«No queremos más que se nos borre de la historia»

«No queremos más que se nos borre de la historia»

La Primera Marcha de las Comunidades Afroargentina, Afrodescendiente, Africana, Afrodiaspórica y Panafricanista tuvo lugar este miércoles frente al Congreso. Qué derechos reclaman.

Por primera vez en nuestro país, columnas de organizaciones afro marcharon este miércoles 8 de noviembre bajo premisas variadas: diversidad, religión, cupo laboral, revisionismo histórico e inclusión fueron algunos de los principales ejes en disputa. El encuentro contó con una gran convocatoria y recorrió de manera pacífica la distancia entre Plaza de Mayo y el Congreso de la Nación. Con la premisa transversal del reconocimiento social, esta porción de la comunidad argentina tuvo que salir a las calles para ser reconocida. Invisibilizados, tanto por los medios de comunicación como por la historia, la movilización sirvió de llamado de atención a una sociedad que aún no se percata de sus problemas estructurales en torno al racismo.

Hace no mucho tiempo el caso judicial de Lucas Gonzalez introdujo como agravante el odio racial en la condena a los policías que lo ejecutaron a sangre fría. Hoy, sin haber ocurrido ningún cambio significativo en torno al tratamiento de estos sectores históricamente marginados, algunos todavía se sienten inseguros y olvidados.

“Sabemos perfectamente que el odio, la persecución y la idea de exterminio ha perseguido a muchos pueblos, entre ellos al pueblo negro”, explicaba Melina Sánchez, migrante y activista por los derechos humanos. “Estamos acá como señal de resistencia, pero también demostrando que somos una organización política y que tenemos mucho para aportar a la sociedad argentina, porque somos parte histórica de ella”.

En búsqueda de romper con el ocultamiento sistemático de sus aportes a la historia del país, muchos de los reclamos recayeron en el reconocimiento a la participación en la historia nacional de la figura de Remedios del Valle, “La Capitana”. “Lo que me moviliza personalmente es la reivindicación y la restauración por los daños hechos dentro del historicidio argentino a las disidencias que somos los afro argentinos, los afrodescendientes, africanos y a los pueblos originarios que constituimos esta nación desde el principio, desde su fundación”, decía Nahuel Tawahedo, afro argentino de sexta generación. ”No queremos más que se nos niegue, que se nos invisibilice y que se nos borre de la historia”.

“No venimos como un sector minoritario de la población a exigirles reconocimiento al Estado: nosotros ya estamos constituidos como naciones, como bloques con diferentes entidades y ascendencias de diferentes naciones africanas. Tenemos algo que decir, algo por que luchar. Lo que vamos a tratar de generar o estamos generando es que se avale todo eso”, concluía su testimonio Tawahedo que, a partir del movimiento de la marcha empezaba a desplazarse al destino final.

El recorrido de Plaza de Mayo al Congreso fue festivo. Candombe, capoeira y múltiples manifestaciones de cultura negra se apoderaron de la calle y obtuvieron la mirada de todo el que pasaba. Carteles y banderas acompañaron el recorrido. “La negra que me parió”, “Basta de racismo” y algún que otro cartel en contra del conflicto en medio oriente podían llegar a leerse. Vestidos con ropa religiosa de matriz afro, parte de los bloques manifestantes se movilizó por el respeto a formas de culto no católicas. Piruetas y sonrisas le seguían por delante, junto a instrumentos que no dejaron de sonar ni un momento.

Llegados al Congreso, cerca de las 20, los organizadores instalaron el equipo de sonido para el discurso final. Literatura negra y comida se instalaron junto a ellos en las calles. Media hora más tarde, sin sol en el cielo, los reflectores y las lecturas de los reclamos iluminaron a las oradoras. “Reunides nada más y nada menos que frente al Congreso de la Nación vamos a luchar por la representación política de la comunidad afrodescendiente”, inició su discurso una de las oradoras del 8N para, luego, mencionar a las organizaciones, instituciones y personas que apoyaron la realización de esta movilización.

