Actuar frente a la crisis

Actuar frente a la crisis

Cuando en marzo un virus desconocido paralizó al mundo, las prioridades comenzaron a cambiar. A medida que la cuarentena se extendía concluimos en que el término normalidad no era algo estanco. Como a casi todos, la situación perjudicó directamente a los actores, que vieron mermada su actividad, cuando apenas cuatro días antes de que el presidente Alberto Fernández decretara el aislamiento preventivo obligatorio, la Asociación Argentina de Actores (AAA) llamó al cese de actividades para toda la rama artística. En esta nota distintos intérpretes nos relatan cómo salieron adelante durante estos meses, hasta que se autorizó la vuelta de la ficción.

A Ana Águila la cuarentena la sorprendió y obligó a repensarse: “Me parece que esta pandemia nos puso a todos en una licuadora y nos removió cosas. No conozco persona que no me haya dicho que en este tiempo no aprendió algo”. La actriz se repartía entre cursos de improvisación y trabajos en televisión que cesaron repentinamente. Su primera reacción fue intentar seguir brindando cursos vía streaming, pero debió suspenderlos. Cuando vio que sus ahorros terminaban, salió a pedir ayuda a los comerciantes de su barrio, con quienes armó una tienda online, (@pandebanana). Entiende que su pasión sigue en lo actoral por lo que con la vuelta de algunas actividades de animación está retomando el oficio.

Nancy Gay se adelantó y comenzó a dar clases virtuales, observando cómo la realidad viraba. Luego le sumó funciones teatrales de la misma manera. Entiende que hay una emergencia cultural latente de la cual se debe encargar el Estado: “Esto es una dicotomía, porque la cultura pareciera ser algo no esencial, pero a la vez hizo que todo el mundo pueda pasar la pandemia de forma más amena”, dice.

Matías Alarcón coincide con Nancy. Es actor, autor, productor, director y comediante. Se encontraba estrenando una obra independiente cuando decretaron el aislamiento. Recibió un IFE por su cancelación y una ayuda por parte de la Asociación Argentina de Actores, por pertenecer a una cooperativa de teatro. Sostiene que el streaming, con sus costos fijos, no es para cualquiera, que está orientado más bien al teatro comercial. “Esta situación visibilizó lo desprotegido que está el teatro independiente. Si bien nos dan un subsidio, lo hacen después de que estrenamos y nos piden, como mínimo, doce funciones.” Explica que el 90% de sus colegas, incluso previo a la cuarentena, se encontraba desocupado. Agrega que las productoras de televisión siempre llaman a los mismos intérpretes y que las ayudas no son para todos. Aún así, es optimista y espera que el público acompañe este movimiento.

“Quizás fuimos algo ingenuos al pensar que esta situación no se extendería por más de dos meses,” considera Rincón.

Marina Lamarca al ser productora y dueña del espacio teatral Border y también actriz. Aporta una mirada híbrida. Allí impartían clases de danza, actuación, comedia musical, y eran anfitriones en eventos corporativos de grandes empresas. Todas estas actividades, salvo las clases de actuación que se realizan virtualmente, se frenaron. Ha recibido subsidios para sus salas (Proteatro, Fondo Desarrollar y el Instituto Nacional del Teatro), y una contribución de la AAA por su rol de actriz y directora a partir de una obra que logró estrenar. Comenta: “Estamos comiéndonos nuestros ahorros para que el impacto sea menor. Hoy no estamos viendo una perspectiva clara. A nivel económico el año que pasó fue desastroso para la industria en general, y para nosotros en particular.” A pesar de esto, siente que su posición es privilegiada. En noviembre pudieron regresar a celebrar pequeños eventos corporativos y prestar sus salas para que elencos externos puedan ensayar.

