Memoria infinita

Memoria infinita

Con un enfoque íntimo y personal, Leo Vaca retrató a las Madres y Abuelas de Plaza de Mayo en sus casas para componer Un abrazo infinito, la muestra fotográfica que se inauguró en el Centro Cultural Haroldo Conti.

“¿Pueden los objetos capturar algo de lo que puede un cuerpo? ¿Pueden ser acunados? ¿Pueden acunar a su vez a las mismas manos que tantas veces los han acariciado, interrogado? ¿Cómo se teje la trama de la existencia en torno a un cuerpo ausente?” Estas preguntas pueden leerse en el texto de presentación que la periodista Marta Dillon escribió para Un abrazo infinito, la muestra fotográfica de Leo Vaca, que retrató a Madres y Abuelas de Plaza de Mayo en sus casas, así como objetos preciados que remiten a la memoria.

La muestra, iniciativa de la Secretaría de Derechos Humanos de la Nación, está compuesta por unas 120 fotografías y se inauguró el 6 de julio en el Centro Cultural Haroldo Conti. Leo Vaca es fotógrafo, editor y colaborador de revistas nacionales e internacionales como Anfibia, Rolling Stone y Brando. En 2018 ganó el Premio Gabo en la categoría Imagen por el trabajo “Memoria, verdad y justicia para las pibas”, una cobertura del Ni una menos.

El secretario de Derechos Humanos, Horacio Pietragalla Corti, y las madres de Plaza de Mayo Taty Almeida, Clara Weinstein y Bella Friszman presenciaron la inauguración de la muestra.

En diálogo con ANCCOM, el fotógrafo contó el proceso de creación de la muestra: “El inicio del proyecto fue en el contexto de la pandemia y la única forma de retratar a las Madres y a las Abuelas era en sus casas. Encontré en ese esquema de trabajo un hallazgo, porque nos permitió verlas en otro contexto, en un perfil mucho más íntimo, en su cotidianidad. Esos espacios también reflejan sus historias de lucha: esos livings, esas habitaciones están abarrotados de objetos y de memoria”.

 Unas manos que sostienen un portaretrato con una fotografía en blanco y negro, un paquete de cigarrillos, un poema escrito en un cuaderno escolar, un vestido, un álbum con recuerdos. “Los objetos tienen mucho para decir. Son objetos con vida, muy presentes y muy latentes. Resguardados por ellas, adquieren un sentido muy diferente al que podría tener el objeto por sí mismo”, reflexionó Leo Vaca sobre el protagonismo que adquieren las cosas en Un abrazo infinito.  

. “Los objetos tienen mucho para decir. Son objetos con vida, muy presentes y muy latentes. Resguardados por ellas, adquieren un sentido muy diferente al que podría tener el objeto por sí mismo”, reflexionó Leo Vaca.

 

El evento contó con la presencia de las Madres Taty Almeida, Clara Weinstein y Bella Friszman y del secretario de Derechos Humanos Horacio Pietragalla Corti. Un grupo de la Escuela Popular de Música Madres de Plaza de Mayo Línea Fundadora 

interpretó temas como “Zamba para olvidar” y “Déjame que me vaya”.

“Pensamos constantemente cómo explicarles a las generaciones jóvenes lo que significó esa dictadura y cuanto aún perdura del daño que generó- reflexionó Pietragalla Corti- Quiero agradecer al fotógrafo Leo Vaca porque esta muestra contribuye a eso”.

“La memoria nunca va a desaparecer a pesar de que muchos la quieren borrar. No lo van a lograr mientras existan jóvenes como ustedes que tomen la posta de nuestra lucha”, dijo ante el público Taty Almeida.

 

 

La muestra puede visitarse de martes a jueves de 13 a 19 y viernes, sábados y domingos de 13 a 21. Centro Cultural Haroldo Conti, Avenida del Libertador 8151, CABA. Entrada gratuita.

El Teatro Colón cerró su Área Educativa

El Teatro Colón cerró su Área Educativa

El gobierno de Horacio Rodríguez Larreta dio de baja el Área Educativa de Nuevos Públicos, destinada a estudiantes de primaria y secundaria, y despidió a todos sus trabajadores.

