El aborto nunca estuvo en cuarentena

El aborto nunca estuvo en cuarentena

«Muchas están encerradas en sus casas con personas que no saben que van a abortar», dice Ferrario.

El envío al Congreso de un proyecto de interrupción voluntaria del embarazo parecía inminente a principios de marzo, pero poco después el aislamiento social preventivo y obligatorio lo dejó en pausa. Ahora, en plena pandemia y a dos años del rechazo del Senado al proyecto de legalización del aborto, es una incógnita cuándo finalmente volverá a tener tratamiento legislativo. Mientras tanto, en estos meses de cuarentena las mujeres siguen abortando, pero lejos de que sea en un marco enteramente legal, seguro y gratuito, las restricciones a la circulación y la enorme demanda del sistema de salud, producto del coronavirus, han puesto más barreras en el camino.

“Con la pandemia se agudizaron mucho los obstáculos de siempre”, cuenta Julieta Ireizo, integrante de la Regional Oeste de Buenos Aires de la Red de Profesionales de la Salud por el Derecho a Decidir. Y enumera un combo que incluye la derivación hacia otras funciones de equipos de profesionales que acompañaban ILE (interrupción legal del embarazo), el endurecimiento de muchos servicios de salud y la profundización de situaciones de violencia obstétrica en los hospitales, sumado a los pedidos de explicaciones policiales, e incluso un aumento de embarazos no deseados, sobre todo en situaciones de violencia de género -que se han agudizado- y por falta de acceso a métodos anticonceptivos. “Hay más barreras, atendemos chicas con mucho miedo de salir de su casa y es muy difícil”, comenta esta médica generalista de Moreno.

Desde Socorristas en Red coinciden en que las dificultades han ido en aumento a lo largo de la cuarentena. “El aislamiento se nota muchísimo en los niveles de ansiedad y de emergencia que muestran las mujeres, personas trans y no binaries que se comunican con nosotras”, señala Eugenia Ferrario, integrante de Socorro Rosa Necochea-Quequén en Socorristas en Red. “Todo se puso más intenso. Antes en el segundo momento del dispositivo de acompañamiento socorrista nos encontrábamos cara a cara y ahora es todo virtual, por videollamada. Muchas están encerradas en sus casas con personas que no saben que van a abortar, me pasó de estar en videollamada con una chica que solo podía responder por sí o por no”, cuenta. Y agrega que le tocó acompañar tres casos de “mujeres que han abortado de noche, con el varón durmiendo al lado, y nos escribíamos por whatsapp, no mucho porque no podían hacer mucha luz con el teléfono”.

Sólo durante los primeros dos meses de cuarentena, Socorristas acompañó más de 3.000 abortos en todo el país, afirmó Ferrario; mientras que durante todo el 2019 fueron 12.575 acompañamientos. “En provincias donde ya era un desafío acceder a una ILE, ahora se puso más complejo – agrega la docente de Necochea-. Todos los procesos de crisis recrudecen las condiciones de inseguridad en las cuales se realizan los abortos en la Argentina, y más complicaciones hay por la práctica de abortos inseguros”.

“Hay mujeres que han abortado de noche, con el varón durmiendo al lado», cuentan desde Socorristas en Red.

Desde la Campaña Nacional por el Derecho al Aborto Legal Seguro y Gratuito difundieron que “en estos primeros meses de 2020 murieron mujeres por aborto, otras entraron en las cárceles y muchas se han visto obligadas a llevar adelante embarazos productos de violaciones”. Entre ellas, tres mujeres fueron presas por abortar en Santiago del Estero y una joven de 22 años falleció tras realizarse un aborto inseguro en Formosa, ambas provincias siguen sin adherir al protocolo nacional de ILE. Recién en las últimas semanas la Ciudad de Buenos Aires aprobó su adhesión en la Legislatura. Sin embargo, fue reglamentada con restricciones por parte del Ejecutivo porteño, según denunció la Campaña: la obligatoriedad de consultas interdisciplinarias para acceder a la ILE, la imposición de un límite de edad gestacional para la realización de la práctica, la habilitación de objeción de conciencia institucional; cosas contrarias a lo establecido por el protocolo nacional.