“Hoy nos congrega esta marcha a diez años de la Ley 26852. Esta marcha marca un hito histórico en la comunidad, se trata de la primera acción en unidad del movimiento político afrodescendiente”, proclamó la oradora acompañada de aplausos. “A 40 años de democracia hay muchas deudas con la comunidad afrodescendiente, hay muchos logros también que nos unen y nos trajeron hasta acá, pero hay demandas y vamos a seguir en la lucha ¡Somos una comunidad de lucha! ¡Somos la resistencia negra de Argentina!”, concluyó el grupo organizador del 8N. Finalmente se leyó el documento con los propósitos del encuentro: Basta de racismo y otras formas conexas de intolerancia, la aprobación de una ley antirracista, la preservación de los Territorios Ancestrales y del Patrimonio Cultural, el reclamo por cupo laboral, representación política afro y el respeto a las religiones de matriz afro fueron algunos de los planteos mencionados.

Ante un proceso de radicalización de ciertos discursos de odio, la marcha afro, específicamente en este país, marca un antecedente muy importante en tanto restituye su voz a quienes la historia no dudo en callar. Religiones, culturas y vidas humanas debieron mostrarse en público como grupo para que se les reconozca como personas habitantes de este país.

«Militamos en distintos movimientos sociales y políticos pero a la hora del armado de listas, siempre quedamos afuera»

«Militamos en distintos movimientos sociales y políticos pero a la hora del armado de listas, siempre quedamos afuera»

Se realizó en La Plata el 4º Encuentro Plurinacional de Naciones y Pueblos Indígenas, Afrodescendientes y Migrantes. ¿Se viene el partido político propio?

“Hablar de cultura es algo muy grande. Yo quisiera hablar del monte. Ya no hay monte donde estamos nosotros, en Salta. Y si perdemos el territorio donde tenemos monte, perdemos las plantas para nuestras medicinas ancestrales. Perdés el monte, perdés la cultura”, sostuvo una de las muchas voces presentes en el taller “Artes y Culturas para la Descolonización”, que se realizó el sábado 15 de abril como parte de la primera jornada del 4º Encuentro Plurinacional de Naciones, Pueblos e Identidades Indígenas, Afrodescendientes, Migrantes y Diversidades celebrado en la Facultad de Periodismo y Comunicación de la Universidad Nacional de La Plata. El Encuentro continuó el domingo 16 de abril en el Centro Cultural Daniel Omar Favero y cerró con la realización de murales colectivos y un festival artístico pluricultural donde 300 personas bailaron al son de sus propias músicas. 

“Estamos trabajando con algo (la cultura) que está vinculado al placer. No podemos olvidar eso, es una ventaja. Porque después de aquí, de este encuentro, tomamos el subte y vuelve el vacío, el miedo, el peligro. Tenemos que lograr que la cultura plurinacional sea un espacio donde se pongan en juego espontáneamente los sentimientos y el pensamiento”, mencionó Izel Paz, moderadora del taller. 

Para un pensamiento plurinacional la cultura es parte de la vida, es una experiencia de la vida. No es un hecho aparte que se puede vender o presenciar como producto o espectáculo”, señaló Héctor Santomil, referente de la comunidad Charrúa Etriek de Villaguay. “El otro día fui al INADI a preguntar quién nos representaba como quechuas, como pueblo, y todos eran blancos”, reclamó otra voz dentro del taller, era la de un señor mayor, guaraní, que hasta entonces había permanecido callado.

El término plurinacional se refiere a una entidad política o Estado que reconoce la existencia y la diversidad de varias naciones dentro de su territorio. Los talleres que reflexionan en torno a este paradigma se erigen como el espacio propicio y necesario donde, año a año, se debaten las problemáticas más urgentes y cruciales para la corriente plurinacional en Argentina. 

El de Artes y Culturas no fue el único taller que se realizó en el Encuentro. También hubo espacios para debatir y reflexionar sobre “Experiencias y Participación Política Plurinacional”, “Reivindicación de la Organización y Lucha Migrante”, “Salud Intercultural, Medicina Ancestral y Parto Respetado”, “Pueblos Originarios en la Guerra de Malvinas”, “Comunicación con Identidad”, “Genocidio Indígena. Tierra, Hábitat, Territorio y Consulta Previa”, en este cuarto encuentro. La idea de los organizadores es que lo debatido lleve a conclusiones y acciones que se impulsen y se retomen los siguientes eventos que el movimiento realice.