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Desde 2016, en conjunto con el Ministerio de Educación de la Ciudad, el Teatro Colón ofrecía una serie de actividades para estudiantes, a través de su Área Educativa de Nuevos Públicos, pero hace dos semanas fueron interrumpidas. La decisión corre por cuenta de la actual gestión de Jorge Telerman, quien se desempeña desde 2022 como director general del teatro. El Área de Nuevos Públicos se proponía que alumnos de Nivel Primario y Secundario participaran de las experiencias Mi Primer Ballet, Mi Primera Ópera y Mi Primer Concierto, todas ellas parte del programa Vamos al Colón – Colón para escuelas.

Por medio de un comunicado titulado “El Teatro Colón para pocos”, publicado en sus redes sociales personales, Eugenia Schvartzman y Rosario Villagra, ex coordinadora general y pedagógica y ex coordinadora de Producción y Vinculación Institucional del área respectivamente, denunciaron la situación.

Allí explicaron que los programas discontinuados estaban destinados a difundir contenido artístico y materiales educativos, y a la vez incorporar la experiencia de haber asistido a ver una obra en el Teatro Colón a la currícula común de clases en la escuela. “Es claro que este tipo de instancias resultan fundamentales en la construcción de ciudadanía y garantizan la asistencia de infancias y juventudes que de ninguna otra manera podrían haber sido parte de la programación, por barreras no sólo económicas sino fundamentalmente socioculturales”, remarcaron.

“El área se achicó a lo largo de los años. En un primer momento fue a razón de la pandemia, y cuando ocurrió la vuelta a la presencialidad, no estaba previsto reanudar las actividades por parte de la agenda de la Dirección General. Aunque este año se había reducido notablemente la programación del área, intentamos que no muera y se sostenga en compromiso con la educación”, detalla Rosario Villagra en diálogo con ANCCOM. “El área educativa no existe más. Con suerte, durante el año participa un 10 por ciento del público que anteriormente veníamos convocando”, agrega.

Hoy las visitas guiadas están habilitadas para las escuelas los días de semana, ya no los sábados, pero el Área Educativa no existe más. El propósito del programa era brindar algo más que una mera visita: una primera experiencia de ir al teatro junto con un material pedagógico específico, entregado a los docentes para abordar la vivencia en el ámbito de clases.

Otro de los programas que se sostuvieron hasta el año pasado fue el Ensayo Abierto, al cual asistían escuelas secundarias provenientes de diferentes zonas del país, que consistía en presenciar, de manera gratuita, los ensayos de la Orquesta Filarmónica de Buenos Aires. También incluía la posibilidad para estudiantes universitarios y terciarios de ver los ensayos generales de ópera y ballet, así como la participación en talleres, capacitaciones y charlas con los docentes. “En 2019 el programa empezó a perder peso, pero tratamos de sostener la cantidad de alumnes que asistían, aunque con varios problemas artísticos. Tras la pandemia volvió a realizarse en 2022 y esperábamos que este año regresara con la misma impronta de 2016, pero no fue así. Hay una decisión política de que esto no suceda”, afirma Villagra.

Schvartzman coincide: “Hubo una voluntad clara de la nueva gestión de no continuar ni profundizar sobre un área que debiera estar de manera permanente. No hubo una tendencia a seguir investigando en estos programas, tan necesarios para seguir con esta mirada de acercamiento a las infancias y las juventudes”.

En el comunicado señalan el vaciamiento año a año: “El programa, que implicaba una profunda cosmovisión pedagógica y artística, fue vergonzosamente degradado, denostado y finalmente clausurado por esta gestión. Para graficar su envergadura, en 2016 asistieron 26.330 participantes, en 2017 38.262, en 2018 26.259, en 2019 27.703, y en 2022 solamente 7.778”.

Schvartzman señala que se realizaban funciones didácticas gratuitas para escuelas públicas de la Ciudad de Buenos Aires con la participación de casi 40.000 estudiantes por año. “La idea era difundir un programa educativo universal que abarcara a todas las escuelas. Previo a la asistencia de les chiques, se invitaba a docentes y equipos educativos a una instancia previa que incluía una visita guiada y un trabajo pedagógico en relación a la obra que se se iba a ver, la cual podía ser de ópera, ballet o un concierto, entregándose material de trabajo para que se pudiera desarrollar luego en clase. La asistencia a estos programas no implicaba la mera visita al teatro, sino que consistía en todo un trabajo de acercamiento al arte de las infancias y de la comunidad educativa”.

