¿Lo primero es la salud?

¿Lo primero es la salud?

Se cumplen ocho meses desde la media sanción del proyecto de Ley de Etiquetado en la Cámara de Senadores y puede perder estado parlamentario si no se aprueba este año. Organizaciones sin fines de lucro, sociedades médicas y agrupaciones en defensa de los derechos del consumidor reclaman en redes con el hashtag #EtiquetadoClaroYa para que se establezca como una reglamentación integral sin modificaciones para generar una alimentación saludable y evitar enfermedades crónicas no transmisibles.

Florencia Guma, licenciada en Nutrición y cofundadora de Sanar (Sociedad Argentina de Nutrición y Alimentos Reales) asegura: “Esta ley es integral, porque está el etiquetado, los entornos escolares y la regulación a la publicidad dirigida a chicos. Eso cubre un montón en cuanto a la educación. Creo que todos nos merecemos estar educados sobre el tema y tener información sobre lo que comemos. Es un proyecto muy completo y por eso bregamos para que salga tal cual está porque seríamos pioneros en Latinoamérica y en el mundo. El acceso a la información hace una mejor decisión alimentaria”.

Si bien entre los senadores el proyecto tuvo 64 votos a favor y 3 en contra, en Diputados el debate se interrumpió. Las organizaciones que trabajan juntas desde la formulación de la ley denuncian que esto se debe a el lobby sobre El Poder Ejecutivo y el Legislativo y puertas giratorias entre los ministerios de Agricultura y Comercio. “El poder de lobby o la interferencia de la industria no es un tema menor. Justamente afecta uno de los sectores quizás más poderosos de argentina: la industria alimentaria”, afirma el Ignacio Drake, responsable del Área de Proyectos de Consumidores Argentinos, en la ONG que busca informar, educar y defender a los consumidores. 

María Belén Núñez, miembro de Sanar, señala que la creación de pánico económico y la desestimación de la evidencia científica por la industria de los ultras procesados también retrasa la sanción de la ley. “Tenemos que ver si los tomadores de decisiones no tienen algún conflicto de intereses en el que quieran beneficiar a alguien, en vez de beneficiar a la salud. Por ahí hay gente que salió a decir que las lentejas iban a tener un sello de advertencia, que el tomate iba a tener un sello de advertencia. Todo esto fue también como para desprestigiar un poco la ley y generar confusión en la sociedad”, describe.

Las organizaciones aseguran que el etiquetado es muy difícil de interpretar para el consumidor común. Según la Universidad Siglo 21, a través de su Observatorio de Tendencias Sociales y Empresariales, solo uno de cada cuatro personas lee actualmente las etiquetas de los productos que compra. Pero, de todas maneras, el Código Alimentario Argentino no obliga a los fabricantes a comunicar la cantidad exacta de azúcar en un producto. “Hoy la gente compra, por ejemplo, un yogurt creyendo que es un alimento saludable y con muchos nutrientes. Pero la industria, para venderlo más, le pone muchísima azúcar, muchísima cantidad de aditivos, sabor a frutilla, olor a frutilla, color de frutilla y terminan siendo golosinas. Es un falso saludable”, agrega Núñez.

La Ley de Promoción de la Alimentación Saludable se base en tres ejes, el primero tiene que ver con la implementación de un sistema de advertencia de sellos con forma de octógonos negros con la leyenda “Exceso en…”, indicando que un alimento ultra procesado (formulaciones industriales elaboradas a partir de sustancias derivadas de los alimentos) contiene un exceso de nutrientes críticos, ya sean azúcares, sodio o grasas. Además de la inclusión de una etiqueta con la leyenda: “contiene edulcorantes, no recomendable en niños/as” o “contiene cafeína, evitar en niños/as” a los productos que correspondan.

Esta clasificación de los alimentos se rige por el perfil de nutrientes elaborado por la Organización Panamericana de la Salud. En donde se tienen en cuenta los límites máximos de consumo de determinados nutrientes que puedan tener un impacto o ser perjudiciales en la salud. Según el Ministerio de la Nación y la Fundación InterAmericana del Corazón Argentina, es el perfil de nutrientes que más se adecua a las Guías Alimentarias para la Población Argentina (GAPA).

“Se da a conocer más la ley por el etiquetado y no por todos los ejes que tiene, porque le toca la imagen al envase del producto y afecta a la industria, que va a tener que modificar cuestiones para evitar los sellos”, comenta Florencia Guma sobre los otros dos ejes del proyecto que son los más innovadores y se relacionan particularmente con la alimentación de los niños y niñas. Uno de ellos estipula que a los productos que les corresponda llevar algún tipo de sello octagonal se le prohíbe cualquier tipo de publicidad. Tampoco podrán utilizar claims, personajes animados, premios o regalos para atraer al consumidor. Por otra parte, estos productos, no podrán ser ofrecidos ni comercializados en entornos escolares. Magdalena Merlo, coordinadora del Área de Salud de la Fundación para el Desarrollo de Políticas Sustentables (Fundeps), explica que es allí donde se genera el impacto positivo en la educación nutricional y la salud de los niños. “Históricamente los niños y niñas pasan muchísimas horas en las escuelas donde hay una exposición constante a estos alimentos. Con esta ley, el Estado tendría el deber de priorizar en los programas de asistencia alimentaria la compra de productos que no tuvieran sellos”.

