Evo y Hebe

Evo y Hebe

«Evo está en nuestro país para que Bolivia pueda tener las elecciones que se merece», subrayó Bonafini.

Los colores de decenas de wiphalas adornaron la Plaza de Mayo. Al grito de “Evo amigo, el pueblo está contigo” y “Evo no está solo, carajo”, el presidente depuesto de Bolivia acompañó a las Madres en su tradicional ronda, la número 2176. Su participación fue acompañada por simpatizantes y numerosos miembros de la comunidad boliviana en Argentina.

Un grupo de mujeres, líderes de la vigilia que se lleva a cabo desde el 13 de noviembre frente a la Embajada de Bolivia en Buenos Aires, cantaron y bailaron al ritmo de las palmas de todos los asistentes. “Estamos felices de poder apoyar a nuestro presidente y lo que pedimos aquí es la renuncia inmediata de Jeanine Añez que se autoproclamó presidenta”, afirmó Constantina, quien prefirió reservar su apellido por razones de seguridad, en diálogo con ANCCOM.

Otra manifestante, quien tampoco dio su nombre, agregó que el llamado a la vigilia es “para todos los compatriotas residentes”. También aseguró que el reto es proteger los recursos naturales: “Tenemos que defender a nuestro país porque los yankis van por el litio”.

«Evo, amigo, el pueblo está contigo», le cantaban al líder boliviano.

Morales tuvo su turno para hablar a los asistentes y agradeció al pueblo argentino por unirse a la lucha por una Latinoamérica libre. Añadió que las Madres de Plaza de Mayo son un ejemplo en la defensa de la democracia y lucha por la libertad.

Cuando inició la ronda, para Morales fue imposible unirse debido a la gran cantidad de gente. Al terminar, las Madres condenaron el golpe de estado en Bolivia. “Nuestros hijos dieron la vida, con todo el amor, por la gran patria latinoamericana. Por ellos continuamos nuestra lucha”, dijo Hebe de Bonafini, presidenta de la organización. Agregó que la plaza es un lugar de lucha y hasta retó a algunas personas: mencionó que el objetivo de la jornada no consistía en sacarse una foto con el Presidente.

“Evo está en este país para luchar y pelear, para que Bolivia pueda tener las elecciones que se merece”, subrayó y advirtió que el golpe de estado que le hicieron al pueblo boliviano también se lo hicieron a Ecuador y Venezuela.

Morales se despidió después de hablarle a la Plaza y varios de sus seguidores se quedaron marchando hacia el frente de la Casa Rosada. Queda pendiente el resultado de la reunión que tendrán los dirigentes del Movimiento al Socialismo (MAS) el próximo domingo 29 de diciembre, que tiene el objetivo de elegir a los candidatos para las próximas elecciones en Bolivia.

«Justicia ambiental es justicia social»

«Justicia ambiental es justicia social»

«No solo se vulnera a la naturaleza, sino que también hay miles de personas que se ven afectadas en sus derechos humanos», denuncian Magalí Rabassa y Julieta Iztcovich.

“La crisis climática ha llegado y se ha ido acelerando más rápido de lo previsto. Es más grave de lo que se anticipó y amenaza a los ecosistemas naturales y al destino de la humanidad”, aseguran los investigadores William Ripple y Christopher Wolf en una carta publicada en la revista Bioscience y firmada por más de 11 mil científicos de 153 países. «Clara e inequívocamente el planeta se enfrenta a una emergencia climática», sostienen.

Cientos de organizaciones civiles alrededor del mundo han convocado a marchas y protestas durante este año para reclamar a los gobiernos que tomen medidas. En Argentina, uno de los colectivos más representativos del movimiento ecologista es el que se emparenta con Fridays for Future, originado por la activista sueca Greta Thunberg, quien decidió protestar frente al Parlamento de su país todos los viernes después del colegio. La agrupación lideró la última movilización global por la crisis climática el pasado 27 de septiembre. Julieta Iztcovich y Magalí Rabassa forman parte de ella y, en diálogo con ANCCOM, detallan los aspectos de su lucha.