Desde Nación, en tanto, en el marco de la pandemia se había declarado ya a la ILE y a la provisión de métodos anticonceptivos como servicios esenciales. Un factor clave para el acceso a una ILE es la disponibilidad de misoprostol cuyo precio, sin embargo, no ha hecho sino aumentar de manera sideral: según difundió el Observatorio Nacional de Acceso al Misoprostol entre 2015 y 2019 el medicamento subió un 1.280%. En ese sentido, Ireizo señala que “con el cambio de gestión se asumió el compromiso de garantizar las prácticas, hubo una compra muy grande a nivel nacional y también provincial de misoprostol, mucho mayor a años anteriores, pero sigue quedando corta y habiendo faltantes. Estamos esperando que en agosto entre una nueva compra”.

Desde el gobierno bonaerense, en tanto, la jefa de Gabinete de la Subsecretaría de Políticas de Género y Diversidad Sexual, Sabrina Cartabia, dice que “la Provincia de Buenos Aires trabaja en la provisión de medicamentos – teniendo en cuenta que el misoprostol es esencial según la OMS-; en la capacitación de los servicios para que den respuesta a la demanda de las mujeres; y en que las mujeres y cuerpos gestantes conozcan que tienen derecho a acceder a un aborto, por las causales permitidas en la Argentina desde 1921, según el artículo 86 del Código Penal: cuando la salud de la persona gestante se ponga en riesgo o cuando el embarazo provenga de violencia sexual”. Asimismo, destacó que a partir de la pandemia, “desde el Ministerio de Salud se trabajó en las resoluciones que explican cómo se debe trabajar en el contexto de ASPO y pandemia para el acceso a la ILE y otros derechos sexuales”. También se hizo mucho énfasis desde el Estado nacional en la línea telefónica de salud sexual, cuya demanda se ha incrementado notablemente en los últimos meses.

“La mayoría de los abortos se pueden resolver en casa de forma segura, por lo tanto las pastillas de misoprostol, de las que la Provincia hizo una compra muy grande en marzo, permiten la interrupción del embarazo aún con las limitaciones que impone la pandemia”, destaca Cartabia. “Otra cosa muy importante es que en junio salió por primera vez un folleto oficial del Estado argentino, de la Dirección de Salud Sexual y Reproductiva de Nación, explicando cómo se debe realizar un aborto con pastillas, en casa. Es un método seguro, barato y accesible”, añade la abogada feminista. Y apunta que hoy “la mejor manera de tener un contacto directo y exitoso con el Estado es a través del 0800 de salud sexual”.

«En la cuarentena, muchas fueron obligadas a continuar embarazos productos de violaciones”, dice la Campaña.

Que sea ley

El 8 de agosto se cumplieron dos años del rechazo del Senado al proyecto de interrupción voluntaria del embarazo (IVE), y con la fecha se hizo sentir la consigna de “aborto Legal 2020”. Si bien distintos funcionarios del gobierno nacional –incluido el presidente Alberto Fernández-han repetido en los últimos meses que ya hay un proyecto listo, la pandemia parece posponer cada vez más la presentación formal del proyecto.

“Con pandemia o sin pandemia, la ley para que el aborto sea legal es una deuda enorme de la democracia. A dos años del horror del Senado, cuando votó en contra de nuestros derechos, a todas las que militamos esta causa la posibilidad del tratamiento de la ley este año nos generó mucha ilusión”, expresa Ferrario, y destaca que “con o sin cuarentena, desde Socorristas sostenemos que el aborto tiene que ser legal ya”.

En tanto, Ireizo, de la Red de Profesionales de la Salud, señala que “la ley de IVE tarde o temprano va a salir, hay interés del actual gobierno en que salga, pero no es el proyecto que hemos presentado nosotras desde la Campaña Nacional por el Aborto Legal Seguro y Gratuito. Una vez que salga, habrá que seguir disputando su implementación, para que no sean los médicos y médicas quienes toman la decisión final, sino que sean las personas quienes puedan ejercer el derecho a decidir por la autonomía de sus cuerpos”.

En plena crisis sanitaria es difícil saber cuándo la marea verde podrá volver a inundar las calles en reclamo de que el aborto sea legal, seguro y gratuito en la Argentina. Mientras, con el sostén que siempre han sido las redes feministas y con un Estado que por primera vez no mira para otro lado, las mujeres siguen abortando, pero con las complicaciones adicionales que el contexto impone para su práctica.