El término plurinacional se utiliza a menudo en el contexto de países con una población diversa, como Bolivia, Ecuador y México, donde se reconoce la existencia de diferentes naciones y culturas dentro de sus fronteras. Estos países han adoptado modelos de Estado plurinacional para reconocer la diversidad cultural y garantizar los derechos de todas las comunidades. Sin embargo, en Argentina, donde todavía hoy conviven más de 40 pueblos, naciones y etnias a lo largo y ancho del territorio, el movimiento plurinacional todavía se considera incipiente, aunque desde la organización reconocen que han logrado varios avances.

“Entendamos que las casas de estudio son los ámbitos en donde se construye y se debate el pensamiento. Por eso para nosotros es importante que estos talleres de debate se den en ámbitos como la Facultad de Periodismo”, señala Puma Katrileo, mapuche y encargado de todo lo relacionado con la comunicación del Encuentro. A su vez, señala que “desde el primer encuentro hasta hoy lo que se ha visto es un avance en ciertas políticas públicas o reconocimiento. Por ejemplo, en Buenos Aires ya hay distintos lugares que se vienen reconociendo como municipios pluriculturales y plurinacionales”. 

La mutación de movimiento a partido es un ideal que el Encuentro se ha planteado desde su primera realización. Para Puma ese momento tendrá que llegar tarde o temprano por la naturaleza de los convocados al encuentro: “La convocatoria es a las militancias indígenas, afro, migrantes de diversidades y compañeros y compañeras que aportan y militan estas causas. Esos que somos los proscritos de la política, porque militamos en distintos movimientos sociales y políticos, pero a la hora del armado de listas quedamos siempre fuera. Pero seguimos poniéndole onda porque entendemos que la militancia misma y la dirigencia de esos movimientos sociales tienen que hacer eco de la pluriculturalidad que conforman estos espacios. Y eso lo tienen que llevar adelante la militancia de base, porque las cabezas siempre están en otras cuestiones, en otras roscas”.

A su vez, desde el movimiento reconocen que “la plurinacionalidad de cuando la planteamos en 2019 ha avanzado dentro de los movimientos sociales también, ahora hay movimientos sociales y políticos que tienen su corriente plurinacional. Y en lo discursivo, en los encuentros políticos, ahora aparece el debate de lo plurinacional, cosa que antes no se daba cuando irrumpimos en el 2019 con este nuevo paradigma. Esto ha llevado a rupturas como que el encuentro nacional de mujeres ahora se llame encuentro plurinacional de mujeres”, remarca orgulloso Puma. 

El problema, dice, es que “todavía hay cierta militancia que no entiende la cuestión de la plurinacionalidad y que cree que es algo separatista. Y nosotros lo que venimos planteando es que hay que entender las diferencias. Somos todos diferentes. Partiendo de esa base, la diversidad a los que nos tiene que llevar es a la articulación de acciones y no que haya una bajada de línea unidireccional y monocultural. Porque esto de decir somos todos iguales es mentira, no somos todos iguales. Ni ante la ley ni ante nadie”. 

 Esto último, en resumen, está en la base del pensamiento plurinacional, que se refiere a una entidad política que reconoce la diversidad cultural y étnica de su población y busca garantizar los derechos de todas las comunidades dentro de su territorio.

En los talleres que se dieron durante este 4º Encuentro Plurinacional se habló de dar formalidad y organización a las propuestas. Y de elevar los reclamos a instancias judiciales, “para usar las herramientas de ellos (el Estado) y no ir como indios sueltos”. Alguien entre el público del taller murmuró con eso de “indios sueltos”. El término se considera ofensivo. Pero Eliseo Álvarez Prado, uno de los 70.505 collas en Argentina (según el censo de 2010), quien además es profesor de charango, ante el murmullo, se explicó así: “Lo mío es una postura política y no me ofende que me llamen indio –remarcó–, porque con el término indio nos conocieron, con el término indio nos sometieron, y con el término indio vamos a liberarnos”. 

Deconstruyendo la argentinidad

Deconstruyendo la argentinidad

El último fin de semana se llevó a cabo el Tercer Encuentro de Naciones, Pueblos e Identidades Indígenas, Afrodescendientes, Migrantes y Diversidades para problematizar los mitos del Estado Nación.

Con la certeza de que aquello que no se nombra no existe y con la convicción de que el cuerpo es lugar de deconstrucción y atravesamiento de discursos, el Tercer Encuentro de Naciones, Pueblos e Identidades Indígenas, Afrodescendientes, Migrantes y Diversidades se reunió para avanzar en la construcción de redes y saberes.