¿Qué es Fridays for Future?

Julieta Itzcovich: Somos un movimiento que lucha contra la crisis climática. Nos reunimos todos los viernes frente al Congreso para exigir a los políticos que tomen acción inmediata, que cumplan con las leyes ambientales y para crear conciencia sobre el problema y lograr que más personas se sumen a cambiar sus hábitos. En Argentina el movimiento lo inició una chica que se llama Mariana, yendo todos los días a Plaza de Mayo y un mes después nos unimos nosotras. Con las semanas se fueron uniendo jóvenes de todo el país.

Magalí Rabassa: La crisis climática viene a arrasar con todo lo que conocemos. Aunque hablar de «crisis» es muy amplio, porque no solo se vulnera a la naturaleza, sino que también hay miles de personas que se ven afectadas en sus derechos humanos. Todas esas son nuestras causas.

¿Cómo está estructurado el movimiento?

MR: Es muy horizontal. Nos dividimos por comisiones: Planificación, Redacción, Presupuesto, Logística, Contraviolencias, Redes y Comunicación Externa. En planificación hay 20 personas que trabajan activamente, otras llevan el conteo de los fondos, que recaudamos mediante la venta de comida vegana, pines y stickers, destinados a financiar las actividades. No tenemos ningún fin de lucro. Coordinamos todo mediante nuestros teléfonos. Estamos en contacto con otros grupos de Latinoamérica, y cuando sucedieron los incendios del Amazonas pudimos coordinar acciones conjuntas.

JI: La acción coordinada es clave. Latinoamérica es una región en donde los derechos humanos se vulneran constantemente por lo que el apoyo entre países es algo muy positivo.

«El activismo es la forma más efectiva de luchar contra el problema», sentencian Rabassa e Iztcovich.

¿Por qué ir a manifestarse todos los viernes?

JI: Entendemos que el activismo es la forma más efectiva de luchar contra el problema, que además es muy grande y nos supera en muchos sentidos. Además, algunos cambios no se pueden realizar desde la política tradicional, ya que ésta es justamente la que necesita reformularse. Hay cosas que deben cambiar, y entendemos que debemos crear consensos. Hay muchas injusticias y el problema no pasa solo por el tema ambiental, sino que hay derechos humanos que están siendo vulnerados. Siempre decimos que justicia ambiental es justicia social.

MR: La forma más efectiva de cambiar algo es activarse, y tenemos un grupo humano lleno de amor.  Se nota cuando una sociedad tiene más empatía y con hábitos más sustentables. Entendemos que hay mucha gente grande que quiere cambiar y también sabemos que este movimiento no es sólo de los jóvenes. Cualquier persona puede unirse. Es un grupo muy diverso, compuesto en su mayoría por jóvenes y disidencias, que encuentran un lugar amable y seguro para movilizarse por una causa importante.

¿A qué se refieren con justicia social?

JI: Cuando hablamos de justicia climática hablamos de luchar porque los políticos tomen compromisos reales para enfrentar la crisis: transición hacía energías renovables, reducción de gases de dióxido de carbono hacia la carbononeutralidad, que significa que se sigan generando emisiones pero son compensadas con otras acciones como siembra de árboles, aunque lo ideal es reducirlos directamente. No tenemos más tiempo. Hay informes que indican que en 2030 vamos a pasar el punto de no retorno y para frenar esto hay que tomar acciones inmediatas. En este marco hablamos de justicia social, porque todos nos vemos afectados por esta problemática, pero sobre todo los más vulnerables. La pobreza se relaciona fuertemente con los temas ambientales porque son estas personas quienes más lo sufren. Latinoamérica es una de las regiones más afectadas.

¿Quién tiene la culpa de la crisis?

JI: Empresarios, principalmente. Alrededor del mundo hay veinte corporaciones que son las principales responsables y también tienen responsabilidad los políticos que no han tomado medidas cuando ya ha habido varios llamados de alerta, y serán repudiados por el resto de la historia.

