“Quiero que la gente vuelva a ser feliz en Argentina”

“Quiero que la gente vuelva a ser feliz en Argentina”

“Si la citan a Ella, nos citan a todos” fue la consigna que se convirtió en mandato popular. Así fue que, cuando la ex presidenta Cristina Fernández de Kirchner se presentó en los tribunales de Comodoro Py citada a declarar por la causa de dólar futuro, cientos de miles de personas de todo el país la acompañaron. Las caravanas habían salido de todas las provincias, se habían organizado por localidades y fueron llegando a la Ciudad de Buenos Aires durante la noche del martes y la madrugada del miércoles. Las primeras horas trajeron lluvia para aquellos grupos que decidieron acampar, realizar una vigilia, armar ollas populares y acompañarse en medio del frío, la ansiedad y la incertidumbre.

La ciudad no amaneció mejor: las gotas, finas pero constantes, caían sobre los militantes que se concentraban en los locales partidarios para esperar a compañeros, vecinos y vecinas. Mientras se hacían apuestas sobre cuánto tiempo más duraría ese clima, circulaban múltiples equipos de mate y alguna que otra galletita para paliar el ayuno involuntario. “Si seguimos esperando, vamos a llegar después que Cristina”, se escuchó. Se vaciaron los mates, se dejó lo innecesario, se cerró la puerta y a las 8:30 se llenó el colectivo.

Los cuerpos mal descansados aún tenían voz para entonar tantas canciones militantes como la memoria pudiera recordar. Algunos brazos marcaban el ritmo en el bombo, otros en el techo y las ventanas, mientras otras tantas manos aplaudían. Los autos pasaban con banderas, levantaban los dedos de la victoria, tocaban bocina y se perdían. El tránsito se fue poniendo pesado hasta que el micro estacionó frente a la terminal de Retiro. A partir de ahí, comenzaba la procesión.

Los grupos trataban de juntarse, de no perderse, de avanzar agarrados de la mochila o el hombro de quienes iban al frente. A los pocos metros de andar, mantenerse unidos se convirtió en una tarea casi imposible. Como en un círculo vicioso, la organización fallaba y entonces el desorientado se asomaba un poco entre la multitud, vislumbraba alguna campera fucsia o algún paraguas de colores que lo referenciara, lograba acercarse, se volvía a reunir con su agrupación y a los pocos minutos se repetía la historia. Igualmente, con colores, banderas, remeras, o no, nadie se preocupaba por estar perdido entre vendedores de pilotos de lluvia.

La periodista Cynthia García fue la encargada de dirigir el acto, de nombrar a los referentes, de explicar cuáles eran los movimientos de Fernández dentro del edificio imponente. Parecía ser que el kirchnerismo no había abandonado la conducción del Estado: los cánticos, los brazos agitándose, los encuentros inesperados, los Redondos sonando, las sonrisas. La novedad era el nuevo hit kirchnerista: “Bonadío, la concha de tu madre, Cristina es del pueblo y no la toca nadie”.

“Llegó Cristina Fernández de Kirchner”, se escuchó minutos después de las 11 y estalló la ovación: “Cristina corazón, acá tenés los pibes para la liberación”. Gran parte de los presentes, que habían sabido manejar las ansias y distraerse durante la espera, se aceleró y comenzó a querer estar más cerca del escenario que recibía a su máxima referente política.

“Muchas gracias por este regalo que me dan de bienvenida y de amor”, fueron las primeras palabras para quienes habían pasado meses sin escuchar esa voz que los representaba. Muchos le gritaban su cariño, otros muchos sólo querían silencio para poder oírla. La vorágine de ruidos y complicaciones para escuchar lo que estaba diciendo duró apenas quince eternos minutos: “Quiero que estén todos muy tranquilos. Me pueden citar veinte veces más, me pueden meter presa, pero no me van a callar ni a hacer que deje de decir lo que pienso”.

La ex mandataria comenzó con un repaso histórico en el que remarcó las conquistas de las grandes mayorías populares durante los mandatos de Hipólito Yrigoyen y Juan Domingo Perón, y el retroceso que significó para éstas sus derrocamientos y el inicio de la última dictadura cívico-militar de 1976. Aclaró: “Los que cambian la historia son siempre los pueblos. Hay dirigentes que se hacen cargo de esos cambios. El movimiento nacional y popular encarnó en las figuras de Juan Domingo y Eva Perón, que construyeron historia y época, con los derechos adquiridos, con la transformación social, con la movilidad social ascendente”. Aprovechó el momento para realizar un paralelismo entre aquellos períodos históricos y la nueva etapa que comenzó en el país con la asunción de Mauricio Macri como presidente: “La década infame arrasó con derechos, garantías, libertades. Con entregas vergonzosas de nuestra soberanía nacional. Lo mismo pasó cuando derrocaron a Perón y ni hablar de la proscripción y los decretos prohibiendo decir ‘Perón’, ‘Peronismo’, ‘Eva Perón’. Yo estoy segura de que si pudieran prohibir la letra K del abecedario, lo harían”.