La primera jornada tuvo lugar el pasado sábado 23 de abril en la Universidad de Hurlingham, donde se realizaron diferentes talleres temáticos. Entre ellos se destacaron los que se desarrollaron acerca de genocidios indígenas, participación política plurinacional, tierra hábitat y territorio, economía política y educación plurinacional, lucha migrante, descolonización de género, pueblos originarios en Malvinas, medicina intercultural y parto respetado, entre otros.

En su conjunto, los 14 talleres plantearon la necesidad de avanzar hacia un cambio de paradigma desandando el largo y doloroso proceso que, colonización y genocidio mediante, derivó en la constitución del Estado-Nación, inaugurando una historia de violencia, discriminación y racismo que se extiende naturalizada hasta nuestros días.

Aunque en su conjunto, los talleres conforman una trama, esencia de lo plural y diverso, algunas preocupaciones atravesaron con más urgencia el Encuentro. Una de estas fue sin dudas el Censo 2022 que ya se realiza de manera digital, y que el próximo 17 de mayo finalizará de manera presencial.

Municipios plurinacionales

Según la Unión de Pueblos Originarios de Tigre y Escobar, el Gran Buenos Aires es la región del país con mayor concentración y diversidad de pueblos originarios. En este sentido, un pedido repetido en las conclusiones de los distintos talleres fue que se declare a Buenos Aires como Provincia Plurinacional e Intercultural. El primer paso en este camino lo dieron Quilmes y Marcos Paz primeros, y de momento únicos, municipios bonaerenses declarados oficialmente plurinacionales.

En relación al Censo 2022, una preocupación clave abordada en el taller Tierra, hábitat y territorio fue la de “despertar la conciencia para que los integrantes de los distintos pueblos y comunidades puedan reconocerse en los formularios”. Sensibilización que apunta a romper el mito de una Argentina “blanca” y “bajada de los barcos” que hace pasar por “minoría” lo que es “una mayoría silenciada”.

Como señaló Lourdes Rivadeneira, integrante de la Red Nacional de Migrantes Refugiados y Patria Migrante, a esta Argentina que “la pintan blanca” no todos llegamos en barcos, muchos estaban desde antes, “y nosotras, las marrones, no bajamos de barcos sino que vinimos en colectivo”.

También se espera que el Censo sirva como herramienta para empujar el avance del relevamiento previsto en el Artículo 3° de la Ley 26160 de Emergencia Territorial. A cargo del Instituto Nacional de Asuntos Indígenas (INAI), la conclusión de este proceso, iniciado en 2006, es indispensable para sancionar la Ley de Propiedad Comunitaria Indígena, postergada e imprescindible acción de justicia y reparación histórica.

Aunque en su Artículo 2° la Ley 26160 prevé la suspensión de desalojos y de todo acto procesal o administrativo mientras dure el relevamiento, las demoras señaladas dejan a los pueblos y comunidades en una situación en extremo delicada, expuestas a la violencia y las persecuciones, y al solo amparo de las sucesivas prórrogas (2009, 2013, 2017 y 2021) de la norma.

El lenguaje de la descolonización

En una línea de pensamiento en la que podemos también reconocer a pensadores como Enrique Dussel, Walter Mignolo, Anibal Quijano, entre otros, el Tercer Encuentro vuelve a plantear, al igual que en sus ediciones anteriores, la necesidad de descolonizar el saber y el pensamiento, empujando una epistemología del arraigo, la memoria y las diversas cosmovisiones que habitan cuerpos, comunidades y territorios.

De modo que en el Encuentro también se habló de las palabras. De las usadas para pensar y hablar. De las hegemónicas y las silenciadas, las de las más de veinte lenguas que configuran esta trama sociocultural, ancestral e histórica llamada Argentina.

En este marco, desde el taller de Descolonización del Género se discutió sobre lenguaje inclusivo y construcción de nuevos saberes haciendo hincapié en que “el lenguaje es producto de una construcción histórica y se puede transformar para dar cuenta de los cambios sociales”. Al mismo tiempo, y en el marco de los diez años de la Ley de Identidad de Género, se instó a “construir nuevos conocimientos desde las propias experiencias, transversalizando el género y la diversidad sexual en la educación como una forma de despatriarcalizar el saber”.