Argentina se ubica en el primer puesto de la región en sobrepeso en menores de 5 años, según el informe sobre la exposición de niños, niñas y adolescentes al marketing digital de alimentos y bebidas en nuestro país realizado por Unicef. Además, asegura que uno de cada dos chicos y chicas compran alimentos poco saludables atraídos por publicidades y que los contextos digitales están completamente desregulados en lo que refiere a la constante exposición de los más pequeños a alimentos y bebidas poco saludables. 

Mientras que la Ley de Promoción de Alimentación Sustentable se mantiene en un limbo, desde Comisión Nacional de Alimentos (CONAL) se presentó un proyecto que supone reemplazar los sellos “Exceso en…” por “Alto en…”, modificando el sistema de perfil de nutrientes de la OPS por umbrales más bajos, excluyendo todas las regulaciones en los entornos escolares y la publicidad. También deja afuera las etiquetas relacionadas con los edulcorantes y la cafeína, María Belén aclara que “son varias diferencias técnicas que son más funcionales a la industria y menos funcionales a la salud. Entonces quedan por afuera bastantes regulaciones y no logra hacer tan efectivo como la evidencia científica de otros países nos está diciendo”.

Lo cierto es que el proyecto original cuenta con el apoyo de numerosas entidades como la OMS, la OPS, Unicef, la Sociedad Argentina de Pediatría, la Fundación InterAmericana del Corazón y la Coalición Nacional para Prevenir la Obesidad Infantil en Niños, Niñas y Adolescentes, por mencionar algunas. Cada vez son más los países Latinoamericanos que aprueban leyes similares, consiguiendo cambios en los hábitos alimenticios. Son el caso de Chile, Perú, Uruguay y más recientemente Colombia.

A pesar de esto y la gran aceptación por parte de la sociedad, que se manifiesta en las redes sociales, todavía no hay fecha para su tratamiento en la Cámara de Diputados. Tanto Sanar, Fundeps y Consumidores Argentinos, como otras organizaciones médicas y en defensa de la soberanía alimentaria promueven la participación a través de la plataforma Activa el Congreso, en la que quien quieran pueden enviar mensajes a los legisladores solicitándoles que voten a favor del proyecto, para garantizar nuestro derecho a una alimentación más saludable. 

La industria que se salva con la crisis

La industria que se salva con la crisis

¿Amor por la píldora o problemas en la salud mental? Según estadísticas del INDEC, los psicofármacos son el tercer grupo de medicamentos con mayor facturación hasta el segundo trimestre de 2018, con un total de 3.386 millones de pesos, detrás de los inmunomoduladores -antibióticos, antiinflamatorios, entre otros- y aquellos especializados en aparato digestivo y el metabolismo. Mientras que a lo largo del último año unidades básicas de consumo como son los lácteos y productos congelados, sufrieron una caída del 7,8 y un 3,3 por ciento respectivamente, según un análisis de la empresa Kantar Worldpanel, estos medicamentos en 2017 aumentaron sus ventas en un millón de dosis.

Según un estudio del año 2017 de la Secretaría de Políticas Integrales sobre Drogas (SEDRONAR), la mayor parte de los consumidores actuales de psicofármacos confesaron utilizarlos ocasionalmente y otra importante proporción, varias veces por semana y a nivel mensual. La ingesta promedio fue de casi seis días al mes. Además, el estudio estima que 105.971 personas de entre 12 y 65 años comenzaron a consumir tranquilizantes o ansiolíticos ese año. Para concluir, el trabajo de investigación sostiene que el 15 por ciento de la población del país -unos tres millones de personas- consumió tranquilizantes o ansiolíticos alguna vez en la vida, incluyendo tanto a quienes consumieron por prescripción médica como a aquellos que no. Entre quienes tenían indicación médica (78 por ciento de los encuestados), en el 49 por ciento de los casos fue un médico generalista quien había recetado el tranquilizante y en un 37,2 por ciento un médico psiquiatra. El restante porcentaje habla de la cantidad de pacientes que consiguen los fármacos sin la prescripción correspondiente.

Los factores más recurrentes de consumo, según el neurólogo Edgardo Reich, Jefe de Servicio de Neurología del Hospital Ramos Mejía y del Sanatorio Julio Méndez, pueden hallarse en el insomnio y la ansiedad por las crisis económicas y la vorágine de la vida en sociedad. La mezcla de culturas, el bombardeo de noticias y el nivel de estrés propio de una crisis -según Reich- hacen elevar el número de consultas a profesionales de la salud mental y también su posterior medicación.