Recurseros

Se puede llamar, pedir información y despejar dudas en la línea gratuita de Salud Sexual de Nación: 0800-222-3444. Por otro lado, también existe un recursero para contactarse con la Red de Profesionales de la Salud por el Derecho a Decidir  y otro de la organización Socorristas en Red

Sin fruta y sin trabajo

Sin fruta y sin trabajo

El Puerto de Frutos fue inaugurado originalmente como Mercado de Frutos del Puerto de Tigre, a la vera del Río Luján, por iniciativa de vecinos y productores del Delta en 1938. Abastecía de frutas y hortalizas a una buena parte del gran Buenos Aires y sus alrededores. En 1983 la Municipalidad habilitó los locales de la Feria Artesanal, añadiendo un paseo comercial a cielo abierto que en épocas normales recibe más de cien mil personas por día. En marzo, el Puerto cerró sus puertas con el fin de respetar las medidas sanitarias indicadas por el gobierno nacional. El aislamiento social, preventivo y obligatorio generó que un gran número de trabajadores tuviera que buscar una forma de subsistir y reactivar sus actividades comerciales de manera alternativa. Ahora, algunos se plantean la posibilidad de dejar el predio debido a las deudas acumuladas hasta el momento.

“Hace 26 años que tengo el local en el puerto y en este momento, estoy sin empleados. Ya veníamos con una decadencia bastante importante de los últimos tres años, ya estaba trabajando sola”, cuenta Marta Castro, de Artesanías MB. En su local se pueden encontrar productos de fibras naturales y cestería, pero mayormente realiza trabajos de modelado en fibrofácil: “Yo hago cajas y productos de decoración. Y en éste momento la estoy pasando muy mal porque no puedo vender prácticamente nada por vía telefónica o por Internet. Encima, son productos frágiles, muy propensos a romperse en los traslados”, agrega.

Con respecto a la reactivación del turismo, Castro, como muchos comerciantes, no ve un futuro auspicioso: “Va a ser un tema bastante largo. No lo veo con una solución inmediata, más allá de que todos queremos que así sea. Pero el distanciamiento social ahí va a ser difícil de mantener, los lugares de afluencia son muchos y no creo que puedan controlar a la gente”, comenta.

Algunos artesanos se plantean abandonar el predio debido a las deudas acumuladas durante el ASPO.

La producción en el Puerto es diversa. En muchos casos, depende de personas de diferentes lugares del país que brindan un valor agregado a los productos que se comercializan, generando una compleja cadena productiva que durante la pandemia se ha visto altamente afectada. Trabajadores de un puesto de artesanías wichi, ubicado en el corazón del Puerto de Frutos, contaron que “recibir mercadería se ha vuelto un desafío. Trabajamos con productos del noroeste argentino (NOA). Casi todos nuestros artesanos cerraron, interrumpieron su producción. Logramos apenas un poco de mercadería con artesanos de Formosa y con algunos de Tucumán, pero traer algo de Jujuy y de Salta es imposible”.

Otros emprendimientos dependen mayormente de la producción de cooperativas locales y trabajadores de la zona. Es el caso de Mario De Gois, de Artesanías Delta, que junto a su familia se dedica al comercio de objetos de mimbre, junco, madreselva y pino, entre otros materiales: “La atención al público es familiar, no tengo empleados, y la producción depende de artesanos que trabajan al día, algunos de la zona de Tigre y otros en localidades cercanas. Hoy subsistimos con pocas ventas, habitualmente de clientes que también trabajan de lo mismo y que tienen un mini emprendimiento. Son pocos los pedidos que surgen, debido a que la gente no puede venir a buscarlos, así que los enviamos por encomiendas. La idea es cuidarnos todos, el cliente y nosotros. A nivel económico es muy duro, pero se puede llevar adelante con paciencia. Estaremos con el mango justo, pero sin que el virus nos lleve a otro estado”, relata.

Hoy el predio se encuentra cerrado y sólo se permite a los comerciantes asistir a sus locales para retirar productos. Siempre tomando las medidas necesarias, como el distanciamiento social, la sanitización y el control de temperatura. Muchos pequeños comerciantes coinciden en que hubo una baja importante en el alquiler de los locales.

«Macetas del puerto», el emprendimiento de Mónica Lusquiñox y Camila Otero. Ahora venden online. 