El cierre del área provocó, además, despidos. Esta situación “desnuda la precarización laboral en la que ya se encontraba el personal, contratado durante cinco años, y que al día de la fecha el teatro retiene sus haberes salariales”, expresaron en el comunicado. Schvartzman añade: “Les trabajadores no tuvimos un aviso formal e institucional sobre la cancelación del contrato, ni el Teatro dio razones por las cuales cesaban los programas educativos. La respuesta vino de la Dirección General, concretamente de la jefa de Gabinete de Telerman, Paz Dubarry, avisándonos que el personal ya no era necesario y por eso se cancelaron los contratos”.

Según Villagra, hay una deshumanización y despersonalización de la gestión respecto de sus empleados, algo novedoso si se quiere, considerando que es un espacio del cual sus empleados se apropian porque disfrutan trabajar allí. “Esto se está fragmentando”, subraya y concluye: “El teatro, al ser un ente público, tiene el deber de divulgar bienes culturales y esto no se está cumpliendo. Hay un vaciamiento en un montón de áreas, no hay una visión general del teatro público como ente cultural. Aspiramos a que les chiques puedan venir, es una experiencia muy positiva”.

Una poeta con voz poderosa

Una poeta con voz poderosa

En «Todo se une con la noche» Vanina Colagiovanni hilvana poemas, hechos y testimonios, y recupera anécdotas compartidas, para construir una biografía de la sensible y punzante poeta Juana Bignozzi. Su disputas con el feminismo y el debate sobre la utilidad de la poesía.

En el ensayo biográfico Todo se une con la noche Vanina Colagiovanni rastrea las huellas de la vida de una poeta con gran trayectoria y personalidad avasallante: Juana Bignozzi. Hija de anarquistas, se trataba de una mujer atípica, poco convencional, y con un carácter que la llevaría a convertirse en una persona relevante del ambiente cultural, particularmente de los años sesenta que ella tanto añoró en sus últimos tiempos.

Así, la autora va trazando a lo largo del libro sus propias interpretaciones sobre distintos eventos, poemas y vínculos que hicieron a la vida de Juana, al tiempo que se hace de voces con un gran valor cultural, como la de Beatriz Sarlo, que testimonian sus propias vivencias y anécdotas con Bignozzi. Esta biografía es el relato de una vida contado desde la perspectiva de una persona que conoció y mantuvo un vínculo estrecho de amistad con quien es biografiada, lo que hace al libro mucho más íntimo, sentido y lleva a conocer en profundidad a la poeta.

En el libro contás que conociste a Juana Bignozzi en una entrevista que le hiciste en España, ¿cómo accediste a ella? ¿cómo se mantuvo ese vínculo a lo largo del tiempo?

  • A mis 24 años, yo escribía poesía. Un amigo me regaló un libro de Juana, lo leí y me encantó. Él editaba en Adriana Hidalgo, la misma editorial de Juana y me dijo que, si quería, me conseguía el teléfono. Habían pasado ya 30 años desde los primeros libros que ella había publicado y yo los leía en el año 2000 sin ninguna distancia, algo que no era tan fácil con poetas de su generación. Eso me impactó. Me pregunté qué sería de su vida, qué haría en Europa. Entonces, en un viaje que hice de mochilera, fui a Barcelona y la entrevisté. Me impactó su temperamento: tenía algo muy atractivo, era muy graciosa y muy malvada. No tenía falsedad, que lamentablemente veo muy común en el mundo cultural. Ella te decía las cosas frontalmente. Recuerdo haber ido al encuentro con la entrevista, los datos, todo prolijo. Y terminamos hablando de cualquier otra cosa, que fue lo más entretenido. Hubo química, buena onda.