La Organización Mundial de la Salud (OMS), en su Manual para el tratamiento farmacológico de trastornos mentales primarios, sostiene que no todas las farmacoterapias eficaces son esenciales. Es decir, no siempre los desordenes mentales diarios tienen que ser necesariamente tratados con un medicamento. Además, la máxima institución mundial a nivel salud recomienda no solo una evaluación clínica detallada sino también analizar exhaustivamente la situación social, psicológica y geográfica del paciente. Dicho de otra manera, aquella persona que vive en el campo probablemente necesite, en caso de requerirla, una dosis menor a la que seguramente necesite alguien viviendo en una gran ciudad. En sintonía con lo que la OMS describe, Reich señala: “El psicofármaco es la salida fácil en tiempos de ansiedad y de una vida urbana alocada para calmar una situación particular. Ya sea para dormir o para estar más tranquilo”.

Martin López Vicchi, Jefe del Servicio de Neurología del Hospital Municipal de la Ciudad de Boulogne, entiende que las consultas refieren necesariamente al uso de un medicamento: “Es complicado hacerles entender a los pacientes que existen tratamientos para patologías por fuera de los fármacos”. En el podio de las consultas, como señalaba Reich, se encuentra el insomnio, particularmente los problemas ligados al sueño parecen ser según López Vicchi, algo que puede ser solucionado por fuera de un medicamento: “La gran mayoría de los pacientes tiene una mala higiene de sueño. Y en lugar de corregir una serie de factores, como por ejemplo, mirar televisión acostado, eligen tomarse una diazepina”.

Según un estudio del Hospital de Clínicas, el insomnio es una afección que sufre el 20% de la sociedad argentina. Las consecuencias pueden estar en una merma en la capacidad de atención, lo que impacta en la calidad de vida del paciente. Otro de los síntomas recurrentes en las consultas acerca de la salud mental y aquel que incentiva la medicación es la ansiedad.  “Vivimos tiempos de ansiedad y de locura urbana. Eso hace que alguien que tiene nervios o recibió una mala noticia se tome algo por las dudas o también porque sino no va a poder dormir”, explica Reich.

Tanto él como López Vicchi insisten en que el consumo de psicofármacos en muchos casos es autónomo y sin prescripción o consulta médica: “Hay gente que ni consulta. Es la vida alocada que tenemos en los grandes centros urbanos, con un estrés creciente, con menos horas de sueño, con más horas dedicadas al trabajo con exigencias y presiones. Entonces existe la creencia de que una pastillita mágica te va a solucionar todos los problemas”, detalla Reich. Bajo la misma línea de pensamiento López Vicchi agrega: “La verdad es que hay una banalización importante. Estos fármacos pueden ser indicados por gente que no está abocada a la salud mental o a la neurología”.

En números y según la SEDRONAR, casi tres millones de argentinos de entre 12 y 65 años recurren a medicamentos psicotrópicos para dormir, bajar la ansiedad o disimular una angustia. También el estudio encontró que la modalidad de uso es mayor en mujeres que en varones. Un 17,6 por ciento de los encuestados, que declararon haber consumido estos fármacos, eran mujeres, mientras que el 12.8 por ciento eran hombres. El estudio ahonda y coincide con las concepciones tanto de López Vicchi como de Reich: el 66 por ciento de los usuarios obtiene los medicamentos sin receta médica.

En contrapartida a la industria de los psicofármacos, la Confederación Argentina de la Mediana Empresa (CAME) determinó que ninguno de los sectores que aglutina la entidad evitó este año la caída del consumo. La merma anual se estima en el 1,1 por ciento y abarca a alimentos y bebidas, bijouterie”, materiales eléctricos, materiales para la construcción, electrodomésticos, electrónicos y computación.

Los más consumidos

Las drogas más recurrentes tanto en la prescripción como en el consumo son alprazolam, clonazepam y el diazepam. El primero es uno de los más utilizados para el tratamiento de estados de ansiedad, crisis de angustia, ataques de pánico y altos niveles de estrés. Alplax (Laboratorios Gador) y Tranquinal (Laboratorios Bagó) se encuentran dentro de las presentaciones más comercializadas según la consultora multinacional IQVIA (ex IMS) que se encarga de auditar el mercado de la industria farmacéutica argentina.

En segundo lugar, el clonazepam, si bien se especializa en ser el fármaco más efectivo en términos de evitar convulsiones, se ha encontrado útil en prevenir trastornos de ansiedad. Específicamente y según datos de IQVIA, Argentina es uno de los países con mayor consumo per cápita de clonazepam del mundo. En efecto y según la consultora, en 2014 se llegaron a vender más de un millón de unidades por día, un 143% más que en 2004. Sus nombres comerciales oscilan entre el Clonagin (Laboratorios Baliarda) y Rivotril (Laboratorios Roche).