Mónica Lusquiños y Camila Otero son madre e hija, pintan macetas de manera artesanal desde hace 11 años. Juntas formaron Macetas del Puerto, un emprendimiento familiar que comenzó como en la feria artesanal a través del impulso de la Secretaria de Empleo del Municipio. Actualmente cuenta con dos locales dentro del predio: “La verdad es que con todo esto se está haciendo muy complicado. A partir de este emprendimiento yo puedo solventar, por ejemplo, mis estudios universitarios, mis ingresos son netamente de esto”, dice Otero, estudiante de Veterinaria en la UBA.

“Obviamente que pagar alquileres es imposible, ni hablar de los impuestos. Hay un montón de compañeros que ya se dieron de baja, que ya sacaron toda su mercadería del local, que ya nos dijeron que no iban a volver a abrir. Nos siguen facturando la luz, cuando la última vez que abrimos fue el 15 de marzo”, agrega Otero en relación a la situación genera de los comerciantes.

Mientras tanto, muchos comerciantes intentaron reinventarse con la intención de obtener algún ingreso. Trabajadores de El Productor, un local que vende flores secas frente a la entrada principal del puerto, contaron que “el 70% de las ventas está dedicado a clientes nuevos que se han conectado a través de la página web, gracias a las ventas por internet se puede ir sobrellevando el mal momento”. También Marcelo, de Casa Stella Maris, un comerciante del mismo rubro y que lleva en la zona más de 40 años con su local, dice que están viviendo “un momento durísimo. Veníamos de años flojos, ahora mucha red social, venta mayorista y minorista, nos estamos adaptando para sobrellevar el momento y no cerrar. Pero el adaptarse a mi edad cuesta un poco”, completó.

Todos coinciden en que las ventas online son una alternativa en este momento: “Cuando habilitaron lo que es venta por delivery empezamos a hacer algunas ventas por Facebook, por Instagram, publicamos en Market Place. Y bueno, eso nos ayudó a tener algún pequeño ingreso como para seguir bancándonos en casa: la comida y pagar impuestos de nuestro hogar. Hacer delivery es arriesgarse. Entonces estamos medio desganados” cierra Otero.

Una feria virtual, pero bien real

Una feria virtual, pero bien real

La 9ª Feria de Editores (FED) será virtual. El evento reunirá a más de 160 editoriales de Argentina y América Latina y se llevará a cabo los días 7, 8 y 9 de agosto de 18 a 20 horas a través del sitio web de la FED. En esta versión, adaptada a tiempos de pandemia, los lectores podrán hacer un recorrido  virtual por cada sello editorial y ponerse en contacto con los editores. La novedad este año: librerías y distribuidoras se suman para completar el circuito del libro. Además, quince charlas con autores y referentes de la actualidad cultural serán transmitidas en vivo a través del canal de YouTube de la FED.

Algunas de las editoriales que estarán presentes en la FED virtual son Ediciones Godot, Mardulce, Alto Pogo, Limonero, Gourmet musical, Galeria Editorial, Caja Negra, Editorial Leteo, Pequeño editor, entre otras. Además, las autoras francesas Mathilde Ramadier y Anaïs Depommier contarán los procesos creativos para una biografía ilustrada; la cineasta y guionista brasileña Anna Muylaert tratará el panorama político y cultural brasileño. Luis Chitarroni, Martín Kohan, Karina Galperin y Santiago Kalinowski, también serán parte de los debates.

La FED es un encuentro que invita a los lectores a descubrir nuevos sellos y conversar con los responsables de sus editoriales preferidas. Desde su primera edición, en 2013, fue creciendo año a año hasta consolidarse como un evento cultural que marca el pulso del mercado editorial en la región. Víctor Malumián es editor en Ediciones Godot, un sello que publica textos de no-ficción, cuentos y novelas gráficas, entre otros géneros. Junto a Hernán López Winne dirige y organiza la FED en Buenos Aires.

“Los cambios fueron necesarios, más que obligatorios –señala Malumián-. En esta edición hay cierta federalización del contenido. Pensar en torno a cómo hacer más accesibles los contenidos me parece interesante. Otra cosa que creo interesante del contexto es que motivó a un montón de editoriales a digitalizar sus catálogos. Hay un montón de nuevos tipos de accesos que se dan cuando digitalizás los contenidos”.

Esto reabre el debate sobre la coexistencia de soportes en el mundo del libro. Malumián afirma que “evidentemente hay algo de la experiencia que se pierde” pero “la historia de la edición nos muestra que los formatos han convivido durante muchos años y nunca un desplazamiento fue radical ni abrupto”. Y asegura que el futuro del mercado editorial estará marcado por “una tríada entre experiencia de lectura, mercado, es decir la capacidad de acceder o no a ese contenido, y el contexto de lectura”.

