Tres días de acampe y ninguna respuesta

Tres días de acampe y ninguna respuesta

La Unidad Piquetera desplegó cuatro cuadras de carpas y columnas a lo largo de la 9 de Julio. Reclamó planes sociales y entrega de alimentos para enfrentar la crisis. Sin respuestas, levantaron la protesta pero prometen cortar las rutas de todo el país la semana próxima.

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Después de tres días, la Unidad Piquetera levantó este jueves el acampe en la 9 de Julio, frente al Ministerio de Desarrollo Social, por decisión de una asamblea. Las organizaciones que integran la UP trasladaron el reclamo para la semana que viene, después de no haber recibido respuestas a sus demandas de apertura de planes sociales y entrega de alimentos en comedores y merenderos. “La semana que viene es una jornada nacional con corte en todas las rutas del país” dijo Nahuel Orellana, referente del MST Teresa vive, y agregó:  “Vamos a profundizar el plan de lucha que lleva la Unidad Piquetera porque estas condiciones no se aguantan más”. 

El pasado martes 27 a las 10 horas, la UP convocó al acampe frente al Ministerio de Desarrollo Social para reclamar más planes Potenciar Trabajo, la apertura de planes sociales, y la entrega de alimentos para los comedores y merenderos. “Estamos desde el martes y no recibimos ningún llamado del Gobierno ni nada para sentarnos a dialogar, para buscar llegar a un acuerdo o mínimo tener una respuesta”, sostuvo María, integrante del MST Teresa vive. 

En el acampe participaron Libres del Sur, el MST, Polo Obrero, FOL. “Somos más de 30 organizaciones y tratamos de resolverlo entre todas, por consenso llegamos a hacer esto”, aclaró Silvia Saravia, coordinadora nacional territorial de Libres del Sur.

Durante los  tres días los dos sentidos de la Avenida 9 de Julio permanecieron cortados, cuatro cuadras, desde Hipolito Yrigoyen hasta Venezuela, mientras que mantuvieron liberados los carriles del Metrobús. Nutridas columnas de las agrupaciones se mantuvieron en formación, los organizadores estimaron más de seis mil personas. Las carpas ubicadas sobre los canteros; la Plazoleta Paquita Bernardo, Plaza Provincial de La Pampa y en los costados de la avenida. “Hubo recambios de los compañeros que estuvieron de la mañana hasta la noche y al otro día también venían, todos los días había recambio de compañeros”, dijo Marta Elías, de Libres del Sur, referente del distrito de Morón.  

 “Hace un año le presentamos una propuesta al ministro de Desarrollo Social para la creación de un millón de puestos de trabajo. Y no nos contestó nada, nosotros creemos que esta situación la resolvemos con trabajo genuino. Los planes y los comedores son parches”, dijo Saravia, Uno de los principales reclamos que hacen es por la mercadería que  llega a los merenderos y comedores, que no cuenta con lo necesario para dar una alimentación de calidad. “Cuando te mandan leche no te mandan azúcar, supuestamente tienen que venir veintiún productos, pero vienen ocho; te viene avena, polenta, fideos, y ahora este mes vino maíz para hacer pochoclo, o sea nada de nutrientes. Verdura y carne jamás nos trajeron. Somos una organización a nivel nacional y ahora hay distritos que hace cuatro o cinco meses no les bajan mercadería”, aclaró Marta Elías. Orellana agregó, “Venimos sin que entreguen comida para los comedores y cuando entregan, nos entregan porquería. Estamos miles de compañeros sin trabajo, un salario que no alcanza y el gobierno mira para otro lado mientras entrega millones de dólares al Fondo Monetario Internacional, a costa del hambre de miles y miles de trabajadores”. 

Son varios reclamos que hacen en conjunto; “En ese marco que no crean trabajo genuino el problema es que  no mandan las herramientas para los centros comunitarios”, completó Saravia. 

Al cierre, el líder del Polo Obrero, Eduardo Belliboni anunció que la semana que viene en todo el país habrá “cortes permanentes”, en el acceso a CABA y en diferentes rutas nacionales, incluyendo el corte al acceso a Ushuaia.

