El Cordobazo en blanco y negro

El Cordobazo en blanco y negro

A 54 años del levantamiento contra la dictadura de Onganía, se estrenó el documental «¡Quemenlos!», que recupera las crónicas televisivas de la época.

El 28 de mayo en la sala Argentina del Centro Cultural Nestor Kirchner tuvo lugar el estreno de ¡Quémenlos!, el proyecto más reciente del cineasta Adrian Jaime. El documental narra los hechos acontecidos en Córdoba, en 1969, cuando miles de estudiantes universitarios y trabajadores salieron a las calles para resistir a la dictadura de Juan Carlos Onganía: aquellas protestas quedaron en la historia como “El Cordobazo”. El documental fue realizado con videos originales de los canales de televisión que transmitieron lo ocurrido en las manifestaciones. Gracias a este intenso trabajo de archivo se pudieron ver las imágenes de la primera marcha silenciosa, los homenajes al estudiante y obrero Santiago Pampillón (asesinado por una bala policial), los violentos cruces y represiones que tuvieron lugar en el centro cordobés y en la Universidad de Córdoba. Las únicas voces narradoras que ofrece el documental son las de los propios conductores de televisión de esos años.

Lo que se hizo para el documental fue “un trabajo arqueológico”, según lo define el director, refiriéndose al tratamiento de sonidos e imágenes que se llevó a cabo. “Trabajamos con un volumen de materiales muy grande, de archivistas en Córdoba y en Buenos Aires. No fue una tarea sencilla porque hubo que seleccionar entre cientos de horas”, explica Jaime. Junto con Pablo Pérez Montiel, sonidista que participó en producciones musicales de Fito Paez y Cerati, fue recolectando el material sonoro para la elaboración de un documental histórico que busca transmitir un clima de época. La reconstrucción de voces fue realizada desde cero. Para varias de las imágenes reproducidas se utilizaron sonidos de marchas más recientes, como la del 28 de diciembre en el gobierno de Macri, por ejemplo.

“Yo lo que trato de trabajar son las imágenes visuales y sonoras. Cuando trabajás con una voz en off trabajás como en otro plano dentro de la narración. Yo lo que consideraba es que debía poder escucharse por sí misma la situación sin tener a un ´otro´ que narrara aquellas cosas que acontecieron”, explica Jaime sobre la elección de la estrategia narrativa. “A diferencia de otras veces retiramos la palabra y le dimos mayor autoridad y trabajo a la construcción de escenas e imágenes tanto visuales como sonoras”.

La recopilación de archivos sonoros comenzó en plena pandemia. El documental nació como un proyecto sobre los libros quemados en la última dictadura al que se dedican las primeras imágenes del documental.  Luego de ese inicio se transitan varios momentos clave que marcaron el principio del fin del gobierno de Onganía y que tienen como protagonistas a las juventudes militantes de la época, en su mayoría hombres trabajadores provenientes de las industrias automotrices. La participación de jóvenes adolescentes y mujeres tampoco fue un detalle menor, así como la aparición de figuras políticas relevantes como la de Agustín Tosco, líder sindical que se manifestó en contra del gobierno dictatorial y murió años más tarde en la clandestinidad.

Jaime agradeció el apoyo que recibió del Instituto Nacional del Cine y Artes Audiovisuales para realizar la película. También explicó las dificultades que presenta realizar este tipo de contenido, así como también la necesidad de una cinemateca y políticas públicas que protejan o equilibren la convivencia entre las grandes productoras multinacionales y las producciones nacionales. Actualmente los documentales se realizan con un 8% del presupuesto que tiene una película de ficción. Al trabajar con los porcentajes más bajos del presupuesto, aclaró el director, “siempre es un desafío para nosotros poder compatibilizar los deseos con la calidad”.

El documental podrá verse en el Cineclub Municipal Hugo del Carril de Córdoba, del 27 al 31 de mayo y en el Cine Municipal El Cairo de Rosario los fines de semana a partir del 27 de mayo.   

El Cordobazo también tiene caras de mujeres

El Cordobazo también tiene caras de mujeres

Agustín Tosco con delegadas de Luz y Fuerza. Foto Carlos Ardiles.

