La juventud podcastera

La juventud podcastera

El 57 por ciento de los encuestados, además de podcast escucha radio.

Una encuesta sobre el uso del podcast en Argentina, realizada desde la propia comunidad de podcasters Drop The Mic, dio el primer panorama más o menos aproximado sobre el uso de este medio digital. El informe, procesado por la cofundadora de Drop, Alejandra Torres, y el mágister en Industrias cCulturales y becario doctoral del Conicet Agustín Espada, cuena con 2.335 respuestas, de las cuales el 62,2% corresponde a hombres; el 36,5%, mujeres; mientras un 0,7% no especificó género. También indica que el 76% de las personas encuestadas vive en provincia de Buenos Aires y en Ciudad de Buenos Aires, en tanto que el 24% restante se lo reparten entre las provincias de Córdoba, Santa Fe, Entre Ríos, Mendoza, Salta y Río Negro. Otra información está relacionada con la franja etaria, y señala que el 64% de quienes respondieron tiene menos de 35 años.

En el trabajo se observa que hay una importante cantidad –un 57%- que además de escuchar podcasts, también es usuaria de la radio, lo que habla de la complementariedad de este tipo de consumos. En dialogo con ANCCOM, Agustín Espada comentó que esto no le sorprende “porque su surgimiento y su producción está pensada desde los temas y los formatos como algo para acoplarse al consumo de la radio y, además, es algo que sucede históricamente en la evolución de los contenidos mediáticos y culturales, que las nuevas formas no reemplazan, sino que se suman a las existentes”. Y agregó: “Los datos de la encuesta muestran eso una vez más, una nueva forma de producir y distribuir contenidos se acopla a las existentes, las modifican en algún punto pero se complementan en espacios, en temas y en formatos”.

Un dato importante a tener en cuenta es que la vía por donde más se descubren los podcasts es por redes sociales.“A nivel nacional -dijo Alejandra Torres-, teniendo en cuenta que la mayor parte de los productores son personas amateur, creo que todavía hay muchísimas bondades propias de las redes sociales que se podrían explotar más. Algunas de las cuestiones que lo imposibilitan es: la falta de tiempo, teniendo en cuenta que la realización de un podcast implica pre-producción, producción, grabación, edición y subir a un host el contenido de audio”, indicó, para luego remarcar: “También hay falta de dinero para delegar a profesionales que puedan diseñar estrategias orgánicas o pagas para dar a conocer los contenidos sonoros que realizan a una audiencia potencialmente interesada por sus contenidos, así como falta de conocimiento: tanto de dominio de las redes sociales como de herramientas que faciliten la producción gráfica o audiovisual de piezas que los promocionen”.

Esta cuestión se vincula con el dato que señala que el 64% de los encuestados informaron que tienen menos de 35 años, que es el tipo de público que más familiarizado está con el manejo de las redes sociales y el celular, que es el dispositivo en donde más se escuchan los podcasts. 

“El fenómeno del podcasting surgió en un contexto universitario y con acceso a internet. Posiblemente la generación sub-35 al estar en contacto con internet, las redes sociales, los celulares y los influencers sean los más conscientes o estimulados a consumir podcasts”, afirmó Torres, aunque cree que no se debe únicamente a esto, sino que entran en juego una multiplicidad de factores: “ Otra opción puede llegar a ser que dentro del enorme catálogo de contenidos, un gran porcentaje del total tiene a esa franja etaria como público objetivo. Con los años la enorme penetración de las personas sub-35 se puede llegar a equilibrar, pero muy de a poco”.