Finalmente el Diazepam, también conocido bajo su nombre comercial como Valium, administrado oralmente logra calmar espasmos musculares o dolores intensos como la tortícolis, aunque también se indica en pacientes con vértigo, insomnio, ataques de pánico o disnea, es decir, dificultad para respirar.

Los tres fármacos pertenecen a la familia de las benzodiacepinas. Funcionan como depresores del sistema nervioso. Promueven la relajación física y mental y son muy utilizadas en el tratamiento de los trastornos por ansiedad y actividad autonómica intensa (trastorno de pánico). La dependencia a este tipo de fármacos puede llegar a ser un dilema. Sin embargo, el neurólogo Reich aclara: “No hay una dependencia física para los consumos estándares que tenemos. Se trata en definitiva de una dependencia emocional, no física”. Con respecto al Clonazepam y al Alprazolam detalla: “Si uno toma una dosis razonable y luego deja de tomarlos, no pasa nada. Pero se suele creer que es imprescindible para tratar problemas de la misma índole”.

Un problema puede ubicarse en la posibilidad de acceder a una receta. La Administración Nacional de Medicamentos, Alimentos y Tecnología Médica (ANMAT), no estipula para los psicofármacos la dispensa con su receta archivada y otorgada por un solo tipo de especialista. Es decir, sea cual sea la especialidad del profesional de la salud, puede prescribir este tipo de medicamentos. Por otro lado, la receta archivada determina que las farmacias deben llevar control de la venta de estos medicamentos. Para ello hay libros que registran no solo su venta, sino también el médico que los recetó. Esta receta debe tener siempre la fecha, sello y firma del médico. Además la prescripción tiene que permanecer por lo menos dos años en el poder del farmacéutico responsable.

Sin embargo, López Vicchi insiste: “Cualquiera los puede prescribir. Por ahí parte el problema. Están al alcance de cualquier profesional que pueda elaborar una receta”. En sintonía, Reich agrega: “Uno puede comprar cualquier cosa y a cualquiera le venden cualquier cosa. La realidad es que estos medicamentos deberían ser solo bajo receta archivada y mediante la indicación de un tipo de especialidad en particular.”

Los psicofármacos en números

En la República Argentina se consumieron 3.720 millones de psicofármacos durante todo el 2017, un millón más en que los tres años anteriores. Según la Confederación Farmacéutica Argentina (COFA), basada en números de la consultora IQVIA (ex IMS), la industria de los medicamentos en el país ha facturado a nivel global la suma de $117.488.679.000 por la venta de 740.496.000 unidades. Por lo cual en porcentajes los psicofármacos representan el 11,9 por ciento del total del mercado de fármacos en el país.  En sumas de dinero la comercialización de este tipo de medicamentos alcanza el total de 9.872.998 millones de pesos.

De acuerdo con lo que detalla la consultora multinacional y emparentado con cifras del INDEC, en el cuarto trimestre de 2017 la industria farmacéutica nacional registró una facturación de 25.859 millones de pesos, lo que implicó un incremento de 23,1 por ciento con respecto a mismo trimestre del año anterior.

Menos carne y más abrigo

Menos carne y más abrigo

“Hay que preservar el dinero ahorrando lejos de los impulsos y de la inflación. Así bien en el día a día cualquier alcancía casera puede servir a fin de cada mes, conviene juntar todo y como mínimo hacer un plazo fijo en casa”, dice Ezequiel Fernández, vecino de Merlo. Su vecina, Mercedes Penell, completa: “La situación actual de la economía en la Argentina se siente en nuestros bolsillos”.

Otro bonaerense, Manuel Aguirre relata sus estrategias de forma más detallada: “Para llegar a fin de mes, en mi casa se achicaron varios gastos, hay algunos que son fijos y no se pueden eliminar, como la luz, gas, agua, impuestos, pero hay otros como el celular que por ahí buscamos bajar el precio de los abonos. En mi hogar somos cuatro y tratamos de comer todo lo que haya hasta terminarlo y no comprar comida por demás”. Y agrega: “Si sobra algo de un día para el otro se come, ya no se tira, otra cosa es que no se compra carne, y este año no comimos frutas no estacionarias porque estaban muy caras”.

Esteban Sánchez, licenciado en Economía Política formado en la Universidad de General Sarmiento e Investigador del departamento de Economía y Administración de la Universidad Nacional de Moreno, explica: “Estamos entrando en lo que se conoce como una situación de estanflación, es decir, un estancamiento económico e inflación, el peor de los escenarios, pues no hay ingresos que compensen lo que se pierde en el aumento de precios de la canasta de consumo de los hogares.”

Asimismo,  Mercedes cuenta las estrategias microeconómicas de su familia: “Nosotros buscamos achicar gastos por fuera de la casa y así lograr mantener los necesarios dentro del hogar. Por ejemplo, salimos con la plata justa para no gastar de más, ya no nos damos ese gusto de comprar algo porque tenemos ganas, ahora se repiensa en frío cien veces, y se trata de no usar las tarjetas de crédito porque te ayudan en el momento pero luego te endeudás y no sabes cómo salir de la deuda”. Cuenta, además, que hay otros rubros básicos que sufren la poda familiar: “La ropa ya no la compramos en el mismo lugar; dejamos de ser fiel a una marca y optamos por comprar en lugares más baratos. Así tratamos de tapar huecos, y logramos llegar a fin de mes, no eliminando mucho de nuestra cotidianeidad”.