En torno a la decisión de incorporar a las librerías a la Feria, Malumián argumenta que “tiene que ver con entender el mundo del libro como un ecosistema” en el que confluyen actores interdependientes: “En un momento donde la estamos pasando mal todos, creo que tenemos que tener un tipo de gesto para con las partes que nos rodean  y que hacen posible que el libro exista, circule y sea leído. Este año ampliar ese trabajo tuvo que ver con la idea de que cada editorial elija una librería y que ella sea la que ejecute la venta”, agrega.

Otra de las editoriales que participaran de la FED es Limonero, un sello fundado en 2014 por Luciana Kirschenbaum y Manuel Rud, especializado en publicación y difusión de libros ilustrados para pequeños y grandes lectores. En 2019 Limonero recibió el premio a la Mejor Editorial de América Latina, otorgado por la Bologna Children’s Book Fair. Dado el valor estético que llevan las publicaciones de esa casa editora, Kirschenbaum cuenta que algunas modificaciones en la cadena de comercialización durante la pandemia “impactaron fuertemente”, pero también logró extraer “algo positivo”: “Hubo bastante venta en nuestra tienda online. Quizás, con los niños en casa, había algo más de tiempo para compartir lecturas, buscar nuevos libros, y, por ponerle una pincelada optimista al asunto, nos ayudó”.

De cara a la FED virtual, Kirschenbaum sostiene que “todos están haciendo su mejor esfuerzo para mantener el vínculo con los lectores. Las ferias son fundamentales. A la FED vamos especialmente los editores y ahí tenemos un pulso directo de los intereses de los lectores, las repercusiones de las novedades. Ahora estamos imprimiendo y confiamos en que vamos para adelante. Ojalá el año que viene podamos tener el cara a cara con los lectores”.

Galería Editorial es otro de los sellos que participarán. Desde 2011 Matías Duarte y Ioni Scheines ubican su línea editorial en una zona limítrofe entre la historieta, el humor gráfico y la ilustración. Algunos de sus títulos más conocidos son “¿Dónde está Perón?”, “Google Poético” y “Enciclopedia Mundial del Coso”, su último lanzamiento.

Duarte y Scheines aseguran que no registran modificaciones en sus formas de editar: “No vivimos con melancolía este momento. Tampoco es que nos afectó en cambios de edición. Hacemos tiradas que no superan los 1.500 libros. O sea tampoco planeamos hacer un bestseller. No vivimos buscando eso, no es nuestro objetivo”.

En cuanto a la virtualidad de la FED afirmaron estar un poco más preocupados: “Nuestros libros, todos, son distintos entre sí. Cada vez que queremos hacer un libro nuevo pensamos un formato y adaptamos todo el libro a la idea. Por ende, terminan siendo todos objetos distintos. Y para nosotros es clave que la gente interactúe con ellos porque ahí es donde el libro garpa. Si vos encontras en una librería cualquiera de nuestros libros te llaman la atención. Y ahí marcamos la diferencia. Por eso lo virtual nos juega un poco en contra”, comentan.

Sobre la actualidad del libro y las implicancias que la pandemia tuvo en el sector, el traductor, escritor y editor de Editorial Leteo, Christian Kupchik, arroja una reflexión acertada: “Es inevitable tener que asumir la digitalización como una herramienta más de llegada a los lectores. Nosotros al menos defendemos muchísimo el libro en papel. Creo que es un formato, un soporte, que se va a mantener  vigente, que llama a cierto fetichismo en muchísimos lectores. La prueba está en que comparados con otros soportes electrónicos, por ejemplo la música o el cine, el libro en papel aún resiste. Y creo que forma parte de un arte, de una manera de leer, de un tiempo que no va a poder ser erradicado tan fácilmente”.

 

La educación virtual es otra cosa

La educación virtual es otra cosa

“Esto no es una educación destinada a menores”, aclara Cecilia Sagol, subsecretaria de Gestión Académica Bimodal de la Universidad Nacional de Avellaneda, para explicar lo que está ocurriendo en las instituciones educativas del país desde la llegada de la pandemia. El objetivo es mantener el vínculo con los estudiantes y, sobre todo, evitar que se desanimen. Muchos establecimientos no cuentan con espacios tecnológicos ni con contenidos diseñados para ser ofrecidos de manera virtual. Tampoco con profesores formados para esta modalidad. La enseñanza y el aprendizaje en línea han sido estudiados por décadas, pero hoy, en el actual contexto, ese saber se ha metamorfoseado en una enseñanza remota de emergencia.