 

Una noche frente a La Rosada

Una noche frente a La Rosada

Unidad Piquetera acampó en Plaza de Mayo en reclamo de mejoras sociales. Dirigentes y militantes pasaron toda la noche y recién levantaron la medida de fuerza cuando lograron ser atendidos por el ministro de Desarrollo Social, Juan Zavaleta. «Nos quieren sacar de la calle pero no de la pobreza», señalan.

 

La Unidad Piquetera, con las organizaciones que la componen, Frente de Organizaciones en Lucha (FOL), Polo Obrero, Libres Del Sur, Nuevo Más, Movimiento Socialista de Trabajadores (MST), Movimiento Territorial de Liberación Rebelde (MTL), entre otras, convocaron a una movilización nacional y llamaron a un acampe en Plaza de Mayo que se sostuvo durante veinticuatro horas. Los manifestantes levantaron campamento en cuanto lograron ser recibidos y concretar una reunión con el Ministro de Desarrollo Social, Juan Zabaleta, agendada para el 24 de agosto.

“¡Marcelo calentame el agua!”, gritó un chico con capucha y campera larga, mientras le alcanzaba el termo a su compañero que estaba por cruzar la calle. Se iba haciendo de día y lo que iluminaba Plaza de Mayo ya no era las luces de las lámparas ni los pequeños fuegos dispersados por el césped, era el sol saliendo por detrás de la Casa Rosada que encandilaba Isaac Quispe, referente de Libres Del Sur La Plata, quien se cubría la cara con una mano mientras decía que “el pedido no es solamente que nos reciban, sino que den respuestas concretas a la falta de alimentos. La escala inflacionaria licuó directamente el ingreso de los sectores más humildes e incluso a las clases medias. Queremos un bono de veinte mil pesos para los jubilados y las jubiladas,y para la asignación para los trabajadores de la economía popular, puntualmente para el Potenciar Trabajo y que los comedores y merenderos reciban la comida que corresponde”. 

El hilo de humo que salía del carbón esparcido en el piso de la noche anterior, levantaba un olor áspero a madrugada de desvelo. A un costado de dos ollas al fuego, Marta Elías, referenta de Libres Del Sur Morón comentó que “la noche fue fría, pero los compañeros se organizaron para que haya agua caliente, para cocinar y en muchos casos se prendieron algún fueguito. Estuvo bastante tranquila por suerte. Bien organizada, con la buena predisposición y la buena onda que le ponen los compañeros para pasar la noche”.

A las ocho de la mañana se empezó a escuchar el sonido de redoblantes, un solo fuego quedaba prendido y cuatro personas con pecheras de las organizaciones sociales limpiaban la vereda de la plaza, cubierta hasta hace pocos minutos por carpas de colores.

A las nueve, catorce policías de civil cruzaron Avenida Rivadavia que un rato después habilitarían para el tránsito. Una de ellos pide por favor a la gente circular por la vereda. Los oficinistas atravesaban la plaza en malón pegados a la reja de Casa Rosada sin detenerse. Cada tanto miraban de refilón hacia su izquierda, caminando a destiempo del ritmo de los bombos. Los que estaban sentados en la plaza empezaban a desayunar con los rayos de sol que ya pegaban de frente. Tutucas, bizochitos y mate pasaban de mano en mano en rondas de señoras tejiendo y niños bostezando. Una señora se hacía sombra en la cara con un cartel que rezaba: “Abajo el ajuste”. A las 9.45, el 111 ya pasaba veloz por la avenida. 

«El acampe es la consecuencia de una política social que no da para más. Si las organizaciones sociales no manejaran los planes, habría mucha gente que no iría. Van obligados», expresó esa misma mañana el Jefe de Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires, Horacio Rodríguez Larreta. 

Candelaria, militante de FOB Autónoma, se sumó en el cambio de guardia para cubrir a sus compañeros que se habían quedado a acampar. “Yo no vine obligada. Soy consciente de que lo que dice Larreta son discursos de odio hacia las clases bajas y las organizaciones sociales. No venimos obligados. Venimos a luchar por lo que nos corresponde como trabajadores, nadie nos paga nada. El FMI, la deuda, son un montón de cuestiones que nos tocan a nosotros por ser los de más abajo”.  