Friday for Future reclama la declaración de emergencia ecológica, que se cumplan las leyes ambientales existentes y mayor presupuesto para el área.

¿Cómo llegaron hasta acá?

JI: Todos en algún punto nos dimos cuenta de la situación y esa conciencia ha ido creciendo. Te vas dando cuenta que el problema es mucho más grande y que afecta muchas más dimensiones. Encontramos un lugar donde sentirnos apoyados y vimos que hay una enorme interseccionalidad en la lucha. Muchas de las causas tienen en su raíz un descontento con el sistema, que es al final lo que intentamos cambiar.

¿Qué cosas hacen ustedes a nivel individual?

MR: Cuando entrás al grupo te ves acompañada y con mucha información, yo me hice vegana dentro del movimiento. Después, poco a poco fui cambiando cosas. Cepillos, jabones, pequeñas cosas que tienen un impacto. Siempre acompañado de una lucha política contra las grandes corporaciones que son las que generan el impacto. Hay que recordar que todo suma.

¿Cómo se informan?

MR: Cuando llegás por primera vez al grupo hay muchas ganas de conocer todo. Por eso creamos un documento que informa sobre las problemáticas de alimentación, megaminería, deforestación. Todo con su fuente respectiva. La información está a nuestra disposición y en el grupo queremos difundirla.

¿Qué le piden al Congreso?

MR: La declaración de emergencia ecológica, que se cumplan las políticas públicas ambientales que ya existen y una suba del presupuesto para estas políticas. Dentro de las peticiones más pequeñas solicitamos el respeto por el Gran Chaco, que los glaciares no se vean afectados por los derrames de petróleo, detención inmediata de la megaminería, entre otras.

¿Cómo ven el futuro?

JI: Vamos a fortalecer los reclamos que ya tenemos y también darles foco a las leyes que efectivamente queremos que se cumplan. Queremos exigir más e interpelar más a los políticos, para reclamar acción rápida. Queremos reclamar por los derechos de aquellos que se ven más afectados por estas problemáticas, queremos visibilizar más causas. La situación no da para mucho más.

MR: Queremos hacer hincapié en lo que pasa con los pueblos originarios en Río Negro o Mendoza y junto a esto, queremos retomar las problemáticas de todas las regiones. Estamos aquí en Buenos Aires y de cierta manera tenemos un privilegio, por lo que tenemos que usarlo para hablar.

El guaraní, de los ancestros a las redes

El guaraní, de los ancestros a las redes

En 2010, Hugo Ruiz ganó una mención en la Bienal Iberoamericana de Madrid, en la categoría de diseño social.

En un panel del segundo Congreso de Lenguas Indígenas realizado en el Centro Universitario de Idiomas, un joven se destaca del resto de los oradores. Sentado entre profesores y autoridades de comunidades originarias, está listo para presentar su proyecto que busca difundir el idioma guaraní en las redes, Ndish. Comienza a exponer y el público lo escucha atento. Cuando termina responde un par de preguntas y lo despiden con un fuerte aplauso.

Hugo Ruiz, de él se trata, nació en Ybycuí, una pequeña ciudad de Paraguay, donde creció hablando en guaraní. Hoy vive en Buenos Aires, es diseñador gráfico, le gusta la música y trabaja en una agencia de publicidad. Dedica casi todo su tiempo libre a Ndishtv, la primera plataforma de entretenimiento totalmente en guaraní, como él dice, que se inició en Facebook, donde alcanzó más de 100 mil seguidores, y recientemente se mudó a Instagram, donde ya tiene 11 mil.

¿Cómo empezó el proyecto?

Nació en 2012 y fue creciendo. En esa época tenía otro nombre y por un tema de derechos de autor tuve que cambiarlo a Ndish. Desde el principio quise hacer todo desde el diseño gráfico, con determinada estética y desde el humor. En Internet no había muchos espacios dedicados al guaraní, y los que existían tenían un carácter más académico, educativo y didáctico, lo que dejaba a todo el contenido de entretenimiento que suelen consumir los jóvenes afuera. Sentí que se necesitaban materiales que pudiesen reflejar lo que comparten ellos, sus consumos culturales –memes, música– pero en guaraní.