Federico Tombetti, brinda su mirada como docente, además de actor. Trabaja en la escuela que fundó Agustín Alezzo. Debido a que sus principales ingresos surgen de allí, su economía decayó. Recién están regresando a la actividad, ya que habían decidido no funcionar en la virtualidad y ahora optan por lanzar seminarios online. Además de los costos fijos, se les sumó la muerte de su mentor a causa de COVID y una mudanza. Lograron, a través de un ATP, solventar a sus dos empleados. Además, Alezzo había recibido un subsidio por su trayectoria de parte del Instituto Nacional del Teatro y el Fondo Desarrollar que consistió en un un apoyo económico concursable de hasta doscientos mil pesos que desde el Ministerio de Cultura de Nación busca sustentar espacios culturales a partir del contexto actual de emergencia sanitaria. Frente a la falta de un salario fijo, Tombetti ha subsistido a partir de préstamos familiares y de otras actividades.

«No conozco persona que no me haya dicho que en este tiempo no aprendió algo”, dice Aguilar.

Por su parte, Alejandra Rincón, secretaria adjunta y de organización de la AAA, cuenta que la actuación en el país ya venía en caída debido a las políticas del gobierno anterior y por un creciente déficit de inversión, a lo que se sumó la pandemia. “Quizás fuimos algo ingenuos al pensar que esta situación no se extendería por más de dos meses,” considera, mientras aclara que las medidas se tomaron siempre en pos de proteger la integridad física de sus miembros. El colectivo al que representa, que engloba también a bailarines y asistentes se está reactivando lentamente desde agosto, cuando se instituyó la vuelta a la actividad en teatros vía streaming, sin público. En noviembre pudieron volver a trabajar con público un puñado de teatros.

De todas maneras aún es poco el ingreso generado. Algunos de sus miembros se postularon con éxito para percibir un IFE o créditos a tasa cero. Por otro lado, realizaron una campaña “Actuemos juntos”, en donde actores reconocidos realizan videos que se reproducen en las redes de la Asociación a cambio de alimentos. “Sentimos a un gobierno presente, pero siempre falta”, dice Rincón

Tombetti parece tolerante en cuanto al rol sindical. Le hubiera gustado que mostraran mayor acción, pero acepta que la gravedad de los acontecimientos los excedieron. “Yo entiendo lo que quiso decir Alejandra (Darín, presidenta de la Asociación Argentina de Actores). Sí los actores tenemos que esperar para volver a trabajar, trataremos de articular los mecanismos para poder palear esta situación. Me pareció que era una respuesta de ella a cierto sector que estaba pidiendo volver a toda costa, cuando realmente había otras prioridades y necesitábamos cuidarnos.”

“Estamos comiéndonos nuestros ahorros para que el impacto sea menor», subraya Lamarca.

Aguilar y Alarcón son mucho más críticos. “Siento que nos soltó la mano. Solamente ayudó a ciertos actores. A quien sí aplaudo es a SAGAI (Sociedad Argentina de Gestión de Actores Intérpretes), que llamó a todos los miembros de la asociación, los escuchó y ayudó”, señala Aguilar. Alarcón agrega: “Podrían luchar más por los que no tienen trabajo. Me revienta que no se ayude al actor independiente. Deberían pelear para que se sancione una ley que promueva más ficciones nacionales, de acuerdo a la Ley de Medios.”

Rincón defiende la postura del sindicato: “En realidad, a Darín, quizás al ser una figura pública y con más visibilidad mediática, se le adjudicó la voz, pero eso fue una decisión del Consejo General”. Agrega que se organizan bolsones de comida que se reparten en todo el país, acciones que serían parte del deber de la Asociación en este contexto. En cuanto a la situación de la Obra Social de Actores (OSA), coincide en que es caótica y tiene que ver con la falta de aportes por la inactividad de sus afiliados, culpando a grandes productoras y responsabilizando también al gobierno anterior por su apoyo a empresarios, en detrimento de actores: “A nosotros nos afectó la mala reglamentación de la Ley del Actor, que puso tope de contribuciones del sector empresario, haciendo que a la obra social se le sumara otro déficit por la baja de ingresos. Se corre riesgo de convocatoria de acreedores o quiebra”, explica.

«Me revienta que no se ayude al actor independienteE, se queja Alarcón.

