nosotros- demuestra que no tiene techo, cada vez crece más y cada vez se le puede dar más –concluyó Almada-. Sobre todo a quienes van a buscar un libro o para quienes trabajamos con libros. Se da un sentimiento de unidad, donde todos estamos trabajando horizontalmente, con un compromiso distinto, luchando en un momento que no es favorable para el sector. De hecho este tipo de políticas hace que no tengamos más remedio que juntarnos y trabajar de conjunto, lo cual dentro de lo negativo, es muy positivo para nosotros”.

 

Actualizada 16/06/2017

Libros libres

Libros libres

La sexta edición de la Feria de Editores tendrá lugar los próximos 9, 10 y 11 de junio en Santos Dumont 4040 con entrada libre y gratuita. Contará con 140 editoriales de Argentina, Chile, Brasil, Ecuador, Uruguay y Venezuela. Sus organizadores, Víctor Malumián y Hernán López Winne, integrantes de Ediciones Godot, en diálogo con ANCCOM cuentan sobre las principales actividades de esta nueva edición y el recorrido de un espacio cultural que continúa creciendo.

La propuesta, relataron, surgió con el objetivo de construir un espacio propio donde las editoriales autogestivas, independientes o comunitarias puedan encontrarse y también llegar a un público cada vez más amplio. Inicialmente realizaban la Feria en la sede de FM La Tribu, junto a quince editoriales de amigos y conocidos; con el correr de los años este espacio fue creciendo y emergió la necesidad de planificar, organizar y afrontar nuevos desafíos. “Queríamos construir un espacio propio en el cual poder dialogar con el lector de manera directa. Queríamos un espacio donde nosotros pusiéramos las reglas y las normas”, aseguró Malumián.

En la edición anterior, que tuvo lugar en la Galería de Arte Central Newbery, se acercaron unas seis mil personas y se presentaron alrededor de 85 editoriales. Para este año se cree que la convocatoria puede ser más amplia, dado que se han incorporado editoriales del interior del país y también del extranjero. Cada editorial aborda diversos campos temáticos, como cocina, música, infantiles, cine, ensayo y filosofía, ficción, no-ficción, entre otras.

Para esta nueva convocatoria los organizadores diagramaron un “salón de derechos”, en el cual participarán invitados de España. “Para nosotros fue algo muy difícil de pensar –declaró Malumián-. Lograr construir un espacio dentro de la Feria que esté destinado al intercambio de conocimientos, de derechos y de saberes muy propios de las editoriales de nuestro tamaño. Lo pensamos imposible, pero sin embargo pudimos hacerlo”.

Hernan López Winne y Víctor Malumián creadores de la Feria de Editores parados en el medio de la calle.

Víctor Malumián y Hernan López Winne: “Queríamos construir un espacio propio en el cual poder dialogar con el lector de manera directa; donde nosotros pusiéramos las reglas y las normas”.

Respecto al crecimiento que experimentó el espacio, cree que uno de los factores fundamentales es la emergencia de diversas editoriales que han ido constituyéndose en estos años. Para esta edición, alrededor de 300 de ellas se pusieron en contacto para participar. “Por otra parte, creemos que la Feria ha logrado superar cierto núcleo endogámico, en el cual nos encontrábamos y hablábamos con quienes ya nos conocían –comentó Malumián-. Estamos logrando llegar a un segundo círculo, en el que quizás la persona no tenga por qué distinguir entre una editorial y otra, por ejemplo, sino que simplemente va a buscar un libro que le interesa. Frente a esto y a la emergencia de muchas nuevas editoriales, es que entendemos el crecimiento del espacio”.

En relación a la participación de editoriales del extranjero, aseguran que fue algo que les llamó la atención. “En un primer momento nos daba miedo, les enviábamos fotos para que vean que los ´stands´ eran mesas donde poníamos libros –relató López  Winne-. Sin embargo nos decían: ´Nosotros vamos´. Algunos de ellos, incluso, ya nos dijeron que quieren estar presentes para la próxima”.

Los criterios que emplean para la selección de editoriales se nuclean en dos ejes principales. Por un lado, se respeta que las editoriales que participaron en ediciones anteriores puedan volver a participar. En segundo lugar, se prioriza en función del abordaje temático, es decir, aquellas áreas que quizás no estén del todo cubiertas. Por otra parte, uno de los desafíos que quieren asumir hacia próximas ediciones radica en constituir un cuerpo de editores que asuma la selección de los sellos que participarán de la Feria.

Las actividades planificadas en esta edición constan de siete charlas, distribuidas en los tres días de la exposición y la firma de ejemplares el sábado y el domingo. Dentro de éstas actividades se destacan el cierre de la Feria a cargo de Luis Gusmán y Eduardo Grüner, como así también la charla “¿Por qué no logramos una toma de conciencia y un accionar real sobre la violencia de género?”. Finalmente, los editores reflexionaron en torno al debate abierto en relación a la crisis de la venta de libros y su desplazamiento por parte de las nuevas tecnologías. “Creemos que son soportes distintos y que cada uno va encontrando su tiempo y su lugar –concluyó Malumián-. Para algunas publicaciones quizás sea más conveniente utilizar herramientas de las nuevas tecnologías y para otros no. Creemos que se repite un poco el viejo cuento de ‘la radio murió cuando llegó la tele’”.

Hernan López y Víctor Malumián posando para la foto.

«El crecimiento de la Feria se da por la emergencia de diversas editoriales que han ido constituyéndose en estos años».

Actualizada 08/06/2017