¿Cuál es el lugar de la cultura pop en el guaraní?

En Paraguay hay dos idiomas oficiales, español y guaraní, pero éste siempre marginado, principalmente porque en el imaginario colectivo se le asignó su uso a ciertos sectores sociales. Con la llegada de los medios, en la segunda mitad del siglo XX, el español fue ganando terreno en la televisión y la radio, mientras que la gente decía que el guaraní entorpecía el habla. Estas concepciones no nacen de la nada, tienen un componente histórico.

¿Qué significó esto para el idioma?

El guaraní ha sobrevivido a todas las prohibiciones a las que ha sido sometido, porque representa nuestra idiosincrasia, la manera en que pensamos, cómo nos expresamos. Además, fue un arma de resistencia a la dictadura y a todo lo que intentó suprimirlo. Su protesta fue resistir.  Fue un idioma que se prohibió en muchas épocas de la historia, especialmente en el régimen de (el dictador Alfredo) Stroessner.

Ruiz superó los cien mil seguidores en Facebook y ya va por los 11 mil en Instagram.

Una crítica posible al proyecto es que “vende” una lengua ancestral a las redes, que al fin y al cabo son un negocio, ¿cómo te planteás esto?

El guaraní es hablado por muchas personas de diversos sectores sociales. Abandonó a las comunidades indígenas que le dieron origen y se convirtió en algo más grande. Se habla en las grandes ciudades y se convirtió en una lengua oficial que habla la población en general. Mi proyecto busca mostrar que el idioma evolucionó, que no se quedó en el pasado y que es capaz de adaptarse a las nuevas configuraciones del mundo, a las nuevas tecnologías y formatos. Hay palabras nuevas que se van a comenzar a regular, que generan rechazo dentro de la comunidad académica más purista, como por ejemplo “wifi” o “televisión”. Por eso, más que venderlo al capitalismo, quiero abrir el guaraní al mundo, a lo que está pasando en el país y alrededor.

¿Cómo funciona su enseñanza?

Hay dos tipos de guaraní: el corriente de uso cotidiano, el yopará –que es el de uso mayoritario y significa “mezcla”– y hay otro más formal. Yo lo aprendí en mi casa, pues era lo único que hablábamos, pero cuando entré al colegio todo el programa y los contenidos estaban diseñados en español. Hasta los cuatro años hablamos y pensamos en guaraní y cuando entramos a la escuela nos obligan a pensar en español. Esto genera un choque cultural y emocional. En la actualidad ya está contemplada la enseñanza de guaraní en los colegios, pero no es el lenguaje que se escucha en la calle. No refleja la manera en que habla la gente y el sistema educativo no termina de enseñar bien ninguno de los dos.

¿Por qué hay mucha gente que entiende el guaraní pero no lo habla?

La reticencia a hablarlo viene de la vergüenza y de la creencia de que lo usa la gente de bajos recursos y la del campo. Hay familias que se niegan a hablarles guaraní a sus hijos, lo que genera ese choque cultural que supone pensar en un idioma y hablar por imposición en otro.

¿Qué esperás de Ndishtv?

Mi audiencia está compuesta en su mayoría por jóvenes de 15 a 25 años, lo que me pone muy contento. Hemos crecido, y hablo en plural porque somos una comunidad donde los usuarios comentan, hacen sugerencias, me envían contenidos que quisieran ver, y yo trabajo a partir de eso. Arranqué intentando llenar un espacio que estaba vacío. En 2010 gané una mención en la Bienal Iberoamericana de Madrid, en la categoría de diseño social, y ahí me di cuenta que tenía que apuntar a algo más grande y entonces comencé a buscar otros recursos para seguir creciendo. Mi idea es generar otros espacios, sumar más gente y crear un club de conversación en guaraní, que ya se hace en Paraguay, y que se puedan crear foros de divulgación del lenguaje.