A partir de ese momento Juana me incorporó. Me dijo: «Bueno, yo ahora en un mes vuelvo a Buenos Aires, anotate el teléfono, hablamos y nos vemos». Y desde entonces cada vez que venía a la Ciudad nos veíamos. Me presentó a un montón de poetas más jóvenes que ella y más grandes que yo, a quienes, de algún modo, ella me quería acercar. Poetas que, aún hoy, son amigos míos. Diría que fue mi mentora. Yo la seguía a todos lados donde leía, era su lazarillo. En un momento, ella también me empezó a pedir cosas, como que la presente en lecturas: Fue muy lindo eso.

Sin embargo, así como el temperamento y la fuerte personalidad de Bignozzi hacían de ella una mujer única y fascinante, también podían tornarla intensa y demandante, al punto que conocidos y amigos suyos fueron alejándose paulatinamente. “Una vez me llamó al Liceo Cultural Británico, donde yo trabajaba para decirme: ‘Vanina, ¡Hace cuatro días que no hablamos!’”, recuerda Colagiovanni sobre este aspecto.

¿Cómo equilibraste en el libro las dos partes de Juana, tanto su lado generoso hacia las nuevas generaciones, pero a su vez esta personalidad demandante y algo temperamental?

  • En un momento me di cuenta de que hablar de Juana sin mencionar su parte crítica, era mostrar la mitad del cuadro. Todos los que la conocimos sabemos que eso era caracerístico y parte de lo que nos atraía y gustaba de ella, porque era muy graciosa, te podía destruir una revista en una frase. El tema era cuando se la agarraba con vos o con alguien que querías: ahí lo sufrías. Pero incluso así, uno entendía que era una persona muy singular, que tenía muchas cosas valiosas y, entonces, dejabas pasar las otras.

Además, Colagiovanni destaca que Bignozzi era una gran compañera, en el sentido de que apoyaba a sus amistades. Recuerda que, en sus comienzos en Gog y Magog, editorial en la que actualmente trabaja y con la que editó esta biografía, Juana acudía a las múltiples presentaciones en bares o en el Abasto, a cualquier hora, con música que no le gustaba y se quedaba hasta el final. Tal vez, este aspecto relevante de la personalidad de Juana haya sido inspirador para dar origen al título del ensayo biográfico, Todo se une con la noche. “Era como una joven en el cuerpo de una señora grande. Tomaba un montón, se acostaba mucho más tarde que todos, tenía una vida recontra activa y a la vez le gustaba trasnochar”, asegura Vanina. También, la noche era su laboratorio, su lugar de experimentación, escritura, lectura y traducción. Esa nocturnidad y el vínculo que mantenía con las nuevas generaciones era una forma de seguir activa como poeta. Jóvenes poetas que hoy, ya adultos, difunden y comparten el legado de Juana, la mantienen con vida.

Colagiovanni cuenta que parte de su interés en realizar la biografía tiene que ver con la amistad que mantuvo con Bignozzi, y además, con el interés de retratar una generación particular, la de los sesenta, que supo tener fuertes convicciones y apego a ciertas ideas e ideales, poco miedo a la pelea, a la discusión y al debate. Características que la autora ve diluidas en la contemporaneidad: “Tanto literariamente como a nivel del campo cultural en general, traté de que estuvieran presentes esas otras dinámicas de aquellos tiempos”, agrega.

A pesar de haberla conocido, ¿creés haber descubierto algo nuevo de ella en el proceso de escritura de la biografía?

  • Sí, varias cosas. En principio, fui al archivo, que no es enorme, pero son seis o siete cajas con todos sus papeles: documentos, pasaportes, la libreta universitaria, entre otros, y me sirvieron para contrastar datos con las entrevistas, tanto las que brindó ella como las que hice a sus amigos y conocidos, quienes muchas veces no recordaban fechas exactas o direcciones. Ahí hubo un montón de datos y detalles que se desambiguaron, se confirmaron; eso fue impagable, muy valioso. Después, descubrí muchas notas que, por ahí, iban a ser futuros poemas; porque ella escribía mucho y después con eso armaba como un rompecabezas, cortaba y pegaba. Estos protopoemas hablan mucho sobre ella, por ejemplo, de cómo se sentía en su duelo por el marido, que muere inesperadamente, poemas que le escribe a él y que me hicieron rever cómo yo veía la relación de ellos, y cómo la propia Juana la consideraba.