También es importante destacar que casi el 80% de los encuestados respondió que estaría dispuesto a hacer un aporte económico para el desarrollo de algún podcast que fuese de su interés, ya sea mediante suscripción u otra forma de apoyo. Para Espada, esta es “una forma de producir contenidos sonoros que está cada vez más presente en el mercado y no solo de podcast, sino también con Futurock, Congo, El Destape, que son medios que producen contenidos con modelo de suscripción, en el que el podcast puede empezar a aprovechar y capitalizar esos formatos digitales de micropagos”. Aunque aclaró que esta contribución “puede no estar tan relacionada con la suscripción, pero si con hacer un aporte por única vez al financiamiento de un contenido que a uno le gusta”, y manifestó que esto “puede ser en los próximos años una fuente de surgimientos de productos de podcasting”.

«Es probable que Google sepa más del tránsito en la Argentina que el Ministerio de Transporte»

«Es probable que Google sepa más del tránsito en la Argentina que el Ministerio de Transporte»

«Los medios tuvieron un error fortísimo: pensaron que las redes iban a ser un lugar para hacerse más conocidos».

Esteban Magnani, periodista especializado en tecnología y docente universitario, director de la Carrera de Medios Digitales y Audiovisuales de la Universidad Nacional de Rafaela, dialogó con ANCCOM sobre su libro recientemente publicado, La jaula del confort, en el cual el autor reflexiona sobre la creciente influencia que tienen las plataformas tecnológicas más importantes del mundo en la economía y la sociedad gracias al big data. Además de poder comprarse físicamente, el libro cuenta con una licencia creative commons, que permirte descargarse y leerse gratuitamente en pdf de forma legal, con la única condición de que no sea comercializado. 

Al principio del libro sostiene que en los años noventa la sociedad tenía mucha esperanza en Internet y que se creía que era una herramienta fundamental para hacer del mundo un lugar mejor. Después afirma que esto ya no es así. ¿Por qué?

Porque en un primer momento la red era muy abierta y tenía un diseño que permitía que cualquiera se pudiese conectar. De alguna manera democratizaba el poder de la circulación, del contenido, de las comunicaciones. El poder de mucha gente trabajando organizadamente era algo muy interesante también, ya qué hacía que la multitud superase los poderes concentrados. Un ejemplo muy lindo es el de captcha y recaptcha, donde montones de personas rellenando captcha estaban digitalizando millones de libros que de esa manera se hacían accesibles a cualquier persona sin importar la materialidad, sin importar el papel. Así como estos, había ejemplos de todo tipo. Pero esto empieza a cambiar cuando el capital financiero busca espacios donde seguir invirtiendo. Hay una crisis de sobreacumulación, y a partir de ahí se empieza a invertir, y a buscar modelos de negocios que permitan recuperar parte de esa inversión. La inmensa mayoría fracasa, la crisis de 2001 de las puntocom hace que caigan como moscas, pero las que sobreviven tienen un negocio súper consolidado y aprovechan las particularidades del negocio tecnológico con tendencias al monopolio, que les permite a su vez recuperar el dinero invertido.

¿Estas sobrevivientes son las plataformas que después emergen como las grandes empresas tecnológicas de este siglo?

Sí, son Google, Facebook, que son empresas que no tienen más de veinte años de existencia y que tienen una capitalización bursátil mayor que la Ford, American Airlines o Texaco. Para dar un ejemplo concreto, Facebook pagó por WhatsApp 19 mil millones de dólares hace seis años, mientras que Argentina le pagó a Repsol por la estatización de YPF cinco mil millones de dólares, lo que te permite dimensionar el poder que tienen los datos actualmente y la magnitud de este negocio.

¿Es por eso que se dice que los datos son a este siglo lo que fue el petróleo al siglo anterior?

