“No es algo malo ser villero. Algo malo es que te falte comida”

“No es algo malo ser villero. Algo malo es que te falte comida”

Rodrigo Armoa es escritor y es herrero. Es pibe, es hermano de cinco y es padre. No se considera influencer, pero tiene 25 mil seguidores en Instagram. Rodrigo Armoa es amor y desamor, es villa y es vida, pero no es bueno para las biografías. Rodrigo Armoa estudia letras y participa en una obra de teatro. Lleva siempre un cuaderno consigo, aunque pierde las lapiceras. No proyecta a futuro, pero quiere visitar Francia. Rodrigo Armoa es poeta y es villero.

Nació hace 22 años en La Cava, una de esas tantas villas rodeadas de estigma y prejuicios, según considera. Tal vez por ello muchos de sus poemas hablan sobre resistencia y justicia social. “Yo soy villero, no me avergüenzo. Vamos a romper los estereotipos de que eso está mal y de que lo mío era terminar robando, en la cárcel, matando a alguien, o en la droga. Hay mucha gente que logra ir para otro lado, lo que es difícil, porque un poco el mundo te tironea para ese lado. Cuando nacés en un barrio hay muchos derechos que no tenés y hacés lo que podés. Soy villero. Lo voy a usar como parte del arma de escribir, lo voy a reivindicar y voy a demostrar que no es algo malo ser villero. Algo malo es que te falte comida”, dijo en diálogo con ANCCOM.

Rodrigo Armoa no eligió hacer poesía. Ella lo eligió a él. Comenzó escribiendo canciones que pronto se hicieron más cortas, dejaron de lado las rimas y se convirtieron en versos libres. Participó a los catorce años de un taller y descubrió entonces la forma de decir algo que no podía decir de otra manera, la forma de ser escuchado. “Y me encontré ahí con que escribía poesía”, declaró. Hoy es el @poetavillero en Instagram, lo invitan a leer a eventos y le envían mensajes de agradecimiento por sus palabras, incluso desde otros países como Uruguay o España, pero aún así no se considera influencer. Con su cuenta, Rodrigo logró traer la poesía al siglo XXI y a la lógica de redes. En su feed de Instagram priman los fondos blancos y las letras negras con experiencias concretas, encuentros amorosos, dolores reales y, por sobre todo, política.

La poesía
como acto político
de rebeldía
contra las bestias
que mastican
y reparten sobras.

Escribir
como oportunidad
y nunca
como mérito.

La primera foto de la cuenta es un tatuaje. Rodrigo tiene tres. Un mundo en el brazo derecho, la palabra poésie en el pecho y éste: “Ningún pibe nace chorro”. El nombre del perfil lo decidió hablando con una amiga cuando sintió la necesidad de buscar algo que lo identificara: “Lo agarré desde ese lado y empezó a tener impacto. La gente me preguntaba por qué villero y es porque soy de la villa. Y siento que también es de la idiosincrasia de ser poeta. Tener tu lugar y tu territorio. Yo amo el barrio donde nací, me siento muy cómodo. Tengo más miedo cuando estoy afuera que cuando estoy adentro. Ser poeta villero es tener en cuenta lo que va pasando día a día en el barrio. No mirar para otro lado y usarlo como parte de la poesía.”

Además de escribir poesía, dio un taller sobre escritura libre, tiene un fanzine y participa de Quién levanta la mano, una obra de teatro. Forma parte del elenco de Fuera de Foco, un grupo que fusiona la poesía con el teatro, el baile y el rap. “Estamos haciendo obras, funciones y nos estamos moviendo para decir lo que tenemos que decir. Son todos chicos y chicas de la villa que se juntaron para decir cosas. Y ahora estamos aprovechando los espacios para no callarnos. Todo activismo artístico tiene un mensaje claro de justicia social”, comentó.