Aguilar cuenta el caos en primera persona. Al verse sin recursos no pudo seguir pagando la OSA. A fines de agosto contrajo COVID y al no poder contar con cobertura debió confinarse en su casa. Respecto a los protocolos, se encuentra enojada con la AAA en cuanto a lo propuesto. Siente que en televisión se priorizan otro tipo de programas por fuera de la ficción.

Rincón ofrece una mirada oficial: “En cuanto a protocolos estamos avanzados. Empezamos trabajando con el propio para audiovisual. Llegamos a un acuerdo con las cámaras empresarias del sector, sindicatos y con el Ministerio de Cultura Nación y de la Superintendencia de Riesgos del Trabajo. Nada va a garantizar la inmunidad, pero sí las medidas para reducir los riesgos. Se hizo con modelos del mundo, pero adaptándolos a la Argentina. Acordamos el mismo para la actividad en publicidad y consensuamos la teatral. Faltaría la rama doblaje.”

«Si tenemos que esperar para volver a trabajar, articularemos los mecanismos para palear esta situación», dice Tombetti.

Arte bajo tierra

Arte bajo tierra

Son las diez de la mañana de un miércoles cualquiera. En la estación Parque Patricios de la Línea H, Celeste y Arturo -los protagonistas de esta historia- esperan sentados en un banquito a que les llegue su turno para ingresar al subte, detrás de músicos y algunos comerciantes. Cuando la espera termina, finalmente ingresan y viajan hasta la última estación, Hospitales, a la espera de que la formación arranque de nuevo y enfile para Facultad de Derecho. El metro se va colmando lentamente, con gente que chequea sus celulares, escucha música o lee. Cuando la formación arranca, un grito pincha sus burbujas: “Celeste, ¿me podés decir qué te pasa?”

La intensidad de la voz penetra como una flecha, y, rápidamente, los ojos de los pasajeros se posan sobre ellos. La escena de celos y amor comienza y el público se divide entre quienes les dan su atención permanente y otros que prefieren permanecer ajenos a ese caos.

Celeste busca un cómplice dentro del vagón para darle celos a Arturo, mientras el resto de los pasajeros observa y disfruta jocosamente de la situación. Algunos, sin embargo, se encierran en sus auriculares, como un adulto mayor que, a pesar de las súplicas de ella, que ubica su cara a dos centímetros, hace caso omiso.

La escena de celos continúa hasta que llega la reconciliación. Allí, ambos actores pasan la gorra y cuentan que son de la compañía Actores en Movimiento. Las pulsaciones de los pasajeros bajan y cada uno vuelve a su mundo, empujados por un renovado silencio. El aura se pierde y ellos bajan en la siguiente estación.

Actriz se pone cara a cara con un pasajero haciéndolo parte de su acto

«“Es difícil trabajar en el subte. Estamos invadiendo un espacio y hay gente que no está predispuesta a eso, o quizás está con la cabeza en otra parte», dijo Wellington.

“Es difícil trabajar en el subte. Estamos invadiendo un espacio y hay gente que no está predispuesta a eso, o quizás está con la cabeza en otra parte, pero hay momentos que creo que no hay mucha plata que pague la sensaciones que nos llegan”, asegura Wellington, mientras se baja del subte junto a su compañera Agostina tras interpretar el papel de Arturo una vez más.

Actores en Movimiento surgió al calor de la crisis del 2001. Ante una necesidad creciente por la falta de trabajo y la alta tasa de desocupación en la Argentina, Juan Pablo y Claudia decidieron fundar la compañía y lanzarse a los subtes para poder sobrevivir.

La idea fue primero probada en Madrid por conocidos suyos que habían emigrado, y luego implementada en Buenos Aires. “Juan Pablo y yo arrancamos hace 17 años en la línea D por un emprendimiento que tuvimos los dos. Nosotros somos pareja y necesitábamos definir, en 2001, qué hacer con nuestras vidas. Después de fundir un montón de cosas, dijimos ´bueno, basta, somos actores y vamos a actuar´. Así arrancamos, animándonos y viendo cómo era hacer esto abajo de la tierra”, asegura Claudia. Hoy, la compañía cubre todas las líneas del subterráneo en distintos horarios.