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Luego sostuvo: “Los procesos moralizadores que sacaron a Yrigoyen, a Perón y el que llegó el 24 de marzo, venían por los derechos y las conquistas que habían logrado millones de argentinos que habían mejorado su vida en esos proyectos políticos, que no son otra cosa que el movimiento nacional y popular que se encarna en las distintas épocas, bajo distintas formas. Por eso yo soy el obstáculo. Ayer escuché a una señora que decía que tenían que inhabilitarme de por vida para ocupar cargos públicos. La proscripción otra vez en Argentina. Qué poco originales”, se refería a las declaraciones de la diputada del GEN, Margarita Stolbizer.

Cada vez que los chiflidos y las voces se alzaban en repudio, ella levantaba una mano, calmaba a la multitud e indicaba: “No se enojen con su amigo ni con su pariente ni con su vecino por cómo votó. No todos tienen o la capacidad o la actitud o la militancia para poder defenderse de medios hegemónicos de comunicación que les picaron la cabeza durante años con mentiras e infamias. Les propongo conformar un gran frente ciudadano, en el cual no se le pregunte a nadie a quien votó ni de qué partido es, sino que se le pregunte cómo le está yendo. Mejor que antes o peor. El punto de unidad es reclamar por los derechos que les han arrebatado”.

Una nueva novedad musical comenzó a surgir: “Hay que saltar, hay que saltar, el que no salta tiene cuenta en Panamá”. Había llegado el momento en que la ex presidenta se pronunciara abiertamente sobre quien lidera actualmente el Poder Ejecutivo: “Los que querían llevarnos al mundo, nos han llevado. Hoy estamos en todos los diarios y noticieros internacionales, menos en los de Argentina. ¿Se imaginan si yo hubiera sido presidenta con un antecedente de haber sido absuelta por contrabando agravado? Durante mi gobierno se la pasaron buscando la ruta del dinero K y buscándola se cruzaron con la ruta del dinero M. ¿Se imaginan si hubieran descubierto sociedades y cuentas offshore a nombre mío? Esto demuestra que los argumentos tienen un solo objetivo: ir por los derechos adquiridos, por el bienestar que los argentinos se ganaron durante estos doce años y medio de gobierno en el cual generamos millones de puestos de trabajo”. Se refirió entonces a los miles de despidos, tanto del sector público como del privado, y destacó que la cantidad es mucho mayor en este segundo ámbito: “Hay empleados que cambian sus perfiles en Facebook o en Twitter porque tienen miedo. No quiero que los argentinos tengan miedo. Nunca lo tuvieron durante mi gestión. Podían insultarme, podían agraviarme, porque son los juegos de la democracia. Necesitamos que ningún empleado público tenga miedo a ser echado por lo que piensa, por lo que dice o por dónde milita. Qué es eso de que no se puede militar. Qué es eso de que los partidos políticos son estigmatizados”.

 

Finalmente, llegó el momento más esperado. La necesidad de justificar el silencio desde el 9 de diciembre de 2015 -cuando dio su último discurso al frente del gobierno nacional y fue despedida en la Plaza de Mayo por una multitud- y de orientar sobre el futuro: “Como ex presidenta, he guardado un respetuoso y democrático silencio por respeto a la voluntad popular. Pero la voluntad popular no la tiene que respetar sólo la oposición, sino el gobierno que ganó diciendo que no iba a devaluar, que no iba a haber tarifazos, que no iba a haber ajuste. Les propongo que seamos capaces de conformar un gran frente ciudadano. Convoquen a los frentes sindicales también, a esos que nos hacían huelga porque no querían pagar impuesto a las ganancias, y hoy están echando a la gente como perros y no dicen nada. Quiero que la gente vuelva a ser feliz en Argentina. Quiero que vuelva a tener libertad. No quiero que una dirigente social como Milagro Sala esté encarcelada sin que se sepa a ciencia cierta de qué se la acusa, de qué se la juzga, porque atenta contra los más elementales derechos y garantías de una democracia. En cuanto a mí, no se preocupen. Ustedes saben que voluntaria y explícitamente renuncié a tener fueros. No los necesito. Tengo los fueros que me dio el pueblo en doce años y en dos elecciones consecutivas”.