“Cualquier rama artística tiene algo de política. Si no, no sería arte. Todo lo que hacemos viene de un acto político. El arte tiene que tener esa doble intención. La del impacto estético y lo visual, por un lado, y por el otro lado que te haga pensar en algo que estaba naturalizado, pasando como cotidiano y que no era tan así. Me parece necesario que haya algo que diga ‘no está todo tan bien’. Estoy acostumbrado a que cuenten las cosas la gente que está cómoda en su casa, que siente dentro suyo el dolor de quien la pasa mal, pero que no lo son realmente. Hace falta que lo cuente la gente que la está pasando feo. Y yo creo que gracias a mucha gente tuve oportunidades y tuve el privilegio de poder contar lo que me pasa a mí”, explica.

En sólo dos años Rodrigo superó los 25 mil seguidores en Instagram y sigue creciendo de manera exponencial. Alguna teoría sobre comunicación y los modelos de negocios propone que, si algo tiene impacto, es porque había una necesidad de antemano que buscaba ser satisfecha. Y Rodrigo tal vez la encontró. Compartió su cuenta por primera vez a fines del 2017 y ya a principios de 2018 comenzó a crecer, incentivado, por ejemplo, por la invitación de Mala Fama para leer en un show en el Teatro Ópera. “¿Te gustaría venirte a leer?”, decía el mensaje. Y claro que le gustó.

Tenés un mapa gigante
de América Latina
con puntos rojos en algunos países
Perú, Cuba, Chile, Colombia
lo colgaste al lado de la cama
y me parece una metáfora
que lo cuelgues a un costado
de donde tuvimos
los mejores viajes

En ese entonces, cuando quería escribir sobre algo, se sentaba e iba materializando sus ideas. Ahora lo deja fluir, dice, no pone presiones ni horarios. “Voy dejando que salga solo. Y cada tanto pum, cae una idea y la escribo. Y tiene que ser ese momento porque después se me va. Por ahí estoy caminando con alguien y le digo, ´esperame un cachito que escribo esto´. Llevo siempre un cuaderno en la mochila, pero me pasa que pierdo todas las lapiceras. Así que casi siempre escribo con el celular. Tengo una contradicción porque me gusta escribir en el celular, la estética de las notas es distinta a la del cuaderno, pero me limita borronear y tachar, que a mí me encanta”.

Rodrigo Armoa no es muy lector, pero disfruta de Galeano. La música suena todo el día, mira la tele y escucha la calle. Consume muchos artistas, pero no tiene favoritos. Rodrigo Armoa se intimida con las cámaras al principio, pero luego sonríe y disfruta. A Rodrigo Armoa le gusta confiar en la inspiración y sentirse libre de escribir. Cree que todo arte es político y toda poesía revolucionaria. Rodrigo es poesía.

A Rodrigo Armoa se lo puede ver todos los sábados del mes de septiembre a las 19 horas en el Centro Cultural Freire, Colegiales, con el elenco de Quién levanta la mano.

“He visto niños ser brutalmente golpeados y arrestados”

“He visto niños ser brutalmente golpeados y arrestados”

“Está en la mente de las personas el miedo a los atentados, incluso a mí me pasa», dijo Shahaf Weibein.

A sus 26 años, Shahaf Weisbein, estudiante de Criminología en la Universidad Hebrea de Jerusalén, es testigo y partícipe de la lucha del pueblo palestino por volver a su tierra y por el reconocimiento de los derechos elementales que hace décadas le niega el Estado de Israel. Criada en una familia sionista, Shahaf conoce de cerca la represión de las Fuerzas de Defensa de Israel (IDF) contra los gazatíes. Como parte de la Coalición de Mujeres por la Paz, visitó este año Brasil y Argentina y experimentó en carne propia el empoderamiento y la solidaridad del movimiento de mujeres latinoamericano. “Después de mi regreso, admirada por lo que fue el 8A y su marea de pañuelos verdes, creo que más allá de nuestras realidades políticas diferentes, necesitamos encontrar juntas un camino de resistencia a la opresión”, dice convencida.