Asimismo, la autora asegura que recopiló numerosas anécdotas, alegres y trágicas, que vivió Bignozzi con sus amigos y conocidos. Incluso, menciona que una vez publicado el libro, aún hoy, le llegan mensajes de personas que han vivido momentos icónicos con la poeta. “Una de las cosas que me dijeron, que me emociona mucho, es que la ven a ella ahí en el libro, que sienten que está. Para mí ese era el objetivo. Ya está, si eso sucedió, perfecto.”

Bignozzi tuvo ciertos conflictos con el feminismo y, sin embargo, sus poemas son reivindicados actualmente por feministas, ¿cómo lo explicarías?

  • En momentos donde las mujeres no tenían voz, donde era muy difícil que se pusieran a discutir de igual a igual sobre un texto literario o sobre política, ella estaba ahí sosteniendo un lugar y una voz. En los años ochenta, la palabra feminismo no era lo que es hoy, estaba muy bastardeada. Había algo de la palabra, del vocablo, del término que incomodaba; no eran muchas las mujeres que se identificaban como tales. Ahí Juana discutió con las feministas. También, esto es una lectura propia, ella se llevaba mal con esa generación en general: mujeres y hombres. No le interesaban políticamente. En cambio, se llevaba muy bien con los de los sesenta y con los jóvenes de los noventa. Con lo que hubo en el medio, no. Sin embargo, al avanzar el tiempo, Juana sí conectaba con las feministas de los años 2000. Sí estaba a favor del aborto, sí tenía clara la defensa de ciertos derechos. No es que estaba en contra del feminismo porque no era progresista, sino que discutía con esa generación. Hoy, por ejemplo, vos la leés y tiene versos que son súper feministas, momentos de su poesía donde de lo que ella está hablando es de eso, más allá del vocablo.

En el libro contrapones la utilidad a la poesía, ¿en qué consiste esta idea?

  • Para mí la poesía tiene algo con la falta de utilidad, con la idea de que es totalmente prescindible, que no tiene un uso concreto y a la vez es absolutamente fundante y fundamental en la vida. Escapa a la lógica utilitaria, ¿para qué sirve un poema? Para explicarte algo de vos mismo, para reconfortarte, para darte una idea, para hacerte reír, pero no sirve para ‘algo’. Juana en un momento se lo pregunta: para qué sirve un poeta, qué tiene que hacer un poeta. Un poeta tiene que escribir, tiene que escribir bien, tiene que leer. Bueno, hay algo de eso, de que cuando se deja de lado la utilidad llega la poesía. Cuando se pierde la búsqueda del sentido práctico llega lo que no es para nada práctico y a la vez es esencial en la vida.

Para mí la poesía tiene algo con la falta de utilidad, con la idea de que es totalmente prescindible, que no tiene un uso concreto y a la vez es absolutamente fundante y fundamental en la vida.

Vanina Colaggiovanni

Aún así, y a pesar de querer trascender como poeta, Bignozzi no publicó ningún escrito durante los años que vivió en España. “Fue el lapso de su vida que queda más de incógnito, con más preguntas. Mi lectura es que para ella la escritura siempre era con otro y al estar en España no tenía ese otro, entonces no le interesaba publicar sin que hubiera alguien que le devolviera una lectura”, menciona Colagiovanni.

De esta manera, la poeta recién retomaría su actividad literaria en su vuelta a Buenos Aires, cuando ve que hay un nuevo horizonte de lectores: se reencuentra con su amigo José Luis Mangeri, quien propone a Bignozzi realizar la segunda edición de uno de sus libros más famosos Mujer de cierto orden. “Yo creo que la clave para que ella volviera fue ver que podía volver literariamente a Buenos Aires, y después concretarlo, volver físicamente. Encontrar que había una posible lectura y un posible horizonte donde sus libros fueran recibidos. Y es lo que pasó”.

Colagiovanni recuerda que la idea de contar esa vida tan particular nació en forma de ensayo y error: tres o cuatro veces tiró intentos de la biografía a la basura, como sucedió con el primero, que esbozó en una escapada a Tigre para evitar el calor de la Ciudad. Ese bollo de papel al cesto fue el embrión de esta biografía. En un momento, comenzó a escribir un cuento sobre “una poeta joven que conoce a una poeta mayor”. No había nombres. Era un relato ficcional. Luego de escritas algunas páginas y al mostrárselo a una amiga cayó en cuenta que la joven poeta era ella misma y la mayor, Juana. En el fondo, la autora reconoce que “venía juntando todo sobre ella desde que la conocí, lo tenía todo guardado. En cierto punto, hace 20 años que la vengo escribiendo en mi cabeza”.