“De la rosa todo separado, Gabriela De-La-Rosa. G-D”, dijo Gabriela con una sonrisa divertida mientras esperaba a que anoten su nombre. Como referenta de la Mesa Nacional del Polo Obrero explicaba que “se están peleando a ver quien es más anti-piquetero, y en realidad el tema es que acá somos cada vez más, porque el reclamo es concreto y genuino. La gente tiene mucha voluntad de organizarse, por más que en algunos medios quieren agarrar a algún distraído o hacer quedar como que la gente viene porque la obligan. Quieren hacer pasar por estúpida a la gente que se está organizando”.

Sobre el pasto de la plaza, dos señoras charlan sentadas entre frazadas con carteles naranjas que rezan: “Que los ajustes no los paguen los trabajadores” y “El hambre y la pobreza avanzan con la inflación”. Otra mujer sentada sobre una heladerita portátil sostiene una lámina que tiene escrito: “Abran fábricas que generen puestos de trabajo”. Al frente del escenario, un cartel se extiende con la frase: “Nos quieren sacar de las calles pero no de la pobreza”, rodeado de banderas multicolores de las diferentes organizaciones. El acto de cierre dio comienzo a las diez y media. 

Ante los dichos del viceministro de Desarrollo Social, Gustavo Aguilera, sobre una «protesta desproporcionada» el dirigente de Polo Obrero Eduardo Belliboni replicó arriba del escenario que lo desproporcionado en Argentina es “el hambre que hay con un país tan rico”. “Lo que fue el piquete y cacerola va a volver a la argentina porque van por la clase media. ¿Qué le pueden sacar a un compañero que cobra 22 mil pesos? Ahora le van a sacar a los que están un poquito mejor”. El dirigente también se refirió a los acuerdos entre el empresariado y CGT que “terminan en que los salarios no suben y los precios sí. Lo que hay que hacer es un plan de lucha por un salario mínimo igual a la canasta básica alimentaria. Basta CGT y CTA de coquetear con el gobierno. Si hicieran la mitad de lo que estamos haciendo, en este país no habría el salario de miseria que hay”, agregó. 

“Todos los funcionarios titubean y todos los funcionarios nos dicen que tenemos que esperar, que tenemos que tener paciencia, mientras nuestra heladera permanece vacía, mientras seguimos sin conseguir laburo. Esperar reuniones que son de acá a quince días cuando no sabemos qué va a pasar hoy con nuestro país,” decía Damaris Rolón, referenta del Frente de Organizaciones en Lucha. Por su parte Federico Alonso, dirigente del MTR agregó: “Si el programa de ellos es el hambre, la miseria y la desocupación. Nuestro programa tiene que ser el trabajo, la dignidad y el cambio social”.

Luego de un acampe de 24 horas a nivel nacional, habiendo concretado la programación de una reunión con el Ministro de Desarrollo Social, Juan Zavaleta, con fecha el 24 de agosto, la conductora del acto sometió a votación el levantamiento de la manifestación. “Manos arriba quienes quieran desconcentrar”. Un montón de manos se levantaron en toda la plaza, dando por terminado el acampe. 

“Estamos hace un año en la calle y nadie nos ve”

“Estamos hace un año en la calle y nadie nos ve”

En el barrio de La Boca, a lo largo de la avenida Pedro de Mendoza 1147/1451, un grupo de familias lleva 369 días de acampe tras haber desalojado sus viviendas por un incendio que provocó la muerte de cuatro personas.

“El 20 de julio del 2017, a las 6 de la mañana, salimos a la calle por un incendio. Pensamos que, apagándose el fuego, íbamos a poder ingresar a nuestras casas pero, como se ve, ya estamos por cumplir un año sin hacerlo”. María de los Ángeles Bustos vivió más de dos décadas en el conventillo ubicado en la calle Pedro de Mendoza y nunca se imaginó que iba a tener que pasar tantas lluvias, tantos días fríos y más de un invierno sin poder contar con una cama caliente, con un baño, con un techo. Cuenta que, por suerte, se arreglan con los distintos familiares para que “los más chiquitos no tengan que estar padeciendo todo esto, más que nada cuando los días están tan feos”.