La mañana continúa y es turno de mudarse a la Línea B. Allí vuelven a estar Arturo y Celeste, pero esta vez caracterizados como dos adultos mayores. Arturo abre la escena con un ´Yo no te puedo creer´ dirigido a Celeste. Los diálogos varían considerablemente y se vuelven verosímiles de acuerdo a los cuerpos que encarnan a los personajes. La forma de declararse amor de Celeste y Arturo ya no es la de unos jóvenes veinteañeros.

«Nosotros buscamos ser un alivio para el pasajero. Todos los seres humanos tenemos posturas políticas, pero Actores en Movimiento no las manifiesta en los vagones porque la función es aliviar las tensiones de los pasajeros.», dijo Juan Pablo.

La esencia de la historia se repite, pero cada uno le marca sus trazos individuales: «Tienen diálogos, pero no son exactos, sino lugares a donde van a llegar. Cada uno o cada una inventa la manera que se le canta para llegar a ese lugar basado en lo que le va funcionando”, asegura Juan Pablo, el director de la compañía.

Sandra, su compañera, cuenta que su participación como actriz es una salida para “amortizar” la crisis económica que atraviesa el país.“Tuve que cerrar mi negocio de peluquería después de 30 años. Soy actriz y me contaron que había una compañía en la que podíamos trabajar de esto, que es muy difícil en este momento, sobre todo para los artistas callejeros.  Es un trabajo como todos, pero lo hacés con alegría. Más cuando, más allá del dinero, podés modificar un poquito a la gente que en está muy mal en esta época”, razona.

La organización no es ajena a los cambios sociales. Desde su creación, cuenta Juan Pablo, numerosos sketchs han sido revisados por ser “demasiado patriarcales”. Además, tienen una ideología política clara, pero eligen no expresarla en el subte. «Nosotros buscamos ser un alivio para el pasajero. Todos los seres humanos tenemos posturas políticas, pero Actores en Movimiento no las manifiesta en los vagones porque la función es aliviar las tensiones de los pasajeros. Si nosotros queremos hablar de los Derechos Humanos, que lo hacemos en bastantes obras, o de los desaparecidos, o de nuestras posturas feministas, lo hacemos en espectáculos que producimos fuera del subte», puntualiza.

Los minutos pasan y se hace hora de intervenir la Línea E. Claudia y Federico se predisponen para vestirse de Arturo y Celeste nuevamente. El vagón está lleno, por lo cual no pueden moverse mucho, sino que se gritan casi sin verse. La gente está encantada. Sin embargo, el éxito es efímero y ambos lo saben. “Trabajar en el subte es algo muy cambiante. Por ahí venís de un vagón en el que la rompiste, te aplaudió todo el mundo, te dejaron billetes grandes de lo que sea y en el otro nadie te da pelota. Nunca sabés del todo con qué te vas a encontrar”, explica Federico.

«Esto es un dínamo, uno se retroalimenta de la energía del público también. Si uno va dando y no tiene devolución, se agota», dijo Claudia.

Claudia, por otra parte, sintetiza la dinámica de los actores con su público: “Uno viene acá a vender energía y tiene que estar consciente de eso. Si uno está medio bajo de energía va a ser más complicado. Hay factores sociales y un montón de cosas que pueden afectar esa energía. Esto es un dínamo, uno se retroalimenta de la energía del público también. Si uno va dando y no tiene devolución, se agota. Hay condiciones sociales que afectan al humor de la gente. Además ellos no nos vinieron a ver, nosotros nos metemos en sus vidas”.

Juan Pablo comparte esta visión y da algunas precisiones sobre el impacto del humor social en sus actuaciones. Y razona: “Siempre hay gente enojada, sobre todo en este momento. La situación social me hace acordar al 2001; la gente está enojada por otras cosas y nosotros somos el último escalafón; estamos en ese lugar y tocamos a la gente”.