Pero no todos pueden cubrir sus gastos, por más privaciones a las que se sometan. Luciano Gómez, empleado de Merlo, dice: “En mi caso la plata no me alcanza, llego a fin de mes con la ayuda de las tarjetas de crédito y esto hace que llega un momento en el que siempre estoy endeudado, ya no me compro indumentaria, y cuando voy al supermercado elijo lo justo y necesario: carne no se compra. Y, en casa, preferimos estar muy abrigados con tal de no prender el aire acondicionado, porque después te viene mucho para pagar”.

Carmen Godoy, vecina de Moreno, describe  lo que le sucede: “Consumo menos bienes, voy poco a los supermercados, shopping y peluquerías, porque parte de mi ingreso lo debo destinar al pago de boletas de luz y gas, que es lo que más me aumentó.  Este mes me vino para pagar el doble y el resto es para el colegio de mis hijos y obra social prepaga”. De la misma manera, Javier Varela, merlense, dice: “En mi caso no tenemos gas natural y el envasado presenta una diferencia notable respecto del de red, una garrafa te cuesta 450 pesos y compramos tres al mes. Así no hay sueldo que rinda, los medicamentos están por las nubes. La plata que teníamos ahorradas para las vacaciones de a poco se va gastando, así que este año no las tendremos”.

Sánchez advierte que “la situación económica es muy mala, y los prejuicios sociales son imposibles de disimular hasta para los acérrimos defensores del gobierno. Sin profundizar en la dinámica del modelo económico que propició la vuelta de un neoliberalismo radical, podemos ver la alteración de precios relativos determinantes para la producción, el empleo, la distribución del ingreso, suba de las tarifas de servicios,  combustibles, caída del salario real, y devaluación”. El investigador asegura que “esta combinación explica el gran retroceso que estamos viviendo, pues cae el poder adquisitivo, crece la inflación y se encarecen los costos de producción. El cuadro se completa cuando vemos todo dispuesto para favorecer la valorización financiera, libre movilidad de capitales, altas tasa de interés y un endeudamiento externo desorbitante”.

Del mismo modo, Pablo Tavilla, economista y docente de la UBA y de la Universidad Nacional de Moreno,  comenta: “Los salarios están cayendo mucho, basta con ir a las góndolas estos días y es impresionante ver cómo se han remarcado los precios, mientras tanto los sueldos están atrás.”  Ante ese panorama, afirma: “ Era indudable que este modelo iba generar contracción del producto y destrucción del empleo. Hay que volver a pensar en términos de estrategias de desarrollo que deben ser muy diferentes”. Mientras tanto,  la población se las ingenia como puede para pagar las cuentas.

 

Otro consumo es posible

Otro consumo es posible

Bonpland al 1660, barrio de Palermo. Allí es la sede  del Mercado de Economía Solidaria, un espacio que fomenta otro tipo de comercialización, con eje en el cooperativismo y la autogestión y el consumo responsable. El proyecto cumple este sábado diez años y lo celebra con talleres, debates y una feria de productores independientes.

La idea del mercado se inició en el 2001, como resultado de la devastadora crisis político-económica que se estaba gestando en el país. “Lo armamos por la necesidad de tener un espacio de venta, porque había mucha necesidad de los compañeros y la posibilidad de comercializar era muy poca” comenta Raúl Ojeda, productor del CEDEPO.

Rosa Zambrano,  responsable de Soncko Argentina y  presidenta de la cooperativa del mercado,  señala que en ese momento el mercado tradicional que se encontraba en el predio de Bonpland se estaba vaciando y no era rentable. “Cuando los del mercado se fueron, se hizo una asamblea y se presentó un recurso de amparo para declararlo patrimonio histórico. Esto fue un proceso de años”, expresa. “El 5 de noviembre del 2007 las organizaciones firmaron un convenio marco, establecía que tenía que haber una administración conjunta entre el Estado y las organizaciones”, recuerda.

Mujer detrás de ornamentos colgantes.

La idea del mercado se inició en el 2001, como resultado de la crisis político-económica

El mercado está compuesto por diez organizaciones que buscan visibilizar y dar lugar a producciones familiares, bajo los principios de la economía social y solidaria. Estas entidades, presentes desde el inicio, se organizan bajo la forma de una mesa, donde hay un representante de cada cooperativa para tratar los temas comunes.