¿Cuándo se despertó tu interés por la causa palestina?

Desde chica. He crecido en una familia sionista, fui scout durante toda mi niñez. A los 15 años me involucré en la lucha por los derechos de los animales. Luego mis compañeros me contaron sobre la problemática de la ocupación de las tierras palestinas. Entonces comencé a leer sobre el movimiento de rechazo al ejército y a participar de las manifestaciones. Estuve en las protestas en Nabi Salih, Al-Massara, Hebrón y contra los colonos en Sheikh Jarrah (al este de Jerusalén). En ese momento me estaba por reclutar el ejército, pero era muy claro que yo no sería capaz de tomar parte de sus atrocidades, por lo que me convertí en una objetora de conciencia. El ejército reconoció mi objeción y así evité ingresar a sus filas.

¿Cómo reaccionó tu familia frente a tu activismo?

Si bien no conté con el apoyo de gran parte de ella, mis padres respetan mi opinión y mis elecciones, pero son sionistas. Para ellos, como para muchos, no es una ocupación sino un “conflicto” entre dos partes iguales que pelean entre sí. Lo piensan en términos de “son ellos o nosotros”.

¿Cómo vive la ciudadanía la opresión del pueblo palestino?

Los israelíes son personas muy interesadas en la política. La “seguridad nacional” siempre aparece en las conversaciones y es tema de discusión. Todos tienen una opinión formada, por lo general de derecha, no siempre racista pero sí mayoritariamente sionista. Sólo una pequeña minoría reconoce esta situación como una ocupación. El común de las personas habla de “conflicto”, otros de una lucha de Israel contra el mundo árabe…

¿Por qué?

La mayoría han sido afectados. Todos conocen a alguien que sobrevivió o murió en un ataque terrorista, muchos han perdido en combate a algún amigo o familiar. Está en la mente de las personas el miedo a los atentados, incluso a mí me pasa. Tememos cada vez que subimos a un colectivo o al entrar a un shopping. Hubo varios autobuses que explotaron en la Segunda Intifada. Se vive en un estado de paranoia. Actualmente, en el sur y en las zonas aledañas a la Franja de Gaza, la vida cotidiana de sus habitantes se ve continuamente afectada. Sus casas son destruidas por los cohetes lanzados desde Gaza, las tierras arrasadas por el fuego y las explosiones. Muchos barrios cuentan con alarmas y en algunos puntos suenan constantemente. La gente se ha acostumbrado a “vivir con la espada”. Continúan con sus vidas como si esta realidad no existiera. Forman sus familias, estudian, trabajan, viajan al extranjero, pero el miedo está.

Manifestación por la liberación de Gaza, 21 de septiembre de 2018,

Este año participaste de las protestas contra la represión de la Gran Marcha del Retorno…

Sí. Desde entonces más de 200 manifestantes han sido asesinados y 18 mil heridos. A fines de noviembre participé de una protesta del lado israelí, muy cerca de la valla de separación con Gaza. Escuchábamos los balazos de los francotiradores y las granadas. Sentíamos los gases lacrimógenos. Los gazatíes están aislados. Les cierran los cruces fronterizos y los privan de derechos y recursos básicos. Todas las semanas mueren manifestantes cerca de la valla, producto de los disparos o de los bombardeos sobre Gaza.

Según la Oficina de Coordinación de Asuntos Humanitarios de la ONU (OCHA), de los 217 palestinos muertos por el fuego israelí en Gaza, 40 eran menores y unos 2.000 niños resultaron heridos, ¿cómo se hace frente a un régimen tan cruel?

He visto niños ser brutalmente golpeados y arrestados, manifestantes baleados, mujeres y hombres injustamente encarcelados. He visto casas de familias demolidas, pozos de agua destruidos y derechos humanos básicos denegados. Pero también he sido testigo de la enorme fuerza y esperanza del pueblo palestino para terminar contra este régimen de apartheid.