Las actrices y los actores de la compañía viven de esto, aunque no es para cualquiera. El espacio llegó a un acuerdo con el Sindicato de Artistas de Variedades para realizar aportes y tener cobertura médica. A su vez, sus expectativas son cubrir el sueldo mínimo con 7 u 8 horas de trabajo por día. Su próximo paso, dicen, es comenzar a realizar los aportes jubilatorios a partir del monotributo.

Fuera de Claudia y de Juan Pablo, a lo largo de 17 años los integrantes de la compañía fueron cambiando. No son muchos los que toleran la dinámica del trabajo por tiempos prolongados: «Estás muy expuesto. Cada cuatro minutos te ven 60 personas durante 6 horas. Al poco tiempo te das cuenta de que por día te ven miles activamente. Es muy invasivo, no hay protección alguna”, explican.

El recorrido termina y los actores y actrices se bajan para esperar a la próxima formación porque, como dice el dicho popular, “el público se renueva”. Y una nueva función está por comenzar. 

Ciencia y arte, unidos y adelante

Ciencia y arte, unidos y adelante

Como un aporte creativo para resistir al ajuste que sufren la cultura y la ciencia: así surgió el “Primer Encuentro de la Ciencia y el Arte” (ECA).  El objetivo propuesto por los organizadores es sencillo y a la vez ambicioso: realizarlo todos los años, y dedicarlo a un hito de la historia artística y científica de nuestro país. Para no olvidar, para exigir y por qué no, para celebrar. En su primera edición se decidió homenajear al mítico Teatro Abierto. La actividad tuvo este lunes pasado  y ANCCOM estuvo ahí para contarlo.

Iluminando el camino

Minutos antes de las 18, empezó a poblarse el Pasaje Santos Discépolo del barrio de Balvanera, con una mixtura de actores, cientistas, espectadores y simples curiosos. En ese lugar se encuentra el mítico teatro El Picadero, lugar donde se realizó la apertura del encuentro.  Allí, Peteco Carabajal y su hijo Homero dieron la bienvenida al ritmo de una chacarera. Luego, la ciencia y la magia se combinaron en Matemagia, el espectáculo de Andrés Rieznik, físico y divulgador científico.

Peteco Carabajal abriendo el ciclo en el Pasaje Santos Discépolo.

Desde El Picadero partió la caminata que desembocó en la Avenida Corrientes, encabezada por un grupo teatral compuesto por saltimbanquis, zanqueros y brujas. El recorrido se detuvo en el Obelisco, sitio donde las llamas de fuego iluminaron la noche, mientras se ofrecían espectáculos teatrales, shows musicales y diversos números científicos. Otra parte de los espectáculos callejeros se realizaron en el ingreso al Paseo La Plaza, sobre Avenida Corrientes al 1660.

Entre las personalidades más destacadas que participaron de los espectáculos al aire libre cabe mencionar a Susana Rinaldi, al conjunto de percusión La Chilinga, a grupos de teatro callejero dirigidos por Héctor Alvarellos, el Grupo Las Estatuas que dirige Diego Goethe, y las compañías de Teatro Comunitario de Catalinas Sur y Barracas, comandados por Adhemar Bianchi y Ricardo Talento.

Mientras el Obelisco se “iluminaba” de arte, en el Teatro Multitabarís Comafi (cuesta aún acostumbrarse a teatros históricos con auspiciantes colados en su nombre) se presentaron con entrada libre y gratuita obras correspondientes al ciclo Teatro Abierto 1981 (“Gris de ausencia” de Roberto “Tito” Cossa, dirigida por Agustín Alezzo, y “Decir Sí” de Griselda Gambaro, dirigida por Guillermo Cacace). Además se brindaron espectáculos de danza (a cargo de Leticia Mazur, Valeria Polorena y Ana Echeverría) y ciencia (a cargo de Gerardo Hochman, Nadia Chiaramoni, Cristian Palacios y Paula Brusca).