En esta situación, ¿cómo se garantiza un derecho elemental como la educación, en todos los niveles? ¿Y el vínculo docente/alumno? ¿Cómo se evalúa?

Sagol, quien también fue coordinadora de Contenidos del portal Educ.ar del Ministerio de Educacion (2004-2017), afirma: “En la educación a distancia hay toda una línea que trabaja cómo vincular al docente con el alumno porque es básico. Si no le mandás un saludo periódicamente o no generás un contacto es imposible. Por eso las plataformas tienen estos espacios de comunicación, el chat para mensajes directos, los foros para temas en grupo. En la educación a distancia esto está muy trabajado, pero esa situación es diferente a la que estamos viviendo”.

Según la especialista, lo que se está construyendo, en realidad, es una educación remota de emergencia, que es una situación diferente: “Primero hay menores, esto no es una educación destinada a menores. Luego, los profesores no estaban preparados ni formados acerca de este ambiente. Además, hay una necesidad de continuidad pedagógica, que es una misión política para los docentes. Esta es una necesidad social de mejorar la calidad del aislamiento y de permitir que los alumnos tengan derecho a la educación”, sostiene.

Vivimos en un mundo que usa las tecnologías de manera constante y es un derecho el acceso a esas tecnologías tanto en las escuelas como en los hogares. En general, en la primaria y en la secundaria se utilizaban dispositivos de forma complementaria con algunas prácticas de enseñanza que buscaban generar y trabajar capacidades y contenidos digitales, pero esto se hacía fragmentariamente y no en todos los colegios. Para Sagol, “hoy las políticas públicas deben tener en cuenta la conectividad y la tecnología en el hogar como posibilidad de acceder a la educación. A su vez, los docentes deben estar formados medianamente en estas capacidades para aprender y mejorar».

“Las políticas públicas deben tener en cuenta la conectividad y tecnología del hogar para acceder a la educación», dice Sagol.

Una de las primeras experiencias de Sagol con la educación de este tipo fue en 2004, cuando manejaba el portal de contenidos en Educ.ar: “Me contacté con la docente que encabezaba Educ.ar y me contó cómo se había desarrollado la idea: se trataba de unos alumnos que se mudaban a otra provincia y que aún no habían podido conseguir escuela. Entonces, con los directores se decidió mantener el vínculo y el contacto con ellos, asegurando la continuidad pedagógica. Ese ejercicio que se hizo precariamente, hoy lo hicimos a una escala global”.

El paso a la educación remota de emergencia requiere que los docentes se formen y tomen más control sobre el diseño del curso, su desarrollo y proceso de implementación. Son ellos mismos quienes, en muchos casos, desarrollan habilidades para crear entornos digitales de aprendizaje. “En esta situación se hizo lo que se pudo, se usó mucho la comunicación sincrónica, se trasladaron las clases presenciales a las virtuales –detalla Sagol–, pero también contamos con otras estrategias como por ejemplo grabar las clases. Lo importante es aprender alguna de estas cosas; con el tiempo pasaremos quizás a instancias mixtas o iremos volviendo a los espacios de a poco”.

La educación que normalmente era de forma presencial o semipresencial, exige soluciones inmediatas totalmente remotas. Según los autores del artículo “La diferencia entre  educación remota de emergencia y la educación virtual”, publicado en el sitio especializado Educause, el objetivo principal en estas circunstancias no es recrear un ecosistema educativo robusto, sino más bien proporcionar acceso temporal a la enseñanza y a los apoyos instructivos de una manera rápida y fácil de configurar. Uno de los problemas que preocupa a los docentes en estas circunstancias es cómo evaluar y constatar el proceso de aprendizaje adquirido por los estudiantes.

Para Sagol, hay que cambiar los modos de evaluación y de constitución de los exámenes. La modalidad tradicional se centra en la evaluación final como espacio de “certificación” y no de construcción del conocimiento: “Si uno plantea un trabajo diferente, en el que se piensa a la evaluación desde el hacer y la construcción de tareas significativas, el proceso es otro. También depende de las circunstancias y la cantidad de estudiantes, horas y contenido, pero lo deseable sería implementar una evaluación entendida como proceso”.