¿Qué te motivó a hacer una biografía sobre Juana Bignozzi?

  • Me di cuenta que todavía había mucho por decir sobre ella, no había nada escrito. Como editora, vi esta vacancia no solo sobre Juana, sino también sobre otros poetas cuyos libros están en preparación: Irene Gruss, Héctor Viel Temperley y Arnaldo Calveyra. Aspiraba a que quieran ir a buscar qué hay de Juana, sus poemas. La quería volver a traer al presente. También me motivó desde el feminismo: hay muchas biografías de escritores hombres, particularmente narradores, como Rodolfo Walsh, Borges, Bioy. Pero de escritoras mujeres, salvo Pizarnik, no hay tanto. Incluso, las que hay de Pizarnik se enfocan mucho en la parte sufriente de ella.

Una vez que terminó de escribir el libro, Colagiovanni recuerda haberse sentido desahuciada: de alguna forma Juana la había estado acompañando ‘místicamente’ en los dos años que duró el proceso de escritura. De todas formas rescata que contar una vida, así como leerla, sirve para ver la propia. De alguna manera, las biografías permiten mirarnos a nosotros mismos.

Un cacho de cultura

Un cacho de cultura

Los resultados preliminares de la encuesta de consumos culturales que realiza el SinCA da cuenta del permanente crecimiento del streaming. Sin embargo, la televisión sigue reinando. Más de la mitad de los argentinos leyeron al menos un libro en el último año.

La encuesta de consumos culturales, a cargo del Sistema de Información Cultural de la Argentina (SInCA), se encarga de hacer un relevamiento a nivel nacional para conocer los hábitos de consumo cultural por parte de la población. Este año, se contraponen los datos con la encuesta de 2013, de 2017 y aquellos tomados durante el muestreo, que fue entre noviembre de 2022 y enero de 2023 de manera presencial a lo largo del país.

Federico Bonazzi, Coordinador del SInCA, comentó en diálogo con ANCCOM que la encuesta buscó mantener la mayor cantidad de preguntas iguales a ediciones anteriores, con la finalidad de observar la evolución de los principales indicadores: “de las 179 preguntas de la encuesta de 2022, hay 93 que son directamente equiparables a las de 2017”, afirmó. Por eso, es posible hacer una revisión en estadísticas como el consumo de la televisión, que si bien tuvo una baja en la cantidad de personas que la miran, el porcentaje de consumo sigue siendo uno de los más altos y alcanzó a el 91%, a comparación de 2013, cuando era del 97%. 

El economista especializado en datos y cultura ahondó la metodología en la que se basaron para realizar la encuesta de consumos culturales: “A fin de tener una representación de cada una de las regiones, se establece un nivel mínimo de casos por región. Para que sea estadísticamente significativo y representativo, en cada una de esas regiones se selecciona una serie de ciudades, y entre esa serie de ciudades, una serie casos”. De esta manera, la encuesta fue estratificada y tiene un carácter multietápico y probabilístico, a la vez que contiene márgenes de error propios de esta metodología.

“Una de las novedades en los cambios de hábitos que presuponemos se relaciona con introducir nuevas preguntas de consumo digital o de plataformas a través de todos los módulos”, confirmó Bonazzi. En la misma encuesta es posible ver que si bien el porcentaje disminuyó en 2022, en comparación con el 87% de 2013, un 67% de la argentina consume radio, siendo la FM la más escuchada, y los programas musicales los más populares, seguidos por los informativos y políticos. Se evidenció que el consumo mutó, ya que el 27% escucha radio por Internet y el 47% por una radio tradicional. Este cambio en las plataformas de consumo también atravesó la lectura de noticias, que en 2013 era practicada por un 73% de la población. Años más tarde, en 2017, tuvo una fuerte disminución para llegar a la cifra del 57%. En el 2022, recobró fuerza esta práctica y se vio que el 68% la sigue practicando, principalmente en redes sociales y en diarios digitales.