Sí, porque los datos permiten hacer muchas cosas, como ser más eficientes y aumentar la productividad de una empresa, pero también permite analizar el comportamiento humano a una escala de detalle que nunca se había logrado. A partir de la recolección de los datos que las personas dejan en la web, las empresas tienen la información concreta acerca del comportamiento de las personas y de cómo llegan a determinados consumos, lo que convierte al big data en una herramienta muy poderosa que usan a su favor y remplaza a lo que era el marketing tradicional. Por ejemplo, en un momento Google publicó que una persona hace trece búsquedas del nombre de una película antes de ir a verla. Entonces, gracias a estos datos que las personas dejan en la plataforma, la misma ya sabe cuántas entradas va a vender una película con anticipación, lo que le permite vender publicidad con un alto grado de efectividad. Este know-how se extiende a la política, no solo para lograr el voto sino también para destruir el diálogo político y plantear discursos extremos de ultra derecha, ridículos o noticias falsas.

«Es fundamental que el Estado tenga un rol activo para proteger los datos del ciudadano».

¿Además de cambiar la economía mundial, qué aspectos de la cultura y la sociedad modifican estas plataformas?

A mí más que hablar de cambio, me gusta hablar de cómo hipertrofian ciertos rasgos que son constitutivos del ser humano, mientras atrofian otros. Por ejemplo, con las redes sociales se amplifica de forma exponencial el reconocimiento social, que es algo que está presente a lo largo de toda la historia de la humanidad. Pero esto ya no pasa con la familia, los amigos o un grupo selecto de 50 o 100 personas, sino con miles de personas, con la sociedad en sí. Uno en las redes empieza a buscar ese reconocimiento social y por eso genera toda una serie de interacciones con la comunidad para ser reconocido, que por ejemplo puede ser publicar una foto de los fideos que te cocinaste y que te comenten felicitándote, o que vos comentes la foto de la milanesa de tu amigo que se está por comer. Esto genera una serie de reconocimientos e interacciones sociales que no eran necesarias, que antes no se producían, ya que antes uno no se enteraba por internet que había comido ayer su pareja o donde estaba de vacaciones tu amigo, pero que es algo estimulado por el algoritmo de la plataforma, debido que se da cuenta que funciona y que genera horas de visualización de la plataforma. Y más horas de visualización de la plataforma significa más publicidad para mostrar y significa más ingresos. El algoritmo trata de buscar los mecanismos para mantener a la gente enganchada en la plataforma el máximo del tiempo posible, para vender más publicidad y monetizar más ese tiempo de atención. Esto es algo que hacía antes la televisión, que nos ofrecía programas para que mirásemos la publicidad. Esa publicidad era muchísimo más ineficiente porque mostraba productos a un segmento muy grande de la población que no necesariamente compartía los consumos y además tenía el grave problema que tenía que producir esos contenidos y gastar mucha plata. Una serie de Polka cuesta mucho dinero producirla, en cambio en Facebook nosotros producimos el contenido que genera la atención.

Recién mencionó a la televisión, ¿cómo se posicionan los medios de comunicación tradicionales frente al avance de estas plataformas que controlan gran parte de la información y la comunicación que circula actualmente?