“Cuando cubrimos la actualidad estamos cubriendo la historia”

“Cuando cubrimos la actualidad estamos cubriendo la historia”

“El periodismo gráfico fue un apoyo, una ayuda y una protección. Los y las fotógrafas han sido nuestros héroes valientes que están en la calle. En un país donde todos somos perseguidos hay que poner el cuerpo y hay que luchar todos los días: todos los días es hoy”, fueron las palabras inaugurales de Norita Cortiñas, de Madres de Plaza de Mayo -Línea Fundadora, en la apertura de la muestra anual de la Asociación de Reporteros Gráficos de la República  Argentina (ARGRA). La edición número 30 de la muestra se puede visitar en la Casa del Bicentenario (Riobamba 985, CABA) y abarca los principales temas del 2018 en Argentina: la lucha por los derechos de las mujeres, los movimientos sociales, la cumbre del G-20, recitales importantes y muchos otros.

En diálogo con ANCCOM, Norita añadió: “Todo lo que se quiere tapar sale a la luz a través del fotoperiodismo y es el testimonio de lo que se vive diariamente: represión, opresión y violación de derechos humanos. Cuando las palabras no llegan a graficar lo que pasa, la fotografía muestra lo que vivimos. Nos sentimos resguardadas cuando hay fotógrafos en cualquier acto y sentimos un agradecimiento muy fuerte para ellos, así que hoy estamos aquí para dar las gracias”.

El mural de bienvenida a la exposición tiene un texto de la socióloga María Pía López: “La calle es el tema fuerte del anuario de este año, la calle como territorio de peleas políticas, de construcción de lo colectivo y también como escenario del drama vital”, dice. Las fotos que se exhiben en los dos pisos de la Casa del Bicentenario buscan reflejar eso.

Como todos los años, en la muestra de ARGRA se presentan nuevos libros de la colección Pequeño Formato.

Daniel Vides, presidente de ARGRA, agradeció a los fotógrafos y fotógrafas que enviaron sus trabajos para la muestra y que están en la calle todo el año. Mencionó especialmente a sus colegas  de Clarín despedidos este año y a los detenidos en el verdurazo, a la vez que subrayó que la práctica de la profesión se pone cada día más difícil.

“La importancia en nuestro oficio es que tenemos un lugar especial en la historia de nuestro país. Cuando cubrimos la actualidad en realidad estamos cubriendo la historia y la muestra trae eso, testimonio en el tiempo. Estas fotos que se ven en la muestra, que son de 2018, sacadas de los medios y puestas en una sala, en otro tiempo y en otro espacio, dan cuenta de esa potencialidad y de nuestra responsabilidad por la memoria colectiva”, destacó Vides entrevistado por ANCCOM.

La editorial de ARGRA también presentó el libro donde se compilan los trabajos de la muestra. Por primera vez en la historia de la institución, la foto de portada es de una mujer, Natacha Pisarenko. “Da cuenta de uno de los temas centrales del año, la lucha por la IVE”, afirmó Vides en referencia a la impactante imagen que muestra a un grupo de pibas cantando y bailando bajo la lluvia, frente al Congreso de la Nación, la noche en la que el Senado rechazó el proyecto por el aborto que llegaba con media sanción de Diputados.

Julieta Ferraro es otra de las reporteras cuyo trabajo sobresale en la exposición. Su foto-ensayo ocupa una pared entera y retrata la intimidad de Maxi, un varón trans en medio de sus cirugías y su transición. “Apunté a lo personal, sin una mirada médica y lejana. Al final toda la idea confluyó en las cuatro fotos que se ven en la muestra” expresó. Para Ferraro suponía un riesgo mostrar algo tan íntimo, pero al final resultó ser un miedo propio. “Usaron las fotos para sus perfiles, les gustaron mucho”, contó.

La muestra se puede visitar de martes a domingo de 12 a 20 en la Casa del Bicentenario hasta el sábado 10 de agosto inclusive. La entrada es  libre y gratuita. Allí están a la venta los anuarios y los pequeños libros de fotografías con los que se financia la anualmente la exposición.