Las organizaciones que ocupan el espacio actualmente son: la Cooperativa Agropecuaria de Productos Familiares (APF), el (CECOPAF), el (CEDEPO), y las cooperativas de Colectivo Solidario, 20 de Diciembre, Lácar (empresa recuperada), Red de Campo, La Asamblearia, Parque Pereyra y Soncko Argentina. Venden ropa, artesanías y frutas y verduras agroecológicas, entre muchos otros productos. Raúl Ojeda comenta que aunque las organizaciones que ocupan el espacio son las originales, ha crecido la oferta de bienes: “Al articular con otras organizaciones, nos proveen cosas que nosotros no tenemos. Entonces se amplía el espectro, hay más diversidad de cosas”, expresa el productor.

Mujeres tejiendo

En el mercado se vende ropa, artesanías y frutas y verduras agroecológicas, entre otras cosas.

Mauro Rossi, productor de la Cooperativa La Asamblearia,  señala que son varios los pilares que sostienen al mercado y que lo hacen  “alternativo”. Entre ellos, aparece la idea de que no existan intermediarios y que solo sea un nexo entre el productor y el consumidor. Además, la de  tener en consideración en qué condición se produce y el impacto ambiental que tiene lo que allí se vende.

Pamela Fadiga, responsable de comunicación de la Cooperativa de Trabajo Colectivo Solidario -la cual trabaja con emprendimientos autogestionados, cooperativas y empresas recuperadas- , comenta que además se impulsa la idea de un consumo responsable y crítico y que el rol del consumidor es fundamental a la hora de elegir en dónde comprar y a quién. “También es entender que si parte de nuestros ingresos lo podemos destinar a este tipo de proyectos, estamos sosteniendo familias; entonces es ponerte a pensar un poco a dónde va la plata”.

El festejo de los diez años contempla estas ideas desde el lugar de diversos talleres y charlas. Un ejemplo es el Taller de Alimentación Consciente para tener noción sobre qué comemos día a día e incorporar la idea de “lo natural” en nuestras dietas. O el taller Una Huerta en mi Terraza, donde se brindarán consejos para llevar adelante una huerta con pocos recursos.  Además, habrá un panel de debate sobre Soberanía Alimentaria.

Por otra parte, habrá una feria de organizaciones invitadas como La Pirka, Feria Agronomía, RED Puna y distintas empresas recuperadas, tocarán bandas en vivo y se realizarán degustaciones y postas de comida.

Actualizado 14/11/2017

“Se está perdiendo el alma del Mercado de San Telmo”

“Se está perdiendo el alma del Mercado de San Telmo”

El antiguo Mercado de San Telmo está sufriendo modificaciones edilicias y culturales, a pesar de haber sido declarado Monumento Histórico Nacional en el año 2000. Los vecinos están preocupados por el presente y el futuro de un lugar emblemático de Buenos Aires.

Los vecinos de San Telmo crearon una página de FacebookSan Telmo – El Mercado NO es un Shopping” para defender entre todos la integridad del Mercado y de sus trabajadores ante el avasallamiento de quienes son dueños desde 1978, la familia Delait.  La consigna “el Mercado no es un shopping” surgió a partir de la circulación de un proyecto que pretende convertir al lugar en un polo gastronómico que ni siquiera sería  de comidas tradicionales argentina, sino que estaría conformado por cadenas extranjeras.

“Nos enteramos al principio como un rumor pero enseguida comenzamos a ver los cambios físicos. De repente, vimos instalarse muy bien en el centro del Mercado un puesto de café chiquito que se llama Coffe Town, donde antes funcionaba un puesto de flores, y en poco tiempo comenzó a expandirse comprando otros locales, llegando a ocupar casi toda un ala del mercado. El pasillo también fue copado por las mesas y sillas del local, por donde antes podía transitar la gente. Para que Coffe Town se apropie de estos espacios fue necesario desplazar a comerciantes que desarrollaban sus actividades desde hace 30 años”, cuenta Juan D´ambrosso mientras recorre el Mercado.

El antiguo Mercado de San Telmo está sufriendo modificaciones edilicias y culturales.

Coffe Town fue el primero pero no el último local que comenzó siendo un pequeño negocio para luego avanzar sobre los antiguos. Sobre Carlos Calvo se levantó una panadería francesa llamada Merci. La esquina que ocupó funcionaba como basurero, había volquetes donde todos los puestos tiraban sus residuos. Ahora tienen que salir a la calle y usar los contenedores del Gobierno de la Ciudad. Pero todos los comerciantes y vecinos tiran la basura ahí, a la media mañana ya se llenan, lo que provoca la acumulación, olores fétidos y la presencia de roedores. Merci empezó siendo una panadería, actualmente abrió un bar y  un patio de comidas. No le bastó con adquirir otros locales para su expansión, ahora está construyendo una segunda planta. Juan denunció que en el entrepiso pusieron un tanque de agua y dijo que eso no solo está prohibido, sino que es peligroso. Así como ésta hicieron varias modificaciones, rompieron unas piletas grandes que había en el lugar para que las verdulerías lavaran la mercadería, las parrillas, los platos y cubiertos. “No existe más nada, lo tiraron todo abajo. Esas piletas estaban desde que se inauguró el Mercado, Ahora los demás comerciantes no tienen donde ir a lavar”, expresó con indignación Juan.