Susana Rinaldi en el Centro Cultural de la Cooperación.

Teatro Abierto, país cerrado

Sobre el germen del ECA,  Alejandra Darín, presidenta de la Asociación Argentina de Actores, comentó: “Un día se acercaron (a la Asociación) a pedir una reunión Pepe Novoa y Gerardo Mazur, me reuní con ellos y me contaron que tenían ganas de que la ciencia y el arte se unieran en un evento que fuese simbólico para nuestra comunidad, los artistas y los científicos”. La organización, reconoció Darín, llevó su tiempo: “Empezamos en febrero, nos llevó todo este tiempo organizarlo, convocando a las otras entidades. La idea es hacerlo todos los años y que cada edición tenga un leitmotiv, un recordatorio o consigna. Este año será a los creadores de Teatro Abierto”, sostuvo.

Recordemos su historia: durante la última dictadura cívico-militar, en 1981, un grupo de hombres y mujeres crearon este evento emblemático, faro de la resistencia cultural al terrorismo de Estado. El terrorismo de Estado quiso acallarlo poniendo una bomba en el Teatro El Picadero y provocando su incendio, lo que motivó que otras salas teatrales se pusieran a total disposición. El Teatro Tabarís fue elegido para continuar con el ciclo, siendo homenajeado en esta primera edición del ECA.

La ciencia y el arte unidos bajo la consigna «Iluminando el futuro».

“Víctimas de una derecha ignorante y cruel”

Uno de los momentos más emblemáticos de la tarde-noche se vivió cuando el actor Osvaldo Santoro leyó la carta escrita por Roberto “Tito” Cossa para la ocasión. La potente misiva hizo hincapié en la experiencia de Teatro Abierto, y su correlato en el presente: “Teatro Abierto fue el mayor foco de resistencia cultural a la dictadura cívico-militar, no el único pero sí el que tuvo mayor repercusión. Casi 40 años después Teatro Abierto sigue vivo en la memoria de quienes lo vivimos, y por el relato que le llegó a las nuevas generaciones. De su ejemplo nace hoy este encuentro”.

“Juntarnos hoy científicos y artistas tiene un sentido significativo. Ambos colectivos fuimos y volvemos a ser víctimas de una derecha ignorante y cruel. Nuestros científicos fueron aporreados alguna vez y muchos de ellos tuvieron que exiliarse. Los artistas sufrimos los mismos maltratos. Censura, persecución; la derecha vuelve a ganar. Con otros métodos pero iguales intenciones”, agregó tajante Cossa, en la voz de Santoro.

Personalidades destacadas que participaron de los espectáculos al aire libre .

El espacio de la ciencia

Diego Golombek, investigador del CONICET, dialogó con ANCCOM, y,  respecto a la convocatoria, reconoció que “fue una muy grata sorpresa, vino de parte del colectivo de artistas que organizaron el encuentro, a quienes se les ocurrió que la ciencia debía acompañar este gran evento. No es común considerar a la ciencia como hermana del arte, en el sentido de que son miradas complementarias para comprender el mundo, para ejercer la imaginación y la creatividad”.

Golombek destacó además la originalidad de la propuesta, y lo maravilloso que resultó poder imprimirle una impronta científica a la programación. A la hora de hablar de la actualidad de su campo, se puso serio y sostuvo: “Está claro que la ciencia en Argentina no está pasando por un buen momento, tanto en lo presupuestario (porque los fondos se han reducido en estos años, junto con las posibilidades laborales) como en el lugar que ocupa en la cultura y en el Estado en general. Sigue habiendo grupos de excelencia, y universidades con muy buena formación, pero sin duda que su continuidad está en riesgo”.