Algunas universidades decidieron tomar exámenes finales a través de plataformas digitales como Meet, Jitsi o Zoom, como ocurrió en las facultades de Derecho y de Ciencias Veterinarias de la UBA. En otras, están organizando protocolos específicos, como la Facultad de Psicología de la UBA, con una Evaluación Virtual Integral (EVI) para quienes hayan cursado materias promocionables, con la condición “aprobado” durante la cursada virtual.

Pero la alternativa que generó más críticas fue la que ofreció la Universidad de Córdoba con la compra de un software extranjero para la toma de exámenes virtuales. El programa toma control sobre el estudiante y lo graba en video durante el examen. Además, el alumno solo puede contestar la prueba y el resto de las opciones informáticas se bloquean hasta que entregue el parcial.

El software de la Universidad de Córdoba bloquea el acceso al resto del dispositivo mientras el estudiante rinde el parcial.

Si bien la dificultad de la educación a distancia es la comprobación de identidad, algo que tiene que ver con aspectos institucionales y burocráticos, Sagol opina que a nivel pedagógico no usaría este programa: “Si vas a tomar una evaluación donde querés ver simplemente si el alumno comprende un texto o si se acuerda de determinadas cosas, este software te sirve. Ahora, si vas a plantear una evaluación de elaboración, que incluso puede ser en grupo o con los apuntes, es otra cosa. El ‘conocer’ un texto es un objetivo muy pobre, sobre todo en el ámbito universitario. Yo quiero saber qué puede pensar el alumno a partir de un concepto y qué articulaciones puede hacer. Además, es una invasión al espacio del estudiante que ya bastante invadido está por la situación”.

Sagol aconseja, para este contexto, propuestas de elaboración y producción que le permitan al estudiante transformar y relacionar los contenidos abordados. Además, recomienda complementarlo con una breve charla por algún medio de comunicación remota que termine de explicar el trabajo, individual o grupalmente. También reafirma la importancia de los espacios de comunicación para ir acompañándolo a lo largo de la cursada, dentro de las posibilidades: “Como docentes tenemos que pensar qué conceptos o ejes queremos que ese alumno aprenda. Tiene que conocer y articular las diversas problemáticas pero también saber que existe un universo de bibliografía de ese tema”.

Ante la consulta de ANCCOM, la Universidad Nacional de Córdoba contestó que preferían no ampliar su postura respecto al tema del software adquirido y para más información remitieron a su sitio web. En un diálogo reciente con América TV, el decano de la Facultad de Ciencias Exactas Físicas y Naturales, Pablo Recabarren, explicó el motivo que llevó a implementar esta herramienta: “Fue pedida por el 10 por ciento de los docentes para asegurar que la persona que haya hecho el examen sea quien dice ser y no haya entrado en contacto con terceros. Asimismo, busca garantizar la continuidad pedagógica, para que no se acumulen las instancias evaluativas cuando regresen las instancias presenciales”. Y agregó: “Acá lo más importante es que a los estudiantes les están tomando examen y avanzan en su carrera. La forma en que es supervisado el examen, no es importante. Lo importante es que este estudiante llegue a fin de año y apruebe cuatro materias en la pandemia”. La Universidad de Córdoba cuenta con 150 mil estudiantes. “Sabemos que estos temas se politizan y se dicen muchas cosas que no son, pero nosotros tenemos que atender la necesidad de los docentes”, concluyó.

Durante la entrevista participó también el secretario de Educación y Tecnología Virtual de la Facultad de Ciencias Exactas (UNC), Jorge Finochietto, quien destacó que el programa cuida la privacidad del estudiante desde el primer momento: “Si les tomáramos por videoconferencia, estaríamos pidiéndoles que muestren su privacidad a todos sus compañeros, en cambio, acá estamos asegurando la privacidad y el entorno en donde el alumno rinde, para que pueda ser visto sólo por el docente”.

Esta situación lleva a reflexionar acerca de la eficacia del “solucionismo tecnológico”, como lo llama el investigador Evgeny Morozov, en términos pedagógicos. ¿Qué tipo de vínculos genera el docente con los alumnos bajo esta modalidad? ¿Qué es lo que se quieren enseñar y de qué manera? Las herramientas digitales y el acompañamiento virtual, en este entorno, son fundamentales para mantener el vínculo docente/alumno, pero abren preguntas profundas que los tiempos no permiten responder acabadamente. Habrá que ver qué ocurre y cómo responde la educación a los nuevos desafíos.