La Ley  27103 de Monumentos y Lugares Históricos establece que los bienes protegidos en los términos de esta ley no podrán ser vendidos, ni gravados ni enajenados por cualquier título o acto, ni modificado su estatus jurídico, sin la intervención previa de la Comisión Nacional.

Juan reconoce dos estrategias llevadas a cabo por la administración del Mercado para concretar su negocio inmobiliario. Por un lado, dice que les aumenta las rentas todos los meses. “El jueves me encontré con el ayudante del carnicero y me contó que les aumentó a 3.000 pesos la luz. Tal vez ellos puedan pagar, pero algunos locales que venden menos, como el de antigüedades, que no ganan lo suficiente, no sé cómo van hacer”. La administración aumenta los impuestos todos los meses porque no existen contratos ni nadie que los regule. Maggie Hermosilla, española, vecina de San Telmo, dijo que una mesera le comentó que venían pagando 400 pesos de expensas, pero que este mes les cobraron 1.200 y que para pagar tuvieron que aumentar la cantidad de días de trabajo.

 

La otra estrategia es la mudanza de puestos, que Juan califica como una estafa. “Movieron un local de choripán al paso, que funcionaba en el mismo espacio desde hace 18 años, a otro lugar que queda, en el mismo Mercado, a la vuelta  donde se encontraba una verdulería. La excusa era que en el primer local la hija del dueño iba a instalar un bar, lo que no ocurrió. Para el traslado al parrillero y al verdulero les cobraron 30.000 pesos para reubicarlo, con la excusa de que quedarían en un local más grande.

Una vecina de San Telmo, que pidió reserva de su identidad, contó que hay un almacén que está hace treinta años en el Mercado, y está siendo hostigado por el Gobierno de la Ciudad. “Vienen, lo clausuran y lo mantiene un tiempo cerrado. Estamos hablando de gente honesta que trabajó toda su vida en el lugar y que jamás tuvo problemas. Nos preguntamos por qué clausuran ese local y no le exigen a los nuevos que den ticket. La panadería Merci no entrega comprobantes de venta, no tiene baños propios, hay montón de cosas que tienen que estar en regla para que funcione como bar y no se están cumpliendo, pero sigue abierta. Eso nos lleva a pensar que hay una cierta protección hacia los locales nuevos, o bien un acoso de parte del Gobierno de la Ciudad a los antiguos puesteros”.  Además, aclaró que no es que están en contra de los extranjeros, ella considera que el barrio es cosmopolita, con convivencia de gente de todos los lugares del mundo y eso es lo que lo hace interesante. “Cuando llegó la panadería francesa, todos fuimos a comprarle, pero cuando vimos que empezó a expandirse y desplazar a otros puesteros dijimos: ´Bueno, hay un límite´. Queremos que la gente del barrio no quede afuera. Hay un vecino del edificio donde vivo que les provee de carne al Mercado y que si desaparecen los puestos históricos, él se queda sin trabajo”.

El Mercado fue declarado Monumento Histórico Nacional en el año 2000.

No solo se ve afectada la fisionomía del edificio sino el bienestar y la integridad de sus trabajadores. La dueña de una mercería que tiene 60 años tuvo que mudar ella sola su local que estaba bajo la cúpula, donde estuvo toda su vida, hacia las periferias del mercado, a un pasillo con escasa iluminación. Terminó exhausta y le dijo a Maggie: “Otra mudanza o aumento de alquiler no puedo soportar, si ocurre cierro y me voy”. Juan cuenta que al dueño de uno de los bazares le dio un infarto luego de que le notificaran que iban a dividir su local, es decir achicarlo para alquilar la otra mitad.

Maggie vivió buena parte de su vida en Europa y ha visto este mismo sistema de transformación en los mercados españoles. Ella sostiene que se está produciendo una segregación de los clientes locales, porque ya no pueden pagar los precios pensados para los turistas. Ver que ahora se está repitiendo ese proceso en Argentina, donde eligió vivir junto a su marido oriundo de San Telmo, le causa tristeza: “Yo soy inmigrante, pero me duele ver el deterioro de un lugar con tanta carga histórica y cultural. Me acuerdo que un día pasé por el Mercado y vi como estaban rompiendo con una masa los mármoles y me generó mucha impotencia”.

Juan explicó lo que siente cada vez que va al Mercado: “Es entrar y querer largarse a llorar. El Mercado era el lugar en donde iba con mi mamá a comprar todo. Tenías la carnicería, al lado la pollería, en frente la verdulería. Donde antes había treinta carnicerías, hoy solo hay dos. Yo llevo 69 años en el Mercado, cuando mamá estaba embarazada de mí, venía a comprar con Estercita, la madre del pollero, que ahora tiene 88 años”. Juan parece una celebridad, todos los saludan mientras transita por los pasillos del Mercado. “Los puesteros no quieren hablar, no reclaman, ni denuncian las irregularidades, porque tienen miedo de perder su fuente de trabajo, los entiendo. Sin embargo, me he peleado con muchos, porque sus abuelos y padres trabajaron su vida entera en el Mercado y ahora ellos se están dejando pisotear por la administración, están dejando que los corra sin hacer nada”, manifestó con rabia Juan.