La actividad contó con las adhesiones de la Carrera de Ciencias de la Comunicación de la Universidad de Buenos Aires (UBA), de la Cátedra de Morfología de la Facultad de Diseño y Urbanismo de la UBA, de la  Federación Nacional de Docentes Universitarios (CONADU) y de las  Universidad Nacional de Avellaneda,  General Sarmiento, Hurlingham, de las Artes Quilmes y San Martín. Por otro lado, entre otras instituciones que también adhirieron a la movida estuvieron la Asociación Argentina de Actores (AAA) y el Centro Cultural de la Cooperación, la Sociedad General de Autores de Argentina (ARGENTORES)  y la Sociedad Argentina de Gestión de Actores Intérpretes (SAGAI). Por unas horas, la ciencia y el arte se abrazaron para resistir mejor en este escenario.

 

 

«Exigimos la inmediata renuncia de Pablo Avelluto”

«Exigimos la inmediata renuncia de Pablo Avelluto”

“El objetivo del gobierno es la destrucción de la Ley del Cine, el vaciamiento de los fondos de fomento, la suspensión del canon, el atropello contra la educación audiovisual y la dinamitación del cine argentino», sostuvo en diálogo con ANCCOM, el reconocido director de fotografía Félix Monti.

En la última semana, la cultura recibió otro revés. El ministro de Cultura Pablo Avelluto destituyó a Alejandro Cacetta, presidente del Instituto Nacional de Cine y Artes Audiovisuales (INCAA) y a toda la línea gerencial del organismo. La presión del Gobierno provocó también la renuncia de Pablo Rovito a su función de rector de la Escuela Nacional de Experimentación y Realización Cinematográfica (ENERC).

Concentración de la comunidad audiovisual en la puerta del INCAA para evitar su intervención.

El conflicto se originó cuando el pasado martes en el programa «Animales sueltos» se mostró un informe en el cual se los acusaba de supuesta corrupción a Cacetta y Rovito. Este informe fue la excusa que utilizó Avelluto para pedir la renuncia de ambos funcionarios. Analizando cómo se inicia esta operación, Félix Monti sostuvo que «el hecho terrible de estos personajes siniestros de la televisión fue provocar este gran desorden y tratar de ocultar o de tapar el verdadero objetivo. Como dijo Luis Puenzo, esto es una cortina de humo, una trampa para confundirnos. El objetivo del gobierno es la destrucción del cine argentino».

A partir de la destitución del presidente del INCAA, representantes de distintos sectores del cine y estudiantes reaccionaron rápidamente en repudio a la operación mediática y a las medidas tomadas por el ministro de Cultura, autoconvocándose en asambleas. Entre las personalidades que estuvieron presentes en ellas se encontraba el actor chileno -que desde hace décadas trabaja en la Argentina- Patricio Contreras, quien aportó su opinión a este medio, al destacar que «es lamentable que se use como voceros desautorizados del ministro de Cultura a cuestionados periodistas amarillistas dejando en evidencia la ignorancia sobre el tema que ellos tienen. Les dieron el libreto y ellos sin ninguna conciencia o conocimiento salieron al aire. Es realmente una operación grotesca». El actor se refirió luego al intento de desfinanciamiento, al explicar que el fondo de fomento del INCAA «es muy importante y creo que hace a la identidad de los argentinos defender al sector audiovisual, porque la imagen hoy es lo que nos presenta el mundo, la que transmite nuestra cultura, nuestra identidad nuestras costumbres y nuestros valores».

En la asamblea del jueves pasado se votó y proclamó, por unanimidad, entre otras cosas, «exigir la inmediata renuncia de Pablo Avelluto, en tanto sus acciones recientes resultan incompatibles con la defensa del cine nacional; reafirmar la defensa de lo que dicta la Ley de Cine, que contempla la autarquía del INCAA y la conformación del Fondo de Fomento Cinematográfico con recursos genuinos establecidos por la misma Ley; reclamar que el nuevo presidente del INCAA surja entre candidatos previamente consensuados por medio de una asamblea representativa de toda la comunidad audiovisual; y defender los puestos de trabajo del INCAA y ENERC”.