Por su parte, el taller de Genocidio Indígena alertó sobre la necesidad de entender que, en el Abya Yala (territorio americano), genocidio-etnocidio-ecocidio “son una sola cosa”.

Desde este espacio se convocó, además, a unificar los juicios por la verdad en una única causa de todos los pueblos, entiendo que Napalí, Salsipuedes, Rincón Bomba y la Campaña al Desierto “no son episodios aislados sino prácticas y patrones que desde Canadá hasta Tierra del Fuego estuvieron orientadas a invisibilizar el genocidio y la matanza”.

Todos los mundos

Pensar y cuestionar la formación del Estado-Nación es problematizar la constitución de “la argentinidad” como un proyecto político educativo. Así, desde los talleres Juventudes Plurinacionales y Educación Plurinacional se puso el acento en la necesidad de rever, a catorce años de la sanción de la Ley de Educación Nacional, las políticas educativas vigentes a fin de incorporar, en los contenidos y en la formación docente, la perspectiva intercultural, haciendo hincapié en “el rol pedagógico de la descolonización”.

Tras alertar sobre la vigencia de la discriminación, el racismo y las estigmatizaciones en los espacios escolares, se instó a proyectar y sancionar una ley de educación “que sea plurinacional e integre a todos los pueblos” y reconocer, en el marco de una educación bilingüe, a las lenguas originarias como segunda lengua. También se propuso incluir el canto como instrumento de conocimiento y “rescatar en las escuelas las experiencias donde participan las autoridades de las comunidades”.

Con apelaciones a mantener viva la memoria de los antepasados y las luchas de ayer y de hoy se exigió justicia para Santiago Maldonado, Elias Garay, Rafael Nahuel y Milagro Sala.

El domingo 24 el encuentro cerró con un festival-peña en el Club Atlético Deportivo Paraguayo de San Telmo y el pedido de varios referentes para que la ciudad de La Plata sea la sede del próximo Cuarto Encuentro.

kilombo es resistencia

kilombo es resistencia

Tamara Lucía Beltrame Coronel

Que les toquen el pelo sin permiso, que les acaricien la piel, que les pregunten de dónde vienen, que les hablen en otros idiomas, que les burlen por sus rasgos son algunas de las tantas situaciones que les tocó afrontar a lo largo de su vida. Tamara Lucía Beltrame Coronel (23), Analía Iglesias (28) y Shirlene Silva Oliveira (33) son activistas antirracistas y  dialogaron con ANCCOM acerca de lo que ello significa.

Las primeras dos son afroargentinas: tienen antepasados afrodescendientes y nacieron en nuestro país. “La gente nos ve y no concibe que podamos ser de acá”, cuenta Tamara. El racismo es algo que vive desde que tiene memoria. En la primaria le hacían bullying por su color de piel: “Tenés una mezcla rara, no sabemos de dónde saliste”, recuerda que le decían. “De chica me costaba mucho reconocerme, en todos los espacios siempre era la única. Nunca había gente que se pareciera a mí. Siempre me sentí el sapo de otro pozo”. Analía también tuvo dificultades para delinear su identidad. Cuando era niña, decía que era descendiente de afros (por el pasado uruguayo-brasileño de su familia paterna), omitiendo el haber nacido y haberse criado aquí.

Shirlene, en cambio, por haber crecido en Brasil vivió otra realidad. Si bien reconoce que en el país vecino también hay racismo, señala que dentro de la cultura brasileña hay referentes afrodescendientes que hablan de la lucha antirracista. “Acá la diferencia es que las personas negras no están en la historia, no las reconocen”, concluye luego de siete años de vivir en el país. Al respecto, Tamara sostiene: “En la historia hemos sido borrados. En las guerras de la independencia, mandaban al frente a las personas esclavizadas. Negres e indígenas morían primero”. A modo de reivindicación, las activistas mencionan a María Remedios del Valle, quien luchó en las batallas del Alto Perú con el ejército de Manuel Belgrano y fue una de las pocas mujeres en lograr el grado de capitana; o al sargento Cabral, también de origen afro, conocido por socorrer al General San Martín. Pero, además, explican que muchas palabras o expresiones que hacen al español rioplatense tienen un pasado racista. Términos como quilombo, denigrar, trabajo en negro, mucama, día negro también lo son. Incluso prácticas de la tradición escolar, como la de pintarle a los niños la cara con un corcho para los actos patrios.