¿Cómo tratan el tema los grandes medios israelíes?

Cubren “el conflicto” todo el tiempo pero en el cien por ciento de los casos, exceptuando los periódicos de izquierda, son portavoces de las Fuerzas de Defensa de Israel (IDF) y dan su versión de los hechos. Casi todo lo que se presenta a la opinión pública son argumentos pro gobierno, aun cuando casi todas las víctimas del hecho sean palestinas. Por ejemplo, publican noticias sobre la crisis humanitaria en Gaza pero no vas a encontrar ningún testimonio palestino al respecto. Editan todo lo que no sea acorde a los intereses del Estado de Israel y los entrevistados son siempre los comandantes a cargo de la situación.

El 12 de noviembre se realizó en Buenos Aires el festival “Por un mundo sin Muros” organizado por el movimiento de Boicot, Desinversión y Sanciones (BDS) contra el régimen de apartheid israelí. ¿Qué impacto tienen estas actividades a nivel internacional?

Son una herramienta efectiva para favorecer un cambio verdadero para Palestina y generar conciencia entre los israelíes sobre el precio del régimen. Me emociona y agradezco a todos los argentinos que forman parte o apoyan la causa palestina. Sus campañas locales tienen un gran impacto en el público israelí. Los argentinos, con una historia de resistencia a regímenes violentos que han torturado y asesinado con el apoyo del Estado de Israel, a través de la venta de armas por ejemplo, tienen en la lucha por Palestina una manera de pelear contra una fuerza que apoyó la represión de su propio pueblo.

Demostración de solidaridad del lado israelí cerca de la valla con Gaza octubre 2018 . Mujeres unen dos partes de un cartel con un corazón roto dibujado PH: Gentileza Coalición de Mujeres por la Paz

Formás parte de la Coalición de Mujeres por la Paz, ¿cuáles son sus objetivos?

Se trata de una organización de mujeres israelíes y palestinas que nos movilizamos contra la ocupación. Reclamamos por la liberación de la Franja de Gaza, de las mujeres prisioneras y contra la industria militar israelí que se enriquece a través de la ocupación.

¿Cuáles han sido sus acciones más recientes?

El 4 de diciembre fuimos parte de una gran huelga contra la violencia hacia las mujeres. Hubo más de 30 protestas durante el día en universidades, campus y en ciudades como Haifa y Nazaret. En el acto principal en Tel Aviv participaron unas 25 mil mujeres. Este año murieron 24 mujeres, las dos últimas de tan sólo 13 y 16 años. Fue un grito al unísono por nuestros derechos, nuestra propia versión de “Ni una menos”. Fuimos miles. Palestinas, israelíes, de todas partes se unieron con sus pancartas y su dolor contra los femicidios. Fue muy inspirador, más después de haber conocido la experiencia argentina. En esa dirección vamos.

¿Qué rescatás de tu visita a Sudamérica?

Mi viaje a Brasil y Argentina este año fue increíble. Participé del llamado “julio negro” en Río de Janeiro, un encuentro convocado para visibilizar la militarización, la violación de derechos humanos y de la violencia de género. En ambos países percibí un admirable sentimiento de solidaridad y resistencia con el pueblo palestino. Sentí que las personas están abiertas a escuchar, a dar este debate y a encontrar maneras de conectarse con la causa palestina como parte de una lucha mayor contra la represión y el colonialismo. Todos estamos peleando contra regímenes capitalistas de derecha corruptos y el camino hacia su superación es participar juntos en una estrategia global de solidaridad.

Manifestación contra los desalojos de viviendas de palestinos en Sheikh Jarrah, este de Jerusalem, enero 2015, gentileza Guy Butavia)

Manifestación contra los desalojos de viviendas de palestinos en Sheikh Jarrah, este de Jerusalem, enero 2015.