 

Cuerpos sin género

Cuerpos sin género

La trampa del paraiso perdido fusiona danza, arte performático y música.

La luz del teatro se enciende y se ve lo que parece el nacimiento del primer humano. Suenan aves y otros animales. Se supone que debería ser Adán creado a imagen y semejanza de Dios, sin embargo aparece una mujer que se asemeja a un robot. Se oye el latido de un corazón. Ella se desplaza pero no es humana, abre los ojos y busca. La danza comienza.

La trampa del paraiso perdido es la nueva puesta de la coreógrafa y bailarina Rhea Volij y el músico y director Patricio Suárez que fusiona danza, arte performático y música. El propósito de los realizadores es indagar en los límites de lo que es ser humano –de lo orgánico e inorgánico, de lo femenino y masculino–, y lo hacen con tres bailarinas en escena que exploran los movimientos disponibles de sus cuerpos. En la noche del estreno, Volij y Suárez dialogaron con ANCCOM.

¿Cuál es la idea detrás de la obra?

Rhea Volij: Empezamos con improvisaciones, en sesiones en donde yo bailaba y Patricio me miraba. Pensamos cuestiones relacionadas a todos los cuerpos posibles que hay en la actualidad. Al principio apareció lo ciborg gracias a una imagen del cuadro de Adán de El Bosco, que tiene cinco siglos. Todo esto comenzó a generarnos preguntas.

¿Cómo conceptualizaron el cuerpo?

RV: Nos preguntamos por qué y cómo se configuraron los cuerpos en géneros y en modos. Pensamos en descomponerlos en la mayor cantidad de partes posibles, lo que implica una ruptura de estos cuerpos “reales”, que a su vez son meras construcciones. En el inicio, está Adán en el paraíso, pero dos escenas más adelante nos transformamos en gusanos. Así, a través del hilo narrativo, mostramos una sucesión de cuerpos que viven incomodidades que nunca terminan de resolver y se van convirtiendo siempre en otra cosa.

Patricio Suárez: La figura del ciborg no fue un punto de partida. Partimos del cuadro y seguimos indagando hasta darnos cuenta que la idea de artificio y técnica, o del moldeo y modulación de los cuerpos, venía de mucho más atrás. La obra intenta llegar a eso. Casi a ciegas fuimos avanzando y encontrando lugares en donde la relación con la técnica, de lo orgánico y lo inorgánico, afecta al cuerpo. Exploramos los lugares de unos cuerpos capaces de experimentar sufrimiento, goce o sublevaciones, respecto a un sitio que no se adecua del todo al exceso de vida que tiene.

El sexo y el placer tienen un lugar importante…

RV: Siempre me interesa poner el sexo en mi trabajo, es un campo vital de la experiencia humana. Sería un grave error dejarlo afuera cuando se crea una obra de arte. En La trampa del Paraiso perdido trabajamos mucho con las sombras y el componente erótico va de la mano. En la tercera escena hay algo muy lindo que llamamos “parto queer” en donde somos flores que florecen por el culo, esto tiene que ver con la incomodidad y con dar cuenta de lo que es igual en todos los cuerpos nuevos que aparecen. Cada siglo trae un ajuste para los cuerpos, en los puntos de control y fuga. Nuestro parto queer, este parir por el culo, viene del campo del deseo. Es una metáfora de lo que sucede con la sexualidad ahora.

«Lo erótico no aparece estereotipado, siempre tiene un doblez, juega al borde de lo monstruoso», cuenta Pablo Suárez.

¿Utilizaron algún texto para profundizar en el tema?