Primero, creo que tuvieron un error de diagnóstico fortísimo porque pensaron que las redes sociales iban a ser un lugar para difundir sus contenidos y hacerse más conocidos. Pero lo que pasa ahora es que la gente en muchos casos no entra a los diarios, sino que lee la nota en las plataformas. Eso hace que se consuman mucho menos los medios tradicionales en forma directa, porque más allá que puede haber alguna nota que se viralice y tenga millones de visualizaciones, hay que tener en cuenta que ese dinero le va a ingresar a la plataforma, sea Facebook, Twitter o Instagram, porque mucha gente lee el encabezamiento o el primer párrafo, pero no termina entrando al link de la nota. Pero al mismo tiempo se genera una paradoja, porque si no están en las redes dejan de existir porque los modos de consumo han cambiado mucho. Después de ese error de diagnóstico se dieron cuenta que estaban compitiendo contra un monstruo que se los estaba comiendo, porque compiten por el mismo nicho de mercado, que es el publicitario. Y estas plataformas pueden vender publicidad mucho más barata porque tienen menos costos por hacer los contenidos, que de hecho casi ni tienen, porque los producimos nosotros que subimos fotos, buscamos y opinamos de todo en las plataformas. El otro inconveniente que tuvieron es que las plataformas cómo Facebook o Google tienen un mercado hipersegmentado, porque saben quién está del otro lado de la pantalla, qué le interesa, qué es lo que está mirando, entonces tienen la posibilidad de mostrar la publicidad que resulte más efectiva. Además, los medios tradicionales tampoco pueden recuperar lo que pierden en papel de forma digital, porque para poner publicidad online que sea eficiente y que aproveche los datos existentes de la persona que está del otro lado de la pantalla, tienen que contratar los servicios de Google o de Facebook para la publicidad, lo que hace que estas plataformas se terminen llevando parte de los ingresos, lo cual hace que pierdan por todos lados. Creo que el único modelo que se está visualizando, con muchas idas y vueltas, con prueba y error, es el de los abonos. Gente que paga y se suscribe para tener un servicio periodístico que le sea de confianza y que le guste. La mayoría de los diarios hoy en día están yendo hacía ese modelo, en Argentina y en el mundo. Pero lo que sucede con esto es que para sobrevivir tenés que tener una comunidad muy intensa y que te siga permanentemente, ya no dependés del lector ocasional, que es muy difícil de monetizar. Vos dependés de alguien que se ponga la camiseta de tu medio y que esté dispuesto a poner 300,400 o 500 pesos por mes para acceder a los contenidos que producís.

En el libro se refiere a  los distintos tipos de plataformas que hay,  recorriendo los caminos que transitaron Google, Facebook, Apple y Amazon, además de las denominadas austeras, como Uber o Airbnb. ¿Cuáles son las diferencias entre cada una de estas?

Las primeras plataformas exitosas que trabajan con datos son las que tienen sus ingresos por publicidad, que son Google y después Facebook. Estas plataformas surgen en la primera oleada, que es después de las crisis de las puntocom en 2001. Una segunda oleada surge en 2008 tras la crisis financiera mundial, donde los inversores de riesgo tratan de meterse en el mundo material utilizando el poder de los datos, y ahí es donde nace Uber, por ejemplo. Uber representa el 50% de las plataformas austeras y pierde mil millones de dólares por año desde 2009, lo que marca que es una apuesta a muy largo plazo. Es una forma de quemar efectivo como forma de superar la crisis de sobreacumulación y con la promesa de que después de romper todo el mercado, se recupera lo invertido. Creo que es un modelo que está mostrando señales de agotamiento porque Uber sigue sin dar ganancia. Mucho más pequeño, dentro de ese mismo modelo, está Airbnb para la industria hotelera, Netflix para la del cine, aunque este último va a empezar a tener bastante competencia a partir de este año ya que las grandes productoras de cine también van a ingresar al negocio de los datos, prueba de eso es el lanzamiento de la plataforma de streaming de Disney.  Después están Rappi, Glovo, PedidosYa que tratan de hacer lo suyo en sus ámbitos y ponerse como intermediarios gracias al control de los datos, que permite conocer los gustos del consumidor y personalizar la publicidad. 

Al final del libro habla de la relación que pueden tener el big data y las Ciencias Sociales. ¿Cómo se podría producir esta vinculación?