Obreros y estudiantes, unidos contra la dictadura militar que comandaba Juan Carlos Onganía. Eso fue el Cordobazo. La historia de esas jornadas recuerda a líderes gremiales como Agustín Tosco, Elpidio Torres y René Salamanca, pero poco se ha dicho sobre el rol que cumplieron las mujeres. ANCCOM rastreó, ubicó y dialogó con algunas de ellas, que rememoraron esos días, su militancia y cómo se abordaba la cuestión de género.

El Sindicato de los Mecánicos y Afines del Trasporte Automotriz (SMATA) y el Sindicato de Luz y Fuerza habían convocado a un paro activo por 36 horas en Córdoba. La huelga desembocó en una movilización masiva y posterior represión durante los días 29 y 30 de mayo de 1969.

Soledad García Quiroga, profesora de Letras y sindicalista docente, quien hasta la actualidad continúa viviendo en Córdoba, recuerda aquellos días, de los que formó parte. “No se luchaba en general por mejores salarios, por paritarias como hoy, se pedía, por supuesto, cuando había situaciones de gremios postergados,  pero mucho más eran las ocho horas, las condiciones de trabajo en los comedores de fábrica que no eran comedores, o sea, las compañeras comían en las máquinas, con suerte, o en un rincón de un salón,  explica. “Lo mismo en las propias situaciones de las escuelas, tampoco teníamos lugares aptos para reunirnos a comer y socializar, a lo sumo podía haber más adelante una cantina privada pero no teníamos condiciones adecuadas para poder intercambiar, interactuar y debatir, que eso es lo necesario en un colectivo de trabajadores”, agrega.

Soledad tiene la certeza absoluta de que las mujeres tenían un papel protagónico. “Había voz, si algo teníamos era voz. Quizás no éramos escuchadas o esas voces eran invisibilizadas, pero tratábamos de tener voz. Yo hablo también de una realidad muy concreta del contexto, que era el sindicato docente en donde he militado toda mi vida, entonces, quizá allí sí la teníamos”, dice, aunque reconoce: “Lo que no teníamos a veces era incidencia en las decisiones. Pero sigue pasando, las mujeres participamos, participamos en lo barrial, lo social, lo político, pero después no tenemos incidencia en el poder de decisión.”

Nene Peña, delegada bancaria, en el Cordobazo.

Las mujeres del Cordobazo fueron partícipes activas, desde los lugares que les tocó vivenciar la revuelta de aquellos días. De diversas maneras, aportaron a la historia desde sus realidades.

Los sucesos de mayo del 69 son contados en fotografías y tapas de diarios de distintas maneras, pero en general se ha omitido la participación de mujeres; muy poco se habla de que ellas también formaron parte de esas jornadas.

Susana Romano Sued, como Soledad, también vive actualmente en Córdoba, y en aquel entonces era estudiante de Letras Modernas y militante universitaria de izquierda. Asegura que en las universidades las revueltas eran constantes y la participación femenina activa. “Iba a las asambleas en el comedor, suspendíamos clases contra los profesores que eran pro dictadura y que se habían atenido a la intervención. Nos rebelábamos. Yo era muy activa y había dos profesoras que también se aliaron pero no teníamos roles destacados ocupando cargos importantes. Por ejemplo, yo escribía muchos panfletos.Teníamos mucho coraje, que se había hecho masivo entre las mujeres”, recuerda Susana.

Respecto de aquellos días de organización y lucha, describe: “Con las compañeras nos dirigimos a los barrios para descentralizar, nos encontramos con montones de camiones llenos de obreros que se dirigían en sentido contrario, en los barrios quedaron las amas de casa. Fue un sentimiento de emancipación frente a las fuerzas represivas. En el barrio Clínicas, donde vivían en pensiones muchos estudiantes, las que defendían las pensiones eran mujeres. Se amplió una protección masiva femenina.”

Susana afirma que “el Cordobazo fue un punto de inflexión en la conciencia de las mujeres.” Por su parte, María Ledesma, hoy catedrática de la Universidad de Buenos Aires e investigadora en Teoría del Diseño, cuenta que si bien durante aquellos años recién comenzaba militancia universitaria, participó junto a otras mujeres a la par de los varones, durante la represión “Nosotras también nos enfrentamos en la represión, ayudamos a armar las barricadas y tirábamos piedras a la par de los compañeros”. señala.

Soledad García Quiroga, sindicalista docente.