Shirlene Silva Oliveira,

Hace pocos años, Tamara comenzó la búsqueda de sus orígenes; tarea que para gran parte del colectivo afrodescendiente en Argentina es, cuanto menos, un desafío: “Hoy digo que soy afro-originaria, porque tengo ambas ascendientes en mi sangre. Pero, más allá de mi bisabuela no sé nada. No tenemos apellidos ni nombres, porque no hay datos”, denuncia. En este sentido, recién en el censo de 2010 se preguntó a los residentes si se autopercibían parte de ese colectivo. A pesar de que aquella vez 149.493 personas afirmaron serlo, organizaciones de lucha antirracista como la Comisión 8 de Noviembre o Agrupación Xangó estiman que los números ascienden a dos millones en todo el país. Luego de la abolición de la esclavitud, las personas afrodescendientes quedaron en condiciones de vida deplorables, y muchos de ellos migraron. “Nos trajeron acá y se encargaron de ponernos a cada uno en un lugar diferente, a propósito, para que no hubiera organización -cuenta Analía-. Por eso, mi existencia es política”.

Las tres coinciden en que el activismo empezó de grande, pero que siempre lo llevaron en la piel. “Una persona nace siendo negra y no le queda mucho caudal: en algún momento eso sale”, afirma Shirlene. En el caso de Analía, la lucha activa comenzó hace dos años. “Fue cuando conocí a Luanda Silva, una artista negra que me contactó con otras afroargentinas. Fue vernos y pensar: ‘Ah, no estaba tan sola’. Nos abrazamos y lloramos mucho”. En el 2019 nació “Alto Kilombo”: un colectivo de afrodescendientes y afroargentines jóvenes que buscan encontrarse y generar un cambio. El nombre no es casual: es un intento de reivindicar la palabra. “En la época de la esclavitud, eran las sociedades en las que se refugiaban les negres cuando se escapaban de sus apropiadores. En las vueltas del lenguaje se empezó a usar como algo negativo, como desorden o lío. Incluso hay gente que piensa que es mala palabra y no, en realidad significa resistencia”, explica Tamara. El camino recorrido no ha sido fácil, en palabras de Analía: “El antirracismo duele, es entrar en la herida, es recordar, es luchar contra un montón de cosas. Pero en definitiva después te sana porque entrás a tu comunidad, con tu gente, que te valora, que te respeta y te escucha”.

Analía Iglesias

En cuanto al feminismo, las tres lo abordan desde la interseccionalidad. “Somos mujeres y el sistema nos oprime por eso, ahí podemos abrazarnos. Pero a la vez todas tenemos opresiones diferentes. A la par del sistema patriarcal está el racismo”, afirma Tamara. “Antes de mujeres nosotras somos negras: leídas, tratadas y oprimidas socialmente”, sostiene Analía, y agrega: “El feminismo blanco puede entender el patriarcado como algo estructural pero no puede ver al racismo como un sistema de opresión a igual nivel. El poder responde a lo mismo: supremacía blanca, capitalismo, patriarcado blanco y eso solo se puede entender desde la interseccionalidad”. Para Shirlene, la interseccionalidad permite saber quiénes son las personas que están en la base de pirámide social, las más desfavorecidas y entender que sin estas compañeras dentro no existe el feminismo.

Lo que plantean estas activistas es que el feminismo que ya existe tiene que “deconstruir su racismo y volverse antirracista para acompañar a las compañeras negras. Un feminismo que no es interseccional es un feminismo banal, de cartón, frágil”. El reclamo es histórico: traen a la memoria a Soujouner Truth (“¿Acaso no soy una mujer?”) y recuerdan que, mientras las mujeres blancas podían estar en la lucha feminista, las mujeres negras les cuidaban a los hijos.

«Las personas negras no están en la historia, no las reconocen”, concluye Silva Oliveira.

Las tres invitan a la gente a repensar, cuestionarse y deconstruir las estructuras. Tamara cree ver un lento cambio que se asoma en la sociedad. Analía, por su parte, agrega que no es una lucha que deba ser solo de ellas: “Hasta que les blanques no se den cuenta de que es una lucha que en primera persona tienen que empezar a erradicar elles, que son les que principalmente reproducen esta opresión, vamos a seguir luchando contra esto pero sin tener la verdadera respuesta que necesitamos”. Tal como sostuvo Ángela Davis: “No alcanza con no ser racista, hay que ser antirracista”.