El algoritmo puede detectar correlaciones de grandes cantidades de datos. Puede establecer que los tipos A, B y C tienen un comportamiento D. Al algoritmo no le importa cuál es la causalidad de esa correlación, pero puede ser una forma de meterse en la profundidad acerca de cómo se mueven las sociedades, incluso desde la psicología. Uno de los elementos que construyen a la subjetividad puede empezar a aparecer. Si yo desde el big data puedo tener ciertos indicios, ¿porque no puedo mirar desde la psicología que es lo que pasa con la teoría evolutiva del sujeto? ¿Qué pasa con la consolidación de la personalidad? ¿Con el definir quién soy y como me construyo a mí mismo? Esto es algo que se puede hacer para el marketing, pero también desde las ciencias blandas, que ahora cuentan con más datos que con los que contaban hace 50 años. Obviamente que hay que acceder a esos datos, porque hay un monopolio de esos datos. Google te dice como está el tránsito basándose en Google Maps, pero no te revela la base de datos ni mucho menos el algoritmo por el cual puede saber cómo está funcionando el tráfico. Es por eso que es fundamental que el Estado tenga un rol activo, primero para proteger los datos del ciudadano, porque es probable que Google sepa mucho más del tráfico en Argentina que lo que sabe el Ministerio de Transporte. Y después para empezar a acumular datos de una manera segura, responsable, dando garantías que estén anonimizados, cosa que las empresas privadas no hacen porque no tienen ningún tipo de regulación. 

¿Cree que dentro del ámbito de las Ciencias Sociales se está dando el debate acerca de los usos que se le pueden dar al big data o eso todavía es algo lejano?

Creo que el debate está creciendo bastante. Hubo varios cimbronazos fuertes. Uno de ellos fue el de Edward Snowden, cuando en el 2013 revela las cosas que hacía la CIA y la Agencia de Seguridad Nacional de Estados Unidos. Otro fue el de Cambridge Analytica, cuando el establishment estadounidense ve que un outsider como Trump gana las elecciones sorprendiendo a todos, teniendo a la mayoría de los medios en su contra. Creo que este fue un caso que sirvió para demostrar la incidencia que pueden tener las redes sociales y las noticias falsas en un proceso electoral.

El megaestadio es un megaproblema

El megaestadio es un megaproblema

Finalmente, el Megaestadio Arena Movistar fue inaugurado el pasado viernes 1 de noviembre con el recital de Tini Stoessel. Luego vinieron los recitales de Joaquín Sabina y Joan Manuel Serrat el sábado 2, domingo 3 y jueves 7. La apertura del estadio, propiedad de La Nación y AEG Worldwide, en conjunto con Movistar, produjo varias complicaciones a los vecinos del barrio, que fueron invisibilizados por los grandes medios de comunicación. 

“Hubo corte de circulación de vehículos desde temprano. En algunos casos, la policía y agentes de tránsito pedían documentos a los frentistas para ingresar al área vallada o no permitían el ingreso”, contó a ANCCOM Gustavo, uno de los vecinos autoconvocados de Villa Crespo. Se refería al caos, no sólo vehicular, que cayó sobre el barrio el pasado fin de semana y que continuará: el megaestadio ya es un hecho. 

“Además, producto del caos vehicular, se produjo un accidente mortal”, sumó Gustavo. El accidente al cual se refirió ocurrió el día de la inauguración, cuando un hombre de 35 años fue atropellado por un colectivo en Juan B Justo y Camargo cuando intentaba cruzar el Metrobus, con la calle Camargo cortada y con una gran afluencia de autos y peatones que hizo que todo fuese más confuso. 

El vecino mencionó otros inconvenientes que tuvo el barrio por la inauguración del Megaestadio cómo los cortes de luz y otros que parecían ser cosas del pasado, cómo las inundaciones. “El domingo hubo dos a tres horas de corte de luz en Humboldt al 100 previo al recital de Sabina y Serrat”. Y añadió: “Con la tormenta que hubo el lunes 4 de noviembre, la intersección entre Camargo y Juan B Justo se inundó muchísimo, cosa que no sucedía hacia un tiempo. Nosotros creemos que estos hechos están vinculados con la construcción del estadio y la basura arrojada por el público”. 