Cristina se despidió, cariñosa, sonriente, luego de una hora cargada de emociones acumuladas durante meses. A lo largo de los minutos finales de su discurso, se empezó a sentir el calor golpeando de lleno en los cuerpos húmedos de los 200 mil ciudadanos. Cuando sonaron los primeros acordes ricoteros de “Juguetes perdidos”, mientras la militancia se reconocía, se abrazaba y se buscaba, como en cada cierre de discurso, comenzó a asomar el sol.

Actualización 14/04/2016

“Pretenden colocarnos como culpables de las medidas y  decisiones que ellos adoptaron»

“Pretenden colocarnos como culpables de las medidas y  decisiones que ellos adoptaron»

Cinco minutos antes de las diez de la mañana apareció Cristina Fernández de Kirchner en el cuarto piso de los tribunales de Comodoro Py para entregar su declaración por escrito al juez Claudio Bonadio por la causa conocida en los medios como «dólar futuro» y caratulada en el Poder Judicial como “Banco Central de la República Argentina s/defraudación (…)”.  La expresidenta entró sonriente, se acercó hasta el vidrio que divide el hall de ese sector y dedicó algunos segundos a saludar a abogados, periodistas, seguidores y colados que la miraban desde el otro lado. Antes de pasar al siguiente pasillo, apoyó su puño sobre el corazón y se dirigió resuelta hacia el despacho del magistrado, acompañada de su ex Secretario General, Oscar Parilli.

Luego de dejar su declaración por escrito en el despacho del juez Claudio Bonadío, a las once de la mañana, salió de los tribunales, para desplazarse hacia el escenario que la esperaba a pocos metros de las escalinatas de la entrada. Antes de salir, recibió a los miembros del Sindicato de Trabajadores Judiciales (SITRAJU) que la esperaban con carteles bajo la consigna: «El Poder Judicial será popular o no será nada» y a Laura Conte, Madre de Plaza de Mayo de la Línea fundadora, que también se acercó a abrazarla apenas salió de Comodoro Py.

Desde la noche anterior, personas de todas partes del país se había juntado para demostrarle su apoyo. Más seguidores con paraguas llegaron durante la mañana y hasta el mediodía, cuando comenzó a salir el sol. Los organizadores estimaron que unas 200 mil personas la escucharon dar un discurso de una hora. La acompañaron el ex juez de la Corte Suprema de Justicia y actual integrante de la Corte Interamericana de Derechos Humanos, Eugenio Zaffaroni, quien se había reunido con ella el día anterior y también la acompañó dentro y fuera de los tribunales; las Madres de Plaza de Mayo y dirigentes del Frente para la Victoria como Aníbal Fernández, Guillermo Moreno, y los diputados nacionales Andrés “Cuervo” Larroque y Axel Kicillof, quienes se sacaron fotos con los militantes luego del acto. También se supo que la presidenta de Abuelas de Plaza de Mayo, Estela de Carlotto, salió temprano de La Plata con intenciones de asistir a los tribunales para manifestar su apoyo, pero el tránsito atestado por la multitud, le impidió llegar.

La imputación

La expresidenta fue llamada a indagatoria, junto con otros funcionarios de su gobierno, porque se la acusa de haber favorecido la venta de contratos de dólar a futuro desde el Banco Central de un modo que habría sido perjudicial para el Estado. Las figuras penales de las que se vale la acusación son administración fraudulenta y asociación ilícita.

Las operaciones con dólar a futuro son una herramienta de control de cambios de las que puede disponer el Banco Central. Un contrato a futuro es un compromiso para comprar o vender un activo en una fecha ulterior a un precio determinado. Cuando llega el vencimiento, el vendedor o comprador obtiene una ganancia o pérdida, según el precio vigente. El juez Bonadio acusa de defraudación a los ex funcionarios del Ministerio de Economía y del ente monetario por pactar estas operaciones que, según su parecer, habrían resultado perjudiciales para el Estado, y a Cristina Kirchner por haber ordenado esa maniobra. No queda clara la naturaleza de la «asociación ilícita» ya que se trata de funcionarios vinculados por ser parte del mismo gobierno que tomaron medidas de política económica.

Otra de las curiosidades de esta causa es que gran parte de las pérdidas que sufrió el Estado por estas operaciones fue producto de la megadevaluación que realizó -apenas asumió- el gobierno de Mauricio Macri, quien hizo que el dólar se disparase a más de 14 pesos, y la diferencia entre el precio de compra y el de venta se incrementara casi un 40 por ciento. La venta de dólar futuro es una herramienta de la política económica utilizada en muchos países para infundir confianza en las plazas extranjeras respecto del valor de la divisa a futuro.