La movida tropical quedó congelada

La movida tropical quedó congelada

“Hay mucha expectativa para la poscuarentena porque tenemos pendientes fechas que fueron canceladas” afirma  Ricardi.

La situación de la pandemia producida por el virus Covid-19 impulsó la cuarentena obligatoria en toda la República Argentina. En este contexto, muchos trabajadores, sobre todo en el AMBA, no han podido trabajar. Uno de los rubros más paralizados fue la cultura y, dentro de ella, el circuito de la movida tropical, cuyos integrantes se ven como los últimos en volver a la actividad.

Las discotecas y boliches, que albergan a miles de trabajadores, debieron cerrar sus persianas en marzo y no ven un horizonte cercano de reactivación teniendo en cuenta que cada noche entran alrededor de mil personas en las discos de menor capacidad.

“La gente nos pregunta cuándo vamos a volver a abrir y nosotros estamos pensando en lo mismo, porque tenemos familias que mantener”, opina Lucas Esteban Peña, encargado de Jesse James, una discoteca en la localidad de Isidro Casanova. Esta disco es una de las más grandes del país, y por su escenario han pasado artistas nacionales como Damas Gratis o internacionales como Bad Bunny. “Hemos tenido un pico de 15 mil personas y eso va a ser difícil de retomar”, se resigna Peña. El boliche, que había cerrado para hacer unas modificaciones, no llegó a reabrir por el aislamiento social, preventivo y obligatorio.

«Sacando 10 tipos que pueden subsistir un año sin trabajar, los demás ya se comieron sus ahorros», advierte Leguizamón.

Los trabajadores de las bailantas no son los únicos afectados. Todo el circuito de la movida tropical requiere para funcionar de músicos, cantantes, managers, y productores. Para ellos, la principal fuente de financiación es el espectáculo en vivo.

Kevin Ricardi, cantante de Sombras Nada Más (Ex- grupo Sombras) comenta que están trabajando en la promoción de su trabajo en redes sociales. Sumada a la producción musical que hace esta banda, también gestionan su trabajo en plataformas como TicketHoy, que ofrecerá este miércoles un show del grupo junto a otro conjunto de la movida, Ezequiel y la Clave.

“Estamos produciendo mucho contenido y tirándolo de a poco en las redes para no agotar lo que tenemos para ofrecer”, afirma el sucesor de Daniel Agostini, que ingresó en el año 2018 a la banda. “Tenemos mucha expectativa para cuando termine la cuarentena porque tenemos pendientes fechas que fueron canceladas” afirma.

“Estamos produciendo mucho contenido y tirándolo de a poco en las redes», dice Ricardi.

Otro de los agudos conocedores de la movida tropical comenta sobre el futuro de este sector: “La gente que va a los boliches es muy fiel. Te llena todas las noches, viernes, sábado, domingo y está siempre esperando para entrar”, señala Héctor Leguizamón, apodado “El Charro”, quien fue gerente general durante muchos años de uno de los míticos boliches de la Zona Oeste, el Monumental de Moreno. “La situación de los artistas es muy delicada. Sacando diez tipos que pueden subsistir un año sin trabajar, los demás a los tres meses ya se comieron todos sus ahorros. Cuando hablo con ellos me dicen que ya son conscientes de que van a ser los últimos en volver”, reconoce.

Leguizamón agrega: “La gente no quiere ver online. Quiere estar en el lugar, hay una especie de ritual en la movida que se mantiene vigente a pesar de los años.

Por último, cabe remarcar el rol de algunos artistas que organizaron movidas solidarias para paliar la demanda de las ollas populares. Con El Charro a la cabeza, artistas como el Pepo (Los Gedes), Chanchin y Fideo (Supermerk2), Mario Luis y Nolberto Alkala, entre otros,  han girado donaciones para que los militantes barriales puedan dar de comer a sus vecinos.

“Fue muy emocionante para mí volver a juntarnos, aunque es muy triste que sea de esta forma”, señala Leguizamón y subraya: “Este es el espíritu de la movida tropical”. La pandemia ha ocasionado la pérdida de muchos empleos y la reconfiguración de nuevas relaciones laborales. Quedará esperar para saber cómo se reconstruye este particular sector de la cultura.