Ingrid es una de las vecinas que se sumó desde el primer momento al grupo de vecinos organizados contra el Megaestadio. Dijo que con la inauguración del estadio, se confirmó lo que más temían: que los días que hay shows, la policía ya comience a cortar las calles a la tarde complicando de manera importante el tránsito. “Las calles que cortan son Padilla, Murillo y Camargo, así como también Darwin y Humboldt, lo que impide que pasen los autos por ahí y se congestionen Juan B. Justo y Corrientes”. Y agregó: “Lo que también es problemático es la cantidad de gente que pasa por calles estrechas como Darwin y Humboldt, de pocos metros de lado a lado, y que creemos que no están preparadas para que camine tanta gente por ellas sin que se genere un caos”.

Además, Ingrid hizo énfasis en lo complicado que son las desconcentraciones de los recitales: “La gente salió haciendo mucho ruido, gritando, se escucharon silbatos que convocaban a la gente para subirse a combis. Esto pasa porque no hay circuitos para que el público se desconcentre porque en ese horario no hay transporte adecuado, no hay subte y las frecuencias de colectivos en ese momento bajan muchísimo”. Y manifestó su preocupación en que esto sea una situación permanente en el barrio: “Lo que nos abruma y nos preocupa muchísimo es que esto no es una situación excepcional -expresó-, sino algo que se va a repetir de jueves a domingos, todas las semanas por 40 años”.

Laura es una de las vecinas autoncovocadas que opinó igual que Ingrid, diciendo que con la apertura del Megaestadio terminó sucediendo lo que creían que iba a pasar. “Un par de hora antes la policía empieza a cortar las calles y esto se transforma en un caos total, sin lugar para estacionar o poder sacar el auto, y con las avenidas colapsadas”. Y agregó: “Hay autos y combis estacionadas en puertas del garaje, no solo cerca del estadio, sino que llegan hasta la Avenida Warnes, que es una avenida que después de las 18 era muy tranquila”. 

Laura también remarcó que en los días que hay recitales la vida del barrio no solo se modifica por las complicaciones del tránsito o la cantidad de gente que hay en el barrio, sino por cuestiones absurdas como por ejemplo el hecho de que la policía le prohíbe vender a los supermercados y a los kioscos alcohol cuatro horas antes de que comience el show hasta su finalización. “Si yo quiero ir a comprar una cerveza o un vino al kiosco o al almacén, en la previa o durante el concierto, no se puede hacer, lo cual es una locura porque es como si nos estuviesen aplicando una ley seca, que encima perjudica a esos comercios, que no pueden vender los días que más venden, que son los viernes, sábados y domingos  —sostuvo la vecina—. Esto es una imposición arbitraria, que su única finalidad es para que se compre en los bares que están cerca, que son los únicos que tienen permitido vender en ese momento”.

Otro de los que alzó su voz en contra del Megaestadio, a través de su perfil de Facebook, es el reconocido dramaturgo y director de teatro, y vecino de Villa Crespo, Mauricio Kartún. En su publicación compartió una nota del diario Clarín que hablaba sobre el hombre atropellado y respondió que no se trató de un accidente de tránsito de los que hay comúnmente en la ciudad, sino que lo relacionó directamente con las complicaciones que surgieron en el tráfico producto del recital. “El del viernes fue simplemente un recital más, como los dos o tres que habrá allí a partir de ahora cada semana (tiene veinte programados para noviembre). Aunque la policía intentaba desesperadamente ordenar el caos, las calles a varias manzanas alrededor colapsaron”. Y agregó: “En medio del despelote la víctima intentó cruzar la Juan B. Justo que era una caravana atorada y prácticamente inmóvil y al llegar al Metrobús fue atropellado”.

Kartún hizo hincapié en como el Gobierno de la Ciudad exige con distinta vara las normas de seguridad a las salas de teatro independientes que a un emprendimiento de estas características. “A las diminutas salas de teatro independiente les exige el GCBA medidas de seguridad imposibles de cumplir. Dicen proteger de esta manera a ese centenar que estará alguna vez adentro -explicó-. Y ponen entre tanto en riesgo a miles y miles afuera que sin comerla ni beberla terminan de rehenes de un negociado”. Por último, instó a que se apoye a los vecinos organizados en su reclamo: “Hay un grupo de vecinos autoconvocados movilizándose. Apoyémoslos. Pensá si te toca a vos en la otra cuadra. Y hacéte la imagen de tu vereda: dieciséis mil personas pasando a la entrada y otras tantas pasando a la salida”.