Ana Noguera es Doctora en Historia,  profesora de la Universidad Nacional de Córdoba y especialista en el estudio de la militancia política de las mujeres en los años ’70. Aunque ella no participó del Cordobazo, afirma sobre ese hecho histórico: “Si bien hay una participación, porque lo hacen desde su lugar de trabajadoras obreras, o participan también muchas estudiantes que se habían empezado a acercar a distintas agrupaciones que va a tener la universidad, no tiene un carácter masivo. Y eso también tiene que ver  porque los sectores que convocan al Cordobazo son sectores que están compuestos básicamente por varones”.

En los años ’60, se había empezado a gestar un gran crecimiento industrial en Córdoba, aunque las mujeres no lograban insertarse en sectores laborales que se hallaban mayoritariamente representados por la presencia masculina. Noguera sostiene que las mujeres se encontraban condicionadas por estereotipos ligados al género, y que este aspecto influía en los puestos laborales. “En el censo del ’70, por ejemplo, las muestra todavía muy ligadas a las industrias como ‘tradicionalmente femeninas’, o que ellas siempre ocuparon ese lugar, como puede ser la industria textil, la industria del calzado, el sector de alimentación, docentes por supuesto, y crecientemente más vinculadas al comercio, lo que es el sector terciario de la economía, bancos, comercios, seguros. Entonces, sí hay una división sexual del trabajo en la época, lo sigue pasando en la actualidad también”, cuenta.

En Córdoba se dieron varias “puebladas” durante aproximadamente una década, desde 1966 hasta 1976. El Cordobazo del ’69 fue el comienzo de un proceso prolongado que tenía como objetivo derrocar al gobierno dictatorial de Onganía, aunque no  fue su efecto inmediato, ya que su dimisión  se produjo el 7 de junio de 1970;  sin embargo, la protesta fue un antes y un después en la lucha organizada,  un puntapié para la organización popular en la que se unieron diferentes actores sociales.

No es novedoso que la historia no tenga registros acerca de la participación de las mujeres en hechos concretos; lo cierto es que al Cordobazo también lo parieron compañeras, obreras, estudiantes y amas de casa.

Bibiana Fulchieri, fotógrafa, periodista e investigadora cordobesa, es quien se dedicó arduamente a recuperar y registrar las memorias de aquellas voces: las de las mujeres.

A través de la fotografía, recopiló testimonios de protagonistas que formaron parte del Cordobazo. “Llegó el momento de incorporarlas en la memoria, de ponerles nombres y apellido y, de justificar los 50 años o más, que están en la calle, aún hoy. Para lograr su objetivo de reivindicar las memorias de las mujeres, ni más ni menos que hacerlas visibles a ellas y a su compromiso social, y darles el lugar en la historia, que se merecían y se les había negado”.

Fulchieri se interesó en reconstruir este hecho, tomarlo y agregarle perspectiva de género, reunió así 20 testimonios de mujeres protagonistas, hilando fino logró la edición de su libro El Cordobazo de las mujeres, de la Editorial Las nuestras. Allí les dio nombre propio a cada una de ellas. Una anécdota respecto de la investigación fue la clave para enfatizar su trabajo.Mire señora, acá es el Archivo General de la Nación. Y acá, se guardan las memorias del Estado, se ve que al Estado no le interesa guardar algunas memorias”, le contestaron a Bibiana cuando intentaba llegar a datos concretos en esa dependencia. Ella enfatiza sobre la importancia de analizar los registros y asegura que lo que se guarda y se recuerda de hechos históricos es lo que termina definiendo la memoria.

“Cada vez que yo encontraba un lugar donde había mujeres, me fue abriendo un panorama enorme. Fui armando como un rompecabezas en donde cada vez mi búsqueda se fue intensificando más en función de saberlas dónde. Los lugares en donde ellas estaban ubicadas laboralmente: enfermeras, maestras, industrias del calzado, el vidrio, autopartistas, sindicatos de salud, algunas otras profesionales y estudiantes”, relata Fulchieri.

Las mujeres del Cordobazo existieron y desde sus lugares y vivencias cotidianas contribuyeron a la lucha colectiva; lo hicieron a través de la militancia activa, de los  cuidados hogareños, como trabajadoras remuneradas y no remuneradas o como estudiantes. Hicieron y formaron parte de la Historia, con mayúsculas.