El ciudadano Danny Glover

El ciudadano Danny Glover

Danny Glover fue declarado Ciudadano Ilustre por la Legislatura porteña.

“Cada vez que tengo un encuentro como este, en algún modo reafirma mi propia vida en los 72 años que he tenido en este planeta, identificando modos de conectarnos”, dijo Danny Glover sentado en el fondo de un pequeño local de Villa Crespo con un mate en la mano, entre niños, jóvenes, adultos y ancianos de la comunidad afrodescendiente argentina. El actor estadounidense -que dice que primero fue ciudadano- habló rodeado de libros y diarios sobre la historia de los pueblos afrodescendientes de América, detrás de una barbería decorada con imágenes de Malcolm X, Angela Davis, Prince, las Panteras Negras y la Mona Jiménez.

Hubo algo especial en la conmemoración en el pasado jueves 21 del Día Internacional de la Eliminación de la Discriminación Racial. Antes, durante y después del evento principal en la Universidad Metropolitana para la Educación y el Trabajo (UMET), la atención se posó principalmente sobre la presencia y la voz de un célebre visitante: Danny Glover, actor del cine hollywoodense, embajador de buena voluntad de las Naciones Unidas y, sobre todo, activista desde hace dos décadas por el reconocimiento de las comunidades afrodescendientes de América Latina.

Por unos pocos días, hasta el sábado 23, Glover participó en una serie de eventos públicos y entrevistas con medios argentinos, con su foco puesto en la coyuntura política actual y el estado de la discriminación racial, no sólo en América Latina, sino en todo el mundo. Junto su compatriota James Early, académico del Instituto Smithsoniano y compañero en sus viajes por América Latina desde el comienzo, denunciaron en sus apariciones públicas y entrevistas el resurgimiento de la violencia racista en el mundo, tomando como ejemplo las políticas del gobierno de su país natal, los asesinatos de afrobrasileños y el ascenso de gobiernos de ultraderecha en Europa. Hijo de activistas por los derechos civiles y laborales, y simpatizante de toda la vida de las luchas sindicales en su propio país, Glover además expresó su admiración por Lula da Silva y su continuo apoyo al chavismo en Venezuela. En el proceso, el estadounidense recibió el reconocimiento de Ciudadano Ilustre de la Ciudad por parte de la Legislatura Porteña. Asimismo, estuvo presente en la proyección de Zama, película de Lucrecia Martel (que Glover produjo), y destacó la importancia para el futuro de la creación de un programa de becas para estudiantes afrodescendientes y de un Núcleo de Estudios Afrolatinoamericanos y de la Diáspora Africana en la UMET.

El actor estadounidense escuchó las historias de los afrodescendientes argentinos.

Hubo otro suceso que contó con la presencia tanto de Glover como de Early, y que marcó un contraste significativo en tono y contenido. En la noche del miércoles 20, ambos participaron en una reunión con jóvenes activistas y sus familias en un local de la Diáspora Africana de la Argentina  (DIAFAR) en el barrio de Villa Crespo. Allí, en el Espacio Malcolm, los dos estadounidenses entablaron un diálogo íntimo, centrado ya no en la coyuntura política global actual, sino en la historia, la herencia y las conexiones compartidas entre las comunidades afrodescendientes.

Glover y Early dedicaron los primeros momentos de la reunión a oír a las personas reunidas ahí, para conocerlas individualmente. Uno por uno, todos hablaron de su procedencia, de los vínculos compartidos, y de sus ansiedades y esperanzas como parte de una comunidad devastada por los siglos pasados e invisibilizada en el presente. Con Early haciendo las veces de traductor, Glover contó entonces de su propia historia y las de su familia. Habló sobre ser bisnieto de esclavos, nieto de agricultores pobres del sur profundo de los Estados Unidos e hijo de trabajadores que militaban por los derechos civiles y laborales.

“Soy un depositario de todas esas historias –explicó-. Yo maduré en una época en que mis padres eran padres jóvenes en un momento de grandes transformaciones en la historia de mi país, y estaban involucrados como trabajadores postales y como organizadores sindicales. Y lo que recuerdo es la imagen de ellos y la imagen de un movimiento que coincidieron el uno con el otro. Entonces yo soy quien soy por todas esas dinámicas, estas historias de mi familia, de mi comunidad”.