Ahora, luego de hacer volanteadas todos los sábados de octubre en Juan B. Justo y Corrientes al mediodía, este viernes 8 de noviembre los vecinos autoconvocados van a realizar un corte en Corrientes y Dorrego a partir de las 19.30 para visibilizar el daño que les provoca el Megaestadio.

Desamparados de Villa Crespo

Desamparados de Villa Crespo

Durante 40 años, La Nación y Movistar no pagarán impuestos por el megaestadio que construyeron.

Un día antes de las elecciones generales, los vecinos de Villa Crespo seguían con sus reclamos contra el Megaestadio Arena, que se construye sobre la calle Humboldt 450. El mega emprendimiento, llevado adelante por el diario La Nación y la empresa AEG Worldwide, en conjunto con Movistar, tiene prevista su inauguración este viernes 1º de noviembre con un recital gratuito de la cantante Tini Stoessel, luego de que la justicia levantara la medida cautelar tras el amparo que había presentado la Fundación Ciudad a través de su titular, Jonathan Baldiviezo, en representación de los vecinos autoconvocados.

“En el estadio entran 16 mil personas y se van a hacer alrededor de tres recitales por semana —dijo a ANCCOM Gabriela, una de las vecinas autoconvocadas—. No hay estacionamiento previsto dentro del estadio con lo cual van a acaparar toda la zona los autos que vengan, en una zona que ya es difícil estacionar de por sí, ni tampoco funciona todavía la línea del tren San Martín en el barrio”. Y afirmó que, producto de las obras, ya hubo varios días que estuvieron sin luz en el barrio, con algunos casos en que los cortes llegaron hasta doce horas sin energía.. 

Gabriela cree que estos espectáculos frecuentes van a cambiar radicalmente el estilo de vida del barrio y van tener un impacto muy fuerte en los precios de las viviendas y los comercios. “Los que viven alrededor están muy preocupados, la mayoría de las propiedades ya están devaluadas, seguramente los kiosqueros creerán que se benefician porque venderán más a la salida de los eventos, pero también van a subir mucho los alquileres, con lo cual a ellos también los va a perjudicar muchísimo”. Y agregó: “Esto va a traer un colapso de movimiento humano, de autos, contaminación auditiva y va a alterar la vida de los que circulamos por acá, que ya tiene un movimiento propio.” 

Tres veces por semana, 16 mil personas alterarán la rutina del apacible barrio de Villa Crespo.

Laura vive en Villa Crespo desde 1998, y es otra de las vecinas que está preocupada por el efecto negativo que puede tener el mega estadio para el barrio. “El transporte público va a estar colapsado, las calles abarrotadas de autos, los vecinos no vamos a tener donde estacionar y los estacionamientos van a estar llenos”. Si bien la empresa AEG levantó estadios en varios lugares, los vecinos aseguran que en ninguna parte del mundo lo hizo con estas características, en un barrio residencial en medio de la ciudad. “Lo quisieron construir en otros lugares, como Agronomía, Balvanera y no pudieron por la resistencia de los vecinos. En este caso lo hicieron de una manera en que nosotros no nos dimos cuenta que estaba este proyecto metido en la Legislatura —agregó Laura—. Hablaban de un micro estadio, y todavía le siguen diciendo así, lo cual es muy gracioso, cuando va a ser el estadio cerrado más grande de Capital Federal.”