El coordinador del SInCA comentó una de las mayores novedades de la encuesta, que refirió a ahondar en las prácticas culturales más allá del consumo cultural. “Se incluyeron preguntas sobre la formación cultural y el trabajo cultural –sostuvo–. Para ver las distintas formas de relacionarnos con la cultura, ya no desde un rol solamente pasivo”. A comparación del 2017, donde la cifra sólo alcanzaba un 26%, se verificó que en 2022 un 36% de la población concurre o participa de algún  tipo de actividad en espacios y organizaciones comunitarias, siendo la mayoría clubes, sociedades de fomento y espacios, centros o grupos religiosos, con un 11% de concurrencia cada una.

 

Bonazzi admitió que principalmente se guían por las preguntas del censo y la encuesta permanente de hogares (EPH), ambos coordinados por el INDEC. Esto es para “ganar también marcos de comparabilidad”, según sus propias palabras. Así, comentó a ANCCOM que si bien los resultados preliminares son exhaustivos, el informe final indagará “sobre los gastos o los motivos de por qué no se realizan ciertos consumos. Eso es interesante al momento de pensar políticas públicas y políticas de públicos”. Con una mirada prospectiva advirtió que “estudiando qué podemos decir de los análisis regionales y analizando las conformaciones del hogar. Por ejemplo, estamos revisando cuánto inciden las variables de cuidado de menores o adultos mayores en los niveles de consumo”.

 

El informe preliminar de la encuesta de consumos culturales demostró que las redes sociales cuentan con una gran participación comunitaria, ya que el 92% de la argentina utiliza Whatsapp. En cuanto a las plataformas emergentes, se mostró que el 34% utiliza Tik Tok y el 9% utiliza Twitch, una plataforma que habilita la transmisión en vivo. En este caso, el  44% de la población visualiza transmisiones en vivo en las redes sociales. 

Las plataformas de streaming verificaron un gran aumento en su uso. A comparación de 2017, cuando solo el 41% las consumía, en 2022 el 65% de las personas admitió mirar películas, series u otros materiales audiovisuales en estas plataformas, siendo Netflix la más popular, seguida por Disney Plus y HBO +.

“A partir de la encuesta anterior se indaga en la simultaneidad, en los consumos culturales, como puede ser escuchar música y leer un libro o escuchar la radio y jugar videojuegos”, sostuvo Bonazzi. La lectura de libros aumentó con respecto al año 2017 y alcanzó a un 51% de la población. Se verificó que la lectura, tanto habitual como ocasional, se da principalmente en el formato papel. El coordinador del SInCA afirmó que entienden que “ahora la posibilidad de consumir cultura está mucho más deslocalizada y se puede conseguir a través de distintos dispositivos”.

En cuanto a actividades culturales tradicionales, se observó una mayor popularidad del cine: el 36% de la población concurre para ver, principalmente, películas de acción, aventura y suspenso. Los recitales de música ganaron relevancia en comparación con 2017: un 29% asistió a ellos. Luego le siguen la visita a los museos con un 20% y, por último, el teatro, con solo un 15% de asistencia.

Las industrias culturales muestran así un fuerte cambio debido al consumo de la población. Las tendencias mutan hacia consumos simultáneos, on demand y más selectivos: según lo prometido por Bonazzi, los resultados finales de la encuesta arrojarán mayor cantidad de datos sobre los gastos y por qué las personas eligen no consumir o practicar ciertas actividades.

«Una compra más racional y menos impulsiva»

«Una compra más racional y menos impulsiva»

Este lunes termina la Feria del Libro, que presentó una caída de ventas en relación al año pasado pero no tan pronunciada como lao que esperaba la industria editorial.

“¡Te compraste tres libros y todavía no llegamos ni al Pabellón Verde!”, le dice una mujer a su hija, calmándola con una mano en el hombro. El recorrido de la Feria, si se entra por Plaza Italia, empieza en el Pabellón Ocre y sigue por un túnel de carpa hasta los pabellones Azul, Verde y Amarillo. En el sector Informes se pueden obtener mapas, que los visitantes abren, consultan y comparten con curiosidad.