Fernando «Pino» Solanas durante su discurso

En referencia a esta situación opinó también en diálogo con ANCCOM el director de cine y senador de Proyecto Sur, Fernando Pino Solanas, quien aseguró que «acá hay mucho de atropello porque el Instituto es autárquico, las autoridades son legítimamente elegidas. En la familia del cine no conocemos denuncias contra ninguno de ellos dos», agregó refiriéndose a Cacetta y a Rovito. Solanas calificó la medida de Avelluto como «una clara intervención en el cine, porque entre otras cosas, en épocas donde buscan un peso por todos los rincones, el presupuesto del INCAA son cerca de 2.800 millones de pesos. Es muchísima plata, seguramente tienen la intención de pegar un manotazo a parte del Fondo de Fomento Cinematográfico». El senador de Proyecto Sur adelantó que este miércoles 19 llevará el reclamo de la asamblea al Congreso.

La Ley de Cine establece al INCAA como un ente autárquico que se financia mediante un fondo de fomento compuesto por dos elementos: por un lado «con un impuesto equivalente al diez por ciento aplicable sobre el precio básico de toda localidad para presenciar espectáculos cinematográficos en todo el país». Como bien ejemplificó Francisco Márquez, docente del ENERC y director de cine, en conversación con ANCCOM, «cuando uno va a ver una película, por ejemplo un tanque norteamericano, paga 100 pesos y de ese monto, 10 en vez de ir para esa película van para el fondo de fomento cinematográfico para que se puedan producir las películas Argentinas». El otro ingreso, que equivaldría al 60 por ciento del total de los fondos del INCAA, se recauda mediante un canon que pagan las empresas de radiodifusión por usar el espectro radioeléctrico. El director de la película La larga noche de Francisco Sanctis advirtió que «creemos que van por el porcentaje que se les cobra a las cableras, ahora se está discutiendo la Ley de Comunicación Convergente donde creemos que lo van a sacar. Hay un informe encargado por el Ministerio de Economía que pide sacar ese impuesto -continuó Márquez-, y  una serie de señales que dan desde el mismo gobierno. Esto sería una catástrofe, sería el fin del fomento cinematográfico».

Reclamo en la puerta del INCAA

En relación a la renuncia de Rovito, la productora cinematográfica y docente del ENERC, Vanessa Ragone, expresó en conversación con ANCCOM que «la escuela estaba en plena actividad, estábamos dando clases, estaban los proyectos de tesis a punto de comenzar a rodar. Ahora hay una enorme incertidumbre de todo el mundo, de los estudiantes en particular que están en una escuela que es pública, gratuita y en donde las cosas estaban funcionando de una manera impecable». También se refirió a la situación de la escuela Félix Monti, quien subrayo que «quieren destruir el ENERC que es ejemplo en toda América, destruir una escuela, como están destruyendo las escuelas por todos lados, no solo la del cine. Argentina es uno de los países donde han tenido más desarrollo las películas de directores jóvenes, la participación en concursos internacionales. Se ha facilitado la posibilidad de que llegue a producir mucha gente que en otro momento no podía y todo eso quieren destruirlo».

El lunes pasado, a las 14, en las puertas del edificio del INCAA sobre la calle Lima, se dio inicio a la conferencia de prensa. «Lo primero que queremos decir es que en el cine nacional la grieta no existe», anunció el primer orador. Luego de leer el documento conjunto que ratificó lo dicho en la asamblea del jueves, le pasó el micrófono al director y guionista Luis Puenzo. «Avelluto y (el jefe de Gabinete, Marcos) Peña dijeron que no hay ninguna conspiración en contra del cine. Esa una respuesta para la gilada, es una vergüenza», advirtió Puenzo. «Es evidente que nadie puede tener una conspiración contra la cultura, salvo los que nombran ministros como Avelluto o (Darío) Lopérfido. Lo que sí hay es un plan de negocios, una intención firme de sacarle los cánones que pagan quienes hacen negocios y no son del país».

Asamblea en el cine Gaumont de distintas organizaciones audiovisuales en repudio de la operación mediática que llevó a la renuncia del director de la ENERC y del INCAA

 

El video de los famosos en defensa del cine nacional realizado por la Asociación de Directores de Cine PCI:

Actualizada 19/04/2017