Más allá de los reclamos, Laura aclaró que los vecinos también tienen contrapropuestas para darle un uso diferente al estadio: “Nosotros propusimos que se modifique la ley que se votó, retrotrayendo el proyecto al objetivo inicial que es el de hacer un estadio deportivo que se use para esa clase de eventos, que era su espíritu original. Porque si bien puede ir mucha gente, serían mucho menos frecuentes que si se utiliza para hacer recitales”. Y añadió: “Otra cosa importante que nosotros pedimos es que la concesión la tengan por veinte años en vez de cuarenta y que las empresas (AEG y La Nación) paguen el ABL como todos, ya que tienen una exención impositiva que los habilita a no abonar ese impuesto por cuarenta años, lo que es un despropósito: es un impuesto que tenemos que pagar todos”.

Matías es vecino del barrio hace tres años, y una de las razones por la que se mudó es por la relativa tranquilidad que hay comparado con su anterior barrio, Palermo. Pero teme que con la inauguración del megaestadio esto pueda cambiar drásticamente. ”Al vecino del barrio lo va a complicar mucho —explicó—, principalmente por el gran caudal de personas que va a venir, por la suciedad que se va a generar, porque se van a complicar muchísimo los ingresos y los egresos, la libre circulación de los vecinos”. Como a Laura y Gabriela, le parece irracional hacer un estadio de estas magnitudes en un barrio cómo Villa Crespo. “Es una locura meter un estadio de quince mil personas en un barrio residencial —definió— y sin estacionamiento en medio de un barrio que tiene la capacidad de estacionamiento ya colapsada, en donde en este momento se hace muy difícil encontrar un lugar. Es por eso que cuando lo inauguren estoy pensando en vender el auto, porque esto me complica mucho la vida”. 

Gustavo es otro de los autoconcovocados que cree que el megaestadio va a ser sumamente perjudicial, sobre todo por la cuestión ambiental, que esa es una de las razones por las cual La Fundación Ciudad, en representación de los vecinos organizados, presentó el amparo en marzo para frenar la construcción del estadio. “El amparo se presentó porque el primer informe de impacto ambiental había categorizado este megaestadio sin un efecto relevante además de no haber presentado los informes de las empresas de servicios sobre la provisión y funcionamiento de los mismos, y esta calificación permitía que durante el plazo de concesión (cuarenta aῆos) no hubiera ningún tipo de control sobre el funcionamiento del megaestadio”.

Gracias a este amparo, pudieron lograr una cautelar, pero esta fue solo una victoria a medias, ya que si bien el juez Aurelio Ammirato frenó la comercialización los shows hasta tanto hubiera un nuevo informe y se realizara la audiencia pública,  no pasó lo mismo con la construcción, “alegando la protección del trabajo de los operarios de la constructora”, afirmó Gustavo. Y agregó: “Buenos Aires Arena, ahora Movistar (Telefónica) Arena no apeló el amparo porque iba a tener listo el nuevo informe a tiempo y sabía que se lo iban a aprobar, dado el interés y apoyo de GCBA para la inauguración y funcionamiento del megaestadio”. Eso fue justamente lo que pasó, ya que la empresa presentó el plan ambiental en la audiencia pública y luego fue aprobado por la Agencia de Protección Ambiental, que solo dispuso que las empresas presentasen informes ambientales cada dos años, a pesar de las irregularidades que denunciaron los vecinos. 

El 4 de octubre, el juez Pablo Mantaraz, luego de la presentación del nuevo informe ambiental, dictaminó que el amparo se había constituido en una medida abstracta y lo dio por finalizado, dando vía libre para que desde Movistar Arena empezaran a vender entradas (aunque ya lo habían comenzado a hacer) y que pusieran fechas para los shows que ya tenían planeados. Ahora, los vecinos planean buscar asesoramiento para seguir adelante con sus reclamos y que se puedan visibilizar. Los últimos tres sábados, incluyendo el anterior a las elecciones se hicieron volanteadas en Juan B. Justo y Corrientes para concientizar a todas las personas que viven en el barrio de los posibles efectos negativos que podría tener el estadio.