En el primer pabellón se encuentran los stands de las provincias con títulos de autores locales. En el Azul están las editoriales y librerías de cooperativas con ofertas que van del clásico 2×3 hasta títulos por 600, 1.200 y 1.500 pesos. Por último, en los pabellones Verde y Amarillo aparecen los grandes grupos editoriales y librerías, como Cúspide, El Ateneo, Grupo Planeta y Penguin Random House, con nueve diferentes promociones bancarias para sus clientes. El precio de colocar un stand en la Feria depende del pabellón: el Verde es el más caro de todos y el de mayor cantidad de metros cuadrados. La Feria cuenta con 1.500 espacios disponibles, y este año, al igual que el anterior, fueron todos ocupados.

Nicolás, expositor de Grupo Planeta, afirma que este año la cantidad de visitantes disminuyó respecto del año pasado, pero no tanto. “La Feria de 2022 se hizo después de dos años de pandemia, por eso tuvimos más gente”. De todas maneras, “en la segunda semana de esta edición observamos un incremento del volumen de personas, cosa que no estaba prevista”. En cuanto a la decisión de compra, “hoy las personas vienen sabiendo lo que quieren llevar, algunos hasta traen una lista hecha a mano, o en las notas del celular, con los títulos de los libros o los autores”. Belén, su compañera, plantea: “Lo que vemos hoy es una compra más racional que impulsiva; la crisis económica afectó el comportamiento del consumidor en general, y el de los lectores en particular”.

Desde el Grupo Planeta, que concentra a editoriales como Seix Barral, Booket y Tusquets, señalan que el top tres de títulos más vendidos este año son Blanca, la niña que quería volar de Benjamín Vicuña, La Gioconda y Leonardo de Daniel López Rosatti, y El nudo de Carlos Pagni. En cuarto y quinto lugar se encuentran la obra completa de Enrique Pichon-Rivière, Del psicoanálisis a la psicología social, y Hábitos atómicos del empresario estadounidense James Clear.

En Riverside Agency, ubicada en el pabellón verde, los expositores sostienen que entre los títulos más solicitados se encuentran Nuestra parte de noche de Mariana Enríquez (que ya va por su 29º edición), Fortuna, de Hernán Díaz, ganador del premio Pulitzer de este año, y Literatura infantil de Alejandro Zambra, todos ellos editados por Anagrama.

En el stand de la librería Cúspide, a diferencia de otras, hay que hacer fila para entrar. Para sus expositores, el gran protagonista de esta edición es el público joven. “Los ejemplares de la saga de Alice Keller salen como pan caliente. También los escritos de Wattpad”, afirman. En Kel Ediciones, la distribuidora de libros en inglés, la fila de personas para abonar rodea todo el stand.

Carlos Díaz, editor y director de Siglo XXI, dedicada a las Ciencias Sociales y Humanidades, reflexiona: “Arrancamos bastante mejor de lo que esperábamos para esta coyuntura económica tan complicada (las Jornadas Profesionales previas coincidieron con la corrida del dólar). La Feria de 2022 fue inesperadamente buena, así que nos estamos comparando con un año extraordinario. Hoy estamos un poco abajo en ejemplares, pero lo consideramos un buen resultado en este contexto, y miramos con optimismo los días que quedan”.

“Soy de Lanús y vine a pasar la tarde con amigas. Terminé gastando más de lo que tenía pensado”, confiesa Cecilia, entre risas. En su bolsita lleva tres ejemplares de Milan Kundera. Según los números publicados por la Fundación El Libro, hasta el cierre de esta nota la Feria registra más de 1.180.000 visitantes. En la edición de 2022, el número cerró en 1.324.500 personas.

Sin embargo, los visitantes no son los únicos compradores de libros. Según informan desde Grupo Planeta, la Comisión Nacional de Bibliotecas Populares (Conabip) –fundada por Domingo F. Sarmiento en 1870, hoy integrada por más de 1.500 bibliotecas de todo el país– compró con un 50 por ciento de descuento miles de ejemplares. Esto es gracias al programa Libro%, lanzado por el Ministerio de Cultura de la Nación, que implica un acuerdo comercial del 50 por ciento off entre editoriales, bibliotecas populares y libreros durante las Jornadas Profesionales de la feria, que se realizan en los tres días previos a la apertura al público general.