RV: Me gusta Rita Braidotti y pensé en traer sus conceptos a la obra. Es una feminista deleuziana muy abierta que habla de la inmanencia que se les dio a las mujeres y, por el contrario, la trascendencia que se les dio a los hombres. En nuestra composición hay sexo pero no hay cuerpos sexualizados, no hay géneros, solo cuerpos, y a partir de ahí avanzamos. Con esto en mente pensé al Dictador, uno de los últimos personajes que aparecen, que representa esa trascendencia masculina. Hay un intento constante, en relación con el butō, de ser siempre conscientes de no bailar desde la fuerza sino desde la representación. Todos los bordes se hacen indiscernibles porque tenemos un interés en eso. Hay una escena donde una de las chicas representa a Amy Winehouse y en realidad mostramos a una mujer vaciada por la mirada, aquello que llamamos “el devenir Amy Winehouse”.

PS: Lo erótico no aparece estereotipado, no es una caricatura de lo que sería la sexualidad en escena, siempre tiene un doblez, siempre está jugando al borde de lo monstruoso, y esto es muy interesante porque el deseo funciona así en lo real, es ambiguo y complejo.

La música también juega un papel fundamental…

PS: Una parte surgió hace dos años, de la “cocina” que tuvimos con Rhea, allí fuimos utilizando discos de Neubauten, una banda alemana de rock industrial, y compuse el resto en relación con lo que ya se había producido de danza, para darle mayor espesor. Trato de pensar el sonido como si fuese un olor que genera ambiente y muchas veces, sólo por intuiciones, he probado cosas y en general han funcionado. La primera escena tenía una música distinta y nos dimos cuenta que debilitaba la danza y terminamos componiendo otra. Usé sonoridades de corazones de feto, respirador artificial, y de fondo ruidos del paraíso. Aquí se combina la idea de lo orgánico y lo inorgánico.

¿Cuánto tiempo les llevó desarrollar la obra?

RV: Arrancamos a fines de 2017. Fui acumulando el material que quería desplegar. Fue intenso, cinco horas por día, dos veces por semana. Y si bien empezó siendo un solo, experimenté el deseo de bailar con otras personas, algo que no suelo hacer, porque sentía que la obra pedía una reproducción de cuerpos. Conseguimos un subsidio y al año siguiente comenzamos. Pero cada escena se hizo en esa cocina de nosotros dos…

PS: Fue un trabajo de cercanía audiovisual. Definimos una hoja de ruta y fuimos extrayendo aquello que derramaba más sentido. Partimos de la improvisación y de una serie de pinturas medievales: Cranach, Bruegel, El Bosco, Van der Maiden. Pasaba algo mágico porque por momentos la danza de Rhea se aproximaba mucho a esas imágenes. Ahí pensamos en condensar todo. El universo del Jardín de las delicias de El Bosco fue muy importante, me ayudó como punto de partida.

¿Se encontraron con dificultades?​

RV: El vestuario es genial pero cuando elegí el látex como material sabía que iba a ser un sacrificio. Pero dentro del arte siempre está este elemento: es el sacrificio de la belleza. También los tacos son muy altos, pero en pos de la defensa conceptual de la obra, los usamos.

PS: El látex es un material orgánico que parece todo lo contrario y la vestuarista, Silvia Zavaglia, lo supo desde el inicio. Más allá de la dificultad, queda muy bien.

¿Qué espacio tiene hoy la danza independiente?

RV: En Buenos Aires, las y los bailarines no tenemos lugares para bailar. Nos prometieron que la Usina del Arte iba a ser un espacio de danza pero nunca sucedió. Es muy difícil. La danza no tiene la relevancia que tiene el teatro y debería, porque hay propuestas muy buenas.

PS: El arte se hace preguntas que no se hace la ciencia por ejemplo, el arte genera conocimiento y nuestro trabajo, cuando lo hacemos bien, tiene que ver con estar cerca de preguntas atemporales y muy próximas a la experiencia humana. Yo vengo del teatro y la música, y en la danza hay una libertad que deriva de deshacerse del lenguaje para responder estas preguntas de manera más orgánica. Hay más preguntas y pocas afirmaciones.

La trampa del paraiso perdido puede verse los sábados 22 y 26 de junio a las 20 en el Galpón de Guevara (Guevara 326, CABA), y los jueves 11 y 18 de julio a las 20.30 en el Centro Cultural de la Cooperación.