Johanna Martínez es otra vecina y, al igual que María, también en un primer momento pensó que una vez que se fueran los bomberos iban a poder ingresar otra vez a sus casas, pero no fue lo que sucedió. “Comenzamos con una fogata en la calle pero fueron pasando los días, las semanas, los meses y así cada una de las familias empezó a armar su carpa”. Martínez insiste en que por más que el inspector del Gobierno de la Ciudad haya dicho que los inmuebles se encontraban en peligro de derrumbe, el fuego “sólo dañó la parte del conventillo que se incendió, todo el resto, realmente, está intacto”. De todas formas, las familias fueron evacuadas y en la puerta del conventillo se colocó un candado junto a un cartel de clausura.

María de los Ángeles Bustos.

El 31 de agosto del año pasado la titular del Juzgado en lo Contencioso Administrativo y Tributario N°6 de la Ciudad de Buenos Aires, Patricia López Vergara, decidió otorgarle carácter colectivo a la acción de amparo impulsada por las familias contra el Gobierno de la Ciudad y el Instituto de la Vivienda. El fin era que se formulen y ejecuten los proyectos específicos tendientes a la rehabilitación del predio. Además, solicitó que se les permitiera a las familias desalojadas retornar y permanecer en el conventillo, que se regularizara la posesión con el propósito de garantizarles una solución habitacional definitiva y se creara una línea de crédito especial que permita a los amparistas la compra de un inmueble en La Boca.

Lo cierto es que, en los hechos concretos y a partir de los testimonios de las distintas familias, hasta el día de hoy no recibieron ninguna solución concreta por parte del Gobierno porteño. Para los vecinos resulta muy difícil llevar adelante el día a día. Algunos encontraron la manera de ubicarse en casas de otros familiares y amigos pero Bustos insiste en que “es importante que sigamos luchando por lo que nos corresponde: queremos un techo digno, no queremos plata, lo que necesitamos es volver a nuestras casas”.

Son conocidos los innumerables casos de desalojos que se viven en La Boca. Según el último informe realizado por el Observatorio del Derecho a la Ciudad, entre el mes de febrero y marzo, fueron desalojadas 64 familias del barrio. Por otra parte, existen en total 61 procesos judiciales de desalojos en curso que al finalizar dejarán a más de 300 familias en la calle. Si bien las familias que se encuentran en el acampe no fueron desalojadas, Bustos no duda en que el desinterés presentado por el Gobierno de la Ciudad para brindarles una solución concreta tiene que ver con que a “La Boca quieren hacerla turística. Yo entiendo que es algo histórico y que tiene un pasado pero sería bueno que le hagan casas a las personas que viven en el barrio. A nosotros, por ejemplo, que dormimos en la calle”.

Mauro Moyano y Pamela Davalos.

Uno de los proyectos impulsados por el Ejecutivo porteño en el barrio es conocido como “Paseo de las Artes Pedro de Mendoza”. Desde el gobierno entienden que durante años esa zona fue sinónimo de abandono y que ahora será un recorrido que conectará al barrio de La Boca con Puerto Madero. En ese sentido Mauro Moyano, otro de los vecinos, afirma que “es obvio que quieren el predio, lo querían hace mucho tiempo y aprovecharon la ocasión. Si lo necesitan, nosotros se lo damos pero que nos den algo concreto”.

Martínez se descarga y manifiesta que “del Estado hubiese esperado otra respuesta, tener un apoyo y no que nos dejen ahí tirados. Nadie se acercó para decir que ya iba a pasar, que tengamos paciencia” e insiste: “Yo quisiera que venga alguna persona del Gobierno y escuche a cada familia y que cada uno se pueda desahogar”.

Bustos recuerda que cuando el Jefe de Gobierno porteño Horacio Rodríguez Larreta se acercó al barrio para “inaugurar el puente transbordador yo le hice saber que a 30 metros había decenas de familias sin un techo. Nunca se arrimó. Estaba ahí nomás, a unos metros y no vino”. Sin embargo reconoce e insiste en que “quienes se acercaron fueron los vecinos, las organizaciones sociales y políticas. Todos menos un funcionario. Me gustaría que vengan y digan cómo podemos solucionarlo, acompañarnos. Queremos que alguien nos ayude, no pedimos nada más”.

“A los del Gobierno de la Ciudad les diría que me devuelvan mi casa”, señala Mauro y exige que se sepa que “estamos en la calle hace un año y nadie nos ve. Nadie vino a ofrecer nada. Aunque estemos acá lo más importante es que la esperanza no la perdemos, por eso la seguimos peleando”.