“El Mercado es de todos, hay una parte histórica, cultural y social que trasciende a los puesteros. Por eso salimos a defenderlo, aunque los comerciantes no quieran hablar. Se está perdiendo el alma del Mercado de San Telmo. Si antes se servía locro, choripán y asado, ahora comes `boeuf bourguignon´ escuchando una radio francesa”, dijo Maggie mientras pasaba por Merci.

Los vecinos están preocupados por el presente y el futuro de un lugar emblemático de Buenos Aires.

Irregularidades y problemas edilicios

Maggie contó que el miércoles mientras hacía las compras se cortó la luz. “Están poniendo locales que necesitan una mayor cantidad de energía  y las instalaciones del edificio no están preparadas. En cualquier momento puede haber un incendio”, agregó. Juan dijo que el sistema eléctrico es muy antiguo y está en pésimas condiciones, por lo cual estaría colapsando.

Cuando a los franceses le dieron la habilitación para abrir Merci hubo un problema con el gas. El dueño de Merci le contó a Maggie que estuvieron a punto de explotar, porque los que le pusieron el gas lo hicieron mal. Sumado a estos problemas de instalación eléctrica y de gas, aparece la cuestión de los baños: solo existen dos, uno de mujeres y otro de hombres compartido por todos los locales y visitantes.

Según Maggie se está produciendo una gentrificación en San Telmo, es decir que se está dando la compra de edificios históricos por parte de grupos que poseen un gran poder económico y están cambiando poco a poco la fisonomía del barrio, expulsando a los habitantes históricos. Para ella el Gobierno es cómplice, ya que los organismos que  tienen que regular y controlar que se cumplan las reglas y normas de sanidad, que haya una instalación eléctrica y de gas apropiadas, que haya contratos que protejan a los trabajadores, que se den recibos de alquiler y facturación para los clientes, no lo están haciendo. “No solo pasa con el Mercado, en el barrio han aparecido muchos carteles de venta en edificios y locales, falta que nos pongan un cartelito a nosotros”, ironizó Maggie.

No solo se ve afectada la fisionomía del edificio sino el bienestar y la integridad de sus trabajadores.

La primera vez

El desplazamiento de los antiguos comerciantes empezó hace cuatro años con un bar notable “La Coruña”, actualmente sigue en funcionamiento bajo el mismo nombre, pero según sus más antiguos clientes cambió su estilo y esencia. El espacio que se encuentra en la esquina de Estados Unidos  y Bolívar fue fundado por la familia Moreira cuando recién llegó de La Coruña, España, y se instaló en San Telmo hace 60 años. Vivían en un altillo, arriba del bar. “Yo iba ahí cuando tenía 6 o 7 años.  Con Carmen, la hija de los dueños, prácticamente nos criamos juntos”, contó Juan. Ella siguió con el negocio familiar después de que fallecieron sus padres. Juan recordó con una sonrisa una anécdota de ese lugar: “Una noche Manu Chao visitó el bar y se puso a tocar la guitarra. Carmen lo echó por ruidos molestos. Cuando los clientes le advirtieron que a quién acababa de echar era Manu Chao ella les respondió, y qué, yo soy Carmen Moreira. Era una persona muy querida en el barrio, con un carácter muy fuerte, por eso podía llevar adelante a La Coruña”.

En el 2013 la administración le aumentó el alquiler en un monto tal que la obligó a cerrar. Además del aumento le exigió hacer una serie de reformas cuyos gastos correrían por cuenta de ella. “Era un bar que tenía mucha historia arquitectónica, cultural y social para el barrio, era un lugar de encuentro”, expresó Juan. Fue declarado notable por el Gobierno de la Ciudad. “Los vecinos quedamos muy tristes, atónitos y amargados. A los ocho meses del cierre, Carmen falleció. Sé que murió por eso, fue un golpe muy duro”, asevera Juan, con tristeza.

La Coruña se transformó en un restaurante que nada tiene que ver con la gastronomía que caracterizaba al lugar, actualmente sirven comida vietnamita. “Modificaron la estética tratando de poner algo antiguo en un lugar que no lo necesitaba. Los nuevos dueños del local abrieron una nueva puerta y tiraron abajo el altillo, no sabemos si tenían autorización para hacerlo. Estos cambios hablan de un descuido por parte de las autoridades, los declaran lugares notables, pero nadie los defiende de estos arrebatos. Entonces nos queda pensar que lo hacen por publicidad o marketing”, concluyó la vecina que pidió reserva de identidad.

 

Actualizada 18/07/2017