La declaración

Cristina Fernández presentó su declaración ante el juez en forma escrita, como lo había hecho Axel Kicillof el día anterior, y rechazó contestar preguntas al magistrado ya que eso implicaría convalidar una acusación que considera que no tiene fundamentos. En el escrito, que hizo público a través de Internet, afirma que «luego de ser informada acerca de los hechos que se me pretende imputar,  entiendo y confirmo claramente que sólo a través de un ejercicio abusivo del poder jurisdiccional esta causa pudo ser llevada adelante».  Asimismo, en su discurso ante sus seguidores hizo énfasis en los casos de lesa humanidad como Papel Prensa que siguen en el edificio de Comodoro Py sin resolverse.

En la misma declaración judicial agregó: «Cabe señalar como algo absolutamente novedoso y  sorprendente en términos judiciales, que haya sido citada a prestar  declaración indagatoria cuando no existe ninguna mención, y mucho menos imputación en mi contra, ni en la denuncia efectuada por los legisladores oficialistas (Mario) Negri  y (Federico) Pinedo, ni tampoco por parte del  fiscal interviniente o que surja, al menos, de la prueba recibida.»

Tanto en su discurso como en el escrito, hizo mención a la situación actual del país e instó a los argentinos a organizarse para hacer frente a los aumentos, los despidos y los efectos de lo que denominó la maxidevaluación: «Cuando los dirigentes no respondan por ustedes, tomen las banderas y marchen, no esperen salvadores y mesías», exclamó y se refirió también al 51 por ciento que no votó por la continuación del proyecto del Frente para la Victoria: «No se enojen ni con su amigo ni con su pariente por cómo votó. Eso nos sirve, tenemos que estar unidos».

En el final de la declaración presentada ante Bonadio, se refiere a la imparcialidad judicial con la que se manejó el caso, y acusa al gobierno actual de las pérdidas que se generaron con las operaciones a dólar futuro efectuadas durante el gobierno kirchnerista: «Con la complicidad judicial, avanzaron con esta  causa imputando falsamente a personas inocentes la comisión de delitos,  los cuales de haber existido, resultarían exclusiva responsabilidad de  las actuales autoridades. En  síntesis: ellos denunciaron, intentaron con una ‘corrida judicial’ una  devaluación, forzaron la salida del Presidente del B.C.R.A., devaluaron y  ahora, con la complicidad judicial, pretenden colocarnos ante la opinión pública como culpables de los efectos de las medidas y  decisiones que ellos adoptaron».

Resulta curioso que mientras la causa por “dólar futuro” se estaba tramitando, las nuevas autoridades del Banco Central le preguntaron al juez si podían pagarle a las personas que se presentaban a cobrar, y el magistrado dictaminó que sí. Si la maniobra fuera ilegal, el juez no debería haber autorizado el pago.

Junto con su declaración, Cristina Kirchner presentó una recusación contra el juez Bonadio. Este es un mecanismo procesal que permite que una de las partes le pida al propio juez o a la cámara que lo controla que se aparte de la causa por alguno de los motivos que el código permite: enemistad, amistad con alguna parte, parcialidad, si alguna parte es familiar de él, entre otros. En este caso se solicitó por temor a parcialidad: por un lado, porque lo ven a Claudio Bonadio como un enemigo político declarado y, por otro, porque el magistrado tiene la costumbre de no dejar que las defensas accedan a la causa, algo que no es legal. El martes 12 la Sala II de la Cámara rechazó el pedido de recusación hecho por Pedro Biscay, director del Banco Central y uno de los imputados en el caso. Ahora habrá que ver si se hace lugar o no a la presentación de la ex presidenta.

Próximos pasos

Claudio Bonadio tiene hasta diez días hábiles para resolver el caso, que no suelen cumplirse en los casos en que la causa no presenta detenidos. Puede optar por sobreseer -es decir, desvincular- a los imputados porque dictamina que el hecho no es delito, o porque siendo delito el individuo no lo cometió, o está prescripto. Si entiende que hay sospecha suficiente de que el imputado ha cometido el hecho y que es delictual, el proceso debería terminar en juicio oral. También puede dictar la falta de mérito, es decir, no sobreseer porque no está claro que se de alguna causal de sobreseimiento, pero tampoco procesarlos porque no hay suficientes pruebas.

Aún no hay indicios acerca del rumbo que tomará la causa. Tampoco hay información acerca de si Cristina Fernández permanecerá unos días más en Buenos Aires, o si volverá a El Calafate. Lo que sí se sabe, a juzgar por la movilización multitudinaria en Aeroparque el lunes para recibir a la ex mandataria, las guardias de militantes en la puerta de su casa en el barrio porteño de Recoleta, y los cientos de miles de personas que se reunieron en Comodoro Py el miércoles por la mañana, es que la exmandataria continúa en el centro de la escena política argentina. Ahora, frente a una multitud, llamó a construir un “frente ciudadano” integrado por todos los sectores dispuestos a defender los derechos sociales arrebatados por el macrismo.

Actualización 14/04/2016