Glover fue productor de Zama, la película de Lucrecia Martel.

Glover habló de su madre, en particular, como una anomalía dentro de su comunidad, al ser la primera en la familia en conseguir un título universitario, haciendo de ella una mujer autorrealizada y moderna. “El término ‘feminista’ no era un término que debía adoptar. Ella había nacido en él”.

Recordó además sus propias experiencias políticas, previas a su entrada al mundo del espectáculo, desde sus años en el gobierno de San Francisco, su ciudad natal. “Mucho antes de aceptarme como artista, me vi a mí mismo como ciudadano. Como niño, como joven adulto, como estudiante y como un trabajador en desarrollo comunitario”.

Señaló la importancia de la relación entre su ciudadanía y su trabajo profesional como actor y en la labor cultural como lo que lo llevaron hasta aquel espacio y esa comunidad en Buenos Aires, así como en el resto de América Latina. “Ciertamente lo que me ha informado, y que ha sido vital para mi propio crecimiento, es lo que los afrodescendientes están haciendo en esta región”, dijo Glover. “Creo que sus voces son críticas en este momento de incertidumbre política y, por lo tanto, mi responsabilidad es amplificar sus historias y la conexión que todos tenemos como descendientes de África y como ciudadanos transformativos”.

Así, Glover y Early se posicionaron como quienes deben complementar, no sustituir o hablar por los afrodescendientes de América Latina. “Pienso que tenemos una oportunidad para avanzar en nuestros trabajos, para identificar nuevos espacios de interacción frente a nosotros”.

Entre comentarios sobre el valor del compañerismo entre ambos, Early enfatizó el lugar de las relaciones interpersonales y la acción colectiva: “Nuestra relación de los últimos veinte años es un ejemplo: cada uno de nosotros necesitamos ayuda del otro. Esta perspectiva de que hay individuos singulares, líderes singulares, no existe realmente. Porque somos seres humanos, y nuestra característica fundamental es social”.

Esta idea la extendieron a las grandes figuras de la lucha por los derechos civiles en los Estados Unidos, incluyendo al padrino político de Glover, el artista Harry Belafonte. Muchas de estas figuras, explicó Glover, no sólo se conocían entre sí, sino que hasta compartían experiencias del todo ordinarias. “Harry Belafonte -dijo Glover-, contaba una historia sobre cuando tenía diecinueve años y trabajaba en la oficina con W. E. B. Du Bois y Paul Robeson, y alguien le preguntó qué hacía, y él dijo que los ayudaba con café y té. Es el tipo de historias hacia las que uno gravita. Estas eran colaboraciones cercanas entre artistas que eran ciudadanos y no sólo estrellas aisladas de la comunidad.”

Danny Glover visitó la sede de la DIAFAR, en Villa Crespo.

En vistas al futuro, y a la responsabilidad de las generaciones más jóvenes, Glover citó a Paul Robeson, “gran hombre y gran humanista, que alguna vez dijo que cada generación hace su propia historia y es juzgada por la historia que hace. Porque las perspectivas que mi madre y padre tenían sólo me dieron una plataforma para las ideas que iban a emerger en mi generación. Por eso es tan importante establecer esas plataformas para que las ideas se puedan realizar a sí mismas en las nuevas generaciones”.

“Nosotros como afroestadounidenses”, cerró Early, “tenemos un palco bien alto, a pesar que sufrimos, a pesar de luchar adentro. Hay una tendencia a mirar a los afroestadounidenses como el modelo a seguir. ‘Pero ustedes tenían a King’. ‘Ustedes tenían a Malcolm X’. Ustedes tenían su propio Malcolm X, su propio King. Pero ustedes deben rescatar su propia historia y determinar cómo llegaron aquí. Ustedes están sentados en los hombros, en las capacidades intelectuales de sentido común, y también de intelectuales formados en las universidades, de afrodescendientes que nacieron aquí. Sus fundamentos no están con Danny Glover y James Early. Sus fundamentos están aquí. Hay historias que necesitamos rescatar. Hay que informar este momento. Hay que visionar un futuro”.

“Estoy en el último capítulo de mi vida”, concluyó Glover, “y no saben cuán importante es para mí tener esta conversación. Porque algo que siempre pienso es cómo estas ideas que veo aquí, y veo en otros lugares en el hemisferio, podemos unificarlas y replicarlas y compartirlas”.